Chagas
Chagas
Chagas
El T. cruzi ingresa al tubo digestivo del insecto cuando esta pica a una persona o a un mamífero
infectado. El parásito se divide activamente en su intestino, dando origen a las formas infectantes,
las cuales son transmitidas a través de sus heces, que son depositadas mientras succiona sangre, a
pocos milímetros de la picadura (transmisión vectorial).
FASES DE LA INFECCIÓN
Fase aguda: caracterizada por alta parasitemia, por lo general asintomática. En algunos
pocos casos puede producir fiebre, adenopatías y una reacción inflamatoria en el sitio de
inoculación, llamada chagoma.
Fase crónica indeterminada: el sistema inmune controla la infección, pero no la elimina,
es asintomática, con la baja parasitemia y presencia de anticuerpos específicos.
Fase crónica sintomática: en el 20 a 30% de los individuos aparecen lesiones a nivel
cardíaco o tubo digestivo o del sistema nervioso.
FASE AGUDA
Para confirmar la infección en la fase aguda es necesario demostrar la presencia del parásito por
métodos parasitológicos directos. Entre estos, los métodos de concentración en una
muestra de sangre serían los indicados debido a la sensibilidad adecuada ante el nivel de
parasitemia existente en esta fase, y a que podrían ser realizados en laboratorios de baja complejidad.
Los métodos de concentración que pueden utilizarse, en orden de menor a mayor complejidad son:
Gota fresca: emplea solo una gota de sangre entre portaobjeto y cubreobjeto. Requiere
una observación prolongada al microscopio por parte del operador (45 min) y su sensibilidad
es de 50 a 70%.
Micrométodo con capilares (Técnica de microhematocrito): se toman 6 capilares de
hematocritos de sangre heparinizada y se centrifugan a 3.000 rpm durante 40 seg; se extiende
la capa de blancos y se observa durante 30 minutos, en un microscopio (400x), en búsqueda
del parásito. Esta técnica requiere entrenamiento del operador, utiliza pequeños volúmenes
de sangre (0,5 ml) y tiene buena sensibilidad.
Micrométodo con microtubo: se utiliza un tubo de 1,5 ml de capacidad al que se le agrega
una gota de heparina más 0,5 o 1 ml de sangre venosa, se mezcla por inversión y se centrifuga
durante dos minutos. Se toma una gota de la interfase, rica en glóbulos blancos, y se observa
entre porta y cubreobjeto al microscopio. Se deben realizar como mínimo dos preparados que
deben ser observados durante no menos de 15 minutos cada uno antes de considerarlos
negativos.
Strout: tiene el inconveniente que requiere grandes volúmenes de sangre, entre 5 y 10 ml.
En casos de pacientes con síntomas neurológicos, toda vez que se pueda, también se debería buscar
la presencia de parásitos en líquido cefalorraquídeo.
La seroconversión positiva entre dos análisis con 30 a 90 días de intervalo podría también
servir como diagnóstico confirmatorio de fase aguda si no puede realizarse la parasitemia. Sin
embargo, se debe recordar que la seroconversión tiene menor valor en el diagnóstico de fase aguda
en pacientes con tratamientos o enfermedades que generen inmunosupresión o inmunodepresión.
Las pruebas serológicas se utilizan para detectar anticuerpos circulantes (Inmunoglobulinas
G - IgG) contra el parásito. La IgG específica generalmente puede detectarse antes de los 30 días
de ocurrida la infección aguda, alcanzando su nivel máximo al tercer mes. Con el fin de detectar los
anticuerpos específicos, IgG, se pueden emplear los siguientes métodos diagnósticos:
En todo paciente con infección aguda por T. cruzi se debe realizar un examen clínico para detectar
posibles manifestaciones que requieran tratamiento sintomático, además del tratamiento
antiparasitario específico, realizar interrogatorio y examen físico completos. Adicionalmente
se recomienda la realización como mínimo de un electrocardiograma (ECG), una radiografía de
tórax frente y perfil y exámenes bioquímicos: hemograma, eritrosedimentación, creatinina o
urea, y hepatograma. Estos últimos estudios permitirán realizar un monitoreo de seguridad del
tratamiento farmacológico. La realización de otros estudios complementarios será guiada por la
presencia de signos y síntomas. La no realización de estudios cardiológicos no debería retrasar el
inicio del tratamiento.
El objetivo principal del tratamiento en la fase aguda de la infección consistiría en la eliminación del
parásito mediante el tratamiento antiparasitario específico. El tratamiento tripanocida comparte
características similares en todas las fases de la infección, independientemente de la vía
de transmisión. Se deberían suministrar además todas las medidas de soporte y control
sintomático necesarias dependiendo de la presentación clínica y las manifestaciones que presente
el paciente con infección aguda.
SIGNOS Y SÍNTOMAS:
Manifestaciones inespecíficas:
Síndrome febril prolongado.
Hepatoesplenomegalia.
Adenomegalias.
Anemia.
Edemas.
Irritabilidad o somnolencia.
Convulsiones.
Meningoencefalitis.
Miocarditis: taquicardia, arritmias, insuficiencia
cardíaca, cardiomegalia.
Manifestaciones específicas:
Chagoma de inoculación: puede presentarse en
cualquier parte del cuerpo, pero es más frecuente en
cara, brazos y piernas. Es poco o nada doloroso. Puede
tener aspecto forunculoide, erisipelatoide, tumoroide o
lupoide. Generalmente tiene adenopatía satélite.
Complejo oftalmoganglionar (signo de Romaña):
forma particular de chagoma de inoculación que puede
durar entre 1 y 3 semanas; se caracteriza por presentar
edema bipalpebral unilateral, elástico e indoloro;
eritema rosado tenue, rojo o rojo violáceo; adenopatía
satélite, conjuntivitis y dacrioadenitis.
Chagoma hematógeno: son tumoraciones planas,
que toman dermis y tejido celular subcutáneo,
generalmente no adheridas a planos profundos, únicos o múltiples. El tamaño puede
ser variable. La localización más frecuente es abdomen inferior, nalgas y muslos. En
general son indoloros y pueden ser sensibles a la presión. Habitualmente no alteran el
color de la piel suprayacente.
Lipochagoma geniano: es el chagoma que toma la bola adiposa de Bichat. Puede
ser de consistencia lipomatosa o dura. Generalmente es doloroso y en lactantes puede
dificultar el amamantamiento.
Seguimiento de la infección aguda vectorial: es una urgencia epidemiológica, de
notificación obligatoria, dado que es un marcador de la presencia del vector y de transmisión
activa en la región, por lo que se requiere la implementación de medidas de evaluación y
control entomológico en el área donde se produjo.
CHAGAS CONGÉNITO: menos del 10% de los hijos de madres con enfermedad de Chagas crónica,
padecerán de infección congénita. Entre el 60 y el 90% de los RN infectados están asintomáticos al
momento de nacer. Las manifestaciones clínicas más frecuentes en los RN con Chagas congénito son:
bajo peso, nacimiento prematuro, hepatoesplenomegalia, hipotonía muscular y fiebre.
No se utiliza en los primeros 10 meses de vida, como parte de la evaluación de los recién
nacidos de madres chagásicas, debido a que la presencia de anticuerpos IgG no diferencia los
anticuerpos formados por el RN de los trasmitidos pasivamente por la madre. También,
alrededor del 10% de los RN con Chagas congénito, tienen IgG negativa. Por ende, la serología
negativa al nacimiento, no descarta la infección.
En niños no infectados, los anticuerpos maternos trasmitidos pasivamente, pueden ser detectados
hasta los 9 meses de vida.
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS:
PACIENTES INMUNOCOMPROMETIDOS.
Existen dos posibilidades que podrían suceder en un paciente inmunocomprometido: 1) que una
infección crónica se reactive o 2) que adquiera una infección aguda por diferentes vías de
transmisión. En ambas circunstancias, el cuadro clínico es muy grave y requiere un rápido
diagnóstico a fin de que el tratamiento etiológico sea efectivo, para evitar complicaciones asociadas.
PERSONAS CON VIH/SIDA: el riesgo de reactivación en una persona con infección crónica por T.
cruzi se iniciaría cuando tiene recuentos de CD4 inferiores a 200 células/mm3, al igual que para otras
enfermedades oportunistas. Las manifestaciones más frecuentes de la reactivación en estos pacientes
son miocarditis, pericarditis, meningoencefalitis, pseudotumores cerebrales y síndrome
febril prolongado. La mortalidad es muy elevada si no se realiza un diagnóstico precoz que permita
instaurar rápidamente el tratamiento etiológico.
Todo paciente con infección crónica por T. cruzi en el cual se haga diagnóstico de infección por VIH,
deberá iniciar tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA).
FASE CRÓNICA
Etapa que sigue a la fase aguda y comienza cuando la parasitemia se vuelve indetectable por
los métodos parasitológicos directos por concentración. En esta fase, la infección es
detectable principalmente por métodos serológicos (que demuestran la respuesta inmunológica
del huésped frente al parásito) y también por métodos moleculares.
Debido a que la mayoría de las infecciones agudas por T. cruzi ocurren en forma asintomática, una
gran proporción de las personas infectadas son diagnosticadas en la fase crónica, por lo tanto, esta
fase debería sospecharse en cualquier individuo que:
Resida o haya residido en zonas endémicas en Haya sido o sea usuario de drogas inyectables.
forma habitual o esporádica, tenga o no Refiera tener o haber tenido síntomas o signos
antecedentes clínicos compatibles con compatible con infección por T. cruzi.
enfermedad de Chagas aguda o contacto con Tuviera familiar cercano que presentara
el vector. enfermedad cardíaca o muerte súbita a edades
Su madre biológica esté infectada por T. cruzi. tempranas y/o con antecedentes de serología
Haya recibido transfusión de sangre y/ reactiva para T. cruzi.
hemoderivados.
La mayor parte de las personas con infección crónica cursan el resto de su vida en forma
asintomática. Aproximadamente el 30% de estas personas desarrollarían lesión de órganos
(principalmente a nivel cardíaco y/o digestivo) en un plazo de 10 a 20 años, con signos y síntomas
de expresión variada. De acuerdo con ello, esta fase se clasifica en dos formas clínicas: con
patología demostrada y sin patología demostrada (anteriormente llamada forma
indeterminada).
Deben realizarse al menos dos reacciones serológicas normatizadas de principios distintos, que
detecten anticuerpos diferentes con la misma muestra de suero, siendo necesario además utilizar
por lo menos una de las pruebas de mayor sensibilidad como ELISA o IFI. Para considerar el
diagnóstico como definitivo (ya sea confirmando o descartando una infección crónica), el resultado
de ambas pruebas debe ser coincidente (ambas reactivas o ambas no reactivas). En caso de
discordancia (una prueba reactiva y otra no reactiva) se debería realizar una tercera prueba, o
derivarla a un centro de referencia.
Las personas con infección en fase crónica deben ser instruidas en forma adecuada sobre la
importancia del seguimiento y control periódico a largo plazo, una vez por año, así como señalar
que no deben donar sangre.
Los pacientes con esta forma de la enfermedad serían candidatos a recibir tratamiento tripanocida.
Se caracteriza por presentar serología reactiva para T. cruzi y presencia de lesión orgánica
compatible con la enfermedad de Chagas, (cardíaca, digestiva). Es importante la detección
precoz de la forma orgánica de la fase crónica a fin de obtener una mejor respuesta al tratamiento.
Un ECG típico de un sujeto con enfermedad de Chagas, que muestra un bloqueo de rama derecha y un hemibloqueo anterior izquierdo.
MÉTODOS INESPECÍFICOS
1) Eliminar el vector y evitar la exposición: mejorar las viviendas de las zonas rurales
endémicas, estucando paredes y tapando grietas, evitando techos de paja, fumigando las
viviendas en el interior y exterior, alejando los establos de las proximidades de las casas y
manteniéndolos a una distancia prudente de donde esté la familia, colocar trampas adhesivas
en árboles. No usar materiales que favorezcan la anidación de los triatominos a la hora de
construir casas. Las personas que viajan a zonas endémicas de la enfermedad deben evitar
dormir en viviendas en las que puedan vivir los triatominos.
2) Aislamiento de enfermos: no es necesario.
3) Medidas de prevención personal: medidas estándar del personal médico.
TAMIZAJE