Consejos Prácticos de La Pastoral de La Consolación
Consejos Prácticos de La Pastoral de La Consolación
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387 - 5374002
Fe de la Iglesia Católica
Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una
persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del Maligno y sustraída a su
dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cf Mc 1,25-26; etc.), de Él tiene la
Iglesia el poder y el oficio de exorcizar (cf Mc 3,15; 6,7.13; 16,17). En forma simple, el
exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne llamado «el
gran exorcismo» sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del
obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las
reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar
del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su
Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado
pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante, asegurarse , antes de celebrar
el exorcismo, de que se trata de un presencia del Maligno y no de una enfermedad (cf.
CIC can. 1172).LA LUCHA DE JESÚS EN SU VIDA TERRENA CONTRA SATÁN ESTÁ TAN CLARA
EN LA SAGRADA ESCRITURA QUE SOLO UN NECIO PUEDE NEGARLO. Y SUS EXPULSIONES DEL
DEMONIO DE LAS PERSONAS.
CONSEJOS PRÁCTICOS
DE LA PASTORAL DE LA
CONSOLACIÓN
QUEREMOS COLABORAR, ACOMPAÑAR CON EL PROCESO ESPIRITUAL
LO FUNDAMENTAL EN ESTE CAMINO, ES COMPRENDER QUE EL ÚNICO REMEDIO
PARA TUS MALES Y PROBLEMAS, ES QUE EL REINO DE DIOS PENETRE EN TU
CORAZÓN.
NECESITAMOS TU COMPROMISO Y COLABORACIÓN
DIOS TE CREÓ LIBRE Y RESPETA TUS ELECCIONES, Y SÓLO PODRÁ LIBRARTE DEL
MAL, SI VOS LO DEJAS ENTAR EN TU VIDA CON TOTAL ENTREGA. DIOS PERMITE LAS
CRUCES EN ESTE MUNDO, SOLAMENTE PARA EL BIEN DE NUESTRAS ALMAS.
EL GRAN DESAFÍO ES DEJARSE GUIAR SIN CONDICIONAMIENTOS, OLVIDÁNDOSE
DEL MAL Y CONCENTRÁNDOSE SÓLO EN ÉL
1 - ES NECESARIO QUE TE CONVENZAS QUE SIN CAMBIO
DE VIDA, NO ES POSIBLE ATRAVESAR NINGÚN PROCESO
DE LIBERARCIÓN
Tu oración es necesaria para ser liberado y te llena del amor de Dios. Sin ella, el
efecto de las oraciones del sacerdote y su equipo, se reduce.
Te sugerimos hacer, para cada día, un plan concreto de oración, con un horario y un
tiempo prefijado. Tal vez haya alguien de tu entorno más cercano que quiera
acompañarte en esta entrega:
a) Leer cinco minutos el Evangelio y meditarlo con el corazón:
La Biblia es la medicina del alma. Con ella no necesitas leer libros dudosos, ni buscar
consejos aquí o allá. La Palabra de Dios hace que nuestra oración sea más perfecta,
pues pedimos con las mismas palabras divinas. Cada versículo de la Biblia es obra de
Dios. En sus líneas sagradas encontrarás un tesoro para pedir, alabar, o agradecer.
b) Participar de la Santa Misa y comulgar:
La Santa Misa es el lugar predilecto de encuentro con el Señor. Allí donde esta
Dios no hay tinieblas, y no existe mejor medicina contra el mal que la Eucaristía.
La Eucaristía es Dios viviente y vivificador.
Si experimentas que te cuesta estar en Misa, o te sentís mal, te animamos a que
resistas. Para librarnos del mal hay que luchar, hay que resistir, y a veces
esforzarse hasta el heroísmo. Si tu malestar persiste, es conveniente que lo
comentes con el sacerdote designado, para que pueda orientarte.
c) Rezar el Rosario, meditando lo que se dice:
Oramos para conocer más a Dios. Conocemos más a Dios para amarle más.
La oración es un medio, el fin es el amor a Dios y a los demás.
Si sentís que no podes rezar porque alguna fuerza te lo impide, reza al menos
con los labios aunque tu mente se disperse. La vida espiritual se fortalece
bajo la benéfica y celestial influencia de la Eucaristía, la Palabra y la Virgen
María.
d) Te recomendamos acompañar las oraciones con agua
bendita, imágenes y objetos bendecidos que te recuerden que
Dios está cerca.
PUEDE SER:
1) ORDINARIA:
Que se dirige a todos los hombres: la de tentarlos para el mal.
2) EXTRAODINARIA:
La que Dios permite sólo en determinados casos.
ACCIÓN EXTRAORDINARIA
Cat.Ig.C 1667 "La Santa Madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son
signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se
expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por
ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se
santifican las diversas circunstancias de la vida" (SC 60; CIC can 1166; CCEO can 867).
Cat.Ig.C 1671 Entre los sacramentales figuran en primer lugar las bendiciones (de
personas, de la mesa, de objetos, de lugares). Toda bendición es alabanza de Dios y
oración para obtener sus dones. En Cristo, los cristianos son bendecidos por Dios Padre
"con toda clase de bendiciones espirituales" (Ef 1,3). Por eso la Iglesia da la bendición
invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz de
Cristo.
Cat.Ig.C. 1673 Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de
Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del
Maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cf Mc 1,25-
26; etc.), de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar (cf Mc 3,15; 6,7.13;
16,17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El
exorcismo solemne llamado «el gran exorcismo» sólo puede ser practicado por un
sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con
prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El
exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a
la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las
enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica.
Por tanto, es importante, asegurarse , antes de celebrar el exorcismo, de que se trata
de un presencia del Maligno y no de una enfermedad (cf. CIC can. 1172).
Cat.Ig.C.1674 Además de la liturgia sacramental y de los sacramentales, la
catequesis debe tener en cuenta las formas de piedad de los fieles y de
religiosidad popular. El sentido religioso del pueblo cristiano ha
encontrado, en todo tiempo, su expresión en formas variadas de piedad
en torno a la vida sacramental de la Iglesia: tales como la veneración de
las reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las procesiones, el
vía crucis, las danzas religiosas, el rosario, las medallas, etc. (cf Concilio de
Nicea II: DS 601;603; Concilio de Trento: DS 1822).
AGUA, ACEITE, SAL
SAL EXORCIZADA: Para proteger los lugares contra las influencias o las presencias
maléficas.