David Livingstone
David Livingstone
David Livingstone
Con tres palabras memorables, "Dr. Livingstone, supongo", Palabras que el periodista Henry
Morton Stanley ensayó de antemano, David Livingstone se volvió inmortal. Stanley se quedó con
Livingstone durante cinco meses y luego se fue a Inglaterra para escribir su éxito de ventas, How I Found Livingstone.
Livingstone, mientras tanto, se perdió de nuevo en una zona inhóspita. Un año y medio más tarde, murió en una
choza de barro, arrodillado en oración junto a su cama.
A los 25 años, Livingstone quedó cau?vado por un llamado dirigido a médicos misioneros a China, así que se matriculó
en una escuela de medicina en Glasgow y finalmente se postuló en la Sociedad Misionera de Londres. Debido a que
carecía de credenciales teológicas, no fue aceptado al principio. Para cuando fue aceptado, la Guerra del Opio (1839-1860)
había estallado en China, y no era aconsejable enviar misioneros allí. Poco después, Livingstone conoció a Robert
Moffat (1795-1883), quien fue pionero en una misión en el sur de África. Livingstone puso su mirada en ese con?nente y luego
de recibir su Utulo en medicina se unió al equipo de Moffat en 1841.
Luego de dos años de aprendizaje junto a Moffat, par?ó para Mabotsa, trescientos kilómetros ?erra adentro, donde fundó
una misión junto a su esposa Mary, hija de Moffat. Pero allí tuvo dificultades con otro misionero, así que decidió ir más lejos,
hasta la aldea de Chonuana donde estuvo tres años y bau?zó al jefe de la tribu. Pero debido a una sequía, la tribu tuvo que
desplazarse y Livingstone y su familia también. Después de moverse por varias zonas, Livingstone decidió que su familia
regresara a Inglaterra desde Ciudad del Cabo mientras él se internaba al interior de África. A par?r de entonces se
iniciaron las famosas expediciones de Livingstone.
Su meta era abrir un "Camino Misionero" o "Carretera de Dios", que tenía el obje?vo de llevar el "cris?anismo y la
civilización" a los pueblos no alcanzados.
Un misionero inconforme
Pero Livingstone se resisUa a las polí?cas de misiones "conservadoras". El patrón era ir a un pueblo a la vez, ganar conversos,
construir una iglesia y seguir adelante solo cuando esa iglesia estuviera bien establecida. Pero era un proceso demasiado lento
para Livingstone. Él veía que las condiciones eran malas para la evangelización en África. La ignorancia de la cultura africana,
combinada con las agrias experiencias de los africanos con los comerciantes de esclavos, creaba una gran resistencia para el
evangelismo.
¿Por qué no infiltrarse en el interior de manera posi?va, ayudar a los africanos a desarrollar su propio comercio y aprender sobre
sus costumbres? Esto podría no construir iglesias a corto plazo, pero podría crear condiciones que serían más favorables para
la evangelización futura.
Livingstone tenía poca paciencia con las ac?tudes de los misioneros que habían absorbido "la mentalidad colonial" con respecto
a los na?vos. Cuando Livingstone habló en contra de la intolerancia racial, los afrikaners, un grupo de colonos europeos blancos,
intentaron expulsarlo, quemando su estación y robando sus animales.
También tuvo problemas con la Sociedad Misionera de Londres, quien sin?ó que sus exploraciones lo estaban distrayendo de su
trabajo misionero. Sin embargo, a lo largo de su vida, Livingstone siempre se consideró a sí mismo principalmente como un
misionero.
En un viaje épico de tres años desde el Océano Atlán?co hasta el Océano Índico, Livingstone exploró el río Zambezi de 1.700
millas de largo, descubriendo en el proceso las Cataratas Victoria. Desde allí navegó hacia Gran Bretaña, donde fue recibido como
un héroe. La exploración de territorios inexplorados era muy aclamada en aquellos días. La Real Sociedad Geográfica le concedió
los más altos honores. Visitó varias universidades para hablar sobre sus experiencias inspirando en el proceso a muchos
estudiantes a conver?rse en misioneros en África. El relato de sus viajes, Missionary Travels, escrito en 1857, fue un éxito de ventas.
"Traído por manos fieles sobre Lerra y mar", dice su lápida, "David Livingstone: misionero, viajero
y filántropo. Durante 30 años pasó su vida en un esfuerzo incansable por evangelizar a las razas
naLvas, explorar los secretos por descubrir y abolir la trata de esclavos".