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Suceciones: Aceptacion Pura y Simple

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TEMA VIII: ACEPTACION PURA Y SIMPLE

Para que los herederos puedan hacerse con la propiedad de los bienes que componen la

herencia del difunto, deben dar antes un paso fundamental: aceptar la herencia.

La aceptación es una declaración por la que el sucesor manifiesta su deseo de

convertirse en heredero del fallecido.

Clasificación

 Aceptación expresa y aceptación tacita

En virtud de lo que establece el artículo 778 del Código civil dominicano, “La

aceptación puede ser expresa o tácita: es expresa, cuando se usa el título o la cualidad de

heredero en un documento público o privado: es tácita, cuando el heredero ejecuta un

acto que supone necesariamente su intención de aceptar, y que no tendría derecho a

realizar sino en su cualidad de sucesor.”

Es de forma tácita, “cuando la aceptación se sobreentiende por la realización de aquellos

actos destinados a tomar posesión de los bienes que nos han sido otorgados (por

ejemplo, si la hija se pone las joyas que le dejó su madre en herencia, se entiende que

las ha aceptado)” (iAbogado).

“Como en la aceptación expresa se requiere un documento, que es la prueba por

excelencia, se hace inequívoca. Por tanto, no necesita explicación” ciprian.

En el caso de la tacita, “la aceptación se va a establecer por un acto jurídico, o sea, un

hecho del heredero que refleje una voluntad o consentimiento jurídico. Con ello se

probará que se aceptó la cualidad de heredero. El acto jurídico puede consistir en pactar

con terceros o con coherederos sobre los derechos sucesorios. […] También una
donación hecha por el heredero, o una renuncia de sus derechos a favor de otro u otros

herederos puede constituir una manifestación tacita de aceptación.” ciprian.

Empero, el artículo 779 del mismo código, “Los actos que sean puramente de

conservación, vigilancia y administración provisional, no son actos de aceptación de la

herencia, si al ejecutarlos no se ha tomado el título o la cualidad del heredero.”

Acto de disposición

Según la (Enciclopedia jurídica) es todo “Acto que implica trasmisión de derechos y

que puede tener por efecto reducir el valor del patrimonio.”

Un acto de disposición puede consistir, en una venta, donación, permuta, en fin

cualquier acto que implique la salida de un bien del patrimonio de la persona.

El artículo 780 del código civil, hace alusión a algunos actos de disposición, que de

hacerse con los bienes de la herencia, constituiría una aceptación tácita de la sucesión, al

decir este: “La donación, venta o traslación que de sus derechos eventuales a la herencia

haga uno de los herederos, bien a un extraño o a todos sus coherederos o a algunos de

ellos, significa de su parte aceptación de la sucesión.”

La renuncia o repudio de la sucesión

“El heredero tiene derecho, a renunciar a la sucesión. Es una de sus opciones. Y cuando

la ejerce se parece mucho a aquel que deja el cuerpo de un amigo fallecido en medio del

desierto, y sin darle sepultura. Los buitres y demás aves de rapiña darán cuenta de los

restos del amigo.

La sucesión repudiada quedará a merced de las embestidas de los acreedores. Cada uno

de ellos tratará de sacar el mayor y mejor partido de esa herencia.


La renuncia de la sucesión no se presume. El heredero debe hacerla de manera expresa

por ante la Secretaría del Tribunal de Primera Instancia del Distrito Judicial donde se

abrió la sucesión. El Secretario dará constancia de ella en el libro especial que lleva para

el registro de las renuncias. Con esto se cubre el requisito de la publicidad. Todos los

interesados, terceros, acreedores y demás herederos, podrán tomar conocimiento sobre

la renuncia de la herencia, consultando ese libro. Así nadie podrá alegar ignorancia.

Los efectos de la renuncia son demoledores. El heredero que renuncia a la herencia, se

considera como si nunca hubiese sido heredero. Por consiguiente, ni se puede

aprovechar de la sucesión ni carga con las obligaciones que genera la herencia.

Solo los demás herederos resultan beneficiados de la renuncia, porque acrece la porción

que les corresponde a los otros. Pero en caso de que no haya más herederos en su mismo

grado, el beneficio caerá a favor de los herederos del grado subsiguiente. Todo

conforme a las disposiciones del artículo 786 del mencionado Código.

La renuncia puede ser revocada. El artículo 790 del Código civil, establece que

“Mientras no haya prescrito el derecho de aceptar, tienen todavía los herederos que

renunciaron, la facultad de hacer suya la sucesión, si no ha sido aceptada ya por otros

herederos; sin perjuicio, se entiende de los derechos que hayan podido adquirir terceras

personas en los bienes de la sucesión, ya sea por prescripción o por contratos

válidamente celebrados con el curador de la sucesión vacante.”

La retractación o anulación de la renuncia puede darse porque el mismo heredero que

renunció la solicite, o porque uno de sus acreedores persiga la nulidad. ciprian”

Aceptación forzosa
Conforme al principio establecido por las disposiciones del artículo 775 del Código

Civil, nadie está obligado a aceptar la sucesión que le corresponde. Este enunciado

persigue proteger y reconocer el principio del libre consentimiento de que deben gozar

las personas.

Sin embargo, el artículo 792 del mismo código, establece que “Los herederos que

hubieren distraído u ocultado efectos pertenecientes a la sucesión, pierden la facultad de

renunciar a ésta: se considerarán como simples herederos, a pesar de su renuncia, sin

poder reclamar parte alguna en los objetos sustraídos u ocultados.”

De manera que el heredero que oculta o distrae deliberadamente bienes de la sucesión,

recibe una triple sanción. Todas de carácter civil. Primero, no puede renunciar a la

sucesión. Se le impone una aceptación forzosa. Segundo, pierde el derecho de recibirla

bajo beneficio de inventario. Y, tercero, no se beneficiará, al momento de la partición de

la sucesión de los efectos que estuvieron fraudulentamente en su poder.

Aceptación pura y simple

Para ciprian “En principio, la aceptación es irrevocable. Pero el heredero que ha

aceptado la sucesión, afectado por uno de los elementos que vician el consentimiento,

puede revocar su decisión. Deberá probar las circunstancias que alega”. El Legislador

fue claro cuando estatuyó en el artículo 783 del referido Código que “El mayor de edad

no puede reclamar contra la aceptación expresa o tácita que hubiese hecho de una

sucesión, sino en el caso en que hubiese aceptado a consecuencia de un dolo practicado

respecto de él; no puede nunca reclamar por causa de lesión, excepto únicamente en el

caso en que la sucesión se hubiese consumido o disminuido en más de la mitad, por la

aparición de un testamento desconocido en el momento de la aceptación.”


El heredero tendrá, conforme a la Ley, veinte años para decidir la opción que tomará.

Eso se infiere del artículo 789 del referido Código, que expresa: “La facultad de aceptar

o repudiar una sucesión, prescribe por el transcurso del tiempo exigido para la más

extensa prescripción de los derechos inmobiliarios”. Lo que remite necesariamente al

artículo 2262 del mismo Código, donde se estatuye que “Todas las acciones, tanto

reales como personales, se prescriben por veinte años, sin que esté obligado el que alega

esta prescripción a presentar ningún título ni que pueda oponérsele la excepción que se

deduce de la mala fe…”

La aceptación pura y simplemente de la sucesión obliga al heredero a responder por el

pasivo de la herencia, sin importar el activo que encuentre. Puede darse el caso de que

las obligaciones de la sucesión sean superiores a los derechos. Esto ocasionará que el

patrimonio particular o propio del heredero quede comprometido con esas deudas.

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