Los Locos Años Veinte Norteamericanos
Los Locos Años Veinte Norteamericanos
Los Locos Años Veinte Norteamericanos
La profunda depresión posbélica fue seguida de una fase de prosperidad en la década de 1920. La
sociedad americana de la década de 1920 fue la primera sociedad de consumo de masas. Al término de lo que
entonces se llamó la “gran guerra”, los Estados Unidos se habían convertido en la primera potencia económica.
La economía americana se había desarrollado rápidamente bajo el estímulo de los altos precios de los
productos alimenticios y de las materias primas; la producción industrial había aumentado. En 1918 América
pasó de ser un país deudor a convertirse en el principal acreedor del mundo. Era de esperar que el conflicto
europeo produjera una grave dislocación del comercio y que redujera la capacidad económica de un gran
número de países. La recuperación resultó extraordinariamente difícil.
Durante el período bélico muchos países agrícolas de Europa y de otras partes comenzaros a instalar
industrias, pero una vez terminada la guerra, los nuevos “países industriales” optaron por proteger los intereses
de sus industrias nacionales haciendo difícil la reanudación de las relaciones comerciales. Gran Bretaña ya no
estaba en condiciones de efectuar las inversiones como en los cincuenta años anteriores. En 1918, América
podía producir bienes industriales y alimentos más baratos que los europeos, y más de lo que consumía su
población. No había nada que tuvieran que importar, lo que significaba que acumulaban enormes cantidades de
oro, con fatales consecuencias para Europa. Los países europeos dependieron cada vez más de los préstamos
americanos a corto plazo.
Durante la década de 1920 la economía experimentó un desarrollo prácticamente ininterrumpido como
consecuencia de unas inversiones masivas que a su vez se basaban en una fuerte demanda de artículos de
consumo “duros” como automóviles y aparatos eléctricos, y en una expansión acelerada de los sectores de la
construcción y servicios.
Tras veinte años de prosperidad, especialmente en el sector agrícola, la población estaba en una
situación de comprar productos más elaborados y complejos, y fue en la década de 1920 cuando la industria
estuvo en condiciones de producir masivamente bienes. Muchos de estos avances se lograron durante el período
bélico. Los trabajadores podían producir más, y reducir los precios al consumidor creando así importantes
aumentos en los ingresos reales. El mejor ejemplo de estas mejoras fue la cadena de producción. La producción
per cápita creció porque cada hombre disponía de más equipo y también porque la reiteración de las sencillas
operaciones facilitaba su ejecución.
Los rasgos más característicos de la prosperidad americana eran la fabricación en serie de los vehículos
de motor y la producción y consumo masivos de energía eléctrica. Su dominio sobre la economía obedecía a
cuatro razones: eran nuevas; su producción daba lugar a un gran número de industrias auxiliares y accesorios,
que a su vez creaban inversión y expansión; el vehículo y la energía eléctrica barata proporcionaba al
consumidor nuevas oportunidades de gastar su dinero; y el desarrollo que alcanzaron modificó la actitud del
público hasta tal punto de que para muchos la idea de una sociedad dominada por la economía resultó más
aceptable.
Los efectos de la producción automovilística se extendieron a toda la economía. Esta industria requería
de gran cantidad de acero, plomo, cuero y textiles para los interiores del automotor. La política de créditos
baratos facilitó las compras, pero el dinero en circulación se duplicó, hizo posible la emisión de nuevas
acciones y la especulación en el mercado inmobiliario. Los sistemas de ventas fueron modificados para poder
satisfacer una demanda en aumento. Aparecieron las cadenas de almacenes especializados en la venta de
productos alimenticios y farmacéuticos.
Se conoce como etapa de prosperidad económica de Estados Unidos al periodo expansivo de un ciclo
económico desde 1922 hasta 1929. La reactivación iniciada en Estados Unidos en 1922 (tras la crisis de 1921)
fue algo más tardía en Europa (1924). Abrió las puertas a una etapa expansiva de la economía mundial que
propició un clima de euforia y ciega confianza en el sistema capitalista.
Los Estados Unidos se convirtieron en la locomotora de la economía mundial. El modelo de vida
americano fue exportado por todo el mundo. Se trataba del "american way of life" que rápidamente sedujo a los
europeos, cimentado en el consumo individual de bienes (automóviles, teléfonos, electrodomésticos),
impulsado por la publicidad y sostenido por un crédito fácil y las ventas a plazos. Los espectáculos de masas
(cine, deportes, cabarets, teatro), el interés por la alta costura, las nuevas corrientes musicales (jazz, charlestón,
blues) se convirtieron en objetos de consumo y alimentaron a toda una industria que hasta entonces no había
sido significativa (Hollywood, discográficas, moda, etc.).
La prensa conoció un gran esplendor, proliferaron las revistas especializadas, las deportivas, las
dedicadas a la mujer. Fenómeno destacado fue el de la radio, cuyas ondas se difundieron por campos y ciudades
y comenzó a utilizarse como excelente instrumento de publicidad. La América opulenta se reveló a los ojos de
todo el mundo como el paradigma de las libertades, de las posibilidades de enriquecimiento y el bienestar. Los
valores que la impulsaban eran los del éxito, la iniciativa y el esfuerzo individual. Por contra la pobreza y el
fracaso fueron considerados signos de pereza, falta de inteligencia, debilidad e incompetencia.
La agricultura no participó de la prosperidad. Los agricultores eran relativamente más pobres. Los
precios agrícolas estaban cayendo en comparación con los de los productos industriales; y el producto de
reserva por excelencia de los agricultores, la propia tierra, iba perdiendo valor a lo largo de la década.
El problema básico consistía en que resultaba más fácil aumentar la producción que restringirla. La
mayoría de los productos eran cultivados por un gran número de agricultores, de tal forma que ninguno de ellos
podía influir sobre su precio de venta. Frente a la caída de los precios, el agricultor reaccionaba a menudo
produciendo más. En la década de 1920 el consumo de productos alimenticios básicos, aumentaba muy
despacio y el ritmo de crecimiento de la población había experimentado un frenazo. La caída de los precios no
llevaba aparejadas unas ventas proporcionalmente mayores.
Una fuerte inmigración comenzó a afluir desde todos los rincones del mundo (Alemania, Polonia,
Italia, China) en busca de oportunidades, agolpándose en las ciudades en barrios abarrotados de extranjeros
donde reinaban la pobreza y la exclusión. Pero esos inmigrantes eran portadores de lenguas, religiones,
costumbres y diferentes ideales políticos, de modo que en no pocas ocasiones chocaron con los valores de los
ya establecidos, que reaccionaron aferrándose a los conservadores ideales del modelo "WASP" (blanco,
anglosajón, nativo y protestante). La percepción de la "otra América", la de los que llegaban, se convirtió en un
grave problema social, político y moral.
La administración conservadora republicana optó por una política de control de la emigración (Leyes
de 1921) y desde postulados racistas prohibió la entrada de individuos de origen asiático, restringiendo
asimismo la entrada de europeos -especialmente de eslavos y latinos- mediante leyes como la Immigration Act
de 1924 (también conocida como "Johnson-Reed Act").
Desde una mentalidad puritana, se difundió la opinión de que el país estaba siendo corrompido por
ideas y modos de vida extraños y se identificó a los inmigrantes con la ingesta de alcohol. El gobierno prohibió
su consumo, fabricación y venta ("Ley Seca"), fomentando con ello la creación de bandas organizadas que
ejercieron el control de un floreciente contrabando y mercado negro, favoreciendo indirectamente el fenómeno
de las mafias y el gansterismo (Al Capone y otros). Este optimismo que en Estados Unidos impregnó a las
clases altas y medias fue menos intenso en el resto del mundo, reduciéndose a los sectores más acomodados,
aquellos con suficientes recursos para imitar el modo de vida americano.
El ciclo expansivo fue interrumpido bruscamente a raíz de la crisis desencadenada por el hundimiento
de la Bolsa de Nueva York en octubre de 1929. En su lugar se instalaron en el ambiente el pesimismo y la
desesperanza que caracterizaron el período de los "Treinta".
Ley seca
El 17 de octubre de 1920 fue prohibido el consumo de alcohol. La llamada ley seca hizo millonarios a
muchos hombres que se dedicaron a la venta clandestina de alcohol y socavó la autoridad del gobierno
norteamericano. En realidad, fue una concesión del gobierno a la población de las pequeñas ciudades del
campo, que no participó de la prosperidad general. El sur rural, sosteniendo los antiguos valores de la
americanidad, culpaba al alcohol de numerosas enfermedades, desde la parálisis hasta la epilepsia. Adhirieron
grupos feministas y las iglesias protestantes. En las grandes ciudades, beber ilegalmente se convirtió en una
aventura, y las bandas de gángsters lo transformaron en un floreciente negocio.