La Mistica de Hadewijch de Amberes
La Mistica de Hadewijch de Amberes
La Mistica de Hadewijch de Amberes
Vida
Hadewijch de Amberes fue una escritora y mística de la Edad Media (1200-1260) que nació
en la ciudad de Bravante, Holanda. Su obra completa se resume en 14 visiones, 45 poemas
estróficos y 31 cartas que compartía con sus pupilas. Su obra fue escrita en lenguaje vulgar
(neerlandés), sin embargo ella sabía latín y variadas disciplinas, por lo tanto, es probable
que haya pertenecido a una familia noble. En su juventud, se asoció a un grupo de
beguinas, mujeres cristianas con un vasto conocimiento teológico y literario, que se
dedicaron a la vida religiosa sin tomar votos. Durante el transcurso de su vida, Hadewijch
fue forzada a dejar a sus seguidoras, amenazada con el destierro y la prisión (133 Épiney-
Burgard). Su obra fue más conocida póstumamente, en el siglo XIX, cuando fueron
reeditados sus escritos.
Amor
Es necesario explicar que Hadewijch de Amberes es una mística, lo que implica que no
hay una diferencia entre el hablante de sus escritos y la autora, pues ella tuvo la visión de
aquello que relata. Su búsqueda espiritual es íntima y le pertenece como sujeto. Según
Velasco, el fenómeno místico definido es el siguiente:
“Así, pues, con la palabra «mística» nos referiremos, en términos todavía muy
generales, a experiencias interiores, inmediatas, fruitivas, que tienen lugar en un
nivel de conciencia que supera la que rige en la experiencia ordinaria y objetiva, de
la unión -cualquiera que sea la forma en que se la viva- del fondo del sujeto con el
todo, el universo, el absoluto, lo divino, Dios o el Espíritu (24)”.
Hadewijch considera que para poder hacernos conscientes, es necesario pasar por el
sufrimiento, pues enseña las lecciones más importantes de la vida. Nuestro paso por la
tierra está lleno de errores que seguimos repitiendo una y otra vez, sin embargo, según su
doctrina, todas las almas tienen un mandamiento interior que busca volver a la dignidad
primera de Cristo (142 Épiney-Burgard). La eficacia de estas lecciones de vida influye en
la propia unión con Dios, que es lo que el alma busca y cabe preguntar ¿Qué es lo que el
sufrimiento nos enseña? Según la autora nos desarrolla la voluntad y la razón “Puedo con
mi voluntad, desear libremente y querer tan alto como pueda.”(159, Carta 9).
La voluntad es lo que nos permite soñar y crecer de manera espiritual, es un vehículo que
nos permite desarrollar nuestra vida y acercarnos a la felicidad, metafóricamente, nos lleva
a los riscos más altos del Universo. Lo que impide a la Voluntad es la inoperancia y
comodidad que el ser humano utiliza en su vida cotidiana, pues todo esto lo aleja de la
realización personal y se siente perdido e inseguro de cuál es el camino correcto. En este
estado, el hombre pierde el control de sus emociones y la oscuridad que se genera en su
mente lo hace sufrir.
La autora considera que “si no se sufre, no se crece” (Cartas, II 143) El dolor es un paso
necesario para crecer espiritualmente, ya que obliga al ser humano a preguntarse el motivo
de su miseria y hacer uso de la razón. El estado despierto que causa la toma de conciencia
es similar a la luz de una vela que se enciende “Razón puede enseñar y ver claramente y
seguir de cerca la vía de nuestro Señor” (173, poema XIX) La razón nos hace tomar las
riendas de nuestro propio destino, nos indica el camino de lo correcto y de lo que debe
cambiarse. Estos principios componen la doctrina que Hadewijch tenía de la vida, la lógica
con la cual el ser humano se rige para vivir.
Visión
La estructura del fenómeno místico presente en las visiones de la autora consta de tres
momentos, el primer estado en el que entra es la introvisión, aquí, los sentidos de la
persona se acentúan, es decir, sufre de una hiperestesia y la divinidad/Amor lo envuelve en
el interior y le eleva en espíritu (138 Épiney- Burgard).
Figuras retóricas
Uno de los elementos del lenguaje del amor que utiliza la autora es la figura retórica de la
antítesis, tanto en el significado como en la estructura del poema. Ella teoriza sobre una
dicotomía entre dos estados de ánimo. Ella diferencia el estado de “fruición” o ghebruken
y de “falta” o ghubruken. En un inicio la mística se siente embriagada por Dios y recibe
Amor en abundancia, como se ejemplifica en los siguientes versos: “una mesa servida/ de
múltiples sabores/ donde la juventud inexperta/ encuentra sus delicias” (de Amberes,
Poema XVI 136). “En la fruición del amor, hemos llegado a ser Dios justo y
poderoso”. En la primera cita, se habla de la abundancia de juventud, belleza y gracia,
dotada de cierta candidez. La segunda cita representa la unión del alma con su verdadera
esencia, esta tiene la capacidad de fusionarse con la divinidad por un momento.
está en el regocijo:
antes de alcanzar
dando y tomando,
Otro elemento propio del amor cortés presente en la poesía de Hadewijch es la relación de
vasallaje medieval, ya que Amor domina las almas “que, aquí abajo, vagan/ por los
caminos del amor”. Esto es similar al trato que usualmente tenían los señores feudales con
sus siervos.
La autora habla del objetivo que busca quien vive esta experiencia, la manifestación de la
fruición o ghebruken: “ese lugar en que se gusta/ la naturaleza del Amor.” Es representada
como un espacio físico, en el que se realiza la unión entre las almas y la divinidad. Sin
embargo, hay una contradicción al medio, Amor siempre está cerca y a la vez lejos, la meta
es prácticamente inalcanzable; sin embargo, el Alma mantiene la esperanza, ya que Amor
utiliza la oscuridad y la luz, una fuerza que va más allá del pensamiento racional. Los
caminos del Amor no pueden ser comprobados, ni analizados lógicamente, por lo tanto no
es solo la idea de una ilusión la que mueve la búsqueda del Alma, sino la confianza en que
se encontrará con Dios al final del camino. Para el Amor, todo es posible, por lo tanto el
místico se reconoce en la divinidad y sigue buscando.
Conclusión
El término místico es, sin duda, polisémico y mencionaré tres definiciones que se le ha
dado: la primera habla sobre el simbolismo religioso en general, la segunda se relaciona
directamente con el culto cristiano y la tercera se refiere a las verdades imborrables y
ocultas. La beguina Hadewijch de Amberes responde a las tres definiciones que he
mencionado, fue cristiana y su vida tuvo un vasto desarrollo espiritual, mediante el cual
pudo hacerse parte de los ritos mistéricos. Su vida y obra está ligada al concepto de mística,
a pesar de que no fue utilizado como sustantivo hasta el siglo XVI (20 Velasco).
Ella experimentó la fruición que entrega la disciplina espiritual; como relata en sus poemas
“se prendó del Amor”, a quien retrata desde una perspectiva neoplatónica, que pudimos
apreciar en los elementos relacionados al amor cortés que llenan sus versos. Sus poemas
ilustran este combate amoroso constante, que transita entre el lamento y el gozo en el amor
(la fruición y la desolación). El caballero deberá valerse de las armas de la Voluntad y la
fortaleza del espíritu para emprender una aventura que lo lleve a enfrentarse a la lucha
infatigable por conquistar al Amor, debido a que se ha prendado de “ella”. La particularidad
de esta autora, es que adapta estos conceptos a su propia experiencia, cuyo objetivo es amar
al Amor. Este amor trascendental va más allá de la imagen alegórica del amante y tiene la
facultad de unir todas las dicotomías, debido la capacidad alquímica de extraer la
quintaesencia del alma, en el Amor reside el Todo y los Misterios.
Bibliografía