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La Revolución RUSA
El imperio ruso era, a fines del siglo XIX, el más extenso de los estados europeos. Su consolidación
territorial se había concretado justamente con la finalización de las guerras napoleónicas.
Pese a su gran extensión, Rusia era sin duda, uno de los países más atrasados de Europa. A
mediados del siglo XIX, existían millares de “siervos” privados prácticamente de todo derecho,
gobernados por una clase terrateniente fuertemente establecida. La burguesía no había alcanzado
el mismo desarrollo que experimentó en los países de Europa occidental.
Recién a fines del siglo XIX, comenzó a evidenciarse un desarrollo industrial serio, aunque
incipiente, sustentado sobre todo por capitales anglo francés.
Una idea sobre el rudimentario desarrollo industrial ruso, lo da el hecho que sobre una población
superior a los cien millones, sólo un millón de habitantes eran obreros industriales.
Muero el zar Nicolás I en 1885, le sucedió en el trono su hijo, Alejandro II, quien va a intentar
aplicar una serie de reformas, entre las que se destaca la abolición de la servidumbre y la
promoción de gobiernos locales, a través de algo parecido a las asambleas legislativas.
Sin embargo, estos esquemas no implicaron de manera alguna, que la monarquía estuviera
dispuesta a despojarse de su carácter autocrático.
Ya desde 1870, se hace sentir una represión creciente contra los intelectuales, a quienes se
acusaba de atentar contra la seguridad del Estado.
El zar Alejandro II es víctima de un atentado que le costó la vida, sus sucesores Alejandro III y
Nicolás II, acentuaran la represión y el autoritarismo.
La revolución
La llegada de los escritos de Lenin y la profundización de la teoría marxistas fueron las causas
fundamentales de la caída del régimen zarista.
La situación interna rusa fue deteriorándose paulatinamente a partir de 1902, estallando una ola
de huelgas industriales y el malestar del campesinado. Un factor que aceleró notablemente el
deterioro del régimen zarista fue la desastrosa participación rusa en la guerra contra el Japón de
1905. Fue la primera vez que un imperio occidental va a ser derrotado por un imperio oriental, al
cual incluso se lo tenía ´por un potencia secundaria en el plano internacional.
En 1905, se va a producir el primer intento revolucionario que comenzó enero de ese año, cuando
la policía rompió juego contra columnas de manifestantes.
El período que va entre 1906 y 1910 estuvo signado por la intentona de llevar adelante distintos
tipos de reforma agraria, intentos que estuvieron condenados al fracaso desde su primera gestión.
Los sectores políticos de la oposición van a organizarse para la lucha. El partido social demócrata
ya aparece dividido en dos tendencias antagónicas: los BOLCHEVIQUES (mayoría) liderados por
LENIN y los MENCHVIQUES (minoría) liderados por Alexander Kerensky.
En abril de 1917, el gobernó alemán le ofrece a Lenin, sabiendo que el líder bolchevique era
favorable a un tratado de paz con Alemania, les ofreció el paso desde Suiza a través de Alemania
en un tren secreto.
Lenin regresa a Rusia y lanzó su lema: “TODO EL PODER A LOS SOVIETS”. Como preparación para
la toma del poder, se funda el POLITBURÓ del partido bolchevique. La división inicial era la base
para el conflicto.
Rasgos generales
Rusia nunca llegó a conocer la democracia liberal del tipo instaurado en los países occidentales, ya
que pasó en forma abrupta del sistema autocrático de los zares a la dictadura del PROLETARIADO.
Paradójicamente, ambos regímenes tenían algo en común: LA LITAD INDIVIDUAL NO CONTABA, YA
QUE SE SACRIFICA EN POR DE UN INTERÉS SUPERIOR, la razón de Estado.
Para los liberales el sistema comunista no tiene ningún derecho a denominarse DEMOCRACIA, ya
que según su concepción, el ´régimen debería entonces dedicarse a garantizar la libertad y la
igualdad basándose además en la voluntad popular surgida del sufragio.
En las “democracias populares”, sólo el partido comunista puede presentar candidatos y el voto no
suele ser secreto.
El punto crítico era el siguiente: aplicando las tesis maristas, el partido como organización posee
una “infalibilidad” , siempre llevará a las masas por el camino bueno, no como en las democracias
occidentales donde las masas engañadas dan sus votos a la burguesía opresora.
Hacia 1920, los grupos marxistas se inclinaban por la posibilidad de “exportar “sus ideas y modelos
de gobierno hacia las colonias de los países imperialistas.
La llegada al poder de un movimiento nacionalista se dio por primera vez en Italia con el fascismo,
luego esas ideas tuvieron la posibilidad de gobernar España, Polonia, Portugal y Alemania.
El fascismo italiano
Concluida la primera guerra, la situación económica de Italia era bastante problemática y los
líderes políticos se encontraban en la alternativa delicada de satisfacer las necesidades del rigor
financiero del momento.
El movimiento fascista que en sus comienzos surgió como totalmente espontáneo, comenzó a
organizarse hacia 1919, cuando Benito Mussolini creó el FASCI MILANPES DE COMBATE,
proponiendo un programa de reformas sociales unidas a un gobierno fuerte.
Los grupos activistas actuaban por la violencia, contra los comunistas, los socialistas t los
sindicatos. Sus filas se nutrían de la clase media, los obreros y de buena parte del ejército.
A la cabeza del movimiento se va a poner Benito Mussolini. Su acceso al poder fue concretándose
paulatinamente. Comenzó por crear un gabinete de coalición (por pedido del rey Víctor Manuel II
en 1922), después se hizo conceder amplios poderes colocando a los fascistas, que obtuvieron
mayoría en las elecciones, a partir de las cuales los otros partidos fueron eliminados; es entonces
cuando el Duce se convierte en DICTADOR de toda Italia.
El nazismo alemán
La situación en que queda Alemania al concluir la primera guerra mundial es sumamente peculiar;
el régimen imperial desaparecido no era justamente un régimen democrático, los grupos militares
habían tenido una influencia preponderante durante todo el conflicto. Existía si una asamblea
elegida mediante sufragio universal, el REICHSTAG, que tenía por función votar las leyes federales
y aprobar el presupuesto.
Concluido el conflicto, Alemania no puede escapar de la influencia “democratizante” de Wilson y
es así como se llega a la República de Weimar. Ya desde sus comienzos la situación de la flameante
república fue desastrosa, la primera tarea que le cupo fue la aceptación del Tratado de Versalles.
La gran depresión de la Alemania de post guerra nutrió las filas del nacionalismo de oficiales sin
sueldo, desocupados, y de diversos sectores civiles, sumamente descontentos con la situación
general de su país tras el conflicto.
Los acontecimientos comenzaron a precipitarse a partir de 1923 cuando los franceses ocuparon la
cuenca del RHUR, y la inflación se hizo galopante, al punto, que se pensó que Alemania podía
llegar a disgregarse.
Adolfo Hitler, jefe del partido Nacional Socialista Alemán, intentó tomar el poder en 1923, pero
fracasó y fu encarcelado donde escribió su manifiesto político llamado Mi lucha.
La crisis económica de 1929 actuó como factor acelerador del surgimiento del nazismo, en julio de
1932 los nazis ocupaban ya un tercio de las Cámaras y el 30 de enero de 1933, el presidente de la
República, el mariscal Hindenburg, n ombró canciller a Hitler.
Una vez en el cargo, Hitler constituyó un gabinete de coalición, al mismo tiempo eliminó al partido
comunista. Luego la Constitución fue reformada para posibilitar la desaparición de los partidos
políticos opuestos al nazi.
En 1934, Hitler disponía de todos los poderes y acabó por establecer un poder férreo en todo el
país.