Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Historia Universal Contemporánea

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 90

COLEGIO DE BACHILLERES DE TABASCO

PLANTEL No. 35, CÁRDENAS, TAB.

HISTORIA UNIVERSAL CONTEMPORÁNEA


Sexto semestre, periodo febrero – julio de 2024

Alumno: _______________________________________________________________________

Sexto semestre, grupo: _________________ N.L.: ________________________________


Lic. Raúl Adrián Colorado Pérez
Febrero 2024
Índice

BLOQUE I.
EL CAPITALISMO Y SUS MANIFESTACIONES EN EL COLONIALISMO Y EN EL IMPERIALISMO PARA UN
CONVULSIONADO INICIO DEL SIGLO XX

Antecedentes: La sociedad feudal 3


Acontecimientos históricos e ideologías 4
El imperialismo 7
Las revoluciones burguesas del siglo XIX 11
La Primera Guerra Mundial 18
La Revolución rusa 25

BLOQUE II.
LA CRISIS ECONÓMICA GLOBAL COMO PREÁMBULO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y LA
CREACIÓN DE INSTITUCIONES PARA LA PAZ

La crisis mundial de 1929 33


Los gobiernos totalitarios 40
La Segunda Guerra Mundial 51
La ONU 61

BLOQUE III.
LA GUERRA FRÍA Y SUS EFECTOS EN LOS PAÍSES CON UN PROYECTO POLÍTICO Y ECONÓMICO DISTINTO

La Guerra Fría 64
El fin del socialismo europeo y sus consecuencias en el Nuevo Orden Mundial. 76

BLOQU IV.
EL NEOIMPERIALISMO Y LA DESCOLONIZACIÓN PARA LA IDENTIDAD CULTURAL EN AMÉRICA LATINA Y
MÉXICO

Orden mundial, globalización y neoliberalismo 82


Migración 86
Desarrollo cultural y tecnológico de la globalización y sus impactos en la vida 87
social (redes sociales, nanotecnología, tecnociencia, entre otros).
BLOQUE 1
EL CAPITALISMO Y SUS MANIFESTACIONES EN EL COLONIALISMO Y EN EL
IMPERIALISMO PARA UN CONVULSIONADO INICIO DEL SIGLO XX.
ANTECEDENTES:

El campo domina a la “ciudad”: el castillo es el centro económico


El siervo es: campesino, artesano, albañil, carpintero, sastre, cantero, herrero:
• No hay especialización del trabajo
• El productor no está separado de los medios de producción.
• Cada señor es soberano en su feudo.
• Siglo X empieza especialización del trabajo: artesanos.
• Siglos XIII-XIV, mercaderes italianos importan productos asiáticos: seda, especias, tapetes,
alfombras, porcelana, etc.
• Las villas se convierten en burgos.
• Desaparición paulatina del trueque.
ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS E IDEOLOGÍAS

RENACIMIENTO
Período en que se dan una serie de transformaciones sociales que posibilitan el surgimiento de las ciencias modernas en general
(Europa retoma los valores de la civilización griega) (Humanismo.

Las transformaciones históricas que trajeron:

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL (INGLATERRA) 1760 a 1840 REVOLUCIÓN BURGUESA (FRANCIA) 5/05/1789 a 9/11/99
Es un cambio económico fundamental en la fabricación de productos elaborados, Es un cambio social, ya que eliminó los estamentos sociales del feudalismo y
que se empieza a usar las máquinas. consolidó la sociedad capitalista.
CAMBIOS QUE TRAJO A LA SOCIEDAD
• Cambió las formas de producir. • Depositó el poder en el pueblo.
• Transformó el campo. • Permitió que las personas, solas, o en colectivo, se hicieran cargo de la
• Creó ciudades. solución de los asuntos públicos.
• Creó nuevas formas de vivir con problemas sociales nuevos.
CARACTERÍSTICAS
• La aparición de las máquinas. • Eliminación de los privilegios del clero y la nobleza.
• Las innovaciones tecnológicas. • Los súbditos pasar a ser ciudadanos.
• La utilización de nuevas fuentes de energía. • Revolución violenta.
• La organización del obrero en fábricas.
• La división del trabajo.
CAUSAS
• El aumento de la población. • La carencia de derechos del Tercer Estado (pueblo)
• Mejoras en la agricultura. • La pobreza de sectores sociales del pueblo.
• La separación del productor de sus medios de producción. • La concentración de la tierra en el Segundo y Primer Estado.
• La invención de la máquina de vapor. • La existencia de instituciones represivas como la Inquisición.
• Las ideas políticas y económicas de los filósofos burgueses.
CONSECUENCIAS
Económicas: • La destrucción del sistema feudal.
• Aumenta el rendimiento del trabajo y se reduce el costo de producción. • Desaparición de la monarquía absolutista en Francia.
• La acumulación de capital. • Creación de la República.
• Se mejoraron las vías y los medios de transporte. • Se declaran los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
• Se crearon las compañías: de comercio, de bancos, de seguros, de • La separación del Estado y la Iglesia.
transportes, etc. • Consolidación política de la burguesía.
• Se desarrolla el sistema de crédito. • Se difunden las ideas democráticas.
• Destrucción de los ámbitos de comunidad (cercamiento): artesanales, de • Se fomentaron los movimientos nacionalistas en las colonias
mujeres, de campesinos, etc. (Inicia la AOC, acumulación originaria de iberoamericanas.
capital).
• Cercamiento del conocimiento: universidades.
• Surge la publicidad y la competencia comercial.
• Disminuye la producción manufacturera y artesanal.
• Se consolida el capitalismo, trayendo miseria y ruina.
Sociales:
• Desaparece el campesinado en Europa.
• Aparecen las grandes ciudades.
• Aparecen nuevos sectores sociales.
• Los obreros empiezan a agruparse en sindicatos.
• Se consolidan la burguesía y el proletariado.
• Aparecen doctrinas que intentan darle solución a los nuevos problemas
sociales: cooperativismo, socialismo utópico, socialismo científico, etc.
• Explotación laboral: mayoría mujeres y niños.
• Desigualdad social absoluta: riqueza y miseria.
• La contaminación ambiental.
• Vagabundos, mendigos, alcoholismo, depresión, etc.
• Caza de brujas.
Políticas:
• Dominio político de la burguesía.
• Legislación en favor de la burguesía y en contra de los trabajadores.
• La burguesía francesa derroca con una Revolución violenta a la monarquía
absoluta (nobleza).
• En Inglaterra “revolución pacífica” de la burguesía: forma con la aristocracia
(nobleza) un gobierno parlamentario: lores (nobles) y comunes
(burguesía). Incorporaba como representantes a todos los que tuvieran
poder económico y únicamente al sexo masculino: sufragio universal en
Francia 160 años e Inglaterra 240 años después que la burguesía había
tomado el poder.
• Los enciclopedistas, intelectuales de la burguesía sustentan la forma de
gobierno en la razón y ya no en la “designación divina” de los reyes.
• La burguesía enfrenta a la nobleza con el liberalismo político. Ideas de
libertad, igualdad y fraternidad, cristalizan en la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano.
• Homologación del territorio estatal: Estado Nación moderno, centralizado.

CONSOLIDACIÓN TOTAL DE:

• El liberalismo como sistema económico y político


• El individualismo
• La propiedad privada

EL CAPITALISMO
EL IMPERIALISMO
➢ Rasgos principales de las naciones industrializadas a finales del siglo XIX
• Contaban con un exceso de capital, de producción, de mano de obra calificada, y poseían una tecnología cada
vez más avanzada.
Los anteriores rasgos, las obligó a buscar:
• Nuevos mercados dónde colocar los productos manufacturados.
• Materias primas a bajo costo.
• Mano de obra barata.
• Nuevas empresas que constituyeron enclaves en los países cuyos mercados no estaban saturados, y en
los cuales pudieron invertir grandes cantidades de capital acumulado.
• Migración de pobres y técnicos a las colonias.

CONSECUENCIAS PARA LOS PUEBLOS SOMETIDOS:


• Saqueo de las materias primas
• Explotación de la mano de obra
• Disminución de la población (guerra, explotación laboral)
• Desaparición de la producción agrícola local
• “Extranjeros” en su propia tierra
• Desaparición de los ámbitos de comunidad (cercamiento)
• Desaparición de idiomas locales
• Desaparición de religiones locales
• “Surge” el Tercer Mundo o países subdesarrollados o países periféricos
• Miseria, pobreza, hambrunas, nuevas enfermedades (unificación microbiana del mundo) etc.

Acumulación originaria de capital (AOC)

Consecuencias para las metrópolis:


• Guerras interimperialistas
• Acumulación excesiva de capitales
• Crisis de sobreproducción
• Aparición de corporaciones
a

\'.


6-
\ \^.r rYl
p ) '\'1.'
\

P/
.3te
x.o t
C\t,
§a \l:( -"rr4, ffi.u
&§ \ \
t
b
.o§" %u\¿ §89 § §
3 \ §'"
\.\r.\,,^.. , AAQ H\\U *§
_l P
E-' -
r .'\ .t(r ü§
-
f ¡-l
qJ
al 0
.§{ \§, o'

5\@&fu.n \< z§¿
E ))-; .co
_t
É lo
O
O
Z
ruíi \D

g
V)
@
3 /i
3-J-¿
¿
o
O '^6)
z g\ e
.LU
Éc) f\b( ú >.
L.
L,J
QO
(-,
-. LLJ
tñ Lf\^. r+J J =
d

"{ffi
n-.=
^
&c\
o(
c
(f,-
¡o

e'
O
& o ,.lll
uJ tJ tn \-, F{ l.4l O
< Lll ütn 1 l.+ o- =
='1il7'* :l
z.Z. >'Ír:l
=¡1Z.
t/)
q
-9-
5*J I
.ra
*, ^\',
tu\l \,L c0 :3
(l),d:
,
LJ
t/) a,

Estffi?Bá
-
='P-{
-)
^-
jt^

:: c)-l ¡_uc)oQQO=
ffi 8ú- ' 4 E LJtrffÉIÍEA
:2. tlt Lt t-rJ uJ u-l L]
tJJ
n-
,E
-(f
(ül
NI
t
t
\ .tf ry; t-u
;
>-
(-) I
t-!
fl- <LO-O-Cl-O-^
z ?-z.zEz.=-Y
<+_

LLJ
I
E\ §ó /§
=
:tr a\l aó lrr LO l-- «)
(:)
E
5 /'\
rcg ., " "o^§,"
r? r\ ñ
ot
<-.t ,l'
JÜ'
ó-U
,qJ
@ --I
üd)
** S§'-.u§
f" ./')
o2

'E ui
4 §*J
u)
:E-ü :j I

Yl'ü
Z= EO-
á-
7.
"Y\Y
ltr
\J6iá-

vr' Q. r'-,
?, (
f ob'
Lif-
Lll
=
C)
Z
d E l¿"
r-.(Jn
9E ,é4 t e
rtH
q
q

#
§_
Y
7

,r f(q f

.f
3ro
"ñr\r'**- +7b i
t-..-i , N

..¡' As/ á
i\*

*4,c
,&Y
5

3
INSTRL,CCION ES: lluminar los terntorios

colonizados por los europeos en África.


HUC-M2IEA/O6 B

1 ¡MPERIO ESPAÑOL.
Z II'{PERIO POFJUGUÉS
3 IMPERIO BRIÁNICO
4 ,MPERIO ALEMÁN
tr
_) iMFERIO FMNCÉS
6 IMPTRIO ¡TALIANO
7 IMPERIO BELGA
* TERRÍTORIOS INDEPENDI ENTES
A COMIENZOS DEL S}GLO XfX
** NOCOLONIZADO

r.I-)

EVALUACIÓN FORMATIVA
MAPA No. 2
EL IMPERIALISMO EUR0PEO EN ÁFRICA
NOMBRE @RAcp 2006

. NL-FECHA
-ffi
§is\
aés
(-"*,;i;tl] o¡xjr ¡ +\ z- ---
)r-t.---.........'-.- \,
/ \J
l'A AN r A ftn --
n,,!!!, .+sí\_"-- +" ,,ff t'
\+
f
) I,., r,
. r-01\ / 7\ I - )
I I g7 ¡vo{le
«l ¿II q/
AKt" (q -- + ----)--l
D,qKorA
T,.¡
\ "-!nu-
?z^
,/ )t L- ¡l '¿l
/ Ora
\ór7 i t8?o
,n
| - O
DEL 5DR'
+ oo O.\ -u(-L
--{\ ,P r, 'orffi ,ífl',<\.,
{.-11^
¡ ü t.16KK
Y MASi¡

^ ).>-=- i / ,-\§\
KHOD
r"
'j>

-ojnX*.
rcwA4 tffffi-l*''"1u,u)1 CÜNIiEL

-\* l3\g o N Eb(A5KA

ffi
,VUEVA

*'io tB67 +
,.r\oH'9 L..--í-1u +- r¿LAw¡KÉ JER 5E Y

^nÑ ísoa7^i{-¡
+oN cN5
%3\áÉ/s
to- =1 ^* \
-
MAR\ t-¡l¡o

¿0'»; )'' r361


,"'4,
t82t ZIíóTINA
ofrr {*nt¿ 'se pgL ÑonrÉ
NÜEVO 1.1o7^
//a
2 tt?b,) ¿A8,0 Ll PA
¡
\ <r-
t4 EXt( 0 2 t 1'.o.'
-e.-l\ \Dfql
IL ú
-t-\ ry
11
V
/- /A'
\"
4

tfl45 O\
7D'-
,ó o

tv d.\)\" <r
_ -^" \)
\o
(\.\\
onO
L^f
-

EVALUACIÓN FORMATIVA
MAPA No. 4
LA EXPANSIÓru TTRN ORIAL DE LOS EE. IJU. oaocp zooe

NOMBRE NI FECHA"

INSTRUCCIONES: lluminar el expansionismo tenitorial de los Estados Unidos. Lcs núrneros indican los tenitorios.
HUC-MIETEU/06 B
1 LAS 13 COLONIAS ORIGINALES
2 IERRITORIOS ANEXIONADOS EN 1773
J QUITADo A ESPAÑA EN 1812
4 LA LOUISIANA COMPMDO A FRANCIA EN I8O3
5 EL OREGÓN COMPRADO A INCLATERM '
6 QUITADOS A MEXICo EN 1848
7 LA MESILLA COMPMDO A MÉXICO EN 1853
ó A]USTE DE FRONTERAS CON CANADÁ
1792 FECHA DE SU CONSTITUCIÓN COMO ESTADO
04
Theoria, Vol. 14 (2): 17-23, 2005 ISSN 0717-196X

Artículo

LAS REVOLUCIONES BURGUESAS DEL SIGLO XIX: 1815-1848


THE BOURGOIS REVOLUTIONS OF THE 19TH CENTURY: 1815-1848

FÉLIX MAXIMIANO BRIONES QUIROZ1*, CRISTIÁN EDUARDO LEAL PINO2,


MAURICIO FERNANDO ROJAS GÓMEZ3 Y JUAN CARLOS MEDEL TORO4
1, 2, 3, 4
Departamento de Ciencias Sociales, Facultad de Educación y Humanidades, Universidad del Bío-Bío. Chillán, Chile.
* Autor para correspondencia: Departamento de Ciencias Sociales, Facultad de Educación y Humanidades, Universidad del Bío-Bío,
Chillán, Chile. Avenida La Castilla s/n. Teléfono: 41-203511. Fax: 253519. Correo electrónico: fbrione@pehuen.chillan.ubiobio.cl

RESUMEN

Tres principales olas revolucionarias se produjeron en el mundo occidental entre 1815 y 1848: 1820-1824;
1829-1834; y 1848, la más trascendental de todas. Estas revoluciones, al igual que la Revolución Francesa,
fueron burguesas; es más, todas las revoluciones del siglo XIX, a pesar de sus diferencias, son hijas de la
Revolución Francesa.
La primera ola revolucionaria posterior al intento de Restauración tuvo lugar entre 1820 y 1824. En
Europa se limitó principalmente al Mediterráneo, con España en 1820, Nápoles en el mismo año y Grecia en
1821 como epicentros. Excepto el griego, todos aquellos alzamientos fueron sofocados.
La segunda ola revolucionaria se produjo entre 1829 y 1834, y afectó a toda la Europa al oeste de Rusia
y al continente norteamericano. En Europa, la caída de los Borbones en Francia estimuló diferentes alza-
mientos: Bélgica en 1830 se independizó de Holanda; Polonia, entre 1830 y 1831, fue reprimida sólo des-
pués de considerables operaciones militares; varias partes de Italia y Alemania sufrieron convulsiones; el
liberalismo triunfó en Suiza; y en España y Portugal se abrió un periodo de guerras civiles entre liberales y
clericales. Por último, Inglaterra se vio afectada por la independencia de Irlanda en 1829.
La tercera y mayor de las olas revolucionarias, la de 1848, fue producto de aquellos años de crisis. Se fue
gestando un malestar social, se buscaba que el pueblo tratara de llegar a las decisiones de Estado. Casi simul-
táneamente la revolución estalló y triunfó, de momento, en Francia, en casi toda Italia, en los estados alema-
nes, en gran parte del imperio de los Habsburgo y en Suiza (1847). En forma menos aguda, el desasosiego
afectó también a Irlanda, Grecia e Inglaterra. Creemos que estas revoluciones consolidaron el poder de la
burguesía en la sociedad europea del siglo XIX.
PALABRAS CLAVES: Restauración, revolución, burguesía.

ABSTRACT

Three principal revolutionary waves were produced in the western world between 1815 and 1848: 1820-
1824; 1829-1834; and 1848, the most far-reaching of all. These revolutions, just like the French Revolution,
were bourgeois. What´s more, all of the revolutions in the the 19th century, despite their differences, are
offsprings of de French Revolution.
After the re-establishment intent, the first revolutionary wave took place between 1820 and 1824. In
Europe, it was mainly limited to the Mediterranean with, as epicenters, Spain and Naples in 1820 and
Greece in 1821. With the exception of the Greek one, all of the uprisings were subjugated.
The second revolutionary wave was produced between 1829 and 1834, and affected from all of Europe
to western Russia and the North American continent. In Europe , the fall of the Bourbons in France prompted
different uprising: Belgium in 1830 became independent from Holland.; Poland, between 1830 and 1831
was repressed only after considerable military operations; various parts of Italy and Germany suffered unrest;
Liberalism prevailed in Switzerland; and in Spain and Portugal, a period of civil wars between the liberals and
the clericals un folded. Finally, England was seen to be affected by Ireland’s independence in 1829.

17
Theoria, Vol. 14 (2): 2005

The third and largest of the revolutionary waves, that of 1848, was the product of those years of crisis.
Social unrest was forming; the movement wanted the people to influence the decisions of the state. Almost
simultaneously the revolution broke out and was victorious in France, in almost all of Italy, in all of the
German stetes, in a large portion of the Habsburg empire, and in Switzerland (1847). Less acutely, the
uneasiness affected Ireland, Greece and England.
We believe that these revolutions consolidated the power of the bourgeois in 19th century European Society.
KEYWORDS: Restauration, revolution, bougois.
Recepción: 05/07/05. Revisión: 15/11/05. Aprobación: 20/12/05

INTRODUCCIÓN bían sido en 1790 –casi perdió también


Alsacia y Lorena– y se redistribuyeron des-
Rara vez la incapacidad de los gobiernos para ordenadamente las fronteras de los antiguos
detener el curso de la historia se ha demos- estados europeos para obtener algo que en
trado de modo más terminante que en los general se asemejaba al trazado del Antiguo
de la generación posterior a 1815. Régimen. Rudé (2004) señala:
Tres principales olas revolucionarias hubo
en el mundo occidental entre 1815 y 1848: Las potencias victoriosas parecían decidi-
das a restablecer el antiguo orden y a repri-
1820-1824; 1829-1834; y 1848, la más tras- mir, si era necesario mediante la violencia,
cendental de todas. Estas revoluciones, al las fuerzas políticas liberadas en Europa por
igual que la Revolución Francesa, fueron la Revolución.
burguesas. Es más, todas las revoluciones del
siglo XIX, a pesar de sus diferencias, son hi- Entre los filósofos de la Restauración ha-
jas de la Revolución Francesa. Sin embargo, bía algunos que miraban con añoranza una
existen claras diferencias, como las que se- época anterior a la Revolución Francesa, a la
ñala Hobsbawm (1998): Revolución Industrial, a la Ilustración, e in-
cluso a la Reforma Protestante. Hacían hin-
A diferencia de las revoluciones de finales capié en la necesidad de recuperar un orden
del siglo XVIII, las del periodo posnapo- social orgánico, basado en los deberes y no
leónico fueron estudiadas y planeadas.
Hubo varios modelos, aunque todos pro-
en los derechos; en una ideología y una mo-
cedían de la experiencia francesa entre 1789 ral únicas, y no en la diversidad de opiniones
y 1797. o conductas, en la fe religiosa y no en la mar-
cha del intelecto.
Luego de la caída de Napoleón y su pos- No todos los que se oponían a aceptar la
terior exilio en la isla de Santa Elena, los restauración de Europa pensaban y actuaban
monarcas y los ministros a cargo de la direc- de la misma forma. Según Briggs y Clavin
ción de las principales potencias europeas (2004),
trataron de volver a la situación anterior a había revolucionarios y liberales en la ma-
1789; trataron de negar la historia, pero no yoría de los países de Europa. Ambos gru-
se pueden detener los procesos sociales, ni pos creían que la labor emprendida en 1789
por medio de las leyes, ni por la fuerza. La debía continuar. Los primeros solían ser
Restauración fue un proceso ahistórico, ine- profesionales en sus opiniones y desinhibi-
dos en sus métodos, mientras que los se-
vitablemente iba a fracasar.
gundos intentaban conservar las conquis-
Después del Congreso de Viena las fron- tas positivas para la libertad humana resul-
teras de Francia retrocedieron a lo que ha- tantes de 1789, evitando al mismo tiempo

18
Las revoluciones burguesas del siglo XIX: 1815-1848 / F. M. BRIONES Q. ET AL.

los excesos revolucionarios. No confiaban liberales y patriotas hasta 1848. Al respecto,


en las conspiraciones, sino en el constitu- Rudé (2004), señala:
cionalismo.
La democracia, otro producto de la revolu-
La antigua sociedad aristocrática estaba ción, sobrevivió y arraigó firmemente: no
desorganizada o transformada sin posibilida- en los países que habían estado en la órbita
des de retorno, pero, sin duda, la aristocracia política de Francia, sino en Inglaterra, don-
no había desaparecido. En Holanda y parte de el radicalismo, después de una proscrip-
ción de quince años durante las guerras con
de Alemania la sociedad patricia y aristocrá-
Francia, revivió alrededor de 1807 y comen-
tica se había debilitado más o menos del zó a aportar ideas democráticas a los movi-
mismo modo que en el norte de Italia. La mientos reformistas que se manifestaron en
destrucción de las supervivencias feudales, la Europa de principios del siglo XIX.
la eliminación de los obstáculos opuestos al
comercio y la industria y la revocación de Revivió en Francia en la revolución de
los derechos señoriales, los peajes y la juris- 1830, y con ideas y lemas nuevos, en la de
dicción que pesaban sobre el suelo por su- 1848.
puesto contribuyeron a promover y estimu- Las revoluciones nunca han sido obra de
lar el crecimiento de la sociedad burguesa. las grandes masas populares, sino que las pro-
Para Hobsbawm (1998), vocan los agitadores, grupos reducidos de
hombres ambiciosos, entre ellos los funcio-
durante el periodo de la Restauración (1815- narios a sueldo del Estado, los hombres de
1830) el manto de la reacción cubría por letras, los abogados, los responsables de la
igual a todos los disidentes y bajo su som- enseñanza pública, los médicos, en general
bra las diferencias entre bonapartistas y re-
publicanos moderados y radicales apenas las personas más instruidas. Fueron éstos los
eran perceptibles. Todos ellos tendían a que encendieron la mecha para que estalla-
adoptar el mismo tipo de organización re- ran las revoluciones posteriores a la Restau-
volucionaria o incluso la misma organiza- ración.
ción: la hermandad insurreccional secreta. Para realizar esta breve reseña historiográ-
fica fue necesaria la lectura y análisis de libros
La más conocida era la de los Carbona- de diferentes autores. El más destacado y pre-
rios. Tomó forma en la Italia meridional de ciso, a nuestro parecer, es Eric Hobsbawm.
1806. La época carbonaria alcanzó su apo- Historiador británico de prestigio mundial,
geo en 1820-1821, pero muchas de sus her- de corte marxista e influenciado por la Es-
mandades fueron virtualmente destruidas en cuela de los Annales, que utiliza fuentes pri-
1823. Filipo Buonarroti, viejo camarada de marias y efectúa una vasta revisión biblio-
Babeuf, fue su más diestro e infatigable cons- gráfica con respecto al tema de estudio. De
pirador, aunque sus doctrinas fueron mu- igual forma, consultamos de Asa Briggs y
cho más izquierdistas que las de sus “primos”. Patricia Clavin, un trabajo concienzudo,
Otro resultado del arreglo de 1815 fue la también basado en fuentes primarias, junto
aproximación del nacionalismo y el libera- con un análisis en base a bibliografía, de ca-
lismo. Aunque ambos provenían en medida rácter interpretativo aunque desde un pun-
considerable de los años de revolución. A to de vista más conservador que Hobsbawm.
pesar de esto, el nacionalismo se acentuó Se estudió, además, a varios autores reuni-
notablemente en Europa después de 1815, dos por Julio Aróstegui, quienes realizaron
llegando a su apogeo en 1848. Austria con- un trabajo más que nada narrativo y des-
tinuó siendo el blanco de las animosidades criptivo, con poco espacio para la interpre-

19
Theoria, Vol. 14 (2): 2005

tación, que se acerca bastante a los estudios de los iguales de Babeuf, ese significativo
de la escuela positivista. Por último, nos alzamiento de los extremistas jacobinos y
los primitivos comunistas que marca el na-
gustaría destacar a George Rudé, historia-
cimiento de la tradición comunista moder-
dor que ha trabajado junto con Hobsbawm, na en política. El comunismo fue el hijo
que se asemeja bastante a éste en sus inter- del “Sans - cullottismo”, compuesto por los
pretaciones, también con influencias mar- socialistas, el trabajador pobre o nueva cla-
xistas y la utilización de fuentes primarias y se social de obreros industriales.
secundarias. Obviamente, estos no fueron
los únicos historiadores estudiados, sin em- La extrema izquierda concebía la lucha
bargo, son los más destacados e importan- revolucionaria como una lucha de las masas
tes a nuestro parecer. simultáneamente contra los gobiernos ex-
Es así como en este artículo pretendemos tranjeros y los explotadores domésticos.
demostrar que las revoluciones del siglo XIX Dudaban de la capacidad de la nobleza y de
consolidaron el poder de la burguesía en la la débil clase media, con sus intereses fre-
sociedad europea. A través del análisis de cuentemente ligados a los del Gobierno, para
textos de diversos autores que se refieren a guiar a la nueva nación hacia su indepen-
las revoluciones del siglo XIX que ocurrie- dencia y modernización. Su programa esta-
ron en el continente europeo, hemos podi- ba fuertemente influido por el naciente so-
do concluir que fueron fundamentalmente cialismo occidental.
de carácter burguesa. Pero, al mismo tiem- De acuerdo a Hobsbawm (1998):
po, permitieron a los sectores populares
manifestarse, hacer notar su presencia y par- Las organizaciones blanquistas entre 1830
y 1848 se decía que estaban constituidas
ticipación en las diversas revoluciones euro- casi exclusivamente por hombres de la cla-
peas, aunque fuera expresada en la última se más baja. Este era un caso excepcional.
de ellas en 1848, sólo como una “primavera El grueso de los conspiradores seguía for-
de los pueblos”. mado, como antes, por hombres de las cla-
La tercera y mayor de las olas revolucio- ses profesionales o de la pequeña burgue-
narias, la de 1848, fue el producto de aque- sía, estudiantes y escolares, periodistas, etc.
llos años de crisis. Se fue gestando un ma-
lestar social, se buscaba que el pueblo trata- La extrema izquierda de 1848 estaba de-
ra de llegar a las decisiones de Estado. Casi cididamente a favor del principio jacobino
simultáneamente la revolución estalló y de centralización y de un fuerte poder eje-
triunfó, de momento, en Francia, en casi cutivo, frente a los principios girondinos del
toda Italia, en los estados alemanes, en gran federalismo, descentralización y división de
parte del imperio de los Habsburgo y en poderes.
Suiza (1847). En forma menos aguda, el Un factor occidental que reforzaría el
desasosiego afectó también a Irlanda, Gre- internacionalismo de 1830-1848 fue el exi-
cia e Inglaterra. Lo que en 1789 fue el alza- lio. En los centros de refugio los emigrados
miento de una sola nación era ahora, al pa- se organizaban, discutían, disputaban, se tra-
recer, “la primavera de los pueblos” de todo taban y se denunciaban unos a otros, y pla-
un continente. A juicio de Hobsbawm neaban la liberación de sus países o la de otros
(1998): pueblos. Según Hobsbawm (1998):
El comunismo, que trataba de explicar y
La inspiración de este movimiento era la hallar soluciones a la crisis social del mun-
revolución del año II y los alzamientos post do, atraía a los militantes y a los intelectua-
termidorianos, sobre todo la conspiración les meramente curiosos a su capital, París.

20
Las revoluciones burguesas del siglo XIX: 1815-1848 / F. M. BRIONES Q. ET AL.

En aquellos refugios los emigrados forma- la revolución fue un fracaso mucho más que
ban esa provisional –pero con frecuencia un éxito, pues los liberales, que habían rea-
permanente– comunidad del exilio, mien-
lizado su revolución bajo una bandera na-
tras planeaban la liberación de la humani-
dad. No siempre les gustaba o aprobaban cional pangermana y habían convocado a un
lo que hacían los demás, pero los conocían parlamento nacional para señalar su victo-
y sabían que su destino era el mismo. Jun- ria, se rindieron cuando comenzó a oírse la
tos preparaban la revolución europea, que voz de las masas, y disolvieron su parlamen-
se produciría y fracasaría en 1848. to y devolvieron el poder a Austria y a los
príncipes, según lo determinaba el Sistema
La búsqueda de las reivindicaciones de los de Congresos. Más aún, en ambos países los
obreros llevó, como había sido el caso poco liberales y los nacionalistas viraron brusca-
antes en Inglaterra, a la aparición en Francia mente hacia la derecha y, para unir a sus
de un movimiento nacional de los trabaja- países, se situaron detrás de las medidas con-
dores: primero en Lyon, y más tarde en Pa- servadoras o casi conservadoras de Bismarck
rís y otros lugares. Este fenómeno originó a y Cavour. De modo que, según Rudé (2004):
su vez una nueva ideología de protesta po-
pular, uno de cuyos aspectos centrales fue la No es del todo impropio afirmar que tam-
reclamación de una “república social y de- bién en el caso de París, 1848 marcó un
mocrática”, es decir, una entidad que ya no momento de cambio. Después de haber sido
durante sesenta años como el trampolín casi
estaba formada a imagen de la burguesía li-
indispensable de la Revolución, ahora co-
beral (como en 1789 y 1830), sino que co- menzaba a ocupar un lugar de segunda fila.
incidía más estrechamente con las nuevas
necesidades de los productores esenciales. A El año de 1848 fue el del Manifiesto del
juicio de Rudé (2004): partido comunista redactado por Marx y
Se manifestó por primera vez esta fórmula Engels. A partir de datos e ideas derivados
en las calles y los clubes de París durante la del filósofo dialéctico alemán Hegel, de las
primavera de 1848, pero se repitió en otras historias francesas de la “lucha de clases” y
revoluciones, por ejemplo en Hungría, Gre- de la economía política británica, sobre todo
cia y Rumania más avanzado el mismo año. la teoría de la plusvalía del especialista in-
Por lo tanto, 1848 fue una culminación,
en cuanto llevó a su término o completó
glés en política económica David Ricardo,
algunos de los desarrollos del proceso “re- Marx y Engels crearon una nueva síntesis.
volucionador” que se originó en Francia a En la misma Francia, donde el progreso de
partir del directorio. Pero en otros aspectos la industrialización fue relativamente lento
fue una derrota, y se convirtió en un movi- después de 1815, abundaban las ideas so-
miento de cambio de carácter muy distinto. cialistas, muchas de ellas propagadas por
intelectuales que conocían mejor el interior
Incluso en Francia, donde la revolución de las bibliotecas que el de las fábricas. Y, de
de febrero pareció tan prometedora, las es- hecho, la palabra “socialismo” en su acepción
peranzas de una “república social y demo- contemporánea fue inventada en Francia.
crática” duraron poco, y se esfumaron en el Decidir el momento adecuado era, en
marco de la sangrienta derrota de junio. En opinión del joven Marx, posiblemente la más
Italia, la revolución de 1848, aunque fue el importante de las decisiones que debían to-
trampolín de la posterior unificación nacio- mar los revolucionarios. Y al parecer muchos
nal, no promovió cambios sociales; y en Ale- pensaron que el momento era la primavera
mania –a pesar de que, como en Austria, se de 1848. Al respecto, Briggs y Clavin (1997)
abolió la servidumbre o quedó debilitada– manifiestan:

21
Theoria, Vol. 14 (2): 2005

Antes de que estallara la revolución de Fe- davía muy alterada, que la guardia civil no
brero, la guerra civil de Suiza había acaba- consiguió dominar. Era, pues, poco proba-
do con la victoria de los liberales sobre los
ble que las primeras conquistas de la exci-
cantones católicos, y Suiza se había conver-
tido en un estado liberal. tante “primavera de la libertad” llegaran a
consolidarse.
En Inglaterra se produjo una impresio- Para Briggs y Clavin (1997):
nante manifestación cartista en Londres el Las revoluciones de 1848 habían sido más
10 de abril de 1848, en la que por primera rurales que urbanas, y las habían dirigido
vez se unieron a los cartistas los partidarios intelectuales con poca experiencia política,
de la Joven Irlanda, un grupo nacionalista cuyos objetivos eran muy distintos entre sí,
irlandés que había alcanzado cierta notorie- y los trabajadores que habían participado
en ellas no eran en su mayoría obreros in-
dad tras la muerte de O‘Connell. Tanto aquí dustriales, sino jornaleros, artesanos y maes-
como en todas partes lo principal era la ju- tros artesanos de poca monta, una mano
ventud. de obra muy diferente del proletariado in-
Según Briggs y Clavin (1997): dustrial al que se dirigían Marx y Engels en
el manifiesto comunista.
Para que el liberalismo y el nacionalismo
triunfasen en Italia o en Alemania era tan Para los revolucionarios fue un signo par-
esencial que se produjera una revolución en ticularmente ominoso que a lo largo de la
ese ente plurinacional que era el Imperio primavera de 1848 Rusia, donde se produ-
austriaco, y que Metternich desapareciera
jeron numerosos disturbios en el campo,
del panorama europeo, como lo era que se
produjese una revolución en Francia; sin pero ninguno en las ciudades, se mantuvie-
embargo, no fue en Viena, sino en se a la expectativa. Nicolás I había moviliza-
Budapest, donde empezó la cadena de acon- do inmediatamente un gran ejército para
tecimientos que acabaría provocando la caí- apoyar a las posibles víctimas de agresiones
da de Metternich. francesas en febrero de 1848. Y aunque la
situación europea cambió por completo tras
Los componentes de los disturbios que la caída de Metternich y la revolución de
se produjeron a continuación en el hetero- Berlín, el gran ejército ruso –como sabían
géneo imperio de los Habsburgo fueron los liberales y nacionalistas de todas partes–
muchos y contradictorios (liberalismo, na- seguía alerta.
cionalismo, movimientos de campesinos, sin Las revoluciones de 1848, la “primavera
olvidar el antisemitismo); y pronto las gran- de los pueblos”, no fueron más que eso; una
des ciudades de Praga, Budapest, Milán y primavera. Una primavera que cuando se
Venecia sucumbieron a la fiebre revolucio- marchó, todo, o casi todo, volvió a la nor-
naria. malidad. Las revoluciones del 48 comenza-
Nada de lo sucedido en Alemania hubie- ron y fracasaron ese mismo año. Los sueños
ra sido posible de no haber cambiado los y esperanzas de campesinos y obreros ten-
tiempos en Viena y París. En esa misma pri- drían que seguir esperando mucho tiempo
mavera de 1848, el 22 de mayo, cuatro días más.
después de la apertura del Parlamento de Cada situación revolucionaria tenía su
Frankfurt, a la que asistió un solo campesi- propia historia, en la que convergían elemen-
no, y ningún obrero industrial, la asamblea tos diversos, posiciones confusas y persona-
nacional de Prusia, cuya composición social lidades enfrentadas, pero había algunos ras-
era más variada, pues incluía algunos cam- gos comunes a todas, entre ellos el desen-
pesinos, se reunió en Berlín, una ciudad to- canto final.

22
Las revoluciones burguesas del siglo XIX: 1815-1848 / F. M. BRIONES Q. ET AL.

CONCLUSIÓN El nacionalismo fue un factor crucial a la


hora de incentivar a las masas revoluciona-
Las revoluciones del siglo XIX consolidaron rias, su presencia en los corazones del pue-
el poder de la burguesía europea. Estas re- blo fue clave para la explosión revoluciona-
voluciones llevaron al poder a esta clase so- ria de 1848. La “primavera de los pueblos”
cial en desmedro de la nobleza europea y, fue un movimiento nacionalista simultáneo
junto con ella, el sistema capitalista terminó a través de toda Europa. Este nacionalismo
por implantarse en toda Europa y, posterior- de la mano del capitalismo burgués desem-
mente, en casi todo el mundo. Estas olas bocaría en el proceso colonialista e imperia-
revolucionarias (1820-1824; 1829-1832; y lista –la etapa superior del capitalismo, se-
1848) fueron planeadas y ejecutadas por gún Lenin–, llevado a cabo por las poten-
burgueses. En ellas participaron proletarios cias europeas a finales del siglo XIX con con-
y campesinos, sin embargo estos grupos fue- secuencias trascendentales para la historia del
ron utilizados por la burguesía industrial para siglo XX.
lograr sus objetivos.
Si bien es cierto en las revoluciones de
1848 hubo participación socialista, no se les AGRADECIMIENTOS
puede tildar de revoluciones comunistas. A
pesar de que el 48 es el año de la publica- Agradecemos el financiamiento para la eje-
ción del “Manifiesto del Partido Comunista” cución de este trabajo a través del Proyecto
redactado por Karl Marx y Friedrich Engels, de investigación N° 056323 4/I de la Di-
los comunistas recién comenzaban a figurar rección de Investigación de la Universidad
como una amenaza real al sistema capitalis- del Bío-Bío, Chile.
ta en Europa. Ya Marx lo preveía en el mis- `
mo año 48 y vaticinaba que los movimien-
tos sociales que se estaban llevando a cabo BIBLIOGRAFÍA
en toda Europa sòlo servirían para consoli-
BRIGGS, A. y CLAVIN, P. (1997). Historia con-
dar el poder burgués en la Europa decimo-
temporánea de Europa. 1789-1989. Barcelo-
nónica. El movimiento comunista era débil na: Crítica.
aún, sin embargo, su fantasma ya recorría BUCHRUCKER, C. y colaboradores (1999). El
Europa. miedo y la esperanza. Los nacionalismos en Eu-
El obrero industrial participó en estos ropa centro-oriental. Mendoza: EDIUNC.
movimientos, reclamó sus derechos como lo CASALI DE BABOT, J. (2001). Las revoluciones
burguesas y los sistemas políticos del siglo XIX.
hicieron los Cartistas ingleses, no obstante, En: Aróstegui, Julio y otros. El mundo con-
fueron manejados desde arriba por funcio- temporáneo. Historia y problemas. Buenos
narios, abogados, médicos y comerciantes Aires: Biblos.
que no luchaban por las reivindicaciones HOBSBAWM, E. (1998a). La era de la revolu-
obreras. La democracia, reivindicada polí- ción. Buenos Aires, Crítica.
ticamente por la revolución francesa, cimen- HOBSBAWM, E. (1998b). La era del capital.
Buenos Aires: Crítica.
tó su poder en toda Europa a través de las MOMMSEN, W. (1971). La época del imperia-
revoluciones, y si beneficiaron directamente lismo, Europa 1885-1918, vol. 28. México-Es-
a una clase social fue a la burguesía, que se paña: Siglo XXI.
sirvió de ella como medio para llegar al po- RUDÉ, G. (2004). La Revolución Francesa. Bue-
der político. nos Aires: Vergara.

23
PRIMERA GUERRA MUNDIAL

La Primera Guerra Mundial fue uno de los conflictos bélicos más mortíferos y prolongados que ha vivido la historia de la humanidad.
Por esa causa, también se le ha denominado como la Gran Guerra. Esta inició el 28 de julio de 1914 y finalizó el 11 de noviembre
de 1918.
La guerra fue causada por disputas imperiales de orden económico, político y por la distribución de las colonias entre las potencias
mundiales. En este conflicto internacional intervinieron los países industrializados de Europa, a los que luego se unieron los territorios
colonizados de África.
Los países protagonistas del conflicto formaron dos frentes:
• La Triple Entente: compuesta por Francia, Gran Bretaña y Rusia. El Imperio Ruso se desintegró en 1917 y salió de la guerra.
Ese mismo año, los Estados Unidos entraron en acción apoyando a las fuerzas de la Entente.
• Las Potencias Centrales: grupo compuesto por el Imperio alemán y el Imperio Austrohúngaro. A este bloque luego se
incorporaron el Reino de Bulgaria y el Imperio Otomano.
La competencia entre estas potencias condujo a alianzas militares que provocaron tensión durante años. Fue en ese clima político
que aconteció el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en la ciudad de Sarajevo, en 1914. Entonces el Imperio
Austrohúngaro le declaró la guerra a Serbia, lo que ocasionó que múltiples compromisos militares se activaran y así muchos países
se vieran involucrados.
La Primera Guerra Mundial dejó como consecuencia una gran devastación demográfica y social, así como, una fuerte crisis
económica. Desaparecieron cuatro imperios que fueron el alemán, el ruso, el austrohúngaro y el otomano, y se formaron nuevos
países, lo que modificó la demografía de Europa central.
El fin de la guerra lamentablemente no trajo consigo una paz duradera. Sus secuelas y descontentos dieron pie a que años más
tarde se iniciara otra guerra aún más devastadora, caracterizada por el nacionalismo, el fascismo y el holocausto.
Línea de tiempo de la Primera Guerra Mundial (1914-1919).
Causas de la Primera Guerra Mundial
1. La Paz Armada
El periodo que va desde 1871 hasta el inicio de la Gran Guerra se conoce como la Paz Armada. Entre Francia y Alemania existía una
gran rivalidad después del resultado de la guerra franco-prusiana (1870-1871). Asimismo, entre el Imperio Austrohúngaro y Rusia
había desacuerdos por el dominio político de los Balcanes.
Los grandes imperios de Europa sentían desconfianza unos de otros. En cualquier momento un evento inesperado podía acabar
con la paz mantenida, y eso fue lo que ocurrió con los atentados de Sarajevo, que causaron la muerte de Francisco Fernando en
1914.
2. El imperialismo europeo
El Reino Unido y Francia poseían la mayoría de las colonias africanas a finales del siglo XIX, con un dominio territorial que favoreció
su desarrollo económico y su poder geopolítico. Mientras tanto, el Imperio Austrohúngaro no tenía colonias, y Alemania apenas
contaba con algunos territorios, de los que no obtenía casi ningún tipo de ganancias económicas. Esto causó resentimiento de
Alemania contra Francia e Inglaterra.
3. El desarrollo de la industria bélica
Entre 1860 y 1913 se llevó a cabo un importante progreso industrial en Europa, liderado por Reino Unido, Francia y Alemania. Este
conllevó el desarrollo de nuevas armas y la construcción de medios de transporte especializados para la guerra.
Todo ello empujó a las naciones europeas a sospechar de sus adversarias, lo que las hizo invertir aun más dinero en la defensa de
sus colonias y en preparaciones para una eventual guerra.
4. El nacionalismo
Las ideologías nacionalistas se afianzaron en Europa durante el siglo XIX. Cada gobierno buscaba exaltar los sentimientos de
pertenencia a una comunidad. Por la nación se debía luchar e incluso entregar la vida de ser necesario. Así, cada país alentó la
defensa de sus intereses y el menosprecio por los rasgos que eran propios de otras naciones.
5. La diplomacia de la competencia entre naciones
La desconfianza entre los países dividió al mundo entre amigos y rivales. Por iniciativa de Otto von Bismarck, el canciller de la
Alemania unificada, se creó la Triple Alianza de 1882, compuesta por Alemania, el Imperio Austrohúngaro e Italia. Su objetivo era
disminuir el poder de Francia y decretar su defensa común ante Rusia.
Luego, otras naciones establecerían la Triple Entente (1907). En este pacto Rusia se alió a Reino Unido y Francia en contra de
Alemania.
6. La causa detonante de la Primera Guerra Mundial: el asesinato del archiduque de Austria
El archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero de la corona del imperio Austrohúngaro, fue asesinado el 28 de junio de
1914, en la ciudad de Sarajevo, Bosnia. Un grupo de jóvenes nacionalistas planificó el atentado en su contra.
Cuando el archiduque se encontraba en camino para visitar a los lesionados de un primer atentando, fue interceptado por Gavrilo
Princip, joven integrante del movimiento nacionalista "Mano negra". Este sacó su arma y disparó a muerte en contra del archiduque
y de su esposa.

EL INICIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Mapa político de Europa en 1914, con la división de fronteras vigente antes de la Primera Guerra Mundial.
Tras el asesinato de Francisco Fernando se generó una crisis política que desencadenó acciones en la red de alianzas. El día 28 de
julio de 1914, el Imperio Austrohúngaro le declaró la guerra a Serbia. Su motivo principal fue la falta de respuesta contra los
nacionalistas que organizaron el crimen que resultó en la muerte del archiduque.
Rusia apoyó a Serbia, razón por la cual el Imperio Austrohúngaro le declaró la guerra a Rusia. Alemania también le declaró la guerra
a Rusia, imperio que ya contaba con el apoyo de sus aliados Francia y Reino Unido. El 2 de agosto, el Imperio Otomano firmó una
alianza secreta con Alemania, y el día 3 del mismo mes Alemania le declaró la guerra a Francia.
Desarrollo de la Gran Guerra

Soldados con máscaras especiales para evitar respirar los gases venenosos durante los enfrentamientos.

El Imperio Austrohúngaro y Alemania formaban un bloque sólido en el centro de Europa. Para evitar el enfrentamiento directo en
este y oeste, Alemania puso en práctica el Plan Schlieffen, que consistía en enviar la mayor parte de su ejército al frente occidental,
atravesando Bélgica e invadiendo a Francia con el fin de vencerla rápidamente. Luego, esas fuerzas si podrían movilizarse hacia el
este y reforzar el frente oriental.
Los planes de Alemania no se cumplieron. Tras la invasión de Bélgica, Reino Unido le declaró la guerra a Alemania. Así, la avanzada
alemana fue detenida por los franceses y por la Fuerza Expedicionaria Británica en la primera batalla de Marne, en el mes de
septiembre de 1914.
Guerra de movimientos
En la primera etapa de la Gran Guerra, las tropas de las Potencias Centrales fueron movilizadas para invadir a sus enemigos y
obtener la victoria con rapidez. Estos movimientos generados por el ataque alemán en 1914, así como los movimientos del ejército
francés hacia el frente occidental, además del desplazamiento de las fuerzas de Inglaterra hacia el continente se conocen como
la guerra de movimientos.
Frente occidental
El frente occidental se localizó en una extensa línea de 800 kilómetros de longitud desde Suiza hasta Bélgica. Allí se llevaron a cabo
bombardeos, ataques de artillería e incluso ataques con gas venenoso entre las fuerzas del Imperio Alemán y Francia e Inglaterra.
Luego de la primera batalla de Marne, los ejércitos buscaron consolidar sus posiciones en el terreno. Por eso construyeron trincheras
esperando ganar estratégicamente cada vez más espacio. A pesar de las tácticas puestas en marcha, los avances fueron escasos y
hubo numerosas bajas en cada batalla.
Las posiciones de las trincheras variaron poco hasta casi el término de la guerra, cuando la balanza se inclinó finalmente en favor
de los aliados. Entre los enfrentamientos más duros del frente occidental se cuentan la batalla de Verdún, la batalla del Somme y
la batalla de Passchendaele, cada una responsable de la pérdida de cientos de miles de vidas humanas.

Líneas rojas demarcan el frente occidental. Las posiciones poco se movieron en los años 1915 y 1916. Los campos de batalla se situaban en
la frontera de Francia con Alemania y con Bélgica, que había sido ocupada por las Potencias Centrales. Los rectángulos azules muestran las
posiciones de batallones aliados y los rojos la de batallones alemanes. Imagen cortesía de: Benjamín Núñez González.
Frente oriental
En el frente oriental combatieron las tropas alemanas y austriacas en contra de las rusas. En términos territoriales, el frente oriental
fue incluso más amplio que el occidental, y se extendió desde el Mar Negro y los montes Cárpatos en el sur hasta el Mar Báltico en
el norte de Europa.
Los grandes enfrentamientos iniciaron con la batalla de Tannenberg en agosto de 1914. En este frente, el Imperio Otomano se alió
a Alemania y atacó a la Armenia Rusa. En 1915, con la ofensiva de Gorlice-Tarnów, las fuerzas austroalemanas avanzaron hasta
Varsovia, tomando pueblos y ciudades bajo su control.
Cuando se pensaba que la victoria alemana en este frente estaba cerca, los rusos respondieron con la Ofensiva de Brusilov en 1916.
Esta fue una serie de operaciones militares en las que el ejército de Rusia recuperó ciudades tomadas por austriacos y alemanes.
Los combates prolongados dejaron miles de muertos y millones de héridos en ambos bandos.
Sin embargo, la suerte del frente oriental sería decidida al interior de Rusia. Allí una revolución socialista derrocó al Zar Nicolás II y
acabó con el poder imperial en ese país. Rusia entonces firmó el Tratado de Brest-Litovsk en 1917 y abandonó la contienda.
En verde las zonas disputadas del frente oriental que pasaron a control de las Potencias Centrales luego de la firma del Tratado de Brest-
Litovsk en 1917. Un año después tanto Alemania como Austria perderían la posesión de esos territorios por su derrota en la guerra.

Guerra de trincheras (1915-1916)


La guerra de trincheras prevaleció en el frente occidental durante 1915 y 1916. Los bandos en conflicto construyeron esas líneas
de defensa difíciles de penetrar para mantener a salvo sus posesiones territoriales. Así, la lucha se dificultó y se prolongó.
Las largas líneas de agujeros cavados en la tierra no contaban con condiciones óptimas de higiene para los soldados. Por ello se
convirtieron en espacios insalubres, siendo también culpables de enfermedades y muertes. En ocasiones, los militares vivieron en
las trincheras de manera miserable.
La guerra se estancó hasta que, en septiembre del año 1916, tanto los franceses como los alemanes intentaron romper el frente.
En la batalla de Verdún los alemanes intentaron tomar la región, pero no lo lograron ante la defensiva francesa.

Soldados en las trincheras durante los enfrentamientos de la Primera Guerra Mundial.


Guerra submarina
En las batallas submarinas poco se respetaron las restricciones y reglas establecidas para los combates navales. En mayo de 1916,
la armada británica y la armada alemana se enfrentaron en la batalla de Jutlandia.
Estados Unidos se vio empujado a entrar en la guerra en 1917. Hasta entonces el país había permanecido neutral. Sin embargo,
tras el hundimiento del Lusitania y de otros barcos mercantes por parte de submarinos alemanes, también EE.UU le declaró la guerra
a Alemania, y se sumó al apoyo de la Entente.
Revolución Rusa
En 1917, Rusia tuvo que apartarse de la Gran Guerra a causa de la revolución dirigida por Lenin y los bolcheviques. Ese año, entre
febrero y octubre derrocaron al zar Nicolás II e impusieron un gobierno socialista.
Tras estos eventos, los alemanes y los rusos alcanzaron acuerdos con el tratado de Brest-Litovsk. La firma de ese tratado permitió
que las tropas alemanas se trasladaran del frente oriental al occidental y Rusia dejó los combates para atender los conflictos internos
provocados por la revolución.

Familia Romanovs, última familia imperial de Rusia tras la Revolución rusa que derrocó al zar Nicolás II.

Fin de la Primera Guerra Mundial


En 1917 llegó al continente europeo la Fuerza Expedicionaria Estadounidense, liderada por el General de los Ejércitos John Pershing.
Estas tropas vinieron a apoyar al bando de la Entente, por lo que cambiaron el balance de la guerra a favor de los aliados en el
frente occidental.
Por otra parte, los ejércitos de las Potencias Centrales estaban agotados y desprovistos de recursos. No contaron con las fuerzas
necesarias para invadir París en junio de 1918 y perdieron la segunda batalla de Marne.
En el frente oriental, los británicos derrotaron al Imperio Otomano. Por su parte, los italianos vencieron al Imperio Austrohúngaro
en la batalla de Vittorio Veneto, derrota que obligó al Imperio Austrohúngaro a firmar un armisticio.
En Alemania la población atravesaba una fuerte crisis que causó la insurrección obrera de Berlín. El emperador Guillermo II abandonó
su cargo y, a continuación, se estableció un gobierno provisional que estableció una república en Alemania. El 11 de noviembre de
1918 el nuevo gobierno alemán firmó el armisticio de Compiègne, que dio fin a la Primera Guerra Mundial.
Consecuencias de la Primera Guerra Mundial

Por falta de mano obrera masculina, muchas mujeres tuvieron que trabajar en la fabricación de armas.
El desarrollo de la Primera Guerra Mundial tuvo una importante serie de efectos en los planos demográfico, político, económico,
social y militar. Entre las consecuencias hallamos:

1. Desaparición de imperios y nuevo orden territorial


La desintegración del Imperio Austrohúngaro trajo consigo el establecimiento de Estados como Austria y Checoslovaquia. Hungría
se independizó. Mientras el Imperio Otomano también fue dividido por un acuerdo previo entre Francia, Reino Unido y Rusia.
A Serbia le fueron anexados algunos territorios de los pueblos eslavos. Francia recuperó los territorios de Alsacia y Lorena. Asimismo,
las colonias pertenecientes a Alemania pasaron a ser controladas por los franceses y los británicos.
Al final fueron cuatro los imperios que terminaron por desintegrarse después de la Gran Guerra: el Imperio ruso, el Imperio
austrohúngaro, el Imperio alemán y el Imperio otomano.

Mapa de Europa luego de la Primera Guerra Mundial. Se destacan las fronteras de 1923 después de la firma de diversos tratados de paz.

2. Crisis económica
La guerra produjo elevados gastos militares. Las economías de los países afectados por la guerra vivieron una crisis colosal,
debiendo pagar las deudas que tenían con los proveedores de créditos y materias primas.
Esta situación generó hambre y dificultades para la reconstrucción de las zonas afectadas. Por otra parte, Estados Unidos salió
fortalecido desde el punto de vista económico, político e industrial.
3. Un número alto de soldados y civiles fallecidos
Fueron muchas las personas que se vieron afectadas por la escasez de recursos básicos, la hambruna y la destrucción de ciudades
y pueblos. Hubo muertes por los enfrentamientos directos, así como también por las secuelas del conflicto.
4. La Conferencia de la Paz
Se llevó a cabo en 1919 en París teniendo como fin garantizar la paz mundial. Como resultado surgió el Tratado Versalles, firmado
el 28 de junio de 1919, del cual surgió la Sociedad de Naciones. Este tratado fue el documento que puso fin a la Primera Guerra
Mundial y fue firmado por los países de la Entente y Alemania.
Se declaró que Alemania era la culpable de los daños de la guerra. A esta le fueron impuestas sanciones que afectaron su economía
y su territorio. Como consecuencia, los alemanes se sintieron descontentos y aborrecieron los términos del tratado. Años más tarde
estos sentimientos impulsaron las causas de la Segunda Guerra Mundial.
5. Ideologías políticas extremistas cobran auge en Europa
El desencanto generado por la crisis en Europa hizo que las personas escucharan a líderes políticos que promovían cambios
radicales. En el este de Europa se afianzó el comunismo. En Italia tomó el poder el fascismo. En Alemania, lo hizo el partido Nazi.
La paz emanada de la Conferencia de París y del Tratado de Versalles fue frágil y duró apenas dos décadas hasta el estallido de
una Segunda Guerra Mundial.
\)

\-//

LI.J 4_
A \.-i
';:_
vl
r_lJ

<l_
..*J
.d
a
l
Jl
-4'
<_!

Lrt ¿
r
t.
6 §.*
C) i) Li_)
J
t é
§-
é
-J ;
LLI
1\
r-r')
)
- /
r_u
\n
\-J

cf- I
t
.4-
o--
*
,k-
\ t,
3 f1 ¿-
o¿ >a S \
\tr
rñ >= q-l-

ó2 \er
a<
U
\
-i. --) §
\?, J R
o v'l4 ü -r-§ \§
L <-
9u)
,-r; "(
t-
N\i
R
.L
qf
(¡\
( Ln
*)
v
\(J

r'
12
,o
;ru (?,
hq §/
\U
F-
Y
\JY
..1§\
.Lt-
c kn, (x \
€=-
q-
.
§\'
SuóMAKt¡.to
é<
tJ\t'

A
§-*'* &
r-¡
? urcS q'\
C¡-
q
-.,d
,NV \
:l wnv o¡tty, \
.íQ
J
Vn
...- ¡i t .¡'t
' *A('.
.¿ -
.^o
\/!.^
Y,?.,

\ +c l)¿

\i*o o
L^9 r¿
tv!,,
/*\
¡*7
\?
"Q
,q í-
Ji (!-

ft
.,. f
>ü\
tl-,

¿t
:'t
LA REVOLUCIÓN RUSA Y LA URSS.

A principios del siglo XX el Imperio Ruso parecía grande y poderoso pero en realidad
estaba viviendo una enorme crisis que enseguida vamos a ver:

1.- LA RUSIA DE LOS ZARES.

1.1. Una agricultura tradicional.

En el siglo XIX Rusia era el país más atrasado de Europa en lo político y en lo


económico. El Feudalismo seguía existiendo e incluso había siervos de la gleba, adscritos a
la tierra y sin libertad. Las condiciones del campesino eran tan duras que había siempre
constantes revueltas campesinas. Todo esto hizo que, en la segunda mitad del siglo XIX, el
zar Alejandro II aboliera la servidumbre: los campesinos por fin tendrían libertad para irse
de las tierras y marchar a las ciudades. Pero ¿Qué iba a pasar ahora con la tierra? ¿Seguiría
siendo de los señores o pasaría a ser propiedad de los campesinos?

En realidad, se llegó a una solución que no gustó a nadie. La mitad de las tierras
seguirían en poder de la nobleza, y la otra mitad sería para los campesinos siempre y
cuando ellos pagaran una indemnización a los señores. Aquella situación era muy injusta
porque, en realidad, los campesinos estaban pagando su propia tierra a un precio muy
superior a su precio real. Todo esto hizo que los campesinos, en vez de estar mejor, se
empobrecieran cada vez más. Muchos de ellos acababan viviendo tan mal que preferían
emigrar a las ciudades y trabajar en la industria. Así, poco a poco iba aumentando la clase
obrera.

1.2. La industria rusa.

En poquísimos años Rusia se industrializó (a principios del siglo XX el país había


llegado a ser la quinta potencia industrial del mundo). Esta industrialización presentaba, sin
embargo, unas características muy particulares:

-La industria se encontraba concentrada en unas pocas zonas (Moscú, San


Petersburgo, Ucrania y los Urales) mientras que el resto del país era un desierto industrial.

-Como en Rusia no había capitales, hubo que pedir créditos al extranjero. Al final, la
industria rusa estaba casi toda en manos de franceses, ingleses y alemanes.

-Las empresas eran muy grandes (más de quinientos trabajadores). Apenas existía la
mediana y la pequeña empresa pues, en realidad, casi no existía tampoco una burguesía
nacional: casi todo estaba en manos extranjeras.
-Las condiciones del obrero eran desastrosas en Rusia (en el resto de Europa, al
menos, los obreros ya no vivían tan mal y se les reconocían ciertos derechos). Aquí los
trabajadores todavía tenían jornadas de 12 horas o más, salarios miserables y condiciones
durísimas. Además, estaban indefensos: no tenían derecho a ponerse en huelga, ni a
manifestarse, ni a formar sindicatos. Los obreros rusos carecían de todas las ventajas que
poco a poco había ido consiguiendo el trabajador del resto de Europa. Por eso, las ciudades
industriales rusas eran verdaderos nidos de revolución.

1.3. El absolutismo y la oposición al mismo.

Por si todo esto fuera poco, en Rusia seguía existiendo el absolutismo. Había
muchísima corrupción en la administración, los altos mandos del ejército seguían
reservados para la nobleza y la Iglesia Ortodoxa continuaba teniendo gran influencia entre
la población. El sistema político de Rusia era, por tanto, el más arcaico de toda Europa.

Naturalmente, muy pronto empezó a haber grupos que se oponían al absolutismo ruso.
Así, desde la segunda mitad del siglo XIX existía en Rusia un grupo terrorista de carácter
anarquista denominado “Tierra y Libertad”. Este grupo atentó varias veces contra
Alejandro II hasta que, al fin, consiguió matarlo en 1881.

Entre finales del siglo XIX y principios del XX nacieron, además, tres partidos
políticos de gran influencia:
-El Partido Socialista Revolucionario, de tendencia anarquista, que pretendía realizar
una revolución protagonizada por los campesinos.

-El Partido obrero Socialdemócrata Ruso, de carácter marxista y que consideraba en


cambio que la verdadera clase revolucionaria debían ser los obreros de las ciudades, no los
campesinos. En 1903 este partido acabó dividiéndose en dos tendencias:

-Los Mencheviques. Eran los más moderados y creían que, antes de hacer
una verdadera revolución obrera había que realizar una revolucion burguesa
que acabara con el absolutismo y trajera a Rusia las instituciones
parlamentarias. En principio, seguiría habiendo, por tanto, propiedad
privada.
-Los bolcheviques. Eran muy radicales y pensaban que había que hacer
directamente una revolución obrera. No estaban, por tanto, dispuestos a
pactar con la burguesía como pretendían los mencheviques. Había que abolir
inmediatamente la propiedad privada y crear una dictadura del proletariado.
El líder de esta formación era Vladimir Ilich Uliánov, llamado Lenin.

-Como en Rusia casi no había burguesía (recordemos que las grandes empresas
estaban en manos extranjeras), tardó mucho tiempo en formarse un partido burgués. No
obstante, éste acabó formándose en 1905: el Partido Constitucional Demócrata. Era un
partido muy moderado, que no quería revoluciones sino orden. Solamente pretendía
limitarle el poder al zar y establecer un sistema parlamentario con sufragio censitario: las
masas debían ser apartadas del poder y de la política. Como podrá suponerse, este partido
nunca tuvo muchos seguidores entre la gente del pueblo.

2. LA REVOLUCIÓN DE 1905.

A principios del siglo XX Rusia vivió una época de fuerte crisis económica. Esta crisis
se debía a una serie de factores:
- Hubo varios años seguidos de malas cosechas.
-En la industria había superproducción. Eso hizo que los precios bajaran y que las
empresas no obtuvieran suficientes beneficios. A causa de eso los extranjeros dejaron de
invertir sus capitales en Rusia y muchas fábricas tuvieron que cerrar, dejando en la calle a
los trabajadores.
-Por si fuera poco, Rusia entró en guerra con Japón y perdió.

Todo esto hizo que existiera un fuerte descontento hacia el zar: todos los partidos de la
oposición pedían reformas y exigían que se acabara el absolutismo.

La chispa se encendió cuando una manifestación pacífica acudió ante el palacio de


invierno en San Petersburgo. La guardia cosaca disparó contra los manifestantes, con un
resultado de mil muertos y dos mil heridos. Eso hizo que la revolución estallara. Enseguida
los eseritas empezaron a promover revueltas en el campo, a la vez que los bolcheviques
convocaban huelgas en las principales ciudades de Rusia. En estas últimas muy pronto
surgieron los famosos “soviets”, asambleas de obreros que se encargaban de dirigir la
revolución y de informar al pueblo.

Nicolás II, viendo el peligro que corría su propia persona, no tuvo más remedio que
ceder: convocaría elecciones mediante sufragio universal y se elegiría una asamblea
nacional (“Manifiesto de Octubre). Así pues, en principio el absolutismo ruso había muerto.

Pero la cosa nunca funcionó bien. Al final resultó que el sufragio, aunque universal,
era tan indirecto que la asamblea nacional (Duma) sólo la formaron diputados muy
conservadores. Además, el rey seguía teniendo grandes poderes legislativos. En definitiva,
las cosas continuaron más o menos como siempre.

3. LA REVOLUCIÓN DE 1917.

3.1. La Primera Guerra Mundial.

En 1914 Rusia entró en la Gran Guerra apoyando a los aliados. Esa fue la chispa que
hizo que estallara, en 1917, una nueva revolución, ahora mucho más radical que la de 1905.
En realidad, el pueblo ruso nunca quiso entrar en la guerra. Esta contienda no hizo
sino agravar la miseria del pueblo: la mayor parte de la industria se transformó en industria
de guerra, con lo cual las necesidades básicas de la población se vieron desatendidas.
Además, había falta de mano de obra y, en consecuencia, menos producción agraria. Los
precios subían cada vez más, muchas fábricas cerraban (no había materias primas
disponibles) y los obreros quedaban en paro.

La guerra acabó provocando la caída del propio zar. Nicolás II se hizo tan impopular
que todos los partidos de la oposición (tanto burgueses como obreros) llegaron a unirse en
su contra y a derrocarlo.

3.2. La revolución de febrero.

En febrero de 1917 el descontento popular llegó a ser tan grande que la ciudad de San
Petersburgo se llenó de huelgas y manifestaciones. A los soldados se les obligaba a disparar
contra los manifestantes, pero ahora, en vez de obedecer las órdenes, lo que hacían era
unirse a ellos. Aquello era ya la revolución.

Muy pronto los obreros constituyeron un ejército revolucionario (La Guardia Roja) y,
al igual que en 1905, se formaron soviets (en ellos se integraban gentes de diversas
formaciones políticas: eseritas, bolcheviques, mencheviques y anarquistas).

Entretanto, los diputados de la Duma conspiraban también contra el zar para acabar
con él. Al final, la Duma y los soviets llegaron a un acuerdo y consiguieron que Nicolás II
abdicara, con lo cual Rusia se convertía, en teoría, en un país democrático. Rápidamente se
formó un gobierno provisional.

Sin embargo, muy pronto se vio que las cosas no iban a ir bien. Era casi imposible que
la Duma y los soviets se entendieran. No olvidemos que la Duma estaba formada por gente
de la alta burguesía, muy conservadora, mientras que los soviets se hallaban constituidos
por socialistas, comunistas y anarquistas, que pretendían hacer una revolución mucho más
radical. Al final, el gobierno provisional estuvo dominado por los partidos burgueses, y
aunque los soviets, e incluso los propios bolcheviques apoyaban a este gobierno, esta
situación no podía durar mucho tiempo. Por si fuera poco, los nuevos gobernantes
decidieron seguir dentro de la Guerra Mundial, y con eso no hicieron sino ganarse la
oposición de todos.

La cosa se complicó cuando Lenin, el líder de los bolcheviques –que había estado en
el exilio durante varios meses- regresó a Rusia y decidió romper con el gobierno
provisional: ya no bastaba con una revolución burguesas como la que acababa de hacerse.
Ahora debía emprenderse una verdadera revolución obrera comunista. Hasta el momento el
gobierno provisional se sostenía gracias al apoyo de los soviets. Pero ¿Qué sucedería si
ellos negaran dicho apoyo?

En el verano de 1917 la guerra aún continuaba y el pueblo ruso se veía envuelto en la


miseria y el hambre. Todo el imperio se llenó de manifestaciones y el gobierno no hizo otra
cosa que reprimirlas durísimamente. Kerenski -el presidente de Rusia- sabía que detrás de
estas revueltas se encontraban Lenin y los bolcheviques, a los que se persiguió
sistemáticamente (Lenin volvió al exilio). Pero el estado de revolución continuó dominando
Rusia durante todo el verano. Por si esto fuera poco, en agosto los partidarios del
absolutismo intentaron dar un golpe de estado (Kornílov), que fracasó. Aquello fue la
chispa que hizo estallar otra revolución aún más radical.

3.3. La revolución de octubre.

Rápidamente Lenin (que había conseguido regresar a Rusia) y los bolcheviques


planearon una nueva revolución, que tuvo lugar la noche del 24 de octubre en Petrogrado.
En pocas horas los revolucionarios tenían controlada la ciudad y detenían a todos los
ministros excepto a Kerenski, que logró huir. La revolución se había hecho sin víctimas, sin
derramar una sola gota de sangre. Enseguida los bolcheviques formaron un gobierno
provisional, teniendo a Lenin como presidente. Este nuevo gobierno tomó dos medidas de
urgencia: abandonó la Primera Guerra Mundial y confiscó las propiedades de la Corona, de
la nobleza y de la Iglesia. También fueron nacionalizadas la banca y todas las empresas que
contaran con más de cinco trabajadores.

4. LA GUERRA CIVIL (1917-1921).

En principio la revolución bolchevique se había realizado de una manera pacífica, pero


por desgracia muy pronto Rusia se vio hundida en una auténtica guerra civil, de varios años
de duración.

4.1. Participación extranjera en la guerra civil.

Todos aquellos que estaban en contra de la revolución se volvieron contra los


bolcheviques: no solamente los absolutistas sino también la alta burguesía e muchos
sectores de las clases medias. Todos ellos formaron un ejército (el Ejército Blanco), lo cual
dio paso a una sangrienta guerra civil. Además, al acabar la Gran Guerra, los aliados
pensaron que Rusia había llegado demasiado lejos: una revolución comunista era algo
demasiado peligroso para Europa y había que frenarla a toda costa. Así, Francia, Inglaterra,
Polonia, Estados Unidos y Japón invadieron Rusia. La situación de los bolcheviques se hizo
entonces muy difícil, pues llegaron a perder tanto terreno que, a los pocos meses, ya tan
sólo controlaban Petrogrado y Moscú. Pero muy pronto los bolcheviques organizaron
también su propio ejército, el Ejército Rojo (Trotski). Por su parte, los aliados se marcharon
pronto de Rusia, en cuanto se dieron cuenta de que no podían obtener una victoria rápida
contra los comunistas.

Por supuesto, la guerra hizo que la economía fuera cada vez peor. Todas las empresas
e infraestructuras quedaron en manos del estado, y toda la economía se subordinó a la
guerra. Había que producir lo suficiente para sobrevivir y eso exigía grandes sacrificios: los
obreros tuvieron que padecer durante estos años unas durísimas condiciones, horarios
larguísimos y falta de libertad: se prohibieron las huelgas, y los derechos sindicales
quedaron muy reducidos. Por su parte, los campesinos tenían que entregar forzosamente sus
cosechas al estado, ya que el bien común se consideraba por encima de las necesidades
individuales.
4.2. Los bolcheviques consolidan su poder.

La guerra civil hizo que los bolcheviques acabaran consolidando su dominio sobre
Rusia, pues este partido era el mejor organizado y el más capaz de dirigir la guerra. No
obstante, en principio los comunistas pretendían convocar elecciones y formar un
Parlamento democrático, y de hecho llegaron a hacerlo. Sin embargo, perdieron el
plebiscito (los socialrevolucionarios obtuvieron muchísimos más escaños que ellos en la
Duma). Así, al ver que no lograban el poder por la vía democrática, los bolcheviques
disolvieron la asamblea y acabaron con la propia democracia. Instauraron entonces una
“dictadura del proletariado” al estilo marxista. Muy pronto fueron prohibidos los demás
partidos, e incluso sus líderes fueron físicamente eliminados por la “Checa”, una especie de
policía política encargada de acabar con cualquier oposición al comunismo. Así, poco a
poco los bolcheviques iban tejiendo un tiránico y violento gobierno.

5. LA URSS. EL COMUNISMO DE STALIN.

5.1. Las instituciones de la URSS.

La guerra duró cinco largos años, y poco a poco los comunistas fueron ganando
terreno a sus enemigos hasta que, en 1922, pudieron por fin imponer su sistema en toda
Rusia. Ese mismo año se constituyó por fin la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
En teoría Rusia poseía instituciones democráticas: las distintas repúblicas de la unión
podían independizarse según la ley, pero no en la práctica. Existía, además, un parlamento
(Soviet Supremo), y un gobierno (Presidium) con su presidente y su consejo de ministros.
Todo parecía muy democrático (de hecho, muy pronto la URSS fue reconocida y aceptada
por los países democráticos europeos) pero la realidad era muy distinta. A la hora de la
verdad el Partido Comunista lo controlaba todo: el parlamento, el gobierno y hasta la propia
población rusa. Con el tiempo la URSS sufriría la falta de libertad propia de todas las
dictaduras.

5.2. La N.E.P.

Al acabar la guerra civil la economía rusa se encontraba completamente destrozada. El


propio Lenin se dio cuenta de que el comunismo se había impuesto con demasiada rapidez;
había que ir más lento, permitir que existiera algo de propiedad privada para que los
pequeños campesinos o empresarios tuvieran estímulo suficiente para producir y obtener
beneficios. Por eso, Lenin permitió una especie de vuelta temporal al capitalismo. Las
grandes empresas seguirían suprimidas, pero al menos se permitiría a los pequeños
campesinos, artesanos, comerciantes, etc, que tuvieran propiedades privadas y que
vendieran sus productos en el mercado. Gracias a este tipo de política la producción
agrícola e industrial subió muchísimo y la economía pudo por fin reponerse.
5.3 La muerte de Lenin y el ascenso de Stalin

En 1924 murió Lenin y se abrió para la URSS un período de profunda incertidumbre


¿Qué iba a pasar ahora? ¿Quién tomaría las riendas de la URSS? ¿Había que seguir con la
N.E.P. o acabar de una vez por todas con la propiedad privada?

En primer lugar estaba la cuestión de la sucesión de Lenin. No había en el Partido


Comunista ningún líder realmente carismático, al que apoyara todo el partido y la
población. No obstante, poco a poco dos personajes empezaban a perfilarse como posibles
herederos de Lenin: León Trotski, un revolucionario de la época de la Guerra Civil,
organizador del Ejército Rojo, y José Stalin, una persona poco conocida hasta entonces en
el partido.

Las ideas de Trotski eran enormemente radicales; consideraba que había que acabar con
la N.E.P. y pensaba, además, que la revolución comunista no había terminado aún: había
que llevarla a otros países, extenderla por el mundo entero. La guerra no había terminado.

En cuanto a Stalin, era, en principio, un hombre más conservador y práctico. Había que
olvidarse de quiméricas revoluciones y consolidar el estado y la economía rusos; había que
hacer un gobierno y un partido sólidos y fuertes y convertir a Rusia en una potencia
económica. Poco a poco Stalin se fue haciendo con el poder y, una vez que estuvo al frente
del gobierno, logró marginar y expulsar a Trotski del país en 1929. Después de esto se
convirtió en un tiránico dictador; persiguió durísimamente a todos aquellos que estaban en
desacuerdo con él y llegó incluso a torturar y ejecutar a muchos miembros del propio
Partido Comunista. Durante su largo gobierno (de 25 años) la población rusa perdió toda su
libertad, fue manipulada, engañada y brutalmente controlada por un estado que se
entrometía hasta en la vida más íntima del ciudadano. Miles de rusos desaparecieron en las
famosas purgas de Stalin, ejecutados sin juicio o muertos de frío y de hambre en los
horribles campos de concentración de la Siberia, muy semejantes a los campos de
exterminio de Hitler. Todo esto sucedía sin que Europa se enterara de nada. Tal era el
control que Stalin había llegado a tener sobre la URSS.

5.4. Los planes quinquenales.

A pesar de todo esto la economía rusa vivió un enorme crecimiento; tanto que la URSS
llegó a convertirse en una de las primeras productoras mundiales de trigo, acero y otros
metales. La economía se hallaba estrictamente planificada: se elaboraban planes para cinco
años (quinquenales) y en esos planes se establecía la producción que debía obtenerse, los
medios que debían emplearse, la mano de obra utilizada, los precios de los artículos de
consumo, etc.

Por otra parte, Stalin acabó definitivamente con la N:E.P. Se suprimió por fin todo atisbo
de propiedad privada y los campesinos tuvieron que entregar al estado sus tierras y toda su
producción. Esto produjo sangrientos enfrentamientos en el campo, ya que muchos kulaks
no estaban dispuestos a perder sus propiedades, y la colectivización tuvo que hacerse
violentamente. Pero estaba claro que Stalin no tenía muchos miramientos con la población
rusa.

Por último, la economía rusa siempre tuvo un problema. Se potenció sobre todo la
industria pesada, pero en cambio la industria de bienes de consumo quedó marginada. Por
eso la población siempre vivía hundida en la escasez, y el nivel de vida de los rusos era
bajo a pesar de todos los éxitos económicos. Si a esto se le une la falta de libertad y de
seguridad que padecían las personas, llegaremos a la conclusión de que la vida en la URSS
era bastante difícil. El sueño de una sociedad igualitaria y sin clases sociales, se había
convertido definitivamente en una pesadilla para el pueblo ruso.
BLOQUE II
LA CRISIS ECONÓMICA GLOBAL COMO PREÁMBULO DE LA SEGUNDA
GUERRA MUNDIAL Y LA CREACIÓN DE INSTITUCIONES PARA LA PAZ
LA CRISIS MUNDIAL DE 1929
INTRODUCCIÓN
La crisis económica que inicia en 1929 tiene una particular relevancia, no sólo porque representa la más severa desde el surgimiento del
capitalismo industrial, también se gesta en un periodo que inicia con una guerra mundial y contribuirá a generar condiciones para el surgimiento
de otra guerra, pero esta vez de mayor envergadura.
No se trata de una crisis exclusivamente financiera, sino que tuvo implicaciones en variables fundamentales de las economías de las potencias
del mundo y países subdesarrollados, con repercusiones en sectores productivos. Su profundidad, además, trastocó la manera de enfocar la
dinámica de las economías, el logro de su equilibrio y el crecimiento; los gobiernos tuvieron que decidirse por intervenir, regulando los factores
determinantes de los procesos económicos.
Las implicaciones también estuvieron presentes en el ámbito social, expresadas en incertidumbre y pánico en los inversionistas, así como
desesperación y miseria para las familias. Las repercusiones de la crisis llegaron al punto de contribuir en la creación de condiciones para la
siguiente guerra mundial.

Crac de la Bolsa de Nueva York. Los inversionistas, presas de la incertidumbre, se arremolinan en torno a la bolsa de valores de New York con el fin de
vender sus acciones.

El auge económico
Prosperidad: de la inestabilidad al auge económico
Existen dos procesos que anteceden a la Gran Crisis de 1929, uno de ellos es la Segunda Revolución Industrial y, el otro, la Primera Guerra
Mundial. El primero, producto de los avances científicos y técnicos, llevó a un incremento sin precedentes de la producción, el comercio y el
consumo, fue una etapa que se dio en llamar “época dorada”, por la prosperidad que desencadenó, sobre todo, en las fortunas de los grandes
propietarios de capital.
Con el lanzamiento del modelo “T”, Henry Ford comienza una industria que se convertirá en modelo de producción en cadena. Por otro lado, la
introducción de este automóvil marca una nueva etapa en los modelos de consumo estadounidense.
Por su parte, la Primera Guerra Mundial, además de exorbitantes gastos en industria bélica y la pérdida de vidas humanas, provocó fuertes
endeudamientos e innumerables contradicciones políticas en Europa, presentes hasta la década de 1920. Por ejemplo, la caída de los imperios
austrohúngaro y turco-otomano ocasionaron una fuerte división política por los conflictos interétnicos, así como fragmentación comercial por el
establecimiento de nuevas fronteras y el surgimiento de nuevos países, causando desempleo y hambre. En Rusia, la Revolución abolió el régimen
feudal enfilándose a uno socialista; además, la guerra civil rusa dejó a este país en la miseria, cuando había sido un importante comprador de
bienes producidos en Europa central y proveedor de granos, madera y otras materias primas. Por su parte, en los países de Europa Occidental,
las movilizaciones sindicales y la mayor participación parlamentaria dinamizaron e hicieron más compleja la vida política. Por si fuera poco, a
partir de 1918 se presenta una pandemia de influenza que mata a millones en todo el mundo.
Las múltiples tensiones y luchas sociales dificultaron la coordinación de medidas orientadas a resolver los problemas económicos y monetarios
posteriores a la guerra. A la intención de lograr la cooperación internacional para frenar la crisis, se opusieron políticas nacionalistas, a esto se
agregó la idea de que la vuelta al patrón oro ayudaría a lograr la prosperidad existente antes de la guerra.
Una de las dificultades para lograr el equilibrio económico fue la inflación, es decir, el incremento de precios entre 1919-1920. En 1920 se
presentó una contracción comercial y financiera que hizo disminuir los precios de los productos de exportación; lo cual es atribuible a la
desaparición de la amplia demanda generada durante la Gran Guerra. Ante esto, EU implementó algunas medidas como ampliar el crédito e
imponer mayores costos a los préstamos, lo que no evitó una recesión entre 1920 y 1921, para después enfilar su economía hacia un proceso
de expansión hasta 1929. Por su parte, tanto en Rusia como en los países del otrora imperio austrohúngaro la inflación fue exorbitante.
Fue en Alemania donde la inflación tuvo sus efectos más severos con la pérdida de valor del marco; circunstancia utilizada como argumento por
el gobierno para justificar no pagar las reparaciones de guerra a Inglaterra y Francia. El pago impuesto a Alemania por los países ganadores en
la primera Guerra Mundial respecto a reparaciones de guerra representó una suma que ese país no podría pagar. En 1921 se produjeron
efectos nocivos en la economía de este país, asociadas al incremento de precios, problemas en la recaudación de impuestos por la oposición
de empresarios y sindicatos, lo cual obligó al gobierno a acelerar la emisión de monedas, provocando una inflación extrema en 1922-1923 y la
consiguiente devaluación o pérdida de valor de su moneda (el marco), equivalente a 4.2 mil millones de marcos por dólar; con la limitación de
préstamos al gobierno se logró frenar la inflación.

Trueque durante la hiperinflación alemana de 1923

Todo esto evidenció lo difícil que sería el pago de las reparaciones de guerra en metálico. El pago con acero y carbón a Francia siguió
efectuándose, pero sin un arreglo adicional, Alemania no cumpliría con los pagos, lo que implicaba que Francia no cubriría sus deudas con Gran
Bretaña y ninguna de éstas podría pagar a EU. El plan Dawes efectuado en 1924 autorizó una reducción considerable, aproximadamente de 3
mil millones de dólares, adicionalmente, EU realizó préstamos al gobierno alemán; así, prácticamente fue este país quien financió las reparaciones
alemanas para pagar a los países aliados.
Esta situación, en la que estaban involucradas las principales potencias, favoreció el regreso al patrón oro, la pauta la dio Gran Bretaña en
1925; antes de esto, sólo algunos países se regían por este sistema, incluido EU. Ahora los bancos centrales podían acumular reservas en oro
para cambio de divisas o monedas extranjeras, como el dólar o la libra esterlina, las cuales eran las más confiables y podían servir como
reservas. Adicionalmente al establecimiento del patrón oro, se requerían acuerdos políticos para terminar con la inflación y el déficit de recursos
gubernamentales. Además, para algunos países como Francia, los problemas de deuda heredados de la guerra no fueron fáciles de resolver,
sino hasta después de 1926.
En Latinoamérica los préstamos norteamericanos, desde 1923, equivalieron a una cantidad de dólares similar a la prestada a Alemania y otros
países europeos; las reservas en una moneda convertible a oro dieron respaldo a las monedas de los países, cuestión muy útil dado que éstos
tenían deudas con Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica y Holanda, anteriores a 1914, y requerían de esos recursos para el pago de intereses;
también fue en estos años que se reorganizaron los sistemas de finanzas públicas y se establecieron bancos centrales, como en México (1925).
El origen de estos préstamos y sus montos mostraban ya que Nueva York desplazaba a Londres como centro financiero internacional. Se trataba
de una operación triangular: las deudas de guerra de los países europeos con EU fueron financiadas con los intereses pagados por los países
latinoamericanos en la década de 1920.
La estabilidad monetaria lograda hacia mediados de la década de 1920 fortaleció el crédito y dinamizó las bolsas de valores en Europa y EU;
incrementó el comercio internacional y se expandieron empresas multinacionales, particularmente de EU, Gran Bretaña y Alemania; ésta fue una
etapa de innovaciones tecnológicas en las industrias eléctrica, química, petrolera y automotriz, además, también destacaron algunas industrias
de bienes de consumo duradero como heladeras, lámparas y tocadiscos; asimismo, en el sector de entretenimiento sobresalieron la industria
de la radio y el cine. La producción agrícola se recuperó paulatinamente, llegando a superar la demanda de productos provenientes del campo,
lo que tuvo como consecuencia la reducción de los precios en este sector. El impulso industrial introdujo confianza en las inversiones en las
bolsas de valores; tanto que la vuelta al patrón oro se asoció, no sólo a la estabilidad económica sino, además, a la idea de un enriquecimiento
rápido. El crecimiento económico, el bajo desempleo e inflación, eran la base de la confianza para los inversionistas, la gran inversión expandió
extraordinariamente el crédito, mucha de la cual fue especulación bursátil.

Bolsa de valores en Wall Street, Nueva York, 1929

Ya en 1927 hubo un desplome de la bolsa de Berlín, lo que evitó la contracción de la economía mundial fue el acuerdo de bajar las tasas de
interés (costo del dinero) y ampliar los créditos (préstamos) en las principales bolsas de valores. No obstante, en 1928 cayó la bolsa de
Bruselas, en 1929 las cotizaciones en Europa tendieron a bajar debido a la quiebra de empresas en Francia lo que causó la caída de la bolsa;
el banco central tuvo la intención de controlar la especulación sin lograrlo, asimismo, el patrón oro impactó negativamente en las tendencias
mundiales de la economía en tanto impulsaba a los banqueros a acumular mayores reservas en oro, motivado por el Banco de la Reserva
Federal de Nueva York y el Banco de Francia; entre EU y Francia acumularon 60% de las reservas de oro del mundo dificultando a otros países
su adquisición para saldar sus cuentas, lo cual les obligó a subir las tasas de interés y restringir los créditos.
A esto, desde 1927, se agregaron síntomas de la caída del comercio. En Latinoamérica habían empezado a bajar los precios de productos de
exportación; lo que se acentuó por la suspensión de las exportaciones de capitales de EU hacia otros países, así, la reducción de las inversiones
y créditos extranjeros se dio por la alta especulación de la bolsa de Nueva York a inicios de 1929; mucho del dinero que prestaban los bancos
se destinaba a este tipo de inversión, esto es, se reservaba a la compra y venta de valores de corto plazo, no vinculados a la producción, sino
a la obtención de ganancias rápidas.

Crisis de 1929: el crac bursátil


Los acontecimientos descritos anteriormente expresaban ya una fuerte inestabilidad política y económica mundial. El 24 de octubre de 1929
ocurre el llamado “jueves negro” en la bolsa de valores de Wall Street en Nueva York, EU. Fue sorpresivo para banqueros, inversionistas y
dirigentes políticos del mundo; el 29 de ese mes seguiría una caída mayor de la bolsa de valores y a ésta le secundarían los derrumbes de otras
bolsas de más países. Estas caídas representaban la reducción dramática de los precios de los valores que ahí se cotizaban; de una ligera
recuperación en 1930 se pasó a subsiguientes caídas de la bolsa estadounidense. Las consecuencias inmediatas redundaron en una gran
pérdida de riqueza en todos los continentes minando la confianza de los inversionistas, entonces empezó a predominar el pánico bursátil: si las
compañías no podían vender acciones o bonos, el crecimiento a mediano y largo plazo se vería reducido considerablemente.
La quiebra de bancos de otros países contrajo el crédito, lo que desencadenó diversas consecuencias como la disminución del consumo y de
los precios, lo cual afectó a muchas empresas. Además, de 1930 a 1933 se da la suspensión de pagos de miles de empresas al punto de
llevarlas a la quiebra; también cayó estrepitosamente el comercio internacional al reducirse el valor de las importaciones y exportaciones, esto
desembocó en más bancarrotas. En suma, la economía mundial estaba ante una depresión que trajo la miseria a millones en países
industrializados, también en naciones donde no tenían tal avance.

En los años posteriores surgieron diversos estudios cuyos argumentos y enfoques han intentado explicar el origen de la Gran Crisis dándole
cierta actualidad a este tema, sobre todo a partir de la crisis económica mundial del año 2008, entre los principales puntos están:
1. La Reserva Federal estadounidense no anticipó la naturaleza del boom bursátil ni expandió el crédito a los bancos cuando se
presentaron los primeros indicios de la recesión, lo que le señala como responsable al no implementar medidas para incrementar el
dinero circulante y así dar liquidez a los sectores económicos.
2. La drástica reducción del consumo y debilidad de la economía industrial estadounidense, expresada en la caída de la construcción de
viviendas, la disminución de los precios agrícolas (cuando aproximadamente la mitad de la población habitaba en pueblos rurales), y
la reducción de la actividad de sectores industriales, todo lo cual conllevó a la reducción de los salarios y ganancias, provocando la
disminución del consumo.
3. Otro de los enfoques expresa que debido a la debilidad del sistema financiero se contrajo el crédito y esto deprimió la demanda de
bienes.
El campo de los EU fue uno de los lugares donde más afectó la crisis. La fotografía de Dorothea Lange, “La madre migrante” refleja esa cruda
realidad. Lange realizó una serie de fotografías de la Gran Depresión, pero ésta, de 1936, es la más famosa. Al respecto, la fotógrafa comenta:
“Vi a la desesperada y hambrienta madre… ella tenía treinta y dos años. Me dijo que había estado viviendo de la verdura congelada de los
campos de los alrededores y de los pájaros que mataban los niños”.

La perspectiva que acentúa la sobreproducción de bienes como causa de la crisis argumenta que la distribución desigual de los ingresos no
favorece el consumo; asimismo, los precios de los productos del campo crecen a menor ritmo que los industriales; por ello, los campesinos
reducen la adquisición de maquinaria, materias primas y otros productos. Por otra parte, la recuperación económica de los países más
desarrollados les lleva a incrementar su producción; entonces mientras la producción crece el consumo de esos bienes disminuye. También se
ha destacado que el desplome de la bolsa en 1929 generó incertidumbre y ello afectó las proyecciones a futuro de los empresarios y la
población, generando inseguridad en los inversionistas y reducción de compras, con afectación al sector industrial; los posteriores desplomes
de las bolsas en otros países acentuaron estas tendencias.

En mayor o menor medida los aspectos señalados son parte del origen del crac bursátil de 1929. Dentro de sus efectos estuvo la incertidumbre
y pánico de los inversionistas bursátiles, banqueros y adinerados de EU y del mundo, al extremo de que algunos de ellos se quitaron la vida
arrojándose de los edificios, ante la desesperación que produjeron las pérdidas y la ruina.
Dentro del sistema bancario internacional, la quiebra del banco alemán más importante en 1931 generó pánicos bancarios, retiros de depósitos
y fuga de capitales, a tal punto que se declaró que este país no estaba en condiciones de seguir pagando las reparaciones de guerra, noticia
que agudizó la crítica situación, llevando al cierre por algunas semanas de los bancos más importantes.
Es en este contexto que se adoptan políticas proteccionistas y nacionalistas. En EU desde 1930 se imponían tarifas altas a las importaciones,
medida secundada por otros países, lo cual quizá sea un motivo de la caída del comercio internacional.
Inicialmente, las inercias en la emisión de moneda para ampliar la disponibilidad de crédito estuvieron presentes, pero entre 1930 y 1931, en
la mayoría de los países hubo fuga de capitales y retiros de depósitos en metálico, mas cuando algunos países empezaron a abandonar el
patrón oro y devaluar monedas fue posible cambiar la situación. Gran Bretaña es la primera en tomar esta decisión en 1931, le seguirían otras
naciones, unas más establecieron controles al tipo de cambio de su moneda, pero quienes abandonaron el patrón oro encontraron una
recuperación más pronta, entre ellos se pueden incluir países latinoamericanos; por su parte, Francia, Polonia, Suiza y Holanda continuaron con
este mecanismo hasta 1936.
Las diferencias en cuanto al curso de la política monetaria, seguida por las potencias, habla de la dificultad de lograr la cooperación para superar
la crisis. Fue hasta 1932 que se dieron reuniones internacionales para diseñar estrategias. Una vez que se da la quiebra alemana, el gobierno
norteamericano estableció una moratoria por un año de las deudas de los países aliados, para reducir la presión sobre Alemania.
En 1932, las potencias acordaron renunciar al cobro de la mayor parte de deudas o indemnizaciones, reduciéndose el monto a pagar por
Alemania a menos de 1000 millones de dólares, mientras que a gran Bretaña, Francia, Italia y Bélgica se les concedió un año de gracia para
pagar sus adeudos con EU. En 1933 una nueva reunión internacional que buscaba la cooperación en las políticas monetarias a implementar
fracasó; así, algunos países mantuvieron el patrón oro hasta 1936, otros vincularon la convertibilidad de sus monedas con la libra esterlina.
Todo esto no era sino el reflejo de fuertes tensiones internacionales. En respuesta al congelamiento del pago de las reparaciones, EU aprobó
una ley que limitó la venta de bonos extranjeros en ese país, lo cual se acompañó de una propaganda antieuropea; por su parte, en 1934, Gran
Bretaña suspendió los pagos de sus deudas de guerra con EU, secundándole Francia, Italia y Bélgica.

New Deal o Nuevo acuerdo


Las repercusiones más fuertes de la crisis se dieron en EU y Alemania dado que eran los países más industrializados; en uno y en otro la caída
de la producción industrial de 1929 a 1932 fue de poco más del 40%. En este último año, en ambos países la cuarta parte de trabajadores
quedó desocupada y, por tanto, la gente dejó de consumir, lo que llevó a una fuerte disminución de precios y la quiebra de empresas, con lo
cual se cierra el círculo del desempleo.
Pero detrás de esa parálisis subyace una concepción promovida por altos funcionarios de instituciones financieras como el Tesoro y la Reserva
Federal de EU, respaldados por figuras de renombre como Joseph Schumpeter, Friedrich von Hayet y Lionel Robbins, en la cual se postulaba
que el gobierno y el banco central debían hacer lo menos y dejar que la crisis siguiera su curso, sin intervenciones, debido a la existencia de
mercados autorregulados, los cuales llevarían a un nuevo equilibrio de la economía. Mas la profundidad de la crisis económica y su prolongación
echó por tierra ese postulado.
Con la administración de Roosevelt en EU, a partir de 1933, se implementaron reformas de recuperación de la economía para revertir la debacle
financiera y la recesión industrial, fue fundamental el incremento del gasto público destinado a inversión para reactivar la economía y reducir el
desempleo.

El gasto gubernamental que se destinó a la creación de infraestructura pública es de los que mayor empleo generó y es este uno de los más
fuertes incentivos a la producción, cuando la crisis contraía tanto la inversión productiva como la generación de empleos.
En una segunda etapa, de 1935 a 1937, se darán las reformas tendientes a las mejoras sociales entre las que destacan:
1. En el sector industrial se impulsó a las pequeñas y medianas empresas, con esto se buscó combatir el desempleo y la deflación, con
precios y salarios a la alza.
2. Se incrementaron los salarios y se incentivó la creación de nuevos empleos en los sectores público y privado.
3. Se aumenta la inversión pública creándose, de 1934 a 1941, un total de 3.8 millones de empleos.
4. Se reguló la competencia mediante una ley que buscó el mantenimiento de los precios y se garantizó un mínimo de beneficios a los
empresarios. También se buscó proteger el comercio.
Es así que buena parte de la inversión gubernamental se destinó al desarrollo de infraestructura pública: edificios, carreteras, puentes,
aeropuertos, represas y obras hidráulicas, con esto último se generó energía a bajo precio y se atrajo el interés de nuevas industrias en ciertas
zonas, alentadas por la mano de obra barata.
En el sector agrícola se aprobó una ley cuyo propósito fue sacar de la crisis al campo, provocada por una alta producción que no superó los
precios bajos impuestos por el mercado y que desde inicios de la década de 1920 habían originado una migración a las ciudades, expresando
así el paro que empujaba a buscar otras opciones a los labriegos. Con esa ley se establecieron garantías de precios mínimos para los productos
del campo y se otorgaron estímulos a los productores, también se trató de controlar la producción para llevar los precios a la alza,
adicionalmente, se proporcionaron subsidios y créditos.

Muchas empresas se adhirieron al Programa de Recuperación Económica (WPA), desarrollando infraestructura pública y siendo partícipes del Programa de
Trabajo, que generó empleos y contribuyó a la reactivación económica.

En el sector financiero, para asegurar los depósitos bancarios y evitar pánicos y quiebras también se creó una agencia, con lo cual se contribuyó
a estabilizar los mercados financieros. Una agencia más supervisaría las operaciones de compra y venta de valores, ayudando a vigilar la
especulación en la bolsa; también se aprobó una ley que separaba a la banca de inversión de la comercial y dio origen a un sistema de garantía
de depósitos, se sanearon la mayoría de los bancos que fueron cerrados al inicio de la crisis, restableciéndose los créditos. De hecho, para
operar todas estas políticas se crearon agencias o instituciones gubernamentales encargadas de diseñar, operar y evaluar sus propósitos y
funcionamiento.
Las reformas de carácter social corresponden a la segunda etapa del Nuevo acuerdo, aunque algunas tienen efectos económicos por los
recursos que se destinan para atender las distintas problemáticas. En este caso fue creada una red de seguridad social, con pensiones y
atención a grupos vulnerables (ancianos, invidentes y niños). En el caso de la vivienda, se garantizaron los préstamos a propietarios que tuvieran
hipotecas con vigencia, a partir de que se crea una agencia que adquirió las hipotecas en los bancos acreedores, las transformó en hipotecas
con pagos a largo plazo y a bajos intereses, evitando así que los propietarios más pobres fueran echados de sus casas.
Es en 1935, mediante una ley, que se regula el derecho de los trabajadores a la sindicalización y a la negociación colectiva de salarios y
condiciones de trabajo con las empresas, y donde se garantiza el derecho a huelga.

En Estados Unidos el presidente Franklin Delano Roosevelt firma la Ley del Seguridad Social, en 1935.

Impacto mundial
En EU el Nuevo acuerdo concluye en 1938 sin que haya terminado con la recesión económica, no obstante, sentó las bases para la estabilidad
y la recuperación. Socialmente, las medidas de protección mejoraron las condiciones de vida de los estadounidenses haciendo menos perniciosos
sus efectos sobre ellos, con esto se volvía a confiar en el régimen liberal democrático, debilitado en Europa, más cuando el autoritarismo nazi y
fascista comenzaba a tomar auge. Las leyes y programas implementados para frenar la crisis configuraron un capitalismo reformado con
regulación estatal, de inspiración keynesiana, que puso el acento en fomentar la “demanda” de bienes y servicios, como de materias primas
para la industria, a partir de fortalecer los ingresos en los sectores productivos y de las familias.

Así, con el incremento del gasto público se propició un efecto multiplicador en la generación de empleos a partir de incrementar la inversión, los ingresos y
el consumo.

Si bien Alemania y EU respondieron de maneras similares a la crisis, las consecuencias fueron muy diferentes. Inicialmente el gobierno alemán
endureció las políticas del patrón oro para evitar la fuga de capitales, pero dados los pánicos bancarios de 1930 y 1931, se pasó a un régimen
de tasas de cambio flotantes, con intervención del gobierno y del banco central; las autoridades adoptaron medidas proteccionistas en comercio
exterior para favorecer a la industria nacional.
Por su parte, la política fiscal de gasto gubernamental para crear empleos siguió siendo estrecha. Cuando en 1932 el desempleo había alcanzado
la cifra de seis millones —con el consecuente descontento social— los nazis aprovechan la coyuntura para impulsar el triunfo de Hitler y poner
fin a la república de Weimar (1919-1933).
El gobierno alemán elaboró un programa de rearme y obras públicas, trabajo agrícola y forestal, esto quiere decir que favoreció la creación de
empleos tanto por los estímulos a la industria militar como por la creación de infraestructura, aunado a una suerte de servicio militar laboral.
Esto requirió un incremento del gasto público orientado a inversión. Paralelamente se procedió a disolver sindicatos, perseguir socialdemócratas
y judíos, exterminar comunistas, prohibir partidos políticos, excepto el nazi, y el control absoluto de medios de comunicación.
Los efectos de la crisis económica internacional fueron diferenciados, por ejemplo, contribuyó a fortalecer el fascismo en Italia, polarizar a
Francia, debilitar a la Segunda República española y propiciar la Guerra Civil. Aun con estos resultados, de 1932 a 1938 se dio una recuperación
de la economía; en Europa, el mayor crecimiento estuvo en Alemania, en otros países como Francia, EU, Bélgica, China y la India, fue modesto;
en la URSS, Stalin se vertió al desarrollo de la industria pesada y bélica, alcanzando un crecimiento económico notable. Por su parte, Japón se
recuperó rápidamente y empezó a proyectar su expansión imperial con la invasión a Manchuria en 1932, de donde obtuvo minas y nuevas
fábricas, teniendo como base el aumento del gasto militar.
En América Latina, durante los primeros dos años de crisis no se quiso romper con el patrón oro, pero debido a la salida de capitales los
gobiernos de esta región optaron por esta medida y realizaron reformas tendentes a conservar sus reservas monetarias, como los controles de
cambio y la reducción del gasto público.

Cartel durante el gobierno nazi: “Hitler construye. Ayuda. Compra mercancías alemanas”
También intentaron salvar a sectores exportadores debido a que de 1929 a 1932 la crisis afectó fuertemente el comercio exterior. Además, uno
de los problemas más acuciantes en la mayoría de naciones latinoamericanas fue el pago de deudas que habían contraído con EU y países
europeos. Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú se declaran unilateralmente en moratoria entre 1931 y 1932; en cambio, Venezuela
y Argentina no suspenden sus pagos. En el caso de México, por la revolución, el gobierno se declaró en moratoria desde 1914. En la mayoría
de los casos la renegociación de las deudas se realizó hasta la década de 1940. La moratoria permitió atenuar el impacto de la crisis financiera
y comercial internacional, contribuyendo así a un crecimiento económico moderado después de 1932; no obstante, se estaban creando
condiciones para encaminar a las economías hacia un proceso de sustitución de importaciones.

Bibliografía
Libros
• Battaglino, J. M. (2010). Rearme y baja percepción de amenaza interestatal en Sudamérica. ¿Es posible tal coexistencia? Perfiles Latinoamericanos,
35, 61-87. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11515387003 (julio, 2016).
• López, E. (2009). Crac de 1929: causas, desarrollo y consecuencias. Revista Internacional del Mundo Económico y del Derecho, I, 1-16. Recuperado
de http://www.revistainternacionaldelmundoeconomicoydelderecho.net/wp-content/uploads/CRACK-DE-1929-Causas-desarrollo-y-
consecuencias.pdf (febrero, 2016).
• Lozano, J. (2004). Claseshistoria.com. Revista digital de Historia y Ciencias Sociales . Recuperado de
http://www.claseshistoria.com/entreguerras/%2Bgrouchomarx.htm#arriba (febrero, 2016).
• Madison, A. (1988). Dos crisis: América Latina y Asia. 1929-1938 y 1973-1983. México: FCE.
• Marichal, C. (2010). Nueva Historia de las grandes crisis financieras. Una perspectiva global, 1873-2008. Barcelona: Debate.
• Ocaña, J. C. (2014). Historia de las relaciones internacionales durante el siglo XX. Gráficos y estadísticas. Recuperado de:
http://www.historiasiglo20.org/ESTADIS/indicesmanufactura1913-1938.htm (enero, 2016).
• Serrano, M. (2010). La crisis económica de 1929: Roosevelt y el New Deal. Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de Elche, 6(I),
112-130. Recuperado de http://revistasocialesyjuridicas.files.wordpress.com/2010/09/06-tm-08.pdf (febrero, 2016).

Fuentes electrónicas
• De Vreesse, S. (2017). Regímenes totalitarios. Portal Académico del CCH/UNAM. Recuperado de
http://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiauniversal2/unidad2/regimenes_totalitarios (febrero, 2017)
• Palacios, A. (2017). Primera Guerra Mundial. Portal Académico del CCH/UNAM. Recuperado de
http://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiauniversal2/unidad1/primeraGuerraMundial (junio, 2017)
• Wikipedia. La enciclopedia libre. Keynesianismo. Disponible en https://es.wikipedia.org/wiki/Keynesianismo (mayo, 2017).

LOS GOBIERNOS TOTALITARIOS


CRISIS DE LA DEMOCRACIA

El sistema político liberal que desde el siglo XIX había sido elitista y reducido a una casta gobernante, no contaba con los mecanismos
para incluir a los diferentes grupos sociales (obreros, campesinos, clase media, mujeres) y defender sus intereses. En este sentido,
tres factores explican la crisis del orden político liberal. (Villares y Bahamonde, 2012: 267-270):
1. la ampliación del sufragio
2. los estragos de la guerra
3. la heterogeneidad social
En primer lugar, hasta principios del siglo XX los parlamentos habían sido el espacio de unos cuantos privilegiados, que mediante
un sistema censitario (basado en la riqueza y el nivel de instrucción) obtenían el derecho de representar al “pueblo”, o mejor dicho,
a sus intereses de clase.

Espectro político (Amparán, F.J., 2009: 80)


Los conceptos de izquierda y derecha política tienen su origen en la Revolución Francesa de 1789. En la asamblea constituyente
los revolucionarios se sentaron al lado izquierdo y defendieron la igualdad social y la obtención de derechos; mientras tanto los
conservadores (nobleza y clero) se sentaron al lado derecho y defendieron los privilegios, considerando que las desigualdades
sociales son naturales e inevitables. Desde entonces, se suelen designar las ideologías políticas que defienden el cambio y la defensa
de los derechos sociales como la “izquierda”; la derecha defiende por el contrario a las clases privilegiadas y se opone al cambio
social.
La industrialización, el grado de escolarización, la presencia de los partidos socialistas, la organización de los sindicatos y las
asociaciones populares vinculadas a las iglesias, así como la presencia de la mujer, forzaron el camino para la obtención del sufragio
universal. Al mismo tiempo los clubes de notables políticos se convierten por primera vez en partidos políticos de masas, inspirados
por los partidos socialistas de Alemania, Inglaterra y Francia, así como por los sóviets rusos, con dirigentes y miles de afiliados. Esos
cambios obligaron a las élites a aceptar las nuevas reglas de juego de la política y adoptar nuevas estrategias para asegurar su
posición. Estas reglas pocas veces fueron respetadas y tal vez es válido decir que la destrucción de la democracia liberal fue
provocada por el rechazo de un reordenamiento social y político por parte de las burguesías y aristocracias que habían mantenido
el poder durante los últimos cien años.
Para muchos trabajadores e intelectuales, las potencias capitalistas habían destruido los fundamentos de la sociedad y culpaban a
sus gobiernos de llevar al pueblo al matadero en beneficio del capital. Debido al malestar socioeconómico, e inspirados por
la Revolución Rusa, los trabajadores se movilizaron y adquirieron una fuerza notable por medio de sindicatos, para exigir cambios
políticos. A consecuencia de ello, los sectores más conservadores y anticomunistas se organizaron, apoyando económicamente a
distintos movimientos y gobiernos autoritarios.
Los casos más importantes en Europa fueron los de Italia y Alemania:

En segundo lugar, las democracias más frágiles fueron sobre todo las de los países derrotados durante la guerra. Especialmente
en los Estados que surgieron a raíz de la disolución de los imperios de Alemania, Austria-Hungría, o el turco-otomano; los cuales
tenían la doble tarea de construir naciones nuevas y una cultura democrática que hasta ese momento casi no había sido practicada.
En tercer lugar, dentro de los países prevalecía una notable desigualdad social y una heterogeneidad étnica, lingüística y religiosa
que generaba nuevas tensiones entre minorías, así como nacionalismos, especialmente en la región de Europa Central y la región
balcánica.
A diferencia de Europa, los Estados Unidos de América conocieron un sostenido despegue económico a mediados de la década de
1920 que se conoce como “los felices años o locos años veinte”; caracterizado por una expansión de la producción industrial, la
masificación de bienes de consumo (automóvil, radios, lavadoras, refrigeradores, planchas eléctricas), la especulación bursátil y
nuevas expresiones culturales como el cine, el jazz, etc. A pesar de ese dinamismo boyante, los Estados Unidos se retiraron de la
escena política internacional, el Congreso dominado por los republicanos conservadores no aceptó ingresar a la Sociedad de
Naciones y trataron sacar provecho de su nueva riqueza para pasarlo lo mejor posible. En lugar de centrarse en Europa, dirige su
interés hacia América Latina, interviniendo directamente en Centroamérica y el Caribe y estableciendo una “Política de Buena
Vecindad” con los países sudamericanos más grandes.

Mujeres estadounidenses en la década de 1920


El colapso de las democracias en Occidente y el crack de la bolsa de Nueva York en 1929 fortalecieron los regímenes de derecha
en muchos países europeos y también en Japón y en América Latina. La década de 1930 es la época de los totalitarismos: el
fascismo italiano, el nazismo alemán, el militarismo japonés, el falangismo y el franquismo español.
Estos regímenes impulsaron el desarrollo capitalista al igual que los países con regímenes democráticos, pero diferían en las vías a
seguir. Mientras en los sistemas políticos liberal-burgueses consideraban que el Estado debería intervenir lo menos posible en la
vida socioeconómica y proteger la libertad de comercio y la propiedad privada, los regímenes totalitarios proponían un Estado
omnipotente que regulara todo.
Suprimieron las libertades y garantías liberales; eran dictaduras generalmente de ideología nacionalista, racista, militarista e
imperialista; y controlaron a través de un estado fuertemente centralizado todos los aspectos de la vida del pueblo. Con ellos, se
abandonaron las formas republicanas de gobierno que habían sido populares del siglo XIX e inicios del siglo XX, las cuales fueron
respetuosas por los derechos y libertades de los ciudadanos, expresados en las constituciones.

Estos ideales de la Ilustración y del liberalismo político se abandonaron para dar lugar a los totalitarismos, prevaleciendo el
autoritarismo, la sumisión de los ciudadanos, el poder del ejército y las fuerzas policiacas.

Concepto de Totalitarismo
“El fascismo y el nazismo son dos manifestaciones de las situaciones paralelas que unen la vida de nuestras naciones”.
Benito Mussolini, discurso en Berlín, septiembre de 1937

En la historiografía no existe un consenso acerca de los conceptos más adecuados para caracterizar bajo un denominador común
los gobiernos fascista, nazi, falangista, franquista y japonés de la década de 1930; por ello se utilizan, a veces de manera
intercambiable, los términos de fascismos, totalitarismos, dictaduras o autoritarismos para describirlos. Sin embargo, no son
sinónimos y aquí partiremos del concepto de totalitarismo para definir la pretensión totalizadora de estas ideologías y movimientos
políticos para dominar cada aspecto de la vida humana.
De acuerdo con Norberto Bobbio, el totalitarismo es más que un gobierno dictatorial o régimen autoritario porque a partir de una
concepción de la vida y de la naturaleza específica tenía la pretensión de ser una propuesta de organización permanente para la
sociedad y la civilización.

Características de un régimen totalitario


1. Control total de la sociedad, la economía y la cultura por el Estado
2. Eliminación de los enemigos políticos y la prevalencia de un partido único
3. Líder carismático dictatorial (el führer en Alemania, el duce en Italia, el caudillo militar en España y Japón)
4. Política de masas con movilizaciones, buscando la adhesión a valores como la patria, la raza y el jefe
5. Violencia de Estado, censura, propaganda y política de represión
6. Nacionalismo extremo

Norberto Bobbio (Turín 1909-2004)


El programa totalitario se desarrolló en distintos grados y algunos historiadores consideran que solamente se cumplió en Alemania,
mientras que en Italia, Japón y España se compartieron algunas de sus particularidades. En los programas totalitarios era
fundamental el nacionalismo extremo y agresivo, tendiente a exaltar la superioridad de sus ideas o incluso de las cualidades
biológicas consideradas "superiores".
Para lograr la aceptación del Estado y fortalecer el régimen se hace uso extensivo de la propaganda y se elimina la posibilidad de
ideas contrarias mediante la censura, la represión policial y la eliminación de los opositores del régimen -especialmente los
comunistas y sociales-.
Salvo España, la mayoría de los regímenes totalitarios emprendieron políticas agresivas de expansión territorial. Japón invadió en
septiembre de 1931 a Manchuria, China y el hecho de que ni Estados Unidos, ni la Sociedad de Naciones estuvieron dispuestos a
usar la fuerza para detener la expansión japonesa, asentó un precedente y abrió el camino para Italia y Alemania seguir el mismo
camino en Europa. En 1933, Adolfo Hitler llegó al poder y siguió pronto el ejemplo japonés de abandonar la Sociedad de Naciones
y anexar los territorios perdidos a consecuencia del Tratado de Versalles.
La conquista de nuevos territorios formaba parte del programa económico del totalitarismo que hizo énfasis en la obtención del
desarrollo de una planta productiva nacional, autarquía en el campo y el proteccionismo a favor del mercado interno.

Fascismo italiano
Después de la Gran Guerra de 1914-1918, Italia fue presa de un gran descontento popular tanto político como social en contra del
gobierno y de los Tratados de Paz firmados, ya que éstos no se ajustaron necesariamente a las promesas hechas por los Aliados.
En los “Catorce Puntos” del presidente estadounidense Woodrow Wilson se les negó a los italianos importantes reivindicaciones
territoriales (a pesar de haber combatido desde 1915 al lado de las potencias aliadas).
La crisis no solamente fue internacional, al mismo tiempo fue moral, política y económica. Durante la guerra perecieron casi 700 mil
soldados, hubo 1 millón de heridos; el país quedó afectado por el desempleo y la inflación; y una crisis política con gobiernos
rápidamente alternantes. En este contexto, algunos partidos políticos de corte comunista y socialista ocupaban fábricas y realizaban
huelgas nacionales.
En este contexto apareció en 1922 el partido fascista organizado por Benito Mussolini; cuyas bases se encuentran en la integración
de las milicias juveniles llamadas Fascio di combatimento, surgidas en Milán en 1919, y que aparentemente luchaban por el
establecimiento de una República Democrática y Socialista.
La palabra “Fascismo” debe su origen etimológico al latín fasces (hacha o haz de las escoltas romanas). El símbolo fascista hace referencia al
hacha de metal sostenido por varas de madera (“La unión hace la fuerza”) y representa así al Estado fascista (“El Estado por encima del
individuo”).

Tras dividir una huelga general de obreros en marzo de 1922, 30 mil fascistas –apoyados por grupos conservadores, de la clase
media y de la burguesía– realizaron una violenta marcha sobre Roma, mediante la cual lograron que el rey Víctor Manuel III le
entregara el gobierno a Mussolini, quien se autoproclamó inmediatamente Duce (dictador). Benito Mussolini intentaría revivir la
grandeza del antiguo Imperio Romano a través de su dictadura. Fue precisamente este dictador quien planteó por primera vez el
concepto de “totalitarismo” ya que él mismo controlaría todos los aspectos de la vida italiana, puesto que se hizo cargo de los
ministerios de Guerra, de la Fuerza Aérea, de la Marina, del Control Colonial y de los Negocios con el Extranjero.

Mussolini y sus camisas negras tras la Marcha sobre Roma, 1922


Poco a poco Mussolini fue eliminando los aspectos democráticos de la sociedad italiana, intimidando a opositores, haciendo ajustes
constitucionales, implementando la censura y el culto a su personalidad. Apoyado por las clases dirigentes, el fascismo se fue
imponiendo por medio de la violencia física e ideológica y el chantaje político. Su fuerza de choque estuvo constituida por la
integración de un ejército denominado “Camisas Negras” y pudo imponerse gracias a la incapacidad de las instituciones
democráticas tradicionales.

Para el fascismo el Estado es lo absoluto, ante lo cual los individuos y los grupos no son más que lo relativo […]. Todo en el Estado, nada
contra el Estado, nada fuera del Estado. El liberalismo negaba el Estado a favor del individuo; el fascismo reafirma al Estado como la verdadera
libertad del individuo. Este existe en tanto existe en el Estado; está subordinado a las necesidades del mismo y a medida que la civilización
adquiere formas más complejas, la libertad del individuo se restringe cada vez más […]. Nosotros representamos un principio nuevo en el
mundo, la antítesis pura, categórica y definitiva de la democracia, de la plutocracia, de la masonería… Benito Mussolini: La doctrina del
fascismo (publicado por primera vez en Roma en la Enciclopedia italiana de 1932), en Fernández, A. Historia Universal Contemporánea, p. 514.

Un paso importante en la consolidación de su poder fue el pacto que realizó Mussolini con el Papa Pío XI. Desde la formación de
Italia en 1860, la Iglesia católica había tenido relaciones tensas con el Reino de Italia por los territorios papales perdidos y durante
59 años los papas no habían salido de su palacio del Vaticano a modo de protesta en contra de los gobiernos italianos.

ANTECEDENTES DEL NAZISMO


Con el Tratado de Versalles de 1919, Alemania fue declarada culpable de la Guerra y los aliados disolvieron el antiguo Imperio,
exiliando al emperador Guillermo II para que se construyera una nueva república parlamentaria sobre las cenizas del segundo Reich.
El periodo de 1919-1933 es conocido como la República de Weimar (nombre de una pequeña ciudad de Sajonia donde se aprobó
la nueva constitución alemana) durante la cual se transforma la sociedad alemana y se experimenta un nuevo crecimiento cultural
alrededor de Berlín que poco a poco se convirtió en un emblema artístico en el cine, el diseño y la pintura con artistas como Fritz
Lang, Mies von der Rohe, Otto Dix y Paul Klee.
El reto de la República de Weimar fue doble. En primer lugar, construir una democracia parlamentaria viable, con base en una nueva
constitución, que además de las libertades individuales características del liberalismo político incluyera derechos económicos y
sociales (al trabajo, a la vida digna, a la vivienda…) estableciendo así un modelo de Estado interventor, parecido en este aspecto
a los artículos sociales de la constitución mexicana de 1917. La construcción política de Alemania fue compleja porque por un lado
se mantuvieron elementos de la antigua estructura imperial con una administración central del Reich (reino) liderado por un
presidente y un tipo de sistema federativo con 17 estados con amplias prerrogativas sobre justicia, policía y salud. En segundo
lugar, la normalización de las de relaciones internacionales para tratar de solucionar la crisis económica, que era aún más aguda
debido al pago de las indemnizaciones como fue establecido por los Tratados de Versalles.
Durante estos años la crisis económica y la fuerte inflación, así como el conflicto de clases, las luchas por el poder político y
divergencias ideológicas entre comunistas, socialistas, nacionalistas, liberales, conservadores, etc. dificultaban el consenso sobre el
futuro alemán. Algunos fueron buscando culpables del malestar y una serie de crisis pequeñas seguidas por la crisis de 1929
provocaron el colapso gradual de la nueva república germana.

Algunos grupos reaccionarios se fueron organizando alrededor de excombatientes de la Primera Guerra Mundial, éstos,
desilusionados por el colapso alemán fueron agrupándose en organizaciones paramilitares dedicadas a generar disturbios,
extorsiones, etc. Es así como nace la SA o Stürmabteilung (división de asalto) de Ernst Röhm.
En un primer momento, Adolfo Hitler, austriaco de nacimiento y excombatiente del frente occidental, sigue el ejemplo de Benito
Mussolini para orquestar un golpe de Estado conocido como el Putsch de la Cervecería en 1923, llamado así por el lugar donde se
organizó en Múnich. El golpe fracasó y Hitler es aprisionado.
Desde la cárcel escribe su ideario conocido como Mein Kampf (Mi Lucha) en el que plantea las bases de la doctrina nazi. Las ideas
fundamentales de este texto son la superioridad de la raza aria, el racismo, en particular el antisemitismo, el rechazo al liberalismo,
socialismo y al comunismo; su ideología militarista y la expansión territorial justificada mediante el concepto de lebensraum o
“espacio vital”.
Ante la crisis política y económica en Alemania, con 7 millones de desempleados y una hiperinflación, el número de integrantes del
Partido Nazi creció notablemente, así como los votos a su favor. Se presentó en las elecciones de 1932, y aunque fue derrotado,
los nazis obtuvieron 13 millones de votos (aunque no era una mayoría). El viejo mariscal Paul von Hindenburg resultó reelecto como
presidente y designaría a Hitler como canciller el 30 de enero de 1933. Mediante este cargo, Hitler nombraría a los ministros del
Reichstag (el Parlamento). Cuando muere Hindenburg el 2 de agosto de 1934, Hitler asume los cargos de canciller y presidente,
para, posteriormente, ser declarado Führer del Tercer Reich.

Firma del Pacto de Letrán entre Pio XI y Mussolini

Ganarse a la Iglesia fue una importante jugada propagandística para Mussolini y en 1929, el Pacto de Letrán reconoció al Estado
independiente del Vaticano.
En términos económicos se fortaleció el papel del Estado Interventor o Estado empresarial que organiza y controla sectores clave
de la economía (agricultura, industria aérea, etc.) y la organización obrera a través del corporativismo, obligando a los empresarios
y trabajadores unirse por cada sector económico en un sindicato para evitar los conflictos de clase, beneficiando así a los
empresarios.
Una de las características del fascismo italiano fue su política expansionista: en 1911 Italia les arrebató a los turcos el territorio
africano de Libia para lanzarse luego a la conquista de nuevos territorios (Etiopía sufrió la ocupación de la Italia fascista entre 1935
y 1941). Al mismo tiempo apoyó al régimen de Francisco Franco durante la guerra civil española y en 1939 ocuparía también Albania
con la pretensión de hacer resurgir el antiguo imperio romano.
El fascismo se caracterizó principalmente por:
1. Ser un régimen dictatorial.
2. Su oposición y liquidación de los enemigos políticos.
3. La exaltación del Estado sobre los intereses individuales: “todo en el Estado, todo por el Estado, nada fuera del Estado,
nada contra el Estado”.
4. El corporativismo: los sindicatos debían estar también subordinados al Estado, se prohibieron las huelgas y el cierre de las
fábricas.
5. El imperialismo colonial.

Nazismo alemán
Es muy difícil realizar un análisis racional del fenómeno del nazismo. Bajo la dirección de un líder que hablaba en tono apocalíptico de conceptos
tales como el poder o la destrucción del mundo, y de un régimen sustentado en la repulsiva ideología del odio racial, uno de los países cultural
y económicamente más avanzados de Europa planificó la guerra, desencadenó una conflagración mundial que se cobró las vidas de casi
cincuenta millones de personas y perpetró atrocidades —que culminaron en el asesinato masivo y mecanizado de millones de judíos— de una
naturaleza y una escala que desafían los límites de la imaginación. La capacidad del historiador resulta insuficiente cuando trata de explicar lo
ocurrido en Auschwitz.
Ian Kershaw (1993) en Hobsbawn, E., Historia del Siglo XX, p. 116.

Para 1935, el totalitarismo impuesto por Adolfo Hitler era evidente, ya que estableció un gobierno dictatorial rigurosamente
centralizado; incendió el Parlamento en 1933 acusando a los comunistas, encarceló y asesinó a opositores, abolió la Constitución
de Weimar, disolvió el Reichtag (parlamento), suprimió los partidos políticos (menos el Nazi), asesinó a los competidores –entre los
cuales se destaca Ernst Röhm- dentro de su propio partido durante “La Noche de Cuchillos Largos” (30 de junio de 1934); se alió
con grandes magnates financieros como el grupo Schroeder y Thyssen para asegurar el poderío económico y las asociaciones
obreras dejaron de existir, en su lugar apareció un sindicato único, el Frente Alemán del Trabajo.
En estos años aplicó de manera sistemática el boicot a los establecimientos judíos para culminar en 1938 en la “Noche de los
cristales rotos”, este extremismo racial fue obra de Hitler y del líder de la SS, Heinrich Himmler, quien buscaba convertir sus tropas
de élite en “guardianes de la pureza racial” para destruir “razas inferiores” y procurar así la perfección del método de selección
biológica.

El medio más importante para implementar estas políticas fue el Partido Nazi. Éste se encontraba fuertemente jerarquizado con un
grupo dirigente (entre los cuales se encontraban Goering y Hess), un grupo de 34 Gauleiter (responsables locales), una sección
paramilitar que fungía como guardia personal de los líderes y como grupo de choque liderado por Röhm, la SS (Schutzstaffel) de
Himmler que se dedicaba a la policía y el control, la policía política o Gestapo (Geheime Staatspolizei) y las juventudes hitlerianas.
Así con el tiempo el Partido fue tomando control sobre la administración total del Estado alemán. Para convencer y utilizar al pueblo
como fuerza política se implementó un fuerte control sobre los medios mediante el programa de propaganda de Joseph Goebbels y
movilizaciones masivas, especialmente en la ciudad de Núremberg que Hitler consideraba la más alemana de todas.

Hitler en Nüremberg, 1934


La política económica del Estado Nazi se centró en el desarrollo de un Estado interventor, como en la República Weimar, pero ahora
centrado en la construcción de autopistas, el desarrollo de la industria pesada y química, especialmente centrado en el aspecto
bélico, regenerando la economía a niveles anteriores a la crisis de 1929, reduciendo el paro laboral. Dentro del Estado Nazi se
suprimió la legislación social, incluida en la constitución de Weimar, y la economía dependió directamente de los acuerdos del poder
político con las cúpulas empresariales, así se buscaba limitar la lucha de clases para fortalecer al Estado e insertar a las masas en
las instituciones totalitarias.
En política exterior, Alemania se centró en la renegociación del Tratado de Versalles, la salida de la Sociedad de las Naciones y la
ocupación de las zonas fronterizas con Checoslovaquia, Austria, Francia y Bélgica. Durante la década de 1930 la Alemania Nazi
adoptaría una política expansionista muy agresiva (mucho más que Italia por ejemplo) basada en la idea hitleriana de obtener un
mayor “espacio vital” y crear un gran imperio pangermánico.
Los historiadores Villares y Bahamonde concluyen que:
La destrucción de la democracia de Weimar fue, pues, fruto de varias fuerzas concurrentes, que se fueron decantando
progresivamente durante los años veinte y estallaron a principios de los treinta. Los intereses agrarios, tradicionalmente organizados
en Ligas de propietarios, se sentían marginados frente a la política económica de inspiración industrialista practicada por los
dirigentes de Weimar. Las clases medias de profesionales y del pequeño comercio e industria se creían perjudicadas frente a la gran
industria y a las organizaciones obreras, mucho más fuertes en la negociación y defensa de sus intereses. Los grandes industriales
temían la fuerza de los sindicatos y el retorno del “peligro rojo”. En medio de esta pluralidad de conflictos solapados, la acción
política del Parlamento y de los gobiernos no era capaz de conciliar tantos intereses contrapuestos. Los efectos de la crisis
económica, con la aparición en escena de millones de desempleados, acumuló un nuevo problema: la llegada del nazismo (2012:
279.)
Las características de la doctrina nazi fueron:
1. El racismo
2. El nacionalismo
3. El autoritarismo dictatorial
4. El pangermanismo
5. El militarismo
De los totalitarismos el nazi fue, sin duda, el más radical y más determinante en el desarrollo de la historia de Europa entre 1918-
1945 porque refuerza las tendencias autoritarias en Alemania y en el exterior, marcó el rearme y la conquista y colonización territorial
para culminar así en la Segunda Guerra Mundial.

Falangismo y franquismo español


A diferencia del resto de Europa Occidental, España no había participado en la Primera Guerra Mundial y durante estos años, la
económicamente retrasada península ibérica conoció momentos de bienestar gracias a la exportación de alimentos, textiles, cuero,
metales y material de guerra. Al terminar el conflicto, el país nuevamente se quedaría sumido en la crisis económica, pero ahora con
un mayor número de desempleados y una población debilitada por el hambre y la gripa española.
El gobierno español conservador no dio soluciones a la crisis, lo que hizo incrementar la agitación y el malestar en el país. Mientras
que los representantes de la monarquía española (los aristócratas, terratenientes, militares y clero) intentaron frenar la
modernización, algunos grupos progresistas pertenecientes a la burguesía y la clase obrera intentaron consolidar la reforma social,
económica y política del país. El Estado era gobernado por un parlamento con conservadores y liberales a nivel nacional y por
caciques rurales a nivel regional y local.
Durante la década de 1920 surge una resistencia al gobierno por parte de grupos de izquierda: sindicatos socialistas, anarquistas
y el Partido Comunista de España, que se organizó con apoyo de la Tercera Internacional de Moscú. Tras una derrota contra los
pueblos del desierto en la colonia española de Marruecos, se cuestionó fuertemente a la monarquía y el general Miguel Primo de
Rivera instauró una dictadura militar. Durante su dictadura se agudizó el enfrentamiento con los grupos de oposición de izquierda
y con las minorías culturales (catalanes y vascos). Se suprimieron los partidos políticos y la libertad de prensa, pero al mismo tiempo
se pactó con la Unión General de Trabajadores, el sindicato socialista más grande.
Durante este periodo hubo un crecimiento económico mediante obras públicas, electricidad y la construcción de presas y canales
de riego, pero no pudo sostenerse debido a la crisis mundial de 1929, así que el rey Alfonso XIII tuvo que convocar a elecciones y
retirar el apoyo a Primo de Rivera.

El general Miguel Primo de Rivera y el rey Alfonso XIII


Las elecciones de 1931 terminaron en una rotunda victoria para una coalición de republicanos, socialistas y catalanes que hizo
abdicar al rey español el 14 de abril, dando paso a la proclamación de la Segunda República Española. El nuevo gobierno promulgó
una nueva Constitución buscando mejorar la situación económica (agricultura e industria), social (derechos individuales y sociales),
política (estableciendo la separación Iglesia-Estado, dando autonomía a las minorías culturales y el voto femenino) y cultural
(reorganizando el sistema educativo) del país.
Los diversos grupos de la derecha española emprendieron varios intentos para derrocar al gobierno popular y el 29 de octubre de
1932 se organizaron en un nuevo organismo político: la Falange Española. Liderado por José Antonio Primo de Rivera (hijo del
dictador Primo de Rivera), la Falange, de inspiración nazifascista, representaba los intereses de los grupos más reaccionarios de la
sociedad y tenía como propósito centralizar el poder en manos de los militares con el objeto de “defender la familia, las profesiones,
la justicia y la patria”.
La situación política se complicó cuando en febrero de 1933, la coalición de socialistas y republicanos perdió las elecciones frente
a una alianza de conservadores. El Estado español seguía en crisis política y económica cuando en octubre de 1934 una revuelta
de mineros socialistas en el norte de España fue duramente reprimida por el ejército comandado por Francisco Franco. También se
encarceló a los líderes republicanos de la región de Cataluña y se suspendió su recién adquirida autonomía.
En ese contexto se agudizó la lucha entre la izquierda y la derecha, sin que ningún bando obtuviera la hegemonía en el país. Durante
las elecciones de 1936, el Frente Popular,compuesto por una coalición de las izquierdas de toda la península ibérica ganó las
elecciones e intentó retomar las reformas de cinco años atrás. Ante tales acontecimientos políticos, el 18 de julio de 1936, el alto
mando del ejército español realizó un pronunciamiento o golpe de estado para derrocar al Frente Popular. No obstante, el ejército
quedó dividido en una facción que apoyaba al gobierno de izquierda y otra comendada por Francisco Franco que buscaba derrotarlo.
Con apoyo de la Falange, monarquistas, el clero, los terratenientes y el gran empresariado, Franco realizó un asalto con tropas
marroquís y españolas dando así inicio a la llamada Guerra Civil Española.

Hombres y mujeres de una de las milicias organizadas en la zona republicana, tras la sublevación militar de julio de 1936.
Guerra civil española
Durante la Guerra Civil (1936-1939), el país se dividió en dos bandos: el republicano y el nacionalista. El primero, grupo heterogéneo
de distintas procedencias, defendía el Estado laico, la autonomía de las regiones, el parlamentarismo y las clases trabajadoras,
mientras que el segundo bando defendía el orden tradicional de la propiedad y los privilegios de la aristocracia, la burguesía y el
clero, el gobierno centralista monárquico o fascista, el autoritarismo y el catolicismo.

Republicanos durante la guerra civil española

El bando republicano recibió apoyo de voluntarios procedentes de Europa y de los E.U. para luchar contra los nacionalistas y luego
se organizaron las Brigadas Internacionales con apoyo de la Unión Soviética en octubre de 1936. Con el fin de contener el eje
nazifascista de Roma-Berlín, la Gran Bretaña y Francia optaron por no intervenir en España, mientras que precisamente Hitler
buscaba el apoyo de Francisco Franco para ampliar el conflicto con las potencias occidentales, además de obtener, a través de la
alianza, materias primas para su esfuerzo bélico.
La Unión Soviética siguió mandando apoyo al Frente Popular, a pesar de haber aceptado la no intervención británica, y aprovechó
para liquidar a los principales líderes de izquierda española que se alineaban con el ideario estalinista. En 1937, con apoyo de
tropas nazifascistas, los nacionalistas ejecutaron la “Operación Cóndor”, en la que cayeron muchas ciudades republicanas, como la
de Guernica que fue magistralmente retratada por Pablo Picasso. Se replegaron a Cataluña y resistieron el asalto franquista y
nazifascista hasta el 28 de marzo de 1939, cuando las tropas del general Franco hicieron su entrada triunfal en Madrid, con esto
se daba por hecho el fin del gobierno republicano e inició la dictadura franquista.
El franquismo logró su triunfo en España al interior debido al apoyo recibido del ejército, la iglesia católica, los grandes terratenientes,
la alta burguesía industrial y financiera, e incluso, de una buena parte de las clases medias españolas; al exterior recibió recursos
humanos y materiales de Alemania e Italia.

El balance de la guerra civil española fue de un millón de muertos y un país desgarrado por las diferencias ideológicas, por ello,
para evitar represalias, muchos republicanos arribaron por exilio a Latinoamérica –particularmente a México-. Francisco Franco se
autonombró como “Caudillo” y encabezó el país -aislado del resto del mundo- hasta el año de su muerte, 1975.
Muchas veces se ha comparado el régimen franquista con el fascismo italiano y el nazismo alemán. Sin lugar a duda, no fue un
régimen tan extremo como el segundo, pero si autoritario y represivo hacia los grupos de la izquierda, o bien, como refiere el
periodista y escritor George Orwell:

Franco no era estrictamente comparable a Hitler o Mussolini. Su ascenso se debió a un golpe militar respaldado por la aristocracia y la Iglesia y
en lo esencial, especialmente al comienzo, no constituyó tanto un intento de imponer el fascismo como de restaurar el feudalismo. Ello significaba
que Franco debía hacer frente no sólo a la clase trabajadora, sino a diversos sectores de la burguesía liberal, precisamente los grupos que
apoyan al fascismo cuando éste aparece de una forma más moderna.
George Orwell, Homenaje a Cataluña, 1938

La España franquista fue antiliberal, antisocialista y anticomunista. La dictadura se dedicó a centralizar el país política,
económicamente y culturalmente; y tuvo las siguientes prioridades: 1) la negación de la autonomía de las regiones y el
establecimiento de un Estado nacionalista, 2) la defensa del catolicismo, 3) La defensa de los valores españoles y de los grupos de
poder tradicionales.

Adolf Hitler y Francisco Franco

A pesar de tener admiración y cercanía con Mussolini y Hitler, la España de Franco nunca intervino en la Segunda Guerra Mundial.
El caudillo nunca dio el paso como Mussolini de aliarse con Hitler más que nada por prudencia y porque Hitler jamás le había dado
las garantías para obtener beneficios y ventajas en caso de participar.

Militarismo japonés
Durante el periodo de entreguerras, también el Japón imperial evolucionó hacia la extrema derecha en el espectro político. A finales
del siglo XIX, Japón habría de adoptar el modelo occidental de desarrollo basado en la industrialización y la expansión territorial
(Reformas Mejii). El triunfo en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905 creó un sentimiento de optimismo e incluso de superioridad
entre los japoneses sobre sus países vecinos. Japón anexó a Corea en 1910 y tras participar en el bando de los aliados durante la
Primera Guerra Mundial se benefició económicamente con la venta de mercancías, de buques de guerra, obtuvo el control sobre las
antiguas colonias alemanas en Asia y empezó a dominar el mercado chino.
Para detener la dominación japonesa en China, los Estados Unidos de América establecieron acuerdos con los chinos, lo cual no fue
bien visto por los japoneses. La crisis mundial de 1929 afectó profundamente a Japón, ya que sus exportaciones de seda y de arroz
disminuyeron considerablemente; el desempleo creció y las protestas sociales de trabajadores y líderes sindicales aumentaban. En
este contexto se aliaron políticos, grandes empresarios y militares para tratar de derrocar al gobierno liberal de Japón, el cual
tachaban de ser incapaz para hacer frente a los problemas nacionales, los problemas comerciales con China y la expansión del
comunismo y socialismo.
En 1931 los militares, sin permiso del gobierno, se aventuraron en la conquista de Manchuria porque los chinos quisieron desplazar
a los japoneses de la región.

La invasión japonesa de China


Los militares japoneses declararían un Estado independiente llamado Manchukuo, encabezado por Pu-Yi, el antiguo emperador
chino y asesinarían al primer ministro japonés después para imponer una dictadura militar. El emperador Hirohito, el líder espiritual
de Japón, se quedó al margen y dejó que los militares gobernasen el Estado.

Tropas japonesas en Manchuria, 1931

El Bushido pintaba la vida heroica como aquélla que excluía la compasión y que tenía como único objetivo el triunfo.
Este ejército se guío por un código llamado Bushido; resulta significativo que el revivir de éste concordara con un tipo de política,
que era la predominante entre los nazis.
El militarismo japonés se caracteriza de la siguiente manera:
1. Establecimiento de un Estado todopoderoso.
2. Violencia del Estado, censura de prensa, persecución de enemigos y opositores.
3. Sistema educativo estrictamente controlado.
4. Política imperialista agresiva en el resto de Asia, basado en la idea del panasianismo.
5. Nacionalismo agresivo.
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Antecedentes de la Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial fue provocada por el encadenamiento de una serie de problemas durante el periodo de entreguerras
de 1919-1939, en particular las políticas por la crisis de los pactos internacionales (el fracaso de la Sociedad de Naciones), y la
expansión de los Estados totalitarios y autoritarios movilizados por un nacionalismo agresivo; las económicas, por la resistencia del
capitalismo internacional a los cambios impulsados por el movimiento comunista; así como las sociales a consecuencia de la crisis
mundial de 1929 que obligó a las grandes masas a vivir en condiciones miserables. El detonante de la Guerra en Europa y
posteriormente en Asia, fueron: la invasión alemana en sus países vecinos; y el ataque japonés hacia los Estados Unidos
respectivamente.

Conferencia de Múnich de 1938. En la foto Mussolini, Hitler, el primer ministro francés Daladier y el primer ministro inglés Chamberlain
La guerra no estalló de pronto, la provocaron paulatinamente Alemania, Italia y Japón con su nacionalismo agresivo, belicismo y
expansionismo territorial. Estas tres naciones se habían alejado de los ideales de la democracia y desarrollaron en su interior
ideologías racistas, socialmente discriminatorias, así como una cultura militar. Las soluciones que ofrecían para salir de su malestar
económico y social eran la conquista de nuevos espacios territoriales “Lebensraum o espacio vital” y la esclavización de pueblos
extranjeros (europeos orientales, africanos y chinos).

La resurrección de Alemania en los años 1930 dependió en gran parte de la producción industrial y el rearme y el crecimiento del
ejército. La deuda pública iba igualmente en aumento y a falta de un mercado interior dinámico y un mercado exterior reducido,
solamente la conquista de nuevos territorios daba salida para los nazis.
En la década de 1930, los alemanes ampliaron sus fronteras anexando en 1936 a Renania, que, según el Tratado de Versalles,
debía mantenerse como un área desmilitarizada. El 13 de marzo de 1938, Hitler anexó –la llamada Anschluss- Austria a Alemania,
después de haber amenazado el gobierno de su país de origen con una invasión.
Luego el 15 de septiembre de 1938 Sudetenland en Checoslovaquia, y en marzo de 1939 Bohemia y Moravia de Checoslovaquia
donde vivían muchos germanoparlantes.

Propaganda alemana. “La victoria será nuestra”

La expansión territorial de la Alemania nazi 1935-1939


El siguiente paso en la política expansionista de la Alemania Nazi, fue la firma del Pacto Ribbentrop-Molotov en 1939 con la URSS
para aliarse con ese poderoso enemigo y llegar a acuerdos sobre la región báltica (Lituania, Estonia, Letonia), así como la vecina
Polonia, que según el acuerdo se repartiría entre ambos países. Para ambos bandos fue un acuerdo coyuntural que no tenía
perspectivas a largo plazo.
En 1935 los fascistas italianos invadieron a Etiopía (Abisinia) y ante la oposición de Francia y Gran Bretaña, buscó el apoyo de
Alemania. Este mismo año Hitler y Mussolini se acercaron a Francisco Franco en su guerra civil contra los republicanos y se firmó la
alianza llamada “Eje Roma-Berlín”. Resulta significativo que solamente unos años antes en 1934, Mussolini utilizó sus tropas para
defender la independencia austriaca de Alemania. A pesar de que en agosto de 1936, 25 países, entre ellos Alemania e Italia,
firmaron un pacto de no intervención en la guerra civil española, suministraron recursos materiales y humanos al ejército franquista.
Luego en 1939, Italia anexa a Albania.

El imperio italiano en los años 1920 y las regiones de futuras conquistas

En Asia, los japoneses se habían apoderado en 1931 de Manchuria un territorio fronterizo entre China y la Unión Soviética. Esta
región contaba con los recursos naturales que necesitaba Japón para su planta industrial. Japón se retiró en 1933 de la Liga de las
Naciones cuando esta organización mandó una comisión investigadora para conocer la situación en Manchukuo (nombre japonés
de Manchuria).
El gobierno chino de Chiang Kai-Shek trató de prevenir cualquier enfrentamiento con los japoneses debido a la inestabilidad interna
del país y la creciente oposición china a su gobierno de derecha. En diciembre de 1936 puso fin a su guerra interna con los rojos
chinos y formó un ejército de resistencia que tuvo un enfrentamiento abierto con los japoneses, en julio de 1937, en la capital
Nanjing.
Los japoneses persiguieron al gobierno de Chiang Kai-Shek y lo obligaron a retirarse tierra adentro. A partir de entonces el Imperio
del Sol obligó a los países asiáticos a seguir sus reglas de juego y tras firmar un pacto con Alemania para establecer el llamado
Roma-Berlín-Tokio echó su mirada sobre las zonas ricas en minerales de la Unión Soviética. Como la derrota de este país era
complicado, los nipones reclamaron en 1940 el derecho de explotar los recursos de la indochina francesa. Los Estados Unidos
objetaron y exigieron la retirada de Japón del continente asiático, amenazándola con un embargo económico (sanciones). No
obstante, los japoneses enfrentaban un dilema muy fuerte: quedarse sin recursos naturales como el petróleo o quedarse sin uno de
sus aliados comerciales más importantes. Finalmente, los militares optaron por llevar a cabo un ataque sorpresivo contra los Estados
Unidos y las colonias europeas en el sureste asiático.
Alianza Roma-Berlín-Tokio
Es importante destacar también que entre las tres potencias del Eje Alemania, Italia y Japón apenas había comunicación entre sí.
Italia y Japón jamás avisaron a Alemania de sus ataques contra Grecia y Hawái, mientras que Alemania jamás reveló su operación
Barbarroja en contra de la Unión Soviética. Tampoco entre los aliados había existido mucha cooperación y cada quien trabajaba por
cuenta propia durante la mayor parte de la guerra.
Interpretación: ¿Era evitable la Segunda Guerra Mundial?
¿Por qué no reaccionaron las democracias occidentales y los socialismos ante la expansión de los totalitarismos en la década de
1930? Se ha debatido mucho si Inglaterra, Francia y los Estados Unidos hicieron lo posible para evitar la guerra en Europa.
Algunos no lo hicieron por miedo, otros hicieron cálculos egoístas centrados en políticas de no intervención y de apaciguamiento,
mientras que la Unión Soviética pactó la neutralidad con Alemania a cambio de beneficios territoriales. Los Estados Unidos se habían
enfrascado en su aislacionismo político, es decir, se había negado desde 1919 a ingresar en la Sociedad de Naciones y el Senado
había optado por no participar en las políticas internacionales. El gobierno y la burguesía norteamericana se abstuvieron en participar
en la guerra ya que estaba haciendo excelentes negocios en el continente europeo, esperando su entrada hasta que las potencias
del Eje quedaran desgastadas y que hubiera peligro de no devolución de los créditos otorgados.
Al mismo tiempo Francia e Inglaterra no colaboraron para hacer frente a los problemas internacionales. El historiador Richard Overy
señala que ninguna de las potencias podía permitirse el esfuerzo militar y económico para frenar a Alemania porque sus prioridades
eran la reconstrucción de sus economías tras la crisis y evitar los conflictos sociales internos. Esta condición les alentó a buscar
compromisos con los estados totalitarios. El mismo autor señala que “la política de apaciguamiento (…) era un reconocimiento de
la realidad por parte de los políticos que sabían que sus electorados eran hostiles a la guerra y sus fuerzas demasiado débiles para
impedir la agresión mediante la fuerza.” Así Neville Chamberlain, primer ministro inglés y Edouard Daladier, primer ministro francés,
firmaron el Pacto de Múnich con Adolfo Hitler para asegurar la paz internacional.

LA GRAN VICTORIA

Por Rodolfo Bueno | 05/05/2018 | Mundo


Fuentes: Rebelión

Cada vez que se estudia la Segunda Guerra Mundial, en particular, la lucha en el Frente Oriental, uno no se explica cómo Alemania
Nazi no ganó esa guerra. Tuvo todo para derrotar a la URSS, pese a ello, hace 73 años los soldados soviéticos tomaron Berlín, sede
de un sistema que, según esperaba Hitler, debía imperar durante los siguientes mil años. Veamos cómo fue la victoria.
Su meteórica carrera, de cabo a Führer, es lograda gracias al apoyo del gran capital financiero que veía en Hitler suficientes atributos
para controlar la efervescencia revolucionaria que se gestaba en el pueblo alemán. Una vez en el poder, pretendió un nuevo reparto
colonial del mundo, para lo cual Japón atacó a China, Alemania a Austria y Checoslovaquia e Italia a Etiopía. A la sazón, tal como lo
analiza Stalin, se podía dividir al mundo en potencias imperialistas agresoras y potencias imperialistas agredidas. Las primeras, que
nada tenían y lo exigían todo, atacaban a las segundas, que lo poseían todo.
Las potencias agredidas, pese a ser económica y militarmente mucho más fuertes que las agresoras, cedían y cedían posiciones. La
razón de esta rara conducta era darle aire a la agresión hasta que se transforme en un conflicto mundial. Las potencias agredidas
presionaban a los alemanes para que vayan cada vez más lejos en dirección al Este, le abrían a Hitler la posibilidad de atacar a la
Unión Soviética a través de los países del Báltico, para, al mismo tiempo, quedar ellos al margen de un eventual conflicto germano-
soviético. Incitaban a Alemania Nazi a atacar a la Unión Soviética, con la esperanza de que la guerra agotase mutuamente a ambos
países; entonces les ofrecerían sus soluciones y les dictarían sus condiciones. Los países beligerantes, cuyas fortalezas se
encontrarían destruidas como consecuencia de un largo batallar entre ellos, no tendrían más opción que aceptarlas. Una forma fácil
y barata de conseguir sus fines.
Este juego peligroso terminaría muy mal para Londres y París, que propugnaban el anticomunismo como política de Estado. Es que,
ofuscados por el odio al comunismo, no podían y no querían ver el peligro que para ellos mismos representaba el nazi-fascismo.
Luego de que Hitler controló toda la Europa continental, firmó la orden para desarrollar un conjunto de medidas políticas, económicas
y militares, llamadas «Plan Barbarrosa». En él se contemplaba la destrucción de la URSS en tres o cuatro meses. Sus metas principales
eran Moscú, Leningrado y las regiones industriales de la zona central. El plan, que tenía las mismas características que tan buenos
resultados le habían dado a Hitler en el resto de Europa, fue elaborado cuando Alemania, país altamente desarrollado y cuya
producción se encontraba dirigida fundamentalmente hacia la industria de guerra, se había apoderado ya de los principales centros
industriales europeos y poseía dos veces y media más recursos que la URSS, lo que la convertía en la más fuerte potencia imperialista
del mundo. El alto mando alemán estaba tan seguro del éxito del Plan Barbarrosa que planificaba, para después de su cumplimiento,
la toma, a través del Cáucaso, de Afganistán, Irán, Irak, Egipto y la India, donde las tropas alemanas esperaban encontrarse con las
japonesas. Esperaban también que se les unieran España, Portugal y Turquía. Dejaron para después la toma de Canadá y los EEUU,
con lo que lograrían el dominio del mundo.
La madrugada del 22 de junio de 1941, la Wehrmacht, fuerzas armadas jamás vistas por su magnitud, experiencia y poderío, se
lanzaron al ataque en un frente de más de 3.500 kilómetros de extensión, desde el mar Ártico, en el norte, hasta el mar Negro, en
el sur. Eran un total de 190 divisiones, cinco millones y medio de soldados, 4.000 tanques, 4.980 aviones y 192 buques de la
armada nazi.
El plan fracasó cuando la Wehrmacht no pudo desfilar el 7 de Noviembre de 1941 en la Plaza Roja de Moscú, tal cual estaba
planificado, sino que lo hizo el Ejército Soviético, para luego marchar directamente al frente de batalla e infligirle al ejército nazi su
primera derrota. Sobre la Batalla de Moscú, el General Douglas Mac Arthur escribió en febrero del 1942: «En mi vida he participado
en varias guerras, he observado otras y he estudiado detalladamente las campañas de los más relevantes jefes militares del pasado.
Pero en ninguna parte había visto una resistencia a la que siguiera una contraofensiva que hiciera retroceder al adversario hacía su
propio territorio. La envergadura y brillantez de este esfuerzo lo convierten en el logro militar más relevante de la historia».
Al detener su avance sobre Leningrado, hoy San Petersburgo, y ordenar a sus tropas atrincherase, el alto mando alemán se preparó
para romper la resistencia de ese pueblo por medio de un prolongado asedio, mediante el bombardeo continuo de la aviación y por
el fuego de artillería; suponían que el hambre iba a doblegar a la ciudad. El bloqueo duró cerca de 900 días. Como consecuencia
murieron 1’200.000 de sus habitantes, la mayoría de hambre y frío, pero Leningrado no se rindió.
Desde el verano de 1942 hasta el 2 de febrero de 1943 se dio la Batalla de Stalingrado, la más sangrienta y encarnizada de la
historia, con más de tres millones de muertos; la misma culminó, luego de combatir sin tregua en cada piso de cada casa, con la
increíble victoria del Ejército Soviético sobre el poderoso Sexto Ejército Alemán, algo que nadie en el mundo occidental esperaba.
Después de liberar a numerosos países del yugo nazi-fascista, las tropas soviéticas entraron en Berlín y el 1 de mayo de 1945
izaron la bandera su país en el Reichstag, el parlamento alemán. Terminaban 1418 jornadas de denodados combates en los que
fallecieron cerca de 60 millones de seres humanos, de los que 27 eran soviéticos. La mayor parte de ellos fueron muertos como
consecuencia de la salvaje represión ejercida por las tropas ocupantes contra la población civil. La historia no conoce otra
destrucción, barbarie y bestialidad de la que hicieron gala los nazis en la tierra soviética, donde aniquilaron el fruto del trabajo de
muchas generaciones.
Hoy, gracias a la valentía y el enorme espíritu de sacrificio del pueblo ruso y demás naciones que conformaban la URSS, la humanidad
está libre de haber sido esclavizada por el nazi-fascismo, pues en la entrañas de este gigantesco y heroico país fue destrozado el
75% del más potente complejo militar bélico creado por la especie humana, la Werhmacht, que sólo conoció victorias cuando de
manera arrolladora marchó a lo largo y ancho de Europa continental, apoderándose de sus riquezas y esclavizando a sus habitantes.
Se necesitó de colosales esfuerzos del pueblo soviético para, sin desmoralizarse ante tan dura prueba, revertir la situación y lograr
una victoria, que se dio hace 73 años.

Las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial


La Segunda Guerra Mundial llegó a su fin con la rendición de Alemania el 8 de mayo y la rendición de Japón el 14 de agosto de
1945. Ninguna guerra en la historia ha alterado tan profundamente y a gran escala las realidades políticas, económicas, sociales y
culturales del mundo entero. Tras seis años de duras batallas, quedaron muchas víctimas al mismo tiempo que otros se beneficiaron.
Así que los efectos fueron múltiples y contradictorios a la vez porque la guerra permitió a algunos países obtener más poder o mayor
libertad, mientras que para otros fue el inicio de nuevos sufrimientos y problemáticas para enfrentar.
CONSECUENCIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Políticas Económicas Socioculturales
• Fin de los totalitarismos en • Destrucción de la • 60 millones de muertos
Alemania, Italia y Japón. infraestructura, de las plantas • Holocausto
• Surgimiento de nuevas productivas y del campo. • Migraciones de la población
potencias mundiales: E.U. y • Declive de la economía europea. europea.
URSS. • Fortalecimiento del capitalismo • Cambios en la mentalidad y la
• Reparto de Europa en zonas de estadounidense. visión del mundo.
influencia y bipolarización del • Gran desarrollo tecnológico y
mundo. científico.
• Creación de instituciones de la
posguerra (ONU, FMI, BM, etc.).
• Inicio del proceso de
descolonización.
• Surgimiento de nuevos estados-
nación y cambios territoriales
(reducción o ampliación de las
fronteras).
\

J-
J)
:
L4
L\4

\^-/
v
LIJ
(1_

-rl \L.
*,
/- -.... *-
\-
iL, \-z
2 \ -&-\
\ Á.'r
§¿ -at--) -/
Y ----' .d L.--§ _)n
_-l_
(J
lrt
lt

ú_ \Tr
lL) _l
\(o-
I (du 3.

)"l- t
\l !§§
--
F<
>
ü
U _l
,: --u-'':ry. *'9
El¿
z.
trto;
z_
)-r7'," J\ ,H
a=
co

\'*r,/i,; v
(o
a,) z< o
"ll:,'l.r»"1 f, 'o ITI -i

tH*
\

§-DYil..-1&;r#
d.
l) AU)
H

'\;r.*'i:*/Di$i
i! \+,í -'",l ),'{, \Y.}7.-;
=-(r)'-\
.§' ?84 d¡ -

4!
":fEU
: 't 'q
(:: \ (-,/(z '( -\
É. É?69
7*zo -
3EH?
0
2
:;
U5

,',('") Y",,o,, 9fr2á


( .:
'.\-\
,
v
<
{
¡.-
a1 -r
s\-*\ r oop.r¡ #
a
.)
'-\ :
s ?l'r

tt ¿\
-d
31
z( l<r¿,
4l
-j c.i c.i + =
Prrd \-
rt
u)
a-o
*,
+
,,.j ll

I
'r",r, D-
,/\
Ü,y' (
? ,--- \)
i.-¡
\7 ( á,
v/
L ,\
\l- ------\_
LY

o-
- ú\ r/t -n
_,/
\r/ |
o,
lll
.\) ú.
\( cf/
ó
=
\\C. <>-,
zO
'Z ¿--
MAPA No.1
NOMBRE NL-G-FECHA
HUC-M l2SGMA/06 B @RRcP zooo

EVALUACIÓN FORMATIVA
19
»<-
'1)^
U

ix *
\ x\ 5
-

td
I

¡ E: j
I
a:-.-l :$
l' §t,ü
§
§ 92242
ñHaa
rf;Sr o
¿o
o


I
I
\
\t-
§
§:
&
«
'BHH;a
*6A4
6EfpH 1 <-
c.l
.,r
/
"§^ At qJ oUUA? J

_(-
qrlsÉj)^ál",
( -/ --
\_\ \Á-
Y
s
g§EHE
=<<21

..;ñr.; +r;
F-\-a--^,.r'-

t1,-l
¡
.J

V /+
\

,to A"*\k "?§*t


| §-§W¿ g¿ S ....,Mh i
r
.f) \-'.--. §-*
^)

-),- §^ e',"-'*fr ñbt'

.t),,
ú-
z.--.\ $ ,_r_.-t
rJ¡ \-r
\r ,ro¡r!ÉJ,
t
u

/
_--_-) ,t,oth5f

E
? ,.1\
5{1ff
.-)- ,»ffi;il:*[
.r'
,,1_.
f.U ¿, I
,-_Jüü-;ry
) l--*I -z\
.^
./l
,)
b
:)

c
cn ) C.]
C§'

!r
§ 9 CI f I!
J
, \§ ,d, Lrl

b@ a- F- o
U _)+
§,
ó-
a
q<' t o
C\l v) o
ílo Lo iitt
4
§P 'sl \=
U'.?o vl :
.o(o
-+
e\O
(-)

<-, \
r--^X/K
-z-
a
-rl\])
2crl
. l-t +o
\o --i1 ) r
;*/) s
c^-\ O
.4
)

:x, VFi
-
ó,o- \ L\F
.z-
o
á'!oo'l/ ,Ño rf § g?
q
\!
L¡.li
.L^t
l \ 'r'/ t\J -.1 (,
-r
H*5
il*.4a
ñ Yo-a
iH??
ry:; L1 A
a-*
¡L,2
l-a¿.
r-r ¡'r U r
FF=3
):.,-;t( ta- c<<f¡J
.- -.\ \o \§
"\¡- o-aQ-2.
/;t ) )e¡ ;
. I ":sl I -ñlaa:l
uJ
LQrü,'
-..t
t>
Á-
\y
DfsPu€5 / ?41

.2\
r J l'"'.
ll

I
t
I
D t

MAPA No. 13 €
EUROPA CENTRAL ORIENTAL DESPUÉS DE 1945
NOMBRE
NL-G
HISTORIA UNIVERSAL CONTEMPONNruTN

t. I N sTR ucc I 0 N ES : I I u mi na ros tu.r¡tor¡IU¿C. ::::?:1 ',, ff :;;:'


Repúblicas bálticas anexadas por la uRSS en
eltranscurso de la guera: Estonia, Letonia (Latvia) y
Lituania
Tenitorio tomado por la URSS a Finlandia
Tenitorio tomado por la UsS a polonia
Temtorio tomado por la UffiS a Checoslovaquia
Tenitorio tomado por la URSS a Rumania
Tenitorios tomados por polonia a Alemanía
Tenitorios de Alemania y Austria ocupaáos por:
URSS
lnglaterra
Francia
EE.UU.
LA ONU
¿PARA QUÉ SIRVE LA ONU?

Me permito republicar un artículo publicado hace más de 12 años coincidiendo con la celebración de la 78° Asamblea General de la
ONU. Trata sobre las “reformas” que se introdujeron -a comienzos del presente siglo- en el modus operandi de esa organización
para hacerla más “expeditiva” y acorde con las exigencias del hegemón imperial de la unipolaridad. En la actual 78° Asamblea
algunos gobernantes han elevado su voz reclamando “reformas” que “democraticen” la toma de decisiones en el Consejo de
Seguridad de la ONU.
Me pregunto: ¿Qué sentido tiene esto habida cuenta la ONU no es más que la caja de resonancia del Foro de Davos desde fines del
siglo pasado? La voz cantante la tienen las grandes empresas transnacionales: bancarias, bélicas, farmacéuticas, de la droga, de la
tecnología, de la manipulación mediática a las que representa el Foro de Davos bajo la batuta de Estados Unidos y del Reino Unido
como su vasallo incondicional.
La nueva orquesta viene a tono con la financiación de nuestras economías, el narcotráfico y el lavado de dinero, la corrupción, las
guerras convencionales y no convencionales, el bioterrorismo, la automatización, las redes “sociales”, la seguridad, la cuarta
revolución industrial.
El “Pacto Mundial” que se incubó y nació en el Foro de Davos en 1999 no se estableció para elevar la “representatividad” de los
Estados miembros” de la ONU. Se estableció para asegurar el crecimiento y la “sostenibilidad” de las grandes empresas
transnacionales y de los “filántropos” de la muerte. En el 2000, lo anunció y puso en marcha Kofi Annan, por entonces secretario
general de la ONU. De éste y de sus “reformas me ocupo en mi artículo del 2011.
“El Pacto Mundial”, llamado también “Pacto Global” fue ratificado en sus alcances en el 2007 con el ascenso del sur coreano Ban
Ki Moon como secretario general de la ONU. En el 2010 éste exhortó a los empresarios privados y a los “filántropos” de Occidente
a entender que, en la nueva ONU del Pacto Mundial para la sostenibilidad empresarial privada, “los principios y las ganancias son
las dos caras de una misma moneda” En el 2017 agregó: “El Pacto Mundial ha alcanzado la mayoría de edad. Ahora se encuentra
en una posición única como punto de entrada para los negocios a las Naciones Unidas”.
Quiero recordar que desde su fundación los Estados y su representatividad siempre fueron una ficción en la ONU. Actualmente, ni
esto. La ONU como entidad representativa de los Estados no existe más. Si usted es de los que se resisten a las evidencias, piense
en la Pandemia. La “descarriló” el Foro de Davos. La ONU a través de su Organización Mundial de la Salud (OMS) se encargó de
su gestión y administración cual experto marketero. Usó del miedo, la persecución, el terror. Luego impuso las vacunas para
redondear el multimillonario negocio de los “filántropos” (con Bill Gates a la cabeza), de los laboratorios, las universidades
neoconservadoras, las farmacéuticas y los gobiernos advenedizos que compartieron el negocio con las “variantes”, el miedo, las
amenazas, el chantaje. Hasta hoy.
En la hora presente, lo que resta a los Estados que apuestan por la multipolaridad es la creación de una nueva organización que
los represente frente al embate de Occidente, del Foro de Davos, de la ONU y de su Pacto Mundial.
El que sigue es el artículo publicado el 1 de julio de 2011. Como dije, resume las reformas que se introdujeron a comienzos del
presente siglo y convirtieron a la ONU en un “furgón de cola” del Foro de Davos.
Origen y destino
Para quienes entienden la historia del nuevo orden mundial capitalista surgido después de la II Guerra Mundial está fuera de
discusión que la institucionalidad creada para “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”, llamada
Organización de las Naciones Unidas-ONU, es el aparato destinado a garantizar los intereses de la industria bélica estadounidense
en el mundo.
Cuando en 1918 el ex-presidente Wilson en su discurso de “Los 14 puntos” sugirió la idea de la “Sociedad de Naciones” para
preservar la paz, sólo los europeos la ratificaron un año después. El congreso estadounidense se opuso a que su país lo suscribiera.
Era obvio, que la llamada “Sociedad” no satisfacía los intereses de los “halcones” de la industria militar estadounidense. Querían
una organización que les permitiera el control absoluto del mundo para sus fines. Esta fue, precisamente, la Organización de las
Naciones Unidas-ONU- surgida del “acuerdo” de Bretton Woods.
El Consejo de Seguridad y sus responsabilidades
La “Carta” que oficializó su nacimiento fue firmada el 26 de junio de 1945 en San Francisco-EEUU. Esta Carta le otorgó al Consejo
de Seguridad “la responsabilidad en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional”. No obstante, y desde entonces, lo
único que ha hecho es propiciar y alentar todos los conflictos bélicos y los más atroces genocidios y magnicidios habidos en los
pueblos del mundo, durante sus más de 60 años de existencia. Los más cercanos a nuestra memoria: Hiroshima y Nagasaki, Viet-
Nam, Ruanda, Darfur, Kosovo, Irak, Afganistán, Pakistán, Libia, Siria. Cada uno de estos genocidios tiene la impronta de cada uno
de los nueve secretarios generales de la nefasta ONU. Desde Trygve Lie que fue digitado el 01 de febrero de 1946 hasta Antonio
Guterres digitado el 01 de enero de 2017. Quien llegó como todos los anteriores asegurando que “resolvería la paz en primer
lugar”. Quiso decir, “disolvería».
La otra “responsabilidad” del Consejo de Seguridad ha sido auspiciar a través de sus “operaciones de paz” y de sus instituciones
financiarizadoras como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial el perverso exterminio de millones de seres en el África,
Oriente Medio, América Latina, el Caribe a través del hambre, las pestes y plagas, las migraciones forzadas, la desocupación, las
invasiones.
La ONU, contrariamente a su declarada finalidad, sólo ha diseminado destrucción y muerte en el mundo. A la luz de sus “reformas”
su verdadera vocación parece haber encontrado caminos más expeditos para seguir haciendo más de lo mismo, con un costo mayor
de vidas inocentes en nombre de la libertad, la democracia, la “ayuda humanitaria” los “derechos humanos”.
Kofi Annan
Cuando el señor Kofi Annan llegó a ocupar el cargo de secretario general de la ONU en 1997, siendo un burócrata de carrera en la
diplomacia de las Naciones Unidas, ya había acumulado méritos con una serie de medidas orientadas a incrementar el poder bélico
de la Organización desde su cargo de secretario adjunto en la gestión de su predecesor Boutros-Ghali entre 1993-95.
Algunos de esos méritos fue el incremento en más de 70,000 efectivos de las “Fuerzas de Paz” en 1995 con sus consiguientes
efectos en el gasto en equipos, armas y municiones favorable a la industria bélica estadounidense; el manejo de las Fuerzas de
Protección de las Naciones Unidas (UNPROFOR) en el exterminio étnico en Bosnia-Herzegovina y la imposición del acuerdo de paz
de la OTAN.
Club de Bilderberg
Estas medidas, como todas las que tienen que ver con el terror y la guerra en el mundo, se incubaron en el Club de Bilderberg. Uno
de los think tanks del pensamiento perverso para la hegemonía unipolar estadounidense.
El señor Annan llegó a ser presidente de este “club”, antes de ser secretario general de la ONU. Siendo de origen negro su
pertenencia al Club sionista le vino por derecho marital. Estaba casado con Nane Lagergren heredera de la fortuna y de los
“servicios” de su abuelo Raoul Wallenberg protector de judíos sionistas durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy, está considerado
ícono de la “paz” en los Estados Unidos, Canadá, Israel y en toda Europa.
El Informe Brahimi y los “contratistas”
En 1997, Annan como secretario general de la ONU, propuso llevar a cabo profundas “reformas” en la Organización para hacerla
más expeditiva y ágil. La argumentación para estas reformas se encuentra en el “Informe Brahimi”. Aquí se sustentaban los cambios
en el sistema de “protección” de los intereses estadounidenses a través de la ONU. Se dijo que era necesario “remediar un problema
grave en materia de dirección estratégica, adopción de decisiones, despliegue rápido, planificación y apoyo operacional, empleo de
la tecnología de acuerdo con los nuevos desafíos, disminución del costo social de las guerras e invasiones”.
Dentro de esta perspectiva, muchas “tareas” no deberían encomendarse a las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones
Unidas y tampoco éstas deberían ir a todos los lugares. Se decía que: “Cuando esas fuerzas tengan que hacerlo deben estar
preparadas para enfrentarse a las fuerzas de la guerra y la violencia con la capacidad y la determinación necesarias para vencerlas”.
Pakistán, Afganistán, Irak, Libia, Siria lo ilustran bien. De este modo se abrió las puertas a las empresas “contratistas”
estadounidenses y europeas de mercenarios, de todo el mundo, para el exterminio masivo de los llamados “indeseables” del Tercer
Mundo. La organización que agrupa a estos “contratistas” es la llamada Asociación Internacional para Operaciones de Estabilidad
(ISOA) reconocida por la legislación estadounidense.
Estos “contratistas” son actualmente los encargados de la “guerra sin fin” de Estados Unidos y de sus socios europeos e israelí
alrededor del mundo; de la “reconstrucción” en aquellos países que han sufrido “desastres naturales”-inducidos- como Haití y
Japón; de fomentar la subversión, el boicot y el terrorismo en aquellos considerados “enemigos” de Estados Unidos o “amenazas”
para su seguridad y sus intereses tanto en América latina y el Caribe, como en Oriente Medio, Euroasia, África, el sudeste asiático.
Todo con el aval de la ONU.
Pacto Mundial o Pacto Global
A Kofi Annan se debe igualmente haber “anunciado” en el Foro Económico de Davos de 1999, la “iniciativa” para convertir a la ONU
en una organización -ya no de los Estados del mundo-, sino de las grandes empresas transnacionales. “Para darle un rostro humano
a la globalización” fue su argumento. Desde el 2000 la ONU no representa los intereses de sus Estados miembros (189) sino de
los grandes conglomerados privados transnacionales (13000): De la banca; de la industria de la guerra y el bioterrorismo; de las
pestes, las plagas, las pandemias y las vacunas; del narcotráfico; de las big-tecnologías; de la prensa, la TV, el internet y la
intervención mediática. Se le llama “Pacto Mundial o Pacto Global para la Sostenibilidad Empresarial”.
De acuerdo con sus “Diez Principios”, los Estados miembros de la ONU ceden sus responsabilidades y obligaciones a las empresas;
tanto en la defensa y protección de los “derechos humanos”, como en los laborales, los medio-ambientales y la lucha contra la
corrupción, En función de esos “principios” la ONU fijó los llamados “Objetivos del Milenio” para el período 2000-2015. Fueron una
burla. La empresa privada consolidó su poder en el manejo de la ONU y de sus organismos financieros (FMI, BM, BID); comerciales
(OMC); de salud (OMS); de educación e infancia (UNESCO-UNICEF), de agricultura (FAO); de Trabajo (OIT); y demás. Controla y
maneja todos sus programas y proyectos. La ONU es una oficina de trámites de la empresa privada representada por el Foro de
Davos. ¿¡Sirve para algo más? Claro. Para avalar la “excepcionalidad” estadounidense: sus guerras, sus invasiones, sus golpes de
estado, la depredación y destrucción del planeta, el exterminio de los “no elegidos”.
Nota adicional reciente
En el 2015 cumpliendo el mandato del Foro de Davos, la ONU decidió cambiar el nombre de “Objetivos del Milenio” por “Objetivos
para el Desarrollo Sostenible” de la empresa privada transnacional (ODS-2015-2030). En el 2014, Bill Gates anunció la Pandemia;
este mismo año Estados Unidos y sus vasallos europeos empujaron y financiaron el “golpe de Estado” en Ucrania para cercar a
Rusia, invadir y desmembrar su territorio; frenar su alianza con China; boicotear el crecimiento económico del gigante asiático y la
ruta de la seda; chantajear a la India; sacar a Lula del gobierno de Brasil; instaurar un gobierno títere en Sud áfrica; acabar con el
BRICS. En lo que va del siglo XXI hasta el 22 de febrero del 2022, la humanidad confrontó las más serias amenazas a su
sobrevivencia. Pretender “reformas” a la ONU, en el actual contexto de redefinición del poder global, resulta ser un despropósito.
Lo que le queda a las economías emergentes y a sus sociedades para asegurar un orden multipolar de plenas soberanías donde
los Estados asuman sus responsabilidades expropiadas por el Pacto Mundial, es fundar una nueva organización que los represente
y fortalezca su unidad. El “mundo” occidental y cristiano optó -desde siempre- por la invasión y la guerra. La humanidad urge de
una organización para la paz.
BLOQUE III.
LA GUERRA FRÍA Y SUS EFECTOS EN LOS PAÍSES CON UN PROYECTO
POLÍTICO Y ECONÓMICO DISTINTO

LA GUERRA FRÍA
Introducción
Durante la fase final de la Segunda Guerra Mundial, propiamente en las Conferencias de Yalta y de Postdam (febrero y julio-agosto
de 1945), se genera el desgaste de la alianza de los Estados Unidos y la URSS, pues, aunque se aprobó el establecimiento de un
nuevo orden mundial existe el interés de mantener los territorios ocupados por sus ejércitos. La determinación de consolidar áreas
de influencia en Europa y en el mundo, ponen fin a la alianza bélica tras la derrota de las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón).
De hecho, la ruptura de estas dos “superpotencias” (Estados Unidos y la URSS) obedece también a las diferencias de sus sistemas
políticos y económicos implantados en sus territorios con formas específicas de concebir la democracia y los derechos del hombre
sustentadas en ideologías clasistas antagónicas: liberal –burgués y socialista-proletariado.
Caricaturas que representan la disputa por el poder entre Estados Unidos y la URSS.
Al configurarse un nuevo orden geopolítico en Europa tras la implantación del Telón de Acero o la Cortina de Hierro denunciado por
Winston Churchill (1946) y la repartición interaliada de Alemania, el continente adquiere la fisonomía de la bipolaridad dando origen
a un proceso histórico en el que los Estados Unidos y la URSS se disputan la supremacía mundial a través de la carrera armamentista
y espacial, y de la extensión de sus áreas de influencia en Asia, África y América Latina: la Guerra Fría.
La Guerra Fría se caracteriza como un estado de tensión militar e ideológico permanente, de enfrentamientos indirectos entre las
dos “superpotencias” en las que ciertos países se alinean y se organizan en un sistema de bloques, adoptando el régimen capitalista
o comunista suscribiendo alianzas militares y acuerdos económicos (la OTAN, el Pacto de Varsovia, Plan Marshall, CAME).
Durante el proceso de descolonización la influencia capitalista y comunista se propaga, de tal forma que en la Guerra Fría son
involucrados nuevos espacios geográficos en el que el financiamiento, la asesoría y la intervención militar de las potencias tienen la
finalidad de apoyar a las facciones políticas locales que se disputan el poder y manifiestan su adhesión a alguna de las
”superpotencias”, como ocurrió en Corea, Vietnam y Cuba, o bien en un conflicto nacionalista entre judíos y árabes con la creación
del Estado de Israel en el Medio Oriente.
GUERRA DE COREA
La península de Corea se convirtió en colonia japonesa desde la primera década del siglo XX, y fue a partir de entonces que Japón
trató de aniquilar todo intento de aspiración nacionalista y de autonomía política. Se buscó imponer el idioma japonés en las escuelas
de modo que se prohibió a los coreanos comunicarse en su lengua nativa, en pocas palabras, los japoneses pretendieron acabar
con las costumbres y la cultura coreana para implantar la suya a través de un férreo control militar.
En la Conferencia de El Cairo (1° de diciembre de 1943), los Estados Unidos, Gran Bretaña y China se comprometen a restaurar la
autonomía de Corea. La rendición japonesa ante las tropas soviéticas en el norte y el ejército estadounidense en el sur (agosto y
septiembre de 1945 respectivamente), abría la posibilidad, a través de una consulta con las organizaciones sociales y los partidos
democráticos existentes, del establecimiento de un gobierno provisional representativo de toda la península para conquistar su
independencia.

La decisión de este propósito político quedó en manos de los ministros de asuntos extranjeros de Estados Unidos, la URSS, Gran
Bretaña y China reunidos en Moscú (diciembre de 1945). Sin embargo, las posiciones discordantes entre soviéticos y
estadounidenses orillaron a que el asunto de Corea fuera llevado a la Asamblea General de la ONU para mediar y promover elecciones
libres con el afán de unificar al país sin éxito alguno, debido a la oposición soviética de negar el acceso a los representantes del
organismo mundial (noviembre de 1947).
Desde entonces el paralelo 38° se erige como frontera entre las dos zonas de ocupación. Es importante subrayar que en este
periodo las superpotencias desencadenan, al interior de cada zona, fuerzas políticas e instalan instituciones que obstaculizan la
unidad política y territorial, alimentan el antagonismo al formar parte de su área de influencia, capitalista o comunista.
Bajo la anuencia de los Estados Unidos y la supervisión de la ONU, se celebran elecciones generales en la zona sur (10 de mayo de
1948). De esta forma la Asamblea Nacional Constituyente promulga una Constitución que avala un régimen presidencial con amplias
facultades. Asume la presidencia de la república el viejo nacionalista Sygman Rhee –en 1919 se había investido de presidente del
Gobierno Provisional de Corea-, quien proclama la República de Corea del Sur, con capital en Seúl (15 de agosto de 1948), y cuyo
gobierno es reconocido como el único legal de Corea por parte de la Asamblea General de la ONU; éste contó, además, con el
respaldo del gobierno de los Estados Unidos.
Sygman Rhee instaura un gobierno militar que mantiene estrecha relación con la burocracia y la policía adiestradas durante la
ocupación japonesa, es decir, mostraron un servilismo pro-colonialista. La estructura social y la tenencia de la propiedad casi se
mantuvieron intactas.
En la zona norte, desde el arribo de las fuerzas soviéticas, se organizan comités populares que reemplazan a los órganos de
administración japonesa hasta transitar hacia una confederación bajo el control de la Unión Soviética.
Seguidamente, se funda la Oficina Administrativa de las Cinco Provincias con sede en Pyongyang (octubre de 1945) y se instituye
el Partido de los Trabajadores de Corea del Norte (julio de 1946) liderado por Kim Il-sung que había comandado el Ejército
Revolucionario del Pueblo Coreano en la lucha contra los japoneses en la frontera entre China y Corea.

También se efectuaron elecciones generales para nombrar a los miembros de los comités provinciales y municipales, y de esta forma
establecer la Asamblea Popular Norcoreana que tendría la facultad de designar un Comité Constitucional Provisional encargado de
elaborar un borrador constitucional, el cual se aprobó con el título de “Constitución de la República Popular” (28 de abril de 1948).
El territorio del norte era el menos poblado. Pero en contraste con el sur disponía de recursos mineros, energéticos e hidráulicos,
y contaba con industrias y una agricultura redituable. El gobierno aplicó una reforma agraria que benefició a los campesinos y
trastocó los bienes de los terratenientes.
Oficialmente la Asamblea Popular Suprema proclama la República Democrática del Corea del Norte con capital en Pyongyang,
asumiendo la presidencia Kim Il-sung (9 de septiembre de 1948). Recibió el reconocimiento del gobierno soviético.
La península coreana sería uno de los escenarios de la guerra fría situada en un espacio geográfico propicio para la irradiación
comunista proveniente de China y de la URSS, y de la política de contención de los Estados Unidos para dispersar el efecto dominó
en el Este asiático. Sygman Rhee y Kim Il-sung reclamaban el derecho de gobernar todo el país.
Corea del Norte, aprovisionada de armamento soviético, tomó la iniciativa al invadir Corea del Sur (25 de junio de 1950). El Consejo
de Seguridad de la ONU condena la irrupción norcoreana, y ante la ausencia de la URSS en protesta por la representación de la
China nacionalista en el máximo organismo pacifista en lugar de la República Popular China, autoriza a los Estados Unidos comandar
una fuerza internacional integrada por tropas de Australia, Gran Bretaña, Canadá, Nueva Zelanda, China Nacionalista, Francia,
Holanda, Colombia, Grecia, Turquía, Panamá, Filipinas y Tailandia para apoyar a Corea del Sur. El general Douglas MacArthur dirige
el mando unificado de las fuerzas de la ONU, y dispone de las tropas estadounidenses asentadas en Japón y en Taiwán (China
Nacionalista) para desembarcar en las costas de Corea del sur. En septiembre de 1950 el territorio queda despejado de comunistas.

La Guerra de Corea 1950-1953

Desde la perspectiva del presidente estadounidense Harry S. Truman la invasión norcoreana era un plan soviético para extender el
comunismo, y la mejor estrategia para su contención era impulsar una contraofensiva. En octubre de 1950 las tropas bajo la bandera
de la ONU - mayoritariamente estadounidenses-, cruzaron el paralelo 38° logrando apoderarse de Pyongyang, ejerciendo el control
de dos tercios de Corea del Norte hasta las inmediaciones del río Yalú en la frontera con la China comunista. Tal situación, según
los dirigentes comunistas chinos, representaba una amenaza para la integridad territorial ante un posible ataque de los Estados
Unidos con el apoyo de los nacionalistas chinos refugiados en Taiwán, por lo que esta nación decide intervenir en la guerra con un
ejército masivo expulsando de norcorea al ejército multinacional, franqueando el paralelo 38° y culminando con el asalto de Seúl
(enero de 1951).
Douglas MacArthur exhorta a Truman a llevar a cabo el bombardeo atómico sobre China, solicitud que no es aceptada ante el peligro
de desatar un conflicto mundial. MacArthur fue destituido relevándolo el general Matthew Bunker Ridgway quien logra desalojar a
los comunistas de Corea del Sur (junio de 1951) estabilizando el frente y fortificando el paralelo limítrofe de las zonas norte y sur
del territorio. Después de ataques y contrataques entre los bandos se celebraron una serie de negociaciones que culminan el 27
de julio de 1953 con la firma del armisticio de Panmunjon, lo que en la práctica consagra la división de Corea en dos estados
separados por el paralelo 38°.

GUERRA DE VIETNAM
Resultado de la Conferencia de Ginebra (21 de julio de 1954), se determina concluir con la hegemonía francesa en la península
originando transformaciones en este espacio geográfico. Se reafirma la independencia de Laos y Camboya, y en el caso de Vietnam,
ante las diferencias y conflictos internos, se establece un convenio de armisticio o tregua para la suspensión de las hostilidades.
De esta forma, se crean de manera provisional dos Estados, Vietnam del Norte (bajo el liderazgo de Ho Chi Minh) y Vietnam del Sur
(dirigida por el emperador Bao Dai), separados por el paralelo 17°, quedando la franja del territorio bajo la custodia de una comisión
internacional conformada por India, Canadá y Polonia. Asimismo, se acordó la celebración de elecciones libres en las dos zonas en
julio de 1956 bajo la supervisión de una comitiva internacional con los objetivos de constituir un gobierno único y reunificar los
territorios de la parte norte y sur de Vietnam.
Sin embargo, en la parte sur la figura del católico Ngo Dinh Diem comenzó a tener mayor presencia política a partir del respaldo de
la oligarquía latifundista y del apoyo de la Organización del Tratado del Sudeste Asiático (SEATO, constituida por Australia, Francia,
Estados Unidos Nueva Zelanda, Pakistán, Filipinas, Tailandia, y la Gran Bretaña), y en especial el de los Estados Unidos, para
proteger de manera colectiva la región del sudeste asiático del comunismo de la URSS y China.
En octubre de 1955 se celebra un referéndum que destituye al emperador Bao Dai y reconoce como presidente de la república a
Ngo Dinh Diem que había ejercido el cargo de primer ministro. No sólo se restablece el orden interno al quedar sojuzgadas las
facciones insurrectas de los Cao Daístas, Hoa Hao y Binh Xuyen que habían sido aliadas de los franceses para generar la división
interna en su intento por conservar su dominio en Indochina, sino también se logra imponer la unidad del ejército.
No obstante, la buena disposición de Ho Chi Minh para llevar a cabo la celebración electoral conforme a lo pactado en los Acuerdos
de Ginebra, Ngo Dinh Diem rechaza de forma definitiva la propuesta argumentando que la población de la zona norte no sería libre
de manifestar su voluntad dando lugar al fraude electoral. A partir de esta postura, el paralelo 17° adquiere una línea divisoria fija
con espacios geográficos claramente diferenciados por cuestiones ideológico-políticas. La segunda guerra de Vietnam se constituye
en el conflicto- tipo de la rivalidad este-oeste en el contexto de la guerra fría en razón de la expansión del comunismo y a la política
de contención encabezada por Harry S. Truman presidente de los Estados Unidos.

Paralelo 17° divide a Vietnam


Por otra parte, en el caso de Vietnam del Norte se llevaron a cabo reformas económicas. Con la ley del 19 de enero de 1955 se
aplicó la reforma agraria encaminada a suprimir el poder de los terratenientes y como preludio a la industrialización; sin embargo,
los excesos y torpezas generaron el descontento de los campesinos y la efervescencia en la provincia de Nghe-an (1956) que
finalmente fue contenida con el retorno de Ho Chi Minh al frente de la Secretaría General del Partido de los Trabajadores. El 1° de
enero de 1960 se promulga la Constitución que consagra las grandes conquistas de la revolución y se define al estado vietnamita
como un Estado de democracia popular basado en la alianza entre obreros y campesinos, la organización de los poderes públicos
se inspira estrictamente en el modelo constitucional chino de 1954.
En el sur del territorio vietnamita Ngo Dinh Diem gobierna con autoritarismo. Promulga la Constitución (octubre de 1956) para
legitimar un régimen presidencial fuerte dentro del marco de una aparente democracia y de paso proclamar su carácter
fundamentalmente espiritualista en el que se afirma que toda la actividad estatal tendría como propósito primordial garantizar “el
desarrollo libre, armonioso y completo, tanto en lo individual como en el colectivo de la persona humana” (Dore, p. 176).
Los parientes y allegados al presidente asumen el control de los puestos políticos más importantes. Para consolidar al régimen Ngo
Dinh Diem encarga a su hermano Ngo Sinh Nu la organización política de los cuadros dirigentes rodeándose de individuos en la
administración superior, los sindicatos y los medios intelectuales, asimismo crea el Partido del Trabajo y del Personalismo ( Can Lao)
orientado a fortalecer una mística nacional con la captación de las masas. Debido al flujo masivo de aproximadamente 850,000
vietnamitas provenientes del norte, católicos en su mayoría, varios fueron reclutados entre los refugiados para incorporarse a la
administración, y para ocupar cargos en el ejército y la policía.

Segunda guerra de Vietnam

En el marco de esta situación política las guerrillas reanudan sus actividades en el delta del Mekon reavivando la confrontación entre
el norte y el sur (1956). Ho Chi Minh, la República Popular China y la URSS aprestan su apoyo con suministros al Vietcong (Vietnam
Rojo) dirigido por Nguyen Huu Tho y a su brazo político el Frente de Liberación del Vietnam del Sur (FNL, creado el 20 de diciembre
de 1960 controlado por los comunistas) a través de la ”Ruta de Ho Chi Minh”, ya que desde su perspectiva, esta disputa
representaba la revolución popular, nacional y democrática del sur para luchar contra la dictadura de Ngo Dinh Diem sostenida por
la asistencia de artefactos bélicos, la asesoría militar y soldados de los Estados Unidos, así como por las tropas enviadas por
Tailandia, Australia, Filipinas, Nueva Zelanda y Corea del Sur.
Durante el transcurso de 1959 el conflicto se propaga al centro de Vietnam en las inmediaciones del paralelo 17°, y en los meses
siguientes se pone en marcha el plan de Diem de establecer miles de “aldeas estratégicas” en el delta del Mekong con la finalidad
de desterrar por la fuerza a los campesinos de sus aldeas tradicionales y concentrarlos en campos cercados diseñados para separar
a la población campesina de las guerrillas. A principios de la década de 1960 comenzaron a infiltrarse tropas norvietnamitas en
Vietnam del Sur para ayudar al Vietcong, y muchas de estas aldeas eran captadas por el FNL (Frente de Liberación del Vietnam del
Sur).

A su vez, entre 1960 y 1962, en el sur se suscitan varios intentos de golpe de estado que revelan la debilidad del gobierno de Ngo
Dinh Diem por la pérdida de apoyo de las Fuerzas Armadas de la República de Vietnam (ARVM), situación que se agrava por la
prevaleciente corrupción y el régimen policiaco instaurado. Se acrecienta el malestar social provocado por las persecuciones
políticas, la indignación popular contra el nepotismo y la camarilla presidencial, el sentimiento antiestadounidense y la intolerancia
religiosa contra los budistas – se prohibió en Hué una ceremonia en honor del aniversario de Buda y las manifestaciones de
inconformidad fueron dispersadas brutalmente, situación que devino en la decisión del monje budista Quang Duc de transformarse
en antorcha viviente que tuvo gran repercusión internacional como denuncia de la verdadera realidad que se vivía en el país-.
En respuesta, el gobierno actúo con severidad destruyendo las pagodas budistas incrementando su desprestigio e impopularidad.
A través de un golpe de estado fraguado por la CIA y el embajador estadounidense en Vietnam del Sur, Henry Cabot Lodge se instala
en Saigón un Comité Revolucionario Militar que suspende la Constitución. El presidente Ngo Dinh Diem y su hermano Ngo Sinh Nu
son asesinados (2 de noviembre de 1963).
La inestabilidad política en el sur abre paso a gobiernos inestables. Duong Van Minh (2 de noviembre de 1963-30 de enero de
1964) y Nguyen Khanh (30 de enero de 1964- 19 febrero de 1965) son incapaces de controlar el divisionismo político y el
descontento social agravados por la crisis económica, y mucho menos de inclinar la balanza a su favor en el conflicto bélico. Nguyen
Van Thieu, por medio de un nuevo golpe de estado, asume el poder con el cometido simultáneo de pacificar el territorio y de lanzar
una ofensiva militar hacia el norte de éste.
No obstante, la anarquía política y social no se erradica. Los Estados Unidos intervienen directamente en la política interna y deciden
formar un gobierno con un Directorio integrado por un triunvirato militar de los generales Nguyen Cao Ky, Nguyen Chanh Thi y
Nguyen Van Thieu que de manera progresiva restablece el orden con base en acciones represivas contra los movimientos de
rebeldía, y reestructura las instituciones políticas que culminan con la promulgación de la segunda Constitución de la República (abril
de 1967). Para legitimar la instauración de un nuevo gobierno se celebran elecciones generales (septiembre-octubre de 1967) en
el que Nguyen Van Thieu es electo presidente y Nguyen Cao Ky vicepresidente.
En la década de los 60´s, con la designación de John F. Keneddy como presidente de los Estados Unidos, se incrementa el número
de soldados estadounidenses en una cifra aproximada de entre 15 000 a 17 000 (1962), y durante el mandato de Lyndon B.
Johnson la participación de los Estados Unidos en la guerra de Vietnam es manifiesta para contrarrestar los apoyos al Frente de
Liberación del Vietnam del Sur (FNL) ascendiendo considerablemente en más de medio millón de efectivos militares. La aviación
estadounidense emprende un sistemático bombardeo a las vías de comunicación, las fábricas, aldeas y áreas de cultivo regando
desde el aire sustancias químicas sobre el ganado y sembradíos sin precedente alguno, causando estragos entre la población de
las zonas controladas por los comunistas.
Ante la prolongación del conflicto los representantes de Estados Unidos, Corea del Sur, Malasia, Australia, Nueva Zelanda, Tailandia
y Filipinas se reunieron en Manila (octubre de 1966) en una Conferencia convocada por el presidente filipino Fernando E. Marcos
(25 de octubre de 1966) para “escalar la paz” en Vietnam. Las propuestas de Nguyen Cao Ky de amnistía a los insurgentes del
Vietcong y la promesa para evacuar en un plazo de seis meses de todas las tropas extranjeras desplegadas en Vietnam del Sur al
momento del cese de la agresión comunista del Norte, fueron rechazadas por la dirigencia norvietnamita.
Imperó una guerra sin cuartel entre el norte y sur vietnamita. Las tropas estadounidenses y aliadas atacaron al ejército norvietnamita
en una guerra de desgaste sin contener el ímpetu de lucha de los comunistas, mientras el ejército sudvietnamita enfocaba su
atención en exterminar a la guerrilla del Vietcong.

Por su parte, el alto mando comunista planificó a fines de 1967 una ofensiva coordinada contra las principales ciudades y unidades
militares en todo Vietnam del Sur. La denominada ofensiva Tet se emprendió el 30 de enero de 1968, pero a pesar de su devastador
efecto psicológico la campaña fracasó: las tropas del Vietcong fueron desalojadas de la mayor parte de las posiciones que habían
ocupado.
El conflicto continuó con la balanza favorable hacia el ejército norteamericano. Sin embargo, los costos de la guerra en pérdidas
humanas y económicas desencadenaron la condena de la opinión pública mundial, mientras que al interior de los Estados Unidos
se desbordó un sentimiento de repulsa entre la población que pedía el fin de la guerra con acciones de protesta en las calles y
universidades.

Ante la presión de la opinión pública el gobierno de Lyndon B. Johnson decidió disminuir los bombardeos sobre Vietnam del Norte
e intentó un acercamiento con el alto mando insurrecto para acordar negociaciones de paz.
La guerra se encargó de desprestigiar al presidente de los Estados Unidos que se abstuvo de promover su reelección. Con la
designación de Richard Nixon (20 de enero de 1969), se decidió salir del conflicto optando por la “vietnamización”, es decir, las
tropas estadounidenses abandonarían el territorio de manera planificada y gradual, y en cambio se destinarían recursos al ejército
de Vietnam del Sur para incrementar su número, recibir una mejor instrucción y equiparlos con el mejor armamento.
Los Estados Unidos deciden salirse de una guerra costosa. Se firma la paz en París (27 de enero de 1973), en ésta el gobierno
estadounidense asume el compromiso de retirar sus tropas y liberar a los prisioneros de guerra. Es importante subrayar que el
escenario mundial, en cierto modo influyó en esta decisión, ya que se habían presentados cambios imprevistos: era inobjetable el
distanciamiento chino-soviético y el acercamiento de China con los Estados Unidos suscrita con la visita de Richard Nixon y Henry
Kissinger a la nación asiática (1972).
En Vietnam la guerra continuó como un asunto entre vietnamitas. Finalmente, el Frente Nacional de Liberación consuma su victoria
con la toma de Saigón (abril de 1975), y las zonas norte y sur se reunifican con la proclamación de la República Socialista de
Vietnam al año siguiente.

CRISIS DE LOS MISILES EN CUBA


Después de la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos enfocaron su atención hacia América Latina en donde históricamente
han impuesto su hegemonía política y económica en nombre de la libertad, la democracia y la cooperación económica de los pueblos
para el bienestar y la prosperidad comunes. Muestra de la política exterior estadounidense en América Latina son las acciones o
golpes militares promovidos por la Central Intelligence Agency (Agencia Central de Inteligencia, CIA) para derrocar a los gobiernos
con tendencias nacionalistas o izquierdistas.
La revolución cubana liderada por Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara había derrocado al régimen dictatorial de Fulgencio Batista
que contaba con el respaldo de los Estados Unidos en tanto preservaba como fiel guardián sus privilegios e inversiones económicas
en la isla (1959). Al lesionarse los intereses económicos estadounidenses con las medidas nacionalizadoras y la declaratoria abierta
de que el gobierno implantado en Cuba era antiimperialista y antiyanqui, reafirmando así su tendencia marxista-leninista, el
rompimiento cubano-estadounidense y la aplicación del bloqueo económico por parte del gobierno de Dwight D. Eisenhower.
Para los Estados Unidos era intolerable la existencia en América de un régimen que evolucionaba rápidamente hacia el comunismo,
ya que constituía una amenaza en la región no sólo como difusor de los ideales de la revolución proletaria, sino también por su
iniciativa de tejer los lazos de unidad de un latinoamericanismo que desafiaba su predominio imperialista y su política intervencionista.
Con el ascenso del demócrata John F. Kennedy se lleva a cabo el plan ideado previamente por la CIA de invadir Cuba.
Los disidentes o contrarrevolucionarios cubanos exiliados en los Estados Unidos habían recibido entrenamiento militar, y se preveía
el apoyo naval y aéreo para garantizar el éxito de su empresa. La invasión, con el propósito de derribar al régimen de Fidel Castro,
se lanzó a mediados de abril, eligiendo como punto de desembarco Playa Girón, en Bahía de Cochinos (1961).

La expedición derivó en un fracaso total. La asistencia de la aviación y el suministro de la artillería naval estadounidense nunca
llegaron, ni tampoco hubo alzamientos populares en la isla como se pronosticaba, sino que los cubanos movidos por un fervor
nacionalista apoyaron a su gobierno. En menos de 48 horas los invasores fueron derrotados y la figura de Castro se acrecentó
reafirmándose en el poder.

Fracaso de los contrarrevolucionarios financiados por Estados Unidos


Fueron las agresiones continuas y la posibilidad latente de una nueva invasión a gran escala directa o patrocinada por los Estados
Unidos, lo que orilló al gobierno castrista a acercarse a la URSS para negociar una serie de acuerdos económicos y militares. Los
gobiernos soviético y cubano celebraron un acuerdo secreto para el establecimiento de cuarenta misiles en Cuba, y la llegada de
unos 40 mil soldados soviéticos y más de 10 mil civiles para encargarse de la instrucción militar y de asesoría técnica.
La “Crisis de los misiles” o la “Crisis de octubre” como se le conoce en Estados Unidos y en Cuba respectivamente, tuvo lugar entre
el 14 y el 28 de octubre de 1962. Aviones de reconocimiento U-2 de la fuerza aérea estadounidense fotografiaron rampas de
lanzamiento y misiles a medio instalar en Cuba con alcance de 3 mil kilómetros con gran poder de destrucción que tomó por sorpresa
al gobierno de los Estados Unidos. Kennedy denunció la presencia de misiles y advirtió que todo ataque desde la isla sería respondido
como si fuera un ataque soviético, y con el fin de impedir la entrada de más armamento se desplegó el bloqueo marítimo a Cuba a
través del patrullaje de navíos estadounidenses al mismo tiempo que se exigía de manera enérgica el retiro de los misiles.
Esta coyuntura permitiría a la Unión Soviética colocar a los Estados Unidos en posición de jaque para forzarlo a dar una solución a
la situación de Berlín que constituía un epicentro de tensión tras la construcción del muro, y a presionar una negociación referente
a la instalación de misiles estadounidenses en Turquía.
El estado de tensión alcanzó su máximo nivel cuando barcos soviéticos, algunos escoltados por submarinos, se acercaban a la línea
de bloqueo. El Pentágono (Departamento de Defensa de los Estados Unidos) puso a sus tropas en un estado de DEFCON2, que es
el paso previo a la guerra general. Sin embargo, la mayoría de los 19 barcos soviéticos dieron la vuelta y los otros vararon alejados
de la línea de bloqueo.

La amenaza de los misiles en Cuba, 1962

Instalación de misiles en el mundo en el escenario de la Guerra Fría


La postura firme del gobierno estadounidense obliga al máximo dirigente de la URSS, Nikita Kruschev, a ordenar el retiro de las
embarcaciones soviéticas. Y aunque esto pareciera un fracaso y una intimidación para la URSS, lo cierto es que sus objetivos de
conminar a un diálogo para llegar a acuerdos sobre aspectos que amenazaban sus áreas de influencia, y la propia seguridad
territorial de la URSS se resolvieron satisfactoriamente: el retiro de los misiles de Cuba quedó condicionado al retiro de los misiles
en Turquía por parte de los Estados Unidos, y a la promesa de que los estadounidenses no volverían a atacar Cuba.
Este episodio desarrollado en el contexto de la guerra fría es considerado como el incidente de máxima tensión y peligro en la
historia de la humanidad ya que el mundo estuvo cerca del holocausto nuclear.

CONFLICTO ÁRABE-ISRAELÍ
Entre los antecedentes significativos del conflicto árabe-israelí, sobresalen:
• La fundación de la Organización Sionista Mundial en Basilea, Suiza por algunos judíos europeos (1897) liderados por
Theodor Herzl con el propósito de instalar colonias judías en Palestina con la autorización del sultán turco.
• Las promesas británicas expresadas a los árabes de la zona a través de su agente Lawrence de Arabia de quien obtendrían
su independencia para crear un Estado árabe unido que comprendería todo Medio Oriente por su colaboración durante la
Primera Guerra Mundial.
• La declaratoria del primer ministro británico Arthur James Balfour en la que compromete el apoyo de su país para la creación
de un “hogar nacional” judío en Palestina (noviembre de 1917).
Posteriormente, en la Conferencia de San Remo, Italia se dictamina la desintegración del Imperio Turco Otomano, y con ello la
asignación del Mandato de Palestina a la Gran Bretaña (24-25 de abril de1920). Dos años después, el Congreso de los Estados
Unidos y el Consejo de la Liga de las Naciones ratifican el establecimiento de “un hogar nacional para el pueblo judío” en Palestina,
sin contravenir las disposiciones que regulaban el mandato con respecto al territorio de Transjordania.
Durante esta década de los 20´s se promueve la migración judía hacia “el hogar nacional” financiado por el movimiento sionista.
Los disturbios entre árabes y judíos comenzaron a escenificarse con tintes cada vez más graves y violentos.
A pesar de la publicación de los Libros Blancos (informes oficiales de una comisión investigadora del gobierno británico) para
restringir el éxodo judío hacia el Mandato de Palestina, tal pretensión no fue posible. La persecución nazi incentivó el desplazamiento,
de tal forma que se estima que en 1935 un cuarto de la población total de Palestina era de ascendencia judía, situación que
generaba la indignación y las manifestaciones de protesta de los árabes, y alimentaba los brotes de violencia entre ambas
comunidades.
La corona británica envió una Comisión real de investigación para indagar sobre las raíces del conflicto árabe–judío encabezada por
Lord Robert Peel con la finalidad de erradicar las olas de violencia. Recomendó abolir el mandato y dividir Palestina en dos estados
separados como solución a la rivalidad; sin embargo, ante el rechazo por los dos bandos la propuesta de partición fue archivada.
Al concluir la Segunda Guerra Mundial se descubrió el holocausto de cientos de miles de judíos llevado a cabo por los nazis. Tal
situación acrecentó la idea de crear un estado judío en el Medio Oriente, mientras el flujo migratorio clandestino de judíos continuó
a pesar del cerco de vigilancia de las tropas británicas. Gran Bretaña, debilitada por la guerra, no estaba en condiciones de afrontar
el problema palestino y lo lleva a la ONU, instancia que crea el Comité de las Naciones Unidas para Palestina (UNSCOP) y que
aprueba dividir este país, separando aproximadamente la mitad del territorio para formar un estado judío independiente (resolución
181, noviembre de 1947).

A fines de 1947 estalla la guerra árabe-israelita en Palestina y a principios de 1948 los británicos retiran sus tropas del territorio
renunciando a su mandato. El 14 de mayo de 1948 se proclama el Estado independiente de Israel y se designa a David Ben Gurión
presidente, acto rechazado por los países árabes al considerar que los palestinos eran violentamente expulsados de su territorio.
Revisa el siguiente fichero en el que se muestran las 4 guerras que han ocurrido entre árabes e israelís por la lucha de su
independencia y la defensa de su territorio.

Primera guerra árabe-israelí o “guerra de independencia” (1948-1949)


Inmediatamente después de proclamada su independencia, Israel es atacado por Egipto, Siria, Jordania, Iraq y Líbano (15 de mayo).
Con la victoria israelí, no sólo el nuevo Estado se consolida, sino que ocupan una mayor porción de Palestina, incluyendo el puerto
de Eliat sobre el mar Rojo que le quitaron a Egipto, con lo que aumenta en un 40% el territorio que le correspondía según la partición
de la ONU y controla el 78% del territorio de Palestina. Además, se intensifica la política migratoria de judíos de todo el mundo a su
hogar nacional (Ley de Retorno).
La Palestina árabe desaparece. El territorio se reparte entre Israel, Transjordania (se anexiona el este de Jerusalén y la ribera
occidental del río Jordán) y Egipto (administra la franja de Gaza). Más de 900 000 palestinos fueron obligados a exiliarse a Líbano,
Egipto, Siria y Jordania, mientras que otros miles de personas se quedaron en territorio ocupado por israelíes, confinados en
campamentos miserables. La cuestión Palestina queda en manos de un grupo de resistencia de varios países árabes: el Movimiento
Nacionalista Árabe. Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia garantizaban las fronteras de Israel.

Ocupación y asentamientos
Aunque siempre se menciona 1967 como el punto de partida de la ocupación israelí, la Franja de Gaza ya había sufrido un interludio
de lo que iba a llegar una década antes. A finales de octubre de 1956 Israel invadió y ocupó la Franja como parte de un ataque
conjunto a Egipto con el Reino Unido y Francia, a raíz de que Nasser nacionalizara la Compañía del Canal de Suez. El ejército israelí
invadió la Franja y se enfrentó a muchos de los refugiados palestinos que había expulsado hacía apenas unos años.

Aunque aquella primera ocupación israelí solo duró cuatro meses -terminó por orden del presidente de EEUU, Dwight Eisenhower,
que amenazó con sancionar a Israel si se negaba a retirarse-, los investigadores han descubierto pruebas de aquella época que
señalan que Israel planeaba alargar la presencia en la Franja e incluso levantar asentamientos judíos. Cuando el ejército israelí
reconquistó Gaza una década después, en junio de 1967, reanudaron dichos planes y dieron comienzo a la ocupación militar más
larga de la historia moderna.
El nuevo régimen tuvo un impacto convulsivo inmediato en las vidas de los palestinos en Gaza. Pasaron a estar sometidos a la
legislación militar israelí, con frecuentes registros, interrogatorios y arrestos. Las fuerzas sionistas reprimieron con dureza el
nacionalismo palestino -tanto armado como no violento- y a sus figuras destacadas las detuvo, las deportó o las hizo desaparecer.
Muchos activistas palestinos fueron expulsados o huyeron, y los que se quedaron se vieron habitualmente retenidos en detención
administrativa, sin juicio ni cargos. Las deportaciones israelíes continuaron hasta avanzados los años setenta, con más palestinos
expulsados a la fuerza a Cisjordania, el Sinaí y Jordania.
Si bien la ocupación se impuso tanto en Cisjordania como en Gaza, desde el principio las políticas de Israel no eran las mismas en
ambos territorios. Las autoridades israelíes veían en la Franja un motivo de especial preocupación, pues consideraban que las
elevadas cifras de refugiados, la alta densidad de población y la pobreza la hacían más susceptible al radicalismo.

Vehículos blindados israelíes entrando en Gaza durante la Guerra de los Seis Días, 6 de junio de 1967.
Por consiguiente, los líderes israelíes elaboraron una serie de políticas en esta época diseñadas para reducir la población de Gaza
desmantelando sus campamentos e incitando la emigración a gran escala. Adoptaron diversas estrategias para conseguir esto
último, como intentar pagar a los gazatíes para que emprendiesen una nueva vida en las Américas o mermar la calidad de vida en
la Franja hasta tal punto que la gente se viera obligada a marcharse. El rechazo generalizado a cooperar entre los refugiados supuso
que Israel no tuviera éxito en sus intentos.
Paralela y paradójicamente, la imposición del mando israelí supuso que Gaza y Cisjordania -las dos partes de Palestina que Israel
no se apropió en 1948- se reunificaran bajo una misma fuerza. En consecuencia, aquellos en Gaza pudieron restablecer el contacto
con sus familiares y amigos en Cisjordania, así como con los que se encontraban dentro de Israel, y viceversa. Un aspecto crucial
fue que los refugiados también pudieron visitar las casas y pueblos que habían perdido por primera vez desde la Nakba, aunque
muchos encontraron que sus casas estaban destruidas o que los sionistas que entonces vivían en ellas no les dejaban entrar.
A diferencia del bloqueo y los cierres del siglo XXI, los palestinos en Gaza tenían cierta libertad de movimiento en esta época; la
frontera que separaba Israel y Gaza era relativamente porosa y tanto palestinos como israelíes podían cruzarla con bastante facilidad.
De hecho, era habitual que los palestinos trabajaran en Israel, y muchos de ellos aprendieron a hablar hebreo con soltura en
consecuencia. Los israelíes también visitaban Gaza por sus precios más baratos para ir de compras, sus excelentes mecánicos y su
famoso marisco.
Sin embargo, el libre movimiento en esta época distaba mucho de ser un intercambio entre iguales. Los obreros palestinos que
trabajaban en Israel eran apátridas no nacionales, lo que significaba que gozaban de pocos derechos y básicamente constituían
mano de obra barata. Gaza también suponía un mercado cautivo para los bienes israelíes, lo que asfixiaba el desarrollo económico
de la propia Franja. Pero tal vez lo más significativo fue que el solapamiento cada vez mayor trajo consigo el establecimiento de
asentamientos israelíes ilegales por toda Gaza -llegaron a alcanzar los 21- que desplazaron a muchos palestinos de nuevo al
expropiar sus tierras para hacerles hueco a los colonos supremacistas judíos, todos amparados bajo la continua ley marcial.

Calle concurrida frente a la plaza Medina en Gaza, 16 de agosto de 1971.

Levantamiento y negociaciones
Transcurridos veinte años de la ocupación israelí, había toda una generación de palestinos que habían crecido sin conocer nada
más. Para finales de los ochenta los asentamientos israelíes se extendían y hasta prosperaban mientras que los palestinos seguían
siendo apátridas empobrecidos. La invasión del Líbano y el asedio de Beirut a manos de Israel en 1982, la masacre de Sabra y
Shatila ese mismo año, el fracaso de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el giro a la derecha de la política israelí
que siguió al ascenso al poder del Likud en 1977 contribuyeron a aumentar la indignación palestina.
Gaza, que estaba sufriendo las formas más severas de desposesión y control militar, se convirtió en la cuna de lo que quizás fuese
el levantamiento palestino más importante del siglo pasado: la Primera Intifada.
La llama prendió en diciembre de 1987, cuando un vehículo del ejército israelí se estrelló contra un coche palestino en la Franja de
Gaza y mató a cuatro personas; tres de ellos vivían en el campamento de Jabalia, que albergaba a refugiados expulsados de los
pueblos al sur de Palestina durante la Nakba. Aunque las autoridades israelíes insistían en que la colisión había sido accidental,
muchos palestinos se mostraban escépticos dada la experiencia generalizada de brutalidad y desinformación por parte del ejército.

Primera Intifada en la Franja de Gaza, 21 de diciembre de 1987.


El consiguiente levantamiento terminó extendiéndose por toda la Franja y Cisjordania. Adquiriendo el aspecto en gran medida de
una campaña de desobediencia civil en masa para forzar el fin de la ocupación, la Primera Intifada vio a los palestinos negarse a
pagar los impuestos establecidos por Israel, boicotear los bienes israelíes y abandonar los trabajos que ofrecían patronos israelíes.
Se caracterizó también, e inmortalizó simbólicamente, por la imagen de jóvenes palestinos lanzando piedras a los soldados, tanques
y otros vehículos militares israelíes. Pero se toparon con una represión sionista despiadada que se recrudeció aún más después de
que el entonces ministro de Defensa, Yitzhak Rabin, ordenase al ejército "romperles los huesos" a los que protestaban.
La Primera Intifada conmocionó a muchos israelíes y les quitó la idea de que la ocupación era razonable y hasta benéfica. Por eso
está reconocida como un factor esencial que dio lugar a las primeras negociaciones directas entre israelíes y palestinos.
Casi un año después del levantamiento, en noviembre de 1988, el presidente de la OLP, Yasser Arafat, anunció la decisión de la
organización de reconocer a Israel, renunciar a la lucha armada y aceptar la solución de los dos Estados, con un futuro Estado
palestino que abarcaría la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este como su capital. Tres años después, la Conferencia de Paz
de Madrid abrió las vías para las conversaciones diplomáticas entre la OLP e Israel con esta imagen en mente.
En septiembre de 1993 Rabin, a estas alturas el primer ministro de Israel, estrechó la mano de Arafat en los jardines de la Casa
Blanca cuando ambos firmaron los Acuerdos de Oslo. Según lo dispuesto en Oslo, Israel se retiraría de partes de Cisjordania y Gaza
para allanar el camino a una autonomía palestina limitada. En la práctica, los Acuerdos de Oslo modificaban la estructura de la
ocupación israelí sin terminar con ella, lo que suscitó críticas de algunos palestinos que señalaban que esos términos no hacían sino
adaptarse a su subyugación.
De nuevo, la Franja de Gaza desempeñaba un papel fundamental en el proceso de Oslo. En una medida conocida como "Primero
Gaza", la Franja se convirtió en un punto clave para la autonomía provisional palestina. En 1994 Arafat -que llevaba viviendo en
Túnez desde que la OLP fuera expulsada del Líbano en 1982- regresó a Gaza, donde había nacido su padre. Desde allí ejerció de
primer presidente de la recién creada Autoridad Palestina (AP), supuestamente una entidad provisional diseñada para durar cinco
años previa a las "negociaciones de estatus permanente" y la creación de un Estado palestino completamente independiente.

Paradoja y desilusión
Los años de Oslo fueron una época paradójica para Gaza. Por un lado, el periodo se caracterizó por la esperanza de que el nuevo
acuerdo trajese por fin paz y prosperidad. Se ensalzaba a Gaza internacionalmente como un futuro "Singapur en el Mediterráneo"
que iba a atraer inversiones y ayuda exterior; en 1998, el aeropuerto internacional Yasser Arafat abrió sus puertas en Gaza. Algunos
habitantes de Gaza se beneficiaron de las consiguientes oportunidades de empleo y negocio, a medida que brotaban nuevos hoteles
y restaurantes por toda la Franja.
Pero para muchos otros, la década de los noventa trajo consigo un deterioro de las condiciones económicas. Tras la Primera Intifada
Israel empezó a instaurar nuevas medidas para restringir la libertad de movimiento de los palestinos, entre ellas toques de queda
nocturnos en toda la Franja desde 1988. Los toques de queda se levantaron cuando llegó la AP en 1994, pero por lo demás, los
Acuerdos de Oslo en la práctica no hicieron casi nada por revertir las restricciones cada vez más draconianas que Israel imponía a
la movilidad palestina.
El sistema de permisos de salida israelí, introducido en 1991, siguió en vigor, lo que significaba que ningún palestino que quisiera
abandonar Gaza podía hacerlo sin un permiso emitido por el ejército (medida que no se aplicaba a los colonos judíos en Gaza, que
seguían disfrutando de plena libertad de movimiento). A partir de 1998 cada vez era más difícil conseguir estos permisos, lo que
complicaba a los palestinos trabajar en Israel, como muchos hacían antes.
La separación gradual de Gaza y Cisjordania, mediante prohibiciones a la libertad de movimiento entre las dos zonas, también limitó
seriamente el comercio intrapalestino y los lazos económicos. Antes de 1993, el 50% de los bienes producidos en Gaza se
comercializaban en Cisjordania; para finales de 1996, se había reducido al 2%. El Protocolo de París, que trataba las disposiciones
económicas alcanzadas en virtud de los Acuerdos de Oslo, supuso que Gaza continuase siendo un mercado cautivo para los
productos israelíes, lo que situaba a los negocios locales todavía en mayor desventaja.
Para empeorar las cosas, el sistema de los Acuerdos de Oslo no tardó en incumplir sus promesas políticas. Tras el magnicidio de
Rabin a manos de un extremista israelí en 1995, Benjamin Netanyahu asumió el mando de Israel por primera vez y habló
abiertamente de su objetivo de acabar con el proceso de Oslo. A medida que el régimen israelí continuaba ampliando la construcción
de asentamientos tanto en Cisjordania como en Gaza, cualquier posibilidad de un Estado viable palestino se iba haciendo cada vez
más remota.
Entretanto, la opinión pública israelí se mostraba cada vez más hostil ante las negociaciones porque los milicianos palestinos
lanzaban ataques indiscriminados sobre civiles israelíes en los noventa. Los intentos tardíos de avanzar con las negociaciones de
estatus permanente en Camp David en el año 2000 también resultaron insuficientes, pues la "Generosa Oferta" del primer ministro
Ehud Barak escondía en su engañoso apelativo lo muy por debajo que quedaba de las exigencias mínimas de la OLP para una
categoría de Estado viable.
Por otro lado, la AP, controlada por el partido al-Fatah de Arafat, pasó a ser conocida por muchos palestinos en los territorios
ocupados por su corrupción, autoritarismo y colaboración con el Estado israelí. La hostilidad fue en aumento a medida que las élites
de la AP parecían enriquecerse mientras la mayoría de palestinos de a pie seguían luchando por sobrevivir bajo el yugo de la
ocupación. Tanto Gaza como Cisjordania vieron aumentar la hostilidad palestina hacia los líderes de la AP, pues los consideraban
incompetentes, antidemocráticos y ajenos a la realidad.
Había un resentimiento especial por el papel protagonista que desempeñaba la AP en la represión de activistas y disidentes. Los
palestinos en Gaza tuvieron que acostumbrarse a la presencia de las fuerzas de seguridad de la AP, que a menudo trabajaban en
connivencia con el Estado israelí. Esta creciente desilusión que barría Gaza y Cisjordania iba a alimentar la Segunda Intifada, que
estalló en Jerusalén en septiembre del 2000. El ambiente también proporcionó el caldo de cultivo necesario para que surgiese una
fuerza política alternativa.

Casas en el asentamiento de Rafiah Yam en el bloque de asentamientos de Gush Katif en la Franja de Gaza, 17 de julio de 2005.

Combatividad y asedio
El islamismo en general, y la organización Hamás en concreto, tienen un pasado particular en Gaza que procede en parte de la
proximidad de la Franja con las bases de los Hermanos Musulmanes en Egipto. Creado como una ramificación de los Hermanos
Musulmanes al comienzo de la Primera Intifada, Hamás rechazó el esfuerzo de la OLP por negociar con Israel y los consiguientes
Acuerdos de Oslo. En su lugar, apostaron por una estrategia combativa contra Israel, con ataques que mataban a civiles israelíes
además de a soldados como respuesta al apartheid israelí.
Con su militancia culta y bien organizada, Hamás se posicionaba como una alternativa auténtica a los colaboradores elitistas de la
AP y destacaba la procedencia populista y arraigada de sus líderes, muchos de los cuales vivían en campos de refugiados en los
territorios ocupados. El movimiento ganó sobre todo protagonismo, y notoriedad, por su empleo de atentados suicidas con bombas
en los años noventa y durante la Segunda Intifada, que implicó una violencia considerablemente mayor que la primera.
En 2005, un año después de la muerte de Arafat, Hamás reclamó la victoria cuando el régimen de Ariel Sharon desmanteló
obligadamente los 21 asentamientos de Israel en la Franja y sacó a 9.000 colonos supremacistas del territorio... mientras al mismo
tiempo redirigía los recursos del Estado a una mayor ampliación del proyecto de asentamientos en Cisjordania.
Aunque la AP trataba de ver en la retirada de Gaza una prueba del progreso de los Acuerdos de Oslo, la naturaleza obligada ante
la masividad de la Segunda Intifada de la hacía que el argumento fuese poco convincente. Es más, aunque el desplazamiento siempre
se ha definido como una "desconexión", en realidad Israel conservó el control total de las fronteras aéreas, terrestres y marítimas
de la Franja. Por eso, la mayoría de juristas aseveran que Gaza continúa a día de hoy bajo ocupación israelí.
Poco después, Hamás anunció su sorprendente decisión de participar en las elecciones parlamentarias palestinas, tras una década
de boicotearlas como parte de su postura anti-Oslo. El partido Cambio y Reforma de Hamás, que se presentaba dentro de una
plataforma anticorrupción contra al-Fatah, obtuvo el 44% de los votos en las elecciones legislativas de 2006: una mayoría amplia
pero simple y no absoluta, como se suele señalar.
Es importante apuntar que Hamás no ganó las elecciones exclusivamente en Gaza; las elecciones se celebraron en toda Cisjordania
y la Franja de Gaza. Mahmud Abás, sucesor de Arafat en el partido al-Fatah, fue elegido por separado presidente de la AP para un
periodo de cuatro años en 2005.

El Gobierno liderado por Hamás, no obstante, recibió sanciones inmediatas de Israel y gobiernos occidentales, con Bush a la cabeza.
Tras semanas de enfrentamientos con al-Fatah, que intentaba recuperar el poder con el apoyo de EEUU, Hamás se hizo con el
control de la Franja de Gaza por la fuerza. En respuesta, Israel impuso un bloqueo total en toda la Franja que asfixió la economía.
Egipto apoya en gran medida el bloqueo, que deja a más de dos millones de palestinos atrapados en un pedacito de tierra diminuto
y abarrotado.

Desde 2007, la historia de Gaza se ha caracterizado por una violencia continua. Los habituales ataques aéreos israelíes se
acentuaron con campañas de bombardeo particularmente intensas en 2008-9, 2012, 2014 y 2021. Se vivieron nuevos episodios
de violencia sionista a lo largo de la "frontera" entre Gaza e Israel en 2018-19, cuando francotiradores israelíes abrieron fuego
contra miles de palestinos que desfilaban hacia la valla que rodea la Franja durante la Gran Marcha de Retorno semanal, que exigía
el fin del bloqueo y el cumplimiento del derecho de los refugiados a regresar.

Como Hamás y otros grupos paramilitares afincados en Gaza, en respuesta a esos asesinatos, siguen lanzando ataques
indiscriminados con cohetes contra civiles israelíes, en contravención del derecho internacional, Israel justifica sus guerras
despiadadas y las califica de medidas de defensa necesarias. Pero las campañas militares sionistas, que no respetan ningún derecho,
emplean constantemente una fuerza desproporcionada y son condenadas por los observadores internacionales y consideradas
crímenes de guerra, en particular la guerra de 2014, que actualmente está siendo investigada por la Corte Penal Internacional.

Ahora que el número de muertos supera los 23.000 desde el 7 de octubre, la actual ofensiva militar de Israel en Gaza ya ha matado
a más palestinos y ha destruido más infraestructura de la Franja que todos los ataques previos juntos desde 2007. Y
lamentablemente, parece que la cifra va a seguir aumentando de manera significativa. Con buena parte de la Franja inhabitable y
amenazas de otra expulsión en masa inminente, la desmesurada importancia de Gaza en la política palestina e israelí continúa, y su
pueblo es el que está pagando el precio.

* Anne Irfan es profesora de Estudios Interdisciplinarios de Raza, Género y Postcoloniales en la University College de Londres.
Revista +972 / Ctxt
----
Texto completo en: https://www.lahaine.org/mundo.php/por-que-es-tan-importante

EL FIN DEL SOCIALISMO EUROPEO Y SUS CONSECUENCIAS EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL.

(Titulo original: El estado de bienestar occidental: su aparición y la desaparición del bloque soviético)

Por James Petras | 09/07/2012 | Opinión


Fuentes: Rebelión
Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez
Introducción
Uno de los rasgos socioeconómicos más asombrosos de las dos últimas décadas es la inversión del signo de la legislación sobre
bienestar de la segunda mitad del siglo pasado en Europa y Norteamérica. Los recortes sin precedentes en servicios sociales,
indemnizaciones por despido, empleo público, pensiones, programas sanitarios, estipendios formativos, periodos vacacionales y
seguridad laboral vienen acompañados por el incremento de los gastos de la educación, la fiscalidad regresiva y la edad de jubilación,
así como por el aumento de las desigualdades, la inseguridad laboral y la aceleración del ritmo en los centros de trabajo.
La desaparición del «Estado de bienestar» echa por tierra la idea expuesta por los economistas ortodoxos, que sostenían que la
«maduración» del capitalismo, su «estado de desarrollo avanzado», su alta tecnología y la sofisticación de sus servicios vendrían
acompañadas de mayor bienestar y niveles de vida más altos. Aunque es cierto que «servicios y tecnología» se han multiplicado, el
sector económico se ha polarizado aún más entre los empleados minoristas mal remunerados y los agentes de bolsa y financieros
muy ricos. La informatización de la economía ha desembocado en la contabilidad electrónica, los controles de costes y los
movimientos acelerados de fondos especulativos en busca del máximo beneficio, mientras que, al mismo tiempo, han sido preludio
de reducciones presupuestarias brutales en los gastos sociales.
Esa «Gran Inversión» del curso de los hechos parece un proceso a gran escala y largo plazo centrado en los países capitalistas
dominantes de Europa Occidental y Norteamérica y en los antiguos Estados comunistas de Europa del Este. Nos incumbe a todos
examinar las causas sistémicas que trascienden las idiosincrasias particulares de cada país.

Los orígenes de la Gran Inversión


Hay dos líneas de investigación que es preciso dilucidar con el fin de comprender la desaparición del Estado de bienestar y el enorme
descenso de los niveles de vida. Una línea de análisis estudia el cambio profundo del entorno internacional. Hemos pasado de
un sistema bipolar competitivo basado en la rivalidad entre los Estados colectivistas y de bienestar del bloque oriental y los Estados
capitalistas de Europa y Norteamérica a otro sistema internacional monopolizado por Estados capitalistas en competencia.
Una segunda línea de investigación nos lleva a examinar los cambios de las relaciones sociales internas de los Estados capitalistas:
principalmente, el paso de las luchas de clase intensas a la colaboración de clases a largo plazo como principio organizador de la
relación entre capital y trabajo.
La proposición principal que conforma este artículo es que la emergencia del Estado de bienestar fue un producto histórico de un
periodo en el que había altos niveles de competitividad entre el bienestar colectivista y el capitalismo y en el que los sindicatos y los
movimientos sociales con orientación de lucha de clases predominaban frente a las organizaciones de colaboracionismo entre
clases.
A todas luces, los dos procesos están interrelacionados: cuando los Estados colectivistas implantaron mayores prestaciones de
bienestar para sus ciudadanos, los sindicatos y los movimientos sociales de Occidente tenían incentivos sociales y ejemplos positivos
para motivar a sus miembros y forzar a los capitalistas a asumir la legislación del bienestar del bloque colectivista.

Los orígenes y el desarrollo del Estado de bienestar occidental


Inmediatamente después de la caída de los gobiernos fascistas-capitalistas con la derrota de la Alemania nazi, la Unión Soviética y
sus aliados políticos de Europa del Este se embarcaron en un programa masivo de reconstrucción, recuperación, crecimiento
económico y consolidación del poder basado en reformas de bienestar socioeconómico de largo alcance. El gran temor de los
gobiernos capitalistas occidentales era que la clase trabajadora de Occidente «siguiera» el ejemplo soviético o, como poco, apoyara
a partidos y acciones que socavaran la recuperación capitalista. Dado el descrédito político de muchos capitalistas occidentales
debido a su colaboración con los nazis o su oposición débil y retardada a la versión fascista del capitalismo, no podían recurrir a los
métodos altamente represivos de antes. En su lugar, las clases capitalistas aplicaron una doble estrategia para contrarrestar las
reformas soviéticas del bienestar colectivista: represión selectiva de la izquierda radical y de los comunistas del interior
y concesiones de bienestar para garantizar la lealtad de los sindicatos y partidos socialdemócratas y demócrata- cristianos.
Con la recuperación económica y el crecimiento de la posguerra, la competitividad política, ideológica y económica se intensificó: el
bloque soviético introdujo reformas generalizadas, entre las que se encontraban el pleno empleo, la seguridad laboral, la atención
sanitaria universal, la educación superior gratuita, el mes de vacaciones pagado, las pensiones equivalentes al salario íntegro, los
campos de trabajo y complejos vacacionales gratuitos para familias trabajadoras y las bajas por maternidad prolongadas.
Subrayaban la importancia del bienestar social sobre el consumo individual. El Occidente capitalista vivía bajo presión para
aproximarse a las ofertas de bienestar del Este, al tiempo que expandía el consumo individual basado en las facilidades para el
crédito y los pagos a plazo posibilitados por sus economías más avanzadas. Desde mediados de la década de 1940 hasta mediados
de la de 1970, Occidente compitió con el bloque soviético sin quitarse de la cabeza dos objetivos: conservar la lealtad de los
trabajadores de Occidente a la vez que aislaba a los sectores militantes de los sindicatos y atraer a los trabajadores del Este con
promesas de programas de bienestar comparables y mayor consumo individual.
A pesar de los avances de los programas de bienestar social, tanto en el Este como en Occidente, había protestas obreras
importantes en Europa del Este: se centraban en la independencia nacional, en la tutela paternalista y autoritaria de los sindicatos
y en la insuficiencia del acceso a los bienes de consumo privado. En Occidente, hubo levantamientos obreros y estudiantiles
significativos en Francia e Italia que reclamaban el fin del dominio capitalista en los centros de trabajo y la vida social. La oposición
popular a las guerras imperialistas (Indochina, Argelia, etcétera), los rasgos autoritarios del Estado capitalista (racismo) y la
concentración de la riqueza estaban muy extendidos.
Dicho de otro modo: las nuevas luchas del Este y de Occidente tenían como premisa la consolidación del Estado de bienestar y
la expansión del poder político y social popular frente al del Estado y el proceso productivo.
La competencia sostenida entre los sistemas de bienestar colectivista y capitalista garantizó que no hubiera retroceso de las
reformas conseguidas hasta la fecha. Sin embargo, la derrota de las rebeliones populares de las décadas de 1960 y 1970 garantizó
que no se produjeran mayores avances en el bienestar social. Y lo que era más importante, se llegó a un «punto muerto» social
entre las clases dominantes y los trabajadores en ambos bloques, que desembocó en el estancamiento de las economías, la
burocratización de los sindicatos y las demandas de las clases capitalistas de un nuevo liderazgo más dinámico, capaz de desafiar
al bloque colectivista y desmantelar sistemáticamente el Estado de bienestar.

El proceso de inversión: De Reagan y Thatcher a Gorbachov


La gran ilusión, que se apoderó de las masas del bloque del bienestar colectivista, fue la idea de que la promesa occidental de
consumismo masivo se podía conjugar con los programas de bienestar avanzados de los que ellos gozaban desde hacía mucho
tiempo. Sin embargo, las señales políticas de Occidente avanzaban en dirección contraria. Con el ascenso del presidente Ronald
Reagan en Estados Unidos y la primera ministra Margaret Thatcher en Gran Bretaña, los capitalistas recuperaron el control absoluto
del calendario social asestando golpes mortales a lo que quedaba de la militancia sindical y poniendo en marcha una carrera
armamentista a gran escala con la Unión Soviética con el fin de hacer quebrar a su economía. Además, el «bienestarismo» del Este
se vio socavado a conciencia por una clase emergente de movilidad ascendente, unas élites cultas que hicieron piña con cleptócratas,
neoliberales, gánsteres en ciernes y todo aquel que profesara los «valores occidentales». Recibieron apoyo político y material de
fundaciones occidentales, servicios de inteligencia occidentales, el Vaticano (en especial, en Polonia), partidos socialdemócratas
europeos y la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO, American Federation of
Labor and Congress of Industrial Organizations) mientras que, en los sectores periféricos, los autodenominados izquierdistas «anti-
estalinistas» de Occidente imprimían un barniz ideológico concreto.
La totalidad del programa de bienestar del bloque soviético había sido construida desde arriba hacia abajo y, en consecuencia, no
disponía de una organización de clases consciente de serlo, politizada, independiente y militante para defenderla del ataque a gran
escala lanzado por el bloque «anti-estalinista» mafioso, cleptocrático, clerical y neoliberal. Asimismo, en Occidente, la totalidad del
programa de bienestar social estaba vinculado a los partidos socialdemócratas europeos, el partido demócrata estadounidense y
una jerarquía sindical que carecía tanto de conciencia de clase como del menor interés por la lucha de clases. Su principal
preocupación como burócratas sindicales se limitaba a recaudar cuotas de afiliados, preservar el poder organizativo interno sobre
sus feudos y enriquecerse personalmente.
El colapso del bloque soviético se vio precipitado por la entrega sin precedentes del gobierno de Gorbachov de los Estados aliados
del Pacto de Varsovia a las potencias de la OTAN. Las autoridades comunistas locales se reciclaron con rapidez para ser agentes
neoliberales y vicarios pro-occidentales. Pasaron de inmediato a lanzar un ataque a gran escala contra la propiedad pública de los
bienes y el desmantelamiento de la legislación laboral y la seguridad laboral proteccionistas, que habían sido un elemento intrínseco
de las relaciones entre la mano de obra y la dirección colectivistas.
Con unas cuantas excepciones dignas de mención, la totalidad del marco formal del bienestar colectivista se desmoronó. Poco
después llegaron las desilusiones masivas entre los trabajadores del bloque del Este cuando sus sindicatos «anti-estalinistas» de
orientación occidental les presentaron los despidos masivos. La inmensa mayoría de los trabajadores de los astilleros de Gdansk,
afiliados al movimiento «Solidaridad» de Polonia, fueron despedidos y quedaron abocados a la búsqueda de empleos inusuaes,
mientras que sus «dirigentes» desaforadamente agasajados, destinatarios desde hacía mucho tiempo del apoyo material de los
servicios de inteligencia y sindicatos occidentales, pasaron a convertirse en políticos, editores y empresarios prósperos.
Los sindicatos occidentales y la izquierda «anti-estalinista» (los socialdemócratas, los trotskistas y todas y cada una de las sectas y
corrientes intelectuales intermedias), prestaron un valioso servicio no solo para poner fin al sistema colectivista (bajo el lema
«cualquier cosa es mejor que el estalinismo»), sino para acabar con el Estado de bienestar para decenas de millones de trabajadores
y pensionistas, con sus familias.
Una vez que el Estado de bienestar colectivista quedó destruido, las clases capitalistas occidentales dejaron de necesitar competir
con la tarea de igualar las concesiones de bienestar social. El Gran Repliegue puso la directa.
Durante las dos décadas siguientes, los gobiernos occidentales, liberales, conservadores y socialdemócratas, cada uno cuando le
tocó, fueron cortando rodajas de la legislación sobre el bienestar: las pensiones se recortaron y la edad de jubilación se amplió
cuando instauraron la doctrina del «trabaja hasta que te echen». La seguridad laboral desapareció, la protección de los puestos de
trabajo se suprimió, las indemnizaciones por despido se redujeron y el despido de trabajadores se facilitó, a la vez que prosperó la
movilidad del capital.
La globalización neoliberal aprovechó las inmensas reservas de trabajo cualificado mal remunerado de los antiguos países
colectivistas. Sus trabajadores «anti-estalinistas» heredaron lo peor de ambos mundos: perdieron la red de bienestar social del Este
y no lograron alcanzar los niveles de consumo individual y prosperidad de Occidente. El capital alemán aprovechó la mano de obra
polaca y checa más barata, mientras que los políticos checos privatizaron sectores industriales y servicios sociales enormemente
sofisticados, incrementando los costes y restringiendo el acceso a los servicios que quedaron.
En nombre de la «competitividad», el capital occidental logró desindustrializar y reubicar grandes sectores industriales prácticamente
sin encontrar ninguna resistencia de unos sindicatos «anti-estalinistas» burocratizados. Sin tener que competir ya con los colectivistas
por quién contaba con el mejor sistema de bienestar, los capitalistas occidentales competían ahora entre sí por quién conseguía los
menores costes laborales y gastos sociales, la protección medioambiental y laboral más laxa y la legislación más flexible y barata
para despedir empleados y contratar a mano de obra contingente.
Todo el ejército de izquierdistas «anti-estalinistas» impotentes, cómodamente aposentados en las universidades, cacareó hasta
quedarse ronco contra la «ofensiva neoliberal» y la «necesidad de una estrategia anticapitalista», sin reflexionar lo más mínimo acerca
de cómo habían contribuido a minar el mismo Estado de bienestar que había educado, alimentado y empleado a los trabajadores.

La militancia laboral: el norte y el sur


Los programas de bienestar en Europa y Norteamérica sufrieron especialmente el golpe de la pérdida de un sistema social
competidor en el Este, de la influencia y el impacto de la mano de obra barata procedente del Este y de que sus propios sindicatos
se habían convertido en complementos de los partidos socialistas, obreros y democráticos neoliberales.
En cambio, en el Sur, concretamente en América Latina y, en menor medida, en Asia, el neoliberalismo contrario al bienestar duró
solo una década. En América Latina, el neoliberalismo empezó a sufrir enseguida presiones intensas cuando estalló una nueva
oleada de militancia de clase y recuperó parte del terreno perdido. Antes de que concluyera la primera década del nuevo siglo, la
mano de obra incrementaba su cuota de renta nacional, los gastos sociales aumentaban y el Estado de bienestar iniciaba la senda
de recuperación de fuerza en marcado contraste con lo que sucedía en Europa occidental y Norteamérica.
Las revueltas sociales y los movimientos populares poderosos desembocaron en América Latina en gobiernos y políticas de izquierda
y centro-izquierda. Una serie de luchas nacionales intensas derrocó a los gobiernos neoliberales. Una oleada creciente de protestas
obreras y campesinas en China supuso aumentos salariales de entre el 10 y el 30 por ciento en los cinturones industriales, así como
en medidas para restaurar el sistema de salud y educación pública. Ante una revuelta sociocultural nueva, de orientación obrera y
con amplia base, el Estado y la élite empresarial china promovieron a toda prisa una legislación para el bienestar social en una
época en la que los países del sur de Europa como Grecia, España, Portugal e Italia vivían inmersos en un proceso de despido de
trabajadores y recorte brutal de salarios reduciendo el salario mínimo, aumentando la edad de jubilación y recortando gastos
sociales.
Los gobiernos capitalistas de Occidente dejaron de encontrar competencia en los sistemas de bienestar rivales del bloque del Este
porque todos habían adoptado la práctica del «cuanto menos, mejor». La reducción de gastos sociales supuso mayores subsidios a
las empresas, presupuestos más elevados para acometer guerras imperiales y para establecer el inmenso aparato estatal policial
de la «seguridad nacional». La reducción de los impuestos sobre el capital significó mayores beneficios.
Los intelectuales occidentales de izquierda y liberales desempeñaron un papel fundamental en la confusión sobre el importante y
positivo papel que el bienestar soviético había desempeñado presionando a los gobiernos capitalistas de Occidente para que
siguieran su ejemplo. Por su parte, durante las décadas posteriores a la muerte de Stalin y cuando la sociedad soviética evolucionó
hasta convertirse en un sistema híbrido de bienestar social autoritario, estos intelectuales siguieron calificando a estos gobiernos
como «estalinistas», ocultando la fuente de legitimidad principal a sus ciudadanos: su avanzado sistema de protección social. Esos
mismos intelectuales afirmaban que el «sistema estalinista» era un obstáculo para el socialismo y volvieron a los trabajadores contra
sus aspectos positivos de un Estado de bienestar centrándose exclusivamente en los «gulags» del pasado. Sostenían que la
«desaparición del estalinismo» supondría una gran apertura para el «socialismo revolucionario democrático». En realidad, la caída
del bienestar colectivista desembocó en la catastrófica destrucción del Estado de bienestar, tanto en el Este como en Occidente, y
el ascenso de las formas más virulentas de capitalismo neoliberal primitivo. Esto, a su vez, llevó a una mayor retracción del
movimiento sindical y espoleó el «giro a la derecha» de los partidos socialdemócratas y obreros mediante las ideologías del «nuevo
laborismo» y la «tercera vía».
Los intelectuales de izquierda «anti-estalinistas» jamás han realizado una reflexión rigurosa acerca del papel que han desempeñado
en el derribo del Estado de bienestar colectivo, ni han asumido ninguna responsabilidad por la devastación de las consecuencias
socioeconómicas tanto en el Este como en Occidente. Además, esos mismos intelectuales no han tenido ninguna reserva en esta
«era post-soviética» a la hora de apoyar (por supuesto, «críticamente») al Partido Laborista británico, el Partido Socialista francés,
el Partido Demócrata de Clinton y Obama y otros «males menores» que practican el neoliberalismo. Apoyaron la destrucción
manifiesta de Yugoslavia y las guerras coloniales encabezadas por Estados Unidos en Oriente Próximo, el norte de África y el sur de
Asia. No pocos intelectuales «anti-estalinistas» de Inglaterra y Francia habrán brindado con champán con los generales, los
banqueros y las élites del sector petrolero por la sangrienta invasión y devastación llevada a cabo por la OTAN en Libia, el único
Estado de bienestar de África.
Los intelectuales de izquierda «anti-estalinistas», ahora bien, acomodados en cargos universitarios de privilegio en Londres, París,
Nueva York y Los Ángeles, no se han visto afectados personalmente por el retroceso de los programas de bienestar occidentales.
Se niegan categóricamente a reconocer el papel constructivo que los programas de bienestar soviético rivales desempeñaron para
obligar a Occidente a «mantener» una especie de «carrera de bienestar social» ofreciendo prestaciones a sus clases trabajadoras.
En cambio, sostienen (en sus foros académicos) que la mayor «militancia de los trabajadores» (difícilmente posible con una afiliación
sindical burocratizada y menguante) y los «foros de especialistas socialistas» mayores y más frecuentes (en los que ellos pueden
exponerse sus análisis radicales… unos a otros) restaurarán finalmente el sistema de bienestar. De hecho, los niveles históricos
de regresión, en lo que respecta a la legislación sobre bienestar, continúan incólumes. Existe una relación inversa (y perversa) entre
la prominencia académica de la izquierda «anti-estalinista» y la desaparición de las políticas del Estado de bienestar. ¡Y los
intelectuales «anti-estalinistas» todavía se asombran por el desplazamiento hacia el populismo demagógico de ultra derecha entre
las clases trabajadoras atenazadas!
Si analizamos y comparamos la influencia relativa de los intelectuales «anti-estalinistas» en la construcción del Estado de bienestar
con el impacto del sistema de protección social colectivista competidor del bloque del Este, las evidencias son abrumadoramente
claras. Los sistemas de bienestar occidentales estuvieron mucho más influidos por sus rivales sistémicos que por las críticas piadosas
de los académicos «anti-estalinistas» marginales. La metafísica «anti-estalinista» ha segado a toda una generación de intelectuales
ante la compleja interacción y ventajas de un sistema internacional competitivo en el que los rivales elevaban la puja de las medidas
de bienestar para legitimar su propio gobierno y minar a su adversario. La realidad del equilibrio político de fuerzas en el mundo
llevó a la izquierda «anti-estalinista» a convertirse en un títere en la lucha de los capitalistas occidentales por reducir los costes del
bienestar y crear la plataforma de lanzamiento para una contrarrevolución neoliberal. Las estructuras profundas del capitalismo
fueron las principales beneficiarias del anti-estalinismo.
La desaparición del orden legal de los Estados colectivistas ha desembocado en las formas más atroces de capitalismo depredador
y mafioso en la antigua URSS y en los países del Pacto de Varsovia. Contrariamente a los delirios de la izquierda «anti-estalinista»,
no ha surgido en ninguna parte ninguna democracia socialista «post-estalinista». Los agentes fundamentales del derrocamiento del
Estado de bienestar colectivista y los principales beneficiarios del vacío de poder han sido los oligarcas multimillonarios, que
saquearon Rusia y el Este, los cerebros multimillonarios de los carteles de la droga y la trata de blancas, que, en Ucrania, Moldavia,
Polonia, Hungría, Kosovo, Rumanía y otros lugares convirtieron a centenares de miles de obreros fabriles desempleados y a sus
hijos en alcohólicos, prostitutas y drogadictos.
Desde el punto de vista demográfico, los mayores perdedores del derrocamiento del sistema de bienestar colectivista han sido las
trabajadoras: perdieron sus puestos de trabajo, las bajas por maternidad y las prestaciones jurídicas y por el cuidado de niños.
Padecieron una epidemia de violencia doméstica bajo el puño de sus maridos desempleados y borrachos. La tasa de mortalidad
materna e infantil se disparó debido a un sistema de salud pública debilitado. Las mujeres de clase trabajadora del Este sufrieron
una pérdida de estatus material y derechos legales sin precedentes. Esto ha llevado al mayor descenso demográfico de la historia
de la postguerra: las tasas de natalidad se han desplomado, las tasas de mortalidad se han disparado y la desesperanza se ha
generalizado. En Occidente, las feministas «anti-estalinistas» han ignorado su complicidad con la esclavización y la degradación de
sus «hermanas» del Este. (Estaban demasiado ocupadas agasajando a gentes como Vaclav Havel.)
Los intelectuales «anti-estalinistas», por supuesto, afirmarán que el desenlace que ellos habían imaginado está muy lejos de lo
sucedido y se negarán a asumir ninguna responsabilidad por las consecuencias reales de sus actos, su complicidad y las ilusiones
que han creado. Su iracunda afirmación de que «cualquier cosa es mejor que el estalinismo» no convence a nadie de quienes están
en el abismo que alberga a toda una generación perdida de trabajadores del bloque del Este y sus familias. Tienen que empezar a
contabilizar el ejército de desempleados de todo el Este, que se cuenta por millones, los millones de víctimas de tuberculosis y VIH
en Rusia y Europa del Este (donde ni la tuberculosis ni el VIH planteaba una amenaza antes de la «ruptura»), las vidas destrozadas
de millones de mujeres jóvenes atrapadas en los burdeles de Tel Aviv, Prístina, Bucarest, Hamburgo, Barcelona, Amán, Tánger y
Brooklyn…

Conclusión
El golpe individual más importante a los programas de bienestar tal como los conocimos, que se desarrollaron durante las cuatro
décadas transcurridas entre la de 1940 y la de 1980, fue el fin de la rivalidad entre el bloque soviético y Europa occidental y
Norteamérica. A pesar del carácter autoritario del bloque del Este y del carácter imperialista de Occidente, ambos buscaban
legitimidad y beneficios políticos consiguiendo la lealtad de las masas de trabajadores mediante concesiones económicas y sociales
tangibles.
Hoy día, ante los «recortes» neoliberales, las principales luchas laborales giran en torno a la defensa de los restos del Estado de
bienestar, los residuos esqueléticos de un periodo anterior. En este momento hay muy pocas perspectivas de regreso a sistemas
de bienestar internacional en competencia, a menos que miráramos a unos cuantos países progresistas que, como Venezuela, han
instituido una serie de reformas sanitarias, educativas y laborales financiadas por su sector petrolero nacionalizado.
Una de las paradojas de la historia del bienestar social en Europa del Este se puede encontrar en el hecho de que las
principales luchas laborales en curso (en la República Checa, Polonia, Hungría y otros países, que habían derrocado a sus gobiernos
colectivistas, tienen que ver con la defensa de las políticas de pensiones, jubilación, sanidad pública, empleo, educación y otras
medidas del bienestar: las sobras «estalinistas». Dicho de otro modo, mientras que los intelectuales siguen alardeando de su victoria
sobre el estalinismo, los trabajadores de carne y hueso que viven en el Este se entregan a una lucha militante cotidiana para
mantener y recuperar los rasgos positivos del bienestar de esos Estados vilipendiados. En ningún otro lugar es más manifiesto que
en China y Rusia, donde las privatizaciones han supuesto destrucción de empleo y, en el caso de China, la pérdida de las prestaciones
de la sanidad pública. Hoy día, las familias de los trabajadores con enfermedades graves viven arruinadas por el coste de una
atención médica privatizada.
En el mundo actual, «anti-estalinismo» es una metáfora de una generación fracasada en los márgenes de la política de masas. Han
sido rebasado por un neoliberalismo virulento que tomó prestado su lenguaje peyorativo (Blair y Bush también eran «anti-
estalinistas») en el curso de la demolición del Estado de bienestar. Hoy día, el ímpetu de las masas por la reconstrucción de un
Estado de bienestar se puede encontrar en aquellos países que han perdido o están en vías de perder la totalidad de su red de
seguridad social -como Grecia, Portugal, España e Italia- y en los países latinoamericanos, donde los levantamientos populares
fundados en la lucha de clases y vinculados a movimientos de liberación nacional están en ascenso.
Las nuevas luchas de masas por el bienestar social hacen pocas alusiones directas a las experiencias colectivistas anteriores, y
menos aún al discurso vacío de la izquierda «anti-estalinista». Esta última vive estancada en un tiempo detenido, anquilosado e
irrelevante. En todo caso, lo que está abundantemente demostrado es que el bienestar, el trabajo y los programas sociales, que
fueron conquistados y se perdieron tras la desaparición del bloque soviético, han regresado como objetivos estratégicos para
motivar las luchas obreras actuales y futuras.
Lo que es preciso explorar más es la relación existente entre la aparición de inmensos aparatos policiales estatales en Occidente y
el declive y desmantelamiento de sus respectivos Estados de bienestar: el auge de la «seguridad nacional» y la «lucha contra el
terror» discurre paralelo al declive de la seguridad social, los programas de sanidad pública y el desplome de los niveles de vida
para centenares de millones de personas.
BLOQU IV.
EL NEOIMPERIALISMO Y LA DESCOLONIZACIÓN PARA LA IDENTIDAD
CULTURAL EN AMÉRICA LATINA Y MÉXICO

ORDEN MUNDIAL, GLOBALIZACIÓN, NEOLIBERALISMO

POLÍTICA DEL LENGUAJE

Por James Petras | 25/05/2012 | Opinión


Fuentes: Rebelión
Traducido para Rebelión por Ricardo García.
El capitalismo y sus defensores mantienen el domino a través de los «recursos materiales» de cuyo control disponen, en especial el
aparato del Estado y sus empresas productivas, económicas y comerciales, así como mediante la manipulación de la conciencia
popular a través de ideólogos, periodistas, profesores universitarios y publicistas, que fabrican los argumentos y el lenguaje donde
enmarcar los asuntos diarios.
Hoy día, las condiciones materiales de la inmensa mayoría de la población trabajadora se han deteriorado enormemente cuando la
clase capitalista ha depositado la totalidad de la carga de la crisis y la recuperación de sus beneficios sobre las espaldas de las
clases asalariadas. Uno de los aspectos llamativos de esta regresión en curso y sostenida de los niveles de vida es la ausencia de
un levantamiento social importante hasta la fecha. Grecia y España, con una tasa de desempleo superior al 50 por ciento entre la
población de 16 a 24 años y de casi el 25 por ciento en general han vivido una docena de huelgas generales y numerosas protestas
de ámbito nacional en las que han participado millones de personas; pero no han conseguido producir ningún cambio real de
gobierno, ni de política. Los despidos masivos y los dolorosos recortes salariales, de pensiones y servicios sociales prosiguen. En
otros países, como Italia, Francia e Inglaterra, las protestas y el descontento encuentran expresión en el espacio electoral, donde
se ha expulsado de sus cargos a quienes los ocupaban, que han sido sustituidos por la oposición tradicional. Pero a lo largo de
toda la agitación social y profunda erosión socioeconómica de las condiciones de vida y de trabajo, la ideología dominante que da
forma a los movimientos, los sindicatos y la oposición política es reformista: emite llamamientos para defender las prestaciones
sociales existentes, incrementar el gasto público y las inversiones y ensanchar el papel del Estado allá donde la actividad del sector
privado no ha conseguido invertir o crear empleo. En otras palabras: la izquierda proponer preservar aquel pasado en el que el
capitalismo sintonizaba con el estado de bienestar.
El problema es que este «capitalismo del pasado» ha desaparecido y ha emergido un nuevo capitalismo más virulento e intransigente
creando un nuevo marco mundial y un aparato del Estado poderoso y afianzado inmune a todo llamamiento a la «reforma» y
reorientación. La confusión, frustración y desorientación de la oposición popular masiva se debe, en parte , a la adopción por parte
de autores, periodistas y profesores universitarios de izquierda de los conceptos y el lenguaje propugnado por sus adversarios
capitalistas: un lenguaje concebido para hacer ininteligibles las auténticas relaciones sociales de explotación brutal, el papel central
que desempeñan las clases dominantes en la inversión de las conquistas sociales y los vínculos profundos entre la clase capitalista
y el Estado. Los publicistas, universitarios y periodistas capitalistas han desarrollado toda una letanía de conceptos y términos que
perpetúan el gobierno capitalista y distraen a los críticos y a las víctimas de quiénes son los responsables de este marcado
deslizamiento hacia el empobrecimiento generalizado.
Incluso cuando formulan sus objeciones y denuncias, los críticos del capitalismo utilizan el lenguaje y los conceptos de sus
defensores. En la medida en que el lenguaje del capitalismo ha ingresado en el lenguaje general de la izquierda, la clase capitalista
ha consolidado una hegemonía o dominio sobre sus adversarios más antiguos. Peor aún: la izquierda, al combinar algunos de los
conceptos básicos del capitalismo con críticas aceradas, crea ilusiones sobre la posibilidad de reformar «el mercado» para que sirva
a fines populares. Esto no consigue identificar a las principales fuerzas sociales que deben ser expulsadas de las alturas del control
de la economía, ni el imperativo de desmantelar un Estado clasista. Mientras que la izquierda denuncia la crisis capitalista y los
rescates de la banca por parte del Estado, su propia pobreza de pensamiento socava el desarrollo de acciones políticas masivas.
En este contexto, el «lenguaje» de la confusión se convierte en una «fuerza material»: un vehículo del poder capitalista cuyo uso
principal es desorientar y desarmar a sus adversarios anticapitalistas y obreros. Lo hace asimilando a sus críticos intelectuales
mediante el uso de términos, los marcos conceptuales y el lenguaje que presiden el análisis de la crisis capitalista.

Los eufemismos fundamentales que prestan servicio de la ofensiva capitalista


Los eufemismos tienen un doble significado: lo que connotan los términos y lo que realmente significan. Las concepciones
eufemísticas bajo el capitalismo connotan una realidad favorable o una conducta y actividad aceptables que están absolutamente
disociadas del engrandecimiento de la riqueza de la élite y la concentración de poder y privilegio. Los eufemismos disfrazan el
empuje de las élites de poder para imponer medidas de clase y reprimir sin que se les identifique adecuadamente, ni se les haga
responsables, ni sean blanco de la oposición de la acción popular masiva.
El eufemismo más habitual es el término «mercado», al que se atribuyen rasgos y potencialidades humanas. Como tal, se nos dice
que «el mercado requiere recortes salariales», disociándolo así de la clase capitalista. Los mercados, el intercambio de bienes o la
compra y venta de artículos llevan existiendo desde hace miles de años en diferentes sistemas sociales de contextos enormemente
diferenciados. Han sido globales, nacionales, regionales y locales. Involucran a distintos agentes socioeconómicos y comprenden
unidades económicas muy diferentes, que abarcan desde iniciativas comerciales de ámbito estatal gigantescas hasta plazas de
pueblos y aldeas campesinas en régimen de semi-subsistencia. Los «mercados» han existido en todas las sociedades complejas:
esclavistas, feudales, mercantiles, de principios del capitalismo y del capitalismo tardío competitivo, monopolista industrial y
financiero.
Cuando se estudian y analizan los «mercados» y con el fin de dar sentido a las transacciones (a quién benefician y a quién perjudican),
se debe identificar con claridad las clases sociales principales que dominan las transacciones económicas. Escribir en general sobre
«los mercados» es engañoso porque los mercados no tienen existencia independiente de las relaciones sociales que definen qué se
produce y qué se vende, cómo se produce y qué constelaciones de clases sociales conforman la conducta de los productores, los
vendedores y la mano de obra. La realidad del mercado actual se define por los bancos y las corporaciones multinacionales
mastodónticas, que dominan los mercados de trabajo y de bienes. Escribir acerca de «los mercados» como si se desenvolvieran en
una esfera situada al margen y más allá de las atroces desigualdades de clase es ocultar la esencia de las relaciones de clase
contemporáneas.
Para comprender mínimamente la situación, es fundamental tener en cuenta, pero se deja al margen de los análisis actuales, el
poder incontestado de los capitalistas propietarios de los medios de producción y distribución, la propiedad capitalista de la
publicidad, los banqueros capitalistas que conceden o deniegan créditos y las autoridades del Estado (designadas por capitalistas)
que «regulan» o desregulan las relaciones comerciales. Los resultados de sus políticas se atribuyen a las demandas de ese «mercado»
eufemístico que parecen estar divorciadas de una realidad brutal. Por tanto, como dan a entender los propagandistas, ir contra «el
mercado» es oponerse al intercambio de bienes: algo a todas luces absurdo. En cambio, identificar las demandas que el capitalismo
impone a la mano de obra, incluyendo los recortes en salarios, bienestar y seguridad, es enfrentarse a una forma de conducta
mercantil explotadora concreta según la cual los capitalistas pretenden obtener mayores beneficios en perjuicio de los intereses y
el bienestar de la mayoría de trabajadores asalariados.
Al refundir las relaciones mercantiles de explotación capitalistas con los mercados en general, los ideólogos obtienen varios
resultados: disfrazan el papel fundamental de los capitalistas al tiempo que evocan una institución con connotaciones positivas, es
decir, un «mercado» en el que las personas adquieren bienes de consumo y se «socializan» con amigos y conocidos. En otras
palabras, cuando «el mercado», al que se retrata como un amigo y benefactor de la sociedad, impone medidas dolorosas lo hace
supuestamente por el bienestar de la comunidad. Al menos, eso es lo que los propagandistas empresariales quieren que la opinión
pública crea cuando comercializa su imagen virtuosa del «mercado»; enmascaran la conducta predadora del capital privado de
perseguir mayores beneficios.
Uno de los eufemismos más habituales lanzados en plena crisis económica es la «austeridad», un término empleado para encubrir
la cruda realidad de los recortes draconianos de salario, pensiones y bienestar social, así como el acusado incremento de los
impuestos regresivos (IVA). Medidas de «austeridad» significa políticas para proteger e incluso incrementar los subsidios del Estado
a las empresas y generar mayores beneficios para el capital y mayores desigualdades entre el 10 por ciento más rico y el 90 por
ciento más pobre. La «austeridad» lleva implícita disciplina, simplicidad, ahorro, responsabilidad, límites con los artículos de lujo y el
gasto, evitación de gratificación inmediata en aras de la seguridad del futuro… una especie de calvinismo colectivo. Connota un
sacrificio compartido hoy día por el futuro bienestar de todos.
Sin embargo, en la práctica, la «austeridad» describe políticas diseñadas por la élite financiera para instaurar reducciones de los
niveles de vida y los servicios sociales específicos de clase (como la salud y la educación) disponibles para trabajadores y
asalariados. Significa que se pueden desviar fondos públicos en una medida aún mayor para pagar las elevadas tasas de interés a
los ya acaudalados titulares de bonos de deuda, al tiempo que se somete a la política pública a los dictados de los amos del capital
financiero.
En lugar de hablar de «austeridad», con sus connotaciones de disciplina severa, los críticos de izquierda deberían describir con
claridad las políticas de la clase dominante contra las clases trabajadoras y asalariadas, que incrementan las desigualdades y
concentran aún más riqueza y poder en la cúspide de la pirámide social. Las políticas de «austeridad» son, por consiguiente, una
expresión de cómo las clases dominantes utilizan el Estado para depositar la carga del coste de su crisis económica sobre el trabajo.
Los ideólogos de las clases dominantes asimilaron conceptos y términos que la izquierda utilizaba originalmente para promover
mejoras en el nivel de vida y los convirtieron en sus guías. Dos de esos eufemismos, tomados de la izquierda, son «reforma» y «ajuste
estructural». «Reforma», durante muchos siglos, se refería a cambios que reducían las desigualdades e incrementaban la
representación popular. «Reformas» eran cambios positivos que aumentaban el bienestar público y limitaban los abusos de poder
de los gobiernos oligárquicos y plutocráticos. Sin embargo, durante las tres últimas décadas los principales economistas académicos,
periodistas y autoridades bancarias internacionales han subvertido el significado de «reforma» para convertirlo en su contrario: ahora
alude a la supresión de los derechos laborales, el fin de la regulación pública del capital y el recorte de subsidios públicos que
facilitan el acceso de los pobres a la comida y el combustible. En el vocabulario capitalista actual, «reforma» significa inversión de
cambios progresistas y restauración de los privilegios de los monopolios privados. «Reforma» significa fin de la seguridad laboral y
promoción del despido masivo de trabajadores mediante la reducción o eliminación de las indemnizaciones por despido. «Reforma»
ya no significa cambios sociales positivos; ahora significa inversión de aquellos cambios que tanto esfuerzo costaron y restauración
del poder sin límites del capital. Significa retorno a la fase anterior y más brutal del capital, anterior a la existencia de organizaciones
sindicales, cuando la lucha de clases fue eliminada. De ahí que «reforma» signifique ahora restauración de privilegios, poder y
beneficios para los ricos.
De manera similar, las cortesanas lingüísticas de la profesión económica han cooptado el término «estructural», como cuando se
emplea en «ajuste estructural», para ponerlo al servicio del poder desbocado del capital. Nada menos que a finales de la década de
1970, cambio «estructural» aludía a la redistribución de tierras de los grandes terratenientes para los sin tierra; cambio de poder
de los plutócratas a las clases populares. «Estructuras» se refería a la organización de poder privado concentrado en el Estado y la
economía. Hoy día, sin embargo, «estructura» se refiere a las instituciones y políticas públicas que nacieron de las luchas sindicales
y ciudadanas para garantizar la seguridad social, para proteger el bienestar, la salud y la jubilación de los trabajadores. «Cambios
estructurales» es hoy día el eufemismo para aplastar esas instituciones públicas, poner fin a las restricciones sobre la conducta
depredadora del capital y destruir la capacidad de la mano de obra para negociar, luchar, o preservar sus conquistas sociales.
El término «ajuste», como en «ajuste estructural», es en sí mismo un eufemismo anodino que lleva implícito la sintonización, la
modulación cuidadosa de las instituciones y políticas públicas para que recuperen la salud y el equilibrio. Pero, en realidad, «ajuste
estructural» representa un ataque frontal contra el sector público y un desmantelamiento generalizado de la legislación protectora
y los organismos públicos organizados para proteger la mano de obra, el medio ambiente y los consumidores. «Ajuste estructural»
enmascara un ataque sistemático contra los niveles de vida del pueblo en beneficio de las clases capitalistas.
La clase capitalista ha cultivado toda una cosecha de economistas y periodistas que hacen proselitismo con un lenguaje desvaído,
evasivo y engañoso con el fin de neutralizar la oposición popular. Por desgracia, muchos de sus críticos «de izquierda» suelen
recurrir a la misma terminología.
Dado que la corrupción generalizada del lenguaje es tan preponderante en los debates actuales sobre la crisis del capitalismo, la
izquierda debería dejar de recurrir a este conjunto de eufemismos engañosos asimilados por la clase dominante. Resulta frustrante
ver la facilidad con la que los siguientes términos entran en nuestro discurso:

Disciplina de mercado. - El eufemismo «disciplina» connota un carácter fuerte, serio y deliberado ante los obstáculos, en
contraposición a la conducta evasiva e irresponsable. En realidad, cuando se empareja con «mercado» se refiere a que los capitalistas
se aprovechan de los trabajadores desempleados y utilizan su influencia y poder políticos para despedir masivamente a los
trabajadores e intimidar a quienes conservan un empleo para ser más explotados y recibir más carga de trabajo, con lo que producen
más beneficios por menos sueldo. También encubre la capacidad de los amos capitalistas de elevar la tasa de beneficio reduciendo
los costes sociales de producción, como la protección laboral y medioambiental, las prestaciones sociales y las pensiones.

«Shock de mercado». - Se refiere a que los capitalistas se dedican a realizar despidos masivos y bruscos, recortes salariales y
reducción de planes de salud y pensiones con el fin de mejorar las cotizaciones bursátiles, aumentar los beneficios y garantizar
mayores incentivos para los directivos. Al vincular el término neutro y anodino «mercado» con «shock», los apologistas del capital
disfrazan la identidad de los responsables de las medidas, de sus brutales consecuencias y los inmensos beneficios de que goza la
élite.

«Demandas del mercado». - Esta expresión eufemística está pensada para antropomorfizar una categoría económica, para difuminar
las críticas de quienes detentan el poder y son de carne y hueso, sus intereses de clase y su garra despótica sobre la mano de
obra. En lugar de «demandas del mercado», la expresión debería decir: «la clase capitalista ordena a los trabajadores que sacrifiquen
sus salarios y su salud para garantizar más beneficios a las corporaciones multinacionales», un concepto claro que tiene más
probabilidades de despertar la ira de quienes se ven afectados negativamente.

«Libre empresa». - Eufemismo ensamblado a partir de dos conceptos reales: la empresa privada que busca el lucro y la libre
competencia. Al suprimir la imagen subyacente del beneficio privado de la minoría en perjuicio de los intereses de la mayoría, los
apologistas del capital han inventado un concepto que subraya las virtudes individuales de la «empresa» y la «libertad», en
contraposición a los vicios económicos auténticos de la codicia y la explotación.

«Libre mercado». - Eufemismo que presupone la competitividad libre, justa e igualitaria en mercados no regulados, restando
importancia a la realidad del dominio del mercado por parte de monopolios y oligopolios dependientes de los rescates estatales
masivos en tiempos de crisis capitalista. «Libre» alude específicamente a la ausencia de normativas públicas e intervención del Estado
que defiendan la seguridad laboral, así como la protección de los consumidores y el medio ambiente. En otras palabras, «libertad»
enmascara la desvergonzada destrucción del orden ciudadano por parte de los capitalistas privados a través del ejercicio desbocado
del poder político y económico. «Libre mercado» es el eufemismo para aludir al gobierno absoluto de los capitalistas sobre los
derechos y los medios de vida de millones de ciudadanos; en esencia, la auténtica negación de la libertad.

«Recuperación económica». - Esta expresión eufemística significa recuperación de los beneficios por parte de las principales
corporaciones. Disfraza la ausencia total de recuperación de los niveles de vida de las clases media y trabajadora, la inversión de
los beneficios sociales y las pérdidas económicas de los titulares de hipotecas, los deudores, los desempleados de larga duración y
los propietarios de pequeñas empresas en quiebra. Lo que se pasa por alto con la expresión «recuperación económica» es que el
empobrecimiento masivo acabó convirtiéndose en un requisito esencial para la recuperación de los beneficios empresariales.

«Privatización». - Este concepto describe la transferencia de empresas públicas (por lo general, las que arrojan beneficios) a grandes
capitalistas bien relacionados a precios muy inferiores al de su valor real, lo que conduce a la pérdida de servicios públicos, de
empleo público estable y al aumento de los costes para los consumidores cuando los nuevos propietarios privados elevan los precios
y despiden a trabajadores… todo en nombre de otro eufemismo, la «eficiencia».

«Eficiencia». - Aquí la eficiencia no se refiere más que a las cuentas de resultados de una empresa; no refleja los elevados costes de
la «privatización» soportados por los sectores correspondientes de la economía. Por ejemplo, la «privatización» del transporte añade
costes a las empresas volviéndolas menos competitivas en relación con sus competidores de otros países; la «privatización» elimina
servicios en regiones menos lucrativas, lo que desemboca en el colapso económico local y el aislamiento con respecto a mercados
nacionales. A menudo, las autoridades, que sintonizan con los capitalistas privados, retirarán deliberadamente inversiones de
empresas públicas y nombrarán a compinches políticos incompetentes en el marco de una política de paternalismo con el fin de
degradar servicios y fomentar el descontento público. Esto genera una opinión pública favorable a la «privatización» de la empresa.
Dicho de otro modo: la «privatización» no es una consecuencia de las ineficiencias intrínsecas de las empresas públicas, como les
gusta argumentar a los ideólogos del capitalismo, sino un acto político deliberado concebido para reforzar los beneficios del capital
privado a costa del bienestar público.

Conclusión
El lenguaje, los conceptos y los eufemismos son armas importantes de la lucha de clases «desde arriba», concebidos por periodistas
y economistas capitalistas para maximizar la riqueza y el poder del capital. En la medida en que los críticos progresistas e
izquierdistas adoptan estos eufemismos y su marco de referencia, sus críticas y las alternativas que proponen se ven limitadas por
la retórica del capital. Poner «comillas» entre los eufemismos puede ser una señal de desaprobación, pero no sirve para promover
un marco analítico distinto, necesario para el éxito de la lucha de clases «desde abajo». Y lo que es igual de importante, elude la
necesidad de una ruptura fundamental con el sistema capitalista, incluido su lenguaje corrupto y sus conceptos engañosos. Los
capitalistas han derribado las conquistas más esenciales de la clase trabajadora y nosotros no podemos contraatacar el dominio
absoluto del capital. Esto debe volver a plantear la cuestión de la transformación socialista del Estado, la economía y la estructura
de clases. Una parte intrínseca de este proceso debe ser el rechazo absoluto de los eufemismos utilizados por los ideólogos
capitalistas y su sustitución sistemática por expresiones y conceptos que reflejen fielmente la cruda realidad, que identifiquen
claramente a los responsables de esta decadencia y que definan a los agentes políticos de la transformación social.
LA DESHUMANIZACIÓN DE LOS (INMIGRANTES) POBRES

Por Jorge Majfud | 06/10/2023 | EE.UU.

Fuentes: Rebelión - Imagen: "Esclavitud indocumentada", de J. Leigh García


El discurso de la inmigración legal ha sido la tradicional muletilla para justificar cada uno de los ataques contra los inmigrantes
pobres que, en Estados Unidos, desde la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto se lava con la excusa de la legalidad.
A fines de los años 70, mi padre le compró un televisor a sus suegros. Ellos vivían en una granja sin electricidad en Colonia, Uruguay.
Allí, mi hermano y yo pasábamos los tres meses del verano, los meses más felices del año, trabajando en el campo (con frecuencia
al sol, durante horas; no era una imposición, sino el reflejo de la ética del trabajo de los abuelos). Por las noches, podíamos ver dos
horas de televisión argentina, porque eso era lo que duraba la batería que alimentaba un cargador artesanal de viento. Uno de los
programas favoritos de los niños era El Chavo del 8.
En una conversación reciente, Fernando Buen Abad me hizo notar la violencia permanente que sufría El Chavo. Yo nunca había
reparado en ese tema que ocupaba a Fernando. De hecho, me hizo recordar que siempre me dolía la escena de don Ramón
golpeando al niño cada cinco o diez minutos, pero, al mismo tiempo, lo tomaba como algo gracioso. De la misma forma,
disfrutábamos del humor sexista de Benny Hill, uno de los actores más creativos en ese género. La violencia es fácil de naturalizar,
incluso (o sobre todo) cuando se la presenta como algo divertido. También para los espectadores de las corridas de toros, el
espectáculo de la tortura animal es algo divertido.
El pasado 2 de octubre, la embajada de Estados Unidos en México lanzó una campaña publicitaria destinada a quienes estaban
pensando emigrar, recurriendo a El Quico, el segundo personaje más importante de la serie El Chavo, sino el primero. El publicitario
está lleno de las famosas frases de nuestro querido antihéroe de la infancia, cuarenta años mayor pero vestido y hablando de la
misma forma:
“Cállate, cállate porque me desesperas… No cruces la frontera de Estados Unidos porque pueden estar en peligro tu papá, tu
mamá, tu tío, tu perro, el gato, el perico… Mejor, cruza legal. Ándale, dime que sí. Si lo haces, sí me simpatizas”. El anuncio cierra
con “Cruza legal” y “Utiliza las vías legales”. Nada muy diferente de lo que cualquiera de nosotros recomienda cada tanto. Entonces,
¿cuál es el problema?
El Quico (la Embajada) no le está hablando a un niño que no puede realizar ningún trámite. Le está hablando a adultos, a quienes
trata como si fueran niños. Pero esto sería un detalle, considerando la tragedia del contexto.
El discurso de la inmigración legal ha sido la tradicional muletilla para justificar cada uno de los ataques contra los inmigrantes
pobres que, en Estados Unidos, desde la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto se lava con la excusa de la legalidad. “No estamos
contra los inmigrantes, sino contra la inmigración ilegal”. Por eso en 1882 prohibieron, legalmente, la inmigración de asiáticos y no
pararon filtrando razas indeseables hasta 1965. En 2017 el presidente Trump reemplazó razas por naciones.
El eslogan de la embajada “Cruza legal” también es demagógico. Los embajadores estadounidenses saben, mejor que nadie, que los
pobres no cruzan de forma ilegal porque sea más fácil o porque sea más barato . Un coyote les cobra miles de dólares para dejarlos
tirados en el desierto. Cruzan de ilegales porque son pobres o no tienen una beca universitaria, y las embajadas no otorgan visas a
los pobres ni a los obreros que no pudieron estudiar.
Voy a repetirme: si esos países empobrecidos del sur fuesen a reclamar una indemnización por más de un siglo de saqueos, de
golpes de Estados, de destrucción de democracias o de apoyos a dictaduras amigas que dejaron varios cientos de miles de muertos
sólo en América Central, no nos darían las reservas del Tesoro Nacional ni todo el oro de Fort Knox.
Así que, por lo menos, podríamos dejar de tratar a los inmigrantes ilegales como niños y como criminales. La solución de la pobreza
y la violencia del mundo no está en las manos de un solo gobierno, pero dejar de deshumanizar a los pobres, como niños buenos
o como adultos malos, podría ayudar en algo. Bastante deshumanizados ya están como mano de obra desechable.
Los estadounidenses deberían agradecer que todavía hay pobres que quieren venir a trabajar a este país. Pero todavía no han
tomado conciencia de que gran parte de su prosperidad (asentada en sus medios imperiales, desde la fuerza militar hasta la emisión
de la divisa global) se basó en la necesidad de sobrevivencia de los habitantes de las neocolonias, ya sean profesionales
especializados en la punta de la pirámide laboral o de inmigrantes pobres y sin títulos universitarios en la base. Justo en los dos
extremos donde, desde hace décadas, existe un déficit crónico.
Sin embargo, al mismo tiempo que este flujo de fuerza productiva comienza a secarse en Europa y en Estados Unidos por la misma
razón (por la pérdida de la hegemonía global y su poder de acoso y saqueo de los últimos siglos), en lugar de competir por los
inmigrantes del mundo, insisten en obstaculizar su ingreso con leyes anacrónicas y discriminatorias, hijas de un viejo y profundo
racismo que ha sabido camuflarse de legalidad. Racismo que el mismo embajador Lee Salazar en México sufrió en carne propia,
cuando de joven, en Colorado, lo llamaban “mexicano sucio”, como si los mexicanos los hubiesen invadido y no al revés.
Ahora, que ya no es tan fácil dictar la moral y las políticas económicas al resto del mundo ni venderles brujas y espejitos a cambio
de los recursos que mueven el poder global, entonces explota el fascismo visceral. Esta reacción fascista ha contagiado a otras
partes del mundo, aún con situaciones sociales y económicas opuestas, como en las neocolonias que, por generaciones, han copiado
las tendencias de la moda y de las ideologías del Norte. Ahora, una parte de las neocolonias es la encargada de mantener viva la
mentalidad del colonizado, aunque más no sea como inercia cultural. Así aparecen los Jair Bolsonaro y los Javier Milei repitiendo
ideas del imperialismo del siglo XIX con las narrativas de la Guerra Fría, como si fuesen la última novedad.
Yo también aconsejo que nadie emigre de forma ilegal. Es una forma de convertirse en un esclavo moderno, como los europeos
pobres se vendían como esclavos indenture en el siglo XIX, no porque quisieran hacerlo sino porque sus otras opciones eran el
hambre y la muerte. Como esos indenture, el resto de los inmigrantes pobres también fueron criminalizados al llegar a este país,
sobre todo si pertenecían a una variación corrupta de la sangre blanca, como era el caso de los irlandeses, primero, y de los italianos
después.
Pero ¿quién soy yo, o cualquier otro, para juzgar y criminalizar a un padre o a una madre desesperada que sólo lucha por una vida
mejor para su familia y, al llegar, encuentra más violencia y más miseria humana? En lugar de vender políticas infantiles, las leyes
de inmigración bien podrían dejar de criminalizar a los trabajadores sin grandes cuentas bancarias.
Aquí, señores embajadores, necesitamos más gente como esa. No más inútiles de las oligarquías del Sur

DESARROLLO CULTURAL Y TECNOLÓGICO DE LA GLOBALIZACIÓN Y SUS IMPACTOS EN LA VIDA SOCIAL (REDES SOCIALES,
NANOTECNOLOGÍA, TECNOCIENCIA, ENTRE OTROS).

NANOTECNOLOGÍA: LA AMENAZA DE LA TECNOLOGÍA ENANA

Por Carmelo Ruiz Marrero | 30/07/2005 | Ecología social


Fuentes: La Jornada
Sus entusiastas dicen que cambiará al mundo más que la revolución industrial y nos permitirá, en un futuro no muy lejano,
prácticamente rehacer todas las cosas con las que convivimos. Pero algunas voces hablan de los riesgos de una tecnología que
nadie sabrá cómo controlar
La nanotecnología, nombre dado a la manipulación de la materia a nivel nanométrico, promete (o amenaza) cambiar la economía
mundial y la vida humana más radicalmente que la revolución industrial, y transformar los alimentos y la agricultura de manera más
drástica y profunda que la ingeniería genética.
Sus proponentes proclaman que ayudará a combatir la contaminación ambiental, eliminar las enfermedades y alimentar a los
hambrientos del mundo, entre innumerables otros beneficios. Pero los críticos y escépticos de esta nueva tecnología temen que
podría extender el control corporativo a los bloques básicos de la materia y desatar inimaginables riesgos al ambiente y la salud
humana.
«El asunto de la posesión y control de esta tecnología es de primerísima importancia. La manipulación a nano-escala en todas sus
formas ofrece un potencial sin precedentes para establecer un arrollador control monopólico sobre los elementos y procesos que
son fundamentales para la función biológica y recursos materiales», advierte el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y
Concentración (Grupo ETC), organización no gubernamental canadiense en un informe sobre nanotecnología y su convergencia con
otras tecnologías de punta.
El documento declara que «en años venideros, científicos crearán nuevos elementos y quizás restructurarán y combinarán elementos
en modos que no podemos imaginar hoy. Son imposibles de calcular las posibles implicaciones socioeconómicas y ambientales de
nuevas formas de materiales nunca antes vistos en la Tierra».
Esto no es ciencia ficción. El gobierno de Estados Unidos dio (en 2004) 464 millones de dólares para investigación y desarrollo de
nanotecnología y se espera que este año la suma ascienda a mil 240 millones. Los ministerios involucrados incluyen los de Energía
y Agricultura, los Institutos Nacionales de Salud y hasta el Pentágono, que ya indaga los posibles usos militares de esta tecnología
en asociación con el Instituto Tecnológico de Massachusetts en el Institute for Soldier Nanotechnologies. Entre las corporaciones
privadas que ya invierten en este campo están Dupont, Xerox, Toyota, Siemens, Kraft, General Electric y los gigantes de la
biotecnología como Syngenta, Monsanto y Bayer Cropscience. A pesar de que ya hay productos de nanotecnología en el mercado,
incluyendo agroquímicos y crema para el sol, las organizaciones de la sociedad civil apenas han dicho una palabra sobre esta nueva
tecnología.
Los riesgos invisibles
¿Y qué tienen de especial las nanopartículas? Su tamaño y nada más. Cuando los materiales son fragmentados hasta la nanoescala
sus propiedades físicas cambian radicalmente. Debajo de la escala de 50 nanómetros dejan de tener aplicabilidad las leyes de la
física newtoniana que asociamos con los macro-objetos que vemos y tocamos en nuestro diario vivir y son reemplazadas por las de
la física cuántica. Características como color, dureza, reactividad química y conductividad eléctrica pueden variar entre objetos en
nanoescala y objetos de mayor tamaño, aunque ambos estén hechos de la misma sustancia. Una sustancia que es azul puede
tornarse roja al ser rebanada en pedazos de sólo unos cuantos nanómetros de espesor. También una sustancia relativamente inerte
a nivel químico y eléctrico, en grado nano puede aumentar su respuesta reactiva tanto química como eléctricamente.
Un ejemplo de esto es el dióxido de titanio, que es el ingrediente activo de la crema para el sol, pues impide el paso de rayos
ultravioleta. Esta sustancia es blanca pero cuando sus partículas son de nanoescala se torna transparente, pero mantiene su
capacidad para bloquear la luz ultravioleta. Ya hay en el mercado crema para el sol transparente hecha con nanopartículas de
dióxido de titanio.
Por otra parte, el carbono muestra propiedades muy interesantes a nivel nano. Hay científicos decididos a desarrollar aplicaciones
prácticas para los nanotubos, que son moléculas de carbono en forma cilíndrica. Los nanotubos son cien veces más fuertes que el
acero y seis veces más livianos, y además conducen corrientes eléctricas mejor que el cobre. Las aplicaciones potenciales de este
novedoso material para la medicina, la manufactura y las computadoras podrían ser prácticamente ilimitadas.
¿Son peligrosas las nanopartículas? Desde 2001 científicos del Centro de Nanotecnología Biológica y Ambiental de la Universidad
de Rice en Estados Unidos advirtieron que nanopartículas se acumulan en los hígados de animales de laboratorio. Esto significa que
estas partículas pueden recorrer la cadena alimenticia y acumularse de esa manera en los tejidos de animales y humanos.
Investigaciones realizadas por la inmunóloga francesa Silvana Fiorito demuestran que las células reaccionan a la entrada de
partículas foráneas si son de escala micrométrica (un micrómetro es mil nanómetros o una milésima de milímetro) pero no reaccionan
a partículas nanométricas, aunque sean de la misma sustancia. «La capacidad de evadir el sistema inmunológico puede ser deseable
para suministrar medicamentos, pero ¿qué pasa cuando tocan a la puerta nanopartículas no invitadas?», dice el Grupo ETC.
¿Serán las nanopartículas el asbesto del siglo XXI?
Nanotec y más allá
La nanotecnología se discute en círculos científicos por lo menos desde 1959, cuando el físico Richard Feynman (Premio Nobel
1965) propuso la manipulación de átomos individuales en una lectura titulada «There’s Plenty of Room at the Bottom». En 1986 el
científico Eric Drexler publicó The Engines of Creation, todavía hoy considerado la biblia de los nanotecnólogos.
Los nanotecnólogos ya están mirando horizontes más allá de la producción en masa de nanopartículas y contemplando aplicaciones
aún más ambiciosas. Algunos de ellos se disponen a fabricar robots a nanoescala (nanobots) que realizarán una infinidad de faenas
incluyendo la auto-replicación. «Nanobots introducidos a nuestro flujo sanguíneo podrían complementar nuestro sistema
inmunológico, y buscar y destruir patógenos, células cancerosas y otros agentes causantes de enfermedades», dice el entusiasta
inventor Ray Kurzweil. «Podremos reconstruir cualquiera o todos nuestros órganos y sistemas, y hacerlo a nivel celular».
Continúa Kurzweil: «Comida, ropa, anillos de diamante y edificios, todos podrían autoensamblarse molécula por molécula. Cualquier
tipo de producto podría ser instantáneamente creado cuando y donde lo necesitemos.
De hecho, el mundo podría autorensamblarse para atender nuestras cambiantes necesidades, deseos y fantasías. Para fines del
siglo XXI, la nanotecnología permitiría a objetos, como muebles, edificios, ropa, hasta gente, cambiar su apariencia y otras
características esencialmente cambiar a otra cosa en una fracción de segundo».
En las palabras de los profesores españoles Nicolás García García y José Antonio Rausell Colóm: «Se está intentando producir robots
mixtos; así como con chips de silicio para las unidades de memoria y con componentes moleculares autorreplicantes para algunas
de sus partes móviles. El camino actual es el de la interdisciplinariedad para la fabricación de tales productos mixtos, explorando
posibilidades. Se van a utilizar conjuntamente las técnicas de la experimentación genética y de la manipulación nanotecnológica para
la producción de moléculas más sencillas que el ADN y que se puedan autorreplicar más rápidamente y autoensamblarse con las
unidades de memoria en diminutos robots con un funcionamiento predeterminado. A esto es a lo que se le denomina GNR (genética-
nanotecnología-robótica) en el siglo XXI.
Tales robots se obtendrán por billones, o en el número deseado de unidades, a través de procedimientos genéticos de replicación
y autorregulación, una vez que se haya logrado obtener el primer prototipo. Este es el procedimiento que sigue la pauta de la
naturaleza, pero tendrá lugar a mayor velocidad, y será difícil de controlar».
Según un informe escrito por García García y el científico Heinrich Rohrer, Premio Nobel de Física, los adelantos inminentes de la
nanotecnología harán posibles dentro de pocos años integraciones en terabits (un millón de millón de bits) por centímetro cuadrado.
Según ambos científicos, un terabit es igual a la cantidad de memoria de un cerebro humano. «Con tal memoria será posible mantener
conversaciones audiovisuales mientras paseamos o ver la televisión con un chip integrado en el ojo, por ejemplo. La conversación
podría ser entre un chino y un español cada uno en su propio idioma.»
¿Qué tal si nanobots autorreplicantes se reproducen fuera de control? enfrentaríamos en ese caso peligros y formas de
contaminación ambiental imposibles de imaginar hoy. Ya en 1991 el autor Jerry Mander, un favorito de los lectores ecologistas y
opuestos a la globalización, advirtió sobre los riesgos de la nanotecnología en su libro In the Absence of the Sacred. Bill Joy, científico
principal de la corporación Sun Microsystems, expresó preocupación sobre los peligros potenciales de esta tecnología en un ensayo
que lleva el título tétrico de «Why the Future Doesn’t Need Us», publicado en la revista tecnófila Wired en 2000.
Según Joy, «Las tecnologías del siglo XXI genética, nanotecnología y robótica (GNR) son tan poderosas que pueden dar lugar a
nuevos tipos de abusos y accidentes». En su ensayo, sostiene que todavía no hemos caído en cuenta de que estas tres tecnologías
«representan una amenaza distinta de otras tecnologías que han venido antes», ya que los nanobots y los organismos transgénicos
pueden autorreplicarse. «Una bomba sólo puede estallar una vez. Pero un bot se puede convertir en muchos, y rápidamente salirse
de control.»
Pat R. Mooney plantea que «en un mundo biónico donde se funden la nanotecnología y la biotecnología, veremos biocomputadoras
a nanoescala y biosensores capaces de monitorear todo, desde reguladores del crecimiento en las plantas hasta asambleas
políticas… ¿Qué pasa si no se puede detener a los nanobots? ¿Qué implicaciones tiene esto para los planes militares y el terrorismo,
especialmente el terrorismo de Estado? El propio poder de la nanotecnología de hacer todas las cosas físicas, visibles e invisibles,
en forma barata e inagotable, es también la mayor amenaza que conlleva.»
¿Y la sociedad civil? A estas alturas del siglo XXI parece que no ha aprendido de los errores estratégicos cometidos en la problemática
de los transgénicos. La mayor razón por la cual el mundo, en particular el hemisferio americano, está arropado de millones de
hectáreas de cultivos transgénicos es que la sociedad civil entró en el debate muy tarde, cuando la tecnología ya se estaba
comercializando masivamente. ¿Se repetirá este error con la nanotecnología y otras tecnologías emergentes?

*El autor es periodista y educador ambiental. Es fundador y director del Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico
(www.bioseguridad.blogspot.com)
Las nanopartículas en la vida diaria
Un nanómetro es una millonésima parte de un milímetro. En un nanómetro caben diez átomos de hidrógeno en fila india, mientras
que una molécula de ácido desoxirribonucléico tiene 2.5 nanómetros de ancho.
Una célula roja de la sangre humana mide por lo menos cinco mil nanómetros de diámetro, mientras que algunos componentes
individuales de los circuitos de una computadora de la compañía Intel son tan pequeños como 130 nanómetros. En una cabeza de
alfiler caben cómodamente 900 millones de nanopartículas.
Ya se pueden comprar nanopartículas, en forma de polvo o en solución líquida, y ya se están usando en productos como:

• Defensas de carros.
• Defensas de carros.
• Pinturas y capas para proteger contra la corrosión, rasguños y radiación.
• Capas para proteger y reducir deslumbramiento usadas en anteojos y autos.
• Herramientas para cortar metal.
• Cremas para el sol y cosméticos.
• Pelotas de tenis de mayor durabilidad.
• Raquetas de tenis más livianas y fuertes.
• Ropas y lentes a prueba de manchas.
• Ungüentos para heridas y quemaduras.
• Tinta.
• Convertidores catalíticos para automovilistas
• Convertidores catalíticos para automóviles.
Según una página web del gobierno estadunidense dedicada a la promoción de la nanotecnología, ésta ya se usa en aplicaciones
electrónicas, magnéticas, optoelectrónicas, biomédicas, farmacéuticas, energéticas y catalíticas.

También podría gustarte