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RENOVANDO NUESTRAS DECISIONES

Realizar la pregunta ¿Por qué es necesario renovarse? Y mostrar el siguiente


vídeo.
https://youtu.be/FLERYizxdn8?si=fHrKU9N28X93ik4r El video que ha salvado
matrimonios

Reflexione en Génesis 1:27-28 y socialice con su pareja acerca del por qué el
matrimonio es la unión indisoluble (para toda la vida), entre un hombre y una
mujer.

INTRODUCCIÓN
El propósito del matrimonio es glorificar a Dios y garantizar la perpetuidad y felicidad de la
raza humana, por lo tanto, para sostener un proyecto matrimonial, es necesario cada día,
renovar el amor, el respeto, el compromiso, la entrega y ¿por qué no?... ¡renovar los
votos!
¿Por qué es necesario renovar los votos? Renovación tiene su origen en el vocablo
latino renovatio. El término está asociado a la acción y efecto de renovar (volver algo a
su primer estado, dejarlo como nuevo, reestablecer algo que se había interrumpido).
Renovar es volver a darle vigencia y validez a algo que por el tiempo transcurrido puede
haberse deteriorado, es darle una nueva presentación sin que pierda su estructura básica.
No es cambiar es volver a ser, repasar o reconfirmar.
La complejidad de la relación conyugal puede presentar diferentes problemas, que
ameritan ser tratados y manejados de acuerdo con los principios de la palabra de Dios,
sobre todo, porque hay una premisa básica: “Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”.
Así como sucedió en las bodas de Canaán, (San Juan 2:8-12) puede suceder en la vida
conyugal, el mejor vino puede ser servido a lo último. Cuando la relación se torna simple,
rutinaria y falta ese “sabor” especial que le da la afinidad y el ajuste conyugal ganado en
años como el vino añejo, es necesario acudir al Señor que transforma la simple agua en
maravilloso vino, para que la relación vuelva a tornarse cálida y llena de ternura.
1. RENOVANDO LAS DECISIONES

Cuando entendemos y nos apropiamos de nuestra posición en Cristo, comprendemos


claramente nuestra ciudadanía celestial, para que aprendamos a vivir como hijos que
agradan a su padre. Por lo tanto, nuestro renuevo se debe hacer en las decisiones
que han sido vitales en nuestra vida. Las tres decisiones más importantes de nuestra
existencia son:
1.1. RECIBIR A CRISTO Y EL PRIMER AMOR: Apocalipsis 2:4-5
“Pero tengo esto en tu contra: has dejado a un lado el amor que tenías al
comienzo. Así que recuerda dónde estabas antes de caer. Cambia y haz lo que
hacías al principio. Si no cambias, vendré a ti y quitaré tu candelabro de su
lugar”. (PDT)

De la manera que lo recibimos debemos andar, renovando nuestra fe, con la cual
decidimos abrirle la puerta de nuestro corazón, aplicando las palabras que le
dijimos cuando expresábamos de corazón que queríamos ser las personas que
Él quisiera que fuéramos.

1.2. LA DECISIÓN DE SERVIRLE: Josué 24: 15


“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses
a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a
los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos
a Jehová.”
Debemos renovar nuestro hombre interior, renovar nuestro servicio, que es
totalmente efectivo cuando nuestro hogar es testimonio del renuevo, lo que
también implica renovar nuestra decisión del pacto del matrimonio ante Dios.
1.3. RENOVAR EL MATRIMONIO

Es una de las decisiones más importantes porque define el cumplimiento del plan
de vida y el regalo de establecer una familia, lo cual es instrumento de Dios para
seguir transmitiendo un legado espiritual.

2. DESARRAIGADOS SIN RENUEVOS

La razón por la cual nunca se vuelven a dar renuevos que provengan de la raíz, que
es Cristo, es porque nos hemos desarraigado. La Palabra de Dios utiliza este término
cuando se deja de estar cimentado en el fundamento, es como si arrancaran una
planta desde su raíz; en esa tierra si no hay raíz, no habrá posibilidad de renuevo.
Veamos algunas causas:

2.1. Dureza de Corazón: Josué 11:20

“Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que
resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha
misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a
Moisés”.

Cuando no cuidamos nuestro corazón, con el paso del tiempo se endurece como
piedra y se vuelve impenetrable. Si no hay disposición para que Dios cambie el
corazón de piedra y lo convierta en uno de carne, el resultado es ser
desarraigados. En la vida matrimonial, la falta de perdón y sanar el corazón, por
situaciones que pasan día a día, pueden endurecer el corazón de tal manera, que
llega un momento en que se estalla y ya no hay vuelta atrás. Guardar el
resentimiento por años causa dureza de corazón, lo que se ve reflejado en el
ambiente del hogar y el trato entre los esposos.
2.2. Soberbia: Malaquías 4:1 (PDT)

“El SEÑOR Todopoderoso dice: «Se acerca el día, ardiente como un horno, en
que todos los soberbios y los que hacen el mal serán como la paja que quema el
fuego. Se quemarán como arbustos y perderán hasta sus raíces y ramas.”

Ser obstinados y volverse sabios en su propia opinión, forma parte de la


soberbia. El soberbio termina creyendo que tiene la verdad y que tiene la única
revelación de parte de Dios, al final, por el envanecimiento, termina desarraigado.
El tomar decisiones unilaterales, sin tener en cuenta al cónyuge, creyendo que se
tiene la razón en todo o decir que aquí el (la) que manda soy yo, va deteriorando
la relación matrimonial, va menoscabando a la otra persona, lo que impide una
comunicación fluida, que con el paso del tiempo va colocando un muro de
frialdad, hasta que llega un momento en que se rompe la relación y no se sabe a
ciencia cierta lo que pasó entre los dos.

2.3. Apacentarse a sí mismo: Judas 1:12 (PDT)

Esos individuos son un peligro para ustedes en sus reuniones fraternales. Sólo
vienen a comer y a divertirse sin tener ningún respeto a Dios. Son como pastores
que buscan su propio beneficio, como nubes sin agua que arrastra el viento y
como árboles que ya deberían dar fruto pero no lo dan. Están completamente
muertos, así que serán arrancados de raíz.

En medio de la soberbia, nace el egoísmo, es decir la persona que busca su


propio beneficio, sin pensar en los demás. Esto sí que hace daño a una relación
matrimonial. La persona egoísta y que sólo piensa en su propio bienestar,
termina caminando únicamente tratando de alcanzar sus objetivos, pero
totalmente alejado de su cónyuge e hijos.

2.4. Maldad: Proverbios 2:22

“Pero los perversos serán quitados de la tierra, y los traidores serán arrancados
de raíz”.

En algunos casos la maldad se puede traducir en maltrato en todos sus tipos


(sexual; económico, psicológico, físico), que redunda en una relación tóxica entre
los miembros de la familia y en algunos casos se puede naturalizar de tal manera
que se vea como normal y lo peor es que se transmita a los hijos, quienes
replicarán estas conductas cuando estén adultos.
APLICACIÓN TEOTERÁPICA
En la medida en que renovamos nuestra comunión con Dios diariamente y tomamos la
decisión de servirle, de cuidar nuestra vida, no permitiendo que elementos nocivos como
la dureza, la soberbia, el egoísmo, el maltrato, intoxique nuestro corazón, vamos a poder
vivir cada día en la dimensión que Dios quiere, en ese camino de realización que El Señor
ha planeado para nuestra vida y nuestra relación matrimonial, entonces se restaurará y se
verá el amor de Dios reflejado en la familia, siendo ejemplo y luz para muchos que están
alrededor.

Pregúntese: con el paso de los años ¿cree que ha reservado lo mejor para su
esposo (a)?

El milagro más grande aún no se ha realizado y es continuar juntos hasta que la


muerte los fusione eternamente con Cristo, siendo partícipes de su Gloria. Oren
para que este milagro sea una realidad en sus vidas y matrimonio.

En el transcurso de la semana, redacte una carta a su pareja en la cual le exprese


todo aquello en lo que va a trabajar para renovar constantemente el amor.
Intercambien las cartas y oren el uno por el otro.

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