Capítulo 2 Hobsbawn Economía Mundial
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36-45 y
135-146.
se fundaban en un lúcido análisis de la situación rusa, aunque partían de premisas que no se cumplieron:
la inminencia de una revolución europea y mundial. Las tesis de abril, en las que expone la línea política
que debía seguir el partido bolchevique, tienen por ello una considerable importancia. «La particularidad
del momento que vive Rusia consiste en el paso de la primera etapa de la revolución —que a causa de las
insuficientes conciencia y organización del proletariado, ha dado el poder a la burguesía—a la segunda
etapa, que debe dar el poder al proletariado y a las clases pobres de campesinos... Nada de república
parlamentaria —regresar a ella, después de los soviets de los diputados obreros seria un paso atrás—,
sino república de los soviets y de los diputados obreros, de los jornaleros y de los campesinos en todo el
país; desde abajo hacia arriba.»
Las tesis también fijaban algunas indicaciones programáticas para la conquista del poder a corto plazo:
oposición a la guerra, porque era un conflicto burgués e imperialista; confiscación de las grandes
propiedades; nacionalización de la tierra, para ponerla a disposición de los soviets locales y de los
diputados de los asalariados agrícolas y de los campesinos pobres; en el área de la producción industrial
no se proponía una inmediata instauración del socialismo, sino, por el momento, sólo el control de la
producción social y del reparto de los productos por los soviets y los diputados obreros.
En pocos meses Lenin confirmaba su calidad de jefe de los bolcheviques y alcanzaba un gran prestigio en
la asamblea de los soviets de Petrogrado.
La penetración y el crecimiento de los bolcheviques se beneficiaron de la política del gobierno, que desde
mayo de 1917 incluía a los mencheviques v a los socialistas revolucionarios, con el mismo Kerenski
como ministro de Guerra. Las presiones de los gobiernos de la Entente y de algunos socialistas, entre los
que se destacaban los franceses
comprometieron al gobierno ruso a continuar la guerra lanzando una ofensiva contra los alemanes.
Entretanto, no se había adoptado ninguna medida para satisfacer las reivindicaciones de los campesinos
sobre la tierra y la oposición bolchevique tenía buenas posibilidades con su propio programa de gobierno
que proponía el final de la guerra, la nacionalización y distribución de la tierra y el control obrero de la
producción. Los mencheviques y los socialistas revolucionarios perdían poco a poco su mayoría en los
soviets. En julio estalló una nueva insurrección en Petrogrado: mientras el ejército no podía detener la
contraofensiva alemana y se dispersaba, en el campo se multiplicaban las ocupaciones de tierras. El
gobierno trató de castiga a los bolcheviques aprovechando la fracasada insurrección de julio, Lenin debió
huir a Finlandia, Trotski y otros dirigentes del partido fueron arrestados. Kerenski asumió directamente
las principales responsabilidades de gobierno, pero continuaba perdiendo el apoyo de los soviets. La
vanguardia alemana llegó a Riga amenazando la capital. Kornilov exigió el estado de sitio y poderes
excepcionales; ante el rechazo de su petición por el gobierno, intentó un golpe de Estado militar y sólo la
resistencia de los obreros impidió la victoria del general. El gobierno quedaba totalmente desacreditado y
carecía de fuerzas (francia dio dinero para la industrialización de Rusia)
capaces de reprimir una insurrección. Lenin consideró que habla llegado el momento decisivo. Mientras
ocurrían estos episodios, entre agosto y septiembre de 1917 escribía su El estado y la revolución, obra en
la que reelaboraba la doctrina marxista sobre el discutido problema de la «dictadura del proletariado».
DESDE EL EXILIO LENIN FUNDA LAS BASES DE UN ESTADO TOTALITARIO Y AUTORITARIO. Según él,
una interpretación adecuada de la teoría del Estado de Marx indica que «la dictadura de una sola clase es
necesaria no sólo para las sociedades clasistas en general, no sólo para el proletariado después de haber
abatido a la burguesía, sino para todo el período histórico que separa al capitalismo de la sociedad sin
clases: el comunismo». La dictadura del proletariado es la represión de la minoría de opresores y
explotadores por la mayoría de explotados. «Sólo con la instauración del comunismo se extingue el
Estado —es decir, la máquina represora— y se llega a la libertad. » De esta raíz teórica nacían un
sustancial rechazo y desprecio por toda forma de democracia «burguesa», interpretada como una
pantalla de la dictadura de clase de la burguesía, y la fe en la representatividad de los soviets y el mayor
contenido democrático de la dictadura del proletariado. La elaboración teórica realizada por Lenin
durante los meses de exilio en Finlandia, y la función de guía encomendada al partido serán muy
importantes para la construcción del Estado soviético y su carácter autoritario y totalitario.
Reinaba el desorden en la economía. El control obrero, decretado en los primeros días de la revolución,
fue sustituido por una disciplina rígida, acompañada por algunas medidas de incentivación del trabajo
extraordinario y la racionalización de los tiempos de producción según el modelo norteamericano. En el
campo, comités de campesinos pobres controlaban el producto de las cosechas y grupos de peseros
requisaban lo necesario para aprovisionar al ejército y abastecer mínimamente a las ciudades. La
aplicación del concepto leninista de la dictadura de clase se convirtió en el comunismo de guerra,
caracterizado por la represión policial y por la dictadura del partido.
Las mayores esperanzas de los bolcheviques apuntaban a Alemania, país vencido en el que existía un
numeroso proletariado industrial, con experiencia organizativa y tradición de lucha. Las huelgas de enero
de 1918, el amotinamiento de la flota en Kiel, las manifestaciones de Berlín en noviembre de 1918, que
habían causado la caída de los Hohenzollern, podían desembocar en otros procesos revolucionarios. S
Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fueron deliberadamente asesinados durante la fallida insurrección
de 1919 en Berlín, pocos días después de que los espartaquistas se transformaran en el partido
comunista de Alemania.
A diferencia de Rusia el proletariado respetaba a sus antiguos dirigentes y al partido social democrata. el
ejercito alemán no se había disuleto y apoyaba a esteúltimo partido. otra diferencia eran los campesinos
en alemania eran propietarios y arrendatarios es decir que no estabana favor de ninguna medida de
socialización.
En munich el 4 de abril de 1919, por una serie de circunstancias más bien fortuitas, pero que
testimonian el estado de incertidumbre y confusión reinante, se constituyó un gobierno soviético que
duró menos de un mes. Berlín ordenó intervenir al ejército y el gobierno socialdemócrata fue restaurado.
la dictadura proletaria fuera de Rusia fue un rotundo fracaso, los partidossocialdemocratas fueron los
encargadas de sofocar las revolución comunista, la bruguesía no se vio afectada. el partido de izquiera y
el socialismo se divierdieron puertas adentros esto fue uan de las consecuencias más fuertes de la
REVOLUCIÓN SOVIETICA
EN hUNGRÍA SE PUDO OBSERVAR LAS GRANDES DISPUTAS ENTRE NACIONALIDADES MÁS CERCANAS
A LA INFLUENCIA RUSA Con la dimisión de Béla Kun en el verano de 1919, se cerraba definitivamente la
fase aguda de las conmociones sociales en el centro y el este ele Europa, más expuestos al «contagio»
soviético.
2. El ascenso de Stalin
Todo ello ocurrió a medida que la secretaria del partido, asumida por Stalin en 1922, se reforzó
apoyándose en una organización férrea, fundada en la rigurosa selección y la fidelidad de los cuadros
intermedios.
Ante la quiebra general de la sociedad civil, seguida por la revolución y la guerra intestina, los dirigentes
del partido en los organismos de base y en las estructuras intermedias eran la columna vertebral del
nuevo régimen. La victoria de Stalin sobre sus opositores se debió, esencialmente, a la adhesión y el
control de esta fuerza que se sentía representada por el secretario del partido y desconfiaba en cambio
de los exponentes más brillantes y más intelectualmente dotados, como Trotski, Zinoviev y Bujarin.
AL PRINCIPIO LA POLI´TCA DE STALIN FUE MÁS CAUTA, TENÍA DOS POSTURAS DIVERGENTES
ENFRENTE TROISKY QUIEN o predicaba la «revolución permanente» y reclamaba rigurosas medidas
contra la reaparición de tendencias capitalistas en el campo, la lucha contra los kulaki y, junto con ella, el
inicio de una política de industrialización. CLARAMENTE TNIA CIERTA DISTANCA CON LE PORGRAMA
NEP En el frente opuesto se había alineado Bujarin que creía posible construir el socialismo en Rusia
mediante un lento y gradual desarrollo fundado en la alianza entre campesinos y obreros, en un proceso
de acumulación capitalista en el campo, llegando de este modo hasta el punto de incitar a los kulaki a
«enriquecerse». Sólo la recuperación de la producción y de la productividad agrícolas podría permitir Un
desarrollo industrial equilibrado y sentar las bases para avanzar hacia el socialismo. La NEP era, por lo
tanto, el mejor camino para desarrollar este proceso.
STALÍN APOYO A BUJARÍN Y EXPULSÓ A TROISKY EN 1924 NO LE COSTÓ MUCHO YA QUE ESTE
DIRIGENTE NO CONTABA CON APOYO POPULAR. TAMBIEN ECHARON A SU ALIADO ZINOVIEV
Los intentos de ampliar la discusión y la protesta fuera del partido se reprimieron con la deportación de
Trotski y luego con su expulsión de la URSS en 1929. Condenado a muerte en los años del gran terror
(1936-1938), fue asesinado en México por un agente soviético el 20 de agosto de 1940.
Siempre se había pensado que la industrialización era una tarea primaria de la revolución bolchevique.
También se trataba de extender la base social del nuevo régimen, que apelando a sus orígenes obreros
proclamaba la dictadura del proletariado. A partir de 1920 se habían preparado planes de reconstrucción
industrial y Lenin habla afirmado:
En 1921 se creó la comisión estatal para la planificación (posplan) para estudiar los planes sectoriales y
anuales.
En 1921 se creó la comisión estatal para la planificación (posplan) para estudiar los planes sectoriales y
anuales. Dentro del partido no se cuestionaba la necesidad de la industrialización. El problema eran los
tiempos y la manera. La decisión se tomó entre 1927 y 1928 y fue adoptada por Stalin, que
probablemente por entonces ya interpretaba la voluntad de la gran mayoría del partido. Imponía el
enfoque del «socialismo en un solo país», muy diferente del gradualismo propuesto por Bujarin. Stalin se
negaba a aguardar a que madurara el desarrollo capitalista en el campo. Si bien rechazaba de Trotski y
de la izquierda la tesis internacionalista de la revolución permanente —que se había mostrado poco
fundada— aceptaba la idea de forzar los tiempos de la industrialización e imponer a los campesinos el
régimen colectivista. Las víctimas de esta decisión fueron en primer lugar Bujarin, que debió renunciar
al proyecto de un desarrollo pacifico y equilibrado, y los kulaki. El costo humano, político y también
económico de la industrialización a marchas forzadas y de la colectivización de la tierra pesó sobre toda
la población rusa. Sin duda, los resultados conseguidos fueron rápidos e imponentes. La planificación fue
un medio técnico absolutamente novedoso: en 1928 se lanzó el primer plan quinquenal.
La primera escaramuza para la liquidación de la NEP ocurrió durante el invierno de 1927- 1928,
cuando Stalin apeló al antiguo sistema de la confiscación para resolver el problema del
abastecimiento de cereales a las ciudades. El episodio aclaró dos puntos: que la NEP no había
logrado estimular económicamente el flujo de los productos agrícolas hacia los mercados
urbanos, y que Stalin, y buena parte del partido con él, no estaba dispuesto a aguardar a que
maduraran las condiciones económicas y prefería actuar por la fuerza para obligar a
los campesinos a entregar los «excedentes». Bujarin y los partidarios de la NEP intentaron
una última resistencia pero, finalmente, tuvieron que ceder.
Junto con la aplicación del primer plan quinquenal, se impartieron las primeras directivas para
la colectivización de la tierra. Se declaró la guerra abierta a los kulaki e invitó a los campesinos
a ingresar en las grandes granjas colectivas, los koljoses. La colectivización era un medio para
controlar directamente la producción, destinada sobre todo al acopio estatal, y luego a
compensar los servicios de los equipos de máquinas y tractores —concebidos para difundir la
mecanización agrícola—, a pagar los insumos para los cultivos (semillas, fertilizantes y todo lo
necesario), y, finalmente, a retribuir a los koljosianos según las jornadas de trabajo prestadas
por cada uno. Junto a los koljoses ya se habían instituido los sovjós, grandes centros
gestionados totalmente por el Estado, que debían funcionar a la manera de grandes complejos
industriales en sectores agrícolas especializados (cultivos de cereales, de algodón o ganadería
y producción de leche y de quesos) y valerse de los medios más modernos.
La colectivización agrícola afectó a más de la mitad de la población soviética y trasformó
radicalmente su sistema de vida.No era posible llevar adelante el plan —sobre todo construir
una industria poderosa— sin orientar hacia ese objetivo todos los recursos del país.
Era una opción despiadada para la que se alegaron motivos ideológicos y, aún más, la razón de
Estado. Stalin lo declaró solemnemente en 1931: «Rusia siempre fue derrotada a causa de su
atraso. Lo fue por los khanes mongoles, por los bajaes turcos, por los panes de Polonia y
Lituania, por los capitalistas anglofranceses, por los barones japoneses, por todos; y esto a
causa de su atraso... Estamos retrasados en cien años respecto a los países más avanzados.
Debemos cubrir esta diferencia. O lo hacemos o nos aplastarán» (M. L. Salvadori).
4. Stalin y el estalinismo
La revolución bolchevique, siguiendo la tradición marxista, se proponía como objetivo superar
el capitalismo, explotador y opresor de la clase obrera, y construir el socialismo mediante la
socialización de los medios de producción, premisa necesaria para una distribución más
equitativa de la riqueza y una realización más libre de la personalidad individual en un conjunto
armónico. De este programa ideal en la Unión Soviética sólo se ejecutó la abolición de la
propiedad privada de los medios de producción; su socialización se convirtió, de hecho, en
nacionalización o estatización. Esta distinción no es suficiente para delinear las características
de una sociedad socialista, según las aspiraciones de quienes vieron en el socialismo el medio
para liberar al hombre de los vínculos de opresión no sólo económica, sino también política. La
estatización de los medios de producción puede conducir directamente, como ha ocurrido en
los países que concretaron el llamado «socialismo real», a un régimen policial y opresivo que
es la misma negación de los ideales del socialismo. Por lo tanto, se puede llegar a la
conclusión de que el estalinismo no es socialismo.
¿STALIN TRAICIONÓ A LENIN Y A LOS BOLCHEVIQUES COMO SEÑALA TROISKY?
ESTAN QUIENES SOSTIENEN QUE FUE EL HEREDERO DE LENNIN Y QUIENES DICEN QUE ES UN
TRAIDOR. CON RESPCTO A ESTOS ULTIMOS,
o subrayan que el partido había asumido un carácter cada vez más totalitario ya bajo la
conducción de Lenin, y que la violencia y la dictadura eran herramientas y condiciones
necesarias para el tipo de régimen que se pensaba construir. La colectivización ya se había
iniciado en 1920, y la NEP se concibió sólo como una pausa limitada, absolutamente
transitoria, que no anulaba los objetivos generales.
aparecen, en cambio, los lazos profundos con una tradición política arraigada en el espíritu
eslavo y, sobre todo, la expresión del atraso ruso. Es innegable que el georgiano Stalin parece
bastante más arraigado en la historia rusa y sensible a la capacidad de movilizar a las masas
inherente a la apelación a los valores patrióticos y nacionales, que sus opositores
bolcheviques, ricos en experiencias internacionales y fieles a la concepción internacionalista
de las organizaciones proletarias.
Por ello, parece más convincente la tesis que conecta al estalinismo con las exigencias de un
proceso de industrialización rápido en una sociedad atrasada. El «socialismo real» y el
estalinismo tomaron fuerza después de la segunda guerra mundial, sobre todo como modelo
de desarrollo de las sociedades atrasadas y posibilidad de abreviar los plazos con una
planificación rigurosa. Más que el régimen político fue la economía planificada la
que se convirtió en materia de exportación hacia los países con estructuras
sociales elementales. Frente a los millones de campesinos sacrificados, al
terror policial, y a todos los sacrificios impuestos a la población, la única
adquisición importante fue dotar a la Unión Soviética de una poderosísima
estructura industrial que la convirtió en la segunda potencia mundial. Lo que
también significa haberla dotado de todas aquellas estructuras, desde la
educación hasta los modernos medios de comunicación, sin las cuales no es
concebible una sociedad industrial avanzada. Stalin realizó esta transformación
mientras el occidente capitalista era castigado por una crisis económica de
proporciones inauditas, que estancó la producción y causó millones de parados. En
comparación por algún tiempo, a muchos pareció que la Unión Soviética señalaba el cansino
hacia el futuro. Muy pronto los problemas se revelaron más complejos y, en estos últimos
años, la caída económica y política y directamente, la disolución de la Unión Soviética como
entidad estatal han puesto el punto final al «socialismo real». Aparecieron con toda claridad la
ineficacia del aparato burocrático para dirigir la economía y la imposibilidad del sistema para
funcionar sin la presión política y policial.
El dramático desarrollo y los resultados, imprevistos por su rapidez, no pudieron, sin embargo,
cambiar la historia. En 1941, Hitler lanzó su poderosa ofensiva contra la Unión Soviética
convencido de que no sería difícil dar cuenta de ella. La dureza de la dictadura de Stalin, las
consecuencias de la gran depuración y la miseria del campo, podían ser motivos válidos para la
caída del régimen soviético bajo los durísimos golpes de un ataque que, en los primeros
meses, penetró profundamente hacia el corazón de Rusia y causó la pérdida de unidades
completas del ejército, de regiones agrícolas y de complejos industriales que se contaban entre
los más ricos del país. Pero la capacidad de resistencia del Ejército Rojo y de la población
sorprendió a muchos y probablemente al mismo dictador, cogido de sorpresa por los
movimientos de Hitler. Sólo después de una Texto. La Edad Contemporánea, 1914-1945. Autor.
Pasquale Villaní UNTREF VIRTUAL | 15 semana, Stalin lanzó un llamamiento al pueblo,
dirigiéndose a sus conciudadanos como a hermanos y hermanas e instándoles a una
resistencia extrema contra los invasores: recordó a los grandes jefes de la historia rusa que
habían defendido los confines de la patria. La tradición nacional se sumaba con pleno derecho
al acervo del socialismo soviético. Había comenzado la «gran guerra patriótica» en la que
Stalin confirmó sus cualidades de despiadada firmeza e irreductible tenacidad, consolidando
su prestigio de jefe absoluto.