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Sotelo, gracias K.

Cross & Botton


Sotelo, gracias K. Cross & Botton
Raven

No puedo creer las cosas que hago por mi trabajo.


Los miembros de Sp*nked, el nuevo grupo que estoy intentando fichar
para el sello discográfico de mi familia, me hacen pasar por el aro.
Literalmente. Su última petición, que los acompañe una noche al
Sterling Rope, podría hacerme gritar de frustración.
No tengo nada que hacer en el exclusivo club de caballeros, donde los
multimillonarios van a satisfacer todas sus fantasías. ¡No soy así! Pero
una chica tiene que hacer lo que una chica tiene que hacer...
Mi misión era entrar y conseguir el contrato, firmado, sellado y
entregado. ¡En ninguna parte del acuerdo se suponía que me
enamoraría del hombre dueño del club travieso!
Oh mi… las cosas definitivamente no salen como estaba planeado.
Una vez que conozco a Roman, no hay vuelta atrás. Quiere negociar
un contrato totalmente diferente conmigo. Y no puedo decirle que no
al Sr. Alto, Oscuro y Travieso.

Cuando el sol se pone en Silver Spoon Falls, las cosas se calientan en


The Sterling Rope. Las mejores chicas pueden encontrar ahí todo lo que
desean sus corazones, incluidos algunos de los multimillonarios más
sucios de la ciudad. No hay reglas. Solo sumisión.

Bienvenidos a Silver Spoon After Dark. Tu sumisión será nuestro


pequeño y sucio secreto.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 1
RAVEN

Asomo la cabeza por la puerta de Mitch Murphy y pego una


sonrisa esperanzada a mi cara. —Acabo de enviarte un contrato por
correo electrónico. ¿Tienes tiempo para echarle un vistazo rápido? —
El abogado de la empresa, de pelo blanco, se echa hacia atrás en su
silla y me mira fijamente mientras yo añado rápidamente: —Me acaba
de llegar y quiero tu opinión antes de firmarlo. — Mis dos hermanos
se desmayarían si supieran por lo que estoy dispuesta a pasar para
fichar al nuevo grupo de moda de nuestro sello discográfico.
—Claro. — Suspira y se pone sus gafas negras de montura
cuadrada en la cara antes de girarse hacia su ordenador. Ha sido el
principal abogado corporativo de nuestra empresa familiar durante
más de cincuenta años. Cuando mi abuelo, el abuelo Leo, dirigía la
empresa, se llamaba Knightley Records. A lo largo de los años contrató
a innumerables grupos y músicos populares, y la empresa prosperaba,
pero la vejez le estaba alcanzando.
Cuando mis dos hermanos mayores, Hawk y Falcon, se retiraron
del ejército, tomaron las riendas y renovaron todo el negocio. Knightley
Records se convirtió en Inked Knight Records, y yo me incorporé a la
empresa familiar como directora de marketing. En dos años firmamos
un contrato de exclusividad con Bent. La popularidad del grupo se
disparó y nuestra empresa se convirtió en el sello de moda.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


He pasado los últimos años intentando demostrar a mis
sobreprotectores hermanos que no necesito su interferencia. Me costó
mucho convencerlos de que me dieran la oportunidad de negociar
contratos con posibles clientes, pero al final cedieron. Desde entonces,
he contratado a varios artistas de renombre y pronto añadiré a mi lista
al nuevo grupo de moda.
—Oh. — añado, preparada para la verdadera sorpresa. —
¿Podemos mantener esto entre nosotros? No quiero que Hawk y Falcon
lo sepan hasta que termine mis negociaciones con la banda que estoy
intentando fichar.
—De acuerdo. — acepta. —Siempre que el contrato no parezca
perjudicial para Inked Knight Records.
Respiro aliviada y entro en su despacho. Tras cerrar la puerta,
me siento frente a él y espero a que lea. Mi mente divaga mientras miro
fijamente el viejo reloj de metal de la pared y observo el segundero que
avanza lentamente. Por el rabillo del ojo, noto que su cara se pone
cada vez más roja mientras los ojos casi se le salen de las órbitas. Es
casi un alivio cuando finalmente exclama: — ¿Qué es esto? ¿Te vas a
apuntar a un club BDSM? — El abogado, normalmente imperturbable,
me mira con la boca abierta.
—No. —Me siento frente a él. —Estoy intentando firmar con
Sp*nked. — Un nombre loco para una banda, pero el tema les está
funcionando a lo grande. —Es esta nueva banda que está vendiendo
en todos los clubes de la costa oeste. He estado molestando a su
agente durante semanas, y finalmente se puso en contacto conmigo
ayer. La banda ha alquilado una casa aislada en Silver Spoon Falls,
Texas, para trabajar en su próximo álbum. — London, la mejor amiga
de mi cuñada, está casada con Bender Valentine, el antiguo vocalista
de Bent, y viven en el pequeño pueblo de Texas. Harper, la esposa de
Falcon, es amiga de London Valentine desde la universidad.
Mientras Mitch me mira fijamente, me doy cuenta de que mi
cerebro se ha salido por la tangente. — ¿Qué tiene eso que ver con este
contrato?
—La banda insistió en que me reuniera con ellos en el Sterling
Rope para hablar de la propuesta de Inked Knight Records. No tenía
ni idea de que era un club de sexo cuando acepté. Busqué en Google

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y no encontré nada. — Señalo la pantalla de su ordenador. —Después
de programar la reunión, empecé a investigar el Sterling Rope y no
descubrí nada. Na-da. Nada. El maldito club no tiene absolutamente
ninguna presencia en las redes sociales ni página web. Empecé a
pensar que alguien me estaba gastando una broma hasta que recibí
ese correo electrónico confidencial del club. Evidentemente, el club de
sexo secreto y exclusivo requiere que todos los invitados firmen eso
antes de enviar cualquier información. — Es bastante molesto. El
contrato estaba firmado por Roman Sterling, así que busqué su
nombre y no encontré casi nada: ni fotos, ni antecedentes familiares.
El hombre ni siquiera podría ser real por lo que sé.
—Este contrato es muy inusual. — Mitch atrae de nuevo mi
atención hacia él y empieza a explicarme lo que estoy aceptando. —
Tenemos que repasar cada punto para asegurarnos de que lo
entiendes. Número uno, nunca puedes hablar de nada de lo que pasa
en el club con nadie. Ni siquiera con tu cura. — Esto es una locura,
pero asiento y cruzo los dedos detrás de la espalda porque sé que
cederé y se lo contaré a mi mejor amiga.
Prefiero hacerme un examen pélvico que repasar las normas del
club sexual con un abogado que trabaja en la empresa de mi familia
desde antes de que yo naciera, pero en realidad no tengo elección si
quiero firmar con la banda. —Gracias por hacer esto.
—De nada. — Parece que no quiere hacer esto más que yo. —La
regla número uno es no hablar de lo que pasa en el club fuera del club.
No divulgar quién está en el club. Esta regla está resaltada y
subrayada con un espacio para que pongas tus iniciales, así que se lo
toman muy en serio. — Me mira con una ceja levantada, asegurándose
de que lo entiendo. A duras penas resisto las ganas de poner los ojos
en blanco cuando asiento. Y continúa. —Regla número dos. No
significa no. — Me mira y me siento como un insecto bajo un
microscopio. —Estoy seguro de que esa regla se explica por sí sola.
Claro que lo hace. No soy idiota. —Sí. — Dios, tiene que haber
alguna manera de pasar por esto rápidamente.
La voz monótona de Mitch podría dormirme. No voy a mentir, me
quedo dormida mientras sigue leyendo. —Siguiente regla. Sé sincero
y franco con todo. Tus expectativas, límites, antecedentes, etc. — Me
mira y se tira del cuello. —No lo dice explícitamente, pero supongo que

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se refiere a tus expectativas sexuales, límites, etc. — No bromeo. A
duras penas resisto las ganas de decirle que se dé prisa mientras me
recuerdo a mí misma que Mitch me está haciendo un favor ahora
mismo. —Hay un subconjunto de normas que dicen que tienes que
establecer tus límites por adelantado y atenerte a ellos. — Asiento
como un muñeco, ya que se me ha cerrado la garganta y no hay forma
de que consiga chillar una respuesta. —No toques a nadie sin permiso.
Seguro, sano y consensuado son las palabras clave. Ah, y esto es un
juego entre adultos que consienten y que no va a llevar a nada más.
—Entonces, ¿no ves nada raro en el contrato? — pregunto,
sabiendo ya la respuesta.
El abogado se quita las gafas y las deja sobre el escritorio. —Creo
que el hecho de que vayas a un club BDSM a cortejar clientes es muy
inusual, pero no voy a perder el tiempo intentando hacerte cambiar de
opinión.
—Gracias. —Me levanto, dispuesta a largarme de aquí. —Le
agradezco que haya mirado el contrato. — Al llegar a la puerta, miro
por encima del hombro y le recuerdo: —Y, por favor, recuerda no
mencionar esto a Hawk o Falcon.
—Valoro demasiado mi vida como para informar a tus hermanos
de que vas a un club sexual. — murmura en voz baja mientras salgo
de la habitación.

—No puedes mentirme. — Candy, mi mejor amiga, se sienta a


mi lado en la barra del desayuno y da un enorme sorbo a su vino. —
Sé que tienes al menos un poco de curiosidad por Sterling Rope. — De
acuerdo. Puede que ya haya roto la primera regla, pero no puedo
ocultarle ningún secreto a mi mejor amiga. Llevamos atadas por las
caderas desde primero de primaria, cuando enganchó la correa de mi
sandalia a las barras y me dejó colgando boca abajo.
La fulmino con la mirada y suelto un suspiro. —Puede que sienta
curiosidad por el maldito club sexual. — Hago una pausa dramática y

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veo cómo Candy pone los ojos en blanco. —Pero eso no significa que
quiera celebrar una reunión de negocios en el club BDSM.
—Sí, claro. Por favor, prométeme que me darás todos los detalles
jugosos después de tu noche pecaminosa. — Candy mueve las cejas.
—Más o menos puedo prometerte que no habrá detalles jugosos.
— insisto, pero ambas sabemos que no tengo ni idea de lo que va a
pasar el viernes por la noche. —Voy a conseguir que firmen el contrato,
lo sellen y lo entreguen, y luego pienso pasar el resto de la noche en el
lujoso hotel que he reservado en Silver Spoon Falls viendo películas
gratis.
—Ajá. — Candy resopla. —Y voy a tener una cita con el conejo
de Pascua.
—Tienes más posibilidades de salir con el conejo de Pascua que
yo de participar en sexo pervertido en este club.
—Ya veremos.

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Capítulo 2
ROMAN

— ¿Qué te ha llevado a decir que sí a que se unan los cinco


miembros de Sp*nked? Su afiliación podría llamar la atención sobre
el club. — Slade se sienta en el sofá de cuero negro frente a mi
escritorio y apoya los zapatos en la mesita de cristal. ¿Cómo puedo
explicarle a mi amigo y socio lo que ni yo mismo entiendo? Una
vocecita en el fondo de mi mente me insta a aceptar y le sigo la
corriente.
—Quieren alejarse de los focos cuando tocan. — Puedo entender
que quieran permanecer en el anonimato. Pago un ojo de la cara para
mantenerme oculto. Después de ver a mi padre ser víctima de todas
las cazafortunas del estado de Nueva York, me cambié el nombre y me
mudé al otro lado del país, a Silver Spoon Falls. El pequeño pueblo de
Texas está tan plagado de millonarios y multimillonarios que nadie
presta atención a otro. —Los he apuntado a una prueba de tres meses
para asegurarme de que nos conviene a todos.
Slade me mira con una ceja levantada. — ¿Han comprobado sus
antecedentes?
—Sí, están limpios. — Perfectamente limpios, de hecho. Casi
demasiado limpios. —Su manager me mandó un mensaje ayer
preguntando si Riley August, el vocalista, podría usar uno de sus
pases de invitado este fin de semana. Quieren que la ejecutiva que los
representa los acompañe el viernes por la noche. — Para estar

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seguros, cualquier invitado debe pasar una comprobación de
antecedentes y firmar un férreo acuerdo de confidencialidad. —Estoy
esperando a recibir la información de ella para poder hacer su
verificación de antecedentes. — Soy un puto imbécil desconfiado y me
gusta encargarme de todas las comprobaciones de antecedentes.
Miro hacia abajo y veo que tengo un nuevo correo electrónico.
Ignorando a Slade, abro el correo y aparece la foto de Raven Knightley.
Casi me trago la puta lengua mientras mi polla se convierte en piedra
en mis pantalones. Es jodidamente espectacular. Ni siquiera la foto
granulada oculta lo impresionante que es esta mujer. Su pelo negro
azabache tiene un ligero tinte azulado que hace juego con sus
brillantes ojos azul aciano. Amplío la foto en la pantalla y contemplo
su delicado rostro en forma de corazón. Su piel blanca como la leche
es increíblemente suave. Nunca supe que me gustaran las pecas, pero
los puntitos que recorren sus mejillas y su nariz me excitan
muchísimo. Me ajusto la polla mientras me imagino pasando la lengua
por todos y cada uno de los puntitos.
No sé de dónde me vienen estas locas sensaciones, pero sé en el
fondo de mi alma que mi mundo acaba de implosionar. Esta mujer
estará en mi club el viernes, y pienso atarme su impresionante culo
de por vida poco después.

Me paso el resto de la maldita semana pensando en Raven


Knightley cada momento que estoy despierto y soñando con ella cada
noche. Al final de la semana, no puedo más y todos mis empleados me
evitan.
El viernes por la noche, la anticipación me invade mientras miro
el reloj y espero a que lleguen los miembros de Sp*nked con mi chica.
Si mirar la foto granulada y desenfocada de ella hizo que me hirviera
la sangre y que mi polla se convirtiera en piedra, no tengo ni idea de
lo que hará conocerla en persona. Y estoy jodidamente preparado para
averiguarlo.

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La voz de nuestra anfitriona, Alicia, me llega por el auricular de
la oreja derecha. —Han llegado todos los miembros de la banda
excepto el cantante principal y su invitada. — Joder. Me emocioné por
un momento, pero entonces sus palabras echaron por tierra mis
esperanzas.
—Avísame cuando llegue el resto de su grupo. — gruño mientras
la decepción me atraviesa.
Un rato después, la voz de Alicia vuelve a sonar. —El señor
August y la señora Knightley están aquí. — Ya era hora.
Empieza el juego. Me froto las manos y salgo al encuentro de mi
futuro.

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Capítulo 3
RAVEN

Me pongo la corta falda negra, preguntándome por qué dejé que


Candy me convenciera para llevar este apretado dispositivo de tortura
de cuero. Junto con el top de cuero, parezco más una acompañante
de lujo que una ejecutiva de una discográfica. Dejando a un lado mi
exasperación, me giro hacia Riley y pego una sonrisa falsa en mi cara
mientras caminamos por el oscuro callejón. — ¿Estás seguro de que
vamos al lugar correcto?
Con suerte, no voy a arrepentirme de mi decisión de meterme en
esta situación sin respaldo. Mis dos hermanos están en casa,
felizmente inconscientes de lo que estoy haciendo.
—El club está escondido a plena vista. — Me da unas palmaditas
en la espalda, y apenas resisto el impulso de alejarme de él. No me
malinterpretes, el cantante de Sp*nked está buenísimo, pero su tacto
me deja completamente fría. —El resto de los chicos se reunirán con
nosotros adentro.
No sé si eso me hace sentir mejor o peor. Tuve una
videoconferencia antes con toda la banda y su mánager para hablar
de nuestra propuesta, pero la banda no quiso comprometerse a nada
antes de que los acompañara al Sterling Rope esta noche. Casi parece
como si estuvieran jugando conmigo.

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—Genial. — Pego esa sonrisa profesional y falsa en mi cara, pero
no estoy segura de que él pueda siquiera verla en la oscuridad total
que nos rodea.
Nos detenemos a mitad del callejón y Riley acerca su reloj a un
cristal negro de la pared. La puerta pita y se abre para nosotros. Solo
llevo unas horas en la ciudad, pero este club parece encajar a la
perfección con la exagerada riqueza de la ciudad. Entramos en una
sala pequeña y una hermosa mujer rubia con muchas curvas nos
sonríe. —Buenas noches. Soy Alicia, su anfitriona. — Casi me siento
demasiado arreglada en comparación con ella. Espero que el ajustado
vestido negro que lleva se rompa en cualquier momento. Me sorprende
y me impresiona que la anfitriona del club no sea una figura anoréxica
de palo, y estoy locamente celosa de los carísimos tacones de vértigo
que lleva. Llevo años queriendo comprarme un par como esos, pero no
he sido capaz de derrochar en zapatos que cuestan más que el pago
de mi casa.
—Por favor, síganme. — Mira su reloj y se abre otra puerta para
que la sigamos. Alicia se inclina y susurra algo, y me doy cuenta de
que lleva uno de esos auriculares que usan los guardaespaldas. Oh
hombre. He estado rodeado de celebridades toda mi vida, pero este
club es otro nivel de boujee.
Una puerta al final del pasillo se abre, y un maldito dios griego
camina hacia nosotros. Santa vaca. Apuesto a que podrías cortar
vidrio con su mandíbula cincelada. Lleva el pelo negro azabache corto
por los lados y un poco más largo por arriba, con unas canas en las
sienes que le dan un aspecto muy distinguido. Trago saliva y dejo que
mis ojos recorran su ardiente cuerpo, sintiendo cómo me caliento por
dentro y por fuera. Apuesto a que el traje gris oscuro perfectamente
entallado que lleva puesto fue hecho a medida para su cuerpo alto y
musculoso. Y no me cabe duda de que era más caro que mi coche.
Se me pone la piel de gallina al sentir sus ojos oscuros y
ahumados recorriendo lentamente mi cuerpo. Se acerca y lo miro
fijamente a los ojos. —Hola. —Me tiende la mano para que se la
estreche, pero el Sr. Dios Griego me sorprende al llevarme la mano a
los labios para besarme. Cuando sus cálidos labios se mueven sobre
mi piel, se me pone la piel de gallina.

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—Hola. — Dios, sueno como una gata a la que le acaban de pisar
el rabo. Me aclaro la garganta y continúo. —Soy Raven Knightley.
—Lo sé. — El Sr. Dios Griego sonríe pero no me suelta la mano.
—Soy Roman Sterling, el dueño de The Sterling Rope.
—Buenas noches, Roman. — habla Riley, y de pronto recuerdo
a las otras dos personas que están junto a nosotros.
Roman mira a Riley por encima de mi cabeza. —Alicia te llevará
a reunirte con tus amigos en el bar. Me gustaría hablar un momento
con Raven y luego nos reuniremos con ustedes. — Su tono no deja
lugar a discusión, y el vocalista de Sp*nked sigue a la anfitriona del
club sin rechistar.
Vaya. No quiero quedarme a solas con él. Resisto el impulso de
tirarme de la falda del dispositivo de tortura y le dirijo una sonrisa. —
¿Hubo algún problema con mi contrato? — Por favor, no me eches
antes de que pueda firmar con la banda.
—No. — Me guía por el pasillo y echo un vistazo a mi alrededor,
observando por primera vez el interior de Sterling Rope. No sé qué me
esperaba, pero la decoración elegante, de buen gusto y obviamente
cara me deja perpleja. —Quiero conocerte un poco.
— ¿Conoces a todos los visitantes? — No sé por qué, pero quiero
oírle decir que soy especial.
Se detiene ante unas puertas oscuras de madera maciza y mira
el reloj. Maldita sea. Estos tipos definitivamente no juegan con la
seguridad. —Investigo a fondo a todos los que entran por la puerta,
pero no suelo saludar personalmente a todos los que vienen al club.
— Me conduce a la opulenta sala y me señala uno de los sillones de
cuero burdeos mullido frente a la chimenea que va del suelo al techo.
—Siéntate. —Se acerca a la barra lateral y me mira por encima del
hombro. — ¿Cabernet Sauvignon?
— ¿Cómo sabes cuál es mi vino favorito?— Me siento como si
hubiera entrado en la Dimensión Desconocida.
—Sé todo lo que hay que saber sobre ti. — Sus palabras deberían
asustarme, pero tienen el efecto contrario. Mis partes femeninas se
derriten mientras mi corazón se acelera.

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Tengo que controlar la situación y concentrarme en mi trabajo,
no en el Sr. Dios Griego. — ¿Debería estar impresionada o asustada?
—Impresionada. — Sonríe y me tiende una copa de vino. —Sé lo
que el informe me dijo de ti, pero ahora quiero que me cuentes todo lo
demás.
— ¿Todo?— Trago saliva. Ahora mismo estoy muy metida en
esto.
—Pienso conocerte por dentro y por fuera al final de la noche. —
De acuerdo. Las cosas van demasiado rápido. Estoy acostumbrada a
tratar con artistas temperamentales y malcriados que quieren hacer
las cosas a su manera, pero esto es algo totalmente diferente.
—No estoy aquí para conocerte. Estoy aquí para hacer negocios
con Sp*nked. — Vaya, esa frase suena tan jodidamente mal.
Me mira fijamente en silencio durante unos minutos, y tengo que
resistir el impulso de retorcerme como un insecto bajo un microscopio.
— ¿Por qué no empezamos de nuevo? — Su inesperada pregunta me
atrapa desprevenida. —Podemos hablar de tu visita a mi club, y luego
puedes reunirte con tus clientes potenciales.

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Capítulo 4
ROMAN

Sé que me muevo a velocidad de vértigo, pero no puedo


contenerme. Cuando vi su foto, la pequeña petardo me voló la cabeza.
Me di cuenta, por la terquedad de su barbilla, de que iba a ser difícil
de manejar. Luego la conocí en persona y me di cuenta del poder que
ya tiene sobre mí. Moveré cielo y tierra para quedármela. Para siempre.
Esta chica entró en mi club y me robó el corazón del pecho.
Eché un vistazo a sus deliciosas curvas, apenas ocultas bajo el
top de cuero negro y la falda corta, y sentí que la tensión se me
disparaba. La idea de que cualquier otro hombre la viera con aquel
atuendo tan sexy era insoportable. Eché un vistazo a su pelo negro
recogido en una coleta alta y al instante me imaginé follándola por
detrás mientras tiraba de sus sedosos mechones, y mi polla casi
desgarró mis pantalones de vestir. Era mi primera vez. No perdí el
tiempo y la aparté de los demás. Puede que estas sensaciones sean
una locura para el dueño de un club BDSM, pero no me importa.
Mientras bebe un sorbo de vino, me siento en la otra silla y me
giro hacia ella. Mis ojos se centran automáticamente en sus muslos
sedosos y en la ajustada falda de cuero que apenas cubre su coño de
mi vista. — ¿Es tu primera vez en un club? — Ya sé la respuesta, pero
quiero oírla decir que no ha dejado que otro hombre juegue con su
cuerpo exquisito.

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—Lo es. —Deja su copa de vino sobre la mesa, entre nuestras
sillas, y fuerzo mis ojos a subir por su cuerpo exuberante para
encontrarme con los suyos. —Riley y los chicos querían que viera lo
que pasa en un club antes de firmarles un contrato discográfico, ya
que utilizan atrezzo bondage en todos sus conciertos. Eso es un
eufemismo. Realizan actos sexuales completos en el escenario.
Todavía no entiendo por qué necesitan que experimente un club
BDSM antes de comprometerse con Inked Knight Records. — Se
encoge de hombros adorablemente y casi me corro en los pantalones.
Otra novedad para mí. —Pero pasaré por el aro para firmar con este
grupo.
Mi chica es franca y honesta, y estos rasgos sellan su destino
conmigo. —Haré todo lo que esté en mi mano para ayudarte. —
Entonces te mantendré para siempre. —Cuando terminemos nuestra
reunión, tendrás tiempo para negociar tu contrato con la banda. Una
vez que lo hayas hecho, te mostraré mi club y podremos discutir tus
expectativas. — Y haré lo que sea necesario para hacerte mía.
—No planeo jugar contigo ni con nadie más esta noche. — Está
decidida a hacerme trabajar por ello, pero no lo haría de otra manera.
—Estoy aquí para firmar un contrato con Sp*nked y eso es todo.
Me siento y miro a mi preciosa chica. La determinación de su
barbilla en forma de corazón me dice que tengo que cambiar de
marcha si quiero conquistarla. —Ya que tienes una agenda para esta
noche, ¿querrías cenar conmigo mañana por la noche? Si las cosas
van bien, podríamos dar una vuelta por el club después de cenar.
—Me voy a casa mañana por la tarde, así que no será posible.
Su marcha no va a funcionar para mí. Si me salgo con la mía,
Silver Spoon Falls será su hogar a partir de ahora. Sabiendo que tengo
que cambiar de marcha con mi chica, paso rápidamente mis opciones
por mi mente. Podría dejarla ir a casa y salir a cortejarla, o puedo
encontrar una manera de convencerla para que se quede. — ¿Por qué
no te quedas a cenar y a dar una vuelta por el club conmigo mañana
por la noche y vemos cómo van las cosas?
—No puedo cambiar mi boleto. — Está decidida a hacérmelo
trabajar, pero haré lo que haga falta para pasar más tiempo con mi
chica. De hecho, ya tengo un plan en mente.

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—Puedes coger mi jet privado a casa el domingo. — Nunca he
puesto tanto empeño en ninguna mujer, pero mi pequeña petardo no
se parece a nadie que haya conocido.
Su boca se abre y se cierra en silencio y me doy cuenta de que
he sorprendido a mi hermosa alma gemela. —Debería haber sabido
que tendrías un jet privado. Parece ser un maldito requisito para vivir
en esta ciudad.
—En realidad comparto un jet privado con mi hermano, Jordan
Sterling, el dueño de los Silver Spoon Falls Falcons.
—Oh. ¿Tienes que compartir un jet privado? —sonríe y me guiña
un ojo, y yo tengo que ajustar mi polla en mis pantalones
repentinamente ajustados. —Eso lo cambia todo. Solo eres
escandalosamente rico, no apestosamente rico.
— ¿Te estás burlando de mí, pequeña petardo? — Las ganas de
darle unos azotes en su perfecto y delicioso culo hacen que me
hormiguee la mano.
—Solo un poquito. — Su sonrisa descarada casi me hace caer de
rodillas.
—No tienes ni idea de las ganas que tengo de azotarte el culo
ahora mismo. —Tanteo el agua para ver dónde está.
—Tendremos que ver a dónde nos lleva la cena de mañana por
la noche. — Siento la tentación de golpear el aire con el puño cuando
acepta cenar, pero consigo resistirme a humillarme en su presencia.
—Me parece un buen plan. Ahora, ¿por qué no me indicas dónde
encontrarme con los chicos para quitarme trabajo de encima?
—De acuerdo. —Me levanto y le cojo la mano. —Apuesto a que
están en el salón ahora mismo.
Agarro su suave mano con fuerza y la conduzco por el oscuro
pasillo. —Estas son las zonas de socios del club. — Señalo la entrada
a la zona del bar, que tiene un gran salón a la izquierda. —Los socios
solteros se mezclan aquí. — Como es viernes por la noche, estamos
hasta arriba. —La mayoría de las salas privadas se reservan con
semanas o meses de antelación, pero también tenemos varias salas
que se alquilan por años a miembros exclusivos. — le explico lo básico.

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—Como Riley y el resto de la banda son nuevos miembros, tienen
acceso restringido.
— ¿Acceso restringido?— Me mira con una ceja levantada. —
¿Qué significa eso?
—Te lo explicaré todo durante el recorrido.

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Capítulo 5
RAVEN

Cuando su pulgar roza la piel sensible de mis nudillos, casi me


quemo mientras la lujuria ruge en mi alma. Apenas oigo una palabra
de lo que Roman dice, así que me encojo de hombros y asiento, con la
esperanza de disimular los locos sentimientos que me recorren.
—Raven. — Riley se acerca, interrumpiéndonos, y casi me alegro
de tener tiempo para ordenar mis pensamientos dispersos. — ¿Qué te
parece? — pregunta, y me doy cuenta de que cree que Roman me ha
enseñado el club. Como no quiero que nada más retrase nuestras
negociaciones, no lo corrijo.
—Es interesante. — Sonrío a Riley y me recompongo. Cuanto
antes me quite este contrato de encima, antes podré volver a la
habitación del hotel y averiguar qué demonios me está pasando. Miro
a Roman con el rabillo del ojo, esperando que no me delate mientras
le pregunto a Riley: — ¿Podemos hablar de negocios ahora?
—Claro. Jaxon acaba de llegar y hemos quedado en una mesa
privada. — Señala la esquina del fondo y veo a su mánager y al resto
de la banda distribuidos en la gran mesa redonda.
Antes de alejarme, Roman se inclina para susurrarme al oído: —
Dejaré que termines tus asuntos con el grupo y luego podremos hablar
de nuestros asuntos personales. — Su cálido aliento me roza la piel

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debajo de la oreja y casi me convierto en un charco de mucosidad en
el acto.
—Genial. —Le sonrío mientras me subo mentalmente las bragas
de niña grande. Primero tengo que hacer mi trabajo. Luego averiguaré
qué pasa entre el dueño del club y yo.
Mientras sigo a Riley hasta la mesa apartada, miro por encima
del hombro y veo a Roman mirándome fijamente desde su asiento al
final de la barra. Me fuerzo a mí misma para no ajustarme la falda
ridículamente corta y deslizarme en el reservado.
Me cuesta un esfuerzo monumental apartar de mi mente los
pensamientos sobre el Sr. Dios Griego mientras discuto el contrato
con el grupo.
Al cabo de unos minutos, sospecho que ya han decidido firmar
el contrato. — ¿Hay algo más que quieran saber sobre el contrato
antes de decidirse? — Echo un vistazo a los seis hombres que están
sentados a la mesa conmigo. Riley August, el cantante alto, musculoso
y rubio, está sentado a mi derecha tomando un vaso de líquido ámbar
oscuro. A su derecha está Sean Malcom, el guitarrista principal, alto
y moreno, y al lado Owen Ryder, el batería, moreno y de ojos azules,
que está buenísimo. Al lado de Owen están los gemelos Cooper Torres,
el bajista, y River Torres, el otro guitarrista y teclista. La cantidad de
hombres atractivos sentados en esta mesa debería afectarme, pero mi
corazón y mis partes femeninas solo reaccionan ante un hombre. El
Dios griego sentado en la barra mirándonos fijamente.
—Creo que los chicos están listos para firmar el contrato si crees
que Inked Knight Records puede manejar la inusual marca de
Sp*nked. — me dice Jaxon Hughes, el manager de la banda. —La
última discográfica con la que negociamos quería que bajaran el tono
de su teatralidad escénica, y eso no va a ocurrir. — Añade su
advertencia, y me doy cuenta de que de eso va toda esta reunión en
un club BDSM.
—Inked Knight Records acostumbra a permitir que nuestros
músicos mantengan sus marcas únicas, siempre y cuando no afecte
negativamente a nuestra empresa ni rompa las especificaciones del
contrato.

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—Entonces, ¿por qué no repasamos el contrato y se lo enviamos
a nuestro abogado para que le eche un vistazo rápido? Deberíamos
poder firmarlo la semana que viene. — Dulce de azúcar. No pensaba
quedarme aquí tanto tiempo. Supongo que tendré que pagar para
cambiar mi boleto de todos modos. Roman ofreció su avión el domingo,
pero dudo que su oferta se extienda hasta la próxima semana.
—Prolongaré mi estancia en la ciudad para reunirnos cuando
estén listos para firmar el contrato.
Cuando terminamos de hablar del contrato, los miembros de la
banda se van corriendo a “disfrutar” de la velada, y yo me dirijo al bar
para ver si Roman sigue pensando en darme un recorrido.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 6
ROMAN

—Estoy lista para recorrer tu club.


Su voz ahumada hace que el hambre me recorra el alma. Me
alejo de Dayton, uno de nuestros camareros de fin de semana, y le
sonrío. —No te arrepentirás. — La atraigo hacia mí y la abrazo
mientras caminamos por el pasillo principal. Pasamos por delante de
la sala de exposiciones y la cara de Raven se pone roja. —No uso las
salas de miembros. Me gusta mi intimidad. — Y no puedo soportar la
idea de que alguien mire mientras mi Pequeña petardo se deshace por
mí. Doblamos la esquina y aprieto con el reloj la placa casi oculta de
la pared. Se abre una sección de pared negra mate y la conduzco al
pasillo trasero— privado.
—Vaya. —Mira a su alrededor. —No me había dado cuenta de lo
grande que es.
Mi polla se despierta al instante, creyendo que está hablando de
ella. —Pequeña petardo, no tienes ni idea de lo que me estás haciendo
con tus inocentes palabras.
—Oh. — Su cara se vuelve de un adorable tono rojo mientras
vuelve a morderse ese jugoso labio inferior. —Me refería a que el club
es grande.
—Ajá. — Le guiño un ojo para aliviar la tensión que desprende
su cuerpo. —Esta es mi zona privada. — La conduzco a mi gran suite.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Entramos en la sala exterior, donde celebro mis negociaciones. Hay
dos sofás de cuero burdeos frente a la chimenea. Me aseguro de tener
el bar de la esquina lleno y listo para cualquier invitado que tenga,
pero no invito a mucha gente a mi santuario privado.
—Es precioso. —Mientras mira a su alrededor, presiono un
botón de mi reloj que enciende el sistema de sonido y una suave
música llena la gran sala.
—Es un buen truco. — Me mira.
—Tengo muchos más trucos que enseñarte. — Alguna vez. En
mi mente, me la imagino de rodillas, chupándome la polla hasta el
fondo de su suave garganta mientras le tiro de su larga y sedosa coleta.
—Oh. — Vuelve a morderse el labio inferior, hinchándolo aún
más. Sacudo la cabeza mientras me vienen a la mente visiones de
hincarle el diente a ese jugoso bocado, sustituyendo a la fantasía de
la mamada. Maldita sea. Estoy a punto de correrme como un colegial
y aún no he tocado mi pequeña petardo.
Abro una de las puertas de la pared del fondo. —Este es mi
despacho privado, donde me escondo para trabajar de verdad.
Echa un vistazo a su alrededor antes de girarse hacia mí. — ¿Y
el despacho en el que nos vimos antes?
—Es el despacho común que usan todos los ejecutivos del club
para llevar sus asuntos. — Llego hasta detrás de mi escritorio para
presionar un botón, y las tres cortinas negras del tamaño de una pared
se abren, ofreciéndonos una vista de las zonas públicas del club. —
Diseñé mi espacio personal con una capa extra de seguridad y
privacidad. — Me llevó dos años de planificación diseñar el club
perfecto para mí y los demás hombres de esta ciudad.
—Has hecho un gran trabajo. — Mi corazón se hincha ante su
cumplido. Maldita sea, ya me ha convertido en un hijo de puta azotado
por el coño. Y no podría estar más feliz.
—Gracias.
Su teléfono suena en su bolso, y mi pequeña petardo se aparta
de mí para contestar. Joder. No me gusta que nadie me robe su
atención.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿Qué demonios haces en un maldito club de sexo? No me
puedo creer que no lo hayas hablado antes conmigo. — Estoy lo
bastante cerca de ella para oír la indignada voz masculina que sale del
teléfono. Oh, joder, no. Mi pequeña petardo no discutirá nada con otro
hombre. Sea cual sea la relación que tenía con él antes de hoy, se ha
acabado. —Necesitas llevar tu trasero a casa ahora.
Antes de darme la oportunidad de pensar en lo que voy a hacer,
le quito el teléfono de la mano y le grito: — ¿Quién demonios te crees
que eres para llamar a mi mujer y darle órdenes?
— ¿Quién demonios es?— Responde a mi pregunta con una
pregunta, cabreándome.
—Soy el hombre de Raven. — gruño al teléfono.
Mi pequeña petardo jadea a mi lado. —Oh mi Dios. Detente
ahora mismo. — Se abalanza sobre el teléfono, pero soy demasiado
alto para que lo alcance.
Dando un paso atrás, espero a que el imbécil discuta conmigo.
—Bueno, soy su maldito hermano y no sé una mierda de ti, así que
creo que o secuestraste a mi hermana o no has sido su hombre
durante mucho tiempo.
Joder. Se me eriza el vello de la nuca y siento literalmente la
mirada de mi pequeña petardo atravesándome. La miro y suspiro. —
Dejaré que hables con Raven. — le digo a su hermano. —Luego
podemos empezar de nuevo y presentarnos como es debido.
Le devuelvo el teléfono a mi Pequeña petardo antes de que el
imbécil pueda responder.
—Sí. — Suspira, pero no tengo ni idea de lo que está diciendo su
hermano. —Tenía que reunirme con la banda en este club. Ellos
insistieron. — insiste. Tras unos instantes de escuchar a su hermano,
añade: —Sp*nked va a firmar nuestro contrato.
Me siento en mi mesa y espero a que termine de hablar con su
hermano.
Después de colgar el teléfono, se gira hacia mí y gruñe
adorablemente: —No puedo creerte. Le has dicho a mi hermano mayor
que estamos juntos.

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—Estamos juntos.
—Quería que te diera un mensaje. Dice que va a cortarte... —
Hace una pausa y mira mi polla dura. —Partes privadas si me pones
una mano encima.
—No me preocupa. — Veo que voy a tener que esforzarme mucho
para ganarme a su hermano, pero haré lo que haga falta. No hay
manera de que pueda dejarla ir en este momento, por lo tanto, voy a
sacar mi cabeza de mi culo y arreglar esta situación. —Siento haber
actuado así, pero oír a un hombre dándote órdenes me resultaba
intolerable. — Levantándome, camino alrededor del escritorio y la
atraigo hacia mis brazos. —Sé que esto es muy rápido, pero con solo
mirarte supe al instante que eras la indicada para mí.
— ¿Y a cuántas mujeres les has dicho exactamente eso? —Sus
ojos azules brillan de dolor y el corazón se me oprime en el pecho.
Joder. Me cortaría la polla antes de hacerle daño a ella.
—Eres la primera y la última. — Cojo su suave mano entre las
mías y la llevo hasta el sofá negro del rincón. —Tenemos mucho de
qué hablar. — Tras sentarme a su lado, pongo las cartas sobre la
mesa. —Sé que lo he estropeado todo, pero te pido que me des la
oportunidad de arreglar las cosas.
Raven me mira fijamente durante varios minutos y empiezo a
jodidamente sudar. Intento frenéticamente idear otro plan cuando ella
suspira. —Sé que estás acostumbrado a tratar con mujeres que
buscan una aventura, pero yo no soy una de ellas. No voy a saltar a
la cama contigo sin llegar a conocerte.
Siento alivio y la determinación de no cagarla. —Me parece bien.
¿Por qué no cenamos mañana por la noche, luego vamos al club y
terminamos tu recorrido?
—De acuerdo, pero necesito pedirte un gran favor.
Puede pedirme cualquier cosa. Le daré lo que quiera. —Pídemelo.
—Necesito quedarme en la ciudad unos días más mientras los
miembros de la banda revisan el contrato con su abogado. ¿Está tu jet
disponible esta semana?

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¡Jodido infierno sí! Este giro de los acontecimientos me dará
unos días más para convencer a mi Pequeña petardo de que me dé
una oportunidad. —Está disponible cuando lo necesites. — Me
aseguraré de ello.
Conduzco a Raven hasta mi entrada privada y salgo a la cálida
noche tejana. —No tenías que acompañarme al hotel. — Sujeto su
mano con fuerza mientras ella intenta zafarse de mi agarre. —Esta
tiene que ser la ciudad más segura del país.
—Lo es, pero aun así me aseguro de que llegues bien. — El Silver
Spoon Falls Inn está a cinco minutos a pie del club.
Acompaño a Raven hasta la puerta de su habitación de hotel.
Abre la puerta y me sonríe. —Gracias.
—De nada. —Rodeo su cuerpo curvilíneo con mis brazos y la
acerco para besarla, y luego salgo pitando de ahí antes de que tenga
la tentación de olvidarme por completo de la espera.
Cuando vuelvo a mi despacho, descubro que he dejado el móvil
encima de la mesa. Al cogerlo, encuentro un mensaje de mi hermano
Jordan. Joder. Ayer llamó dos veces y perdí las dos llamadas. Estaba
tan distraído esperando a encontrarme con Raven que olvidé
devolverle la llamada.

Assface: Necesito que me llames.

Miro la hora y veo que solo han pasado cinco minutos desde que
me envió el mensaje. Marco su número y espero a que conteste.
— ¿Por qué has tardado tanto? — responde el imbécil
impaciente.
—Han pasado cinco minutos desde que me mandaste el
mensaje. — Me siento detrás de mi escritorio y espero a que me
explique por qué me ha reventado el teléfono. —Sí, pero ayer te llamé
dos putas veces. No tengo tiempo de perseguirte. — Tiene una agenda

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


increíblemente apretada, y normalmente solo hablo con él cada pocas
semanas o cuando hay problemas.
— ¿Sabes algo de Gabbi?— Eso me anima. Nuestra hermana
pequeña tiende a buscarse problemas allá donde va. Estoy bastante
seguro de que seguirle el ritmo me ha causado todas las canas de la
sien.
—No. ¿Qué ha hecho ahora? —Respiro hondo, esperando a que
me suelte la bomba. Jordan y yo nos llevamos trece meses, y nuestra
hermanita llegó dieciséis años después.
—No la encuentro. No contesta al teléfono y nadie sabe nada de
ella desde hace dos putos días. — Hago recuento mental y me doy
cuenta de que han pasado cuatro días desde la última vez que hablé
con ella. Joder.
— ¿Has contactado con Hollie para ver si sabe algo de Gabbi? —
La mejor amiga de nuestra hermana suele conocer todos los detalles
de los problemas que causa nuestra hermana.
Hay una larga pausa antes de que mi hermano responda. —Ella
no, y Atlas Jacks se perdió el maldito partido de anoche en Nuevo
Mexico. — añade, y me pregunto qué demonios tiene que ver uno de
los jugadores de hockey con nuestra hermana pequeña. —He oído por
ahí el rumor de que está con Gabbi. Si ese hijo de puta toca a Half
Pint, me voy a asegurar de que nunca encuentren su maldito cuerpo.
Oh, joder, no. No tengo tiempo para lidiar con esta mierda
mientras intento cortejar a mi maldita alma gemela. — ¿Necesitamos
contratar a Giant Carmichael para buscar a Gabbi?— El miembro de
Silver Spoon MC es dueño de una de las mejores empresas de
seguridad del país. Utilizo su empresa para todas mis necesidades de
seguridad y antecedentes y confío plenamente en el enorme imbécil.
—Dame hasta mañana para comprobar las cosas. Llamaré a
Giant si no la encontramos. — Me mata esperar, pero confío en que
Jordan se encargue.

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Capítulo 7
RAVEN

Oh, wow. El Sr. Griego me ha dado un beso increíble. Una hora


después de que se fuera, seguía sintiendo un hormigueo desde la parte
superior de la cabeza hasta los dedos de los pies. Intento darme una
ducha fría, pero no me ayuda en absoluto.
Cuando suena el teléfono, agradezco la distracción y contesto. —
Quiero todos los detalles jugosos. — Gracias a Dios, es Candy.
Cruzo los dedos y miento a mi mejor amiga. —Ya te dije que no
habría detalles jugosos. Entré, negocié el contrato con Sp*nked y salí.
— De acuerdo. Esa es una versión muy aguada de la historia, pero no
quiero arruinar lo que está pasando entre Roman y yo. Se lo contaré
todo a mi mejor amiga cuando llegue a casa.
—Ajá. — refunfuña. — ¿Estás cruzando los dedos ahora mismo?
— Mierda. Me conoce demasiado bien.
—Sí. — admito y la oigo suspirar al otro lado de la línea. —Pero
te lo contaré todo cuando llegue a casa.
Mi mejor amiga también sabe cuándo dejar de presionarme. —
Te lo voy a exigir totalmente.
—De acuerdo. Ahora, háblame de la banda. ¿Está Riley August
tan bueno en persona como en las fotos?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Toda la banda está buena. — Y no tenían absolutamente
ningún efecto sobre mi presión arterial en absoluto. A diferencia del
Sr. Dios Griego.
Cuando le digo a mi mejor amiga que no volveré a casa hasta el
jueves o el viernes, cuelgo y me voy a la cama. Por desgracia, me paso
la mayor parte de la noche dando vueltas en la cama.
Cuando sale el sol, me tapo con las sábanas, intento ignorar la
luz que se cuela por las cortinas y quiero quedarme dormida. A las
siete y cuarto, me rindo y salgo de la cama. Quizá una ducha caliente
y una taza de café fuerte me animen. De algún modo, consigo descifrar
la cafetera de la habitación y me preparo una taza de café. Está un
paso por encima de lo tolerable, pero estoy desesperada.
Me pongo los pantalones de yoga cuando llaman a la puerta y
me pregunto quién puede estar aquí a las siete y cuarenta y cinco de
la mañana. Abro la puerta y me quedo con la boca abierta al ver a un
Sr. Dios Griego de aspecto agotado. Estoy segura de que sus ojeras
son peores que las mías.
— ¿Qué haces aquí? —Hago una mueca de dolor cuando se me
escapan las palabras. Ouch. Estoy un poco gruñona antes de haber
tomado mi cafeína.
Roman ignora mi malhumor, entra en la habitación y cierra la
puerta de una patada. —Te he echado demasiado de menos como para
esperar otras diez horas a verte. — me susurra en los labios antes de
besarme hasta casi matarme. Me derrito contra su cuerpo alto y
musculoso y me dejo llevar por el beso. Cuando por fin se retira y
apoya la frente en la mía, respiro hondo varias veces, intentando
controlar la lujuria que me invade. —Pensé en ver si querías
desayunar conmigo y sacarme de mi miseria.
—De acuerdo. Solo necesito unos minutos para terminar de
arreglarme. — Voy corriendo al baño a recogerme el pelo y ponerme
crema hidratante. Al salir del baño, encuentro a Roman sentado en el
borde de mi desordenada cama, mirando el móvil.
Le sonrío y cojo mi bolso. —Estoy lista.

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—Yo también. —Sus ojos oscuros recorren mi cuerpo, dejando
la piel de gallina a su paso, y estoy bastante segura de que está listo
para algo más que el desayuno.
— ¿Adónde vamos?— le pregunto mientras caminamos por Main
Street.
—Hay un pequeño gran restaurante a la vuelta de la esquina
llamado 5th Avenue Café. — Me sonríe. —Tienen las mejores tostadas
francesas de todo el país.
Oh, hombre. El Sr. Dios Griego conoce el camino a mi corazón.
—Me encantan las tostadas francesas.
—Lo sé. —Saber que el Sr. Dios Griego se esfuerza tanto en
cortejarme hace que sea difícil resistirse a él. De hecho, estoy segura
de que ya me estoy enamorando de Roman. Es rápido y loco, pero mi
corazón no atiende a razones.
Entramos en la cafetería y nos adentramos en los años
cincuenta. Una mujer rubia de mediana edad que está detrás del
mostrador nos dice: —Siéntense donde quieran. Enseguida estoy con
ustedes.
Nos sentamos en un reservado cerca de la ventana y
encontramos los menús pegados entre el servilletero y la sal y la
pimienta. Automáticamente cojo uno y empiezo a mirar, aunque ya sé
que quiero mucho café y tostadas francesas.
—Buenos días. — La camarera se acerca y me fijo en su uniforme
retro azul claro. Tengo que entrecerrar los ojos para ver lo que pone
en su etiqueta rosa y me río para mis adentros cuando lo leo: Respondo
a lo que me dé más propinas. — ¿Le sirvo un café o un jugo de naranja?
No dudo. —Café. Mucho, mucho café. — Miro a la camarera
suplicante y Roman se ríe.
—Tomaré lo mismo. — añade.
—Enseguida tendré la tan necesaria infusión de cafeína. — La
camarera corre hacia el mostrador y vuelve unos minutos después con
dos tazas de café llenas. Doy un sorbo a mi café, esperando que ponga
en marcha mis circuitos cerebrales mientras Roman pide nuestro
desayuno.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Cuando la camarera se marcha, me doy cuenta de que Roman
no para de mirar el móvil y empiezo a sospechar. — ¿Va todo bien?
—Nadie sabe nada de mi hermana desde hace varios días. — Ni
siquiera sabía que tenía una hermana. —Mi hermano mayor la está
buscando y estoy esperando noticias suyas.
—Lo siento. — Cruzo la mesa y le aprieto la mano, con la
esperanza de aliviar parte de la tensión grabada en sus facciones. —
Estoy segura de que está bien. Como hermana pequeña que tiene a
dos hermanos mayores respirándole en la nuca, puedo decirte que a
veces solo necesitas alejarte.
—Eso espero. — Se pasa la mano por delante de la cara. —Gabbi
tiende a encontrar el máximo de problemas en el mínimo de tiempo.
—Háblame de tu familia. — Quiero saberlo todo sobre él, y quizá
eso lo distraiga de su preocupación.
Roman se sienta y suspira. —Solo somos mis dos hermanos y
yo. Jordan es dos años mayor que yo, y Gabbi dieciséis años menor.
— El nombre Jordan Sterling me suena terriblemente familiar. —Mi
hermano es el propietario mayoritario del equipo de hockey Silver
Spoon Falls Falcons. — De ahí lo conozco. Su hermano es bastante
conocido en los círculos deportivos. —Y Gabbi se graduó hace poco en
enfermería.
—Y es propietaria de The Sterling Rope. — añado lo obvio.
—Entre otras cosas. — Da un sorbo a su café y vuelve a mirar
su teléfono.
— ¿Qué otras cosas?— pregunto, con la esperanza de distraerlo.
No puedo creer lo mucho que me afecta verlo preocupado y distraído.
Me mira y se encoge de hombros. —Estoy en el consejo de
administración de nuestra empresa familiar, Sterling
Pharmaceuticals, y soy propietario silencioso de los Falcons, además
de algunos otros negocios aquí en Silver Spoon Falls. — Santa vaca.
No es rico; está apestosamente forrado.
—Parece que te mantienes bastante ocupado. — De repente me
siento como si estuviera fuera de mi profundidad aquí.

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—La verdad es que no. — Desliza la mano por la mesa y coge la
mía. No me resisto cuando entrelaza nuestros dedos. —Trabajo un par
de días a la semana en el club, y soy sobre todo un socio silencioso en
todos los negocios, así que asisto a las reuniones de la junta y leo los
informes.
— ¿Qué haces con el resto de tu tiempo?
—Sinceramente, me he estado aburriendo. Empezaba a buscar
algo en lo que ocupar mi tiempo y, de repente, me caes encima. —
Mientras me mira fijamente a los ojos, lucho contra las ganas de
derretirme en el acto. —Y no me cabe duda de que me mantendrás en
vilo durante los próximos cincuenta años, más o menos.
¡Santa vaca! Va rápido, pero no me parece mal. De hecho, nunca
nada me había parecido tan bien.
— ¿Seguro que estás preparado?— Las palabras salen de mi
boca antes de que pueda detenerlas.
—Claro que sí. Una vez que resuelva esta mierda con mi
hermana, pienso demostrarte lo dispuesto que estoy. — Me guiña un
ojo y casi me derrito en el acto.
La camarera nos trae la comida y comemos en silencio un rato.
—Santa vaca, es la mejor tostada francesa que he comido nunca. —
Gimo mientras la dulzura azucarada se deshace en mi boca.
Roman reclina la cabeza contra la mesa y gime: —Me estás
matando, pequeña petardo. Quiero oírte gemir así mientras me follo
tu dulce coñito.
Me quedo con la boca abierta mientras se me calienta la cara y
miro a mi alrededor para asegurarme de que nadie de las mesas que
nos rodean lo ha oído. Me corre lava por las venas y estoy tentada de
mandar al diablo el desayuno.
Antes de que pueda responder, su teléfono zumba sobre la mesa,
y Roman lo coge rápidamente y responde mientras yo intento controlar
mi errático ritmo cardíaco. — ¿Sabes algo de Gabbi?— Sus nudillos se
vuelven blancos mientras murmura: —Joder. Al menos está bien.
Mantenme informado cuando sepas más. — Se oye hablar más al otro
lado y luego Roman se ríe. —Sé que ese maldito convento de Italia
tiene cada día mejor aspecto.

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Después de colgar, Roman me mira y sonríe. —Jordan tiene
noticias de Gabbi y está bien. —La tensión desaparece lentamente de
sus hombros mientras se sienta contra la cabina de vinilo rojo.
—Menos mal. —Me alivia que su hermana esté bien, pero no me
gustaría estar en su lugar. Habiendo tenido que lidiar con dos
hermanos sobreprotectores toda mi vida, sé lo difícil que puede ser
mantener tu independencia. Mis sentimientos son un poco
contradictorios ahora mismo. Por un lado, odio ver cuánto afectó a
Roman la desaparición de Gabbi. Por otro lado, simpatizo con que
quiera tener la oportunidad de tomar sus propias decisiones y cometer
sus propios errores sin que sus hermanos interfieran. La parte
realmente aterradora es que de repente tengo un aprecio totalmente
nuevo por mis dos hermanos imbéciles.
—Ahora que no tengo que preocuparme por mi hermana, puedo
concentrarme en demostrarte lo mucho que significas para mí. — El
calor fundido que destellan sus ojos oscuros hace que mis
pensamientos se dispersen, y me olvido por completo de mis hermanos
y de la hermana de Roman. —Come. Vas a necesitar todas tus fuerzas
para lo que pienso hacerle a tu delicioso cuerpo.
Casi exploto ante sus palabras. —He terminado de comer. —
Aparto mi plato y salto con ambos pies. —Y estoy lista para llegar a la
parte de los gemidos que mencionaste antes de que llamara tu
hermano.

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Capítulo 8
ROMAN

Después de que sorprende la mierda fuera de mí, no pierdo ni


un segundo en llevar a mi chica de regreso al club. Cuando nos
detenemos en mi entrada privada, aprieto el reloj contra la placa negra
y la puerta se abre de golpe antes de meter a toda prisa a mi pequeña
petardo. —El club está vacío a estas horas. — Y voy a aprovechar este
momento para hacer mía a Raven.
—Qué oportuno. — Se gira y me pasa la mano por delante de la
camisa. Mi polla se pone dura como una roca y golpea detrás de mi
cremallera, pero ignoro al cabrón y me concentro en mi alma gemela.
— ¿A que sí? — Le sonrío y le doy un beso en la punta de la
nariz. — ¿Quieres una visita guiada privada o...?
Me mira con una ceja levantada. — ¿O qué?
—O podemos ir directamente a mi suite privada. — Mi polla
suplica en silencio que elija la segunda opción.
—Me quedo con la segunda opción. — Joder, sí. No pierdo el
tiempo.
La meto por el pasillo trasero hasta mi despacho. —Qué buen
truco. — Me señala el reloj. — ¿Todos los miembros tienen uno para
abrir puertas?

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—Tenemos una aplicación que permite a los socios escanear las
partes del club en las que están autorizados. — le explico rápidamente
mientras la conduzco a mi santuario privado.
—Estoy impresionada. — Echa un vistazo a su alrededor y se
gira para mirarme por encima del hombro. —Aunque me siento un
poco mal vestida. — Mi pequeña petardo mira la camiseta de concierto
y los pantalones negros de yoga que lleva puestos.
—Estás perfecta. — Me acerco y la rodeo con mis brazos. Cubro
sus labios con los míos y recorro con la lengua el borde de sus labios
carnosos.
Abre la boca y nuestras lenguas se enredan mientras sus
deliciosas curvas se funden con mi cuerpo. Mi polla se convierte en
piedra mientras la arrastro hacia mí. La hago retroceder hasta que sus
piernas chocan contra la cama de seda negra. Aparta sus dulces labios
y pregunta: — ¿No deberíamos hablar primero de nuestras
expectativas y límites?
Mi alma gemela sí que ha leído el contrato. —Eso es para
compañeros de juegos temporales. Esto es para siempre. — Me inclino
y le mordisqueo suavemente el lóbulo de la oreja. —Jugaremos más
tarde. Ahora voy a hacerte el amor y hacerte mía para siempre.
—Me parece un buen plan. — Se inclina y me pasa la lengua por
debajo de la mandíbula, haciéndome correr electricidad por la espalda.
Doy un paso atrás y me abro la camisa, dejando que los botones
resbalen por la habitación. Los brillantes ojos azules de mi chica
recorren mi pecho mientras me acerco a ella, le quito la camiseta por
la cabeza, desabrocho el gancho delantero de su sujetador rosa de
encaje y dejo que se abra. Miro hacia abajo y veo que mi pequeña
petardo con curvas cruza los brazos delante de sus perfectas tetas.
— ¿Qué es esto? —le pregunto mirando sus brazos cruzados.
—Tengo rollos y contoneos mientras que tú eres todo eso. — Me
señala el pecho.
Oh, joder, no. Mi pequeña petardo necesita saber lo perfecto que
es su impresionante cuerpo. —Deliciosos rollitos y contoneos que me
excitan muchísimo. — Paso lentamente el dedo por uno de sus
pezones rojos. —Me encantan tus malditas curvas. — La quiero más

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que a la vida misma, pero no creo que esté preparada para que
divulgue mis sentimientos. Aparta los brazos y, de repente, me agarra
por la nuca y me acerca a su piel sedosa.
Cierro los labios en torno a su pezón y chupo mientras mi
pequeña petardo con curvas grita mi nombre. Después de besarle el
pecho, le doy la misma atención al otro pezón.
Empujo un poco a Raven y cae de espaldas sobre la cama.
Mientras se apoya en los codos y me observa, me bajo lentamente la
cremallera de los pantalones y me los bajo junto con los calzoncillos
por las piernas. Parpadea varias veces y sus ojos se ponen redondos.
—Wow.
—Me alegro de que te guste. —Sonrío y me agacho para
acariciarme la polla dolorosamente dura mientras me acerco a la
cama. Traga saliva y observa cada movimiento de mi mano mientras
la deslizo arriba y abajo.
Veo la vena de la base de su garganta latir furiosamente cuando
me arrodillo junto a la cama. Tiro de su culo curvilíneo hacia el borde
antes de arrancarle los suaves pantalones de yoga y el sedoso tanga
por las piernas. Los tiro por encima del hombro y miro fijamente a los
ojos de mi chica mientras separo sus sedosos muslos. —He soñado
con este momento desde que recibí tu contrato y tu foto. — le susurro
en la cara interna del muslo y veo cómo la piel sedosa se le pone de
gallina.
Sus codos ceden y se deja caer sobre las suaves mantas mientras
cierro los labios en torno a su jugoso clítoris. Chupo con fuerza el
pequeño capullo mientras mi dedo explora su empapada abertura.
Introduzco un dedo en su apretado coño y sus paredes internas
aprietan mi dedo. Maldita sea. Estoy a unos segundos de correrme.
Cierro los ojos y cuento hasta cien, esperando poder controlarme.
Nunca había sentido algo así en mi vida.
Las piernas de mi pequeña petardo tiemblan mientras deslizo mi
lengua en su apretada raja. Me clava las uñas en la nuca y tira de mí
mientras devoro su dulzura. Mi polla se pone imposiblemente dura,
pero ignoro al cabrón y me concentro en complacer a mi pequeña
petardo.

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Capítulo 9
RAVEN

Santa vaca. El Sr. Dios Griego es un superdotado. Cruzo los ojos


mientras su lengua perversa se desliza por mis paredes internas y su
pulgar me frota el clítoris. Hundo los talones en las sábanas y levanto
las caderas para facilitarle el acceso.
Un orgasmo comienza en los dedos de mis pies y me sube por el
cuerpo mientras chispas blancas bailan ante mis ojos. Me arrastra
hasta lo alto de la cama y me dejo caer sobre las suaves almohadas.
Respiro hondo, intentando calmar mi palpitante corazón mientras él
me besa y me mordisquea un lado del cuello, haciendo que se acelere.
Menos mal que estoy en buena forma, si no, no sobreviviría al
sexo de Roman.
Su erección me roza el interior del muslo y meto la mano entre
los dos para rodearla. Deslizo el pulgar por la cabeza, que salta en mi
mano. Mientras acaricio lentamente su polla, los labios de Roman
devoran los míos. Su lengua se introduce en mi boca y se enreda con
la mía. —Más fuerte. — gruñe contra mi piel y cierra su mano
alrededor de la mía para mostrarme lo fuerte que quiere que apriete.
Un temblor recorre su musculoso cuerpo y se aparta de mi
alcance. —Estoy demasiado cerca de correrme. — gruñe y acerca su
polla a mi húmeda entrada. Respiro hondo, intentando relajarme
mientras él se desliza lentamente de un solo empujón.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Joder. Tu dulce coño está tan apretado. — Echa la cabeza
hacia atrás y gime.
—Creo que eres demasiado grande para que esto funcione. —
Clavo mis uñas en sus musculosos hombros y me aferro mientras él
sale casi por completo de mi coño y luego lentamente presiona hacia
adelante nuevamente.
—No te preocupes, pequeña petardo. — Me chupa un lado del
cuello. —Definitivamente funciona. —Cruzo los ojos cuando gira las
caderas y se desliza más adentro.
Empuja más rápido, y yo me agarro fuerte y le pido más. Debería
avergonzarme por lo necesitada que parezco, pero estoy demasiado
absorta en mi placer como para preocuparme. Cuando mete la mano
entre nosotros y me frota el sensible clítoris, llego al clímax con más
fuerza que la primera vez.
Roman echa la cabeza hacia atrás y grita mi nombre mientras se
corre conmigo. Su dura polla salta en lo más profundo de mi coño
mientras la cálida humedad me llena y gotea sobre la cama. Supongo
que debería haberle advertido de que no tomo anticonceptivos, pero la
verdad es que ni se me había pasado por la cabeza.
—Jodidamente te amo. — me gruñe en el cuello, y me pongo
rígida entre sus brazos. —Y nunca te dejaré marchar.
Las cosas se mueven a velocidad de vértigo y parece que no
puedo encontrar los frenos, así que supongo que tendré que aguantar
el salvaje viaje. No debería sorprenderme. Mis dos hermanos no
perdieron el tiempo después de conocer a sus almas gemelas, así que
puede que esta locura sea cosa de familia.
Se da la vuelta y me atrae hacia él, y yo apoyo la barbilla en su
pecho. —Creo que también te amo.
— ¿Solo crees? —Sus ojos oscuros se entrecierran y se agacha
para darme una palmada en el trasero.
—Hey —Refunfuño, pero el cosquilleo en mis partes femeninas
me dice lo mucho que me ha gustado.
— ¿Te ha gustado? —Es como si pudiera leerme la mente.
—Tal vez. — admito y froto mi centro húmedo contra su costado.

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—En ese caso, supongo que seguiré haciéndolo hasta que
admitas cuánto me amas. — Chillo cuando de repente se sienta y me
arrastra sobre su regazo. Santa vaca. Su polla se endurece
instantáneamente contra mi vientre mientras me da dos fuertes golpes
con la mano en cada nalga. Roman me está enseñando muchas cosas
sobre mi cuerpo. Por ejemplo, cuánto me gustan los azotes. Creo que
voy a tener que ganármelos mucho en el futuro.
Me meneo en su regazo, necesitando más. —Por favor. — le ruego
mientras me masajea el trasero escocido. El leve escozor se transforma
en intenso placer y me doy cuenta de que probablemente podría
correrme solo con sus azotes.
Me levanta contra su cuerpo y me pongo a horcajadas sobre sus
piernas antes de bajar lentamente mi húmedo centro sobre su
erección. Me cuesta un par de ajustes, pero por fin consigo hundirme
hasta el fondo. Me clava los dedos en las caderas y me levanta y me
baja para recibir sus embestidas frenéticas.
Desliza una de sus manos entre nuestros cuerpos y me pincha
un pezón entre el pulgar y el índice.
Cuando me rodea y me golpea la nalga derecha, me corro y
aprieto con fuerza mis músculos internos en torno a su dureza.
Roman echa la cabeza hacia atrás contra el cabecero de madera
y ruge mientras su polla se vacía en mi interior. Otra vez. Upss.
Durante las siguientes horas, Roman me demuestra lo bueno
que es volándome la cabeza. Para cuando me duermo, estoy bien
cariñosa y dolorida. Por todas partes. Tengo mordiscos de amor por
todo el cuello y el pecho, así como en el interior de los muslos, y puede
que mis pobres partes femeninas nunca vuelvan a ser las mismas.

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Capítulo 10
ROMAN

Estoy teniendo el mejor maldito sueño y no quiero despertarme


nunca. Se me contraen las pelotas mientras lucho contra las ganas de
correrme y se me abren los ojos. Joder. Miro a mi pequeña petardo y
gimo: —No puedo creer que me quedara dormido mientras me hacías
una mamada alucinante.
—Empezaba a preguntarme si alguna vez te despertarías. — Me
guiña un ojo y pasa su sedosa lengua por la cabeza antes de cerrar los
labios alrededor de mi polla y chuparla profundamente. Su suave
mano acaricia la parte inferior de mi polla que no le cabe en la
garganta.
Me doy cuenta de que es demasiado buena para ser nueva en
esto, y me invade la rabia al pensar que otro hombre pueda sentir los
suaves labios de mi mujer alrededor de su polla. Hundo los dedos en
su sedoso pelo y le acerco la cabeza. —A partir de ahora, soy el único
hombre que sentirá tus labios alrededor de su polla. — O tendré que
averiguar cómo esconder un maldito cuerpo. Le doy una bofetada
rápida en el culo para dejar claro mi punto de vista antes de recordar
que no es un castigo para mi chica mala.
Raven me mira fijamente a los ojos y aparta sus suaves labios.
—Eres el único hombre con el que he hecho esto. — Mi rabia se disipa
tan rápido como creció. —Así que deja de ponerte en plan cavernícola,
túmbate y déjame terminar.

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—Sí, señora. — Sonrío y me recuesto en la almohada con las
manos detrás de la cabeza. Miro hacia abajo y veo cómo me chupa
lentamente la polla entre sus jugosos labios. Necesito todo el control
que poseo para no correrme en el instante en que ella traga y me atrae
hasta el fondo. Joder.
Muevo su culito curvilíneo para meterle la mano entre las
piernas y pasarle los dedos por la raja húmeda. —Estás empapada.
Supongo que a mi chica mala le gusta chuparme la polla.
Mueve la cabeza y chupa con más fuerza mientras le meto dos
dedos en su apretado coño. Joder. Sus paredes internas se agitan
alrededor de mis dedos y gime contra mi carne sensible. Me recorren
agujas y alfileres por la espalda mientras lucho por contener el
orgasmo que intenta atravesarme. Pronto sé que no voy a aguantar
más, así que arrastro los dedos por sus sedosas paredes internas
mientras aprieto con fuerza el pulgar contra su clítoris, y mi chica
explota alrededor de mis dedos.
Me corro con fuerza y ella se traga hasta la última gota. Mi polla
debería haber terminado, pero el cabrón sigue duro como una puta
roca.
Su cuerpo curvilíneo sigue temblando cuando le doy la vuelta y
alineo mi erección en su húmeda entrada. Un escalofrío me recorre
mientras me deslizo hasta el fondo de un solo empujón. Su apretado
coño aprieta mi dureza y yo golpeo su dulzura hasta que ambos nos
corremos de nuevo.
Salgo de su dulce coño y mi chica gime mientras me dejo caer a
su lado en la cama. Tiro de su delicioso cuerpo y froto lentamente mis
dedos en círculos alrededor de su hombro.
Nos quedamos tumbados en silencio durante un buen rato,
hasta que mi chica respira hondo y pregunta: — ¿No se suponía que
teníamos que firmar un contrato antes de hacer todo eso?
—A la mierda los contratos. — La agarro con más fuerza. —El
único contrato que habrá entre nosotros es un contrato de
matrimonio.
Raven se zafa de mi agarre y se sienta. —Puede que sea nueva
en todo esto, pero sé que no es así como se suele hacer.

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—Es hora de que te explique algunas cosas. — Salto de la cama,
cojo mi bata de seda negra y se la doy a mi pequeña petardo. —Ponte
esto y voy a prepararnos el desayuno, luego podemos hablar. —
Después de ponerme los pantalones cortos negros, la conduzco a la
pequeña cocina, en el lado opuesto de la suite.
Se sienta en la barra de mármol y le sirvo una taza de café antes
de buscar huevos y bacon en el pequeño frigorífico. — Gracias por mi
dosis necesaria de cafeína. — gime y da un sorbo al humeante líquido
caliente.
—Te daré lo que quieras. — Es la puta verdad. Esta chica me
posee, en cuerpo y alma, y no hay nada que no haría por ella.
Estoy batiendo los huevos en un tazón cuando Raven pregunta:
— ¿Necesitas ayuda?
—No. Siéntate ahí y háblame. — Miro por encima del hombro y
le guiño un ojo.
—De acuerdo. — asiente. — ¿Por qué no me explicas qué está
pasando entre nosotros? Estoy un poco confusa, ya que firmé ese
contrato que decía que esto era solo un juego entre dos adultos que
dan su consentimiento, y ahora, dices que no necesitamos un
contrato.
—Ese contrato que envié antes de conocerte era nuestro contrato
estándar del club. Lo escribimos para garantizar que todos los
miembros del club se diviertan de forma segura y estén protegidos de
complicaciones no deseadas. Lo que está pasando entre nosotros no
es por diversión o una complicación no deseada. Es lo mejor que me
ha pasado nunca, y no pienso dejarte marchar jamás.
Se sienta y me mira fijamente, y veo su delicada garganta
moverse arriba y abajo mientras traga. — ¿Voy a ser suficiente para
ti? Eres el dueño de un club de BDSM. — Mi corazón se estruja ante
la mirada devastada que brilla en sus ojos. —Me estoy enamorando
profundamente de ti, y me arrancarás el corazón si recurres a otras
mujeres.
Apago el fuego y me siento a su lado. Coloco los dedos bajo su
adorable barbilla y levanto su cara para que me mire fijamente a los
ojos. —Tengo este club porque fue una gran inversión y me

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proporcionó una diversión para combatir mi aburrimiento. Antes de
que llegaras a mi vida, siempre sentía que me faltaba algo. — Le doy
un beso en la nariz y sonrío. —Y eras tú. Lo eres todo para mí, y voy a
casarme con tu precioso culito y atarte a mí de por vida.
— ¿Casarte conmigo? ¿Piensas pedírmelo o es una conclusión
inevitable?
—No. Planeo mantenerte atada a mi cama y follarte el coñito
hasta que estés demasiado cansada para decir que no. — Me encojo
de hombros, pero su pregunta me da una idea. Quiero que todo el
mundo sepa lo mucho que mi pequeña petardo significa para mí y qué
mejor manera de hacerlo que ponerle un gran anillo en el dedo y a mi
bebé en su vientre.
Mañana, voy a asegurarme de que Silver Spoon Falls Jewelers
envíe el puto diamante más grande que puedan encontrar, y estoy
bastante seguro de que pueden encontrar un hijo de puta enorme en
esta ciudad.
—Ya veo. —Se mordisquea el puto labio inferior y mi polla se
pone dura como una piedra. —Si me caso contigo, ¿esperas que deje
mi trabajo y me mude aquí?
Estoy volando por el asiento de mis pantalones aquí. No lo había
pensado bien, pero haré lo que haga falta para quedarme para siempre
con mi pequeña petardo. Ella es mi maldito todo, y no puedo respirar
cuando trato de imaginar mi vida sin ella.
—No. — Le rodeo la cabeza con la mano y acerco su cara a la
mía asegurándome de que pueda ver la honestidad que brilla en mis
ojos. —Dejaré mi trabajo y me convertiré en un mantenido si lo
prefieres. — Y lo haré si Raven me lo pide.
—Puedo vivir con eso. — Me sonríe. —Y también te amo.
Casi caigo de rodillas aliviado, sabiendo que esta mujer perfecta
es mía para siempre.
—Ahora, necesitas encontrar una manera de convencer a mis
dos hermanos mayores de que no te mutilen por corromperme.
—Déjamelo a mí. Tengo años de experiencia siendo un hermano
mayor insoportable. — ¿Qué tan difícil puede ser? Seguro que los

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imbéciles de sus hermanos lo entenderán cuando vean lo feliz que voy
a hacer a su hermanita.
O tal vez no. De cualquier manera, no importa. Ahora que Raven
es mía, nada me la quitará.

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Epílogo
RAVEN

Dos años después…


Suena mi teléfono y la cara de Hawk aparece en la pantalla. Dejo
a mi hija de dos meses dormida en el parque y contesto. —Hola.
— ¿Está el imbécil en casa? —Pongo los ojos en blanco. Llevamos
dos años juntos y tenemos dos hijos, pero mi hermano mayor aún no
ha perdonado del todo a Roman por haberme robado.
—Está en el club ayudando a preparar la subasta anual de
solteros de Silver Spoon Falls este fin de semana. — respondo,
poniendo los ojos en blanco. Mis hermanos todavía están un poco
resentidos porque firmé por el grupo más importante del país el mismo
fin de semana que me enamoré de Roman y decidí detener mi carrera
y mudarme a Silver Spoon Falls. —Le diré que te llame cuando llegue
a casa. — Sigo ayudando con Inked Knight Records cuando mis
hermanos se meten en un problema, y trabajo a tiempo parcial
ayudando a mi esposo a mantenerse al día con todas sus diversas
obligaciones empresariales. Entre esos dos trabajos y nuestros dos
pequeños, estoy bastante ocupada en todo momento.
Echo de menos vivir en la misma ciudad que mi familia, pero
nunca he sido tan feliz. Candy tardó un tiempo en perdonarme por
enamorarme y abandonarla, pero lo superó cuando su propia alma
gemela la llamó. Una vez que Sp*nked termine su última gira, Candy

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y Riley se mudarán a Silver Spoon Falls permanentemente, y no veo
la hora de tener a mi mejor amiga de regreso en el mismo pueblo que
yo.
—Está bien. — refunfuña Hawk. —Esperaba que el imbécil me
consiguiera entradas para el partido de los Falcons del próximo
sábado. Estoy negociando con un nuevo grupo de country, y son
grandes fans del hockey.
—Entonces, ¿en tu opinión ha pasado de idiota a imbécil?
Supongo que Roman te está cayendo bien. — bromeo con mi hermano,
sabiendo muy bien que perdonó a Roman en cuanto nació nuestra
primera hija. Hawk echó un vistazo a Chelsea y se enamoró al
instante. Falcon, por supuesto, no podía dejar pasar la oportunidad
de fastidiar a nuestro hermano mayor y montó una escena cuando
Hawk insistió en que él y Harper serían los padrinos de Chelsea. Mis
dos hermanos terminaron luchando en la sala de espera del hospital
y Hawk ganó.
—Ha crecido en mí como un maldito hongo. — murmura Hawk,
pero puedo imaginar la sonrisa que se dibuja en su cara a través del
teléfono. — ¿Cómo están mis sobrinas?
—Chelsea aprendió a salir de su cuna el fin de semana, así que
tuvimos que comprarle una cama para niños pequeños. — El pasado
sábado por la mañana, Roman y yo estábamos disfrutando de un
tranquilo desayuno juntos mientras las niñas dormían hasta tarde.
Entonces se desató el infierno cuando el piso de arriba tembló.
Subimos corriendo las escaleras y encontramos a nuestra intrépida
hija de trece meses tirada en el suelo junto a su cuna.
— ¿Cómo demonios ha hecho eso? — Hawk se pone en modo tío
sobreprotector. — ¿No está la cama en la posición más baja?
—Sí, Hawk. El colchón estaba en la posición más baja. — Me va
a dar un dolor de cabeza enorme si sigo poniendo los ojos en blanco
con tanta fuerza. —Tuvimos que ver el video de seguridad para
averiguar lo que pasó. La pequeña apestosa trepó por los barrotes y
lanzó su pierna por encima de la barandilla y básicamente saltó por
encima.
—Buen Dios. ¿Está bien mi ahijada?

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—Está bien. Estábamos asustados, pero Chelsea no tenía ni un
rasguño. Roman salió y compró una lujosa cama para niños pequeños
antes de su siesta de la tarde. — No sé quién exagera más, si mi
sobreprotector esposo o mis dos molestos hermanos. —Y Ainsley
durmió toda la siesta. — Vivir con una hermana mayor cuyo único
volumen es el de los oídos ha enseñado a nuestra hija de dos meses a
dormir sin importar nada.
Oigo subir la puerta del garaje y me doy cuenta de que mi esposo
ha llegado pronto. —Tengo que dejarte ir. — le digo a mi hermano. —
Roman está entrando y le diré que te llame dentro de unos minutos.
—Espera... — Mi hermano intenta discutir, pero ya le estoy
colgando. Estoy demasiado emocionada por ver a mi esposo como para
preocuparme por los sentimientos de mi hermano.
La puerta trasera se abre y Roman llama: —Cariño, estoy en
casa.
Dejo a Ainsley durmiendo en el salón y corro a la cocina a
saludarlo. — Shush. Las niñas siguen durmiendo. — Le rodeo la
cintura con los brazos y me pongo de puntillas para darle un beso. —
Me alegro de que hayas llegado pronto.
Roman me rodea con sus brazos y cubre mis labios con los
suyos. Una vez que me ha convertido en un charco, se retira, apoya la
frente en la mía y me sonríe. —Te he echado demasiado de menos
como para seguir lejos. — Incluso después de dos años de matrimonio,
consigue derretirme el corazón todos los días.
Deslizo la mano entre nosotros y le aprieto la polla a través del
pantalón. —Ya que nuestras dos chicas siguen noqueadas, ¿por qué
no vamos a ver si puedes dejarme embarazada otra vez?
—No tienes que pedírmelo dos veces. — Roman me levanta en
brazos y envuelvo su musculosa cintura con mis piernas. Ni siquiera
suda al subir las escaleras hasta nuestra habitación. Mi esposo me
pone de pie y retrocede para arrancarse la camisa cuando la voz de
Chelsea se oye a través del monitor de bebé. — Mami.
Los dos gemimos al unísono antes de que mi esposo sonría
satisfecho. —Vamos a ocuparnos primero de las niñas, luego veremos

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si Lorna puede hacer de niñera esta noche y podemos ir a The Sterling
Rope a pasar un rato de adultos.
Me encanta cómo piensa mi dios griego. La vida no podría ser
mejor.

Fin…

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