Qué Es El Tacto
Qué Es El Tacto
Qué Es El Tacto
El tacto es el sentido que nos permite percibir las formas, consistencias y las texturas de los
objetos cuando entramos en contacto con ellos. También nos sirve para expresar afecto y
seguridad hacia otras personas.
El órgano del tacto es la piel, la membrana que envuelve el cuerpo en su totalidad. En la piel se
encuentran las terminaciones nerviosas destinadas a recoger los estímulos táctiles. Estos estímulos
pueden ser una caricia, el roce de un objeto, la presión sobre una parte del cuerpo, las vibraciones,
entre otros.
2. Capas de la Piel
La piel consta de varias capas de tejido especializado que se halla en constante renovación. Cada
una posee sus propios mecanismos de mantenimiento. Dichas capas son:
Epidermis. La capa externa de la piel, donde se hallan los pigmentos que le confieren su
color particular (la melanina) y en la que están los poros que permiten su lubricación y
refrescamiento (sudoración).
Hipodermis. La capa más interna, llamada tejido subcutáneo (“bajo la piel”), consiste en
un conjunto de tejidos grasos que cumplen funciones de reserva y de células defensivas
del organismo.
El sentido del tacto no se ubica en las capas externas de la piel sino en la intermedia,
donde se hallan los receptores nerviosos.
3. Receptores nerviosos
La piel posee distintos receptores nerviosos, cada uno especializado en un tipo de sensación:
tacto, presión y temperatura.
Cada tipo de receptor de la piel transmite su información nerviosa al cerebro mediante un tipo
puntual de fibra nerviosa.
Las sensaciones percibidas por el tacto son de tres tipos y se transmiten al cerebro por vías
distintas:
5. El tacto y el cerebro
El cerebro recibe en cada lóbulo parietal todas las emisiones nerviosas provenientes del costado
contrario del cuerpo. Para ello dispone de dos áreas sensibles, llamadas áreas somatosensitivas (I
y II) que ocupan distintas porciones de cerebro.
El tacto es fundamental para la vida. Nos alerta constantemente de la situación en que nos
encontramos, de la situación de nuestro entorno y nos da una señal de peligro en caso de que nos
hagamos daño: el dolor.
Sin dichos estímulos, podríamos realizar acciones sin saber que nos estamos lastimando, o nos
costaría mucho más determinar ciertos estímulos corporales. Además de ofrecernos los placeres
asociados al tacto, este sentido nos permite comunicarnos con otros seres humanos, a través de
abrazos, apretones de mano, etc.
Hiperalgesia. Aumento desmedido de la sensación de dolor, haciendo que todo duela más
y que se responda de modo desproporcionado al grado de daño infligido.
La piel recibe el estímulo táctil o nocivo que activa los receptores correspondientes. De alli el
impulso nervioso pasa por la médula espinal hasta llegar al cerebro.
El sentido del tacto, como los otros sentidos, depende del Sistema Nervioso Central para procesar
la información. Para esto, existen diferentes tipos de receptores que se comunican con el cerebro
a través de las redes nerviosas. Los receptores del tacto de la superficie de la piel reciben el
estímulo mecánico del exterior (un roce, una caricia, un pellizco, un golpe, etc.).
Cada tipo de receptor resulta muy sensible a una clase de estímulo sensitivo para el que está
diseñado. Estos receptores transforman el estímulo externo en una señal eléctrica interna o
impulso nervioso, que viaja por los nervios sensoriales periféricos hasta la médula espinal.
Desde la médula espinal el impulso nervioso continúa hasta los centros cerebrales, donde se
procesa la información y se determina el tipo de sensación que recibimos. Por eso, las personas
que tienen problemas en la médula espinal pierden las sensaciones táctiles, dependiendo de la
zona afectada.
Receptores nerviosos