PDF Art 9047 7167
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V Í A L I B R E
MITOS POLACOS
Con este caso internacional queremos aderezar nuestro número sobre los
traumas de la historia. Se trata de la masacre de Jedwabne en 1941, un
caso de índole fratricida que aún arde en la memoria de los polacos.
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rada por el apoyo y la aquiescencia judío e intenta ver la realidad de
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nazis, pero perpetrada por pola- los tiempos de guerra con los ojos
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en Polonia intenta justifi- polaco tiene la obligación de
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car este horrible crimen. ver con los ojos de un ju-
Al contrario: enfrentados a dío para ser capaz de enten-
él, los polacos sienten ahora der el sufrimiento de los judíos.
una pérdida de la inocencia. Y también deberías tratar de ver en
En mi artículo describí la conmo- tu interlocutor polaco a un amigo que
ción de los polacos y la temperatura del está luchando con una historia difícil,
debate. Sabía que estaba tocando el lado no a un antisemita y un prevaricador que
oscuro de nuestra memoria colectiva, pero creí quiere “hacer de la culpa algo complicado”.
que así era como un escritor polaco debía reac- Los polacos no están genéticamente corrom-
cionar frente a la revelación de un crimen de esta pidos por el antisemitismo, ni se rehúsan a mirar la
índole. Cuando obtuve un ejemplar de The New Republic, verdad a los ojos –incluso la más difícil de las verdades.
supuse que tú reaccionarías en forma parecida, con un Pero eso no quiere decir que nos rindamos a las generaliza-
ejercicio de contemplación sobre los aspectos más oscuros de ciones falsas. ¿Fueron los polacos víctimas y verdugos al mismo
la memoria judía. Sin embargo, Leon, en tu réplica (“Righteous” tiempo? ¿Cuáles polacos? ¿Aquellos que murieron en la lucha
[“Justo”], del 9 y 16 de abril), decidiste emplear algunos comen- contra los nazis? ¿O tal vez aquellos que salvaron a judíos,
tarios sobre la “exquisitez moral” que percibiste en mi texto. entre ellos a tu madre? ¿Juzgas a esos polacos responsables
Habré de pasar por alto esta dimensión de nuestra controver- por el crimen de Jedwabne? ¿Los juzgas responsables por los
sia, excepto para recordar la opinión de Spinoza: “Cuando Jan informantes, conocidos en polaco como szmalcownicy? O tal vez
habla sobre Paul, se refleja en Jan y no en Paul.” es precisamente al szmalcownik, y no al héroe de la resistencia
Escribí que no hay una sola familia polaca que no fuera antinazi, a quien tomas por un símbolo de la respuesta polaca
herida por la guerra. Tú le llamas a esto “la típica apología frente a la ocupación alemana. Este juicio, que no me atreve-
polaca”. Pero la verdad, Leon, es que se trata de un simple ría a adjudicarte, sólo podría ser producto de la ignorancia o
hecho polaco. Y aunque esos hechos no deben ser usados para la deshonestidad. Yo veo símbolos en los héroes del levanta-
relativizar el crimen de Jedwabne, conocerlos es un requisito miento del gueto y no en los policías judíos, que servían a los
para entender las relaciones entre polacos y judíos. Durante invasores y que eran a todas luces víctimas y verdugos.
muchos años después de la guerra, los polacos lloraron a sus Tú escribes, Leon, que había muchos más polacos asesinos
compatriotas asesinados sin reconocer que el destino de sus que polacos probos. ¿Cómo hiciste la cuenta? Sí, hubo pola-
vecinos judíos fue incomparablemente más trágico –una trage- cos que durante la ocupación cometieron crímenes contra los
judíos. Pero esos crímenes fueron condenados por el gobierno nación polaca debamos ser acusados colectivamente por estos
polaco en el exilio en Londres, y fueron castigados por la resis- crímenes, cometidos por asesinos específicos. Entiendo, Leon,
tencia polaca. Iré aún más lejos y diré que, entre los miembros que, como estadounidense, tienes el derecho a estar orgulloso
de esta resistencia, también había muchas personas influidas por de Washington, Jefferson y Lincoln, y el derecho a avergonzar-
los estereotipos antisemitas; pero la abrumadora mayoría de los te por la esclavitud, por el exterminio de los nativos americanos,
polacos en la derecha antisemita –a diferencia de sus contrapar- por la segregación racial y por la traición a Polonia en la
tes en Francia, por ejemplo– participaron en la resistencia Conferencia de Yalta. Como judío, tienes el derecho a estar or-
antinazi, y algunas de esas personas salvaron a judíos. Entre gulloso de Moisés, Spinoza y Einstein, y a avergonzarte por los
ellos estaba Zofia Kossak-Szczucka, autora de ese llamado asesinos bolcheviques con nombres judíos, de la masacre de
conmovedor a salvar a los judíos, que cité en el Times. palestinos en Sabra y Chatila, y del asesinato del primer minis-
El llamado publicado por Kossak-Szczucka –sin duda tro Yitzhak Rabin. Tienes el derecho a avergonzarte, pero yo
antisemita en sus comentarios cualitativos, pero heroico en su no tengo el derecho a culparte por estos crímenes. Sin embargo,
ruego– contradice el estereotipo judío de acuerdo con el cual francamente, no sé a qué conduce en realidad este orgullo o
el antisemitismo equivale al exterminio. Por eso, Leon, no esta vergüenza. Después de todo, esta clase de comprensión
encontraste nada en Kossak-Szczucka excepto veneno antise- lleva a preguntas absurdas. ¿Es por Lincoln o por Spinoza
mita. Por mi parte, encontré en su llamado la evidencia de un que te sientes mejor que yo, que sólo tengo bajo la manga a
heroísmo del más alto rango. Durante años, día tras día, esta Copérnico, Mickiewicz y Chopin? ¿Sientes una carga moral
escritora católica y prisionera de Auschwitz arriesgó su vida menor por los linchamientos de los bandidos del Ku Klux Klan
salvando judíos –gente que no conocía y que no le era particu- a la que siente un polaco promedio por Jedwabne? ¿Sientes la
larmente grata– en medio de una situación en la que las necesidad de disculparte ante los polacos por Yalta? ¿O ante
ejecuciones públicas y el temor por la seguridad de la propia los cristianos por la crucifixión de Jesús?
familia paralizaban a casi todo el mundo. Una actitud como és- Seamos serios. Tanto tú como yo somos responsables por
ta no merece desdén, sino respeto. Y el respeto es la condición nosotros mismos, por nuestras acciones, por los que son cer-
básica, elemental para una conversación honesta entre judíos canos a nosotros, con quienes nos identificamos. Así es que
y polacos sobre la verdad y la reconciliación. Me gustaría ser acepto con entusiasmo la responsabilidad por tus pecados, pues
de alguna ayuda para una conversación tal, me gustaría te he elegido como amigo mío. Pero no me siento identificado
ayudar a romper tanto los estereotipos polacos como los en lo absoluto con los asesinos de Jedwabne, tal y como tú no
judíos. Siento que es mi responsabilidad hacerlo. sientes ningún lazo con los szmalcownicy judíos de la Gestapo
Sin embargo, no creo en ninguna responsabilidad colecti- que denunciaron a mis familiares. Ésas son las razones por las
va, excepto si ésta es moral. Lo que quiero decir es que puedo que escribo “con cuidado” y “sopesando las palabras”. Polonia
culparme por los actos de otros, pero no daría a nadie más está rezando el kaddish sobre las tumbas de los asesinados. Y el
el derecho de culparme por esos mismos actos. Por eso no me kaddish se dice con solemne dignidad, y no con un lamento.
siento culpable ni por los crímenes de los asesinos de Jedwabne, Tuyo, con afectuosos saludos,
ni por los crímenes de los comunistas de linaje judío (en rea- Adam
lidad por estos últimos me siento algo más responsable, si bien
por razones meramente personales). Mi sentido de la respon- Querido Adam:
sabilidad moral me ha vuelto renuente a la idea de imponer Cuando te enfrentaste a las revelaciones de Jan Gross sobre el
culpas colectivas sobre cualquier otra comunidad. Tú escribis- horror en Jedwabne, estabas en lo correcto al explorar “el lado
te, Leon: “Los individuos pertenecen a grupos, y el que estén oscuro de la memoria colectiva polaca”; estabas en lo correcto
moralmente involucrados con sus grupos, que son agentes y estabas siendo intrépido, en el contexto caldeado por el de-
morales también, resulta en un costo o un beneficio que les bate en Polonia. Pero, ¿por qué asumiste que yo “reaccionaría
incumbe […] No me siento herido cuando se me pregunta en forma similar, con un ejercicio de contemplación sobre los
sobre las fechorías de los judíos o las fechorías de los estadou- aspectos más oscuros de la memoria judía”? En el verano de 1941,
nidenses, porque he elegido que se me conozca como judío los judíos de Jedwabne no hicieron otra cosa que morir. No acep-
y como estadounidense […] No podría permitirme sentir to que los acontecimientos de Jedwabne merezcan provocar nin-
orgullo por los logros de mi pueblo y mi país si no me exigiera gún autoexamen judío especial. Esto, te lo aseguro, no se debe
sentir vergüenza por las perfidias de mi pueblo y de mi país a que los judíos no tengan nada que reprocharse en el mundo.
[…]” Y luego agregas: “Dudo que Michnik no esté de acuerdo No es la solidaridad con mis hermanos lo que me impide estar
con lo que acabo de escribir.” de acuerdo contigo. Al contrario. Creo que la solidaridad es
Claro que estoy de acuerdo contigo, pero este acuerdo no a veces un impedimento para una vida honesta y decente. No,
nos lleva a ningún lado. Claro que siento dolor y vergüenza insisto sobre la asimetría de este ajuste de cuentas debido a mi
por la masacre de Jedwabne y por otros crímenes polacos. Pero comprensión general del prejuicio y la opresión. Si deseas
nunca estaré de acuerdo en que yo, mis amigos polacos y la entender el antisemitismo, no estudies a los judíos. Estudia a los
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mente somos morbosos. Pero ¿“un triunfalismo del dolor”?
Eso también es un estereotipo sobre los judíos, con Rabbi
Klenicki o sin él. En estos días, es el estereotipo “avanzado”,
el estereotipo preferido de ciertos críticos de la cultura judía
contemporánea. Yo mismo solía abrigarlo. Pues la prominen-
cia del Holocausto en la identidad judía es evidente, y es
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desafortunada. Sin embargo, también es comprensible: ¿cómo
podría una catástrofe de esa envergadura no abrumar a una
comunidad, no dejarla estupefacta, no romper su corazón,
no amargar sus expectativas de vida, no fijarla por lo menos
durante una generación en la pena, el enojo y el miedo? Yo
también deploro que la cultura judía se haya vuelto cada vez
más una cultura de conmemoración, pero yo también tengo
algo que conmemorar. (Recuerda, soy un hijo de Drohobycz
y Stryj.) Te diré esto: nunca he conocido a un judío que
“decidiera que sólo la tragedia judía es digna de preservarse
en la conciencia general”. La insinuación no es digna de ti.
(Cuando luchabas por acabar con la tragedia del comunismo,
¿tuviste alguna dificultad en hallar aliados judíos?) Tras la
aniquilación casi completa de los judíos europeos, no es el espec-
tro del triunfalismo lo que los judíos deben expulsar de entre
ellos, es el espectro del derrotismo. Los judíos deben idear una
forma de honrar lo que saben del mundo sin ser arruinados
por lo que saben sobre el mundo. ¿Deberían olvidar lo que sa-
ben sobre el mundo para ser exculpados de un “triunfalismo
del dolor”?
No me considero en ningún sentido “mejor” que tú. Además,
no te consideré, ni un solo momento, como “un antisemita”.
Además, no fui sarcástico cuando te atribuí una exquisitez
moral: hay peores vicios, y en otras circunstancias has hecho
de ello una virtud. Además, los judíos no crucificaron a Jesús.
Por lo que respecta a tu aceptación de la responsabilidad por
mis pecados: te advierto, amigo mío, es una responsabilidad
demasiado terrible para que tú la soportes.
Con afecto,
Leon. ~
– Traducción de Marianela Santoveña
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