Daniel 8
Daniel 8
Daniel 8
macho cabrío
El octavo capítulo de Daniel presenta una visión
asombrosa de un carnero y un macho cabrío. ¿Qué
representaba esta visión, y es relevante para nosotros
hoy en día?
La visión registrada en Daniel 8 vino al profeta en el tercer año del reinado del rey
Belsasar de Babilonia (553-554 a.C.). Esto fue sólo dos años después de la visión de
Daniel de cuatro bestias y un cuerno pequeño que se menciona en Daniel 7. Como
en el caso de la visión anterior, Daniel no entendía completamente el significado de
lo que estaba viendo (Daniel 7:19, 28). Esta visión concluye con Daniel diciendo:
“pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía” (Daniel 8:27).
En realidad a Daniel, el significado de una parte de esta visión le fue revelado (Daniel
8:20), pero algo de esto aparentemente no le quedó claro. Los detalles precisos del
futuro que la visión predijo no parecían tener sentido para él en su generación.
Hoy podemos entender la visión perfectamente, ya que Dios nos la ha revelado de
tres maneras: (1) a través del arcángel Gabriel hablando a Daniel, (2) a través de otras
profecías que hablan del mismo tema y (3) a través del cumplimiento histórico.
Daniel 8:3-4 describe un carnero con dos cuernos. Curiosamente, un cuerno creció
más alto que el otro. En el versículo 20 el arcángel Gabriel le dice a Daniel que el
carnero con dos cuernos representa a los “reyes de Media y Persia”. Históricamente,
Persia representaba el cuerno “superior”, ya que era el poder dominante del Imperio
Medo-Persa.
En Daniel 8:5-7 un macho cabrío con un cuerno grande entre sus ojos se levanta
repentinamente del oeste y rompe ambos cuernos del carnero. El ángel Gabriel le
dice a Daniel que este macho cabrío representa el reino de Grecia y que su cuerno
grande es su primer rey, que la historia mostraría posteriormente era Alejandro
Magno (Daniel 8:21). Después de más de 200 años de gobierno, el Imperio Medo-
Persa llegó a su fin en el año 331 a.C.
Esta profecía de un macho cabrío, que representa el mismo reino que la tercera
bestia de Daniel 7, da un giro inusual en el versículo 8. El gran cuerno que se quiebra
representa la muerte prematura de Alejandro a la temprana edad de 33 años. Poco
después de conquistar todas las tierras desde Grecia hasta la India, Alejandro murió.
Su reino fue dividido en cuatro reinos más débiles (Daniel 8:8, 22).
Históricamente, las cuatro divisiones fueron (1) Grecia y Macedonia, gobernadas por
Casandro; (2) Asia Menor, gobernada por Lisímaco; (3) Egipto y Palestina, gobernada
por Tolomeo Soter; y (4) Siria, Babilonia y el este de la India, gobernada por Seleuco
Nicador. El resto de la profecía se centra en un evento que se cumplió una vez antes
de la primera venida de Jesucristo y que se repetirá en una escala mucho mayor
antes de su segunda venida, también descrita en nuestro artículo sobre la
“Abominación desoladora”.
Este “cuerno pequeño” de Daniel 8:9 haría cosas increíblemente malas al pueblo
judío y al sitio del templo en Jerusalén (Daniel 11:29-31). Este “cuerno pequeño”
resultaría ser Antíoco IV Epífanes del Imperio Seléucida, también llamado “el rey del
Norte”.
Los versículos que describen esta abominación (Daniel 8:9-14) tienen un significado
dual. Por ejemplo, el versículo 11 dice: “Aun se engrandeció contra el príncipe de los
ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue
echado por tierra”. El versículo 25 añade: “y se levantará contra el Príncipe de los
príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana”. El “Príncipe” en
ambos versículos es Jesucristo. Antiguamente, Antíoco IV cumplió la primera
abominación. En el tiempo del fin uno que será una especie de “cuerno pequeño” del
versículo 9 seguirá los pasos de Antíoco (2 Tesalonicenses 2:4). Esto último será en
realidad el cumplimiento del “cuerno pequeño” de Daniel 7:8.
El apóstol Pablo entendió de Daniel 8, 11 y 12 que tal individuo también vendría antes
del regreso de Cristo (Expositor, Vol. 7, p.136, comentario sobre 2 Tesalonicenses 2:4-
12).
En la visión Daniel vio que los sacrificios diarios tendrían la oposición por parte del
“cuerno pequeño”, y se le dijo que esta oposición duraría “2.300 días”, que serían
2.300 tardes y mañanas (margen central) antes de ser limpiado (Daniel 8:12-14). Las
tardes y las mañanas representan los sacrificios de la tarde y la mañana, un total de
1.150 días antes de que el templo fuera limpiado.
El historiador judío Josefo escribe: “El día veinticinco del mes de Casleu [Kislev], que
los macedonios llaman Apeleo, encendieron las lámparas que estaban en el
candelero y ofrecieron incienso sobre el altar [de incienso]... Y así fue que estas cosas
se hicieron en el mismo día en que su culto divino había caído, y fue reducido a un
uso profano y común, después de tres años; porque así fue como el templo fue
desolado por Antíoco, y así continuó por tres años” (Antigüedades de los
judíos, 12:7:6).
Los 1.150 días son 70 días más que tres años proféticos (360 x 3 = 1.080). Determinar
el comienzo y la conclusión precisos de este lapso de tiempo ha resultado difícil. Los
1.150 días pueden aplicarse sólo a la primera abominación, o también pueden tener
un cumplimiento en la abominación del tiempo del fin.
Hablando de este perseguidor del tiempo del fin, Daniel 8:25 anota: “y se levantará
contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano
humana”. Esto es muy similar a la interpretación del sueño de Nabucodonosor,
donde Cristo, “la piedra [que] fue cortada del monte sin manos”, destruye el último
reino y la abominación que habrá causado (Daniel 2:44-45).
El único capítulo de la Biblia donde se menciona al “rey del sur” es el mismo que
contiene la profecía bíblica más detallada: Daniel 11. Lo primero que se dice de este
rey es que “se hará fuerte” y “su dominio será grande” (v. 5).
Pero, ¿quién era este rey exactamente? ¿Y quién será el rey del sur “al cabo del
tiempo”, como dice el versículo 40? Para saberlo necesitamos estudiar un poco más
el contexto.
Uno de los puntos a considerar tiene que ver con las circunstancias en que esta
profecía fue revelada. Daniel la recibió “En el año tercero de Ciro rey de Persia”
(Daniel 10:1), que según The Expositor’s Bible Commentary [Comentario bíblico del
expositor], corresponde al año 537 o 536 a.C. La profecía comienza por describir el
futuro de los imperios griego y persa de aquél tiempo (vv. 2-4) y abarca gran parte de
la historia hasta llegar “al cabo del tiempo” (v. 40).
Otra cosa que debemos entender es por qué se le llama “rey del sur”. ¿Al sur de qué?
La respuesta está en la razón por la cual fue dada esta profecía: “para hacerte saber lo
que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días ”
(Daniel 10:14; énfasis añadido).
En otras palabras, su propósito era revelar tanto a Daniel como a nosotros, el futuro
del pueblo judío (el pueblo de Daniel) luego de la muerte del profeta. Por lo tanto,
las referencias geográficas de la profecía —como “sur” y “norte”— están dadas desde
el punto de vista judío y la referencia es en cuanto a Jerusalén, antigua capital del
reino de Judá. Entonces, el “rey del sur” tiene ese nombre por estar ubicado al sur de
Jerusalén. (Daniel 11:6 también menciona a un “rey del norte”. Puede encontrar más
información sobre este líder en el artículo “El rey del norte”.)
Con esto en mente, analicemos quién era el “rey del sur” de Daniel 11:5.
Como hemos mencionado, los versículos del 2 al 4 revelaron lo que sucedería en los
imperios griego y persa. El versículo 4, por ejemplo, describe específicamente la
división del imperio griego tras la muerte de Alejandro Magno en el año 323 a.C.
Uno de los gobiernos resultantes de esta división se situó en Egipto (al sur de
Jerusalén), cuyo líder es el “rey del sur” de Daniel 11:5. Los gobernantes de este reino
son conocidos como “ptolomeos”.
¿Qué importancia tenían los ptolomeos y seleúcidas? Para los judíos, mucha. . Por
estar uno al norte y otro al sur de Jerusalén, todo lo que estos imperios hiciesen
afectaría a los habitantes de la ciudad. De hecho, Jerusalén fue invadida y afectada
muchas veces por las peleas y decisiones de estos reinos. Daniel 11:5-31 da más
detalles de los encuentros entre ptolomeos (el “rey del sur”) y seleúcidas (el “rey del
norte).
Más adelante, los versículos 32-39 describen los intentos de resistencia de una
familia judía conocida como los “macabeos” contra el “rey del norte”, que pasó a
llamarse “imperio romano” tras la victoria de Roma sobre Siria seleúcida en el año 65
a.C. Vale mencionar que, poco después, Roma también venció a Egipto (30 a.C.) y se
convirtió en el principal gobernante de los territorios al norte y sur de Jerusalén. Si
desea una explicación más detallada de estos versículos, le invitamos a leer el
artículo “El rey del norte”.
Luego, la profecía de Daniel omite cerca de 2.000 años de historia que van desde el
tiempo de los macabeos hasta la aparición del “rey del sur” en el tiempo del fin (v.
40). Durante todo ese lapso no había una nación Judía como tal en el Medio Oriente.
Actualmente, tras la creación del Estado de Israel en el Medio Oriente (1948), “el rey
del norte” y “el rey del sur” han vuelto a cobrar importancia para el pueblo judío.
Pero, ¿cuál será la nación o grupo de naciones que cumpla el rol de “rey del sur” en el
tiempo del fin? La historia del Medio Oriente parece sugerir un buen candidato; y
todo comienza con el patriarca Abraham.
Por alguna razón, Dios decidió que la mayor parte de las bendiciones de Abraham
fueran traspasadas a Jacob y sus 12 hijos (Malaquías 1:2; Romanos 9:13), padres de las
12 tribus de Israel.
Historia árabe
Al acercarse el tiempo del fin del que habla Daniel 11:40, habrá algo que unifique al
mundo árabe para “confabular” contra Israel (Salmos 83:4-5) o permita el
surgimiento de una poderosa nación árabe que cumplirá la profecía del ataque del
“rey del sur” al “rey del norte”. Este enfrentamiento podría estallar por diversas
causas que abarcan desde el trato hacia los musulmanes hasta el petróleo o algún
desacuerdo económico.
Si desea saber más acerca del conflicto que tendrá lugar en esta parte del mundo
antes de que Cristo regrese, le invitamos a explorar la sección “El Medio Oriente en
la profecía”.
El rey del norte
El profeta Daniel menciona a un “rey del norte” que
intervendrá en el Medio Oriente antes de que Cristo
regrese. ¿Quién es y cuál será su papel?
Daniel 11:40 nos habla de un ataque que el “rey del sur” hará al “rey del norte” “al
cabo del tiempo”. El momento al que esta profecía se refiere es bastante claro: el
tiempo del fin. Pero la identidad de estos reyes resulta un poco más difícil de
comprender; para hacerlo, debemos primero analizar el contexto de la profecía de
Daniel 11.
Otro aspecto importante de esta profecía tiene que ver con lo que dijo el ángel que
explicó la visión a Daniel: “He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu
pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días” (Daniel 10:14; énfasis
añadido).
Dado que el enfoque de la profecía es el futuro del pueblo judío (Daniel 10:14), el
“norte” y el “sur” de Daniel 11 deben entenderse en referencia a Jerusalén. Luego
basta hacer un paralelo entre la historia de este territorio y la profecía de Daniel 11
para comprender el significado de los detalles que parezcan confusos.
Los dos grandes imperios que se ubicaron al norte y sur de Jerusalén tras la muerte
de Alejandro Magno fueron: Egipto al sur (liderado por los “ptolomeos”) y Siria al
norte (cuyos reyes se conocían como “seleúcidas” o “antíocos”).
Daniel 11:5-31 profetiza la historia de los enfrentamientos entre estos pueblos. Y más
adelante la profecía parece referirse a los macabeos, una familia judía que lideró la
resistencia ante los intentos de Antíoco y sus sucesores de imponerles costumbres
griegas paganas (vv. 32-39).
Según algunas personas, “el tiempo determinado” del que habla el versículo 35 se
refiere al momento previo al regreso de Cristo. Pero, aunque podría ser así, también
existe la posibilidad de que se refiera al fin del tiempo de prueba para los macabeos.
O, por supuesto, también podría ser una referencia dual al tiempo de los macabeos y
otro mucho más lejano.
De hecho, los versículos 35-39 no sólo parecen describir algunas de las cosas que
Antíoco hizo durante la época de los macabeos, sino que además profetizan el curso
de acción de la bestia que existirá poco antes de que Cristo regrese.
Cambios históricos
En realidad, no fue sino hasta la creación del Estado de Israel en 1948 que el “rey del
norte” y el “rey del sur” volvieron a cobrar importancia para la historia de los judíos
viviendo en la tierra santa.
Aquí es importante recalcar que los habitantes del Estado de Israel son en su
mayoría judíos. Es decir, son descendientes sólo del patriarca Judá, uno de los 12
hermanos cuyos descendientes en conjunto se denominan “israelitas”. Existen otras
profecías para los descendientes de los demás hermanos, pero ya que Israel actual
está poblado principalmente por judíos y no el resto de los israelitas, esta es solo
para los judíos. Para más detalles, consulte “Las 12 tribus de Israel”.
Con estos datos en mente, analicemos el resto de la profecía que va desde Daniel
11:40 en adelante.
“Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se
levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas
naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará. Entrará a la tierra gloriosa, y
muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la
mayoría de los hijos de Amón” (Daniel 11:40-41).
Como vemos, el “rey del norte” —que aparentemente será representado por una
resurrección del imperio romano (el cuarto reino mencionado en Daniel 2, Daniel 7 y
Apocalipsis 17)— contraatacará al “rey del sur” con éxito. Y en el proceso entrará en
la “tierra gloriosa” (tierra santa) “Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de
todas las cosas preciosas de Egipto” (vv. 41-43).
En cuanto a la identidad del “rey del sur”, el reino de los ptolomeos egipcios
desapareció hace mucho tiempo. Pero todo parece indicar que eventualmente Egipto
resurgirá para convertirse en el “rey del sur” o se aliará al grupo de naciones que
representará esta fuerza en el tiempo previo al retorno de Cristo (v. 43). Si desea más
detalles sobre esto, le invitamos a leer los artículos “El rey del sur” y “Egipto en la
Biblia”.
¿Cuál será la causa del ataque del “rey del sur” al “rey del norte” que iniciará este
conflicto del tiempo del fin? Tal vez algún desacuerdo económico, o el mal trato de
los europeos hacia los musulmanes; o tal vez una disputa religiosa por la
intervención del “rey del norte” en el Medio Oriente.
Cualquiera sea la causa o causas del enfrentamiento entre estos “reyes”, las profecías
del libro de Zacarías indican que el punto focal del conflicto que se va a desatar antes
de la venida de Cristo, será Jerusalén. Como dijo Dios al profeta, “He aquí yo pongo a
Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en
el sitio contra Jerusalén. Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a
todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas
las naciones de la tierra se juntarán contra ella” (Zacarías 12:2-3).
La frase “copa que hará temblar” parece referirse a la confusión de los países
involucrados en cuanto a la forma de resolver el conflicto, causada probablemente
por sentimientos de aversión o la complejidad de la situación en sí. Como vemos, la
histórica ciudad de Jerusalén (“piedra pesada a todos los pueblos”) está destinada a
convertirse en el centro de muchos problemas, cuya incidencia sobrepasará sus
fronteras.
Y todo el que intente encontrar una solución pagará el precio. Si desea saber más
sobre el actual conflicto en el Medio Oriente, le invitamos a leer “El conflicto en el
Medio Oriente”.
Aunque la rivalidad que existe en torno a Jerusalén puede ser o no la chispa que
encenderá la guerra entre el “rey del norte” y el “rey del sur” en el tiempo del fin,
Dios ha revelado a través del profeta Zacarías que eventualmente el mundo entero se
verá involucrado en un conflicto cuyo punto focal será la capital de Israel. “He aquí,
el día de el Eterno viene...Porque yo [Dios] reuniré a todas las naciones para
combatir contra Jerusalén” (Zacarías 14:1-2).
Luego “saldrá el Eterno y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la
batalla. (Zacarías 14:3). Y tras ganar esta batalla y eliminar por completo toda
oposición, Dios finalmente establecerá Su reino en la tierra.
Si desea saber más acerca de cómo llegar a ser parte del reino que Cristo instaurará,
no dude en explorar la sección de “Cambio” de nuestro sitio web.