Juan Jacobo Roussen
Juan Jacobo Roussen
Juan Jacobo Roussen
Rousseau
También conocido por la castellanización de
su nombre como Juan Jacobo Rousseau
Cuando Rousseau tenía 10 años (1722), su padre, relojero bastante culto, tuvo que exiliarse por
una acusación infundada y su hijo quedó al cuidado de su tío Samuel, aunque ya había tomado de
él un gran amor por la lectura y un sentimiento patriótico de admiración por el gobierno de la
República de Ginebra que Jean-Jacques conservó toda su vida. Con esta familia disfrutó de una
educación que él consideraría ideal, calificando esta época como «la más feliz de su vida», y leyó a
Bossuet, Fontenelle, La Bruyère, Molière y sobre todo a Plutarco, del cual interiorizó importantes
nociones sobre la historia de la Roma republicana; en sus Confesiones, escritas hacia el final de su
vida, dirá que fue este autor su lectura predilecta; también recomendará en su Émile la lectura del
Robinson Crusoe de Daniel Defoe. Junto con su primo, Rousseau fue enviado como pupilo a la casa
del calvinista Lambercier durante dos años (1722-1724).
A los 16 años (1728) empezó a vagabundear y abandonó su ciudad natal. Tras estar peregrinando
un tiempo y desempeñando los oficios más dispares, al borde de entrar en la marginalidad, abjuró
del calvinismo y abrazó el catolicismo, del que más tarde también renegó (más adelante expuso
sus ideas deístas sobre una religión natural en su Profesión de fe del vicario saboyano) y se
estableció en Annecy, siendo tutelado por Madame de Warens, una dama católica ilustrada sin
hijos, trece años mayor que él, que le ayudó en su discontinua educación y en su afición por la
música, y además le fue buscando distintos trabajos. En 1742 presentó un innovador sistema de
notación musical a la Real Academia de las Ciencias de París, con poco fruto (su sistema solo se
interesaba por la melodía y no por la armonía, y además un sistema similar ya había sido
inventado sesenta y cinco años atrás por el monje Souhaitti), y al año siguiente publicó su
Disertación sobre la música moderna (1743), en que criticaba muy duramente la francesa, para él
muy inferior a la italiana.
En 1745 y ya con 33 años, vuelve a París, donde convivió con Thérèse Levasseur, una modista
analfabeta con quien tuvo cinco hijos y a quien convenció para entregarlos al hospicio conforme
fueron naciendo; así hizo en 1746 con el primero. Al principio dijo que carecía de medios para
mantener una familia,2 pero más tarde, en el volumen IX de sus Confesiones, sostuvo haberlo
hecho para apartarlos de la nefasta influencia de su familia política: «Pensar en encomendarlos a
una familia sin educación, para que los educara aún peor, me hacía temblar.
Rousseau se hizo amigo de Denis Diderot en 1742, y más tarde escribió sobre los problemas
románticos de Diderot en sus Confesiones. Durante el período de la Revolución Francesa,
Rousseau fue el más popular de los filósofos entre los miembros jacobinos. Fue enterrado como
héroe nacional en el Panteón de París junto a Voltaire en 1794, 16 años después de su muerte.
Confesiones (1782)
La Botánica (1802)