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Derecho Civil Extrapatrimonial y Responsabilidad Civil Octubre 2020 777 808 1

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LA RESPONSABILIDAD CIVIL POR ACCIDENTES DE

TRÁNSITO. UN PUNTO DE VISTA JUDICIAL*

Jaime David Abanto Torres


Juez titular del Primer Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima. Abogado por la Universidad de Lima.
Maestrando de la Maestría en Derecho con mención en Derecho
Constitucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

* El presente trabajo es una actualización del artículo “La responsabilidad civil


por accidentes de tránsito en la jurisprudencia”, en Diálogo con la Jurisprudencia,
n.° 155, Lima: agosto 2011, pp. 51-60.
La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

SUMARIO: 1. Introducción. — 2. Concepto. — 3. Evolución de la doctrina.


— 4. Teoría del riesgo y responsabilidad objetiva. — 5. La responsabilidad
civil en la Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre N.° 27181. — 6. El
daño. — 7. Fractura del nexo causal. — 8. Concausa. — 9. Presunciones. —
10. Legitimación pasiva solidaria y responsabilidad de los aseguradores.
— 11. La difusión social del riesgo y el Seguro Obligatorio de Accidentes
de Tránsito (SOAT). — 12. La suspensión de los plazos prescriptorios.
— 13. Problemas prácticos de los abogados. — 14. Problemas prácticos
de los jueces. — 15. La elección de la víctima: la vía penal o la vía civil. —
16. ¿Existe cosa juzgada? —17. Las marchas y contramarchas en torno a
los Juzgados de Tránsito y Seguridad Vial. — 18. A modo de conclusión. —
19. Referencias bibliográficas.

1. INTRODUCCIÓN

La ola constante de accidentes de tránsito con víctimas con daños


personales y materiales nos motiva a desarrollar algunas ideas sobre
la responsabilidad civil por accidentes de tránsito, tema que ha sido
materia análisis en los diversos casos de indemnización conocidos a lo
largo de nuestra corta carrera judicial.
La importancia del tema radica en que el accidente ya no es una
simple circunstancia, sino una categoría jurídica independiente, con
consecuencias jurídicas propias, distinta de la responsabilidad por acto
ilícito y de la responsabilidad contractual1.

1 De Trazegnies, Fernando, “El Código Civil y la teoría jurídica del accidente”.


Recuperado de <https://tinyurl.com/slfruo5>.

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Jaime David Abanto Torres

2. CONCEPTO

2.1. Conceptos doctrinarios


De Trazegnies define al accidente de tránsito2:

[…] un daño estadístico e inevitable, el mismo que es consecuencia de


la vida en común, lo cual le da un ingrediente social. A su vez, el azar
interviene al momento de la individualización de las personas que se
ven involucradas en el accidente.

Vega Mere lo define como3:

Todo hecho que produce daños a personas o a cosas, con un automotor,


aunque no se encuentre en circulación.

Mesinas Montero, lo define como4 “un evento súbito, imprevisto


y violento en el que participa un vehículo automotor en marcha o en
reposo en la vía de uso público, causando daños materiales y/o persona-
les, pudiendo ser las personas afectadas tanto ocupantes como terceros
no ocupantes del vehículo mencionado”.

2.2. Conceptos normativos


El TUO del Reglamento Nacional de Responsabilidad Civil y
Seguros Obligatorios por Accidentes de Tránsito, aprobado por D. S.

2 De Trazegnies, Fernando, citado por Valenzuela Gómez, Humberto,


Responsabilidad civil por accidentes de tránsito y seguro obligatorio. Una Aproximación
desde el análisis económico del derecho, Lima: Ara editores, 2004, p. 125.
3 Vega Mere, Yuri, “Una aproximación a la responsabilidad civil derivada del uso de
automotores”. Recuperado de <http://www.asesor.com.pe/teleley/automotores.
htm>.
4 Mesinas Montero, Federico, “Responsabilidad civil por accidentes de tránsito:
la instauración del seguro obligatorio”, en Actualidad Jurídica, t. 84-b, Lima: 2000,
pp. 79-84. Citado por Altamirano Portocarrero, José, “Responsabilidad civil
derivada de los accidentes de tránsito”, en Revista de la Corte Superior de Justicia de
Lima, años 6-8, n.os 7-9, Lima: 2010, p. 47.

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La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

N.° 024-2002-MTC señala que el accidente de tránsito es un “Evento


súbito, imprevisto y violento (incluyendo incendio y acto terrorista) en
el que participa un vehículo automotor en marcha o en reposo en la vía
de uso público, causando daño a las personas, sean ocupantes o terceros
no ocupantes de vehículo automotor, que pueda ser determinado de
una manera cierta”.
El TUO del Reglamento Nacional de Tránsito, Código de Tránsito
aprobado por D. S. N.° 016-2009-MTC, señala que el accidente es un
“Evento que cause daño a personas o cosas, que se produce como con-
secuencia directa de la circulación de vehículos”.

3. EVOLUCIÓN DE LA DOCTRINA

La doctrina sobre la responsabilidad civil ha seguido las siguientes


tendencias.
a) La determinación del culpable (dolo o culpa)
b) La reparación de la víctima
c) Entre la culpa y el caso fortuito
d) Daños donde no parece haber culpa y muchas veces no se pue-
de determinar a un causante. Este es el campo de los accidentes.

4. TEORÍA DEL RIESGO Y RESPONSABILIDAD OBJETIVA

Como lo describe una ejecutoria suprema relativa a la teoría del


riesgo5:

[…] los progresos materiales han traído como contrapartida el cre-


cimiento de los riesgos que deben sufrir las personas y sus bienes,
dando lugar a la doctrina de la responsabilidad por cosas riesgosas
o actividades, en cuyo caso no es necesario determinar la culpa o el
dolo del agente, el que responde solo por daños causados por cosas o
actividades que se consideran como tales.

5 Véase, al respecto la Casación N.° 2248-98-Lima, publicada en el diario oficial El


Peruano: el 23 de abril de 1999, p. 2928.

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[…] la teoría del riesgo se funda en el principio quit sentit commodum


sentire debet et imcommodum: “El que aprovecha de los medios que
han causado un daño y obtiene sus ventajas, es de equidad que también
sufra las consecuencias de tales daños”. No será justo que uno se llevará
los beneficios y otro los daños.

El artículo 1970 del Código Civil establece un supuesto de respon-


sabilidad objetiva:

Artículo 1970.- Aquel que mediante un bien riesgoso o peligroso, o


por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa, causa un daño a
otro, está obligado a repararlo.

Espinoza Espinoza señala lo siguiente6:

Las situaciones de riesgo, que se podrían traducir en la siguiente


fórmula: si se genera una situación riesgosa, se responderá por los
daños ocasionados, independientemente del parámetro de conducta
del agente dañante o de que se haya obtenido un beneficio.
[…]
El riesgo lícito se basa en la premisa que, si bien es cierto que el orde-
namiento jurídico permite realizar (ciertas) actividades riesgosas, se
deberá responder por los daños que se causen.

En la Casación N.° 2890-2013- Ica la Corte Suprema ha señalado7:

2. La responsabilidad no sólo surge por el incremento del riesgo y la


necesidad de repartir el coste del daño, sino también encuentra sus-
tento en los propios valores que animan la Constitución Política del
Estado, que hacen de la defensa de la persona humana y el respeto de
su dignidad la clave para entender todos los derechos fundamentales,
entre los que se encuentra el derecho a la vida y la integridad moral.

6 Espinoza Espinoza, Juan, Derecho de la responsabilidad civil, t. i, 9.a edición corregida


y aumentada, Lima: Instituto Pacífico, 2019, pp. 296-297.
7 Véase, al respecto, la Casación N.° 2890-2013-Ica, publicada en el diario oficial El
Peruano: 1 de junio de 2015, p. 64006.

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La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

En esa perspectiva, ante una acción del Estado que ha provocado un


daño no resulta admisible indicar que las víctimas son un número
estadísticos cuyos perjuicios no deban ser reparados, por el contrario,
la exigencia constitucional impone al Estado la reparación respectiva”.
“Hay que recordar aquí que en el caso de responsabilidad objetiva es
irrelevante saber si el agente que ocasionó el daño lo hizo de manera
dolosa o negligente, pues la imputación que se le hace es por haber
incremento el riesgo en la vida en relación”.

Es evidente que un vehículo automotor es un bien riesgoso, tal como


lo reconoce una ejecutoria suprema8:

Debe tenerse presente que el vehículo como tal constituye un bien ries-
goso o peligroso y su conducción una actividad que tiene las mismas
características, los que conlleva a la obligación de parte del conductor
a reparar el daño causado.

Asimismo, el transporte es considerado como una actividad peligrosa9:

Por el solo hecho de haberse encontrado el vehículo automotor en


movimiento o en su uso ordinario, constituye este un peligro potencial;
es criterio aceptado y reconocido uniformemente tanto por la doctrina
como por la jurisprudencia, que se entiende por actividades peligrosas
aquellas realizadas por medio de transporte.

5. L A R ESPONSA BILIDA D CI V IL EN L A LEY GENER A L DE


TRANSPORTE Y TRÁNSITO TERRESTRE N.° 27181

El artículo 29 de la norma citada prescribe:

Artículo 29.- De la responsabilidad civil


La responsabilidad civil derivada de los accidentes de tránsito cau-
sados por vehículos automotores es objetiva, de conformidad con lo

8 Véase, al respecto, la Casación N.° 2691-1999, publicada en el diario oficial El


Peruano: 30 de enero de 2001.
9 Véase, al respecto, la Casación N.° 12-2000, publicada en el diario oficial El
Peruano: 25 de agosto de 2000.

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establecido en el Código Civil. El conductor, el propietario del vehí-


culo y, de ser el caso, el prestador del servicio de transporte terrestre
es solidariamente responsables por los daños y perjuicios causados.

En el mismo sentido tratándose de accidentes entre dos o más au-


tomotores una ejecutoria suprema reitera que estamos en un supuesto
de responsabilidad objetiva10.

Que, en este orden de ideas las diferencias se resuelven, no atendiendo


a la culpa o dolo del conductor, como lo señala el recurrente, sino,
que debe aplicarse el artículo 29 de la Ley N.° 27181 Ley General de
Trasporte y Tránsito Terrestre, concordante con el artículo 1970 del
Código Civil; en virtud a que los hechos sucedieron como conse-
cuencia de haberse puesto en actividad dos vehículos automotores,
el transporte terrestre y el camión volquete, que al ser puestos en
marcha constituyen bienes riesgosos y en tal caso, los resultados se
miden objetivamente por el daño causado, independientemente de la
conducta de la víctima, cuya concurrencia en la producción del daño
sólo sirve para graduar equitativamente el monto reparador tal como
lo establece el artículo 1973 del Código Civil, normativa que ha sido
tenida en cuenta por las instancias de mérito para la reducción del
monto indemnizatorio.

6. EL DAÑO

El daño es la lesión a todo derecho subjetivo, en el sentido de interés


jurídicamente protegido del individuo en su vida de relación, que puede
ser de dos clases: el daño patrimonial y el daño extra patrimonial.
El daño patrimonial es la lesión a los derechos patrimoniales. Se
dividen a su vez en daño emergente y lucro cesante.
El daño emergente es la pérdida patrimonial efectivamente sufrida.

10 Véase, al respecto, la Casación N.° 630-2004-Cajamarca, publicada en el diario


oficial El Peruano: 14 de junio de 2005.

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El lucro cesante son las ganancias o utilidades dejadas de percibir


a resultas del suceso dañoso.
El daño extrapatrimonial está circunscrito a las lesiones a los dere-
chos de dicha naturaleza.
El daño moral es la lesión en los sentimientos que determina do-
lor o sufrimiento físico, inquietud espiritual o agravio a las afecciones
legítimas y en general toda clase de padecimientos insusceptibles de
apreciación dineraria
El daño a la persona es aquel que lesiona a la persona en sí misma,
estimada como un valor espiritual, psicológico, inmaterial. Protege la
integridad física y síquica.
Sobre el daño al proyecto de vida la Corte Interamericana de De-
rechos Humanos ha establecido lo siguiente11:

XII
PROYECTO DE VIDA
144. La víctima solicitó a la Corte pronunciarse sobre la indemnización
que pudiera corresponderle bajo el concepto de daños al “proyecto de
vida”, y a este efecto mencionó una serie de elementos que, a su juicio,
debieran tomarse en cuenta para establecer el alcance de esa noción y
cuantificar sus consecuencias.
145. El Estado alegó que es improcedente la solicitud de una indemni-
zación por el concepto mencionado y señaló que éste abarca aspectos
inherentes a otros rubros que han sido objeto de reclamación, como
el “daño emergente”, y el “lucro cesante”. Al respecto, señaló que la
víctima ya había sido reinstalada como profesora de historia y geografía
en el Colegio Nacional de Mujeres Rímac (supra 106.A.l). Asimismo,
observó que aquella pudo gestionar la conservación de su plaza en la
carrera de Derecho, e hizo notar que la decisión de reincorporación
a la Universidad Particular de San Martín de Porres correspondía
solamente a los órganos de dicha institución. Finalmente, mencionó

11 Véase, al respecto, la sentencia de fecha 27 de noviembre de 1998 (reparaciones


y costas), caso Loayza Tamayo vs. Perú. Recuperado de <https://tinyurl.com/qs-
ngngz>.

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que la víctima y la Comisión atribuyen al hecho mismo de la detención


los supuestos perjuicios causados a la señora Loayza Tamayo, pero
éstos no pueden ser reclamados al Estado porque las autoridades que
intervinieron en el presente caso lo hicieron en el legítimo ejercicio
de sus atribuciones conforme a la legislación vigente en ese tiempo.
146. El argumento del Estado en el sentido de que las autoridades
actuaron en el legítimo ejercicio de sus atribuciones es inadmisible.
La propia Corte ha establecido que los actos de los que fue víctima la
señora Loayza Tamayo contravienen disposiciones de la Convención
Americana.
147. Por lo que respecta a la reclamación de daño al “proyecto de vida”,
conviene manifestar que este concepto ha sido materia de análisis
por parte de la doctrina y la jurisprudencia recientes. Se trata de una
noción distinta del “daño emergente” y el “lucro cesante”. Ciertamente
no corresponde a la afectación patrimonial derivada inmediata y di-
rectamente de los hechos, como sucede en el “daño emergente”. Por lo
que hace al “lucro cesante”, corresponde señalar que mientras éste se
refiere en forma exclusiva a la pérdida de ingresos económicos futuros,
que es posible cuantificar a partir de ciertos indicadores mensurables
y objetivos, el denominado “proyecto de vida” atiende a la realización
integral de la persona afectada, considerando su vocación, aptitudes,
circunstancias, potencialidades y aspiraciones, que le permiten fijarse
razonablemente determinadas expectativas y acceder a ellas.
148. El “proyecto de vida” se asocia al concepto de realización perso-
nal, que a su vez se sustenta en las opciones que el sujeto puede tener
para conducir su vida y alcanzar el destino que se propone. En rigor,
las opciones son la expresión y garantía de la libertad. Difícilmente
se podría decir que una persona es verdaderamente libre si carece de
opciones para encaminar su existencia y llevarla a su natural culmi-
nación. Esas opciones poseen, en sí mismas, un alto valor existencial.
Por lo tanto, su cancelación o menoscabo implican la reducción ob-
jetiva de la libertad y la pérdida de un valor que no puede ser ajeno a
la observación de esta Corte.
149. En el caso que se examina, no se trata de un resultado seguro, que
haya de presentarse necesariamente, sino de una situación probable
—no meramente posible— dentro del natural y previsible desenvolvi-
miento del sujeto, que resulta interrumpido y contrariado por hechos
violatorios de sus derechos humanos. Esos hechos cambian drástica-
mente el curso de la vida, imponen circunstancias nuevas y adversas

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La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

y modifican los planes y proyectos que una persona formula a la luz


de las condiciones ordinarias en que se desenvuelve su existencia y de
sus propias aptitudes para llevarlos a cabo con probabilidades de éxito.
150. En tal virtud, es razonable afirmar que los hechos violatorios de
derechos impiden u obstruyen seriamente la obtención del resultado
previsto y esperado, y por ende alteran en forma sustancial el desarrollo
del individuo. En otros términos, el “daño al proyecto de vida”, enten-
dido como una expectativa razonable y accesible en el caso concreto,
implica la pérdida o el grave menoscabo de oportunidades de desarro-
llo personal, en forma irreparable o muy difícilmente reparable. Así,
la existencia de una persona se ve alterada por factores ajenos a ella,
que le son impuestos en forma injusta y arbitraria, con violación de
las normas vigentes y de la confianza que pudo depositar en órganos
del poder público obligados a protegerla y a brindarle seguridad para
el ejercicio de sus derechos y la satisfacción de sus legítimos intereses.
151. Por todo ello, es perfectamente admisible la pretensión de que
se repare, en la medida posible y con los medios adecuados para ello,
la pérdida de opciones por parte de la víctima, causada por el hecho
ilícito. De esta manera la reparación se acerca más aún a la situación
deseable, que satisface las exigencias de la justicia: plena atención a
los perjuicios causados ilícitamente, o bien, puesto en otros términos,
se aproxima al ideal de la restitutio in integrum.
152. En el caso de la víctima, es evidente que los hechos violatorios en
su contra impidieron la realización de sus expectativas de desarrollo
personal y profesional, factibles en condiciones normales, y causaron
daños irreparables a su vida, obligándola a interrumpir sus estudios y
trasladarse al extranjero, lejos del medio en el que se había desenvuelto,
en condiciones de soledad, penuria económica y severo quebranto
físico y psicológico. Obviamente, este conjunto de circunstancias,
directamente atribuibles a los hechos violatorios que ha examinado
esta Corte, han alterado en forma grave y probablemente irreparable
la vida de la señora Loayza Tamayo, e impedido que ésta alcance las
metas de carácter personal, familiar y profesional que razonablemente
pudo fijarse.
153. La Corte reconoce la existencia de un grave daño al “proyecto
de vida” de María Elena Loayza Tamayo, derivado de la violación de
sus derechos humanos. Sin embargo, la evolución de la jurisprudencia
y la doctrina hasta la fecha no permite traducir este reconocimiento
en términos económicos, y por ello el Tribunal se abstiene de cuanti-

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ficarlo. Advierte, no obstante, que el acceso mismo de la víctima a la


jurisdicción internacional y la emisión de la sentencia correspondiente
implican un principio de satisfacción en este orden de consideraciones.
154. La condena que se hace en otros puntos de la presente sentencia
acerca de los daños materiales y morales contribuye a compensar
a la víctima, en cierta medida, por las afectaciones sufridas a causa
de los hechos violatorios, aunque difícilmente podría devolverle o
proporcionarle las opciones de realización personal de las que se vio
injustamente privada.

En nuestra opinión, el “daño al proyecto de vida” no constituye un


daño resarcible12, por cuanto no solo carece de sustento legal, sino que,
además, es invisible, invaluable, cambiante, discriminatorio y carece de
utilidad por cuanto a efectos de resarcir todo daño que no sea material,
es decir, no susceptible de valorización económica directa, tenemos ya
al daño moral. En efecto, “si se quiere insistir en la figura del “daño al
proyecto de vida”, eso será a costa de transformar la responsabilidad
civil en un instrumento para consolidar, en el plano del derecho, la des-
igualdad económica y social, que es, como bien se sabe, el peor mal de
los países subdesarrollados. Con la figura en mención —nótese bien—,
se terminan estableciendo artificialmente desigualdades entre la persona
que se vale de sus manos y sentidos para jugar al golf o para tocar el
piano profesionalmente y el obrero de construcción civil que vive de
un mísero jornal; entre la persona que gozará con la visión de La Flauta
Mágica y el vigilante privado que pasa la noche en vela, cuidando una
casa hasta el alba. Conceder resarcimientos por “daños al proyecto de
vida” es casi una invitación a la inmoralidad, porque quien alega haberlo

12 En el mismo sentido, aunque descartando también la resarcibilidad del concepto


de daño a la persona: León Hilario, Leysser, “Inflando los resarcimientos con
automatismos. El daño al proyecto de vida y otros espejismos de nuestra Ma-
gistratura”. Recuperado de <https://tinyurl.com/tkz4xey>. (Fecha de consulta:
14.03.17). Ibid., “¡30,000 Dólares por daños morales en un divorcio! De cómo el
“daño al proyecto de vida” continúa inflando peligrosamente los resarcimientos”,
en Diálogo con la jurisprudencia, n.° 104, Lima: 2007. Recuperado de <https://tin-
yurl.com/r48b8df>, pp. 77-87.

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sufrido terminará moldeando sus planes ante los juzgadores, en pos de


una reparación más alta”13.
Teniendo en cuenta lo expuesto, así como lo señalado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en el sentido de que no es po-
sible cuantificar en términos económicos el daño al proyecto de vida,
consideramos que los jueces deben abstenerse de cuantificarlo, dejando
constancia que los daños alegados están siendo plenamente resarcidos
con la sentencia estimatoria.

7. FRACTURA DEL NEXO CAUSAL

Conforme al artículo 1972 del Código Civil, en los casos del artículo
1970, el autor no está obligado a la reparación cuando el daño fue con-
secuencia de caso fortuito o fuerza mayor, de hecho determinante de
tercero o de la imprudencia de quien padece el daño.
Con relación al caso fortuito, la Corte Suprema considera lo
siguiente14:

[…] el caso fortuito debe entenderse como un acontecimiento ex-


traordinario, imprevisible e irresistible producido por el hombre y
para calificarlo como tal se trata de un hecho que no puede preverse,
o que previsto no puede evitarse, no debiendo ser una previsibilidad
exacta y precisa sino por el contrario conocida por el hombre común
para el caso concreto.
[…] ( y que)
[…] no se puede calificar el desperfecto de la motonave como un caso
fortuito, extraordinario, imprevisible e irresistible.

13 León Hilario, Leysser, “Inflando los resarcimientos con automatismos. El daño


al proyecto de vida y otros espejismos de nuestra Magistratura”, p. 18. Recupera-
do de <https://tinyurl.com/tkz4xey>.
14 Véase, al respecto, la Casación N.° 823-2002-Loreto, de fecha 29 de setiembre de
2003, emitida por la Sala Civil Permanente.

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8. CONCAUSA

Conforme al artículo 1973 del Código Civil:

Si la imprudencia sólo hubiere concurrido en la producción del daño,


la indemnización será reducida por el juez, según las circunstancias.

Con relación a la imprudencia de la víctima, debe tenerse presente


que el artículo 276 del TUO del Reglamento Nacional de Tránsito,
Código de Tránsito aprobado por D. S. N.° 076-2009-MTC prescribe
lo siguiente:

Artículo 276.- El peatón goza del beneficio de la duda y de presuncio-


nes a su favor, en tanto no incurra en graves violaciones a las normas de
tránsito, como cruzar la calzada en lugar prohibido; pasar por delante
de un vehículo detenido, parado o estacionado habiendo tránsito libre
en la vía respectiva; transitar bajo la influencia del alcohol, drogas
o estupefacientes; cruzar intempestivamente o temerariamente la
calzada; bajar o ingresar repentinamente a la calzada para intentar
detener un vehículo; o subir o bajar de un vehículo en movimiento y
por el lado izquierdo.

9. PRESUNCIONES

Asimismo, al momento de resolver los procesos derivados de ac-


cidentes de tránsito debe tenerse presente las siguientes presunciones
establecidas por la norma glosada:
a) La persona que conduzca un vehículo en forma de hacer peli-
grar la seguridad de los demás, infringiendo las reglas del trán-
sito, será responsable de los perjuicios que de ello provengan
(artículo 271).
b) Se presume responsable de un accidente al conductor que in-
curra en violaciones a las normas establecidas en el presente
Reglamento (artículo 272).

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c) Se presume responsable de un accidente al conductor que ca-


rezca de prioridad de paso o que cometió una infracción rela-
cionada con la producción del mismo, sin perjuicio de la res-
ponsabilidad que pueda corresponder a otro conductor, que
aún respetando las disposiciones, pero pudiendo evitar el acci-
dente, no lo hizo (artículo 273).
d) En los accidentes de tránsito en que se produzcan daños per-
sonales y/o materiales, el o los participantes están obligados a
solicitar de inmediato la intervención de la Autoridad Policial e
informar sobre lo ocurrido. Se presume la culpabilidad del o de
los que no lo hagan y abandonen el lugar del accidente (artículo
274).

10. LEGITIMACIÓN PASIVA SOLIDARIA Y RESPONSABILIDAD DE


LOS ASEGURADORES

Conforme al artículo 29 de la Ley N.° 27181, existe responsabilidad


solidaria entre el conductor, el propietario y el prestador del servicio de
transporte terrestre. Asimismo, es responsable el asegurador del daño,
conforme al artículo 1987 del Código Civil.
Con relación a la Responsabilidad del asegurador, la Corte Suprema
ha establecido15:

[…] Si bien la acción indemnizatoria puede ser dirigida contra el asegu-


rador por el daño, quien responderá solidariamente con el responsable
directo de este, según el artículo 1987 del Código Civil, sin embargo,
dicha responsabilidad, en el caso de la compañía aseguradora, se halla
limitada al monto máximo de cobertura otorgado al riesgo pactado en
el contrato de seguro de acuerdo con lo que prescribe el artículo 325 de
la Ley N.° 26702 Ley General del Sistema Financiero y Orgánica de la
Superintendencia de Banca y Seguros; que señala que “las empresas de
seguros se encuentran prohibidas de pagar indemnizaciones en monto

15 Véase, al respecto, la Casación N.° 1748-2001-Lima, de fecha 23 de noviembre del


2001.

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que excedan lo pactado” …Que, además, debe tenerse en cuenta que la


obligación de su representada emana del contrato de Póliza número
[…], y según lo dispone el numeral 386 del Código de Comercio “El
contrato de seguro se regirá por los pactos lícitos consignados en
cada póliza o documento […]”, por lo que en virtud a ello, solo pueden
pagar la indemnización hasta el límite establecido en la cobertura del
seguro, que para el caso de autos es hasta 3.6 UIT, monto que debe
ser abonado en moneda nacional de acuerdo con el tipo de cambio
al día de pago, entendiéndose que este monto integra en definitiva la
suma de Treinta y seis Mil Quinientos Dólares Americanos, señalado
por la Sala Superior.

Es la práctica las aseguradoras:


a) Responden hasta el límite de su póliza.
b) A veces el siniestro no esta cubierto porque los asegurados no
estaban al día en los pagos de su póliza.
c) No cubren el siniestro cuando el asegurado actúa con impru-
dencia temeraria.
d) No cubren el siniestro si el asegurado no lo reporta dentro de
las 24 horas.
e) Los contratos de seguros contienen un pacto que prohíbe
transigir al asegurado con la víctima, sin intervención de la
aseguradora.
f) Prefieren ir a juicio. Investigan primero, pagan después.

11. LA DIFUSIÓN SOCIAL DEL RIESGO Y EL SEGURO OBLIGATORIO


DE ACCIDENTES DE TRÁNSITO (SOAT)

El artículo 1988 del Código Civil prescribe que la ley determina el


tipo de daño sujeto al régimen de seguro obligatorio las personas que
deben contratar las pólizas y la naturaleza, límites y demás caracterís-
ticas de tal seguro.
El artículo 30.1 de la Ley N.° 27181, Ley General de Transporte y
Tránsito Terrestre, dispone:

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La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

30.1 Todo vehículo automotor que circule en el territorio de la Re-


pública debe contar con una póliza de seguros vigente del Seguro
Obligatorio de Accidentes de Tránsito -SOAT o certificados contra
accidentes de tránsito, que contengan términos equivalentes, condicio-
nes semejantes o mayores coberturas ofertadas que el SOAT vigente,
en cuyo caso las asociaciones de fondos regionales o provinciales
contra accidentes de tránsito —AFOCAT— entregarán el certificado;
y además el distintivo que acredita la vigencia del mismo, destinados
exclusivamente a vehículos de transporte público terrestre y mototaxis,
urbano o interurbano, que presten servicios al interior de la región o
provincia, que sólo tendrán validez dentro de la respectiva circuns-
cripción de funcionamiento.

11.1. Características del SOAT


El artículo 30.4 de la Ley N.° 27181, Ley General de Transporte y
Tránsito Terrestre, señala que el SOAT y los certificados contra acci-
dentes de tránsito señalados tienen las siguientes características:
a) Incondicionalidad.
b) Inmediatez.
c) Cobertura ilimitada, en razón del número de los siniestros.
d) Efectividad durante toda su vigencia.
e) Cobertura a nivel nacional en el caso del SOAT, y regional o
provincial en el caso del AFOCAT; con periodicidad anual.
f) Insustituible.

11.2. Coberturas del SOAT


Cubrirá como mínimo, los siguientes riesgos por cada persona,
ocupante o tercero no ocupante de un vehículo automotor:
- Muerte c/u 4 UIT
- Invalidez permanente c/u hasta 4 UIT
- Incapacidad temporal c/u hasta 1 UIT
- Gastos Médicos c/u hasta 5 UIT

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- Gastos de Sepelio c/u hasta 1 UIT


Cabe resaltar que el SOAT cubre también al concebido16:

El Concebido, al ser un sujeto de derecho privilegiado y porque la tutela


de su derecho a la vida no está sujeta a condición alguna, también se
encuentra amparado por el SOAT.

11.3. Constitucionalidad del SOAT


La constitucionalidad del SOAT ha sido establecida por el Tribunal
Constitucional.

11.3.1. El SOAT es constitucional por no vulnerar la autonomía municipal


En la STC N.° 0010-2003-AI/TC el Tribunal Constitucional con-
sideró lo siguiente17:

16. En ese orden de ideas, y teniendo en cuenta que la autonomía mu-


nicipal no impide que el legislador nacional pueda regular el propio
régimen jurídico de las municipalidades, siempre que se respete su
contenido esencial, este Tribunal concluye en que el artículo 30 de la
Ley N.° 27181, que establece que todo vehículo automotor que circule
en el territorio de la República debe contar con una póliza vigente
de Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), no resulta
inconstitucional, toda vez que la Constitución no ha reservado en
favor de las Municipalidades la facultad de establecer un sistema de
responsabilidad civil por accidentes de tránsito, siendo ello una tarea
del propio Estado, por cuanto la defensa de la persona humana es el
fin supremo de todo ordenamiento jurídico.
17. En tal sentido, la obligatoriedad del SOAT, que cubre, entre otras
contingencias, la muerte y lesiones corporales que sufran las personas
ocupantes o terceros no ocupantes de un vehículo automotor, como

16 Véase, al respecto, la Resolución N.° 1079-2003/CPC (por mayoría), en Diálogo con


la Jurisprudencia, Lima: diciembre del 2004, p.170-180.
17 Véase, al respecto, la sentencia de fecha 15 de diciembre de 2004, recaída en el Ex-
pediente N.° 0010-2003-AI/TC. Recuperado de <https://tinyurl.com/ru7euoz>.

794
La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

consecuencia de un accidente de tránsito, tiene como fin la protección


tuitiva que desarrolla el Estado a favor de su población, garantizando
el derecho que tiene de toda persona a preservar su integridad física.

11.3.2. El SOAT es constitucional por no vulnerar la libertad de contratar


Al respecto, el Tribunal Constitucional considera que la restric-
ción de la libertad contractual generada por la obligación de contratar
el SOAT no afecta el contenido esencial del derecho. Por el contrario,
aprecia que la protección que a través de ella se dispensa a los derechos
fundamentales a la vida y a la integridad optimiza el cuadro material de
valores de la Constitución del Estado, presidido por el principio-derecho
de dignidad humana (art. 1 de la Const. Pol.)18.

11.4. Ventajas del SOAT


Entre las ventajas del SOAT tenemos
a) El pago inmediato del siniestro.
b) La investigación posterior.
c) Al tener vigencia anual evita la eventual falta de cobertura del
siniestro como sucede con los otros contratos de seguro.

11.5. Desventajas del SOAT


a) Costos elevados comparados con otros países.
b) Costos de las clínicas son muy elevados. A veces la víctima no
recibe un adecuado resarcimiento.
c) No elimina la posibilidad del proceso judicial.

18 Véase, al respecto, la sentencia de fecha 16 de diciembre de 2005, recaída en el Ex-


pediente N.° 2736-2004-PA/TC. Recuperado de <https://tinyurl.com/rcbn2wb>.

795
Jaime David Abanto Torres

12. PROBLEMAS EN TORNO AL JUEZ COMPETENTE

La quinta disposición modificatoria del Código Procesal Civil agre-


ga un párrafo al artículo 174 del entonces vigente Código de Tránsito
aprobado por Decreto Legislativo N.° 420.

Es competente para conocer de las controversias civiles derivadas de


accidentes de tránsito, el Juez de Paz Letrado del lugar del accidente,
si la cuantía no excede de cien Unidades de Referencia Procesal.
En este caso, la pretensión se tramita como proceso sumarísimo. Cuan-
do la cuantía es superior, es competente el Juez Civil y la pretensión
se tramita como proceso abreviado.

La segunda disposición transitoria de la Ley N.° 27181 dispuso:

Segunda.- De la vigencia del Código de Tránsito y Seguridad Vial y


otras normas de transporte y tránsito terrestre
Manténganse en vigencia el Decreto Legislativo N.° 420, Código de
Tránsito, y las demás normas que actualmente regulan el tránsito y
transporte terrestre en lo que no se opongan a la presente Ley, hasta
que entre en vigencia los correspondientes reglamentos nacionales.

Por D. S. N.° 033-2001-MTC publicado el 24 de julio de 2001 se


aprueba el Reglamento Nacional de Tránsito y deroga el Código de
Tránsito.
Entonces la competencia se rige por
a) Las reglas generales de la competencia (CPC, art. 14)
b) Acumulación subjetiva pasiva (CPC, art. 15)
c) Competencia facultativa (CPC, art. 24, núm. 5).
d) Vía procedimental según la cuantía
Al instante surge las siguientes preguntas: ¿siguen siendo compe-
tentes los jueces de paz letrados? ¿La competencia es exclusiva de los
jueces civiles?

796
La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

La Ley N.° 29391 zanja toda discusión al atribuir la competencia a


los jueces especializados Juzgados de Tránsito y Seguridad.

13. LA SUSPENSIÓN DE LOS PLAZOS PRESCRIPTORIOS

Nuestro ordenamiento establece dos plazos prescriptorios que


tienen incidencia en los procesos de indemnización derivados de acci-
dentes de tránsito. El primero se encuentra en la Ley de Conciliación
Extrajudicial, Ley N.° 26872, y el segundo en el Código Penal. Los
mismos deben ser tomados en cuenta al resolver las excepciones de
prescripción que se deduzcan.

13.1. La Ley de Conciliación y su reglamento


El artículo 19 de la Ley N.° 26872, Ley de Conciliación, prescribe19:

19 Artículo 15.- Conclusión del procedimiento conciliatorio


Se da por concluido el procedimiento conciliatorio por:
a) Acuerdo total de las partes.
b) Acuerdo parcial de las partes.
c) Falta de acuerdo entre las partes.
d) Inasistencia de una parte a dos (2) sesiones.
e) Inasistencia de ambas partes a una (1) sesión.
f) Decisión debidamente motivada del Conciliador en Audiencia efectiva, por
advertir violación a los principios de la Conciliación, por retirarse antes de la
conclusión de la Audiencia o por negarse a firmar el Acta de Conciliación.
La conclusión bajo los supuestos de los incisos d), e) y f) no produce la suspensión
del plazo de prescripción contemplado en el Artículo 19 de la Ley, para la parte
que produjo aquellas formas de conclusión.
La formulación de reconvención en proceso judicial, sólo se admitirá si la parte
que la propone, no produjo la conclusión del procedimiento conciliatorio al que fue
invitado, bajo los supuestos de los incisos d) y f) contenidos en el presente artículo.
La inasistencia de la parte invitada a la Audiencia de Conciliación, produce en
el proceso judicial que se instaure, presunción legal relativa de verdad sobre los
hechos expuestos en el Acta de Conciliación y reproducidos en la demanda. La
misma presunción se aplicará a favor del invitado que asista y exponga los hechos
que determinen sus pretensiones para una probable reconvención, en el supuesto
que el solicitante no asista. En tales casos, el Juez impondrá en el proceso una
multa no menor de dos ni mayor de diez Unidades de Referencia Procesal a la
parte que no haya asistido a la Audiencia.

797
Jaime David Abanto Torres

Artículo 19. - Prescripción


Los plazos de prescripción establecidos en la normatividad vigente
se suspenden a partir de la fecha de presentación de la solicitud de
Conciliación Extrajudicial hasta la conclusión del proceso conciliatorio
conforme al artículo 15.

En el mismo sentido, el Reglamento de la Ley de Conciliación


aprobado por D. S. N.° 014-2008-JUS prescribe:

Artículo 23.- De la ineficacia de la suspensión de los plazos de


prescripción.
En el supuesto del inciso e) del artículo 15 de la Ley, se produce la
ineficacia de la suspensión del plazo de prescripción generada con la
presentación de la solicitud de conciliación.
En los supuestos de incisos d) y f) del artículo 15 de la Ley, y sólo en
Caso que quien inasista o se ausente sea el solicitante, la prescripción
reanuda su curso, adicionándose el tiempo transcurrido anteriormente.

13.2. El Código Penal


Por su parte el Código Penal prescribe:

Artículo 100.- La acción civil derivada del hecho punible no se extingue


mientras subsista la acción penal.

Dicha norma no es otra cosa que un supuesto de suspensión del


plazo prescriptorio para la pretensión indemnizatoria, que solo correrá
cuando concluya el proceso penal.

14. PROBLEMAS PRÁCTICOS DE LOS ABOGADOS


a) Muchos abogados no plantean bien sus demandas.
b) Muchos abogados no inciden en la prueba del daño.
c) Muchos abogados no inciden en la prueba del quantum
indemnizatorio.

798
La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

d) La existencia de un proceso penal paralelo.


Sobre los tres primeros temas, recomendamos la lectura de Espino-
za Espinoza20. El último tema lo desarrollaremos más adelante.

15. PROBLEMAS PRÁCTICOS DE LOS JUECES


a) Muchos jueces no califican bien las demandas.
b) Muchos jueces no fijan bien los puntos controvertidos
c) Muchos jueces no acopian el material probatorio necesario
para resolver
d) Muchos jueces no motivan bien sus sentencias

15.1. Problemas en la actividad probatoria


Dada su importancia, queremos extendernos en los problemas de
la actividad probatoria:

Cuando uno va a los exámenes de grados de un expediente judicial de


daños y perjuicios (normalmente un accidente de tránsito) la prueba
es pobrísima, es paupérrima; la única prueba relevante parece ser un
atestado policial con conclusiones ambiguas. Ello por que la policía
también es pobre en este país. Para poder hacer una investigación bien
hecha requiere recursos, tecnología y capacitación que no tienen al
alcance. Entonces los atestados policiales son pobres adicionalmente.
Las partes no tienen recursos para hacer sus propios peritajes, y saber
cómo fue el accidente 21.

15.2. Medios probatorios


Los principales elementos probatorios con que se cuenta en los
procesos civiles sobre indemnización por accidentes de tránsito son:

20 Espinoza Espinoza, Juan, “¿Cómo elaborar una demanda de indemnización por


daños?”, en Boletín legal diario. Recuperado de <https://tinyurl.com/sl2r34y>.
21 Bullard Gonzales, Alfredo, “Responsabilidad civil y subdesarrollo”. Recuperado
de <https://tinyurl.com/sahy75z>.

799
Jaime David Abanto Torres

a) Atestados policiales (documento o pericia)


b) Informes de la Unidad de Investigación de Accidentes de Trán-
sito (en los casos de muerte)
c) Expedientes penales (instrucciones por homicidio culposo o
lesiones o procesos por faltas).
d) Pericia de parte expertos en accidentes de tránsito (documento
o pericia)
e) Debates periciales
f) Protocolo de necropsia
g) Certificados médicos legales
h) Certificados médicos
i) Informes médicos
j) Historias clínicas
k) Pericias médicas
l) Comprobantes de pago (daño emergente)
m) Boletas de pago o recibos por honorarios o estado de ganancias
y pérdidas (lucro cesante)

15.3. Problemas prácticos


La práctica judicial nos obliga a denunciar los siguientes problemas
que se suscitan en la etapa probatoria y que inciden directamente en la
dilación de los procesos.
a) El REPEJ no cuenta con peritos médicos ni con suficientes pe-
ritos expertos en accidentes de tránsito o accidentología vial.
b) Los peritos médicos se excusan con frecuencia, o no concurren
a las audiencias, generando dilación.
c) La existencia de procesos penales paralelos en trámite, muchos
de los cuales concluyen por prescripción, lo que hace inevitable
que el juez civil conozca una considerable cantidad de procesos
por indemnización.

800
La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

16. LA ELECCIÓN DE LA VÍCTIMA: LA VÍA PENAL O LA VÍA CIVIL22

Luego del accidente, la víctima debe consultar con un abogado.


Sin perjuicio de la cobertura limitada del SOAT, la víctima debe optar
por iniciar un proceso en la vía penal o la vía civil. Hoy en día ambos
procesos serán competencia del juez de tránsito y seguridad vial.
Al respecto existen diversas opiniones que reseñaremos a conti-
nuación. En la Casación N.° 530-98-Tacna se señaló:

[…] la comisión de un delito no solo origina la imposición de una


pena a su autor, sino también la obligación de reparar, concepto que
se denomina reparación civil. Si el agraviado no se constituye en parte
civil en el proceso penal, tiene derecho a recurrir a la vía civil para
solicitar una indemnización por los daños y perjuicios causados por
el autor del delito23.

Se consideraba que el pronunciamiento del juez penal sobre la


reparación civil era cosa juzgada. Por ello los abogados de los agravia-
dos se desistían de la constitución en parte civil antes de interponer su
demanda de indemnización. Sin embargo, tal desistimiento no enerva
la obligación del condenado de pagar la reparación civil, pues sin ello
no puede rehabilitarse.
En el Pleno Jurisdiccional Civil 1999 se señaló:

El que se constituye en parte civil en el proceso penal, no puede solicitar


la reparación en la vía civil, puesto que en el proceso penal se tramita
acumulativamente la reparación civil. La reparación civil fijada en la vía
penal, surte efectos sobre el agraviado que se constituyó en parte civil.

22 Sobre el particular puede consultarse nuestro trabajo: “Apuntes sobre la tramita-


ción de la pretensión indemnizatoria”, en Homenaje a Fernando de Trazegnies, t. ii,
Lima: Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú, 2009, pp. 385-
414.
23 Citado por Palmareda Romero, Doris, en Abogados legal report. año 1, n.° 5, Lima:
mayo del 2003, p. 5.

801
Jaime David Abanto Torres

El problema surge cuando en otras ejecutorias, tampoco se impide


que el agraviado cobre la reparación civil. En la Casación N.° 3171-
2001-Ica, la Corte Suprema señaló:

[…] que el agraviado que no se constituye en parte civil en el proceso


penal tiene expedito su derecho para recurrir a la vía civil y solicitar el
pago de la indemnización por daños y perjuicios que le corresponda,
sin perjuicio de cobrar la reparación civil determinada en la vía penal24.

Con base en estas ejecutorias, aun cuando el agraviado se haya de-


sistido de la constitución en parte civil, finalmente cobraba la reparación
civil. A nuestro modo de ver, esto en la práctica generaba situaciones de
abuso, pues en los hechos, a final de cuentas el agraviado cobraba una
reparación en la vía penal y otra en la vía civil.
Sobre la concurrencia de sentencias, en el Pleno Jurisdiccional Penal
1999 se acordó que en caso de sentencias civiles y penales que concurran
a fijar obligaciones de pago en relación con un mismo hecho, prevalece la
primera sentencia ejecutada, debiendo el juez a cargo de la segunda sentencia
descontar como pagado el monto que haya sido cobrado en la primera25.
En dicho pleno se reconoce que en la práctica concurren sentencias
penales y civiles reparando el mismo daño.
Otras ejecutorias señalan que la reparación civil impuesta por la
justicia penal puede considerarse como pago a cuenta de la indemni-
zación fijada por la justicia civil.

17. ¿EXISTE COSA JUZGADA?

Espinoza Espinoza considera lo siguiente:

[…] los jueces civiles se olvidan de la excepción de cosa juzgada


(artículo 446.6 del CPC) cuando quien demanda por reparación civil

24 Ibid., p. 5.
25 Ibid., p. 7.

802
La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

ya la obtuvo en el proceso penal. El extraño fundamento, que parece


iluminar a estos operadores jurídicos es el reducido quántum que
imponen sus colegas penales, integrándolo al suyo”26. Más adelante
agrega: “a. si el dañado se constituyó como parte civil en el proceso
penal, carece de derecho para solicitar nuevamente una indemni-
zación en un proceso civil. El principio que todo operador jurídico
debe tener presente en esta situación es el de la cosa juzgada27.

Nosotros consideramos que no puede prosperar ninguna excepción


de cosa juzgada cuando exista un proceso penal con sentencia condena-
toria firme que imponga el pago de una reparación civil, porque nunca
podría producirse la triple identidad exigida por el artículo 425 del
Código Procesal Civil28, que es el presupuesto de hecho para su amparo.
Nunca habrá identidad de partes, pues en el proceso penal interviene el
Ministerio Público, que nunca intervendrá en el proceso civil. Tampoco
existirá identidad de petitorio, pues en el proceso civil se pretende le
pago de una indemnización mientras que en el proceso penal se preten-
de acreditar la existencia o inexistencia de un delito y eventualmente
la imposición de una pena. Tampoco existirá identidad de interés para
obrar, pues en el proceso civil se pretende el resarcimiento de un daño
y en el proceso penal la eventual sanción para un delito o falta.
El presupuesto para que se dicte una sentencia con autoridad de cosa
juzgada es la existencia de una pretensión que haya sido materia de una
controversia y de la actividad probatoria de las partes. Si la víctima no
participa en el proceso penal, ¿podemos decir honestamente que hubo
debate probatorio sobre la existencia del daño y su resarcimiento? Si la
víctima participa del proceso penal, ¿no es verdad que, en la práctica, su
defensa coadyuva a la acusación fiscal antes que a probar la existencia

26 Espinoza Espinoza, Juan, “Hacia una predictibilidad del resarcimiento del daño
a la persona en el sistema judicial peruano”, en Diálogo con la jurisprudencia, n.° 92.
Lima: mayo del 2006, p. 77.
27 Ibid., p. 83.
28 Código Procesal Civil. Artículo 452.- Procesos Idénticos.
Hay identidad de procesos cuando las partes o quienes de ellos deriven sus dere-
chos, el petitorio y el interés para obrar, sean los mismos.

803
Jaime David Abanto Torres

del daño y su cuantía? Y en ambos casos el juez penal fija el monto de


la reparación civil.
Y no perdamos de vista que, en la práctica, nada impide al agraviado
que no se constituyó en parte civil, cobrar el importe de la reparación
civil que hubiese consignado el condenado, con lo cual la utilidad del
criterio de la no constitución en parte civil en el proceso penal para
poder demandar la indemnización en la vía civil se desvanece.

18. LAS MARCHAS Y CONTRAMARCHAS EN TORNO A LOS JUZGADOS


DE TRÁNSITO Y SEGURIDAD VIAL

La Ley N.° 29391 crea los Juzgados de Tránsito y Seguridad Vial.


Dichos Juzgados asumirán la competencia en los procesos civiles rela-
cionados con la determinación de responsabilidad e indemnizaciones
por conductas peligrosas o lesivas realizadas en el contexto del tránsito
vehicular29.
Dichos juzgados serían competentes para conocer:
a) Los procesos penales vinculados a conductas peligrosas o lesi-
vas a la vida, la salud, el patrimonio o la seguridad vial realiza-
das en el ámbito del tránsito vehicular.
b) Los procesos civiles relacionados con la determinación de res-
ponsabilidad e indemnizaciones por conductas peligrosas o le-
sivas realizadas en el contexto del tránsito vehicular.
c) Los procesos contenciosos administrativos vinculados a las in-
fracciones de tránsito.
Por Resolución Administrativa N.° 239-2009-CE/PJ, se dispuso
que la Gerencia General del Poder Judicial, en el plazo improrrogable
de 15 días hábiles, elabore una propuesta técnica, previa opinión que
solicitará a los residentes de las Cortes Superiores de Justicia del País,

29 Ley Orgánica del Poder Judicial. Artículo 52-A, numeral 2, introducido por el
artículo 2 de la Ley N.° 29391.

804
La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

respecto a los Juzgados de Tránsito y Seguridad Vial, a que se refiere


la Ley N.° 29391.
Dichos órganos jurisdiccionales entrarían en funcionamiento desde
el 1 setiembre de 2009, habiéndose creado el primer Juzgado de Tránsito
en Arequipa mediante Resolución Administrativa N.° 259-2009-CE/PJ,
el mismo que desapareció por su poca carga procesal.
Por Resolución Administrativa N.° 419-2009-CE/PJ se convierte
el Primer, Segundo, Sétimo, Décimo y Undécimo Juzgados Penales de
Lima (reos libres) en Primer, Segundo, Tercer, Cuarto y Quinto Juzgados
de Tránsito y Seguridad Vial de Lima, respectivamente.
Por Resolución Administrativa N.° 106-2010-CE/PJ se resuelve deja
sin efecto la Resolución Administrativa N.° 419-2009-CE-PJ de fecha
30 de diciembre del año próximo pasado, mediante la cual se dispuso,
entre otras medidas, la conversión y reubicación de órganos jurisdiccio-
nales de las Cortes Superiores de Justicia de Ancash, Ayacucho, Callao,
Cusco, Junín, Lambayeque, Lima, Lima Norte y Santa, en Juzgados de
Tránsito y Seguridad Vial; asimismo las Resoluciones Administrativas
N.° 066-2010-CE PJ y N.° 094-2010-CE-PJ, del 11 de febrero y 15 de
marzo del año en curso, respectivamente.
El presidente del Poder Judicial (PJ), Javier Villa Stein, afirmó que los
juzgados de tránsito no funcionaron debido a la falta de carga procesal,
por lo que se dispuso su fusión con otros órganos jurisdiccionales.
Indicó que, en la solución al problema del tránsito, debería efec-
tuarse mediante un enfoque global, pues el que cuenta actualmente la
ciudad de Lima “es caótico y vergonzoso”.
“Los (juzgados de tránsito) que se han formado no han funcionado
porque no hay carga (procesal) y por un tema de racionalidad hemos
tenido que juntarlos con juzgados de otra denominación”, indicó.

805
Jaime David Abanto Torres

Villa Stein precisó que para lograr un cambio se debe tomar medidas
drásticas, lo que va de la mano con una decisión política del Estado30.
En la actualidad, los juzgados de tránsito tienen carga principal-
mente penal, conociendo escasos procesos civiles y contencioso-ad-
ministrativos, por lo que están siendo convertidos en juzgados penales.

19. A MODO DE CONCLUSIÓN

A muestro modo de ver, el criterio del Pleno Jurisdiccional Penal


resulta más razonable, pues es evidente que existen daños que el juez
penal no podría merituar, como podría ser el caso del daño moral, o
algún otro daño emergente y lucro cesante que podría no derivarse
directamente de la comisión del delito o falta.
En los casos tramitados en el Juzgado a nuestro cargo, hemos optado
por la solución de fijar un monto indemnizatorio, dejando constancia de
que forma parte del mismo el fijado por la justicia penal, a fin de evitar
situaciones de enriquecimiento indebido por parte de la víctima o agra-
viado en el proceso penal, disponiéndose que el cobro de la reparación
civil fijada por el Juez Penal se realice en dicho proceso y el cobro de la
diferencia en el proceso civil.
Esperamos que estás líneas sirvan de orientación a los magistrados
competentes para resolver los casos de responsabilidad civil derivada
de accidentes de tránsito, y que el Poder Judicial pueda contribuir efi-
cazmente a la solución de los conflictos derivados de los accidentes de
tránsito, que se solucione esta innecesaria dualidad de procesos que
sobrecarga los órganos jurisdiccionales, y que se establezca criterios
uniformes para fijar el monto de la indemnización o reparación civil,
pues usualmente en la vía civil los montos son más elevados que en los
procesos penales.

30 Véase, al respecto, Javier, Villa Stein, en Crónica viva. Recuperado de <https://tin-


yurl.com/ubqaqey>.

806
La responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Un punto de vista judicial

Para ello proponemos:


1. La creación de nuevos órganos jurisdiccionales y no la conver-
sión de ninguno de los juzgados existentes.
2. Que se implemente el REPEJ a nivel nacional y se le dote de su-
ficientes peritos médicos y peritos especializados en accidento-
logía vial o accidentes de tránsito.
3. Que la Academia de la Magistratura, en coordinación con la
Gerencia de Capacitación de la Gerencia General del Poder
Judicial, la Escuela de Formación de Auxiliares de la Corte Su-
perior de Justicia de Lima y las Comisiones de Capacitación en
materia civil que existan en todos los distritos judiciales, brin-
den cursos de capacitación a los jueces y personal auxiliar juris-
diccional, pues deberán conocer las especialidades civil, penal y
contencioso-administrativa. La asistencia a dichos cursos debe
ser obligatoria con licencia con goce de haber por capacitación,
y a quienes no concurran, deberá imponérsele las sanciones
correspondientes.

20. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


Abanto Torres, Jaime David, “Apuntes sobre la tramitación de la pre-
tensión indemnizatoria”, en Homenaje a Fernando De Trazegnies, t.
ii, Lima: Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú,
2009.
Altamirano Portocarrero, José, “Responsabilidad civil derivada de
los accidentes de tránsito”, en Revista de la Corte Superior de Justicia
de Lima, años 6-8, n.os 7-9, Lima: 2010.
Bullard Gonzales, Alfredo, “Responsabilidad civil y subdesarrollo”.
Recuperado de <https://tinyurl.com/sahy75z>.
De Trazegnies, Fernando, “El Código Civil y la teoría jurídica del
accidente”. Recuperado de <https://tinyurl.com/slfruo5>.

807
Jaime David Abanto Torres

Espinoza Espinoza, Juan, “Hacia una predictibilidad del resarcimiento


del daño a la persona en el sistema judicial peruano”, en Diálogo con
la jurisprudencia, n.° 92, Lima: mayo del 2006.
Espinoza Espinoza, Juan, “¿Cómo elaborar una demanda de indemni-
zación por daños?”, en Boletín legal diario. Recuperado de <https://
tinyurl.com/sl2r34y>.
León Hilario, Leysser, “Inflando los resarcimientos con automatismos.
El daño al proyecto de vida y otros espejismos de nuestra Magis-
tratura”, En: <https://tinyurl.com/tkz4xey> (Fecha de consulta:
14.03.17).
León Hilario, Leysser, “¡30,000 Dólares por daños morales en un
divorcio! De cómo el “daño al proyecto de vida” continúa inflando
peligrosamente los resarcimientos”, en Diálogo con la jurisprudencia,
n.° 104, Lima: 2007. Recuperado de < https://tinyurl.com/r48b8df>.
Mesinas Montero, Federico, “Responsabilidad civil por accidentes
de tránsito: la instauración del seguro obligatorio”, en Actualidad
jurídica, t. 84-b, Lima: 2000.
Valenzuela Gómez, Humberto, Responsabilidad civil por accidentes de
tránsito y seguro obligatorio. Una Aproximación desde el análisis económico
del derecho, Lima: Ara editores, 2004.
Vega Mere, Yuri, “Una aproximación a la responsabilidad civil derivada
del uso de automotores”. Recuperado de <http://www.asesor.com.
pe/teleley/automotores.htm>.
Villa Stein, Javier, en Crónica viva. Recuperado de <https://tinyurl.
com/ubqaqey>.

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