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La Medicina Medieval

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LA MEDICINA MEDIEVAL

Inicia a partir de la caída del Imperio Romano (476 d.C) hasta la caída de
Constantinopla (1453) o Descubrimiento de América (1492). El Galenismo (Claudio
Galeno vivió del 131 a 216 d.C) proporcionó de alguna manera la ortodoxia de la
medicina en la Edad Media, pero encontró poderosos competidores desde el oriente
medio como la medicina babilónica–mesopotámica practicada por los hebreos, la
medicina tenía influencia religiosa y consideraban a la enfermedad como consecuencia
de algún pecado o signo de desagrado divino, por lo que la función médica también
estuvo ejercida por los sacerdotes. Desde la muerte de Galeno la medicina deja de ser
racional por estar dominada por la religión y la magia.
En la edad media se aplicaban las regulaciones contenidas en el Levítico de las sagradas
escrituras tanto de judíos como de cristianos, recomendaban el aislamiento de pacientes
con cierto tipo de trastorno, la desinfección y fumigación de locales, la exigencia de
tener un día de descanso a la semana, lo que se podría considerar una valiosa innovación
terapéutica. Sin embargo, la idea de pecado y sentimiento de culpa, la enfermedad que
mandaba Dios para probar la fe, la posesión demoniaca, la tentación del demonio eran
muy frecuentemente inculcados a las personas enfermas y junto al tratamiento empírico,
se adicionaba el exorcismo, las oraciones, imposiciones de manos, etc.
ALEJANDRO DE TRALLES (siglo VI)
se estableció en Roma, y trascendió en la práctica de la medicina de la edad media
porque se inclinaba hacia el pragmatismo y adquirió cierta notoriedad al atreverse a
expresar opiniones en contra de Galeno y al insistir en que el tratamiento debe guiarse
por los síntomas y no por los humores. Pero el pragmatismo lo llevó a prescribir
tratamientos ridículos y supersticiosos (amuletos con estiércol de lobo, clavo de barco
hundido con una porción de corazón de ciervo, etc.) los defendía diciendo que, aunque
no hubiera ninguna razón racional, con el tiempo podría descubrirse alguna razón de su
eficacia.
Con la decadencia del imperio Romano empezaron a incrementarse las epidemias, por
la falta de higiene, culminado con la gran peste bubónica del emperador Justiniano en el
año 541, murieron entre 5 mil a 10 mil personas diariamente en el periodo de tres
meses, solamente en Constantinopla y en otras ciudades donde las pestes fueron
endémicas. Una cuarta parte de la población europea fue aniquilada por la “muerte
negra”.
El uso de las hierbas medicinales se permitía para al tratamiento de trastornos comunes
y se cultivaban en los huertos de los monasterios y los monjes mismos practicaban la
medicina y a veces la cirugía menor. En el siglo XII, en el Concilio de Reims, se
prohíbe el ejercicio de la medicina y el derecho a los sacerdotes y monjes, bajo la
amenaza de excomunión.
En los finales de la edad media menudearon los estallidos del “Baile de San Vito” o
TARANTISMO, era la manía de bailar en círculos cogidos de las manos durante horas,
con signos de haber perdido el control de sus sentidos hasta caer agotados y a veces
convulsionando y votando espuma por la boca. Era una especie ataque colectivo,
decían: “a quienes los dioses quieren destruir primero los enloquecen” y se atribuye al
gran caos social, pobreza y pobreza extrema, miedo a las epidemias, inseguridad total de
las propiedades, moral corrompida, poder despótico de los gobernantes y de las
estructuras monárquicas y la sociedad de la época y la extrema pobreza.
LA MEDICINA MONÁSTICA
En la edad media los hospitales se fundaron como un acto benéfico, como parte
integrante de la fe cristiana, el de identificarse con los enfermos y los pobres. EL
HOSPITAL DE SAN BASILIO, en la región de Cesárea, fue abierto el año 372 d.C.
como un lugar para comodidad de los extranjeros, tanto de los que van de viaje como
los que están enfermos y necesitan tratamiento, pero a menudo los hospitales eran más
convenientes para los donantes de caridad que para los asilados y muchas veces crearon
problemas y más enfermedad por las epidemias. Por lo tanto, el trabajo con los
enfermos podría ser peligroso y requería un espíritu de dedicación y a veces en
arrepentimiento de los pecados. El papel de los hospitales en la edad media fue de
importancia decisiva para el futuro de la fe cristiana.
En el año 1099 había un hospital cristiano fundado por el HERMANO GERARDO para
auxiliar a los peregrinos que acudían a Tierra Santa, atendido por un grupo pequeño de
monjes que se llamaban a sí mismos “Los Hermanos Pobres del Hospital de San Juan”.
Los cruzados cuando retomaron Jerusalén les entregaron algunos edificios y se
reorganizaron bajo el nombre de “Caballeros de San Juan” y crecieron en varios países
como Tiro, Accra, Chipre, Rodas (formaron un Estado soberano), Italia, la Isla de Malta
obsequiada por el emperador Carlos V y a partir de entonces se les conoce como “Los
Caballeros de Malta”, también expulsados por Napoleón trasladándose a Roma.
Los BENEDICTINOS tenían un claustro de atención médica en Monte Cassino en
Salerno, fundado hacia el año 820, fue un arzobispado desde fines del siglo X. Se dice
que los médicos de la Escuela de Salerno y estos monjes tenían buenas relaciones.
Curiosamente para la época, el interés de esa Escuela estaba centrado en el empirismo y
la observación y no en el aspecto teórico y especulativo. Los numerosos textos que
datan de entonces poseen muy buenas descripciones clínicas, por ejemplo, de la
disentería y de enfermedades del aparato urogenital.
Otros centros se crearon en Oxford y Cambridge (Inglaterra), en Chartres y Tours
(Francia), en Fulda y St.Gall (Alemania). La medicina monástica estaba a cargo de los
monjes “médicos” que tuvieron el mérito de reunir los documentos clásicos y de
preservar las tradiciones antiguas, declinó durante el siglo X, los monjes se alejaban de
sus menesteres religiosos por los crecientes demanda de atención médica por lo que los
concilios de REIMS (1131), de Tours (1163) y de Paris (1212), se restringieron las
actividades médicas de los monjes y finalmente se prohibieron. La aparición de las
órdenes dominicas y franciscanas reforzaron el rechazo de la práctica de la medicina por
frailes.

MAIMÓNIDES (Rabí Moshé ben Maimón: Médico judío, nacido en Córdoba - España
y fallecido en Alejandría en el s. XII 1135 - 1204)
Considerado la figura más prominente del judaísmo durante
el período medieval, su saber médico le proporcionó gran
fama, tanto por su práctica profesional como por los
tratados teóricos donde describe enfermedades, propone
normas higiénicas y dietéticas. También es conocido como
RAMBAM (acrónimo de sus iniciales en hebreo), Sus obras más importantes son:
Extractos de Galeno, ‘Aforismos médicos de Moisés’. Esta incluye 1.500 aforismos
organizados en 25 capítulos, cada uno versando sobre un área diferente de la medicina,
tales como anatomía, fisiología, patología, sintomatología y diagnóstico, etiología de
enfermedades. De gran vigencia es su descripción del cuadro clínico de la neumonía y
de la hepatitis, que está vigente hasta nuestros días; la terapéutica, fiebres, flebotomías,
laxantes y eméticos, cirugía, ginecología, higiene, dietética, farmacología y curiosidades
médicas. Describió el régimen de la salud, también escribió el Tratado sobre las
hemorroides, Tratado del asma.
Para combatir los vómitos y diarrea que provocó la
epidemia del Cólera, Maimónides dispuso la preparación de
una bebida compuesta de goma de Arabia, arroz y corteza
de pan, posiblemente una de las primeras soluciones
rehidratantes conocidas.
Clasificó la medicina en tres divisiones: la preventiva, la
curativa y la que atendía a los convalecientes, incluyendo a
los ancianos e inválidos.
Tradujo al árabe los libros de medicina griega y latinos y
quiso armonizar la verdad de la ciencia con la fe religiosa y
dejó escrito el juramento del médico, similar al de
Hipócrates de quien era admirador.
Maimónides es considerado uno de los pensadores más influyentes en teología y
filosofía occidental. Tres son sus obras más importantes, siendo la primera de ellas
‘Comentario a la Mishná’ (1168), conocida también como ‘Libro Iluminador’. Diez
años después termina ‘Mishné Torá’ (1178), su obra maestra teológica, consistente en
una síntesis y organización sistemática de la ley bíblica y rabínica, también conocida
como ‘Código de Maimónides’. Finalmente, en 1190 acaba su obra maestra filosófica,
titulada ‘Guía de Perplejos’.
“El arte de Galeno cura solamente el cuerpo, pero el de Maimónides cura el cuerpo y
el alma. Con su sabiduría es capaz de curar la enfermedad de la ignorancia. Y si la
luna apelara a su arte, de sus manchas la libraría, de todos sus defectos crónicos
habría de despojarla: hasta la curaría de su palidez en la época de conjunción”.
Bn Sina Almuk (poeta)
JURAMENTO MÉDICO
¡Shalom!
"Dios, llena mi alma de amor por el arte y por todas las criaturas.
Aparta de mí la tentación de que la sed de lucro y la búsqueda de la gloria me
influencien en el ejercicio de mi profesión.
Sostén la fuerza de mi corazón para que esté siempre dispuesto a servir al pobre y al
rico, al amigo y al enemigo, al justo y al injusto.
Haz que no vea más que al hombre en aquel que sufre.
Haz que mi espíritu permanezca claro en toda circunstancia: pues grande y sublime es
la ciencia que tiene por objeto conservar la salud y la vida de todas las criaturas.
Haz que mis enfermos tengan confianza en mí y en mi arte y que sigan mis consejos y
prescripciones.
Aleja de sus lechos a los charlatanes, al ejército de parientes
con sus mil consejos y a los vigilantes que siempre lo saben todo;
es una casta peligrosa que hace fracasar por vanidad las mejores intenciones.
Concédeme, Dios mío, indulgencia y paciencia con los enfermos obstinados y groseros.
Haz que sea moderado en todo, pero insaciable en mi amor por la ciencia.
Aleja de mí la idea de que lo puedo todo.
Dame la fuerza, la voluntad y la oportunidad de ampliar cada vez
más mis conocimientos, a fin de que pueda procurar
mayores beneficios a los que sufren.
Amén."
Rambam. Rabbí MoshéBen Maimónides
ORACIÓN DE MAIMONIDES
Atribuida a Moses Maimónides, médico judío, nacido en Córdoba (1135-1204).
Supuestamente descubierta por un médico alemán, Marcus Herz, que la publicó en 1793
como "Oración diaria de un médico antes de salir a visitar a sus enfermos. Según un
manuscrito en hebreo, de un famoso médico judío del siglo XII, que trabajó en Egipto”
ORACIÓN DIARIA DEL MÉDICO (ORACIÓN DE MOSES MAIMÓNIDES)
Dios Todopoderoso, Tú has creado el cuerpo humano con infinita sabiduría. Tú has
combinado en él diez mil veces, diez mil órganos, que actúan sin cesar y
armoniosamente para preservar el todo en su belleza: el cuerpo que es envoltura del
alma inmortal. Trabajan continuamente en perfecto orden, acuerdo y dependencia.
Sin embargo, cuando la fragilidad de la materia o las pasiones desbocadas del alma
trastornan ese orden o quiebran esa armonía, entonces unas fuerzas chocan con otras y
el cuerpo se desintegra en el polvo original del cual proviene. Tú envías al hombre la
enfermedad como benéfico mensajero que anuncia el peligro que se acerca y le urges a
que lo evite.
Tú has bendecido la tierra, las montañas y las aguas con sustancias curativas, que
permiten a tus criaturas aliviar sus sufrimientos y curar sus enfermedades. Tú has
dotado al hombre de sabiduría para aliviar el dolor de su hermano, para diagnosticar
sus enfermedades, para extraer las sustancias curativas, para descubrir sus efectos y
para prepararlas y aplicarlas como mejor convenga en cada enfermedad.
En Tu eterna Providencia, Tú me has elegido para velar sobre la vida y la salud de Tus
criaturas. Estoy ahora preparado para dedicarme a los deberes de mi profesión.
Apóyame, Dios Todopoderoso, en este gran trabajo para que haga bien a los hombres,
pues sin Tu ayuda nada de lo que haga tendrá éxito.
Inspírame un gran amor a mi arte y a Tus criaturas. No permitas que la sed de
ganancias o que la ambición de renombre y admiración echen a perder mi trabajo,
pues son enemigas de la verdad y del amor a la humanidad y pueden desviarme del
noble deber de atender al bienestar de Tus criaturas.
Da vigor a mi cuerpo y a mi espíritu, a fin de que estén siempre dispuestos a ayudar
con buen ánimo al pobre y al rico, al malo y al bueno, al enemigo igual que al amigo.
Haz que en el que sufre yo vea siempre a un ser humano.
Ilumina mi mente para que reconozca lo que se presenta a mis ojos y para que sepa
discernir lo que está ausente y escondido.
Que no deje de ver lo que es visible, pero no permitas que me arrogue el poder de
inventar lo que no existe; pues los límites del arte de preservar la vida y la salud de Tus
criaturas son tenues e indefinidos.
No permitas que me distraiga: que ningún pensamiento extraño desvíe mi atención
cuando esté a la cabecera del enfermo o perturbe mi mente en su silenciosa
deliberación, pues son grandes y complicadas las reflexiones que se necesitan para no
dañar a Tus criaturas.
Concédeme que mis pacientes tengan confianza en mí y en mi arte y sigan mis
prescripciones y mi consejo. Aleja de su lado a los charlatanes y a la multitud de los
parientes oficiosos y sabelotodo, gente cruel que con arrogancia echa a perder los
mejores propósitos de nuestro arte y a menudo lleva a la muerte a Tus criaturas.
Que los que son más sabios quieran ayudarme y me instruyan. Haz que de corazón les
agradezca su guía, porque es muy extenso nuestro arte.
Que sean los insensatos y locos quienes me censuren. Que el amor de la profesión me
fortalezca frente a ellos. Que yo permanezca firme y que no me importe ni su edad, su
reputación, o su honor, porque si me rindiera a sus críticas podría dañar a tus
criaturas.
Llena mi alma de delicadeza y serenidad si algún colega de más años, orgulloso de su
mayor experiencia, quiere desplazarme, me desprecia o se niega a enseñarme. Que eso
no me haga un resentido, porque saben cosas que yo ignoro. Que no me apene su
arrogancia. Porque, aunque son ancianos, la edad avanzada no es dueña de las
pasiones. Yo espero alcanzar la vejez en esta tierra y vivir en Tu presencia, Señor
Todopoderoso.
Haz que sea modesto en todo excepto en el deseo de conocer el arte de mi profesión. No
permitas que me engañe el pensamiento de que ya sé bastante. Por el contrario,
concédeme la fuerza, la alegría y la ambición de saber más cada día. Pues el arte es
inacabable, y la mente del hombre siempre puede crecer.
En Tu eterna Providencia, Tú me has elegido para velar sobre la vida y la salud de Tus
criaturas. Estoy ahora preparado para dedicarme a los deberes de mi profesión.
Ayúdame, Dios Todopoderoso, en este gran trabajo para que haga bien a los hombres,
pues sin Tu auxilio nada de lo que haga tendrá éxito.
LA ESCUELA DE MEDICINA DE SALERNO
En el intermedio de la edad media hubo algunas instituciones como la Escuela Médica
de Salerno (Scuola Medica Salernitana) situada en la ciudad de Salerno, región de
Campania, al sur de Nápoles de la actual Italia, (siglo IX al XIII), cuya formación estaba
basada en la tradición hipocrática greco-latina complementada por las nociones
provenientes de la cultura árabe y judía. Fue una escuela doblemente excepcional: por
un lado, exclusivamente médica y, por el otro, laica, una civitas hipocrática, fundada,
según la leyenda, por cuatro médicos: un griego, un cristiano, un judío y un musulmán.
La leyenda de su fundación dice que cuatro médicos, Helino -hebreo-, Ponto -griego-,
Adela -árabe- y Salernus -latino- se congregaron para fundar una institución médica
laica, docente y asistencial, que semejara las escuelas de la antigüedad clásica. Como
toda leyenda, ésta busca dejar un mensaje, el carácter universal y sincrético de la
enseñanza y la práctica médicas.
La escuela de Salerno se puede considerar el punto de partida de la -hoy llamada-
"profesión" médica. Fue en Salerno, en 1180, donde por primera vez se utilizó
legalmente el título Doctor, designando a un médico. Por primera vez también, ahí se
estableció una enseñanza reglamentada, con un programa, un método docente y un
currículo. La profesión se formalizó en Salerno, a través de exámenes y titulaciones.
Se puede distinguir, en la historia de la Escuela Salernitana, al menos tres periodos:
a) UN SALERNO PRIMITIVO (desdelos orígenes del Collegium hasta la aparición de
Constantino el Africano).
b) UN ALTO SALERNO (desde Constantino el Africano hasta el siglo VIII).
c) UN SALERNO TARDÍO (época en la que decae la Civitas Hipocrática, desplazada
por las nacientes universidades).
A comienzos del siglo XI, ya estaba organizada la enseñanza de la escuela: varios
médicos -bajo la regencia de un decano- cuidaban de ella. El contenido teórico era más
bien pobre: el Passionarius Galieni, compuesto de fragmentos de escritos antiguos, era
casi todo su bagaje intelectual. Vale la pena mencionar el De mulierum passionibus,
inet post Partum, un pequeño tratado de ginecología, cuya autora Trótula, fue la primera
de las mujeres que aprendieron y enseñaron en Salerno.
La escuela de medicina docente y a su vez asistencial pese al pomposo nombre,
Collegium Hipocraticum, que a sí mismo se dio el conjunto de los médicos allí
reunidos, fue muy innovadora, se introduce en el método clínico y apuesta por la
profilaxis, su actividad fue puramente Pragmática hasta cien años después. Alfano,
arzobispo de Salerno desde 1058, es la figura más importante de este primer período de
la Escuela. De él se conservan varios escritos: De natura hominis, traducción ampliada
del que compuso Nemesio de Emesa, De pulsibus, basado sobre la esfigmología
helenística, y De quatuor humoribus o De complexionibus, consagrado a la patología
humoral.
La Escuela de Salerno llegó a su mayoría de edad -alto Salerno- con las traducciones, a
las que consagró 10 años, Constantino El Africano (+1085), comerciante del norte de
África que, debido a indicaciones del arzobispo Alfano, viajó por el mundo islámico.
Ahí conoció bien su medicina. Luego de convertirse al cristianismo, se hizo hermano
lego en Monte Cassino. Constantino tradujo al latín unos 30 escritos árabes, gran
cantidad de textos para su época. Con esto, la escuela pudo dar a sus alumnos una
enseñanza científica y metódica, transfiriendo conocimiento técnico a toda Europa. Por
estos méritos se le confirió a Constantino el título de Magíster orientis et occidentes.
A partir de este hecho, y hasta el siglo XII, surgirán algunas personalidades importantes
y dos grandes obras anónimas. Las dos obras anónimas son De aegritudinum curatione,
el mejor tratado de patología y terapéutica especiales, y el famoso Régimen sanitatis
Salernitanum, poema dedicado principalmente a la dieta (en el sentido original y
amplio, que significa régimen de vida y no sólo alimenticio). Las 240 ediciones que
hasta 1857 se registraban de la Colectio Salernitiana, son manifestación de su éxito. "Si
faltan médicos, sean tus médicos estas tres cosas: mente alegre, descanso y dieta
moderada".
No sólo hubo escritos de anatomía, fisiología, patología, clínica y farmacoterapia en el
Salerno del siglo XII, sino también una cirugía que sobrepasa muy ampliamente la tan
rudimentaria práctica quirúrgica de la Alta Edad Media. Un famoso profesor de cirugía
de Salerno, Rogerius Salrnitanus, escribió la Practica chirugiae en 1170, el cual fue el
primer libro de texto medieval de cirugía que dominó la enseñanza de la materia por
más de un siglo en toda Europa; se usó, por ejemplo, en las nacientes universidades de
Bolonia y Monpelier. Este libro es un ejemplo típicamente salernitano: claro, breve y
práctico, sin largas y tediosas citas de otros autores. Cada afección se describe en forma
sumaria y el tratamiento se discute con parsimonia.
La conformación de la profesión médica en la Europa medieval estuvo condicionada por
los profundos cambios socioeconómicos y políticos de la época. Otro factor fue la
asimilación del saber médico clásico de origen griego que, a partir del siglo XI, había
dado a conocer la traducción del árabe al latín de las más importantes obras, actividad
en donde la escuela de Salerno contribuyó de manera importante.
Muy importantes también son las indicaciones farmacológicas, entre ellas, ungüentos
con mercurio para afecciones cutáneas y algas marinas en caso de bocio; varios tratados
de anatomía basados en la disección de cerdos y diversas obras de cirugía.
La Escuela de Salerno también fue una excepción ya que la medicina y cirugía no se
separaron al igual que en el sur de Francia.
Desde el punto de vista social, las mujeres eran aceptadas como profesoras y alumnas
en la práctica y en la enseñanza de la medicina, en claro contraste con las posteriores
universidades, donde la presencia femenina estará prohibida hasta finales del siglo XIX.
Aunque se sabe que los monjes benedictinos habían fundado, hacia el año 820, un
hospital en Salerno, los médicos laicos se fueron librando progresivamente del control
clerical. Para el siglo X, la enseñanza ya era enteramente secular.
Salerno tuvo una gran influencia en la enseñanza y la práctica de la Medicina de
Occidente durante los siglos X al XIII, pero después su importancia empezó a declinar.
Algunos factores que contribuyeron a ello fueron la emergencia de otras grandes
escuelas de Medicina en Bolonia y, sobre todo, en Montpellier, así como la fundación
de las universidades. Es importante mencionar que muchas de estas nuevas escuelas se
nutrieron de los profesores que emigraron de Salerno después de su saqueo a manos del
emperador Enrique VI. Salerno fue cerrada por órdenes de Napoleón, en 1811.

LA UNIVERSIDAD DE BOLONIA
La fecha orientativa de sus inicios puede situarse a finales del Siglo XI, hacia el año
1088. La Universidad de Bolonia fue fundada a partir de escuelas municipales en lugar
del origen episcopal de la mayoría de universidades europeas. Fue prestigiosa durante la
Edad Media por su enseñanza de Derecho, en la que fue pionera. Es considerada la
universidad más antigua del mundo y desde entonces se ha convertido en una referencia
de la cultura europea.
Fue modelo histórico y teórico para otros centros lo que hizo que gozara de la licentia
ubique docendi, por la cual los maestros podían enseñar en otras universidades sin
necesidad de realizar un examen previo. Los estudiantes pronto se sintieron atraídos por
los estudios de Bolonia. A esta Universidad acudían numerosos jóvenes de diferentes
nacionalidades a los que el Rey Federico I les otorgaba protección en el primer
documento llamado Authentica habita donde se recogían los privilegios de los que
podían disfrutar los estudiantes. El objetivo de los que acudían a dicha Universidad era
hacerse con la licencia docendi.
Bolonia contaba con un programa de estudios bien articulado y a dicha Universidad
acudían, generalmente, estudiantes de edad madura y de familias acomodadas. En el año
1235, se produce un cambio significativo en el plan de estudio de la Universidad gracias
al maestro italiano Boncompagno al proponer una retórica completamente diferente a la
conocida hasta entonces, al rededor del Siglo XIII surgieron en Bolonia facultades que
funcionaban con los mismos principios que las de París, las cuales consistían, por un
lado, en el estudio de las artes liberales para los no graduados y, por otro lado, en el
estudio de las tres facultades de saber: derecho, teología y medicina para los graduados.
La enseñanza de la medicina fue iniciada por Tadeo Alderotti. Los profesores de
medicina existieron desde 1156, destacan figuras de renombre que, gracias a la
naturaleza de sus investigaciones en anatomía general y especial, embriología y cirugía,
elaboraron obras que sentaron las bases científicas para la enseñanza y evolución de la
cirugía. La Facultad de Medicina en 1400 comprendía un curriculum de cuatro años
cursando medicina teórica, medicina práctica, y cirugía, permaneciendo estable hasta
1600 donde se agregan botánica médica, anatomía y cirugía, y medicina clínica. Cada
una dividida en primo lectione y secunda lectione, los libros de Galeno, Avicena e
Hipócrates eran los más usados. La población estudiantil tenía un carácter internacional,
73% correspondía a estudiantes extranjeros dentro del territorio italiano y 26%
procedían de otras naciones transalpinas.
Se reinician las disecciones de anatomía en cadáveres a principios del siglo XIV. El
anatomista Mondino de Luzzi (1275-1303), realizó disecciones en cadáveres humanos y
publicó su libro de anatomía en 1316. La autorización Papal de Sixto IV (siglo XV) de
disección de cadáveres para fines de enseñanza recién fue ratificado por Clemente VII
(siglo XVI). Fue profesor de Cirugía Guillermo de Saliceto quien escribió un texto de
cirugía, rechaza el uso del cauterio y prefiere el bisturí.
Tadeo de Florencia escribió versiones en latín de los libros clásicos de los griegos y
rechazo traducir las versiones en árabe porque decía que los habían corrompido.
También patrocinó la medicina escolástica y argumentativa que contribuyó a retrasar el
avance científico en los siglos XIII y XIV. El cirujano medieval más famoso fue Guy de
Chauliac (1298-1368), fue autor de Chirurgia Magna y su autor favorito era Albucasis.
LOS HOSPITALES
El hospital que existía en la Edad Media, no había sido concebido para curar, era
esencialmente una institución de asistencia a los pobres, pero al mismo tiempo era una
institución de separación y exclusión: el pobre como tal necesitaba asistencia, y como
enfermo, era portador de enfermedades y posible propagador de ellas: era peligroso.
Entre los hospitales más antiguos de Europa están el Hotel Dieu de Lyon (542 d.C), el
Hotel Dieu de París (650 o 651 d.C) y el Hospital del Santo Spirito de Roma (717 d.C)
quizás fuera el más grande de los hospitales medievales, llegó a tener una nave principal
con casi 1000 camas; hubo pabellones para hombres, mujeres y convalecientes. En
España, se conoce la existencia del primer Hospital fundado en el 589 d.C. por el obispo
de Mosova.
El nombre de "Hotel Dieu", que significa la "casa de Dios",
se solía utilizar en Francia para indicar el principal hospital
de un pueblo o de una ciudad. Los primeros hospitales se
establecieron como xenodochia o casas de caridad y
atendían a los necesitados y desvalidos tanto como a los
enfermos. El personaje ideal del hospital era el pobre que ya
estaba moribundo al que hay que dar los últimos auxilios, y
los últimos sacramentos.
Hotel Dieu de París en
El personal hospitalario era un personal caritativo, religioso
la actualidad
o laico, que estaba en el hospital para hacer obras de
misericordia que la garantizaran la salvación eterna, por consiguiente, el hospital servía
para salvar el alma del pobre al momento de la muerte, y también la del personal que lo
atendía.
Las medicinas que se administraban en los hospitales eran
de origen vegetal, siendo las más utilizadas las tisanas,
ungüentos y emplastos. Adosado al edificio había un huerto
de cuyas plantas se extraían los medicamentos. En cuanto a
las maniobras médicas-quirúrgicas, se empleaban los
torniquetes y enemas, y más tarde las sangrías. El cuidado
que se proporcionaba en estos hospitales lo podemos
resumir de la siguiente manera: Reposo en cama, calor,
alimentación, cuidado al moribundo, Inhumación de los Antiguo Hospital del
fallecidos. Santo Spirito de Roma
en la actualidad.
Conforme avanza el tiempo se va perfeccionado este modelo
hospitalario, así como van tomando mayor protagonismo los
médicos, los cirujanos y los barberos o sangradores, pues al principio estos apenas
aparecían y la responsabilidad del enfermo era de la enfermería, llevada a cabo en la
mayoría de los casos por monjes quienes poseían el conocimiento de las propiedades
medicinales de las plantas cultivadas en los huertos de sus monasterios.

Hospital de
Bagdad
(primer Hospitales
hospital atendidos
psiquiátrico por monjes
de la
historia)
Los hospitales en la edad Media, eran movidos por impulsos esencialmente religiosos, y
su posterior transformación ya en los tiempos modernos por una beneficencia que giraba
en torno, sobre todo, a los ayuntamientos.

LA PRÁCTICA DE LA MEDICINA A FINALES DEL MEDIOEVO


Hasta fines del siglo XV, no habían avanzado mucho más en Medicina que en la época
de Galeno. El diagnóstico se basaba sobretodo en la inspección de la orina que se
interpretaba según las capas del sedimento que correspondían a una zona específica del
cuerpo, también la inspección de la sangre y del esputo eran importantes para reconocer
la enfermedad. La toma del pulso había decaído su uso y el tratamiento se basaba en el
principio de contraria contrariis y se reducía a cuatro medidas generales:
a) SANGRÍA: realizada casi siempre por flebotomía con la idea de eliminar el humor
excesivo responsable de la discrasia o desequilibrio (plétora), o para derivarlo de un
órgano a otro. También se usaban sanguijuelas o revulsivos (incisiones pequeñas
cutáneas en las que se Introducían una sustancia o cuerpo extraño (hilo, tejido, frijol
(chícharo)) para que se inflamen y evitarla cicatrización.
b) DIETAS: eran estrictas, para evitar se siga produciendo el humor responsable de la
discrasia.
c) PURGA: para facilitar la eliminación del exceso de humor causante de la
enfermedad. A veces los purgantes eran sustituidos por enemas.
d) DROGAS: obtenidas la mayoría de diversas plantas a las que se les atribuía diversas
propiedades: digestivas, laxantes, diuréticas, diaforéticas (para sudoración),
analgésicas, etc. La polifarmacia era la regla y con frecuencia las recetas tenían más
de 20 componentes distintos. La más usada era la teriaca. Se dicen inventada por
Andrómaco, médico de Nerón, basado en un antídoto para venenos, de preparación
complicada y tardaba meses en madurar y se usaba en forma líquida y como
ungüento. También se usaban por sus poderes cuernos de unicornio, sangre de
dragón, esperma de rana, bilis de serpientes, polvo de momia humana, heces de
distintos animales, etc.
También se usaban otros tratamientos basadas en poderes sobrenaturales, los
exorcismos por los sacerdotes, reliquias de santos, toque de la mano del Rey de Francia
o de Inglaterra sobre las úlceras de tuberculosis ganglionar cervical(escrófulas)
impuesta como tradición por Eduardo El Confesor iniciada en Inglaterra desde el año
1056 hasta 1824.
Los médicos no practicaban la cirugía, estaba en manos de cirujanos y barberos. Los
cirujanos no acudían a la Universidad, no hablaban latín y eran considerados gente poco
educada de clase inferior. Operaban hernias, cálculos vesiculares, o cataratas
(pterigion), heridas superficiales, habría abscesos, trataban fracturas. Sus principales
competidores eran los barberos que aprendieron de los frailes de conventos donde
acudían para hacer las tonsuras de los frailes y para sangrar (flebotomía) a los frailes
que lo hacían periódicamente por ley eclesiástica.
Los cirujanos de París forman LA HERMANDAD DE SAN COSME en 1365 para
promover su ingreso a la Facultad de Medicina de Paris e impedir que los barberos
practicaran la cirugía. Dos siglos después lo lograron, pero tuvieron que estudiar en ella
y pasar exámenes para poder ejercer.
En Inglaterra los cirujanos y barberos fueron reunidos en un solo gremio por Enrique
VIII hasta 1745 que se disolvió la unión, pero en 1800 se fundó el Real Colegio de
Cirujanos. En Italia la distinción entre médico y cirujano nunca fue pronunciada y desde
1349 existían estatutos que se aplicaban a ambos por igual, incluidos los barberos y
todos debían pasar exámenes en las escuelas de medicina de las Universidades.
En esta etapa la influencia de la religión traerá como consecuencia que los
conocimientos desarrollados en la Edad Antigua, en Occidente, sean considerablemente
desplazados por explicaciones sobrenaturales de la enfermedad.
El saber de la época se encontraba bajo la dominación de la Iglesia Católica y la
enseñanza escolástica, lo que hizo prevalecer la interpretación mística de las causas de
las enfermedades como asociadas a la ira de Dios o a la acción de los demonios.
En el mundo árabe, los médicos islámicos, aunque carecieron de saber anatómico,
debido a su creencia de no diseccionar cadáveres, fueron muy prolíficos en escritos
sobre enfermedades y tratados de medicina. En sus hospitales proporcionaban
tratamientos y fármacos gratuitos, además de que sus médicos eran asalariados. Dos de
los hospitales más importantes en estas regiones fueron: el Hospital de Bagdad y el
Hospital del Cairo.
Los árabes señalaban que de acuerdo con el equilibrio o el desequilibrio de seis
principios se mantenía la salud o se producía la enfermedad. Los principios eran: el aire
puro, la moderación en el comer y en el beber, el descanso y el trabajo, la vigilia y el
sueño, la evacuación de lo superfluo y de las reacciones emocionales.

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