Fallo
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color azul oscuro la cual al ser abierta, se evidenció su contenido, tratándose
de cinco envoltorios rectangulares tipo ladrillos, cuatro de ellos de color
metalizados y sellados al vacío con bolsas de polietileno y una de color negro
también sellado al vacío, que contenían 5.443 gramos, de cocaína.
Por ello, sostuvo que existe el suficiente margen de probabilidad
para atribuirle a los imputados la calificación legal del art. 5º inc. “c” de la ley
23.737 (modalidad de transporte), en calidad de coautores, dado que la
cocaína se encontraba en tránsito, siendo trasladada por los imputados para
luego –debido a la gran cantidad ser distribuidos por otros miembros de la
organización del tráfico de estupefaciente, por lo que se presume la
participación de otros integrantes en el ilícito que se investiga, y entendió que
“no se descartan futuras detenciones”.
Reiteró, que los cuatro imputados vinieron a Corrientes, trasladando
el estupefaciente, por lo cual, los datos que emergen del ticket del peaje y de
las tarjetas de automotor encontradas, permiten presumir que el lugar de
origen de la sustancia era Bolivia. Sostuvo, que la sustancia fue trasladada en
forma conjunta por los imputados, quienes se hospedaron en el mismo hotel,
para luego continuar viaje a otro destino donde llevarían la cocaína.
Asimismo, entendió que la conducta en análisis encuadra en la
circunstancia agravante del art. 11° de la ley 23.737 inciso “c” – intervención
en el hecho de tres o más personas organizadas para cometerlo – “habida
cuenta la tarea mancomunada avizorada dentro de la organización, con la
finalidad de brindar mayor eficacia a las acciones de tráfico de
estupefacientes conforme se traslucirá luego del estudio de los distintos
comportamientos de los imputados en estos autos, puesto que los cuatro
trasladaron el estupefaciente”. Alegó, que ello es así en tanto y en cuanto,
para que opere la agravante prevista en la norma especificada, no resulta
necesaria una organización a manera de aquella prevista y reprimida en forma
autónoma por la ley sustantiva en el art. 210 del Código Penal, sino una
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solicitar la orden, lo cual, no se hizo. Entendió, que tampoco se cumplieron los
presupuestos del art. 231 del CPPN.
En segundo lugar, sostuvo que las actuaciones de la prevención
adolecen de muchas omisiones que impiden considerarlas válidas, como ser
que una vez detenidos los vehículos, no se indicaron sus ocupantes, cuando
sólo en uno de los automóviles, fue hallado el estupefaciente. Además,
puntualizó, que no se establecieron las razones por las cuales los ocupantes de
ambos vehículos están vinculados entre ellos y refirió que el magistrado no
puede considerar que todos los ocupantes que circulaban en el vehículo de
atrás, puedan ser responsables de un hallazgo delictivo ocurrido en un
vehículo ajeno.
Refirió, que se violó el derecho al debido proceso y citó normativa
internacional y fallos de la Corte IDH, dado que no surge de las actuaciones
policiales que iniciaron la causa, la identificación del presunto responsable del
hecho, como tampoco la necesaria argumentación respecto a los imputados
como coautores por el delito de tráfico de estupefacientes, agravado por la
intervención en el hecho de tres o más personas.
Manifestó, que la resolución es inmotivada, atento que los
argumentos no derivan de las constancias de la causa, y sostuvo que no habría
contado con todos los medios de prueba, resultando la conclusión arribada por
el juez, como infundada. Entendió, que las pruebas ordenadas y pendientes
hasta el momento, son relevantes a los fines de la defensa del imputado, dado
que de ellas surgirán elementos esenciales para descartar su responsabilidad
penal, y los elementos hasta el momento incorporados no permiten considerar,
ni siquiera la más leve probabilidad de comisión del hecho.
Alegó, que si el magistrado hubiera contado con los elementos
probatorios, se habría acreditado que su defendido no registra pases en
migraciones y que la camioneta que conducía era de su suegro y que contaba
con autorización para circular. Entendió que si fueron dos los vehículos
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individualizar a las personas que transportaban la droga, difícilmente se pueda
asumir que nos encontramos ante una organización.
Además, sostuvieron que debe descartarse el riesgo de fuga, atento
que se encuentra acreditado el arraigo económico, familiar y afectivo y
profesional, y además, alegaron que se cuentan con medios alternativos de
menor efecto represivo para evitar la denegación de la libertad. Respecto al
entorpecimiento, entendieron que ya se dispuso la totalidad de la prueba para
ser colectada.
Asimismo, sostuvieron que la acreditación fehaciente de arraigo, la
imposibilidad de incidencia en el resultado de la prueba, y el ofrecimiento de
una caución real sobre un inmueble de propiedad del imputado (con una
tasación superior a U$S400), constituye un derecho a la libertad que no puede
serle negado por meras presunciones del a quo. Citaron normativa y
jurisprudencia que entendieron aplicable al caso. Hicieron reserva de casación
y del caso federal.
C. A continuación, la Defensa Oficial en representación de Claudia
Lorena Villanueva, planteó recurso de apelación.
Manifestó, la nulidad del acta circunstanciada compuesta, por un
vicio de procedimiento, dado que las actuaciones tienen como origen la
existencia de una llamada anónima, realizada presuntamente al teléfono de la
Dirección de Drogas Peligrosas y el Crimen Organizado, que daría cuenta que
dos vehículos estarían transportando estupefacientes desde Salta y sus
ocupantes se alojararían en el Hotel Turismo de esta ciudad. No obstante ello,
dicha llamada no fue plasmada, atento que no existe un acta, o un registró
alguno, sino que solo se la menciona, lo cual, constituye el inicio de las
actuaciones en la vía pública, incumpliendo de este modo los recaudos
previstos en el art. 138 del CPPN.
Reiteró que, no se labró un acta sobre la presunta llamada telefónica
anónima, siendo ello un acto único e irreproducible, por lo que dicho acto no
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Por otra parte, planteó la nulidad del allanamiento, dado que se
realizó sin el consentimiento d los imputados (en las habitaciones 03 y 510 del
Hotel Turismo), quienes además, poseían el derecho de exclusión dado que
habían llevado a cabo actos de ocupación en dichas habitaciones. Formulo
reserva de casación y del caso federal.
III. Ingresados los autos a esta Alzada, el Fiscal General
Subrogante, manifestó su no adhesión al recurso de apelación interpuesto por
la defensa.
IV. En fecha 18 de noviembre de 2022, fue celebrada la audiencia
oral (art. 454 del CPPN), en la modalidad virtual, mediante el sistema del
Poder Judicial de la Nación.
En primer término la defensa de los imputados Ignacio Bejarano y
Claudia Lorena Villanueva, planteó la nulidad del acta circunstanciada del
procedimiento, dado que la fuerza preventora llevo a cabo las actuaciones sin
la intervención del magistrado, y sin que existan los motivos y razones de
urgencia para realizar la requisa a los imputados. Puntualizó además, que no
existen registros de dicha denuncia anónima, no existiendo constancia de su
materialidad. Asimismo, alegó que el allanamiento también es nulo, dado que
se afectó el derecho de defensa de los nombrados, siendo totalmente
indeterminado.
Además, planteó la nulidad de la declaración indagatoria de
Villanueva, atento que no se especificó en qué consiste el aporte realizado por
su defendida, no siendo individualizados los imputados en el marco de la
causa y sin detallar los elementos que fundamentan la coautoría, dado que
solamente viajaban en forma conjunta. Entendió que la concreción de un
hecho preciso, también es necesario para atribuirles la agravante del art. 11
inc. “c” de la ley 23.737. Formuló reserva de casación y del caso federal.
En segundo término, la defensa del imputado Fernando Sebastián
Masciarelli, alegó que el auto de procesamiento es nulo, dado que la
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sino en una noticia criminis, actuando la prevención en un operativo, realizado
en el marco de las funciones previstas en el art. 183 del CPPN.
Alegó, que los cuatro imputados, estaban viajando juntos, dado que
se encontraban alojados en el mismo hotel, siendo irrelevante el lugar que
ocupaban en los rodados, sumado al ticket que acreditaría que aquellos
provenían de Bolivia, siendo abordados cuando salían juntos de dicho lugar,
hallándose en dicho procedimiento la sustancia estupefaciente. Por ello,
solicitó que se rechacen los recursos de apelación interpuestos y se confirme la
resolución recurrida.
V. Los recursos han sido interpuestos tempestivamente, con
expresa indicación de los motivos de agravios y la resolución (auto) es
impugnable por vía de apelación. Por lo tanto, serán admitidos para su
tratamiento.
VI. En primer término, cabe mencionar que los agravios
interpuestos por los apelantes, se trataran de manera conjunta, en razón a su
similitud, debiendo abordarse en primer lugar los que se vinculen a vicios in
procedendo, atento que de ello depende la validez de la resolución atacada.
Cabe señalar, en relación a la ausencia de motivación y la
inexistencia de elementos probatorios que permitan acreditar la imputación,
que tal como ya lo sostuvo éste Tribunal en reiterados precedentes, el dictado
del auto de procesamiento, es una decisión judicial sobre la presunta
participación de los imputados, en el hecho que se le atribuye, y que basta para
su configuración, con corroborar la existencia de elementos de convicción
suficientes –que no necesariamente deben ser definitivos para sustentar la
imputación penal. No obstante ello, no se requiere una certeza apodíctica,
debiendo en su caso el magistrado, valorar los elementos probatorios que hasta
dicho momento, fueron colectados en el proceso. Tal es así, que del análisis de
los elementos obrantes en la causa, se observa que el a quo, contaba con el
grado de convicción suficiente que requiere esta etapa al momento de
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organizaciones criminales (DSCDN,30ª Reunión, continuación de la 4ª Sesión
Ordinaria de prórroga, Especial, 7/12/93, p. 3941).
Por lo demás, cabe mencionar que “en los fueros federales del país
existe pacífica jurisprudencia que considera que hay que interpretar
ampliamente la previsión expresa del art. 34 bis "efectos de procurar una
investigación eficaz […] y que nada impide que la investigación sea iniciada
por una denuncia informal anónima (como ser, los dichos de una persona que
no quiere revelar su identidad), constituyendo ésta una simple notitia
criminis, apta, por lo tanto, para desencadenar una investigación preliminar
de oficio en la fase prevencional Cám. Fed. Córdoba, Sala A, 26/2/07,
“Ferré, Juan Manuel”, causa 52/07, y causa 10F06, www.pjn.gov.ar"
(Zaffaroni Eugenio R. (2014). Código penal, ts. 14 A y B. (1ª Edición).
Hammurabi)
Que, en este sentido se expidió de manera reiterada este Tribunal,
respecto a que la denuncia anónima constituye una notitia criminis suficiente
para impulsar la acción penal pública (Cfr. “Avalos Patricio Santiago y Otros
s/ Infracción ley 23.737”; Expte. Nº FCT 1844/2020/CA3, entre otros).
Además, la Cámara Federal de Casación Penal, sostuvo que “…la posibilidad
de iniciar investigaciones sobre tráfico de estupefacientes originadas en
una “denuncia anónima”, que se encuentra expresamente prevista en el
artículo 34 bis de la ley 23.737 importa una excepción a lo dispuesto en
los citados artículos del Código Procesal de la Nación respecto de las
formas y los recaudos que deben guardar las denuncias. Dicha
circunstancia no implica de ningún modo el menoscabo del ejercicio
efectivo del derecho de defensa enjuicio ni del principio de
contradicción que debe regir todo proceso (CFCP Sala IV FTU
18734/2016/TO1/CFC1 “SANSONE, Gerardo Daniel s/recurso de casación"
03/07/2019).(El resaltado me pertenece).
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Por otra parte, los apelantes consignaron que las fuerzas preventoras
no contaban con una orden judicial para realizar la requisa y detención de los
imputados, citando el precedente “Fernández Prieto y Tumbeiro”, sin
embargo, dicho fallo en lo esencial, no resulta aplicable en este caso, dado que
los agentes de la prevención actuaron en el marco de las funciones otorgadas
por los art. 183 y 184 del CPPN, atento que, luego de recibir la llamada
anónima, aquellos se constituyeron en las inmediaciones del Hotel Turismo,
donde observaron que de la playa del estacionamiento, salieron dos rodados
con similares características a los aportados por el denunciante anónimo, razón
por la cual, la prevención realizó “un rápido operativo de control de vehículos
y personas en la vía pública”, existiendo lógicamente, la urgencia requerida
en el caso, y la notoria presencia de circunstancias previas y concomitantes,
que habilitaron que los vehículos sean detenidos y que los agentes procedan a
identificar y requisar a sus ocupantes, hallándose posteriormente, el
estupefaciente.
En otro orden de ideas, en relación a que no habría existido una
orden de allanamiento emitida por un juez competente, para realizar dicha
medida en las habitaciones del Hotel Turismo, cabe mencionar que mediante
Nota D.G.D.P y C.O Nº199/22, la prevención solicitó al juez a quo, que se
librará orden de allanamiento en las habitaciones Nº03 y 510 del hotel antes
mencionado, lugar donde temporalmente, se encontraban alojados los
imputados de autos, lo que fue efectivamente autorizado por el magistrado, en
fecha 20 de abril del corriente año. Por lo que dichos argumentos no podrán
prosperar, atento a la existencia de una orden de allanamiento para registrar el
lugar donde se habrían alojado los imputados.
Por otra parte, respecto a la nulidad del allanamiento llevado a cabo
en las habitaciones del Hotel Turismo, en razón a que la prevención no
contaba con el consentimiento previo de los imputados, quienes poseían el
derecho de exclusión, cabe puntualizar que tampoco dichos argumentos
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podrán prosperar, atento que la normativa procesal autoriza al magistrado al
dictado de una orden de allanamiento, cuando existan motivos suficientes,
para presumir que en determinado lugar existen elementos de un delito; por
ende, el allanamiento supone la inexistencia del consentimiento por parte de la
persona que tiene derecho a excluir a terceros del domicilio (art. 225 el
CPPN). (Cfr. “Estigarribia Karina Zulema, Pérez Gustavo Alejandro s/
Infracción ley 23.737” FCT 762/2022/CA1” y otros).
Dicho ello, cabe ingresar al tratamiento de la nulidad del acta
indagatoria –por ausencia de precisión del hecho atribuido planteada por la
defensa de la imputada Claudia Lorena Villanueva. Anticipando que, dicho
agravio no tendrá acogida favorable, en razón a que se observa de su simple
lectura, que en acto indagatorio se le hizo conocer el hecho imputado en su
contra “…la presente causa se inicia en raíz de un llamado telefónico
anónimo efectuado en dependencias de la Dirección General de Drogas
Peligrosas y Crimen Organizado […] la prevención a fines de corroborar esa
información, monto a las 00.10 del día 20 de abril del corriente año, un
operativo en el lugar […]”, circunstanciando el mismo “en calle Entre Ríos
Nº650, esquina Pellegrini, siendo las 00:30 hs., de ese día, procedió a
demorar a los ocupantes de dos vehículos […] al encontrar sustancia
estupefaciente […] se secuestró de la camioneta Nissan una mochila color
azul conteniendo (05) cinco ladrillos de cocaína los cuales dieron un total de
5.443 gr.” dando cuanta además la totalidad de la prueba hasta ese momento
colectada, como el tipo penal atribuido “…las previsiones del art. 5 inc. c, de
la ley 23.737, en la modalidad de transporte de estupefacientes, con el
agravante previsto en el art. 11 inc. c) de la citada ley…”, no advirtiéndose
vulneración alguna a su derecho de defensa.
Zanjada ésta cuestión, corresponde el tratamiento de los vicios in
iudicando, referidos a la calificación legal y la coautoría atribuida por el
magistrado.
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económico para lograr su comercialización, razón por la cual, deberá
confirmarse el encuadre legal realizado por el magistrado respecto al delito de
transporte de estupefacientes –art. 5 inc. “c” de la ley 23.737 en coautoría,
dado el acuerdo tácito y el aporte realizado por los nombrados que se advierte
de los elementos reseñados anteriormente, respecto de Ignacio Bejarano,
Fernando Sebastián Masciarelli y Claudia Lorena Villanueva.
También, corresponde confirmar la agravante prevista en el art. 11
inc. “c” de la ley 23.737, dado que, en el presente caso, conforme el relato de
los hechos y los elementos probatorios colectados, se advierte un “mínimo” de
organización, para la concreción de las actividades ilícitas desarrolladas,
atento que, conforme sostuvo éste Tribunal en reiterados precedentes, sólo
requiere que se trate de tres o más personas que actúen de forma organizada
para cometer el hecho delictivo, pues “se trata de una forma de participación
plural activa, que obedece a la mayor intensidad de afectación al bien
jurídico tutelado por la norma, y paralelamente a las menores posibilidades
de defensa o de actuación del cuerpo social ante la presentación de dicha
circunstancia”. (Cfr. Alejandro Osvaldo Tazza, El comercio de
estupefaciente. Análisis de los aspectos objetivos y subjetivos de los tipos
penales, Ed. Jurídica, p. 153).
Finalmente, en relación al agravio referido a la prisión preventiva,
cuestionada por la defensa del imputado Ignacio Bejarano, cabe mencionar
que se advierten, en el caso la existencia de riesgos procesales (arts. 221 y 222
CPPF).
Tal es así, que el riesgo de fuga, se extrae de las circunstancias y
naturaleza del hecho –inc. b del art. 221 atento que, la gravedad del delito y
la cantidad de sustancia secuestrada (5.443 g de cocaína), lo que permite
presumir fundadamente que se estaría en presencia de una organización, que
se encontraría compuesta por una pluralidad de intervinientes, con el que
aquel podrían contactarse para darse a la fuga. Además, cabe considerar que al
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