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Libros Historicos Resumen

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L O S L I B R O S H I S TO R I C O S D E L A N T I G U O T E S T A M E N T O

Introducción:

Los llamados libros históricos del Antiguo Testamento relatan los avatares del pueblo elegido desde el comienzo de la conquista
de Canaán hasta las luchas que en el siglo II a.C. los israelitas tuvieron que entablar para defender su identidad ante los peligros
del helenismo.

En ellos por tanto existen elementos interesantes para el estudio de la historia antigua, sin embargo, esos textos hablan
fundamentalmente de la salvación preparada y realizada por Dios a lo largo de la historia de Israel, y de la que se beneficiarán
todos los hombres.

Lo narrado en los libros históricos del AT sólo se entiende en toda su profundidad cuando se contempla debidamente
encuadrado dentro de la Revelación que culmina en Jesucristo. “De este modo los libros del AT incorporados a la predicación
evangélica, alcanzan y muestran su plenitud de sentido en el NT y a su vez lo iluminan y explican”. (Dei Verbum).

Es importante para entender bien todos estos textos, prestar atención tanto a su sentido propio de cada texto como a su
significación dentro del conjunto de la manifestación del designio salvífico de Dios que ofrece la totalidad de la Sagrada Escritura.

1.- Los Libros Históricos en el conjunto del Antiguo Testamento:

No todas las Biblias contienen los mismos libros del Antiguo Testamento, ni éstos aparecen en el mismo orden. Estas diferencias
obedecen a razones históricas y afectan a la interpretación de los libros.

Muchos judíos del tiempo de Jesucristo reconocían la autoridad de la Ley y los Profetas, y admitían también otros libros sagrados
que denominaban simplemente “escritos”, si bien no existía consenso sobre el carácter sagrado de algunos de ellos.

La tradición cristiana hizo suya la clasificación denominada griega, considerando Libros Históricos tanto los que forman el
Pentateuco como los de Josué, Jueces, Rut, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Tobías, Judit y Ester.
También se incluyen 1 y 2 Macabeos que sueles colocarse al final de todo el AT.

Esta clasificación refleja una concepción teológica de la Sagrada Escritura distinta de la Biblia trasmitida en hebreo, heredera del
rabinismo, y centrada en torno a la Ley. Para la Iglesia los Libros Históricos constituyen una narración ordenada
cronológicamente qe comienza con los orígenes del mundo y del hombre, sigue con los Patriarcas, la estancia de Israel en
Egipto, y el éxodo, la peregrinación por el desierto, el establecimiento en la tierra prometida, la monarquía, el destierro, y la
restauración en la época persa, hasta la revuelta macabea frente a la helenización de Palestina. Una historia que se interrumpe a
las puertas de nuestra era. A continuación se encuentran los libros poéticos y didácticos, cuyo contenido pone al lector ante Dios
mediante la oración, y ante el mundo mediante la sabiduría. La inclusión de libros compuestos en griego, y en un contexto
helénico, es un testimonio a la apertura universal de la colección. En tercer y último lugar aparecen los libros proféticos que
anuncian directamente a Jesucristo.

Esta clasificación de los libros permite entender mejor la manifestación gradual de Dios a los hombres, que alcanza su plenitud a
la luz del acontecimiento pascual. Con Cristo la historia llega a su plenitud, de El hablan la Ley y los profetas. La Ley o
Pentateuco no es para la fe cristiana la plasmación definitiva de la voluntad de Dios, sino el comienzo de la historia de la
salvación.

2.- Marco histórico del Antiguo Testamento:

La revelación de Dios al pueblo de Israel se realizó en diversas épocas históricas. De ahí que para situar el momento en que
fueron redactados como en el que se enmarcan los relatos sea conveniente conocer las líneas fundamentales de la historia de
Israel.

a) La tierra en que se formó Israel.

A los inicios del segundo milenio a.C. (bronce medio) a orillas del Mediterráneo oriental existía una zona conocida como tierra de
Canaán, de Israel, o Palestina. Cabe distinguir una llanura fértil costera bañada por el Mediterráneo, y al este el valle del Jordán
que une el lago de Genesaret con el Mar Muerto. Entre ambas zonas hay de norte a sur una región de colinas (Galilea), una
amplia depresión (Israel), una zona central de colinas (Samaría), una región meridional montañosa (Judea) cada vez más
desértica según se avanza al sur.
Su sistema político fue el de las ciudades-estado. En estas ciudades se concentraba el comercio de la población adyacente, y
encontraban refugio las personas de los alrededores.

Entre 1250 y 1050 a.C. hubo una colonización y explotación agrícola en los altos de Efraim y en la Palestina central. Aparecen
zonas dedicadas al cultivo de cereales, productos de la huerta, vino y aceite, y pastoreo. En esa época se encuadran los relatos
de los libros de Josué y Jueces acerca del asentamiento en Canaán.

b) El reino de Israel.

A partir de 1.050 y hasta 850 a.C. se sedentarios la población, con un gran rendimiento agrícola. La población y el comercio
creció.

Se construye la ciudad de Samaría, no ya ciudad-estado, sino capital política, con los servicios públicos necesarios para
organizar el comercio y defensa de toda la zona central. En los textos asirios se conoce esta zona como región de Israel o país
de Omrí.

A la gran potencia de la época: Asiria, había de pagarle tributos primero, y luego someterse a sus intentos de conquista, Samaría
en el 722 a.C. hubo de rendirse, y quedó convertida con sus territorios en provincia asiria.

c) El reino de Judá.

Mientras tanto en la región meridional, sobre todo alrededor de Jerusalén había una agricultura floreciente. A comienzos del siglo
VIII a.C. después de la caída de Samaría tuvo un importante desarrollo de población y prosperidad.

Entre el siglo VII y el VI a.C. el poder asirio se debilita ante Babilonia, frente a la que Judá no pudo soportar el embate de las
armas. La ciudad de Jerusalén es tomada por Nabucodonosor el 587 a.C. llevándose al rey y personajes importantes cautivos a
Babilonia. A finales del siglo VI a.C. una gran parte de los que vivían en ese territorio no eran descendientes de los antiguos
pobladores, sino de nuevos inmigrantes. En los libros de los Reyes y Crónicas se habla de algunos de estos acontecimientos.

d) La época persa.

Unos 40 años después de la caída de Jerusalén, Ciro rey de Persia conquista a su vez Babilonia, y con ella se hace con el
dominio de todo lo que de ella dependía. Ciro ayudó a la restauración de Jerusalén, impulsando el culto tradicional a Yahwéh, el
Dios de Samaría y Judá. Se creo así una nueva sociedad centrada en el Templo y administrada por un gobernador persa,
identificado profundamente con el pueblo. Dentro de esta época de restauración, siglos V y IV a.C. se sitúan las misiones de
Nehemías y Esdras.

e) La época helenística.

El esplendor del imperio persa y con él de Judá, inició su declive hacia el año 333 a.C., con las conquistas de Alejandro Magno.
Durante este período muchos aspectos de los pueblos conquistados quedaron impregnados de elementos de la civilización, arte,
técnica, lengua o filosofía griegas. La helenización de judea fue más lenta que otras regiones, Jerusalén al principio fue
respetada, pero poco a poco aparecen las trasformaciones, con construcciones de nuevos moldes culturales, por ejemplo el
gimnasio.

La situación social distaba mucho de ser pacífica, pues tras la muerte de Alejandro Magno, todo Oriente Medio se vio envuelto en
luchas de sucesiones. Al final de las guerras sirias, a comienzos del siglo II a.C., Palestina quedó bajo el poder sirio (seléucida).

Cuando Antíoco IV Epífanes (175-164 a.C.) sube al poder, el proceso de helenización llegó a su apogeo. Jerusalén se trasforma
en ciudad helenística, la Torah dejó de ser ley constitucional como venía siendo desde la época persa, se suprimieron los
sacrificios en el Templo, que se dedicó al señor del cielo, Zeus Olímpico de los griegos. Los decretos de Antíoco IV encontraron
primero resistencia pacífica perro después se dio paso a la rebelión armada que logró un alto grado de independencia religiosa y
política. El heroísmo manifestado en esa lucha por parte de los israelitas que querían permanecer fieles a sus tradiciones
religiosas quedó plasmado en los libros de los Macabeos.

Sin embargo hacia el año 70 a.C. Roma se apodera de Jerusalén. Palestina era entonces una región helenizada, aunque con
reductos de identidad religiosa y cultural propia. En Samaría y Galilea la población rural seguía sus creencias y modos de vida
tradicionales, mintiendo su escisión entre samaritanos y judíos. En las grandes ciudades predomina la población, la lengua y
cultura helénica. En Judea, mientras tanto, y sobre todo en Jerusalén la religión, civilización y cultura judías eran mayoritarias.
Faltaba poco para el nacimiento de Jesucristo.
3.- Los Libros Históricos de la Biblia y la Historia Profana:

El pueblo de Israel guardó memoria de las gestas de sus antepasados, con el correr del tiempo estos recuerdos sirvieron para
actualizar su fe en Dios, iluminar las nuevas situaciones y dar una orientación para mantenerse fieles a la Alianza. Todas estas
reflexiones se fueron además poniendo por escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo, de modo que su enseñanza se
mantuviera para siempre.

Por ello el valor de la Biblia como fuente histórica es incalculable, si bien conviene tener presente que la finalidad que guió a los
autores sagrados fue más bien didáctica, pretendiendo destacar la relación entre Dios y su pueblo. Por eso las enseñanzas
contenidas en el AT no sólo afectan a Israel, sino que salvadas las distancias temporales y culturales tienen valor permanente
para todos los pueblos.

La historia que narran no ha sido descrita para satisfacer nuestra curiosidad sobre el modo concreto en el que se desarrollaron
los hechos concretos de la historia de Israel, no son libros de historia antigua, sino que ofrecen algo más: una reflexión religiosa
sobre la historia pasada buscando las interpretaciones y enseñanzas que se pueden extraer de ella, reflexión llevada a cabo
mediante una acción peculiar del Espíritu Santo. Por ello existen omisiones de hechos históricos importantes, repeticiones de
otros, esto es una selección realizada con criterios más religiosos que políticos o culturales.

4.- Visión General de los Libros Históricos:

El extenso relato que comienza con el libro de Josué, continúa con Jueces y los dos libros de Samuel, para terminar con los de
Reyes, tiene una cierta relación con el libro del Deuteronomio, puesto que se van juzgando los hechos atendiendo a si se cumple
o no la Ley del Señor contenida en el Código Deuteronómico. Por ello al conjunto de estos libros se le llama “Historia
Deuteronomista”.

Se interrumpe esta narración por la inserción del libro de Rut, detrás de Jueces, y antes de Samuel, el cual prepara la aparición
de David, que de algún modo es el personaje central de esta gran historia.

En los libros de las Crónicas, se repiten los temas ya narrado también desde los orígenes, pero aportan una visión distinta, y
complementaria con las hasta el momento realizadas. A continuación se encuentran Esdras y Nehemías, memorias de dos
personajes sobresalientes durante la época persa.

La época de helenización aparece en los libros de los Macabeos, con la actividad de éstos y los hijos de Matatías. Por último los
libros de Ester, Tobías, y Judit, trasmiten hermosas narraciones, llenas de enseñanzas morales y religiosas ante las diversas
circunstancias en que Israel se va encontrando.

5.- Historia Deuteronomista:

Los libros de Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, y 1 y 2 Reyes, tienes rasgos literarios y teológicos comunes que inducen a suponer
que forman una obra homogénea, redactada por personas pertenecientes al mismo grupo o escuela. Son los mismos rasgos que
aparecen en el Código Deuteronómico. Así se piensa que buena parte del Deuteronomio pudo ser compuesta como una
introducción a las historia de Israel en la Tierra Prometida.

En cuanto a su contenido: la primera redacción del Deuteronomio, recogía la legislación y recomendaciones de Moisés, antes de
entrar en la tierra prometida, el libro de Josué narra la conquista como don de Dios; el de Jueces relata el asentamiento del
pueblo y su distribución por tribus, bajo líderes suscitados por Dios, para dar seguridad al pueblo, y administrar justicia;
los Reyes narran el comportamiento de los monarcas que habían regido la vida del pueblo hasta la desaparición del reino del
Norte en el año 722 a.C. y mas tarde la cautividad de Judá y Jerusalén en Babilonia, años 587 al 537 a.C.

El conjunto de esta historia, terminada de escribir algo después de la cautividad de Babilonia, tenía por finalidad por tanto:
explicar el por qué del destierro, de la pérdida de la tierra. La respuesta que da la historia deuteronomista es que el destierro no
es imputable a Dios, sino al pueblo mismo, que por sus pecados a merecido este severo castigo. Con ello el autor sagrado
recuerda al pueblo que si quiere poseer la tierra debe cumplir las leyes y normas entregadas por Dios a Moisés, además señala
que Dios no ha faltado nunca a su promesa, sino que la ha ido renovando según las circunstancias.

Los autores siguen fuentes diversas: el documento inspirador pudo haber sido una redacción de la Ley hecha por personas
provenientes del reino del Norte, después de su desaparición tras la caída de Samaría 722 a.C., y llevada a cabo en tiempos de
Josías. También contaban con tradiciones orales o escritas sobre la conquista de la tierra, crónicas de los reinados de los reyes
de Israel y Judá. También recuerdos de la actividad de los profetas, especialmente Eías y Eliseo. En la Biblia Hebrea este
conjunto es denominado “profetas anteriores”: profetas porque juzgan la historia a la luz de la palabra de Dios, y anteriores
porque van delante de los otros libros proféticos.
Estos libros preparan para el advenimiento de Cristo, del Mesías: concepto mismo, el de Ungido, que se forma en ese tiempo, y
son los libros históricos los que explican su significado: rey ungido por Dios para traer la salvación. También desde el NT se
entiende el sentido de la tierra prometida, signo de la patria celestial, del descanso al que es llamada toda la humanidad.

LOS ULTIMOS LIBROS HISTORICOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Después del libro de Nehemías, en las Biblias cristianas figuran los libros de Tobías, Judit y Ester. Los libros históricos incluyen
también al 1 y 2 de los Macabeos, que en alguna suelen aparecer al final del AT. Son libros heterogéneos entre sí, no un
conjunto unitario. Aunque tiene alguna nota común:

Coinciden en que fueron redactados en época más reciente que los demás libros históricos del AT, cuando ya la cultura
helenística llevada tiempo implantada en Palestina, en época cercana a Jesucristo. Se aprecia el influjo cultural griego en la
lengua y modos de expresar, si bien son fieles a la religión de Israel.

De ellos sólo el libro de Ester forma parte del canon judío, si bien ya fueron recibidos como canónicos por la Iglesia primitiva.

1.- Relatos históricos en el judaísmo helénico:

Con el paso del tiempo el helenismo fue impregnando muchas expresiones culturales del pueblo de Dios. Muchos aspectos de la
cultura helénica, otros no ya que implicaban idolatría, eran perfectamente compatibles con la fidelidad a la religión judía. Incluso
en muchos casos supuso un enriquecimiento, se escribe en griego, se usan nuevos géneros literarios de gran fuerza narrativa y
retórica.

Así por ejemplo el género de la historia patética, peculiar de esta época, supone narrar los sucesos subrayando el dramatismo,
perfilando los rasgos emocionales de situaciones y personajes. La persuasión retórica era frecuente en los historiadores
helenistas, describiendo con trazos enérgicos personas y acontecimientos como ejemplos de virtud o vicios. Así sucede en el
libro segundo de los Macabeos.

También eran frecuentes las ambientaciones en escenarios geográficos e históricos creados a partir de elementos reales. Así se
refleja de algún modo en los libros de Tobías, Judit y Ester.

De este modo se refleja la fidelidad a Dios en una época de cambios profundos.

2.- Aportación de estos Libros en la Revelación Bíblica:

Supusieron un progreso en la Revelación divina, no pocos aspectos doctrinales se perfilan con mayor claridad que en épocas
anteriores. Se establece así un puente entre el AT y el NT, que hace presagiar la plenitud de los tiempos, en que la manifestación
de Dios alcanzaría su punto culminante.

Un ejemplo del avance se puede encontrar en la doctrina sobre la retribucion. Sigue vigente que Dios retribuye a cada uno según
sus obras, buenas o malas. Sin embargo se enseña ahora que la retribución no siempre se alcanza en esta vida. El paso
adelante en el conocimiento de que existe una vida después de la muerte está ligado a nuevas luces que el Espíritu Santo
proporciona en la reflexión sobre la creación.

Todo esto abre nuevas y sugerentes perspectivas para la antropología y permitió una mejor comprensión del problema del
sufrimiento, este puede tener un sentido expiatorio y cabe aceptarlo de buen grado por el bien de los demás.

Se prepara así la misión de Jesús, permitiendo entender que los sufrimientos de un justo, Jesús tenían un sentido para el bien de
los hombres, hizo posible hablar de la resurección de todos los hombres, y también por supuesto de Jesús; y alimentar el deseo
de estar con Cristo antes de que llegue la resurrección universal.

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