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Fisiopatologia

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Atención Farmacéutica en TFD

Trastornos Digestivos
í ndice

Funcionales Definición,
conceptos básicos y
fisiopatología

1. INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 2

2. SINTOMAS................................................................................................................. 2

3. DISPEPSIA FUNCIONAL .......................................................................................... 3

3.1. Criterios de confirmación ................................................................................... 3

3.2. Fisiopatología de la dispepsia funcional .......................................................... 4

4. SÍNDROME DE INTESTINO IRRITABLE .................................................................. 4

4.1. Fisiopatología del síndrome de intestino irritable .......................................... 6

5. Bibliografía ................................................................................................................ 7

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1. INTRODUCCIÓN
Los trastornos digestivos funcionales se definen como síntomas relacionados con la
función digestiva, pero sin causa orgánica que los explique. El paciente percibe
sensaciones negativas o molestas, y las refiere a trastorno o alteración de las funciones
normales o fisiológicas del aparato digestivo. De nuevo, hay que destacar que sólo
hablamos de trastornos funcionales cuando no hay una causa orgánica identificable.
Los exámenes físicos, bioquímicos (analítica de sangre, calprotectina fecal) y las
pruebas de imagen que se realizan para investigar el origen de las molestias excluyen
patología orgánica. Por tanto, no existe una enfermedad orgánica que se pueda
detectar con los métodos diagnósticos habituales, y se trata de un trastorno funcional.

2. SINTOMAS
El paciente percibe síntomas que provienen de su aparato digestivo. Estos síntomas
son diversos e incluyen un abanico variable de sensaciones negativas. Lo más
comunes son dolor en epigastrio, a veces también dolor torácico retroesternal,
pirosis, pesadez postprandial, saciedad precoz, náuseas, vómitos, hinchazón y
distensión abdominal, molestias abdominales difusas, dolor, exceso de ruidos
intestinales, exceso de gas y también hábito defecatorio alterado.

Es muy importante subrayar que estos síntomas por sí mismos no son


patognomónicos o diagnósticos de un trastorno digestivo funcional. Los mismos
síntomas también pueden ser originados por causas de tipo orgánico y por tanto,
generalmente de mayor gravedad. Por ejemplo, una hernia de hiato con esofagitis
debida al reflujo gastro-esofágico se manifiesta por pirosis y dolor torácico, las úlceras
gastroduodenales son causa de epigastralgia, un tumor intestinal puede alterar el
ritmo de deposiciones, etc. Por tanto, para el diagnóstico de trastorno funcional es
imprescindible garantizar que no hay una causa orgánica que origine los síntomas.

Prácticamente todas las personas presentan alguna vez alguno de estos síntomas. De
modo que la incidencia de estos síntomas de modo ocasional abarca a toda la
población general. Sin embargo, en algunos casos estos síntomas se hacen más
frecuentes o son de mayor intensidad, y entonces se califican como trastornos
funcionales del aparato digestivo.

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3. DISPEPSIA FUNCIONAL
Se habla de dispepsia funcional cuando la aparición de síntomas está relacionada con
la ingesta de alimentos. Suelen ser síntomas inducidos por la comida, que es lo más
frecuente, pero también puede tratarse de síntomas que se alivian por después la
comida.

Los síntomas más comunes de la dispepsia funcional son pesadez postprandial,


saciedad precoz, dolor en epigastrio y pirosis por reflujo gastro esofágico. Se
distinguen dos tipos de dispepsia funcional.

El primero se denomina síndrome de distress postprandial porque los síntomas


están claramente inducidos por la ingesta de alimentos. En este caso los síntomas se
describen como saciedad precoz, pesadez postprandial, distensión, y quizá pirosis,
nausea dolor en epigastrio.

Un segundo tipo de dispepsia funcional se denomina síndrome de dolor epigástrico.


Su característica más importante es el dolor en el área epigástrica y es frecuente que
no se relacione con la ingesta de alimentos, se presente en ayunas, o incluso que se
alivie tras la ingesta de los alimentos. Cuando se alivia tras la ingesta de alimentos, es
importante descartar la existencia de enfermedad ulcerosa que afecte al duodeno o al
estómago. Puede haber también distensión, eructos, nausea y pirosis.

3.1. Criterios de confirmación


Existen criterios consensuados por expertos (Roma IV) para confirmar que se trata de
dispepsia funcional:

Primero, debe documentarse mediante exploración endoscópica del esófago,


estómago y duodeno que no hay lesiones. Otras investigaciones diagnósticas
habituales como la ecografía deben estar también dentro de la normalidad.

Segundo, los síntomas deben presentarse al menos un día a la semana durante los
últimos 3 meses, y deben haber debutado como mínimo 6 meses antes de la
consulta.

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Los estudios en Europa y en España consideran que la prevalencia de dispepsia


funcional alcanza entre el 10 y el 30 % de la población.

3.2. Fisiopatología de la dispepsia funcional


La fisiopatología es compleja y multifactorial. Los síntomas del síndrome de saciedad
precoz y pesadez reflejan vaciamiento gástrico lento, evidente en 25% a 35% de los
pacientes con síndrome de distress postprandial. El vaciado gástrico muy lento se
asocia con vómitos y pérdida de apetito.

También puede estar alterada la relajación o acomodación gástrica, que está


controlada por un reflejo vago-vagal desencadenado por la ingestión de comida y
mediado por la activación de los nervios nitrérgicos en la pared gástrica. Se ha
observado una respuesta de relajación gástrica reducida a la ingestión de comida en
aproximadamente un tercio de los pacientes con dispepsia funcional. También se ha
descrito hipersensibilidad del estómago a la distensión, de modo que la distensión
por comida puede resultar molesta o dolorosa.

La infección por H. pylori se baraja como una de las posibles causas de los síntomas,
pero la erradicación exitosa de H. pylori solamente conduce a la resolución sostenida
de los síntomas en una minoría de los pacientes.

En muchos pacientes se reconoce la asociación entre dispepsia y trastornos


psicológicos, especialmente ansiedad, depresión y tendencias neuroticas. Es claro
que existe una relación bidireccional, ya que los pacientes con trastornos
gastrointestinales funcionales son más propensos a desarrollar problemas
psicológicos, y viceversa.

4. SÍNDROME DE INTESTINO IRRITABLE


El consenso de expertos de Roma IV define el síndrome de intestino irritable como un
trastorno digestivo funcional en el que el dolor abdominal está asociado a las
deposiciones, bien por cambios en el ritmo de deposiciones o por cambios en su
consistencia. Los síntomas suelen incluir además del dolor abdominal las molestias por

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hinchazón y distensión del perímetro abdominal, y exceso de ruidos intestinales y


gases. Muchas veces también hay molestias en epigastrio y exceso de eructos. En
cualquier caso, el requerimiento esencial para el diagnóstico de síndrome de intestino
irritable es la asociación de los síntomas abdominales con alteración del hábito
intestinal. Frecuentemente, esta asociación consiste en que los síntomas se alivian tras
la defecación, pero en otros casos los síntomas se agravan en relación a la defecación.

Un meta-análisis de 80 estudios de todo el mundo sugiere que la prevalencia de


síndrome de intestino irritable está entre el 10 y el 15% de la población. Los criterios
diagnósticos de Roma 4 consideran que hay síndrome de intestino irritable cuando el
paciente sufre dolor abdominal recurrente asociado a la defecación al menos un día a
la semana durante los últimos 3 meses, habiendo debutado el cuadro como mínimo 6
meses antes de la consulta.

Se han distinguido varios subtipos de síndrome de intestino irritable en relación a los


cambios en el ritmo de deposiciones. Se habla de intestino irritable de tipo
estreñimiento (IBS-C) cuando el paciente refiere tres o menos deposiciones a la
semana y/o las heces son de consistencia duras en la mayor parte de las deposiciones.
Se utiliza la escala de Bristol para caracterizar el aspecto formal de las heces, y en IBS-
C suele observarse tipos Bristol 1 y 2.

Se habla de intestino irritable tipo diarrea (IBS-D) cuando los síntomas abdominales se
asocian a diarrea, bien por presentar varias deposiciones al día, o bien heces blandas
o fluidas que se califican en Bristol como 6 y 7. Hay también formas de intestino irritable
mixtas (IBS-M) cuando se alterna entre diarrea y estreñimiento, o la forma y
consistencia de las heces cambia entre los extremos de la escala de Bristol. Por último,
también se reconoce intestino irritable no clasificable (IBS-U) en los casos en los que
las molestias se asocian a la deposición, aunque el hábito intestinal no se ajusta a los
criterios anteriores.

En la nueva definición del síndrome de intestino irritable, los expertos de Roma IV


consideran un gradiente de mayor a menor intensidad de dolor. Cuando el dolor es
importante y predominante, hablamos de síndrome de intestino irritable propiamente
dicho. Sin embargo, cuando la intensidad del dolor es más baja se habla de diarrea

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funcional o de estreñimiento funcional según las características de las deposiciones.


Cuando no predomina el dolor, se destaca la alteración en las deposiciones que el
paciente asocia con sus síntomas.

4.1. Fisiopatología del síndrome de intestino irritable


El origen de los síntomas en el síndrome de intestino irritable es multi-factorial. Es
evidente que influyen los contenidos intestinales, como comidas irritantes o
flatulentas, exceso de gas, heces duras o líquidas, etc. Además, estos pacientes tienen
un aparato digestivo susceptible, que no tolera estímulos normalmente
desapercibidos. Está labilidad se debe a un aumento de la sensibilidad y/o de los
mecanismos reflejos que controlan la función digestiva. Se ha observado que los
pacientes experimentan sensaciones más intensas, en forma de síntomas, que los
sujetos sanos. No se conoce la causa de esta alteración sensitiva, pero se han descrito
una serie de factores predisponentes o desencadenantes: factores genéticos, factores
psicológicos o cognitivos, factores relacionados con procesos infecciosos o
alteraciones inmunológicas. Los hábitos de vida, especialmente la dieta y el hábito
deposicional, tienen un papel muy importante. Algunos pacientes atribuyen sus
molestias o sensación de hinchazón a un aumento del gas intestinal y esta noción se
suele reforzar, porque, además, refieren una dificultad para expulsar gas y alivio de las
molestias cuando consiguen evacuarlo. Sin embargo, en estudios específicos no se ha
encontrado un aumento real del volumen de gas intestinal; los pacientes tienen una
tolerancia disminuida y experimentan síntomas ante contenido de gas normal. La
microbiota intestinal también parece jugar un papel importante en cuanto a la
generación y consumo de gas, modulación de la sensibilidad visceral, y actividad
sobre la motilidad del ciego y colon.

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5. Bibliografía
• Drossman DA, Hasler WL. Rome IV-Functional GI Disorders: Disorders of Gut-Brain
Interaction. Gastroenterology. 2016 May;150(6):1257-61.
• Stanghellini V, Chan FK, Hasler WL, Malagelada JR, Suzuki H, Tack J, Talley NJ.
Gastroduodenal Disorders. Gastroenterology. 2016 May;150(6):1380-92.
• Mearin F, Lacy BE, Chang L, Chey WD, Lembo AJ, Simren M, Spiller R. Bowel Disorders.
Gastroenterology. 2016 May;150(6):1393-407.
• Azpiroz F, Bouin M, Camilleri M, Mayer EA, Poitras P, Serra J, Spiller RC. Mechanisms of
hypersensitivity in IBS and functional disorders. Neurogastroenterol Motil. 2007
Jan;19(1 Suppl):62-88.

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