Tema 10 ARTE Gótico
Tema 10 ARTE Gótico
Tema 10 ARTE Gótico
INTRODUCCIÓN
En su sentido más estricto, "arte gótico" equivaldría a "arte propio de los godos".
Sin embargo, por arte gótico se entiende un extensísimo conjunto de manifestaciones
artísticas producidas dentro del marco de la cultura occidental entre mediados del siglo
XII y las primeras décadas del siglo XVI, cuando el gusto renacentista se impuso en
toda Europa. Dentro de esos amplios márgenes, los reflejos del arte gótico se extienden
desde la Península Ibérica hasta Escandinavia y desde Irlanda hasta los confines del
Imperio, señalando la máxima expansión del arte medieval occidental.
El Gótico nace en la segunda mitad del siglo XII, cuando los arquitectos
medievales decidan expresar la nueva sensibilidad de la época. Dos serán las obsesiones
de los nuevos constructores: la elevación y la luminosidad, para cuya obtención se
alcanzarán logros sorprendentes en lo que a avances técnicos se refiere. Su afán de
altura y luz, tan íntimamente unidos al ansia de espiritualidad, les lleva a soluciones
impresionantes en los sistemas de empujes y contrarrestos, hasta conseguir concentrar
éstos en unos puntos concretos. El predominio de la masa, del muro sobre el vano, que
veíamos en la arquitectura románica, ha desaparecido, hasta el extremo de que el
arquitecto gótico llega a prescindir prácticamente de él; el muro va perdiendo su
principal función de soporte, para pasar a ser un mero cerramiento, por lo que acabará
siendo sustituido por paneles de vidrio policromado: las famosas vidrieras de los
amplios ventanales góticos, que tamizan la luz al interior. Así, todos los elementos de la
construcción, los soportes, arcos, cubiertas, etc., se conciben en función de esta idea
primordial, la de conseguir un marcado movimiento ascendente.
Pasemos a ver ahora los elementos fundamentales que definen esta arquitectura:
EL ARCO APUNTADO, LA BÓVEDA DE CRUCERÍA O NERVADA, EL PILAR
BAQUETONADO, LOS ARBOTANTES, CONTRAFUERTES Y PINÁCULOS.
Comenzaremos por los arcos y las bóvedas, porque serán precisamente ellos los
que condicionen el resto de la estructura. El tipo de arco sistemáticamente empleado
será el apuntado, formado por dos arcos de círculo de menos de 90º que se intersecan en
la mediatriz de la luz, y que ejerce unos empujes laterales menores que el de medio
punto o semicircular, lo que permite su elevación independientemente de la anchura que
alcance en su base. La cubierta utilizada será la bóveda de crucería, también llamada de
ojiva o de nervios, sistematizando igualmente su empleo, y aunque deriva de la bóveda
de arista románica, habrá diferencias esenciales entre ambas. La de crucería se
caracteriza por estar compuesta por dos elementos fundamentales, el esqueleto y los
plementos. El esqueleto lo forman los arcos cruzados diagonalmente (donde antes
estaban las aristas), que son los nervios cruceros, ojivos o nervios principales, a los que
hay que añadir los formeros y los fajones, que delimitan el espacio lateralmente; y los
plementos son los paños que cierran los espacios entre los nervios, apoyándose en ellos.
Hemos dicho que la bóveda nervada tenía la ventaja de centrara sus empujes en
cuatro puntos concretos, pues bajo ellos se disponen obviamente los soportes; pero estos
pilares, a pesar de ser muy gruesos, no son suficientes para recoger todo el peso ejercido
por las cubiertas, ellos soportan los empujes verticales, pero también los hay oblicuos, y
de éstos se encarga un nuevo elemento, el arbotante o botarel, un trozo de arco que,
partiendo su parte superior del arranque de la bóveda de ojiva, conduce sus empujes
laterales hasta los estribos o contrafuertes de refuerzo que recorren exteriormente el
templo. El arbotante, que además tiene la misión de llevar hasta el exterior las aguas de
lluvia de las bóvedas; si la altura es tal que se requiere un doble arbotante superpuesto,
esta función de desagüe la desempeña el que quede más arriba, y será éste el que decore
su boca con variadísimas figurillas escultóricas: las gárgolas.
Por último, cada estribo o contrafuerte suele aparecer rematado por un pináculo,
que no es otra cosa que un pilar con forma piramidal, que contribuye a acentuar el
efecto ascendente perseguido por esta arquitectura, pero que posee, además de una mera
función decorativa, una misión constructiva, la de ejercer, con su propio peso, un
empuje vertical sobre el contrafuerte que contrarreste el oblicuo que sobre el mismo
ejercen los arbotantes, evitando con ello su desplazamiento.
LA CATEDRAL
Toda esta rica ornamentación ha perdido el que fuera uno de sus asientos
principales, el capitel, al haber quedado éste, como dijimos, atrofiado y reducido; pero
otros elementos vendrán a sustituirlo, por ejemplo, en el interior del templo, los
retablos, que irán ganando poco a poco en importancia y tamaño, así como las sillerías
de los coros, formadas por cientos de asientos totalmente cuajados con motivos
ornamentales; pero, sobre todo, la decoración se concentrará en los grandes vanos y en
las portadas. Y, por fin, las portadas, abocinadas como las románicas, centran el interés
decorativo. El tímpano, llevado por un creciente afán narrativo, se suele dividir en zonas
o bandas paralelas y superpuestas, dando cabida a gran número de escenas; las
arquivoltas apuntadas que lo envuelven y definen acogen una decoración de figuras
alineadas unas sobre otras, siguiendo la dirección del arco y no radialmente dispuestas
como se colocaban en el románico; tanto estas como las que ocupan las jambas de las
puertas suelen apoyarse en repisas y cuentan con remates individuales de doseles. Sobre
los arcos de las portadas se colocan los gabletes, unas molduras agudas que acentúan la
verticalidad del conjunto. También es frecuente en ellas la presencia de los rosetones o
grandes vanos circulares de bellas tracerías caladas, que iluminan los pies del templo
con esa luz multicolor que le confieren las vidrieras.
EDIFICIOS CIVILES
A medida que la vida urbana fue adquiriendo vitalidad, se hizo preciso construir un
espacio propio para el máximo exponente del poder urbano, el Ayuntamiento. A fines
del siglo XIII se empezaron a levantar ayuntamientos en espacios o plazas propios,
como ocurrió en algunas ciudades italianas, que pronto se convirtieron en escenarios de
las fiestas comunales. Hasta fines del siglo XIII, y en algunas regiones hasta el siglo
XIV, la sede del ayuntamiento solía ser una atalaya, alta torre cuadrangular que actuaba
de arsenal, de archivo y de lugar de reunión. Posteriormente, este tipo de edificios
alcanzó mayores dimensiones, con una planta baja en ocasiones convertida en mercado
-y, en otras, albergando dependencias municipales como la prisión- y una sala superior
de asambleas sin apenas divisiones interiores. Esta tipología se tornó cada vez más
compleja a tenor de las múltiples necesidades de administración de las comunidades, si
bien, especialmente en tierras italianas, nunca faltaba la alta torre de planta cuadrada
que tenía la pretensión de elevarse sobre cualquier otra de la ciudad. El "Palazzo dei
Priori", de Volterra, empezado en 1208 y dotado de una elevadísima torre-campanario
que domina el caserío urbano, influirá sobre el "Palazzo Vecchio", de Florencia (1299-
1314) y el "Palazzo del Comune", de Siena (1297-1344), cuyas autoridades deciden
darle la mayor suntuosidad posible "porque es una cuestión de honor para el prestigio
sienés el que sus gobernantes y funcionarios ocupen edificios hermosos y honorables,
tanto por amor al municipio como por los extranjeros que suelen visitarlo".
En el arte románico, sin embargo, este marco fue a la vez soporte y delimitador
de la labor escultórica, ya que ésta quedaba supeditada a la arquitectura; en el Gótico,
varió dicha relación.
El parteluz, columna o pilar que se dispone como soporte del dintel coincidiendo
con su plano mediatriz fue un elemento ya empleado en el Románico. El escultor gótico
lo aprovechó para disponer en él imágenes muy significativas, como la de Cristo
Salvador o la de la Virgen.
CARACTERÍSTICAS GENERALES
c) Un elemento muy particular de este proceso son los ropajes: frente al aspecto
todavía lineal del primer gótico destacan los avances conseguidos a partir de entonces.
Los pliegues, cada vez más abundantes y con mayor sensación de peso y movimiento,
serán blandos o angulosos dependiendo del momento (incluso se recurrirá a los paños
mojados de tradición clásica), y se completarán con una rica policromía y abundante
utilización de oro para potenciar los efectos lumínicos.
d) Búsqueda del sentido narrativo, relación entre los personajes, miradas, diálogos,
escorzos, tensiones, giros.
f) La función didáctica que tienen las imágenes en el arte occidental cristiano desde la
Alta Edad Media pervive en el mundo gótico. La decoración escultórica de las
catedrales (también las vidrieras) tienen la misma función didáctica que los libros de los
teólogos, por lo que las catedrales han sido descritas como Biblias en piedra y cristal, y
también como libros para los iletrados
ICONOGRAFÍA
- Respecto del Juicio Final, tema principal en las portadas occidentales, frente
a la visión apocalíptica de tradición bizantina representada en los tímpanos
románicos, el artista gótico prefiere el Cristo sufriente y triunfante del
evangelio de S. Mateo: torso desnudo, mostrando los estigmas de la
crucifixión y rodeado de personajes que interceden o portan los atributos de
la pasión.
Todas las manifestaciones quedan definidas por una nota común: el naturalismo,
que implica un acercamiento al mundo real, de acuerdo al pensamiento escolástico. El
naturalismo, convertido en la expresión de un deseo de unir al hombre con la divinidad,
lleva a analizar la naturaleza en sus más mínimos detalles. Ello contribuye a conseguir a
lo largo de la pintura gótica su tan característico sentido narrativo, que llegará en
ocasiones a una precisión analítica cuya evolución final desembocará en el realismo del
S. XV, conseguido en la pintura flamenca. Este cambio de pensamiento se explica
fundamentalmente por la profunda transformación religiosa, iniciada por San Bernardo
y muy especialmente por San Francisco, que promueve un acercamiento al mundo que
le rodea viendo en cada criatura un fiel reflejo de la divinidad. Asimismo, la
religiosidad franciscana valora de forma singular el sentimiento, buscando despertar la
emoción del espectador ante la obra.
Cuatro son los elementos que desde un punto de vista compositivo determinan el
desarrollo de la pintura gótica: el dibujo, el color, el espacio y la luz, que unidos a la
preocupación por la expresión y el sentido narrativo, resumen sus caracteres estilísticos.
El dibujo es el primer elemento compositivo que preocupa al pintor gótico, la línea se
convierte en un elemento esencial de la pintura gótica en sus inicios (Gótico Lineal). Sin
embargo, esta línea como forma expresiva irá consiguiendo un valor decorativo.
Junto a todos estos elementos compositivos, hay que señalar que la pintura
gótica tiene como finalidad primordial enseñar. Ello determina que se cree una rica y
variada iconografía, dirigida fundamentalmente a conectar con el pueblo,
transmitiéndole un contenido religioso, buscando esencialmente un contenido narrativo
y doctrinal.
Respecto a las técnicas utilizadas por los maestros góticos, la pintura mural
utiliza la del fresco, caracterizada por el empleo del color disuelto en agua sobre una
preparación de mortero de cal. La aplicación sobre el muro fresco exige un gran
dominio de la técnica, ya que el color se impregna rápidamente una vez aplicado. En
este aspecto, Giotto es el maestro que logra mayor perfección en la aplicación de los
colores. Matizando con capas sucesivas la primera capa de color de base, modifica
sustancialmente el efecto cromático final. Sobre tabla se utiliza también la pintura al
temple, consistente en pigmentos diluidos en agua en los que el aglutinante más
importante es la yema de huevo. Por otra parte la presencia de la pintura al óleo tiene
especial vigencia y difusión en la pintura flamenca, y ya comentaremos algo sobre esta
técnica en su momento.
LA PINTURA FLAMENCA
Los pintores denominados flamencos son los notarios de estas ciudades (Yprés, Gante,
Brujas...), de su esplendor, de sus habitantes y de sus valores.
5. La mayoría de las obras son sobre tablas de pequeño tamaño, más apropiadas por
tanto para adornar estancias hogareñas que templos o palacios. Con frecuencia constan
de tres tablas (trípticos); las laterales, montadas sobre bisagras, sirven de puertas a la
central, y en su cara exterior se las pinta con tonos grises (grisallas) que imitan el efecto
de la escultura.
Debe nacer en el último decenio del s. XIV, aunque no se tiene ninguna noticia
suya hasta 1422. Desde 1425 entra al servicio de Felipe el Bueno, duque de Borgoña,
realizará diversas embajadas para el duque, entre su obra podemos destacar:
PISO SUPERIOR
- Centro:
Imagen solemne y entronizada de DIOS MAJESTAD, cubierta su cabeza con una tiara
papal y bendiciendo con su diestra, mientras a ambos lados están María y San Juan
Bautista. Presentan un aspecto de icono, y el fondo no es paisajístico, sino de oro y telas
ricas sobre las que destacan todos. Pese a que el grupo constituye la zona más
conservadora de toda la pintura no dejó de causar una profunda impresión.
- Laterales:
Dos soberbios grupos angélicos: los que cantan y los que tocan instrumentos.
Reflejan lo que realmente debió constituir una capilla musical de esta época dorada de
la música flamenca y nórdica. Espléndidas imágenes de instrumentos musicales y de
muebles.
Adán y Eva: magníficas figuras que han causado siempre profunda impresión.
Se ha creado una especie de nicho, con un oscuro sombreado, que les hace resaltar de
una forma fuertemente plástica, y la fuerte carnación les confiere una extraordinaria
corporeidad. Se pone de manifiesto el contraste con los pintores italianos del s.XV: en
vez de formas proporcionadas, donde lo anatómico se estudia cuidadosamente a fin de
crear cuerpos atléticos y bellos, dentro de una tendencia idealizadora, son dos figuras
tomadas de la realidad, con cuerpos comunes, no muy grandes de talla, anatómicamente
muy bien estudiados, pero sin deseo de mejorarlos. Eva presenta su vientre deformado,
una cabeza vulgar y no disimula ni el vello púbico. Realmente son un hombre y una
mujer desvestidos que representan el papel de Adán y Eva.
PISO INFERIOR
Todos los Santos que adoran al Cordero Místico, divididos en varios grupos,
todos identificables (Apocalipsis VII, 9). Presenta un punto de vista alto con el fin de
ofrecer un panorama vasto que permita un amplio despliegue de figuras.
El Políptico cerrado
PISO SUPERIOR:
"Anunciación": Escenario único formado por cuatro tablas. La cubierta con vigas de
madera parece continuarse de un lado a otro, pero el espacio creado en la habitación que
parecen compartir el ángel y la Virgen se rompe, en cierta medida, con las alargadas y
estrechas tablas centrales. Es el interior de una casa burguesa, con ventanas a la calle. El
ángel, monumental, ya está dentro y porta el ramo de lirios, símbolo de pureza mariana.
María se encuentra arrodillada, leyendo, con una paloma sobre la cabeza. Como si se
quisiera jugar con la luz real que entra por la derecha en la capilla para la que el
políptico fue destinado, se ha sombreado todo de acuerdo con esto. La luz se convierte,
pues, en un elemento determinante.
PISO INFERIOR:
Los dos centrales los ocupan las dos supuestas estatuas sobre pedestales de los
santos Juan Bautista y Juan Evangelista. Es una "técnica de grisalla" que agradará y se
difundirá especialmente en la pintura flamenca de todo el s. XV. Consiste en una
composición pintada a base exclusivamente de la gama del gris, del blanco y del negro,
imitando el efecto del bajo relieve. Los dos laterales presentan a Joos Vyd y Elisabeth
Borluut, que han sido retratados sin concesiones. No hay asomo de belleza o signos de
noble dignidad en ninguno de los dos. Rostros duros pintados implacablemente. Como
se les ha situado en nichos iguales a los otros y, sin embargo, son bastante más grandes
que los santos, apenas disponen de espacio. Aspecto de rotundo volumen. La luz incide
en sus cabezas y colabora a remarcar los rasgos ya de por sí poco gratos de los
retratados. Constituyen una muestra característica del retrato realista que nos ofrecerá
continuamente Jan van Eyck.