Ejercicio 8
Ejercicio 8
Ejercicio 8
SPSU-868
Desarrollo Personal y
Taller de Liderazgo
Estudios Generales
Semestre I
ESTUDIOS GENERALES
Desarrollo Personal y Taller de Liderazgo
PRACTICA N° 02: ESTEREOTIPOS Y PREJUICIOS
1. De manera individual completa las siguientes frases, con estereotipos que sean
comunes en nuestra sociedad.
a) Todos los políticos son corruptos.
b) Los egresados de las universidades nacionales tienen mayor preparación que los
alumnos de las universidades particulares.
c) Los limeños se diferencian de los demás peruanos porque son de la capital.
d) Los habitantes del distrito de Pachacamac son pobres.
e) Los habitantes del barrio del callao son delincuentes.
Compara tus respuestas con las de tu compañero y luego, juntos, busquen responder
la siguiente parte:
Compara tus resultados con otros dos compañeros. Luego, en grupo respondan a la
siguiente pregunta:
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f) Un padre que pide ayuda porque su esposa ha tenido cuatrillizos.
-Delgado
-Cabello blanco
-Estatura mediana
g) Un vigilante en la puerta de una discoteca.
-Alto
-Musculoso
h) El enamorado que es despreciado por la familia de la novia.
-Moreno
-De estatura baja
“El 29 de abril del año pasado, en la noche, me llamó un amigo del colegio para salir. Después
de comer, fuimos a Larcomar. Estando ahí, decidimos entrar a Mamá Batata. Una persona
entró antes que nosotros y, cuando quisimos entrar, el vigilante –que después sería el agresor-
se paró entre la verja de metal y la puerta y nos impidió el paso diciendo que estaba lleno.
Bueno, decidimos esperar y hacer cola”, recuerda Augusto Barrón.
‘Está lleno’, ‘es una fiesta privada’, etc., son frases habituales para ejercer la
discriminación. ¿Qué pasó luego?
Mientras nosotros conversábamos, llegaba gente que seguía entrando. Ante eso,
preguntamos si ya podíamos pasar. El vigilante dijo que no, sin ninguna explicación más. Nos
dimos la vuelta para ingresar por donde estaban haciéndolo las personas y, en ese momento,
este vigilante reaccionó de una manera impensable: me jaló del brazo, yo me solté –no lo
toqué- y se me vino encima. Me dio un golpe en la cara, que me tumbó al piso. Tiró la verja y,
en el suelo, me rellenó de golpes. Mientras eso sucedía, otros vigilantes de la empresa Vips
agarraron a mi amigo para que no hiciera nada. A lo único que atiné fue a cubrirme en el suelo,
mientras seguía recibiendo golpes. Cuando se detuvo, nos paramos y lo primero que hice fue
llamar a mi abogado.
¿Qué respuestas ha recibido usted en su entorno cuando se hizo público este tema?
Cuando hice esto y salió la noticia, empecé a recibir llamadas. Todo el mundo me felicitaba.
Esto me pasó a mí, pero puede pasarle a otro, al hijo o a la hija de alguien. Esa discriminación,
ese racismo, está bien arraigado en la mentalidad limeña, y esa gente lo aprovecha. Ha sido
una satisfacción personal recibir felicitaciones y correos y ver que en los foros se discute el
tema. No recuerdo a nadie más que haya llevado esto de manera privada –los abogados
cuestan-. Para mí, es un asunto de dignidad.
Tomado:
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http://elblogdecayo.blogspot.com/2007/07/entrevista-augusto-barrn.html
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Lectura Nº 02
¿ERES UN ELEFANTE?
Cuando era niño me encantaban los circos, y lo
que más me gustaba de los circos eran los animales.
También como a otros, me llamaba la atención el
elefante.
El misterio es evidente: Qué lo mantiene entonces? Por qué no huye? Cuando tenía
cinco o seis años, todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún
maestro, a mi padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que
el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: Si
está amaestrado... ¿Por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta
coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y solo lo recordaba
cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace
algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para
encontrar la respuesta:
"El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que
era muy pequeño".
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro
que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo
su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió
agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que seguía...Hasta que
un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su condición y se resignó a su destino.
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Este elefante enorme y poderoso no escapa porque CREE QUE NO PUEDE El tiene
registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que se siente poco después de
nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás, jamás intentó
poner a prueba su fuerza otra vez...
Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a
cientos de estacas que nos restan libertad.
Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos" simplemente porque alguna vez
probamos y no pudimos.
Grabamos en nuestro recuerdo: No puedo... No puedo y nunca podré. Crecimos portando ese
mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar.
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