Violencia Psicológica
Violencia Psicológica
Violencia Psicológica
Bibliografía
Conceptodefinicion.de, Redacción. ( Última edición:13 de julio del 2016). Definición de
Violencia psicológica. Recuperado de: https://conceptodefinicion.de/violencia-
psicologica/. Consultado el 5 de agosto del 2023
VIOLENCIA ESCOLAR
La violencia contempla los actos que se ejercen con la intención de lograr una cosa a través del uso
de la fuerza. La conducta violenta, por lo tanto, busca dañar física o mentalmente a otra persona para
someterla.
Existen distintos tipos de violencia, como la violencia familiar y la violencia de género. En el caso de
la violencia escolar, está dada por la conducta que se desarrolla en el seno de una escuela y que
tiene la finalidad de generar algún tipo de daño en dicho marco.
La violencia escolar puede desarrollarse dentro de la escuela (en un aula, un pasillo, un patio, etc.) o
en otros sitios que están vinculados a ella. Sus víctimas pueden ser estudiantes, docentes,
trabajadores de la escuela o familiares de los alumnos.
Dentro de la violencia escolar podemos subrayar que existen tres tipos que se determinan en función
de quien es el agresor y quien el agredido. Así, por ejemplo, podemos hablar en un primer término de
lo que es la violencia de alumnos hacia otros alumnos. Esta se traduce tanto en lesiones de diversa
índole como en hurtos de objetos personales, en ataques sexuales o en homicidios.
En los últimos años este tipo de violencia ha dado lugar a casos conocidos en todo el mundo en el que
las víctimas, «machacadas» y humilladas hasta límites insospechados, han acabado suicidándose.
En segundo lugar, nos encontramos con la violencia escolar que es ejercida por alumnos sobre el
personal docente de su centro en cuestión. La misma se manifiesta tanto a nivel físico, a través de
lesiones de distinta categoría, como a nivel psicológico haciendo uso de insultos y humillaciones de
muy variada tipología. Un hecho este que ha experimentado lamentablemente un crecimiento
importante en los últimos años.
Y en tercer lugar se encuentra la violencia escolar que es ejercida por el propio personal docente hacia
otros compañeros, hacia alumnos, padres de estudiantes o incluso miembros del colegio que trabajen
en el ámbito de la administración o de los servicios.
Entre las manifestaciones más frecuentes que tiene este tipo de violencia se encuentran las
siguientes:
– Ataques al aspecto emocional de las víctimas mediante humillaciones o violencia verbal en toda su
extensión.
– Violencia física.
– Relaciones dañiñas. En esta categoría se incluyen desde abusos de tipo sexual hasta acoso de
diversa índole.
Existen múltiples causas que pueden propiciar la irrupción de la violencia escolar. Los expertos hablan
de la falta de límites en la conducta, de la transmisión de situaciones violentas a través de los medios
que pueden generar un efecto de contagio y de las condiciones de exclusión y discriminación social.
Es frecuente que la violencia escolar se asocie al acoso escolar, también conocido como bullying.
Este acoso consiste en someter a un alumno a un maltrato constante y sostenido a lo largo del tiempo
a través de burlas, insultos, golpes, etc.
Las escuelas pueden calificarse de acuerdo al riesgo de que se produzcan hechos de violencia en su
comunidad. Las instituciones más vulnerables a la violencia escolar son aquellas donde no se ejerce
un control sobre sus integrantes.
Fuente: https://definicion.de/violencia-escolar/
¿Qué es la violencia física?
Por violencia se entiende una forma de interacción que ocasiona o amenaza
con ocasionar daño de algún tipo al otro, ya sea mediante el sometimiento, la
humillación, el daño físico o psicológico.
Fuente: https://concepto.de/violencia-fisica/#ixzz89tmZTwj0
Violencia sexual
El término violencia sexual hace referencia al acto de coacción o amenaza hacia una persona con el objetivo de que lleve a cabo una
determinada conducta sexual, por extensión, se consideran también como ejemplos de violencia sexual, "los comentarios o
insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona
mediante coacción por la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar o el lugar de trabajo."1 La violencia
sexual se manifiesta con actos agresivos que, mediante el uso de la fuerza física, psíquica o moral, reducen a una persona a
condiciones de inferioridad para imponer una conducta sexual en contra de su voluntad. Este es un acto que busca fundamentalmente
someter el cuerpo y la voluntad de las víctimas.
Unicef define violencia sexual a la “acción de someter a una persona a la voluntad de un agresor, aprovechándose de la impotencia y
desvalimiento de las víctimas, con la intención de dañarla, causarle dolor y sufrimientos (físicos o mentales), despersonalizarla y
dominarla sometiéndola a actos sexuales sin su autorización ni consentimiento”.
Los casos más frecuentes de violencia sexual son ejercidos sobre niños (la pedofilia y el abuso sexual intrafamiliar) y
la violación de mujeres.
El delincuente sexual lo puede ser en exclusiva (sobre todo en el caso de los pedófilos), pero también puede ir acompañado de otros
perfiles delictivos, tal es el caso de robos, agresiones, maltrato físico, etc.
El agresor sexual no es necesariamente un desconocido para la víctima; en ocasiones es, precisamente, su cercanía cotidiana a la
misma la que le ha facilitado un determinado grado de confianza que ha derivado en la imposición de una determinada relación.
En países con estadísticas fiables al respecto, las agresiones sexuales constituyen un porcentaje relativamente bajo de la violencia
denunciada. No obstante, el carácter intrínseco de la violencia sexual sugiere la posibilidad de una violencia encubierta debido a
actitudes de vergüenza o de temor a represalias por parte de la víctima.
Factores de agresión
La mayoría de las víctimas son mujeres ya que los datos de la OMS indican que 1 de 3 mujeres han sufrido algún tipo de violencia
sexual (2021)6. A lo anterior se le suma que, aproximadamente, solo el 5% de las víctimas lo reportan a la policía (Organización
Mundial de la Salud, 2013).7 La mayoría de los agresores de este tipo de violencia son hombres. Esta predominancia del agresor
sexual masculino se debe a diversos factores.
un mayor impulso sexual, derivado, en parte, por el aumento de testosterona en la sangre, que no puede ser inhibido debido a
diversos factores. Sin embargo los estudios biológicos que indican, que tanto mujeres como hombres tienen testosterona, anulan este
argumento. El impulso sexual es igual tanto en hombres como en mujeres y puede ser inhibido de igual forma por sujetos de uno u
otro sexo.5
un mayor componente agresivo; biológicamente también se ha determinado que no existe relación entre sexo y agresividad, por lo que
este componente agresivo es causado únicamente por la educación social y cultural que reciban los individuos.
una mayor impronta de factores socioculturales, como es el caso de las expectativas de su comportamiento como varón, que van
asociadas a un impulso sexual fuerte, etc.
En el origen de la violencia sexual se encuentran, al menos, tres factores esenciales:
En primer lugar están los factores psicológicos: la imposibilidad de conseguir la excitación sexual sin el uso de la violencia; la falta de
autocontrol; una autoestima deficitaria en lo sexual; la ausencia de empatía sexual, que puede llevar a una distorsión cognitiva que
justifique su agresión (a ella le gusta, ella lo ha buscado, el sexo con niños es darles cariño...); algún trastorno de personalidad; una
historia personal como víctima de abusos sexuales; etc. En el caso de las violaciones, por ejemplo, en muchas ocasiones más que el
placer sexual es la necesidad de satisfacer necesidades de dominación, autoafirmación, competitividad o poder las que están en el
origen de las mismas.10
En segundo lugar están los factores sociales: el prestigio que da la violencia para ciertos individuos en determinados grupos sociales;
la cosificación de la mujer a través de los medios de comunicación y lenguaje sexista; etc.
En tercer lugar están los factores situacionales: como el consumo de drogas y alcohol, el contagio emocional de la vivencia grupal,
pertenencia a alguna pandilla y antecedentes de abuso sexual o físico en la niñez.
Lo que en concreto puede precipitar una agresión sexual es la presencia de ciertas variables circunstanciales, como una situación de
estrés prolongada, el consumo de alcohol, un deseo urgente sexual, un grado alto de irritabilidad o la percepción de seducción o
indefensión en la víctima, así como la probabilidad de que el acto quede impune.
En muchos países se han implementado programas de tratamiento de delincuentes sexuales para reducir la reincidencia, como parte
de una estrategia de manejo de este grupo de delincuentes. No obstante, existe cierta controversia con respecto a su efectividad. Por
tal motivo, se ha planteado comparar grupos de delincuentes sexuales tratados, con grupos de control equivalentes que no han sido
sometidos a dicho tratamiento, para probar si existen diferencias entre ambos grupos en cuanto a la reincidencia de delitos sexuales y
de otro tipo.
Una revisión sistemática de 27 estudios, provenientes de siete países y más de la mitad realizados en Norteamérica, encontró que
existe, en promedio, una reducción significativa en las tasas de reincidencia para los grupos tratados. Específicamente, la tasa de
reincidencia de delitos sexuales fue de 10,1% para los delincuentes tratados, en comparación con 13,7% para el grupo sin
tratamiento. Sin embargo, existe demasiada heterogeneidad entre los resultados de los estudios individuales como para poder sacar
conclusiones acerca de la efectividad general de este tipo de tratamiento. Se necesitan entonces más estudios, especialmente fuera
de Norteamérica, que permitan obtener conclusiones más sólidas.