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Dami

ENSAYO
JOSE MARIA

ARGUEDAS
Curso: Comunicación
Tutor: Eduardo Hinostroza
Sección y grado: 4E
Dami

Año:

2023
José María Arguedas Altamirano nació en Andahuaylas, en la sierra sur del
Perú el 18 de enero de 1911. Proveniente de una familia criolla y aristócrata por
parte materna, quedó huérfano de madre a los dos años y medio de edad. Por
la poca presencia de su padre ― abogado litigante y viajero, y su mala relación
con su madrastra, ya que su madrastra lo maltrataba junto con su hermanastro,
se refugió en el cariño de los sirvientes andinos, lo que le permitió tener un
contacto cercano con la realidad y la cultura de las comunidades indígenas.
Esta experiencia le permitió convertirse en una voz comprometida con la
defensa de los derechos de los indígenas, pues dicho suceso influyó
profundamente en su vida y en su obra literaria. Sus estudios de primaria los
realizó en San Juan de Lucanas, Puquio, Ayacucho y los de secundaria en
Huancayo, Ica y Lima.

Ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, en 1931; allí


se licenció en Literatura, y posteriormente cursó Etnología; se recibió de
bachiller en 1957 y de doctor en 1963. Entre 1937 y 1938 estuvo en prisión en
razón de una protesta contra un enviado del dictador italiano Benito Mussolini,
y se afilió al partido comunista. Paralelamente a su formación profesional, en
1941 empezó a desempeñar el profesorado, primero en Sicuani, Cuzco, y
luego en Lima, en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Guadalupe y
Mariano Melgar, hasta 1949.

Ejerció también como funcionario en el Ministerio de Educación, poniendo en


evidencia su interés por preservar y promover la cultura peruana, en especial la
música y la danza andina. Fue director de la Casa de la Cultura (1963-1964) y
director del Museo Nacional de Historia (1964-1966). En el campo de la
docencia superior, fue catedrático de Etnología en la Universidad de San
Marcos (1958-1968) y en la Universidad Nacional Agraria La Molina (1962-
1969). Agobiado por conflictos emocionales, puso fin a sus días disparándose
un tiro en la cabeza el 28 de noviembre de 1969, falleciendo tras cuatro días de
agonía el 2 de diciembre, a los 58 años de edad.

Su obra narrativa refleja, descriptivamente, las experiencias de su vida


recogidas de la realidad del mundo andino, y está representada por las
siguientes obras: Agua (1935), Yawar fiesta (1941), Diamantes y pedernales
(1954), Los ríos profundos (1958), El Sexto (1961), La agonía de Rasu Ñiti
Dami

(1962), Todas las sangres (1964), El sueño del pongo (1965), El zorro de arriba
y el zorro de abajo (publicado póstumamente en 1971). Toda su producción
literaria ha sido compilada en los primeros cinco tomos de sus Obras completas
(1983). Además, realizó traducciones y antologías de poesía y cuentos
quechuas, como sus trabajos de antropología y etnología y su producción no
literaria en general se encuentran compilados en la segunda parte de sus
Obras completas (2012).
Infancia y niñez
José María Arguedas Altamirano nació el 18 de enero de 1911 en la ciudad de
Andahuaylas, en la sierra sur del Perú. Era hijo de Víctor Manuel Arguedas
Arellano, un abogado cuzqueño que ejercía de Juez en diversos pueblos, y de
Victoria Altamirano Navarro, perteneciente a una hacendada y acaudalada
familia de Andahuaylas. Cuando falleció su madre (cuando él tenía 3 años),
víctima de ‘cólicos hepáticos’, pasó a vivir en la casa de su abuela paterna,
Teresa Arellano, en la ciudad de Andahuaylas. En 1915, al ser nombrado juez
de primera instancia de la provincia de Lucanas departamento de Ayacucho, su
padre se trasladó a dicha sede, donde poco después se casó con una rica
hacendada del distrito de San Juan (Lucanas), provincia del mismo nombre del
departamento de Ayacucho, Grimanesa Arangoitia Iturbi viuda de Pacheco
(1917). El pequeño José María viajó entonces a Lucanas, para reunirse con su
madrastra; el viaje fue todo un acontecimiento para él, como lo recordaría
siempre. La familia se instaló en Puquio, capital de la provincia de Lucanas del
departamento de Ayacucho. José María y su hermano Arístides, dos años
mayor que él, fueron matriculados en una escuela particular. Al año siguiente,
1918, los dos hermanos continuaron sus estudios en San Juan de Lucanas, a
10 km de Puquio, viviendo en la casa de la madrastra. En 1919, Arístides fue
enviado a estudiar a Lima y José María continuó viviendo con la madrastra.
En 1920, tras la ascensión al poder de Augusto B. Leguía, el padre de José
María que era del partido contrario (parista)perdió su cargo de juez y tuvo que
retornar a su profesión de abogado litigante y viajero, trajinar que solo le
permitía hacer visitas esporádicas a su familia. Esta etapa de la vida del niño
José María estuvo marcada por la difícil relación que sostuvo con su madrastra
y con su hermanastro Pablo Pacheco. Aquella sentía por su hijastro un
evidente desprecio, y constantemente lo mandaba a convivir con los criados
indígenas de la hacienda, de la cual solo lo recogía a la llegada de su padre, tal
como lo ha relatado Arguedas en el primer encuentro de narradores realizado
en Arequipa en 1965.cita requerida Por su parte el hermanastro lo maltrataba
física y psicológicamente e incluso en una ocasión le obligó a presenciar la
violación de una de sus tías, que era a la vez la mamá de uno de sus
compañeritos de escuela (los «escoleros» mencionados en varios de sus
cuentos). Al parecer, esa fue solo una de las tantas escenas sexuales que fue
obligado a presenciar, ya que el hermanastro tenía muchas amantes en el
pueblo.5La figura de este hermanastro habría de perdurar en su obra literaria
personificando al gamonal abusivo, cruel y lujurioso. Sobre aquel personaje
diría Arguedas posteriormente:
Dami

Cuando llegó mi hermanastro de vacaciones, ocurrió algo verdaderamente


terrible Desde el primer momento yo le caí muy mal porque este sujeto era de
facciones indígenas y yo de muchacho tenía el pelo un poco castaño y era
blanco en comparación con él. Yo fui relegado a la cocina quedaba obligado a
hacer algunas labores domésticas; a cuidar los becerros, a traerle el caballo,
como mozo. Era un criminal, de esos clásicos. Trataba muy mal a los indios, y
esto sí me dolía mucho y lo llegué a odiar como lo odiaban todos los indios. Era
un gamonal.
Algunos, sin embargo, consideran que el supuesto maltrato de la madrastra fue
una ficción; entre ellos el mismo Arístides.
A mediados de julio de 1921 José María se escapó de la casa de la madrastra
junto con su hermano Arístides, que había retornado de Lima; ambos fueron a
la hacienda Viseca, propiedad de su tía Zoila Rosa Peñafiel y su esposo José
Manuel Perea Arellano (medio hermano de su padre) a quien le tenía un gran
cariño, situada a 8 km de San Juan de Lucanas. Allí vivió durante dos años, en
ausencia del padre, conviviendo con los campesinos a quienes les tomó cariño
y con quienes participaba por diversión de las faenas agrícolas. De dos
campesinos guardaría un especrecuerdo: don Felipe Maywa y don Víctor Pusa.
Para José María fueron los años más felices de su vida.
Dami

Adolescencia y primera juventud


Después de huir con su hermano Arístides de casa de la madrastra, en 1923
abandonó su retiro al ser recogido por su padre, a quien acompañó en sus
frecuentes viajes laborales, conociendo más de 200 pueblos. Pasaron por
Huamanga, Cuzco y Abancay. En esta última ciudad ingresó como interno en el
Colegio Miguel Grau de los Padres Mercedarios, cursando el quinto y sexto
grado de primaria, entre 1924 y 1925, mientras su padre continuaba su vida
itinerante y su hermano Arístides seguía su educación en Lima. Esta etapa de
su vida quedó conmovedoramente plasmada en su obra maestra, Los ríos
profundos:
Mi padre no pudo encontrar nunca dónde fijar su residencia; fue un abogado de
provincias, inestable y errante. Con él conocí más de doscientos pueblos. Pero
mi padre decidía irse de un pueblo a otro cuando las montañas, los caminos,
los campos de juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles
del pueblo empezaban a formar parte de la memoria. Hasta un día en que mi
padre me confesó, con ademán aparentemente más enérgico que otras veces,
que nuestro peregrinaje terminaría en Abancay. Cruzábamos el Apurímac, y en
los ojos azules e inocentes de mi padre vi la expresión característica que tenían
cuando el desaliento le hacía concebir la decisión de nuevos viajes. Yo estaba
matriculado en el Colegio y dormía en el internado. Comprendí que mi padre se
marcharía. Después de varios años de haber viajado juntos, yo debía
quedarme; y él se iría solo.8
En el verano de 1925, cuando se hallaba de visita en la hacienda Karkequi, en
los valles del Apurímac sufrió un accidente con la rueda de un trapiche, de
resultas del cual perdió dos dedos de la mano derecha y se le atrofiaron los
dedos restantes.9
En 1926, junto con su hermano Arístides empezó sus estudios secundarios en
el colegio San Luis Gonzaga de Ica, en la desértica costa peruana, hecho que
marcó su alejamiento del ambiente serrano que había moldeado hasta
entonces su infancia, pues hasta entonces había visitado la costa solo de
manera esporádica. Cursó allí hasta el segundo año de secundaria y sufrió en
carne propia el desprecio de los costeños hacia los serranos, tanto de parte de
sus profesores como de los mismos alumnos. Se enamoró intensamente de
una muchacha iqueña llamada Pompeya, a quien le dedicó unos acrósticos,
pero ella lo rechazó diciéndole que no quería tener amores con serranos.10Él
se vengó llegando a ser el primero de la clase en todos los cursos,
derrumbando así la creencia de la incapacidad intelectual del hombre andino.
En 1928 reanudó su vida trashumante otra vez en la sierra, siempre junto a su
padre. Vivió entre Pampas y Huancayo; en esta última ciudad cursó el tercero
de secundaria, en el colegio Santa Isabel. Fue allí donde se inició formalmente
como escritor al colaborar en la revista estudiantil Antorcha; se dice también
que por entonces escribió una novela de 600 páginas, que tiempo después le
arrebataría la policía, pero de la que no ha quedado huella alguna.10
Dami

Cursó sus dos últimos años de secundaria (1929-1930) en el Colegio Nuestra


Señora de La Merced, de Lima, casi sin asistir a clases pues viajaba con
frecuencia a Yauyos para estar al lado de su padre, que se hallaba agobiado
por la estrechez económica. Aprobó los exámenes finales, terminando así sus
estudios escolares prácticamente estudiando sin maestro.
Dami

Vida universitaria

Vista exterior de la histórica Casona de la Universidad Nacional Mayor de San


Marcos, donde José María Arguedas estudió, y en la que luego se
desempeñaría como catedrático.
En 1931, ya con 20 años de edad, se estableció permanentemente en Lima e
ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. Allí, contra lo que esperaba, fue recibido con cordialidad y respeto por
sus condiscípulos, entre los que se contaban los futuros filósofos Luis Felipe
Alarco y Carlos Cueto Fernandini, y los poetas Emilio Adolfo Westphalen y Luis
Fabio Xammar. A raíz del fallecimiento de su padre, ocurrido el año siguiente,
se vio forzado a ganarse la vida entrando a trabajar como auxiliar en la
Administración de Correos. Era apenas un puesto de portapliegos, pero los 180
soles mensuales de sueldo aliviaron sus necesidades económicas a lo largo de
cinco años.11

En 1933 publicó su primer cuento, ‘Warma kuyay’, publicado en la revista


Signo. En 1935 publicó Agua, su primer libro de cuentos, que obtuvo el
segundo premio de la Revista Americana de Buenos Aires y que inauguró una
nueva época en la historia del indigenismo literario.12 En 1936 fundó con
Augusto Tamayo Vargas, Alberto Tauro del Pino y otros, la revista Palabra, en
cuyas páginas se ve reflejada la ideología propugnada por José Carlos
Mariátegui.

En 1937 fue apresado por participar en las protestas estudiantiles contra la


visita del general italiano Camarotta, jefe de una misión policial de la Italia
fascista. Eran los días de la dictadura de Óscar R. Benavides. Fue trasladado
al penal «El Sexto» de Lima, donde permaneció 8 meses en prisión, episodio
que tiempo después evocó en la novela del mismo nombre. Pero a pesar de
simpatizar con el ideario comunista, nunca participó activamente en la política
militante. Estando en prisión, se dio tiempo para traducir muchas canciones
quechuas que aparecieron en su segundo libro publicado: Canto kechwa.
Dami

Depresión y suicidio
La depresión de José María Arguedas hizo crisis en 1966, llevándolo a un
primer intento de suicidio por sobredosis de barbitúricos el 11 de abril de aquel
año. (cita requerida) Desde algunos años atrás, el escritor venía recibiendo
múltiples tratamientos psiquiátricos, describiendo sus padecimientos en sus
escritos: Yo estoy sumamente preocupado con mi pobre salud. He vuelto
fatigadísimo, sin poder dormir y angustiado. Tengo que ir a donde el médico
nuevamente; aunque estos caballeros nunca llegan a entender bien lo que uno
sufre ni las causas. Lo malo es que esto me viene desde mi infancia (carta a
John Murra, 28 de abril de 1961).
Un poco por miedo otro poco porque se me necesitaba o creo que se me
necesitaba he sobrevivido hasta hoy y será hasta el lunes o martes. Temo que
el Seconal no me haga el efecto deseado. Pero creo que ya nada puedo hacer.
Hoy me siento más aniquilado y quienes viven junto a mí no lo creen o acaso
sea más psíquico que orgánico. Da lo mismo. Tengo 55 años. He vivido
bastante más de lo que creí (carta a Arístides Arguedas, 10 de abril de 1966).
A partir del intento de suicidio, su vida ya no volvió a ser la misma. Se aisló de
sus amigos y renunció a todos los cargos públicos que ejercía en el Ministerio
de Educación, con el propósito de dedicarse solamente a sus cátedras en la
Universidad Agraria y en la de San Marcos. Para tratar su mal se puso en
contacto con la psiquiatra chilena Lola Hoffmann, quien le recomendó, a
manera de tratamiento, que continuara escribiendo. De este modo publicó otro
libro de cuentos: Amor mundo (en ediciones simultáneas en Montevideo y en
Lima, en 1967), y trabajó en la que sería su obra póstuma: El zorro de arriba y
el zorro de abajo.
En 1967 dejó su magisterio en la Universidad de San Marcos, y, casi
simultáneamente, fue elegido jefe del departamento de Sociología de la
Universidad Nacional Agraria La Molina, a la cual se consagró a tiempo
completo. Continuó su afiebrado ritmo de viajes. En febrero estuvo en Puno,
presidiendo un concurso folclórico con motivo de la fiesta de la Candelaria. En
marzo pasó 15 días en México, con motivo del Segundo Congreso
Latinoamericano de Escritores, en Guadalajara, y ocho días en Chile, en otro
certamen literario. A fines de julio viajó a Austria, para una reunión de
antropología, y en noviembre estaba de nuevo en Santiago de Chile,
trabajando en su novela de los «zorros».
En 1968 le fue otorgado el premio «Inca Garcilaso de la Vega». En esa ocasión
pronunció su célebre discurso y testamento intelectual:19 No soy un
aculturado, en el que "con mayor optimismo" se autodefine como mestizo: “Yo
no soy un aculturado, yo soy un peruano que orgullosamente como un demonio
feliz habla en cristiano y en indio, en español y en quechua.
Dami

Obras
La producción intelectual de Arguedas es muy amplia y comprende unos 400
escritos, entre creaciones literarias (novelas y cuentos), traducciones de
poesías y cuentos quechuas al español, trabajos monográficos, ensayos y
artículos sobre el idioma quechua, la mitología prehispánica, el folclore y la
educación popular, entre otros aspectos de la cultura peruana. La circunstancia
especial de haberse educado dentro de dos tradiciones culturales, la occidental
y la indígena, unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y
describir como ningún otro intelectual peruano la compleja realidad del indio
nativo, con la que se identificó de una manera intensa. En Arguedas, la labor
del literato y del etnólogo no está nunca totalmente disociadas; incluso, en sus
estudios más académicos encontramos el mismo lenguaje lírico que en sus
narraciones.28
La importancia fundamental de este escritor ha sido reconocida por críticos y
colegas peruanos suyos como Mario Vargas Llosa, quien llegó a dedicarle a su
obra el libro de ensayos titulado La utopía arcaica. También Alfredo Bryce
Echenique ha colocado las obras de Arguedas entre los libros de su vida. Con
el paso de los años, la obra de Arguedas ha venido cobrando mayor relieve,
pese a que es poco conocido fuera del Perú.
Novelas
• 1941: Yawar fiesta. Revisada en 1958.
• 1954: Diamantes y pedernales. Editada conjuntamente con una
reedición del libro Agua y el cuento Orovilca
• 1958: Los ríos profundos. Premio Nacional de Fomento a la Cultura
Ricardo Palma en 1959. Fue reeditada en 1978 por la Biblioteca Ayacucho de
Caracas con prólogo de Mario Vargas Llosa.
• 1961: El Sexto. Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma
en 1962.
• 1964: Todas las sangres
• 1971: El zorro de arriba y el zorro de abajo, novela inconclusa y que fue
publicada póstumamente.
Dami

Cuentos
• 1935: Agua. Colección de cuentos integrada por: Agua, Los escoleros y
Warma kuyay. Segundo premio en el concurso internacional promovido por la
Revista Americana de Buenos Aires. Traducida al ruso, alemán, francés e
inglés por La Literatura Internacional, de Moscú.
• 1955: La muerte de los Arango. Cuento. Primer premio del Concurso
Latinoamericano de Cuento en México.
• 1962: La agonía de Rasu Ñiti. Cuento.
• 1965: El sueño del pongo. Cuento, en edición bilingüe (castellano-
quechua).
• 1967: Amor mundo. Colección de cuatro cuentos de tema erótico: «El
horno viejo», «La huerta», El ayla y Don Antonio.
Recopilaciones póstumas (cuentos)
• 1972: El forastero y otros cuentos (Montevideo: Sandino). Contiene «El
barranco», «Orovilca», «Hijo solo» y «El forastero».
• 1972: Páginas escogidas (Lima: Universo). Selección de la obra de
Arguedas, editada por Emilio Adolfo Westphalen.
• 1973: Cuentos olvidados (Lima: Imágenes y Letras). Compilación de
cuentos perdidos en periódicos y revistas de los años 1934 y 1935, edición y
notas de José Luis Rouillon.
• 1974: Relatos completos (Buenos Aires: Losada). Contiene los
siguientes importantes relatos: «Agua», «Los escoleros», «Warma kuyay», «El
barranco», Diamantes y pedernales, «Orovilca», «La muerte de los Arango»,
«Hijo solo», La agonía de Rasu Ñiti, El sueño del pongo, «El horno viejo», «La
huerta», «El ayla» y «Don Antonio».
Poesía
Escritos primero en quechua, y luego traducidos al español por el mismo autor,
los poemas de Arguedas asumen conscientemente la tradición de la poesía
quechua, antigua y moderna, convalidan la visión del mundo que la anima,
revitalizando sus mitos esenciales y condensan en un solo movimiento la
protesta social y la reivindicación cultural.
• 1962: Túpac Amaru Kamaq taytanchisman. Haylli-taki. A nuestro padre
creador Túpac Amaru. Himno-canción.
• 1966: Oda al jet.
• 1969: Qollana Vietnam Llaqtaman / Al pueblo excelso de Vietnam.
Dami

• 1972 – Katatay y otros poemas. Huc jayllikunapas. Poemas en versiones


quechua y española. Publicado póstumamente por Sybila Arredondo de
Arguedas.
(Muerte )
El escritor que sufría de una severa depresión, probablemente producto de los
sufrimientos durante su niñez, que lo vuelve más melancólico y dolorosamente
sensible, decide ponerle fin a su vida en la Universidad Agraria, donde se
dispara un tiro a la cabeza. Arguedas dejó una carta donde explica las razones
que lo impulsaron a tomar esta decisión.
Dami

Damariz Keren común Mamani

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