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Revista de Economía Institucional 0124-5996: Issn: Ecoinstitucional@uexternado - Edu.co

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Revista de Economía Institucional

ISSN: 0124-5996
ecoinstitucional@uexternado.edu.co
Universidad Externado de Colombia
Colombia

Arévalo, Julián J.; Castro, Angélica; Villa, Édgar


Un análisis del ciclo económico en competencia imperfecta
Revista de Economía Institucional, vol. 4, núm. 7, segundo semestre, 2002, pp. 11-39
Universidad Externado de Colombia
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=41900702

Cómo citar el artículo


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UN ANÁLISIS DEL CICLO
ECONÓMICO EN COMPETENCIA
IMPERFECTA

Julián J. Arévalo*
Angélica Castro**
Édgar Villa***

INTRODUCCIÓN

L a producción agregada de bienes y servicios que realiza un país


en un período dado es tal vez la variable macroeconómica más
importante, ya que determina en gran parte el bienestar de la socie-
dad y su desarrollo frente a otras sociedades. Sin embargo, el nivel de
producción varía año tras año y afecta el nivel de vida de los habitan-
tes.
A partir de los años cincuenta, los economistas se han empeñado
en explicar las causas del crecimiento del producto; prueba de esto se
encuentra en los modelos de crecimiento de Solow (1956), Ramsey
(1928), y las adaptaciones de este último realizadas por Cass (1965) y
Koopmans (1965) a través de la teoría del control óptimo, en donde
se muestran algunos determinantes del crecimiento de largo plazo y
se da cuenta de una buena cantidad de hechos estilizados. Sin em-
bargo para simplificar la exposición, estos modelos suponen un cre-
cimiento estacionario, a lo que Blanchard y Fischer (1989) argumen-
tan: “Aunque [...] las economías desarrolladas se caracterizan por el
crecimiento, éste está lejos de ser estacionario. Expansiones y rece-
siones se alternan a través del tiempo, asociadas con movimientos en
el desempleo”.

* Estudiante de la Maestría en Economía de la Universidad Nacional de Co-


lombia. Profesor de la Universidad Externado de Colombia, calle 12 n.º 1-17
este, bloque A, piso 3, Bogotá, jvarevalo@hotmail.com. Fecha de recepción: 23
de enero de 2001; fecha de aceptación: 6 de diciembre de 2001.
** Economista de la Universidad Externado de Colombia,
agmcastro@hotmail.com.
*** Estudiante del doctorado en Economía de la Universidad de Boston,
evillaperez@hotmail.com.

R EVISTA DE E CONOMÍA I NSTI T UCIONAL , VOL . 4, N .º 7, SEGUNDO SEMESTRE /2002


12 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

Los movimientos de corto plazo en el producto y el empleo se


conocen como fluctuaciones o ciclo económico, tema de este artículo
y parte de un trabajo más extenso. Para esto inicialmente se presen-
tan los fundamentos teóricos y empíricos sobre el ciclo económico.
Luego se comentan algunas generalidades de los modelos que bus-
can explicar los ciclos en escenarios de competencia perfecta (mode-
los de ciclo real), para justificar por qué la discusión se enmarca en un
escenario de competencia imperfecta. Después se hace un recuento
de los principales aspectos del equilibrio no walrasiano, que se utili-
zan en la siguiente sección, referida al análisis macroeconómico no
walrasiano. El artículo concluye que las fluctuaciones del producto
pueden obedecer a shocks de oferta o demanda o al ajuste de la econo-
mía ante desbalances en los mercados de bienes o trabajo, causados
por la rigidez de precios y salarios. También justifica el argumento
keynesiano sobre la intervención del gobierno, pues en algunos casos
la economía no puede superar una etapa recesiva por sí sola.

FUNDAMENTOS DEL CICLO ECONÓMICO

Se podría decir que el análisis de las fluctuaciones del producto em-


pezó con Keynes (1936), que criticando los principales postulados
clásicos, transforma radicalmente el pensamiento económico tradi-
cional al evitar trabajar los problemas económicos solamente en un
escenario de pleno empleo. Asimismo cuestiona el ajuste instantáneo
de precios y salarios para alcanzar el balance de los mercados. En
esencia, algunas veces se ha interpretado a Keynes como la existencia
de equilibrio con desempleo involuntario. En los años siguientes a la
revolución keynesiana, la teoría macroeconómica estaba fundamen-
tada en este pensamiento, y a partir de allí se realizaron importantes
trabajos encaminados a mejorarla, contemplando bajo un solo for-
mato los planteamientos ortodoxos y keynesianos. Este esfuerzo se
destacó con los trabajos de Hicks (1937) y Patinkin (1959), que se
conocieron más adelante como “La síntesis neoclásica”.
La economía se analizaba principalmente bajo este contexto, jun-
to con el aporte de Phillips (1958), que mostraba la relación inversa
entre el nivel de inflación y la tasa de desempleo, y que hacía posible
a través de movimientos en los agregados monetarios (permitiendo
cierto nivel de inflación) alcanzar determinado nivel de ocupación
deseado. El ciclo económico aparecía entonces como un fenómeno
que se podía controlar a través de la política monetaria. Sin embargo,
ese estado de la ciencia no se perpetuó debido a la falla de la relación
de Phillips en el largo plazo. Esto es, en el largo plazo no es posible
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 13

manipular la política monetaria para alcanzar el nivel de ocupación


deseado, sino que se pueden presentar períodos en los cuales altos
niveles de inflación y desempleo ocurran simultáneamente. Es así
como en los años sesenta se inicia el debate monetarista, que se cen-
tra principalmente en la opción de política a elegir (monetaria o fis-
cal) para reducir el desempleo. Respecto al problema de la relación de
Phillips, se percibe que existe un nivel de desempleo que no es posi-
ble reducir incluso a través de una política monetaria expansiva; esto
es lo que se conoce en la literatura como la tasa natural de desempleo.
En este escenario cambia la percepción que se tiene respecto al ciclo
económico, y se empieza a pensar en éste como el resultado de cam-
bios en los parámetros de la economía (shocks de oferta o demanda).
A mediados de los años setenta se le da una nueva dirección a la
macroeconomía. Phelps AA. VV. (1970) fue el pionero de la sólida
microfundamentación de la macroeconomía, pero hasta el trabajo de
Lucas (1976) no se vio la importancia de hacer cambios estructurales
en la forma de hacer macroeconomía. La crítica de Lucas, como se le
llamaría comúnmente a este trabajo, incluía aspectos como la consi-
deración de agentes racionales ante las condiciones de riesgo en la
economía1, lo que desde luego conllevaba la inclusión de expectativas
racionales en el plan de elección de los agentes. Lo anterior ocurre
debido a que Lucas observó que la relación de Phillips fallaba en el
largo plazo porque los agentes aprendían en cada período acerca del
comportamiento de la economía, y cada vez eran mejores para dis-
tinguir entre cambios nominales y cambios reales de las principales
variables económicas. Es así como en el largo plazo, el gobierno se ve
imposibilitado para utilizar la política monetaria como herramienta
para alcanzar un determinado nivel de empleo o producto. Es decir,
las leyes estadísticas que explican la relación de Phillips de corto pla-
zo no funcionan en el largo plazo debido a que los agentes actúan
mediante expectativas racionales.
Al mismo tiempo se abogaba por la microfundamentación de la
macroeconomía, y la microeconomía se volvía cada vez más impor-
tante. Se debía eliminar el supuesto de precios rígidos, a menos que
estos se obtuvieran como resultado del comportamiento optimizador

1
Es necesario distinguir entre las definiciones de riesgo e incertidumbre, en-
tendiendo la primera como una situación en la cual los agentes conocen la dis-
tribución de probabilidad respecto al comportamiento futuro de las variables en
cuestión, pero no pueden determinar con exactitud el valor que estas tomarán.
Por su parte se considera como una situación de incertidumbre aquella en la que
los agentes ni siquiera conocen la distribución de probabilidad. Para el lector
interesado, ver Muth (1961) y Lucas (1977).
14 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

de los agentes, es decir, mediante la endogenización de la formación


de precios.
Ante la necesidad de cerrar la brecha entre micro y macroeconomía
surgieron dos corrientes divergentes: la Nueva Macroeconomía Clá-
sica y la Nueva Macroeconomía Keynesiana. La primera, que se ori-
ginó en los Estados Unidos a comienzos de los setenta, elabora mo-
delos macroeconómicos de economías con mercados en donde oferta
y demanda están permanentemente balanceadas, rechaza implícita-
mente la competencia imperfecta y hasta cierto punto los ajustes vía
cantidades a la Keynes. Esta corriente introdujo la hipótesis de expec-
tativas racionales (Muth, 1961). Los modelos que adoptan estos su-
puestos han tenido buena aceptación teórica, pero no son muy sóli-
dos cuando se contrastan empíricamente. Sobre este aspecto
volveremos más adelante.
La Nueva Macroeconomía Keynesiana, que tomó una dirección
diferente a la clásica, mantiene el supuesto de expectativas racionales
pero acepta el pensamiento keynesiano, en cuanto se concentra en el
estudio de mercados no balanceados. Autores como Patinkin (1956),
Clower (1965) y Leijonhufvud (1968), que trataron de cerrar la bre-
cha existente entre macroeconomía y microeconomía, vieron que los
fundamentos de la primera deberían ser diferentes a los del modelo
walrasiano, es decir, que los precios no cambian en el corto plazo ante
variaciones en la oferta o la demanda, sino que tienden a variar en el
largo plazo porque los agentes se comportan racionalmente y tienen
capacidad para influirlos. Hay un efecto inmediato sobre las cantida-
des reales (existencias, producto, empleo) y luego sobre los precios.
Por ello, y dada la interdependencia entre los mercados de bienes y
de trabajo, estos no se balancean y, simultáneamente, algunos agentes
pueden quedar racionados.
Por consiguiente, para que el modelo walrasiano tuviera más sen-
tido se debería enmarcar en una economía con restricciones cuanti-
tativas (como el desempleo involuntario), en donde los ajustes de
precios fueran reemplazados parcialmente por ajustes en cantidades.
La diversidad de enfoques sobre la naturaleza del ciclo económico
hace necesario que las predicciones de cada teoría se contrasten con
los hechos estilizados. En la siguiente sección presentamos estos he-
chos, para luego verificar los resultados de algunos modelos.

EL CICLO ECONÓMICO: CARACTERÍSTICAS Y HECHOS


ESTILIZADOS

El ciclo económico se puede definir como los movimientos del produc-


to y el empleo en el corto plazo alrededor de su tendencia de largo plazo.
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 15

Estos movimientos no son uniformes en duración ni amplitud y es


imposible predecirlos con modelos deterministas. El ciclo económi-
co también se puede entender como una manifestación de las fases
de actividad económica de un país a través del tiempo2. Siguiendo a
Burns y Mitchell (1946), estas fases se pueden clasificar en expan-
sión, auge, recesión y recuperación, caracterizadas por el movimiento
de las principales variables macroeconómicas en direcciones deter-
minadas por su impacto sobre la producción y el empleo, o de acuer-
do con su respuesta ante el movimiento de estas últimas. A este res-
pecto, se denominan variables procíclicas las que se mueven en la
misma dirección del ciclo económico, contracíclicas las que se mue-
ven en dirección opuesta al ciclo y acíclicas las que no se ven afecta-
das y no afectan el ciclo3. Estas definiciones no implican causalidad
con relación al ciclo, sólo se refieren a la dirección del movimiento de
una variable determinada a lo largo del mismo.
Si bien no hay regularidades en cuanto a la duración y magnitud
de las fases del ciclo, sí las hay y muy marcadas en cuanto a las carac-
terísticas que adoptan las variables macroeconómicas durante las fluc-
tuaciones. Es decir, existe cierta unanimidad sobre la calificación de
estas variables como procíclicas o contracíclicas, así como sobre otras
relaciones macroeconómicas importantes. Esto se entiende mejor con
un ejemplo: las características que exhiben diferentes economías du-
rante una fase de auge son comunes a todas ellas, pero es muy proba-
ble que su duración y amplitud, con respecto a la tendencia difiera
radicalmente entre unas y otras. En referencia a tales regularidades,
Lucas (1977) manifiesta:

Hasta donde sé, no hay necesidad de calificar estas observaciones restringién-


dolas a países o períodos de tiempo particulares: se presentan como regula-
ridades comunes a todas las economías de mercado descentralizadas. Si bien
no hay ninguna razón para anticiparlos, se puede concluir por los hechos que,
con respecto al comportamiento cualitativo de los comovimientos entre las
series, todos los ciclos económicos son iguales.

Y como él mismo diría más adelante, ese hecho hace posible estudiar
los ciclos económicos en un solo contexto, independiente de las ca-
racterísticas políticas o institucionales, considerando únicamente las
leyes que afectan a las economías descentralizadas.

2
El ciclo económico no es una construcción teórica sino un hecho empírico
que se manifiesta en todos los países a partir de cierta etapa de desarrollo eco-
nómico.
3
Usualmente el carácter procíclico o contracíclico se relaciona con una variable
de referencia, por lo general la tasa de crecimiento del producto o el nivel de
empleo.
16 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

De modo que el objetivo de una teoría del ciclo económico no es


modelar una situación particular, sino dar una buena aproximación a
una serie de “hechos” comunes a todas las economías descentraliza-
das en cualquier momento del tiempo. Para determinar la validez de
los modelos de fluctuaciones del producto, es necesario conocer an-
tes cuáles son los hechos que tales modelos deben verificar.
En forma similar a los modelos de crecimiento, basados en los
hechos estilizados de Kaldor (1963), en esta sección mostraremos las
principales regularidades que se presentan durante las etapas del ci-
clo económico, de las que debería dar cuenta todo buen modelo de
fluctuaciones. Aquí seguimos los planteamientos de Lucas (1977) y
Mankiw (1989), que pese a estudiar el ciclo económico desde pers-
pectivas muy diferentes, coinciden en algunos de los hechos estilizados
relacionados con las fluctuaciones.
1. El primer hecho es que los movimientos del producto genera-
dos por los diferentes sectores de la economía van en la misma direc-
ción. Esta característica se suele conocer como coherencia.
2. La producción de bienes de consumo no duradero presenta más
estabilidad que la de bienes de inversión o de consumo durables4.
3. Los beneficios de las empresas presentan alta coherencia y ma-
yor amplitud que otras series.
4. Los precios en general son procíclicos.
5. Las tasas de interés de corto plazo son altamente procíclicas,
mientras que las de largo plazo lo son ligeramente.
6. Los agregados monetarios y la velocidad del dinero son
procíclicos.
7. Los salarios reales son procíclicos.
8. Existe una relación inversa entre consumo y ocio de los agentes
a lo largo del ciclo.
Resta mencionar dos hechos importantes. El primero, planteado
inicialmente por el mismo Keynes (1936), se refiere a la mayor velo-
cidad con la que una economía pasa de una fase baja del ciclo a una
de prosperidad, con respecto a la velocidad del fenómeno contrario.
El segundo, a la dirección de la relación entre el dinero y el producto
a lo largo del ciclo económico, punto que no analizamos debido a la
falta de consenso sobre esta relación5.

4
Esta característica significa que los alimentos y demás bienes de consumo
inmediato siempre hacen parte del plan de consumo de los hogares en forma
estable ante cambios en las condiciones macroeconómicas; por ello siempre tie-
nen gran demanda y las firmas se ven incentivadas a producirlos. No ocurre lo
mismo con los bienes de inversión y de consumo durable (entre los que se
incluyen los bienes suntuarios).
5
Para profundizar este punto, ver Arévalo y Castro (2000).
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 17

LOS MODELOS DE CICLO REAL

Como ya mencionamos, la primera derivación de la crítica de Lucas


en cuanto a la microfundamentación de los modelos macroeconómicos
sobre fluctuaciones fue la Nueva Macroeconomía Clásica. Dicha co-
rriente enmarca su análisis en mercados perfectamente competitivos
donde no se asigna ningún papel al dinero (neutralidad monetaria), y
consumidores y productores maximizan funciones de utilidad y be-
neficios respectivamente, de tal forma que el equilibrio es Pareto-
eficiente. Estos modelos, conocidos como “modelos de ciclo real”6,
logran aproximarse satisfactoriamente a la modelización del efecto
de los shocks de tecnología sobre el producto en el corto plazo, donde
muestran que un shock positivo de este tipo genera una fluctuación
persistente durante los dos períodos inmediatamente siguientes y que
posteriormente vuelve a su senda inicial. De igual forma, los modelos
de ciclo real logran verificar el hecho estilizado 5 acerca de la alta
prociclidad de las tasas de interés de corto plazo y de la menor
prociclidad de las de largo plazo. No obstante lo anterior, varias de
las demás predicciones de estos modelos van en contra de la eviden-
cia empírica sintetizada en los hechos estilizados presentados en la
sección anterior. Por esta razón, tales modelos han sido ampliamente
criticados y su alcance empírico es bastante limitado7.
A continuación comentamos algunas de las predicciones de los
modelos de ciclo real y su contrastación con los hechos estilizados.
1. Un importante resultado de estos modelos es que predicen una
alta sustitución intertemporal de trabajo por los agentes ante varia-
ciones transitorias de los salarios reales ofreciendo más, desde luego,
cuando el salario real es más alto. Este argumento también se utiliza
para posteriores desarrollos del modelo. Sobre este punto, Blanchard
y Fischer (1989) plantean que para que el efecto de variaciones en los
salarios reales relativos sea significativo, es necesario que la elastici-
dad de sustitución intertemporal de trabajo sea bastante alta. Por su
parte, Pencavel (1986) ha mostrado que tal elasticidad se ubica entre
0 y 0,45, con lo cual los efectos sobre la oferta laboral, resultado de
cambios transitorios en los salarios reales, se verían bastante reduci-
dos y un importante argumento de estos modelos quedaría invalida-
do.

6
Ejemplos de estos modelos se encuentran en Romer (1996), y Blanchard y
Fischer (1989).
7
Una de las críticas más conocidas a los modelos de ciclo real se encuentra en
Mankiw (1989).
18 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

2. En los modelos de ciclo real, por trabajarse en escenarios per-


fectamente competitivos, los factores productivos se remuneran por
sus productividades marginales. En este sentido, y centrándonos en
el caso del mercado de trabajo, el salario real sería contracíclico ya
que el uso del factor, por ejemplo al ser reducido en las recesiones,
hace que su productividad marginal sea alta, con lo cual el salario real
sería igualmente alto. No obstante se ha mostrado empíricamente
que éste aumenta en los auges y disminuye en las recesiones, con lo
que incentiva a los agentes a trabajar más en los períodos de mayor
actividad económica y los desincentiva cuando ésta es baja. A esto
nos referíamos en la sección anterior como salarios reales procíclicos
(hecho estilizado 7). Por lo tanto también en este punto, los modelos
de ciclo real van en dirección contraria de la evidencia empírica.
3. Otro resultado de dichos modelos es que determinan la oferta
de trabajo como una función positiva de la tasa de interés, basados en
el argumento de que un incremento en esta última induciría a los
agentes a aumentar su nivel de trabajo para poder generar un mayor
volumen de ahorro, que les significaría un mayor consumo futuro.
De esta forma, al igual que en el hecho estilizado 5, la tasa de interés
es procíclica. El argumento en contra de este resultado se basa en que
las decisiones de los individuos en lo referente a su oferta laboral son
independientes de los movimientos en la tasa de interés o, a lo sumo,
bastante reducidos.
4. Los modelos de ciclo real predicen que consumo y ocio se mue-
ven a través del ciclo económico en la misma dirección. Sin embargo
se ha observado empíricamente que en los auges el consumo aumen-
ta y el ocio cae, mientras en las recesiones el consumo cae y el ocio
aumenta. Es decir, se ha mostrado que se presenta una relación in-
versa entre consumo y ocio de los agentes a través del ciclo (hecho
estilizado 8). Para que la relación que se observa empíricamente se
cumpla es necesario que el salario real sea procíclico, lo que como
dijimos antes no ocurre en los modelos de ciclo real.
5. La última crítica a estos modelos, y tal vez la más importante,
se refiere a la no inclusión del dinero. En este sentido, se argumenta
que hay suficiente evidencia que muestra que un shock monetario puede
tener efectos reales, por lo menos en el corto plazo. La validez de
dichos modelos a este respecto se puede entender como un intento
de aislar tales efectos para centrarse únicamente en fenómenos rea-
les. Otra posible razón para aislar el dinero de los fenómenos reales
se encuentra en el resultado de neutralidad propuesto por Sidrauski
(1967).
Como dijimos arriba, un argumento que subyace bajo los mode-
los de ciclo real es que las fluctuaciones generadas son el resultado
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 19

del comportamiento óptimo de los agentes ante las condiciones de la


economía. En este orden de ideas, las únicas fuerzas que generan las
fluctuaciones son aquellas que modifican el equilibrio walrasiano, el
cual desde luego corresponde a una situación eficiente en el sentido
de Pareto. Una crítica surgida a este respecto, y que no está funda-
mentada tanto en los hechos estilizados sino en la construcción teó-
rica del argumento, es que en los modelos del ciclo real la optimización
económica se obtiene indistintamente en las recesiones y en los au-
ges. Este argumento plantea que es ilógico que se pueda entender
una recesión como una situación óptima, al igual que una etapa de
auge. Tal consideración se hace en los modelos de ciclo real debido a
que, según estos, no hay ganancias posibles provenientes del inter-
cambio que no hayan sido previamente realizadas, aunque resulte
claro que el bienestar es mayor en los auges que en las recesiones.
A nuestro modo de ver, el significado de esta optimización no
quiere decir que en expansiones, auges, recesiones y recuperaciones el
bienestar económico sea el mismo (óptimo de Pareto), sino que en
cada una de estas fases, con un nivel de capacidad instalada dado, la
economía asigna los recursos de tal forma que no es posible mejorar
a algún agente de la economía sin empeorar a otro. Un sencillo ejem-
plo de esto se puede entender en una economía de intercambio puro
representada en una caja de Edgeworth que cambia sus dimensiones
de acuerdo con las fases del ciclo. De esta forma aunque en una rece-
sión y un auge se presenten cajas con diferentes tamaños (debido a
que las dotaciones son menores en una recesión que en un auge), en
ambos casos la economía alcanza una asignación eficiente en el sen-
tido de Pareto.
Debido a las dificultades que se presentan al modelar las fluctua-
ciones del producto en escenarios perfectamente competitivos, al no
verificar varios hechos estilizados y no tener en cuenta fallas de mer-
cado, consideramos importante analizar tal fenómeno en ambientes
de competencia imperfecta. Este es el tema de la siguiente sección.

MACROECONOMÍA NO WALRASIANA

Como acabamos de ver, los modelos walrasianos tradicionales son


bastante limitados para el análisis de las fluctuaciones del producto
en el corto plazo. A la luz de las teorías no walrasianas, el problema
radica en que la concepción walrasiana ha definido un equilibrio como
un sistema de precios a los cuales se igualan ofertas y demandas en
todos los mercados, dado que consumidores y productores maximizan
sus funciones objetivo con sus respectivas restricciones. En este esce-
20 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

nario, los agentes reciben señales de precios enviadas por una figura
ficticia conocida como el subastador walrasiano y con base en ellas
forman sus demandas (u ofertas).
Cualquier situación en la que oferta y demanda difieran se ha
entendido como desequilibrio en el sentido walrasiano. Sin embargo,
al analizar los movimientos en los mercados de bienes y trabajo, es
muy común que se presente el continuo desbalance entre oferta y
demanda, lo que hace necesario ampliar el concepto de equilibrio
walrasiano a un nuevo concepto de equilibrio que permita la iguala-
ción de oferta y demanda, según restricciones cuantitativas y esque-
mas de racionamiento compatibles con ciertas condiciones particu-
lares.

EQUILIBRIO NO WALRASIANO

Antes de hacer un análisis macroeconómico con este esquema, pre-


sentaremos la metodología general con la que se trabaja en escena-
rios no walrasianos8. Esto consiste inicialmente en distinguir tran-
sacciones netas deseadas y efectivas que denotaremos respectivamente
como:

z˜ i,h = d˜ i,h − s˜ i,h

z * i, h = d * i, h − s * i, h

donde d y s denotan demanda y oferta respectivamente, y los


subíndices i al i-ésimo agente y h al h-ésimo bien.
Como es de esperar, por ser una identidad contable, las transac-
ciones netas agregadas siempre se balancearán, ya que toda compra
para un agente es una venta para otro y viceversa. Así, tenemos para
h = 1,..., l.
n n
∑ d *i,h = ∑ s*i,h
i= 1 i= 1

Por lo tanto, para h =1,..., l.


n
∑ z *i,h = 0
i= 1

8
Para un análisis detallado sobre equilibrios no walrasianos, ver Bénassy (1986,
1990, 1993), Malinvaud (1977) y Villa, Arévalo y Castro (2001).
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 21

Sin embargo, las demandas netas pueden no balancearse debido a


que no existe nada que garantice que los deseos de compra y venta
entre los agentes se igualen. Lo que puede resultar en
n
∑ z˜ i,h ≠ 0
i= 1

De esta forma, habrá agentes para los cuales sus transacciones netas
sean inferiores a sus demandas netas

z˜ i,h > z *i,h

A los agentes que no satisfacen su oferta o demanda les llamaremos


racionados, es decir, un demandante racionado es aquel cuya compra
es menor que su demanda, y un oferente racionado es aquel cuya
venta es menor que su oferta. Para no hacer una mayor profundización
respecto a las características que debe satisfacer un esquema de racio-
namiento, nos referiremos únicamente a la condición del lado corto
del mercado o más comúnmente llamada la regla del lado corto. Esta
regla dice que las transacciones siempre son determinadas por la par-
te del mercado que tiene menores deseos de transar. En la gráfica 1,
las curvas eba y dbc representan las funciones de oferta y demanda de
los agentes respectivamente (transacciones deseadas), mientras las lí-
neas fuertes representan las transacciones que se realizan en la eco-
nomía. Esto es, si la oferta es mayor que la demanda, esta última
determina el nivel de transacciones, mientras que si es mayor la de-
manda, es la oferta la que determina este nivel.
Por ejemplo, al nivel de precios P1, los oferentes quisieran vender
hasta Y2, sin embargo, a este nivel de precios, los demandantes sólo
quisieran comprar hasta Y1. Como los deseos de estos últimos son
menores (lado corto del mercado), ellos son quienes determinan las
transacciones de la economía. Podemos generalizar diciendo que cuan-
do el precio se ubica por encima del nivel de precios de equilibrio
walrasiano (PE), los demandantes determinan las transacciones. Si
este precio se encuentra por debajo, son los oferentes los que las de-
terminan.
22 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

Gráfica 1
P

0
d a
P1

b
PE

c
P2 e
D

Y2 YE Y2 Y

MERCADOS DE BIENES Y TRABAJO

Con base en la metodología que acabamos de explicar para caracteri-


zar equilibrios con racionamiento, y remitiendo al lector interesado
en una mayor claridad sobre estos conceptos a las referencias citadas,
analizaremos ahora las posibles situaciones que surgen en el ámbito
macroeconómico de la interrelación de los mercados de bienes y tra-
bajo (cuando no hay acumulación de stocks), así como del signo de los
excesos de demanda en cada uno de estos. De esta forma, debemos
tener en cuenta que en los mercados de bienes y trabajo pueden exis-
tir excesos de oferta o de demanda, y que las situaciones que mencio-
namos surgen de las diferentes combinaciones de tales excesos, y es-
tarán determinadas por los valores que tomen los precios y el papel
que juegue el gobierno.
Por lo tanto pueden darse cuatro posibles casos: a) que exista un
exceso de oferta de bienes y un exceso de oferta de trabajo, caso al
que llamaremos equilibrio keynesiano; b) exceso de oferta de trabajo y
exceso de demanda de bienes, que caracteriza el equilibrio clásico; c)
exceso de demanda de trabajo y exceso de demanda de bienes, caso al
que nos referiremos como equilibrio de inflación reprimida o de pleno
empleo; d) exceso de demanda de trabajo y exceso de oferta en el
mercado de bienes, caso que no trabajaremos pues cuando hay un
exceso de oferta en el mercado de bienes, las empresas (racionadas en
sus ventas) no demandarán un volumen de trabajo superior a aquel
que les permite producir justamente la cantidad que logran realizar,
es decir, no puede existir un exceso de demanda de trabajo. Todo lo
anterior, teniendo en cuenta que no hay lugar a la acumulación de
inventarios.
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 23

EL MODELO

Suponemos una economía con precios y salarios completamente rí-


gidos, constituida por una firma representativa que maximiza sus
beneficios sujeta a una función de producción9 y = F(l), un hogar
representativo que ofrece trabajo inelásticamente, respecto al nivel
de salarios reales, al nivel de pleno empleo (l0) y demanda producto
de acuerdo con una función de consumo10 C˜ = C( y , p, τ) , y el gobierno,
que tiene unas compras deseadas g̃ y recauda impuestos τ . Hay tres
tipos de bienes en la economía: producto cuyo precio es p, trabajo
cuyo precio es w, y dinero que actúa como numerario.

EQUILIBRIO KEYNESIANO

Como dijimos antes, este régimen se presenta cuando existe un exce-


so de oferta de bienes (empresas racionadas) y un exceso de oferta de
trabajo (trabajadores racionados), es decir, cuando la oferta se en-
cuentra racionada en ambos mercados. De esta forma, en los merca-
dos de bienes y de trabajo la demanda (lado corto del mercado en
ambos casos) determinará el nivel de transacciones que se realicen.
En lo anterior subyace la explicación “keynesiana” del desempleo,
según la cual éste existe debido a una insuficiente demanda agregada.
Podemos caracterizar la demanda agregada de bienes por el con-
sumo de las familias más el gasto deseado del gobierno:

y dk = C( y K , p, τ) + g˜

de donde podemos obtener

y dk = K ( p, g˜ , τ)

Como las transacciones son determinadas por el lado corto del mer-
cado (la demanda en este caso):

y * = y dk = K ( p, g˜ , τ)

9
Donde la función de producción cumple con las condiciones:
F ' (l ) > 0 , F ' ' (l ) < 0 , F (0 ) = 0
10
Donde las propensiones marginales con respecto al consumo, al ingreso,
precios e impuestos son respectivamente:
∂c ∂c ∂c
0< < 1, <1 , <1
∂y ∂p ∂τ
24 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

De igual forma, en el mercado de trabajo el nivel de empleo estará


determinado por la demanda. Es decir, la cantidad de trabajo que las
empresas necesitan para producir yK será la cantidad de trabajo efec-
tivamente contratado. Por lo tanto, las empresas forman su demanda
en el mercado de trabajo teniendo en cuenta la restricción que en-
frentan en el mercado de bienes. Esto es:

l ∗ = l dk = F'−1 ( y dk )

Reemplazando la demanda efectiva de bienes obtenemos

l ∗ = F'−1 [K ( p, g˜ , τ)]

De esta forma, para obtener equilibrio keynesiano necesitamos que


la demanda agregada sea inferior a la de pleno empleo y que el nivel
de empleo efectivo se ubique por debajo del de pleno empleo, así:

K ( p, g˜ , τ) ≤ y 0

l* ≤ l0
Por lo tanto, el problema de la firma representativa queda

Max π = py − wl
l

s.a : y ≤ F( t )
l ≤ l0
Con lo que obtenemos la condición de primer orden

w
l ≤ F'−1  
p

y el trabajo con el cual se alcanza un nivel de producto


  w 
y ≤ FF'−1  
  p 

De esta forma, el nivel de producto que la firma ofrece está dado por


   w 
y sK ≤ min y 0 ,FF'−1  

   p 

UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 25

mientras la demanda, que es la encargada de determinar las transac-


ciones, está dada por

   w  
K ( p, g˜ , τ) ≤ min y 0 ,FF'−1 

   p 

Por lo tanto, para que haya exceso de oferta en el mercado de bienes
es necesario que ocurra
K ( p, g˜ , τ) ≤ y 0
  w 
K ( p, g˜ , τ) ≤ F'−1 F'−1  
  p 
Es decir, que la demanda por bienes (keynesiana) sea menor que la
oferta de pleno empleo, y menor que la oferta de la firma, con lo cual
esta última demandará un nivel de empleo menor o igual al de pleno
empleo.
Nótese que en este régimen puede existir desempleo involuntario,
aun cuando los salarios reales vigentes sean los que balancean el mer-
cado de trabajo, ya que una insuficiente demanda de producto obli-
gará a las firmas a reducir su demanda laboral. De aquí se puede
observar que una reducción en los salarios como medida de política
económica para aumentar los niveles de empleo y producto sería com-
pletamente ineficaz11. Por el contrario, medidas que estimulen la de-
manda agregada, como un aumento en el gasto público o reducción
de impuestos tendrían efectos positivos sobre estas variables. Igual
resultado obtendríamos con una reducción del nivel de precios vía
estimulación del consumo. Estos resultados los podremos ver cuando
nos refiramos a los ciclos.

EQUILIBRIO CLÁSICO

Este régimen se caracteriza por un exceso de oferta de trabajo y de


demanda de bienes. Por lo tanto, la demanda de trabajo y la oferta de
bienes son los encargados de determinar el nivel de transacciones de

11
Esto, si se tiene en cuenta que las propensiones marginales a consumir de
los ingresos laborales y de las rentas, por parte del consumidor representativo,
son iguales ya que si fuera mayor la primera de estas, un aumento en los salarios
sí tendría efectos positivos sobre el consumo. Esta idea se puede entender como
un agente que determina su consumo por sus ingresos laborales y su participa-
ción en los beneficios de la empresa c = αwl +βπ. Se podría pensar el caso en
que los beneficios son destinados únicamente al ahorro, β=0, lo cual haría que
un aumento en los salarios afectara el consumo.
26 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

la economía (en ambos mercados). Aquí el desempleo existe porque


los salarios (que supusimos rígidos) son más altos que la productivi-
dad marginal del trabajo, lo cual hace que la firma reduzca su deman-
da de trabajo, con lo que se genera desempleo. Con un menor volu-
men de ocupación, la firma alcanza un producto menor que el de
pleno empleo; de esta forma se da un exceso de demanda de bienes.
Es decir, la firma realiza toda su producción pero no tiene incentivos
para aumentarla, esta vez (a diferencia del caso keynesiano) no por-
que enfrente restricciones en el mercado de bienes, sino porque el
costo de hacerlo (salario real) es muy alto.
La demanda de trabajo de la firma es la respuesta al problema de
maximización de sus beneficios
Max π = py − wl
l

s.a : y ≤ F( l )
l ≤ l0
12
es decir ,

w
l * = l c = F'−1  
p
con la cual se genera un nivel de producto (oferta)

  w 
y * = y sc = FF'−1  
  p 
Para ubicarnos en este régimen necesitamos que el salario real esté
por encima de la productividad marginal del trabajo, lo que hará que
el nivel de ocupación se ubique por debajo del pleno empleo. Esto es
w
F'( l 0 ) <
p
lo que se puede expresar como

w
F'−1   ≤ l 0
p
o equivalentemente
l* ≤ l0
12
Donde, como es de esperarse, la demanda de trabajo responde negativamente
a variaciones en los salarios reales.
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 27

Con lo anterior, podemos decir que el nivel de oferta de producto yc


se ubicará por debajo de la demanda corriente, la cual puede ser ex-
presada de igual manera que en el caso keynesiano
y sc ≤ C( y c , p, τ) + g˜
Por lo tanto, el nivel de producto “clásico” va a ser menor que el
“keynesiano”.
y ∗c ≤ y ∗k
o lo que es lo mismo
  w 
FF'−1   ≤ K ( p, g˜ , τ)
  p 

De aquí se puede observar que si la economía se encuentra en una


situación “clásica”, las medidas “keynesianas” explicadas arriba (de-
manda expansiva) sólo aumentarían el exceso de demanda de bienes.
Por el contrario, la única medida efectiva de política económica sería
una reducción de los salarios reales, pues incentivaría a las firmas a
contratar más trabajo y de esta forma generaría un mayor volumen
de producto, lo que reduciría el exceso de demanda de bienes.

EQUILIBRIO DE INFLACIÓN REPRIMIDA

En este último régimen, la economía está caracterizada por exceso de


demanda en ambos mercados. En el mercado de trabajo, la oferta
(inelástica) l0 determina el nivel de ocupación, motivo por el cual a
este régimen también se le conoce como de pleno empleo. De igual
forma en el mercado de bienes, las transacciones están determinadas
por la oferta de producto, que corresponde a la de pleno empleo y0.
Por lo tanto, como y0 = F(l0) y l* = l0, entonces y* = y0.
Si existe un exceso de demanda de bienes al nivel de producción
de pleno empleo, la firma estaría interesada en elevar su nivel de pro-
ducción, aunque para hacerlo necesitaría contratar una mayor canti-
dad de mano de obra, lo cual no es posible ya que la oferta está fija en
el nivel de pleno empleo.
Los excesos de demanda en los mercados de bienes y trabajo están
dados respectivamente por
C( y 0 , p, τ) + g˜ ≥ y 0

o, K (p,g˜, τ) ≥ y0
w
F'−1   ≥ l 0
p
28 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

Un aumento en la demanda agregada incrementaría el desajuste en el


mercado de bienes. Por su parte, una disminución sólo reduciría el
exceso de demanda en el mercado de bienes, aunque persistiría el
exceso de demanda de trabajo. Respecto a los salarios reales, pode-
mos decir que un aumento incrementaría el exceso de demanda de
bienes (vía oferta y demanda), mientras que una reducción
incrementaría el exceso de demanda de trabajo. Podemos observar
que en este escenario, cualquier medida de política económica es in-
eficaz.

ANÁLISIS GLOBAL

Después de haber mostrado las características de cada tipo de equili-


brio, se pueden analizar estos tres casos de una forma general, mos-
trando en una gráfica (en el plano (y, w/p)) la forma en que aparecen
como casos particulares de excesos de oferta o demanda en cada uno
de los mercados analizados.
Para esto, empecemos en la gráfica 2 ubicando el punto walrasiano
(W0/P0, y0), en donde se balancean ambos mercados. A cualquier
nivel de salarios reales por debajo del walrasiano se presenta un exce-
so de demanda de trabajo; por su parte, cuando la oferta de producto
es menor que la demanda walrasiana tenemos un exceso de demanda
de bienes. Por lo tanto, la combinación de estos dos fenómenos de-
termina el equilibrio de inflación reprimida que representamos con
la letra I. El equilibrio keynesiano (K) se presenta cuando la oferta de
producto es mayor que la demanda, independientemente del nivel de
salarios reales. Por su parte, el equilibrio clásico (C) ocurre cuando
los salarios reales son mayores a los walrasianos.

Gráfica 2
Línea divisoria entre los
equilibrios clásico y keynesiano
W/P

EW
Wo/Po
K
Línea divisoria
entre los Línea divisoria entre los
I
equilibrios equilibrios keynesiano y de
clásico y de inflación reprimida
inflación
ys = y d ys
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 29

El vector de salarios reales de pleno empleo antes del punto walrasiano


determina la frontera entre los equilibrios clásico y de inflación re-
primida, ya que en cada punto sobre ésta el mercado de trabajo se
balancea, persistiendo simultáneamente un exceso de demanda de
bienes, y por encima de la cual (con salarios reales mayores al
walrasiano) se presenta exceso de oferta de trabajo (equilibrio clási-
co).
La línea que divide las zonas keynesiana y de inflación reprimida
se caracteriza por el pleno empleo en el mercado de bienes, y debido
a que los salarios reales se encuentran por debajo de los walrasianos,
se presenta un exceso de demanda de trabajo. Por lo tanto en ambos
mercados hay pleno empleo.
Queda por explicar la frontera entre las regiones clásica y
keynesiana. La región clásica, habíamos visto, se caracteriza por un
exceso de demanda en el mercado de bienes, esto es, la oferta ( y sc ) se
encuentra por debajo de la demanda y del nivel de pleno empleo

( y sc ≤ K ( p, g˜ , τ) ≤ y 0 )

Por su parte, en el caso keynesiano, la demanda de bienes se ubica


por debajo de la oferta y del nivel de pleno empleo, es decir

(K ( p, g˜ , τ) ≤ y sk ≤ y 0 )

Combinando estas dos ecuaciones obtenemos

y sc ≤ y dk ≤ y 0

donde

y dk = K ( p, g˜ , τ)

De los dos primeros términos de la primera ecuación obtenemos que


los oferentes (lado corto del mercado en este caso) realizan toda su
producción, aunque como esto se hace a un nivel de producto por
debajo del de pleno empleo (tercer término de la ecuación), habrá
lugar a un exceso de oferta de trabajo (desempleo), pues sólo se va a
s
demandar el volumen de trabajo necesario para producir y c .
No obstante, este exceso de oferta de trabajo sólo puede ocurrir,
en este caso, si los salarios reales son mayores que los walrasianos. De
otro lado, debido a que los oferentes realizan toda su producción se
pensaría que se presenta un exceso de demanda de bienes en esta
30 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

frontera, aunque como los salarios reales son mayores que los
walrasianos, estos últimos hacen que aumente la demanda de bienes,
con lo que se alcanza el balance de este mercado. El argumento ante-
rior, junto al de los salarios reales mayores a los walrasianos, en esta
frontera explica la razón por la cual se presenta la curvatura de la
línea que divide la región clásica de la keynesiana.
Cabe anotar que la ubicación y la curvatura de ésta depende del
impacto que pueden tener movimientos en los salarios reales sobre la
demanda agregada.

LOS CICLOS

En esta parte analizaremos el comportamiento de la economía des-


crita hasta ahora cuando se presentan shocks de oferta o demanda.
Primero daremos una forma específica a la función de consumo para
determinar en cada equilibrio cómo reaccionan las principales varia-
bles ante cambios en los parámetros
m
C( y , p, τ) = α ( y − τ) + β 
p

donde m representa la oferta monetaria y α , la propensión marginal


a consumir.
Por lo tanto, la función de demanda, como se puede observar de
las definiciones de equilibrio dadas arriba, es la misma en los tres
casos y viene dada por:
y = C( y , p, τ) + g˜ ,
despejando y, la demanda corresponde a

1  βm 
yd =  + g˜ − ατ
1−α  p 

Finalmente asumiremos que los precios y salarios en el tiempo son


flexibles al alza pero rígidos a la baja, es decir suponemos un
tâtonnement walrasiano pero con la idea de que hay rigidez a la baja.
De esta forma, precios y salarios serán una función lineal sólo de los
excesos de demanda en los mercados de bienes y trabajo, respectiva-
mente.
Esto es
dp dW
= zb y = zl
dt dt
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 31

donde zb y zl representan los excesos de demanda en los mercados de


bienes y trabajo, respectivamente.

‘SHOCKS’ DE DEMANDA

Partiendo de una situación walrasiana tenemos


  w 
y * = FF'−1   = K ( p, g˜ , τ)
  p 

Es decir que al nivel de precios de equilibrio walrasiano, la oferta es


igual a la demanda. Si se genera un shock de demanda positivo causa-
do por ejemplo por un aumento en las compras del gobierno, obser-
vamos que las condiciones de oferta no se verían afectadas, razón por
la que los salarios reales walrasianos seguirían siendo los mismos. Sin
embargo, el nivel de precios sí aumentaría, lo cual haría que los sala-
rios nominales aumenten en la misma proporción, y el punto
walrasiano se ubicaría a un nivel de salarios y precios más elevado,
pero sobre la misma recta (ver gráfica 3).
Si el ajuste de los precios y salarios no es instantáneo, la economía
(al mantenerse en el mismo punto) pasaría de un equilibrio walrasiano
a un punto en la frontera entre los equilibrios clásico y de inflación
reprimida. Lo anterior, debido a que los salarios son los que balan-
cean el mercado de trabajo, mientras los precios se encuentran por
debajo de los walrasianos; es decir, se presentará exceso de demanda
de bienes y el mercado de trabajo se encontrará balanceado.

Gráfica 3
W/P

EW
Wo/Po

I K

y s = yd ys

Como se presenta exceso de demanda de bienes, los precios tenderán


a aumentar, lo que incentiva a la firma representativa a aumentar su
32 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

producción. Así, después del ajuste de precios, el nivel de producto


será superior al de la situación inicial. Este resultado era de esperarse
por el valor que toma en este modelo el multiplicador keynesiano.
∂y 1
= >1
∂g 1 − α

‘SHOCKS’ DE OFERTA

Positivo

Al contrario de los shocks de demanda, los shocks de oferta positivos


afectan directamente los salarios reales de la economía y los condu-
cen al alza. En la gráfica tradicional, esto se observa como un despla-
zamiento hacia arriba de la recta de salarios reales. Con un mayor
volumen de producción causado por el shock tecnológico, se pensaría
que los precios de la economía deberían bajar para balancear el mer-
cado de bienes, aunque como estos son rígidos a la baja, se presentará
un exceso de oferta en este mercado. Por lo tanto, el nuevo equilibrio
walrasiano se ubicaría por ejemplo a un nivel de precios más bajo con
salarios nominales fijos (mayor salario real). Sin embargo debido a la
rigidez comentada arriba, la economía al quedarse en el mismo pun-
to pasaría de ubicarse en el punto walrasiano a uno en la región de
equilibrio keynesiano, es decir, a un escenario con exceso de oferta en
ambos mercados (ver gráfica 4).

Gráfica 4

W/P

C
W1/P1
EW
Wo/Po

I K

y s = yd ys

No obstante se esperaría que los salarios reales aumentaran, lo que


balancearía el mercado de trabajo (frontera clásica-keynesiana).
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 33

Negativo

Con un shock de oferta negativo ocurre lo contrario del caso anterior.


Aunque los salarios reales que balancean el mercado de trabajo caen,
los precios y salarios no varían debido a la forma como reaccionan en
este caso. De otro lado se presenta un exceso de demanda de bienes,
y al mantenerse la economía en el mismo punto, pasaría del caso
walrasiano al equilibrio clásico.

Gráfica 5

W/P C

EW
Wo/Po

W1/P1

I K

y s = yd ys

Aunque el nivel de producto de pleno empleo aumenta por la rigidez


a la baja en los salarios, la economía no llegará a ese punto.

AJUSTE DE LA ECONOMÍA POR FUERA DEL EQUILIBRIO WALRASIANO

Analicemos ahora qué pasa con la economía descrita cuando nos en-
contramos inicialmente en un punto diferente al walrasiano. Obser-
vemos que si la economía se encuentra en la región de inflación re-
primida, dado que las leyes de ajuste de precios y salarios hacen que
estos sólo respondan ante excesos de demanda, se presentaría una
tendencia al aumento de los precios en ambos mercados hasta el punto
en que cada uno se balancee. Los salarios reales mayores inducen a
un aumento en la oferta laboral, lo que elimina el exceso de demanda
de trabajo. Por su parte, los precios más altos desincentivan la de-
manda de bienes y hacen que este exceso se elimine. De esta forma, el
equilibrio de inflación reprimida sólo aparece como un fenómeno
transitorio, ya que la economía eventualmente tenderá al punto
walrasiano.
Similarmente si la economía se encuentra en un punto en la re-
gión clásica debido a la existencia de un exceso de demanda de bie-
34 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

nes, se presentaría un incremento en el nivel de precios que haría que


este mercado se balancee. Como los salarios reales no se modifican,
la economía se ubica en la frontera clásica keynesiana y el exceso de
oferta laboral persiste. Al igual que en el caso anterior, el equilibrio
clásico sólo aparece como un fenómeno transitorio. Por el contrario,
si la economía se ubica en la región keynesiana, no hay ninguna ley
de ajuste de precios y salarios que garantice que salga de esta zona.
Con exceso de oferta en ambos mercados, ni los precios ni los sala-
rios reaccionan para remediar tal situación; en esa situación, los pro-
ductores y los consumidores se verían racionados y la economía se
estancaría, y sólo la intervención del gobierno podría balancear am-
bos mercados con políticas que estimulen la demanda agregada. Así
pues, el equilibrio keynesiano se puede entender como un fenómeno
permanente. La gráfica 6 muestra el diagrama de fase de esta econo-
mía.

Gráfica 6
W/P

EW
Wo/Po

ys = yd ys

HECHOS ESTILIZADOS SOBRE EL CICLO ECONÓMICO EN UN ESCENARIO NO


WALRASIANO

A diferencia de los modelos de ciclo real, como se comentó anterior-


mente, este modelo permite revisar los hechos estilizados relaciona-
dos con los precios así como con los agregados monetarios, que en
aquel eran ignorados. El análisis que hacemos en esta parte se deduce
principalmente del movimiento de precios, salarios y producto a tra-
vés de las fases del ciclo.
Retomando la enumeración de las fases mencionadas, podemos
empezar refiriéndonos a la etapa de prosperidad como aquella en la
que la actividad económica muestra condiciones favorables. El nivel
de empleo presenta una tendencia creciente, al igual que el de pro-
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 35

ducción y ventas de las empresas. De acuerdo con los hechos estilizados


4 y 6 se genera un incremento en los precios y salarios reales según el
desenvolvimiento de la economía. En la gráfica 6, lo anterior se ob-
serva como un desplazamiento de la economía hacia la derecha y
arriba, a partir de la zona clásica o de inflación reprimida (aumento
del producto y de los salarios reales). De persistir la etapa de prospe-
ridad, como es probable que ocurra, la economía llegaría a su fase de
auge y terminaría ubicándose en alguna de las fronteras, dependien-
do de en cuál de las dos regiones se inicie la prosperidad. Si ésta se
inicia en la región de inflación reprimida, la economía se podría ubi-
car en las fronteras keynesiana-inflación reprimida o clásica-
keynesiana, dependiendo de la velocidad de ajuste de precios y sala-
rios reales. En cualquiera de los dos casos, la economía llegaría
finalmente al equilibrio walrasiano.
Si la etapa de prosperidad se inicia en la región clásica, como sólo
se presentaría un ajuste de precios, la economía se ubicaría en la fron-
tera clásica-keynesiana y sólo alcanzaría el balance del mercado de
bienes pero nunca el punto walrasiano, debido al estancamiento de la
economía en la frontera mencionada.
Hasta este punto, es necesario decir que la forma de las fluctua-
ciones que hemos descrito sólo es válida como el resultado de las
leyes de ajuste de la economía. Sin embargo podría también pensarse
el caso de una prosperidad ficticia fundamentada en constantes shocks
positivos de demanda, que al desaparecer llevan a la economía a una
etapa recesiva con exceso de oferta en ambos mercados. Ejemplo de
esto es el de caso de aumentos constantes en las compras del gobier-
no o del sector externo, las cuales incentivan el sector productor, que
en estos encuentra importantes compradores. Sin embargo, al
suspenderse estas compras se genera un exceso de oferta de bienes
pues no es posible realizar toda la producción alcanzada, por lo que la
economía se estancaría en la región keynesiana, que como dijimos
arriba no cuenta con leyes de ajuste que garanticen su salida de esta
situación.
De otro lado, partiendo de una etapa de recesión modelada como
un punto en la región keynesiana, es necesaria la intervención del
gobierno para incentivar la demanda agregada a través de un aumen-
to en el gasto público o una reducción en los impuestos. Como vi-
mos, al nivel de precios y salarios vigentes, la economía pasaría a un
punto en la región de inflación reprimida, o al menos en su frontera
con la región keynesiana. De esta forma, el mercado de bienes se
balancearía o incluso pasaría a tener un exceso de demanda. Este
fenómeno correspondería a la fase de recuperación de la economía; los
36 Julián J. Arévalo, Angélica Castro y Édgar Villa

precios y salarios se ubicarían por debajo de los walrasianos pero con


una tendencia al alza causada por los excesos de demanda presentes
en ambos mercados.
Por haber trabajado con una firma representativa, este modelo
verifica el hecho estilizado 3, que se refiere a la coherencia de los
beneficios de las firmas durante el ciclo. Respecto a la prociclidad del
dinero (hecho estilizado 4), se podría pensar en una expansión mo-
netaria como un shock de demanda positivo para aliviar una recesión.
Como dijimos, los precios no reaccionarán inmediatamente, lo que
incentivaría la producción y violaría la dicotomía clásica.
Finalmente, respecto al movimiento del consumo y el ocio, pode-
mos ver que en las fases de prosperidad el consumo y la oferta laboral
aumentan, con lo que se verifica el hecho estilizado 8. Se puede mos-
trar que en las fases contractivas el consumo y la oferta laboral dismi-
nuyen.

CONCLUSIONES

En este artículo abordamos algunos de los principales temas relacio-


nados con las fluctuaciones del producto y el empleo en el corto pla-
zo. La primera parte de las conclusiones que presentamos se refiere a
política económica; la segunda, a aspectos teóricos.
Como se comentó, en algunos casos las fluctuaciones pueden ser
resultado de procesos altamente aleatorios, como los shocks de tecno-
logía, mientras que en otros casos pueden ser la respuesta de la eco-
nomía ante fallas de mercado, o el resultado de la intervención del
gobierno en la economía a través de las políticas fiscal o monetaria. A
este respecto es de destacar la importancia del gobierno en la econo-
mía. Bajo ciertas condiciones, la economía no se puede recuperar por
sí sola de una fase recesiva, por lo que es necesaria la intervención
estatal con políticas de incentivos a la demanda agregada. Desde lue-
go es necesario tener en cuenta los posibles problemas relacionados
con la deuda del gobierno y su sostenibilidad, tema que está fuera del
alcance de este trabajo.
En lo referente a la teoría económica, se debe señalar la importan-
cia de una rigurosa microfundamentación a la hora de hacer análisis
macroeconómicos. En este sentido, hacer un análisis restringido a un
escenario de competencia perfecta trae consigo una serie de limita-
ciones como la no consideración de las fallas de mercado, lo que pue-
de sesgar el análisis, como se observó en algunos hechos del modelo
de ciclo real. De aquí surge la necesidad de trabajar estos problemas
en escenarios que cobijen casos en los que se consideren fallas de
UN ANÁLISIS DEL CICLO ECONÓMICO EN COMPETENCIA IMPERFECTA 37

mercado, es decir, en competencia imperfecta. Desde luego analizar


una economía en este escenario es bastante complejo. La tarea se
simplifica notablemente al realizar un análisis de equilibrio parcial,
pero el carácter agregado de estos modelos y el uso constante de un
agente representativo limitan sustancialmente el análisis. Por lo que
aparece la necesidad de enmarcar una economía de competencia im-
perfecta en un escenario de equilibrio general. Esto fue básicamente
lo que intentamos mostrar, aunque aún se presentan algunas limita-
ciones teóricas como la existencia de un solo sector productivo de un
único bien, la no inclusión de algunas variables como la tasa de inte-
rés y el carácter de economía cerrada que limita el análisis de los
ciclos de economías dependientes en forma significativa del comer-
cio exterior.
En el mismo sentido, al trabajar en competencia imperfecta es
necesario involucrar a los propios agentes de la economía en la for-
mación de los precios. Así como los agentes toman decisiones res-
pecto a cantidades, también lo deben hacer con respecto a los pre-
cios. Desde luego, este problema abre la posibilidad de ser trabajado
en escenarios estratégicamente competitivos, lo que hace necesaria la
introducción de herramientas de la teoría de juegos para hacer un
buen análisis.
Para terminar cabe mencionar dos aspectos. El primero de ellos es
la importancia de la asignación de un papel activo del gobierno, que
como vimos puede afectar la economía a través de muchas vías me-
diante las políticas fiscal y monetaria. El último es destacar el largo
camino sin recorrer en el estudio de equilibrios no walrasianos, junto
con el desarrollo de modelos empíricos que sirvan de aproximación
al estudio de los ciclos económicos en los diferentes países.

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