Sentencia C 949
Sentencia C 949
Sentencia C 949
CONTRATACION ADMINISTRATIVA-Capacidad
2
CONTRATACION ADMINISTRATIVA-Capacidad contractual de
entidades sin personería jurídica
La única diferencia entre las dos figuras radica en que en la unión temporal la
imposición de sanciones por incumplimiento de las obligaciones derivadas de
la propuesta o del contrato, se individualiza en cabeza de los integrantes de
aquélla, según el grado de participación de cada uno de ellos en la ejecución
de tales obligaciones, mientras que en el consorcio no se da dicha
individualización y responderán por tanto solidariamente todos los miembros
del consorcio frente a las correspondientes sanciones.
3
CONTRATACION ADMINISTRATIVA-Terminación del objeto por
renuncia del contratista a continuidad de ejecución por modificación
unilateral
CONTRATACION ADMINISTRATIVA-Caducidad
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del legislador; en segundo término, la decisión de exonerar a dichos entes
procede “ siempre y cuando el objeto, cuantía y modalidad de los mismos, así
como las características específicas de la organización de que se trate, lo
justifiquen”, con lo cual se establece un parámetro material al ejercicio de esta
competencia; y en tercer termino la norma acusada exige que una
determinación en este sentido sea adoptada mediante resolución motivada, lo
que permite que los interesados que estén inconformes puedan impugnar la
medida e incluso ocurrir ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo,
si es del caso.
SERVICIOS DE TELECOMUNICACIONES-
Régimen/CONTRATACION DE SERVICIO DE TELEVISION-
Preservación de especialidad
ACTIVIDAD DE TELECOMUNICACIONES-Concepto
SERVICIOS DE TELECOMUNICACIONES-Concepto
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LIBRE COMPETENCIA DE OFERENTES-Extensión
desproporcionada término de duración de contrato/ACCESO EN
IGUALDAD DE OPORTUNIDADES AL ESPECTRO
ELECTROMAGNETICO-Extensión desproporcionada término de
duración de contrato
CONTRATACION DE URGENCIA
6
parágrafo; artículo 42; artículo 43 y artículo
76; de la Ley 80 de 1993 “Por la cual se
expide el estatuto general de contratación de
la administración pública”.
Magistrada Ponente:
Dra. CLARA INES VARGAS
HERNANDEZ
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
7
ordenamiento legal. Esta determinación fue confirmada mediante auto de
Sala Plena del 12 de diciembre de 2000, mediante el cual se desató el recurso
de súplica interpuesto por el actor.
III. LA DEMANDA
Respecto de los literales a) y b) del ordinal segundo del artículo 2, sostiene que
infringen los artículos 6, 90 y 123 de la Constitución Política, porque limitan la
denominación de servidores públicos en las asociaciones y fundaciones de
participación mixta, a sus representantes legales y funcionarios en quienes se
delegue la celebración de contratos, y en las corporaciones públicas, a quienes
tengan capacidad de celebrar contratos en representación de éstas, no obstante
que todos los servidores públicos que de una u otra manera intervienen en la
contratación, están en la obligación de responder por acción, omisión o
8
extralimitación de funciones.
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principio de igualdad, el orden social y justo, la dignidad humana, el interés
general, los principios fundamentales del Estado Social de Derecho y los fines
esenciales del Estado.
El artículo 25 numeral 19, inciso 5 de la misma Ley, vulnera los artículos 8, 13,
95 numeral 8 de la Carta Política, por exonerar a las organizaciones
cooperativas nacionales de trabajo asociado, del otorgamiento de garantías en
los contratos que celebran. Privilegio que no obedece a una diferencia razonada
ni proporcional y pone en peligro la protección de las riquezas nacionales por
parte del Estado y de todos los nacionales.
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y los artículos 1, 2, 8, 13, 21 y 95 numerales 1, 2, y 8 de la Constitución
Política, al consagrar las prórrogas automáticas sin contratación estatal. No hay
posibilidad para que otros contratistas puedan ofrecer en mejores condiciones,
se mantiene la violación del orden social justo. La prórroga automática le cierra
el paso a las demás personas, lo que viola la dignidad humana, el orden justo y
la solidaridad.
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IV. INTERVENCIONES
No tienen fundamento los cargos formulados por el actor, por cuanto la norma
cuestionada no vulnera el artículo 6 Constitucional, al fijar una excepción de la
denominación de servidores públicos en el caso de las asociaciones y
fundaciones de participación mixta, y de los miembros de las Corporaciones
Públicas que tengan capacidad para celebrar contratos, pues la Ley 80 establece
ciertas responsabilidades para cada una de las personas que intervienen en el
proceso contractual, para cuyo efecto dentro del respectivo proceso penal, civil
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y disciplinario, si fuere el caso, se determinarán las personas responsables
de la acción u omisión en la actuación contractual.
A cerca de los cargos formulados contra el parágrafo del artículo 2, señala que
las denominaciones de entidades estatales dada por la Ley 80 a determinados
organismos, es simplemente para efectos de dicho estatuto. Por ende, no es
viable hablar en este caso de delegación, como lo manifiesta el actor, toda vez
que los Gobernadores y Alcaldes actúan a nombre de la entidad estatal, llámese
departamento o municipio y no de las cooperativas y asociaciones conformadas
por éstas, a las cuales también se les reconoce capacidad para celebrar contratos.
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en el registro es uno de los requisitos que debe tener en cuenta la entidad
contratante.
En relación con el artículo 24, indica que en virtud del principio de transparencia
el procedimiento para la escogencia del contratista es el previsto para la
licitación o el concurso público, pudiendo participar todas las personas que
reúnan los requisitos que señales la ley o los reglamentos.
Sin embargo, por excepción el legislador autoriza a las entidades estatales para
prescindir de la licitación o concurso y por ende contratar directamente por la
naturaleza del contrato, por su cuantía o por la existencia de factores o
circunstancias especiales, lo que permite mayor agilidad y prontitud, aunque en
cualquiera de estos eventos subsiste el deber de selección objetiva a que se
refiere el artículo 29 de la Ley 80 de 1993.
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leyes diferentes, que no son estatutos ni códigos, la contratación estatal,
toda vez que en primer lugar la Ley 80 de 1993 no tiene el carácter de estatutaria
pues no se encuentra dentro de las materias que deben ser reguladas por este
trámite, sino que es una Ley que ostenta la categoría de Ley Ordinaria. En
segundo lugar, y como quiera que la regulación de determinadas actividades
específicas, como en el caso del servicio público de telecomunicaciones se
encuentra asignada al legislador, es apenas obvio que encontrándose normada
dicha materia, la Ley 80 de 1993, haga una remisión de las disposiciones que
deben ser aplicadas con relación a dicho tema, sin que con ello se vulnere el
inciso final del artículo 150 de la Constitución Política.
Bajo esa premisa, que tiene desarrollo a lo largo de todo el articulado del
Estatuto de Contratación Administrativa, es bastante comprensible que con la
definición realizada en los literales a) y b) del ordinal 2° del artículo 2 del
mencionado Estatuto, se busque delimitar quién es el sujeto activo del proceso
contractual de que se trate, para que más adelante en el proceso normativo de la
Ley 80 de 1993, o en cualquier proceso de contratación, se pueda hacer
referencia al servidor público, sin tener que entrar a especificar al sujeto activo
de la contratación en cada caso concreto.
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Por lo anterior, considera que el cargo formulado contra el artículo acusado
no está llamado a prosperar.
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el contrato con el contratista incumplido sino que gestione y ponga en
movimiento los mecanismos adecuados para que el objeto contractual cumpla
su alto cometido.
Para el cargo concreto que el accionante esgrime contra los apartes de los
artículos 16 y 18, pareciera que su ataque va dirigido contra la injusta
escogencia de aquel que ha de reemplazar al contratista primigenio, pues a su
juicio es éste el germen de la corrupción, y que niega la esencia misma del ser
humano, atenta contra su honra y en fin niega el orden social y justo que la
Constitución ha establecido, olvidando el principio de la buena fe.
De otra parte, aduce que los cargos formulados por el actor al acusar la no
exigencia de registro único de proponentes en la contratación directa,
disposición consagrada en el artículo 22 de la Ley 80 de 1993, son los mismos
cargos de inconstitucionalidad de los apartes de los artículos 16 y 18 de la Ley
ibidem, razón por la cual los argumentos en defensa de su constitucionalidad
son los expuestos en la anterior intervención. En consecuencia, solicita se
declare la constitucionalidad por considerar que los cargos formulados contra
la norma cuestionada son inconducentes.
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El ciudadano José Camilo Guzmán, en representación del Ministerio de Justicia
y del Derecho, intervino en este proceso par defender la constitucionalidad de
las disposiciones acusadas, con base en los argumentos que se señalan a
continuación:
Por otra parte, las mismas razones justifican la utilización de las otras potestades
excepcionales de la administración en la ejecución de los contratos, como la
declaratoria de caducidad consagrada en el artículo 18 del Estatuto Contractual,
cuando se presentan hechos constitutivos de incumplimiento de las obligaciones
a cargo del contratista, que afectan de manera grave y directa la ejecución del
contrato y evidencian que pueden producir a su paralización, en cuyo caso le
entidad lo da por terminado y ordena su liquidación en el estado en que se
encuentre.
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jurisdicción en el domicilio del interesado, les permite participar en las
licitaciones y concursos de méritos y celebrar contratos con todas las entidades
estatales, sean estas nacionales, regionales o locales. La finalidad que se
persigue al establecer el registro único es la de poder concentrar en un solo
organismo toda la información y datos que atañen a un contratista, facilitando
el conocimiento de su historial en materia de contratos, para los fines
pertinentes.
19
los contratos en los que está prohibido incluirlas, como son los celebrados
con personas jurídicas internacionales, o de cooperación, ayuda o asistencia, en
los interadministrativos, de empréstitos, donación, arrendamiento, en los que
tengan por objeto el desarrollo directo de actividades científicas o tecnológicas
y en los de seguro en los que el tomador sea el Estado. Otra excepción a la
sujeción de los contratos estatales la constituyen los contratos que celebren las
entidades que prestan los servicios y actividades de telecomunicaciones y los
contratos que celebran las entidades públicas vigiladas por la Superintendencia
Bancaria.
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Por lo anterior, solicita se declare exequible la norma acusada.
Así mismo, deben ser considerados como servidores públicos, los miembros de
corporaciones públicas, que tengan la capacidad de celebrar contratos en
nombre de aquellas, sin excluir a los otros miembros que por no tener cargos
directivos en ella no pueden suscribir los contratos de demande el
funcionamiento de la respectiva corporación.
De allí, que los literales a) y b) del numeral 2 del artículo 2 de la Ley 80 de 1993
se ajusten a la Carta Política, en la medida que la ley sí puede definir qué
empleos de las entidades del Estado y de las otras entidades con participación
mixta deben ser ejercidos por servidores públicos, y cuales pueden ser ejercidos
por particulares, así como también puede atribuir, como en el caso sub-examine,
la calidad de servidores públicos a personas vinculadas a algunas entidades, sólo
para realizar cierta funciones, frente a las cuales deben responder como servidor
público ya que en el resto de actividades lo hará como particular.
21
haya delegado la facultad de contratar, cuando se estén ejecutando y
gestionando inversiones públicas. En estas entidades estaremos en presencia de
dos tipos de contrataciones, una estatal, la que se hace o compromete los
recursos públicos, y otra de carácter privado. Lo anterior no obsta para que otra
ley especial le dé la calidad de servidores públicos a éstos y otros empleos de
las asociaciones y fundaciones de participación mixta para otros efectos de la
gestión pública.
La Ley 80 de 1993, define quienes son los sujetos contractuales que pueden
intervenir ya como contratantes o como contratistas en un negocio jurídico de
naturaleza estatal. Para ello ha dispuesto que no sólo pueden contratar en
nombre del Estado las entidades y organismos que tengan personería jurídica,
sino aquellos que no teniéndola, la ley les reconoce la capacidad de
contratación. En este punto, la Corte Constitucional, tuvo oportunidad de
pronunciarse en sentencia C- 374 de 1994, en la que se declara ajustada a la
Carta, la capacidad que tienen las entidades del Estado que no teniendo
personería jurídica, pueden suscribir contratos con el Estado, en la medida en
que cada una de estas actuaciones vincula al órgano con personería jurídica al
que se encuentre adscrita o haga parte de la entidad que está contratando.
22
con el fin de asegurar la continuidad en la prestación del servicio que deba
satisfacerse con la ejecución del objeto contratado, puede suscribir otro contrato
mediante la institución de la adjudicación directa, sin que ello signifique el
desconocimiento de los principios de la función administrativa previstos en el
209 superior y el principio de selección objetiva.
En relación con el artículo 22, inciso 6, sostiene el Jefe del Ministerio Público
que la exigencia del registro de proponentes para ciertos contratos y la exclusión
de otros de este requisito es un asunto que le corresponde determinar al
legislador según la naturaleza del contrato y no implica, por sí misma,
desconocimiento del principio de transparencia y de selección objetiva en la
escogencia del contratista, pues para todos los contratos suscritos por el Estado
la selección del contratista con exigencia o no de su inscripción en el registro
de proponentes, en licitación o concurso público o mediante el mecanismo de
la contratación directa, debe someterse a los principios de la función
administrativa previstos en el artículo 209 constitucional, en especial al de
transparencia, de donde se deduce el principio de selección objetiva contenido
en la misma Ley.
Sostiene, que la mayor amplitud que tiene la administración para valorar las
ofertas o seleccionar al contratista en aquellos negocios jurídicos excluidos del
requisito del registro de proponentes, no constituye una autorización para que
se seleccione al contratista de manera arbitraria o con discrecionalidad, pues
cualquier anormalidad sobre el particular dará lugar a las sanciones penales,
disciplinarias y fiscales del caso. Lo anterior, permite afirmar que la norma se
ajusta a la Carta, en la medida en que el legislador tiene facultades para excluir
ciertos contratos de la exigencia del registro de proponentes, y la omisión de las
autoridades de escoger al contratista con observancia del principio de selección
objetiva, en aquellos contratos donde no se exige este registro, constituye un
incumplimiento de la ley, pero no un vicio de inconstitucionalidad.
23
fijado los mecanismos y procedimientos a través de los cuales se debe
seleccionar al contratista, siempre que dichos mecanismos se sometan a los
principios que pretenden garantizar la transparencia de la función
administrativa. De allí que la misma Ley 80, autorice al Presidente de la
República, para que en virtud de la potestad reglamentaria que ejerce en su
calidad de suprema autoridad administrativa, señale los mecanismos y
procedimientos para la contratación directa señalándole unos límites.
De allí que señale, por ejemplo, que la delegación se puede hacer dependiendo
de la cuantía del contrato y la facultad para fijarla es de la junta directiva o del
jefe del organismo, y son esas y no otras las condiciones que debe fijar la ley
para que se pueda delegar estas funciones. En este orden, si el constituyente no
prohibió la delegación en materia de contratación mal podría hacerlo el
intérprete de la Constitución.
24
pública.
Por ello, solicita a la Corte se declare inhibida para pronunciarse sobre el caso
en particular, en la medida que si la norma no contiene la disposición que alega
el accionante no habrá objeto de examen constitucional, y como el argumento
corresponde a la interpretación equivocada de la ley, este es un asunto del juez
al aplicarla y no de la Corte Constitucional como juez y guardián del Estatuto
Superior.
Manifiesta, en relación con el parágrafo 2 del artículo 37, que la facultad que
tiene la administración de prorrogar las licencias para la prestación de los
servicios postales por el término de cinco años antes del vencimiento, se ajusta
a la Carta en la medida en que la administración para tomar la decisión deberá
tener en cuenta la adecuada prestación del servicio y el cumplimiento de las
estipulaciones pactadas. Así mismo, la norma no vulnera el principio de
transparencia como tampoco el derecho a la igualdad de las personas de acceder
a una licencia para la prestación de los servicios postales, en tanto la
administración para estimular el derecho a la libre competencia previsto en el
artículo 333 Superior y la prestación del servicio en condiciones óptimas, puede
adelantar el respectivo proceso electivo para conceder nuevas licencias.
25
cuantía y los presupuestos de las entidades públicas contratantes se realicen
sin formalidades plenas, se ajusta a la Carta Política en la medida que para la
selección del contratista se debe dar cumplimiento a los principios
constitucionales de la función administrativa, y la exoneración a la sujeción de
las formalidades plenas, pues el incumplimiento de la ley por parte de los
servidores públicos no genera un vicio de inconstitucionalidad sino una
irregularidad que tiene consecuencias disciplinarias, penales y fiscales.
26
Carta, siempre que se interprete que las prórrogas automáticas se pueden
hacer mientras exista la posibilidad técnica de que el Estado pueda ordenar
nuevas licitaciones para adjudicar contratos de concesión y licencias para la
explotación de servicios y actividades de telecomunicaciones a través del
espectro electromagnético.
1. Competencia.
27
considerando la pertinencia de que la función de expedir un estatuto
contractual para el Estado quedara expresamente consagrada en cabeza del
Congreso de la República, sin la intención de imprimirle al régimen contractual
un especial rango legal que, de así haberse querido, seguramente habría
conducido a la inclusión de esta competencia dentro de la relación taxativa de
los artículos 150-19 y 152 de la Ley Suprema, que consagran las leyes marco y
las leyes estatutarias, respectivamente.1
Menos aún del precepto superior puede inferirse la obligación para el legislador
de incorporar en un solo cuerpo normativo toda la legislación existente en
materia contractual, pues si ésta hubiera sido la voluntad del constituyente, en
el artículo 150 Fundamental se habría autorizado al Congreso de la República
para expedir un estatuto único de contratación para el Estado y no un estatuto
general como finalmente quedó redactada la aludida competencia legislativa 2.
1 En la Sentencia C-633 de 1996 M.P. José Gregorio Hernández Galindo, la Corte dejó en claro que no existe
identidad entre "estatuto" y las leyes estatutarias, pues mientras el primer concepto es genérico y aplicable al
conjunto normativo referente a una materia cualquiera, integrado por normas constitucionales, legales o de otro
nivel, agrupadas o dispersas, las leyes estatutarias se caracterizan precisamente por estar destinadas, por la
propia Constitución, a regular determinadas materias cuya enunciación, es taxativa. Al paso que el nivel
jerárquico de las leyes estatutarias es superior al de las demás leyes en el ámbito del asunto que regulan, un
estatuto sobre determinada materia respecto de la cual el legislador ha resuelto disponer es, en principio, ley
ordinaria y tan sólo de manera excepcional podría adquirir el carácter de estatutaria. La sola utilización de la
palabra "estatuto", para distinguir un conjunto de normas, no puede conducir a la conclusión de que se está en
presencia de una ley estatutaria o de algo que debiera tramitarse como tal. Y precisó que en lo que atañe a las
normas sobre contratación administrativa, su naturaleza no tiene un rango superior al de las otras leyes de la
República, pues de tales preceptos no depende la expedición de otros ni mediante ellos se rige una actividad
a la que deba entenderse subordinada la función legislativa ordinaria. Se trata de contemplar normas especiales
para la contratación que tiene lugar entre el Estado y los particulares, por oposición a la que se desarrolla con
arreglo a las leyes civiles y mercantiles únicamente entre personas privadas, luego no existe motivo alguno
para que, únicamente en consideración a los sujetos que intervienen como partes en una y otra clase de
contratos, las reglas aplicables pudieran tener jerarquía normativa diferente.
2 En verdad, la Ley 80 de 1993, fue concebida con arreglo a este criterio. De ello da fe la exposición
de motivos, donde se lee: “La nueva ley pretende convertirse en el marco normativo de la actividad
estatal en cuanto atañe a la contratación. Por ende, su estructura se caracteriza por definir y
consagrar en forma sistematizada y ordenada las reglas y principios básicos que deben encaminar
la realización y ejecución de todo contrato que celebre el Estado. No se trata, pues, de un
ordenamiento de tendencia reguladora y casuística lo cual entraba la actividad estatal como lo ha
demostrado la experiencia. Sólo recoge las normas fundamentales en materia contractual cuyo
adecuado acatamiento se erija en la única limitante de la autonomía de la voluntad. Principio
que debe guiar la contratación estatal. Precisamente el reconocimiento de la autonomía de la
voluntad como delegación que la ley confiere a las partes de regular las relaciones contractuales
delimitada por el respeto de los imperativos de orden público, exige que esas normas encauzadas a
28
En especial, tratándose de los entes territoriales, la existencia de una
legislación única en materia contractual habría sido realmente perniciosa en
términos de la autonomía que les reconoce la Carta Política en los artículos 2°
y 287, puesto que hubiera impedido que los departamentos y municipios
pudieran desarrollar las normas y principios rectores contenidos en el estatuto
de contratación adecuándolos a sus necesidades particulares mediante
ordenanzas y acuerdos.3
3 Sobre este particular, la Corte en Sentencia C-449 de 1992, M.P. Alejandro Martínez Caballero hizo las
siguientes precisiones: “Compete al Congreso expedir el estatuto general de contratación de la administración
pública y en especial de la administración nacional. Se observa que esta norma tiene dos partes: de un lado
debe haber un estatuto general de contratación -1ª parte- y de otro lado debe existir un estatuto especial de
contratación para la Nación -2ª parte-.La primera parte estaría entonces destinada a todo el Estado, esto es, a
todas las entidades descentralizadas territorialmente y por servicios, mientras que la segunda sólo se dirige al
nivel nacional. El marco territorial de la nueva Constitución, establecido en el artículo primero de la Carta, dice
que Colombia es una república unitaria pero con autonomía de sus entidades territoriales. Así, en tanto que
unitaria, el Congreso legisla centralizadamente sobre los principios generales en materia de planeación,
presupuesto, tributos, crédito, contratación y control fiscal para adecuar la normación de todos los niveles de
gobierno de la República. Y en tanto que autónomas, las entidades territoriales gozan de facultades
constitucionales para estatuir sin injerencia sobre el cumplimiento de los mismos fines del Estado, pero sin
desconocer el marco normativo general establecido por el Congreso. En este sentido la primera parte -estatuto
estatal de contratación- es concordante con el artículo 352 de la Constitución, que dice que la ley orgánica de
presupuesto fijará la capacidad de todos los entes estatales para contratar. A estas normas deben aunarse otras
dos disposiciones constitucionales también relativas a contratos, que guardan armonía en su conjunto: el
artículo 189.23, relativo a la facultad del Gobierno para celebrar contratos, y el 273, que versa sobre la audiencia
pública en la adjudicación de una licitación. La ratio juris del estatuto contractual estriba en el hecho de que en
un régimen democrático es preciso asegurar la intervención de un órgano colegiado de representación popular
en un proceso que compromete la responsabilidad y el patrimonio nacional. Lo anterior es como la otra cara del
principio universal de las finanzas públicas, según el cual "no hay impuestos sin representación". Si para arbitrar
recursos la Nación debe pasar por el tamiz de un órgano representativo, para disponer de los mismos, y por
razones idénticas, debe también contarse con la anuencia de los voceros del pueblo, los cuales ostentan un
poder derivado y reglado en la Constitución.”
29
cumplimiento de estas metas requiere del aprovisionamiento de bienes y
servicios por parte de los órganos públicos mediante la contratación. En este
orden de ideas, es innegable el carácter instrumental que ostenta el contrato
estatal, puesto que no es un fin en sí mismo sino un medio para la consecución
de los altos objetivos del Estado.4
4“El contrato del Estado no es un fin en sí mismo, no agota su causa en el equilibrio de prestaciones
determinadas, sino que todo el negocio se coloca en bloque al servicio de un interés público
polifacético y móvil. Este fin es el verdadero fundamento del contrato del Estado, de tal forma que
cuando aquel se desconecta de este, debe procederse a su modificación”, ha dicho José Ignacio
Monedero Gil en “Doctrina del Contrato del Estado”. Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. 1977.
Madrid.
5Se ha criticado la adopción del principio de la autonomía de la voluntad para la contratación estatal.
Se dice que no se puede hablar de autonomía de la administración, cuando la decisión de contratar
depende de criterios de conveniencia y necesidad; cuando no se puede elegir libremente al
contratista debido a que las normas de escogencia están determinadas en el estatuto contractual;
cuando no existe libertad para fijar las cláusulas contractuales, dada la obligación de incluir cláusulas
excepcionales en los casos expresamente señalados en la ley y, finalmente, cuando existe
desigualdad entre las partes contratantes, manifestada en los procesos de escogencia y ejecución
del contrato. Esta opinión está vertida en el artículo “Perspectiva Constitucional de la Ley 80 de
1993”, por Héctor Riveros Serrato y Laura León Navas, publicado en “Régimen de Contratación
Estatal”. Universidad Externado de Colombia.
6 Al respecto, el artículo 40 de la Ley 80 de 1993 dispone: “ Las estipulaciones de los contratos serán
las que de acuerdo con las normas civiles, comerciales y las previstas en esta ley, correspondan a
su esencia y naturaleza. Las entidades podrán celebrar los contratos y acuerdos que permitan la
autonomía de la voluntad y requieran el cumplimiento de los fines estatales. En los contratos que
celebren las entidades estatales podrán incluirse las modalidades, condiciones y, en general, las
cláusulas o estipulaciones que las partes consideren necesarias y convenientes, siempre que no
sean contrarias a la Constitución, la ley, el orden público y a los principios y finalidades de esta ley
y a los de la buena administración. En los contratos de empréstito o cualquier otra forma de
financiación de organismos multilaterales, podrán incluirse las previsiones y particularidades
contempladas en los reglamentos de tales entidades, que no sean contrarias a la Constitución o a la
ley”.
30
En virtud de la facultad de configuración que se comenta, el Congreso también
quedó en libertad para regular los aspectos más significativos de la contratación
pública como son los referentes a las cláusulas excepcionales, la clasificación
de los contratos estatales, los deberes y derechos de las partes contratantes, la
competencia y capacidad para contratar, principios fundamentales, nulidades,
control de la gestión contractual, responsabilidad contractual, liquidación de los
contratos y solución de las controversias contractuales etc., todo lo cual dentro
de los límites de razonabilidad y proporcionalidad y con arreglo a los
parámetros constitucionales.
Uno de los aspectos que merece especial interés es el atinente a la selección del
contratista, puesto que es incuestionable que de la acertada escogencia del
particular que colaborará en el logro de los cometidos estatales depende en gran
medida el éxito de la gestión contractual del Estado y, por ende, la debida
satisfacción de las necesidades públicas. Que esta selección deba estar regida
por criterios objetivos excluyendo toda motivación de carácter subjetivo, es una
exigencia derivada del significado instrumental que tiene la contratación de la
administración pública, en cuanto atiende a la realización de los fines que
justifican el Estado Social de Derecho (arts. 2 y 365 de la C.P.), pero también
de los principios de igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad,
imparcialidad y publicidad que guían la función administrativa (art. 209
ibidem).7
31
contratista, porque en la praxis pueden darse situaciones que ameriten una
respuesta ágil de la administración, cuando por ejemplo militen razones de
economía, de imposibilidad legal, de conveniencia administrativa o de simple
seguridad pública que justifiquen plenamente prescindir del procedimiento
licitatorio.8
3.1. Artículo 2°, ordinal 2°, literal a), en lo relacionado con la expresión:
“Las personas naturales que prestan sus servicios dependientes a los
organismos y entidades de que trata este artículo, con excepción de las
asociaciones y fundaciones de participación” y el literal b) de la misma
norma.
8 En Sentencia C-400 de 1999, M.P. Vladimiro naranjo Mesa, la Corte avaló la constitucionalidad delas normas
del estatuto contractual que regulan la licitación pública al considerar que “la teleología propia de toda la
normatividad que propicia la escogencia objetiva de la mejor oferta formulada por los proponentes previamente
calificados, cuyos antecedentes personales sean garantía de seriedad y cumplimiento, no es otra que la de
asegurar la prevalencia del interés general, valor fundadante del Estado colombiano al tenor del primer artículo
de nuestra Carta Fundamental; así las cosas, desde este punto de vista, tal normatividad, contenida
parcialmente en las normas demandadas, no sólo se ajusta a la Constitución, sino que es su natural y obvio
desarrollo.(...). De otra parte, la Corte encuentra también que la escogencia del contratista mediante licitación
o concurso es un sistema que implícitamente es aceptado por nuestra Carta Política. En efecto, el artículo 273
superior a su tenor literal expresa que "a solicitud de cualquiera de los proponentes, el Contralor General de la
República y demás autoridades de control fiscal competentes, ordenarán que el acto de adjudicación de una
licitación tenga lugar en audiencia pública", norma constitucional que necesariamente debe ser interpretada en
el sentido de que el constituyente le confirió categoría de validez jurídica a la institución de la licitación”.
32
capacidad para celebrar contratos en representación de éstas.
3.1. Cargos
3.3. Consideraciones
Para la Corte los cargos de la demanda no están llamados a prosperar por las
siguientes razones:
Pero como las entidades públicas no actúan por sí solas sino que requieren de
personas naturales que las pongan en movimiento, los literales acusados
establecen quienes tienen la denominación de servidores públicos para efectos
de la contratación administrativa, a saber:
33
Las personas naturales que prestan sus servicios dependientes a las
entidades y organismos de que trata el artículo segundo de la Ley 80 de
1993
9El artículo 51 de la Ley 80 de 1993 dispone: “De la responsabilidad de los servidores públicos.
El servidor público responderá disciplinaria, civil y penalmente por sus acciones y omisiones en la
actuación contractual en los términos de la Constitución y de la ley”.
34
a las cuales alude el mencionado literal a), también resulta razonable la
atribución de esa condición jurídica a sus representantes legales y a los
funcionarios de los niveles directivo, asesor o ejecutivo o sus equivalentes en
quienes se ha delegado la celebración de contratos, por las siguientes razones:
35
respectivos contratos estatales como particulares, porque es bien sabido que
una de las características esenciales del contrato estatal consiste en que uno de
los extremos de la relación contractual esté representado por el Estado, y en
nombre de él sólo pueden actuar personas que tienen la calidad de servidores
públicos.
36
(...)
37
El literal b) del artículo 2° de la Ley 80 de 1993 dispone que los miembros
de las corporaciones públicas que tengan capacidad para suscribir contratos
tienen la calidad de servidores públicos para efectos de la aplicación del estatuto
contractual, determinación que por los motivos ya expresados también resulta
lógica y razonable.
38
celebrar contratos con las entidades estatales, los consorcios y
uniones temporales.
(...)
39
consorcios y uniones temporales para contratar con el Estado, dándole la
calidad de sujetos contractuales. La norma vulnera el artículo 95, inciso 2
Superior, que señala que toda persona está obligada a cumplir con la
Constitución y la Ley, y de conformidad con el Código Civil, las personas son
naturales y jurídicas. Por tanto, no siendo los consorcios y las uniones
temporales personas jurídicas mal pueden ser sujetos que puedan suscribir
contratos con el Estado.
4.3. Consideraciones
40
No es la primera vez que esta Corporación tiene la oportunidad de
pronunciarse respecto de una argumentación como la presentada en esta ocasión
por el impugnante. En efecto, habiéndose censurado el artículo 2° de la Ley 80
de 1993, por considerar que le otorgaba capacidad contractual a ciertas
entidades que carecen de personería jurídica, la Corte fue enfática al expresar
que siendo éste un atributo de naturaleza legal nada impedía que el legislador
no lo tuviera en cuenta para efectos de regular lo concerniente a la capacidad
para contratar.15
Cabe apreciar que la única diferencia entre las dos figuras radica en que en la
unión temporal la imposición de sanciones por incumplimiento de las
obligaciones derivadas de la propuesta o del contrato, se individualiza en cabeza
de los integrantes de aquélla, según el grado de participación de cada uno de
ellos en la ejecución de tales obligaciones, mientras que en el consorcio no se
da dicha individualización y responderán por tanto solidariamente todos los
miembros del consorcio frente a las correspondientes sanciones.
41
Es verdad que el inciso 2° del artículo 95 Superior, señala que toda persona
está obligada a cumplir con la Constitución y la Ley. La institución de las
uniones temporales y de los consorcios tiene la aptitud legal para cumplir con
este mandato constitucional, por cuanto el canon constitucional señala el deber
de que las personas se sometan al ordenamiento jurídico, y estos sujetos
contractuales también se someten a la norma superior en la medida que sus
miembros responden ante el Estado por todas sus actuaciones.
No hay que olvidar que el legislador facultado por el Constituyente para expedir
el estatuto general de contratación artículo 150, inciso final Superior, le otorgó
capacidad para señalar a los consorcios y uniones temporales como sujetos
capaces para celebrar contratos, reconociendo que son un instrumento de
cooperación entre empresas, que les permita desarrollar ciertas actividades, a
través de la unión de esfuerzos técnicos, económicos y financieros con el fin de
asegurar la más adecuada y eficiente realización de las mismas.
Así las cosas y como corolario de lo expresado, resulta claro para la Corte que
las normas acusadas no desconocen ningún principio ni regla constitucional, y
por lo tanto serán declaradas exequibles.
42
En caso de que la entidad decida abstenerse de declarar la caducidad,
adoptará las medidas de control e intervención necesarias, que
garanticen la ejecución del objeto contratado.
5.1. Cargos
5.3 Consideraciones
Para la Corte los cargos no están llamados a prosperar, por los siguientes
motivos:
43
Esta prerrogativa pública o privilegio contractual que tiene la
administración es de naturaleza reglada, porque para poder ejercerla debe
constatar la existencia de los supuestos fácticos previstos en la norma, previa
garantía del debido proceso. Además, esta medida, que debe hacerse mediante
acto administrativo debidamente motivado, se encuentra revestida de la
presunción de legalidad y como tal adquiere el carácter de obligatoriedad, de
ejecutividad y de eficacia.
Ahora bien, cuando las modificaciones alteran el valor del contrato en un 20%
o más del valor inicial, el artículo 16 permite que el contratista pueda renunciar
a la continuación de la ejecución, evento en el cual la entidad contratante debe
ordenar la liquidación del contrato y adoptar de manera inmediata las medidas
que fueren necesarias para garantizar la terminación del objeto contractual,
determinación que se juzga razonable si se tiene en cuenta que, de un lado, no
parece justo que frente a esta circunstancia se constriña al contratista para que
culmine una obra que pueda acarrearle consecuencias económicas
desfavorables.18
44
“ Cuando se presenten circunstancias que amenacen la
paralización de los servicios, la administración pública con
fundamento en la prevalencia del interés público sobre el particular
podrá tomar medidas que conduzcan a garantizar la continua y
adecuada prestación del servicio. Estas medidas son la
modificación e interpretación unilateral del contrato(…).
Para la Corte es claro que en el evento al que se refiere la norma que se examina,
la selección del mecanismo indispensable para garantizar la terminación del
objeto contractual no puede alejarse ni un ápice de los principios rectores del
ejercicio de la función administrativa, consagrados en el artículo 209
Constitucional, en el Código Contencioso Administrativo y demás
disposiciones legales y reglamentarias, pues los servidores públicos por
mandato del artículo 6° Superior, en concordancia con los artículos 21 y
siguientes de la misma Carta, sólo pueden hacer aquello que les está
expresamente permitido por la Constitución, la Ley y el Reglamento.
Por las mismas razones tampoco tiene fundamento alguno la acusación contra
las expresiones demandadas del artículo 18, toda vez que la facultad de la
entidad estatal para tomar posesión de la obra o continuar inmediatamente la
ejecución del objeto del contrato a través del garante o de otro contratista una
vez sea declarada la caducidad de un contrato, debe someterse a los principios
de contenidos en el artículo 209 Superior y en la Ley 80 de 1993.
Por todo lo anterior, los apartes impugnados de los artículos 16, inciso 2° y 18
inciso 2°, serán declarados exequibles.
45
6. Artículo 22, inciso sexto. Excepciones al registro, calificación y
clasificación
46
El actor estima que la no exigencia del registro único de proponentes en la
contratación directa vulnera los principios constitucionales que regulan la
función administrativa.
6.3 Consideraciones
Para esta Corporación la acusación debe ser desestimada, por las siguientes
razones:
Con anterioridad a la Ley 80 de 1993, los sujetos contractuales que tenían como
actividad permanente contratar con el Estado debían estar inscritos con seis
meses de anticipación a la convocatoria del proceso selectivo en el registro de
todas las entidades con las que pretendieran suscribir un contrato estatal.
Por regla general, a las personas naturales como jurídicas que tengan como
actividad desarrollar su objeto social a través de contratos con el Estado, se
exige la inscripción, calificación y clasificación en el registro único de
proponentes de naturaleza pública, a fin de que la administración pueda evaluar
las propuestas presentadas en atención a la información que de manera
anticipada y objetiva contiene dicho registro sobre la capacidad financiera, la
capacidad jurídica, técnica, de contratación, especialidad del contratista, multas,
sanciones, etc.
47
de mayores elementos de juicio para tomar decisiones que comprometen el
interés público, en tanto la información allí contenida no se suministra para
efectos de un contrato especial, sino para participar en todas las licitaciones de
conformidad con el principio de la autonomía de la voluntad, pues al fin y al
cabo los inscritos en este registro tienen la vocación permanentes de contratar
con el Estado.
48
administrativa previstos en el artículo 209 Constitucional, en especial al de
transparencia, de donde se deduce el principio de selección objetiva contenido
en la Ley 80 de 1993.
49
cuantía será hasta 300 salarios mínimos legales mensuales; las
que tengan un presupuesto anual superior o igual a 12.000 e
inferior a 120.000 salarios mínimos legales mensuales, la menor
cuantía será hasta 250 salarios mínimos legales mensuales; las
que tengan un presupuesto anual superior o igual a 6.000 salarios
mínimos legales mensuales e inferior a 12.000 salarios mínimos
legales mensuales, la menor cuantía será hasta 100 salarios
mínimos legales mensuales y las que tengan un presupuesto anual
inferior a 6.000 salarios mínimos legales mensuales, la menor
cuantía será hasta 25 salarios mínimos legales mensuales.
empréstitos c. Interadministrativos, con excepción del contrato
de seguro. d. Para la prestación de servicios profesionales o para
la ejecución de trabajos artísticos que sólo puedan encomendarse
a determinadas personas naturales o jurídicas, o para el
desarrollo directo de actividades científicas o tecnológicas. e.
Arrendamiento o adquisición de inmuebles. f. Urgencia
manifiesta. g. Declaratoria de desierta de la licitación o concurso.
h .Cuando no se presente propuesta alguna o ninguna propuesta
se ajuste al pliego de condiciones, o términos de referencia o, en
general, cuando falte voluntad de participación. i .Bienes y
servicios que se requieran para la defensa y seguridad nacional.
j. Cuando no exista pluralidad de oferentes. k. Productos de
origen o destinación agropecuarios que se ofrezcan en las bolsas
de productos legalmente constituidas. l. Los contratos que
celebren las entidades estatales para la prestación de servicios de
salud. El reglamento interno correspondiente fijará las garantías
a cargo de los contratistas. Los pagos correspondientes se podrán
hacer mediante encargos fiduciarios. m. Los actos y contratos que
tengan por objeto directo las actividades comerciales e
industriales propias de las empresas industriales y comerciales
estatales y de las sociedades de economía mixta, con excepción de
los contratos que a título enunciativo identifica el artículo 32 de
esta ley.
(...)
50
Si el gobierno no expidiere el reglamento respectivo, no podrá
celebrarse directamente contrato alguno por ninguna entidad
estatal so pena de su nulidad.
7. 2 Problema jurídico
51
Debe establecer la Corte si tal como lo sostiene el actor, los casos de
contratación directa enunciados en el numeral 1° del artículo 24 de la Ley 80 de
1993, vulneran la Constitución Política por ser generadores de corrupción
administrativa.
En efecto, cuando el actor sostiene que las distintas hipótesis en las que procede
la contratación directa, como procedimiento excepcional de selección del
contratista, dan lugar a prácticas de corrupción administrativa, está planteando
una controversia que es completamente ajena al debate que se presenta en los
procesos constitucionales, donde no es posible evaluar motivos de
inconformidad que se relacionen directamente con la aplicación práctica del
precepto censurado, toda vez que la misión de la Corte consiste en determinar
si la norma que se demanda, en sí misma considerada, se aviene o no a los
dictados del Ordenamiento Superior.
52
“De ahí que, según lo establece el Decreto 2067 de 1991, antes
citado, el cual regula el procedimiento que debe aplicarse en los
juicios y actuaciones que con ocasión al ejercicio de esa acción se
inicien y surtan ante la Corte Constitucional, como presupuesto
indispensable para que ésta pueda emitir una decisión de mérito está
el señalamiento de las disposiciones del ordenamiento superior que
se consideran infringidas por las normas legales acusadas y las
razones por las cuales dichos textos se estiman violados (art. 2o.,
nums. 2o. y 3o.).
Y agregó la Corte:
19
Sentencia C-131 de 1993, M.P. Dr. Alejandro Martínez Caballero
20
Sentencia C-447/97, M.P. Dr. Alejandro Martínez Caballero.
53
pertinente, dada la similitud entre los cargos que fueron examinados en esa
oportunidad con los que plantea el actor en el presente asunto:
54
que, principalmente en el campo de la contratación pública ha
alcanzado en el último tiempo niveles insospechados, lo cual
representa una desviación de cuantiosísimos recursos públicos de
la inversión pública social, que atenta contra las metas de
crecimiento económico y de mejoramiento de las condiciones de
vida de la mayoría de los colombianos.
(...)
(...)
55
19. El contratista prestará garantía única que avalará el cumplimiento
de las obligaciones surgidas del contrato, la cual se mantendrá vigente
durante su vida y liquidación y se ajustará a los límites, existencia y
extensión del riesgo amparado. Igualmente, los proponentes prestarán
garantía de seriedad de los ofrecimientos hechos.
(...)
56
precisarse si está conforme con la Carta la exoneración de garantías para los
contratos celebrados con organizaciones cooperativas nacionales de trabajo
asociado.
Ciertamente, la lectura del numeral en mención no deja duda alguna acerca del
cumplimiento del citado mandato constitucional, toda vez que allí se determinan
claramente cuales son las autoridades que pueden hacer uso de la delegación -
los jefes o representantes de las entidades a las que se les aplica la Ley 80 de
1993-; y se indica la materia objeto de delegación - la facultad para celebrar
contratos que está regulada en el artículo 11 de la Ley 80 de 1993-.23
22 Mediante Sentencia T-024 de 199622, reiterada posteriormente en los fallos de constitucionalidad números
C-496 de 199822 y C-561 de 199922, la Corte, con fundamento en la Constitución, distinguió los fenómenos
administrativos de la descentralización, la desconcentración y la delegación, indicando que todos ellos son
mecanismos de coordinación y organización de la estructura administrativa a los que se refieren los artículos
209 y 211 superiores. En lo que concierne a la delegación, puntaulizó: “La delegación desde un punto de vista
jurídico y administrativo es la modalidad de transformación de funciones administrativas en virtud de la cual, y
en los supuestos permitidos por la Ley se faculta a un sujeto u órgano que hace transferencia. “Todo lo anterior
nos lleva a determinar los elementos constitutivos de la Delegación:“1.La transferencia de funciones de un
órgano a otro.2.La transferencia de funciones, se realiza por el órgano titular de la función.3.La necesidad de
la existencia previa de autorización legal.4.El órgano que confiere la Delegación puede siempre y en cualquier
momento reasumir la competencia.”(...) “Aunque la teoría general la delegación obra entre órganos de un
mismo ente o persona jurídica estatal, debe señalarse que la Ley colombiana prevé la delegación entre
personas jurídicas”.
23El artículo 12 de la ley 80 de 1993 también regula lo concerniente a la delegación para contratar,
en los siguientes términos: “Los jefes y los representantes legales de las entidades estatales podrán
delegar total o parcialmente la competencia para celebrar contratos y desconcentrar la realización
de licitaciones o concursos en los servidores públicos que desempeñen cargos del nivel directivo o
ejecutivo o en sus equivalentes”. Esta disposición fue declarada exequible por la Corte mediante
Sentencia C-374 de 1994. M.P. Jorge Arango Mejía.
57
servidores públicos que desempeñen cargos del nivel directivo o ejecutivo
o en sus equivalentes”.
Con todo, para la Corte es claro que la medida que se acusa es trasunto del
mandato consagrado en el canon 58 Fundamental según el cual “El Estado
protegerá y promoverá las formas asociativas y solidarias de propiedad” y de lo
dispuesto en el artículo 333 ejusdem que le impone al Estado el deber de
fortalecer las organizaciones solidarias, razón por la cual declarará su
exequibilidad.24
24 En la sentencia C-.154 de 1996, M.P. Antonio Barrera Carbonell, la Corte declaró la exequibilidad de otras
expresiones del numeral 19 del artículo 25 de la Ley 80 de 1993, que se refieren a la exoneración de la garantía
en los contratos de seguro, interadministrativos y de empréstito. Luego de descartar la posible violación a la
igualdad y al derecho al trabajo, la Corte concluyó: “Cuando la norma acusada exonera al contratista en el contrato
de seguro, de otorgar la garantía única, lo mismo que a los contratistas en los contratos de empréstitos e
interadministrativos, tiene en cuenta las condiciones relevantes que presentan los garantes, ya puestas de
manifiesto anteriormente, las cuales no se dan en relación con los contratistas de otros contratos y que llevó al
legislador a darles un trato diferencial que es objetivo, razonable y proporcionado”.
58
(...)
“PARAGRAFO 2o. Las personas interesadas en celebrar contrato
de concesión para la construcción de una obra pública, podrán
presentar oferta en tal sentido a la respectiva entidad estatal en la
que se incluirá, como mínimo, la descripción de la obra, su
prefactibilidad técnica y financiera y la evaluación de su impacto
ambiental. Presentada la oferta, la entidad estatal destinataria de la
misma la estudiará en el término máximo de tres (3) meses y si
encuentra que el proyecto no es viable así se lo comunicará por
escrito al interesado. En caso contrario, expedirá una resolución
mediante la cual ordenará la apertura de la licitación, previo
cumplimiento de lo previsto en los numerales 2° y 3° del artículo 30
de esta ley.
9.1 Cargos
59
obviando el procedimiento ordinario para todas las licitaciones o concursos
públicos. No se justifica este trato preferencial, pues todas las personas deben
someterse al mismo procedimiento.
Esta incidencia social del contrato de obra pública determina que en esta clase
contratos exista un mayor compromiso del interés general que el comúnmente
involucrado en los demás contratos estatales, razón por la cual la ley de
contratación con acierto ha considerado que en estos eventos no es necesario
esperar a que la administración haga la invitación correspondiente ordenando la
apertura de la licitación, y por ello autoriza a los interesados para que activen
la gestión contractual mediante la presentación de las ofertas para celebrar
contratos de concesión de obra pública.
Repárese, en este sentido, que al fin y al cabo los particulares que tienen la
expectativa de celebrar contratos con el Estado no sólo están animados por el
deseo de obtener utilidades, sino principalmente obran con la conciencia de que
cumplen una función social que implica obligaciones y colaboran
efectivamente con el Estado en el logro de los fines para los cuales fue
constituido (artículo 3° de la Ley 80 de 1993).
60
lo previsto en los numerales 2 y 3 del artículo esta ley” que se refieren a la
elaboración del pliego de condiciones y a los avisos de apertura de la licitación,
respectivamente.
Al efecto, la norma que se examina también autoriza a los proponentes para que
presenten diversas posibilidades de asociación con la sola promesa de sociedad
y sujetándose a las exigencias allí reguladas, lo cual abre el abanico de
posibilidades para todas aquellas personas interesadas en adelantar trabajos de
infraestructura mediante el contrato de concesión de obra pública.
61
Los servicios y las actividades de telecomunicación serán prestados
mediante concesión otorgada por contratación directa o a través de
licencias por las entidades competentes, de acuerdo con lo dispuesto en el
Decreto ley 1900 de 1990 o en las normas que lo sustituyan, modifiquen o
adicionen.
62
1993, toda vez que la acusación formulada por el actor en contra de esta
disposición carece de relevancia constitucional en la medida en que a través del
ejercicio de la acción de inconstitucionalidad pretende resolver un problema
relacionado con la aplicación práctica del precepto acusado como es el relativo
a la corrupción administrativa. 25
25 Pese a este defecto de la demanda, debe anotarse que la Corte ha avalado la constitucionalidad de la
contratación directa para los servicios de telecomunicaciones. Así en la Sentencia C-189 de 1994. M.P. Carlos
Gaviria Díaz se declaró la exequibilidad del artículo 40 del Decreto Ley 1900 de 1990 que consagra esa
modalidad contractual. Dijo entonces el Alto Tribunal: “En el aparte demandado del artículo 40 se permite la
contratación directa para la prestación de servicios de difusión, disposición que armoniza con la potestad del
legislador de reglamentar el servicio de telecomunicaciones y con la autorización expresa consignada en el
artículo 365 ibidem, que como ya se dijo, ordena al Estado prestar directa o indirectamente, por medio de los
particulares o de comunidades organizadas, los servicios públicos. Cabe agregar que esta norma concuerda,
además, con la contenida en la ley 80 de 1993 (art. 33) recientemente expedida, y que se denomina, Estatuto
General de Contratación de la Administración Pública”.
26En Sentencia C-318 de 1994, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz, la Corte se refiere a la especialidad
de la Ley 37 de 1993 en estos términos: “Las telecomunicaciones constituyen la materia dominante y
exclusiva de la ley y a ellas se conectan sus disposiciones específicas. La telefonía móvil celular es
una forma de telecomunicación, que se ha hecho posible gracias a los adelantos tecnológicos. Las
entidades públicas de telecomunicación son agentes que prestan los servicios en el sector y a las
cuales se extiende la autorización para celebrar contratos y convenios que se refieren al desarrollo
de su objeto propio. La inversión extranjera que contempla ley no es general sino limitada a ciertos
servicios en el campo de las telecomunicaciones”.
27 La legislación sobre esa materia actualmente se encuentra contenida en Ley 335 de 1996 “Por la cual se
modifica parcialmente la Ley 14 de 1991 y la Ley 182 de 1995, se crea, la televisión privada en Colombia y se
dictan otras disposiciones”. En la Sentencia C-350 de 1997, M.P., Fabio Morón Díaz, dijo sobre este
63
Las anteriores consideraciones son suficientes para declarar la
constitucionalidad del parágrafo demandado en relación con los cargos
imputados por el actor.
ordenamiento legal: “Si se tiene en cuenta que la ley 14 de 1991 dictó normas sobre el servicio de la televisión y
radiodifusión oficial, y que la ley 182 de 1995 reglamentó el servicio de televisión y formuló políticas para su
desarrollo y para la democratización del acceso al mismo, a tiempo que estableció normas para la contratación
de los respectivos servicios y reestructuró las entidades del sector de telecomunicaciones, es claro que el objeto
de la ley 335 de 1996 fue regular, de conformidad con los mandatos de los artículos 75, 76 y 77 de la Carta
Política, el servicio público de la televisión y no desarrollar y complementar el derecho fundamental consagrado
en el artículo 20 de la C.P”.
64
“Articulo 36. DE LA DURACION Y PRORROGA DE LA
CONCESION. El término de duración de las concesiones para la
prestación de los servicios y actividades de telecomunicaciones, no
podrá exceder de diez (10) años, prorrogable automáticamente por
un lapso igual. Dentro del año siguiente a la prórroga automática,
se procederá a la formalización de la concesión.
65
exceder de diez años, prorrogable automáticamente por un lapso igual,
medida que en criterio de la Corte resulta a todas luces inconstitucional si se
tiene en cuenta que el término de duración real de esta clase de contratos será
de veinte años, con lo cual se limita injustificadamente la libre competencia de
los oferentes y se vulnera el derecho constitucional de acceder en igualdad de
oportunidades al uso del espectro electromagnético, garantías que se
encuentran consagradas en los artículos 333 y 75 de la Ley Fundamental,
respectivamente.
28 Según el artículo 333 de la Constitución “La libre competencia es un derecho de todos que supone
responsabilidades”. Así, la libre competencia supone la ausencia de obstáculos entre competidores en el
ejercicio de una actividad económica lícita, tarea en la que está comprometido el propio Estado. En la sentencia
C-535 de 1997, la Corte delimitó el alcance de la libre competencia en los siguientes términos: “La libre
competencia, desde el punto de vista subjetivo, se consagra como derecho individual que entraña tanto
facultades como obligaciones. En una perspectiva objetiva, la libre competencia adquiere el carácter de pauta
o regla de juego superior con arreglo a la cual deben actuar los sujetos económicos y que, en todo momento,
ha de ser celosamente preservada por los poderes públicos, cuya primera misión institucional es la de mantener
y propiciar la existencia de mercados libres. La Constitución asume que la libre competencia económica
promueve de la mejor manera los intereses de los consumidores y el funcionamiento eficiente de los diferentes
mercados. La conservación de un sano clima agonal entre las fuerzas económicas que participan en el
mercado, redunda en enormes beneficios para el consumidor que podrá escoger entre diversas cantidades y
calidades de productos, y gozar de mejores precios y de las últimas innovaciones. Por su parte, los
empresarios, si los mercados son abiertos y transparentes, se ponen a cubierto de conductas abusivas y
encontrarán siempre un incentivo permanente para aumentar su eficiencia. La competencia, como estado
perpetuo de rivalidad entre quienes pretenden ganar el favor de los compradores en términos de precios y
calidad, al mediatizarse a través de las instituciones del mercado, ofrece a la Constitución económica la
oportunidad de apoyarse en ellas con miras a propugnar la eficiencia de la economía y el bienestar de los
consumidores. El objeto tutelado por la Constitución es el proceso mismo de competencia, con independencia
de los competidores, sean éstos grandes o pequeños. De ahí la importancia de que el análisis de las medidas
legales tome en consideración las condiciones y el contexto reales que en un momento dado se dan en cada
66
del espectro electromagnético en igualdad de condiciones. A este respecto,
repárese que en virtud de los dispuesto en el canon 75 de la Carta Política, el
espectro electromagnético es un bien público, inenajenable e imprescriptible,
sujeto a gestión y control del Estado, le impone a éste el deber de garantizar la
igualdad de oportunidades en el acceso a su uso.29
Con todo, no puede desconocerse que la prórroga de los contratos a los que
alude el artículo 36 bajo análisis, puede ser aconsejable para la administración
desde el punto de vista técnico y financiero. Por ello, la entidad competente
debe contar la posibilidad de evaluar los beneficios que produciría para el
Estado y para el interés público la ampliación del término inicial del contrato,
sin estar atada a la camisa de fuerza que implica la prórroga automática. De ahí
que para la Corte la inconstitucionalidad radica en el carácter automático de la
uno de los mercados, si en verdad ellas se proponen, como debe serlo, obrar sobre sus fallas estructurales o
dinámicas a fin de restablecer o instaurar un margen adecuado de elasticidad y desconcentración”.
en los contratos de concesión de servicios públicos. En la Sentencia C-350 de 1997, M.P. Fabio
Morón Díaz, dijo lo siguiente al analizar la prórroga establecida para los contratos de concesión de
servicios de televisión: “En esta perspectiva, la pregunta que surge es si la prórroga prevista en el
artículo 40 de la ley 14 de 1991, la cual algunos entienden “automática” en la medida en que obligaba
al concedente, no así al concesionario, siempre y cuando que se cumplieran los presupuestos
previstos en dicha norma, esto es que el concesionario obtuviera el 80% o más del total de puntos
previstos en las condiciones generales establecidas para el efecto por la CNTV, impedía o restringía
el acceso democrático al uso del espectro electromagnético, o la garantía de igualdad de
oportunidades que el Estado debe ofrecer a “todos” los ciudadanos que aspiren a utilizarlo para
realizar el derecho a fundar medios masivos de comunicación, que para ellos consagró el artículo 20
de la Constitución. Para la Corte, si se tiene en cuenta el cupo limitado de frecuencias y espacios y
la imposibilidad de que “todos” los ciudadanos que lo deseen puedan ejercer efectivamente su
derecho a fundar medios masivos de comunicación que requieran del uso del espectro
electromagnético, un sistema que prevea prórrogas como la descrita, que privilegie a quienes ya han
tenido la posibilidad de explotarlo, sin permitir la libre competencia por los espacios para un nuevo
período de adjudicación, necesariamente restringe las oportunidades de acceso de aquellos que en
una anterior oportunidad no hayan participado o no hayan sido favorecidos con una concesión, con
lo que se viola, entre otros, el mandato del artículo 75 de la Carta”.
67
prórroga y no en la prórroga misma que, según se anoto, puede ser una
herramienta muy útil en determinados casos.
En este evento, lo razonable es que la prórroga deba hacerse por medio del
acuerdo de voluntades entre la administración y el contratista antes del
vencimiento del término inicialmente pactado y no como lo ordena el primer
inciso del artículo 36 que se revisa, según el cual “dentro del año siguiente a la
prórroga automática, se procederá a la formalización de la concesión”, ya que
por imperativo constitucional el obrar administrativo requiere de la
colaboración voluntaria de los particulares contratistas por medio de un acuerdo
creador de relaciones jurídicas (contrato). En efecto, no hay que olvidar que
quien contrata con el Estado no es un contratista ordinario sino un colaborador
que coopera en la consecución de objetivos públicos.
13.1. Cargos
68
prestación de los servicios postales atenta contra la participación y la
pluralidad, puesto que impide que otras personas puedan ofrecer sus servicios.
Por lo que respecta al inciso segundo del parágrafo 1° del artículo 37 de la Ley
80 de 1993, la Corte estará a lo resuelto en la Sentencia C-407 de 1994 en la
cual se declaró su exequibilidad.
En relación con las expresiones acusadas del parágrafo segundo del mismo
artículo, valgan estas observaciones:
30 En la Sentencia C.-407 de 1994, M.P, Alejandro Martínez Caballero, la Corte se expresó a favor de las
concesiones para la prestación de servicios postales y de los servicios de mensajería especializada regulados
en el artículo 37 de la Ley 80 de 1993, al considerar que permiten la participación de los particulares en la
prestación de un servicio público. Dijo entonces: ”... el artículo impugnado, lejos de establecer un monopolio
estatal de la mensajería especializada -como lo señala el demandante-, por el contrario acentúa la posibilidad
de que los particulares se involucren en la prestación de los servicios postales, al prever expresamente que
ellos podrán ser adjudicados a particulares mediante el régimen de concesión (correos) y licencia (mensajería
especializada). La distinción establecida por el artículo 37 de la Ley 80 de 1993 entre mensajería especializada
y correos -como especies del género común de servicios postales-, lejos de buscar instaurar un régimen de
monopolio oficial o de reserva estatal para una actividad anteriormente de libre iniciativa de los particulares,
tenía como único objeto determinar el régimen contractual aplicable a una y otra actividad así: contrato de
concesión mediante selección objetiva para los servicios de correos, y licencia para los servicios de mensajería
especializada”.
69
Por las anteriores razones, se declarará la exequibilidad del segmento
normativo impugnado del parágrafo 2° del artículo 37 de la Ley 80 de 1993.
Para la Corte el cargo no está llamado a prosperar por las siguientes razones:
70
Cuando la norma acusada prescribe que los contratos allí relacionados que
celebran las entidades prestadoras del servicio y actividades de
telecomunicaciones no están sujetos a los procedimientos de selección de la Ley
80 de 1993, no está excluyendo del ámbito del estatuto contractual la totalidad
de la gestión contractual de dichas entidades públicas, sino sencillamente lo
concerniente a este aspecto, pues en lo restante resulta imperativa la aplicación
de las disposiciones de ese ordenamiento legal.
Sin embargo, es claro que la facultad que la norma acusada le otorga a las
entidades estatales cuyo objeto es la prestación de servicios y actividades de
telecomunicaciones, para incluir en sus estatutos internos las cláusulas
excepcionales que se pactarán en los mencionados contratos de acuerdo con su
naturaleza, supone que dichas entidades no pueden exigir en sus estatutos la
incorporación de cláusulas excepcionales en aquellos contratos en los que su
inclusión ha sido prohibida por el legislador, pero sí en aquellos en los que
guardó silencio.
71
configuración que en materia de contratación estatal le reconoce la Carta al
legislador en el canon 150 Fundamental.
72
y las que tengan un presupuesto anual inferior a 120.000 salarios
mínimos legales mensuales, cuando el valor del contrato sea igual o
inferior a 15 salarios mínimos legales mensuales.
73
forma31. Las formalidades son los requisitos esenciales que deben
observarse en la celebración del contrato y pueden ser anteriores (p.ej. pliego
de condiciones), concomitantes (la adjudicación) o posteriores (aprobación,
formalización escrita) al acuerdo de voluntades entre el Estado y el contratista.
Precisamente la forma es uno de esos requisitos esenciales y se refiere al modo
concreto como se documenta, materializa e instrumenta el vinculo contractual.
31 Reflexión tomada del libro de derecho Administrativo de Roberto Dromi. Ediciones Ciudad
Argentina 1994. Página 217
74
tal declaración. Si fuere procedente, dicho funcionario u organismo
solicitará al jefe inmediato del servidor público que celebró los
referidos contratos o a la autoridad competente, según el caso, la
iniciación de la correspondiente investigación disciplinaria y
dispondrá el envío del asunto a los funcionarios competentes para el
conocimiento de las otras acciones. El uso indebido de la contratación
de urgencia será causal de mala conducta.
Los posibles excesos que genere la aplicación práctica de este instrumento -que
de por sí son ajenos al juicio de constitucionalidad de las normas acusadas-, se
ven morigerados por la exigencia de que la declaración de urgencia manifiesta
conste en acto administrativo motivado y en la obligación consagrada en el
artículo 43 ibidem, de enviar al funcionario u organismo que ejerza control
fiscal en la respectiva entidad los contratos originados en la urgencia manifiesta
y el acto administrativo que la declaró, junto con el expediente contentivo de
los antecedentes, las pruebas y los hechos, inmediatamente después de
celebrados dichos contratos, sin perjuicio de otros mecanismos de control que
señale el reglamento.
75
En lo que respecta al parágrafo único del artículo 42, que autoriza la
realización de traslados presupuestales internos que se requieran dentro del
presupuesto de la entidad pública respectiva, la Corte se estará a lo resuelto en
la Sentencia C-772 de 1998, en la que se decidió “Declarar EXEQUIBLE el
parágrafo único del artículo 42 de la Ley 80 de 1993, bajo el entendimiento de
que los traslados presupuestales internos a que se refiere dicha norma, se
efectúen afectando exclusivamente el anexo del decreto de liquidación del
Presupuesto”.32
17. Artículo 76. De los contratos de exploración y explotación de los
recursos naturales
32 Para adoptar esta determinación la Corte argumentó: “Se trata pues de una norma de carácter presupuestal
contenida en una ley ordinaria de temática específica, la ley general de contratación administrativa, que como tal
está supeditada a las disposiciones del Estatuto Orgánico de Presupuesto y a sus normas reglamentarias, según
lo establece el artículo 352 superior, condición que en el caso sub-examine se cumple de manera plena, pues la
facultad que atribuye el legislador a las autoridades administrativas a través del parágrafo único del artículo 42 de
la Ley 80 de 1993, es la misma que les reconoce a las autoridades administrativas el artículo 34 del Decreto 568
de 1996, sólo que su contenido se refiere a su aplicación en los casos de declaratoria de “urgencia manifiesta” que
efectúe la respectiva entidad. No hay pues reparo de constitucionalidad que justifique que la Corte acceda a las
pretensiones del actor respecto de esta norma”.
76
indebidamente delega en las autoridades administrativas una facultad
legislativa, al disponer que los reglamentos internos de las entidades señalen el
procedimiento de selección, las cláusulas excepcionales, las cuantías y los
trámites a que deben sujetarse.
77
efectividad en materia contractual a las mencionadas entidades públicas
dedicadas a la exploración y explotación de recursos naturales, lo cual está en
consonancia con los principios que guían la actividad administrativa.
VII. DECISION
RESUELVE:
• Artículo 38
• El Parágrafo del Artículo 39
• El artículo 42
• El artículo 43
78
• El artículo 76
• El artículo 24 numeral 1°
79
RODRIGO ESCOBAR GIL
Magistrado
Con salvamento parcial de voto
80
SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO DEL MAGISTRADO
ALFREDO BELTRAN SIERRA, EN RELACION CON LA SENTENCIA
C-949 DE SEPTIEMBRE 5 DE 2001. (Expediente D-3277)
Fecha ut supra,
81
ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO JAIME
CORDOBA TRIVIÑO
La Sala con buen criterio estimó que esa prórroga automática constituye una
limitación inadmisible a la libre competencia por cuanto afecta la participación
de otros oferentes con capacidad técnica y financiera en la prestación de
servicios y actividades en el campo de las telecomunicaciones.
Fecha ut supra,
82
SALVAMENTO DE VOTO
SENTENCIA C-949/01
33
DROMI, Roberto. Tratado de Derecho Administrativo. Ediciones Ciudad Argentina. Tercera edición, 1994.
83
Así pues, el servicio público que se le confía al concesionario debe
adaptarse siempre a las nuevas necesidades de los usuarios en cuanto a cobertura
y calidad, lo que constituye una exigencia básica para satisfacer el fin del
contrato. De ahí, que le plazo en los contratos de concesión de servicios públicos
debe corresponder al periodo de tiempo que requiera el particular para amortizar
la inversión, recuperar los costos de administración y obtener unas utilidades
razonables, sin que la Administración pueda quedar indefinidamente atada al
cumplimiento de un objeto contractual que le impida adoptar las medidas
necesarias para actualizar la prestación del servicio a las nuevas tecnologías y
necesidades de la comunidad.
84
3. Por otra parte, dicha prórroga también vulnera el principio de igualdad
consagrado en los artículos 13 y 209 de la Constitución, y cuya manifestación
en la contratación estatal se plasma en el postulado de igualdad de los licitantes,
piedra angular del proceso licitatorio, que impide durante la ejecución del
contrato modificaciones a los elementos que sirvieron de base para la
adjudicación, pues ello contraviene las reglas de transparencia y selección del
contratista.
34
Corte Constitucional, Sentencia C-350/97
85
constitucionales de igualdad, publicidad y moralidad en el ejercicio de la
función administrativa.
86
derecho privado, las cuales son otorgadas por la ley a las entidades
contratantes como un instrumento cuyo ejercicio habrá de permitirles la
consecución de los cometidos estatales implícitos en la contratación. Estas
potestades, por su especial importancia para la consecución del interés público,
revisten el carácter de inalienables, irrenunciables, intransmisibles e
imprescriptibles y por lo tanto su consagración es de competencia exclusiva del
legislador.
Quedan así expuestas las razones por las que disentimos de la decisión adoptada
por la posición mayoritaria.
Fecha ut supra,
87
SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO A LA SENTENCIA C-949/01
Magistrado Ponente:
Dra. Clara Inés Vargas Hernández
88
artículo 36 en su único inciso. Así pues, el efecto regulador de la disposición
se agotó con su operancia.
Sin embargo, el asunto no es tan claro si se tiene en cuenta que los derechos de
los respectivos contratistas vinieron a ser, a partir de esa fecha, derechos
adquiridos, lo cual hace que por este aspecto deba entenderse definitivamente
agotado el contenido normativo de la disposición examinad desde la fecha en
que surtió efectos. Considerar lo contrario, apoyándose en el tracto sucesivo de
los contratos sobre los cuales recaen dichos derechos, llevaría al
desconocimiento del artículo 58 superior, que garantiza “los derechos
adquiridos con arreglo a las leyes civiles”.
35
Al respecto pueden verse, entre otras, las sentencias C-454 de 1993, C-457 de 1993, C-467 de 1993, C-541
de 1993, C-103 de 1993, C-377 de 1993, C-047 de 1994, C-104 de 1994, C-505 de 1995, C-471 de 1997, C-
480 de 1998, C-520 de 1999. y C-521 de 1999.
36
El artículo 38 de la ley 153 de 1885, que establece un principio básico de interpretación contractual, reza:
“En todo contrato se entenderán incorporadas las leyes vigentes al tiempo de su celebración”
37
Cfr. Código Civil, art. 1602
89
Por todo lo anterior estimo que la norma produjo todos sus efectos, los
cuales se encuentran agotados y son irreversibles, circunstancias que impide el
pronunciamiento de la Corte en torno a ella.
Fecha ut supra,
90
ACLARACION DE VOTO DEL MAGISTRADO EDUARDO
MONTEALEGRE LYNETT A LA SENTENCIA C-949/01
Magistrado Ponente:
Dra. Clara Inés Vargas Hernández
La Corte ha debido resolver qué ocurre con los contratos suscritos con base en
las disposiciones declaradas inexequibles. Dos son las razones por las cuales
considero que la Corte ha debido abordar el punto. En primer lugar, en la
sentencia C-350 de 197, la Corte estudió una situación similar, aunque no igual,
con ocasión de la demanda de inconstitucionalidad contra la ley 335 de 1996.
En dicha oportunidad, la Corporación consideró que las normas derogadas por
la mencionada ley no confería derechos adquiridos a quienes habían suscrito los
contratos en materia de televisión, habida consideración de que la prórroga
estaba sujeta al cumplimiento de ciertas condiciones. En las normas declaradas
inexequibles, por su parte, no se establecía condición alguna para la prórroga,
razón por la cual resultaba indispensable definir si la ley había contemplado un
derecho adquirido o no.
91
De otro lado, de manera abstracta, ha debido analizarse la tensión entre la
incorporación del derecho vigente al contrato y la declaración de
inconstitucionalidad. Esta discusión subyace al pronunciamiento que hizo la
Corte en la sentencia indicada. ¿Puede considerarse nulo el contrato al
incorporar una norma declarada inexequible? ¿Puede, por analogía,
considerarse que ha operado una suerte de decaimiento del contrato al basarse
o incorporar una norma declarada inexequible?
38
Jurisprudencia reiterada en la sentencia C-037 de 1996, entre otras sentencias.
39
Sentencia C-350 de 1997
92
como consecuencia de la expedición de la ley, deben reputarse vigentes y
vinculantes para la administración.
Fecha ut supra,
93
SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO DEL MAGISTRADO
ALVARO TAFUR GALVIS A LA SENTENCIA C-949 DE 2001
Magistrada Ponente:
Dra. Clara Inés Vargas Hernández
Fecha ut supra,
94