1er Parcial
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Tema 1:
Respuestas
1) A principios del siglo XX, el escenario microeconómico del agro pampeano cambió
cuando buena parte de la producción cerealera comenzó a originarse en estancias,
establecimientos bien diferentes de las colonias. La estancia, considerada como una
unidad económica desplegada en una gran extensión de tierra, había caracterizado el
paisaje pampeano desde la época colonial. Los cereales se produjeron, sin embargo, en
la "estancia mixta". En las "estancias mixtas", el estanciero se dedicaba al engorde de
este ganado. El negocio de la invernada era muy lucrativo, siempre que se asegurara que
el forraje para los animales tuviera costos bajos. El negocio del estanciero invernador,
en consecuencia, era doble: cobraba la renta por la tierra alquilada y obtenía la tierra
alfalfada donde iba a engordar sus vacas. Los chacareros arrendaban la tierra por uno o
dos años y, después de dejarla lista para el engorde, se desplazaban a otra parcela que
podía ser (o no) del mismo dueño. Aunque sin ser propietarios de la tierra, los
chacareros no eran el eslabón más bajo de la estructura social del agro pampeano. Un
grupo generalmente diferenciado de los ya nombrados era el de los cabañeros, que se
dedicaban a la importación y reproducción de animales de raza, por lo que ocupaban un
papel fundamental en una economía que estaba renovando su stock de vacunos a ritmo
acelerado.
Si bien las colonias impulsaron la primera producción agrícola en gran escala, la
estancia mixta la hizo llegar a los niveles que convirtieron a la Argentina en uno de los
graneros del mundo. Entre 1880 y 1890, cuando las colonias concentraban el grueso de
la actividad, las exportaciones agrícolas pasaron de 450.000 a 25.000.000 de pesos oro.
En el siglo XX, con el auge de la estancia mixta estas ventas al exterior pasaron de
70.000.000 de pesos oro en 1900 y a 300.000.000 en 1913. El agro pampeano se
caracterizó por la ausencia de grandes conflictos sociales durante buena parte del
período de auge exportador. Sin embargo, no siempre era tan calmo. Cuando estallaba
una crisis, como ocurrió en 1912 durante el llamado Grito de Alcorta, las complejidades
y tensiones del tejido social pampeano salían a flor de piel. En los primeros años del
siglo XX, el conflicto social se desarrolló más en las ciudades que en el agro, y tuvo a
los obreros de las fábricas como sus principales actores. La industria se desarrolló en
torno a la producción de una serie de artículos de consumo y creció como resultado de
un doble movimiento de protección arancelaria y aumento de la demanda agregada. La
actividad manufacturera había comenzado a desplegarse tímidamente en la década de
1870 El crecimiento industrial, sin embargo, sólo logró cifras significativas en la década
de 1890, cuando una crisis en el sector financiero fue seguida por nuevas tarifas y por
una abrupta caída en el valor del peso. Finalmente, a principios del siglo XX, la
industria se desplegó con mayor fuerza a partir de un nuevo aumento de la demanda,
logrando que la producción estandarizada mediante el uso de máquinas modernas y
aprovechando las economías de escala.
La producción de esta industria, era protegida por las tarifas aduaneras y poco eficiente,
y tenía como principal destino el mercado interno. Ni siquiera las actividades
agroindustriales, con excepción de los frigoríficos, tuvieron éxito en el negocio de la
exportación. Las producciones regionales protegidas, como el azúcar y el vino, no
contaban con las ventajas comparativas que hubieran hecho posible la exportación; sólo
el subsidio estatal permitió que el primer producto se vendiese al exterior por un breve
período a fines del siglo XIX. Dada la complejidad del entramado social del agro
pampeano, resulta sorprendente que el conflicto social que tenía lugar en las ciudades
no tuviera su correlato en el campo y en 1890 surgió un movimiento de protesta
llamado populismo.