T3703 MC Gonzalez Cambios
T3703 MC Gonzalez Cambios
T3703 MC Gonzalez Cambios
Sede Ecuador
Área de Comunicación
Quito, 2021
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Firma: ________________________
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Resumen:
Este trabajo es en memoria de mi padre Luis Alonso, a quien empecé a conocer de verdad
después de que dejara este mundo de máscaras, secretos y ficción.
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Tabla de contenido
Introducción ..................................................................................................... 11
Conclusiones .................................................................................................... 91
Introducción
1
El interaccionismo simbólico es una teoría que surge con la Escuela de Chicago, cuyos principales
representantes son Herbert Blumer e Irving Goffman, y se centra en la dramaturgia, con la metáfora de la
vida social como un teatro.
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Capítulo primero
Vida privada y pública
eclesiásticas, así como en usos sociales previos, y tomaban forma como fruto de una
negociación consensuada, a medio camino entre la coerción de las autoridades, la
seducción de las voluntades, y la coacción social (Martín-Barbero 1987, 85).
Dado que los individuos son sensibles a reconfiguraciones en sus matrices de auto
interpretación, de forma paulatina la sociedad permite el paso a nuevos acercamientos de
dichos individuos hacia ellos mismos, y su relación con su entorno, más allá de los
entumecimientos costumbristas que pueden prevalecer durante siglos:
Durante la Alta Edad Media (del siglo V al siglo XI) los estamentos bajos vivían
bajo circunstancias difíciles, sujetos a las disposiciones de la monarquía, los señores
feudales y la iglesia, expuestos sin apenas garantías a las enfermedades, la carestía y el
hambre. Las “criaturas humanas” estaban determinadas por sus circunstancias de
nacimiento, y también por las disposiciones de las instituciones vigentes. El individuo se
construía según su linaje, disponiendo de un estrecho margen de elección en sus
17
En la Europa medieval el linaje, el género, el rango social y otros atributos decisivos para
la identidad de individuo estaban relativamente fijados. A lo largo de los diversos
estadios de la vida se producirían cambios; pero tales cambios estarían dirigidos por
procesos institucionalizados y el papel del individuo en ellos era relativamente pasivo
(Giddens 1998, 98).
Sería difícil comprender el concepto que las modernas naciones occidentales tienen de
lo “privado” -inseparable de las nociones de sexualidad y matrimonio- sin la decisiva
intervención del paradigma monástico que las élites organizadas de la iglesia cristiana
adoptaron a finales del siglo IV y comienzos del V d. C. La sexualidad y su control se
convirtieron en uno de los símbolos más poderosos, por ser uno de los más universales e
íntimos, con ayuda del cual expresar en su forma definitiva altomedieval el antiguo y
profundamente enraizado ideal de una vida privada crecientemente permeable a las
exigencias públicas de la comunidad religiosa (Duby y Ariès 1987, 287).
La reforma protestante entre los siglos XVI y XVII marcó el final de la Edad
Media. En aquella época, los burgueses comenzaron a gozar de innovaciones técnicas
que mejoraron el confort y domesticidad en su hogar (Sibilia 2008, 73), y facilitaron la
vida en familia: “El marido y la esposa han empezado a pensar en sí mismos -quizá por
primera vez- como pareja. [...] Las oportunidades de experimentar la intimidad eran
raras, y fue en esas viviendas burguesas donde la vida familiar empezó a adquirir una
dimensión privada” (Rybczynski 1991, 58).
Otro elemento bajo el que empezó a cobrar relevancia la dimensión de la
intimidad en lo cotidiano, más allá del confort doméstico, fue el alcance que adquirió la
educación académica formal, que hasta entonces había sido una educación únicamente
religiosa; esta mejora que afectó el modo de vida en el hogar durante los siglos
subsiguientes, y permitió que los matrimonios comenzaran a ver crecer a sus propios
hijos, fortaleciéndose así los lazos familiares:
sociabilidad de comunidad han dejado libres van a ceder el puesto al individuo para
instalarse aparte, en la sombra” (Duby y Ariès 1987, 21).
La Revolución Industrial trajo consigo una potenciación significativa del consumo
de bienes, y una modernización del transporte y las comunicaciones, que posibilitaron
que la comodidad y el ocio pasaran a ser una cuestión capital en la vida de los ciudadanos
(Ortiz 2004, 178). La semana laboral fue reduciendo su duración, y el término fin de
semana se empezó a usar para referirse al lapso de tiempo del que dispone el proletario
para su uso personal, lejos de la fábrica (Sastre García 1984, 37), reflejando el cambio
en la forma de que se organiza la vida de las personas en torno al ocio y el consumo:
Tomemos un término como "fin de semana", que apareció a fines del siglo XIX. Al
contrario que el "día de la semana" medieval que distinguía los días en que uno trabajaba
del Día del Señor, el "fin de semana" profano -que inicialmente describía el período del
cierre de las tiendas y las empresas- pasó a reflejar una forma de vida organizada en torno
de la búsqueda activa del ocio (Rybczynski 1991, 32-33).
Es así que comenzó a cobrar más valor que nunca la dimensión privada en la vida
de los individuos, ya no solo como una búsqueda de refugio o consuelo, sino como un
espacio necesario para la realización personal: “[U]n concepto, el de vida privada, del
que nos constaba muy bien que, bajo la forma en que nos es familiar, ha adquirido
consistencia en fecha muy reciente, durante el siglo XIX, en algunas zonas europeas”
(Duby y Ariès 1987, 10).
La creación de cuartos privados (Ortiz 2004, 64,65), fue un privilegio reservado
al principio para los hombres más adinerados, y poco a poco masificado para ambos sexos
de todos los estratos sociales. Pasó paulatinamente de ser un lujo a convertirse en un bien
de acceso común, que permitía a ricos y a pobres gozar de su intimidad. Este espacio
facilitó el desarrollo pleno del “yo” y el disfrute de la propia intimidad:
La esfera de la privacidad solo ganó consistencia en la Europa de los siglos XVIII y XIX,
como una repercusión del desarrollo de las sociedades industriales modernas y su modo
de vida urbano. Fue precisamente en esa época cuando cierto espacio de “refugio” para
el individuo y la familia nuclear se empezó a crear en el seno del mundo burgués,
otorgando a estos nuevos sujetos aquello que tanto ansiaban: un territorio a salvo de las
exigencias y peligros del medio público, que empezaba a ganar un tono cada vez más
amenazante (71).
20
Aquellos ambientes privados, que conocieron su más vivido clímax en el mundo burgués
del siglo XIX, eran un convite a la introspección. En esos recintos impregnados de
soledad, el sujeto moderno podía bucear en su oscura vida interior, podía embarcarse en
fascinantes viajes autoexploratorios que, muchas veces, se vertían en el papel. [...] el
"furor de escribir" se apoderó no solo de los hombres de aquella época, sino también de
incontables mujeres y niños. Todos escribían para afirmar su yo, para autoconocerse y
cultivarse, imbuidos tanto por el espíritu iluminista de conocimiento racional como por
el ímpetu romántico de sumergirse en los misterios más insondables de sus almas (75-
76).
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Herbert Blumer (1900-1987) fue un sociólogo de la Escuela de Chicago que en su libro “El
interaccionismo simbólico: perspectiva y método (1969) describe esta corriente de pensamiento en la que
el individuo es al mismo tiempo sujeto y objeto de la comunicación, y su personalidad se forja en la
socialización durante dicho proceso.
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Existen varias partes expresivas que, según Goffman, sirven al fin de ofrecer la
actuación. Estos recursos son analizados en esta investigación bajo el concepto de
“fachada expresiva” (Barroso Morales 2012). Son elementos de composición que no
pueden ser cuantificados ni extrapolados fácilmente de un análisis cuantitativo, pero
pueden ser desglosados bajo un análisis cualitativo. Para la observación participante, en
lo relativo a la actuación de los usuarios, se va a atender a las siguientes manifestaciones:
- Medio: es el mobiliario, decorado, equipo y otros elementos del trasfondo
escénico que rodean al sujeto (Goffman 1959, 34). Tiene una dimensión simbólica, y
también denotativa.
- Apariencia: son los estímulos que dan información sobre el estatus social del
actuante, tales como su actividad, trabajo, ocupación o rol (36).
- Modales: son los estímulos sobre el rol de interacción y la actitud de la persona
en una determinada interacción o escena (36).
La “persona” para Goffman se caracteriza por poseer una esencia que se expresa
hacia los demás como una identidad personal diferenciadora y única: “[L]o que distingue
a un individuo de todos los demás es la esencia de su ser, un aspecto general y central de
su persona que lo hace enteramente diferente —y no solo en cuanto a su identificación—
de quienes más se le asemejan” (Goffman 1970, 73).
Esta identidad personal es independiente del rol que la persona desempeña, a
través de la dramatización, dentro del ritual de socialización con los demás, ya que no
existe necesariamente un vínculo de identificación entre el actor (la persona) y la máscara
o faceta que exprese en la interacción. Esta disonancia entre la esencia y el rol es un
concepto que Goffman acuña como “distancia del rol” (1959, 12-17). La actuación se
adapta a cada audiencia y circunstancia: “un rol social implicará uno o más papeles, y
que cada uno de estos diferentes papeles puede ser presentado por el actuante en una
serie de ocasiones ante los mismos tipos de audiencia o ante una audiencia compuesta
por las mismas personas” (30).
Goffman describió las relaciones humanas como un tipo de performance, en la
que el actor, sabedor el significado simbólico que los demás pueden atribuirles, aporta
cierta información a través de la expresión de rituales de interacción, concretados
mediante símbolos verbales o gestuales, bajo la idea de crear un determinado efecto en
24
ellos como, por ejemplo, proyectar una “idealización” que suscite una aprobación o
efecto positivo en otros con base en valores y determinaciones socialmente aceptados
(47-63). En ese sentido nos encontramos con que Facebook (un entorno digital cuyas
características se describirán más adelante) tiene un marco de expresión e interacción
muy específico y que presenta rasgos diferenciales significativos respecto a otros
entornos físicos.
Un concepto importante para entender el alcance de esta matriz de interpretación
es el marco, ya mencionado anteriormente, que es la estructura que ofrece la información
relativa a las características que debe presentar la interacción en un determinado contexto
(Plascencia y Morquecho Güitrón 2011, 149-170). Como ya fue mencionado, los marcos
de las redes sociales presentan sus propios rasgos diferenciales respecto a otros entornos
de carácter no virtual.
Por sus propias características, Facebook resulta un escenario perfecto para que
los jóvenes en proceso de definición de su personalidad expresen y construyan su propia
identidad, demuestren su afiliación a grupos, exhiban símbolos, y tracen un sentido de sí
mismos perceptible por los demás, como sujetos en proceso de socialización,
construyendo y exhibiendo sus subjetividades, sus afinidades y estilo de vida:
Las plataformas empoderan a los individuos permitiéndoles conectarse con una gran
cantidad de amigos, controlar su autopresentación o pertenecer a una comunidad.
Estudios comparativos de distintas plataformas demuestran de qué manera las distintas
arquitecturas de los sitios cultivan diversos estilos de conexión, autopresentación y
performance del gusto (Van Dijck 2016, 38).
3
Estos anglicismos se refieren a formatos de contenidos específicos de diferentes redes sociales: Twitter,
Facebook, e Instagram.
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Nadie es indiferente a los avances tecnológicos de las últimas décadas ni a los cambios
que estos han desencadenados en distintos ámbitos de la vida personal y social
(económico, cultural, social, político, académico, científico, etc.). Estas transformaciones
han hecho surgir nuevas formas de relacionarse con el entorno y los demás, haciendo que
millones de personas compartan información en superpoblados “continentes virtuales”
propiciados por internet y las nuevas redes sociales [...] (Lucena Cid 2012, 119).
[L]a tecnología de redes y la organización en red son solo medios que reflejan las
tendencias inscritas en la estructura social. El actual proceso de globalización tiene su
origen en factores económicos, políticos y culturales, pero las fuerzas que impulsaron la
globalización solo pudieron desencadenarse porque tenían a su disposición la capacidad
de conexión en red global que proporcionan las tecnologías digitales de comunicación y
los sistemas de información [...] (Castells 2009, 51).
Los espacios digitales son un refugio donde los usuarios (especialmente los
jóvenes) pueden expresar e indagar aspectos de su personalidad que no afloran en otros
27
4
Representaciones gráficas digitales usadas para expresar una emoción, estado, actividad u objeto
5
Variante del formato GIF usado en la web para dar movimiento a iconos y banners.
6
Identidad virtual en formato gráfico que escoge el usuario para que lo represente.
7
Imágenes que se añaden a los mensajes de texto y que te ofrecen más opciones que los emoticonos.
8
Plataformas digitales usadas para realizar transmisiones de video en directo por parte de sus usuarios.
9
Acto de prestar más atención al celular que a la persona acompañante.
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que existe entre cualquier individuo del planeta con otro. De forma análoga a Facebook
(aunque fue bastante anterior), esta plataforma ofrecía la posibilidad al usuario de subir
fotos y crear listas de amigos. En los años subsiguientes surgieron otras redes como
AsianAve y MiGente (ambas redirigias en la actualidad a BlackPlanet), o Friendster, que
fue descontinuada en 2015 (Ros-Martin 2009, 552-557).
Para el año 2004 se acuñó el término Web 2.0, referido a la revolución interactiva
que afloraba en internet. Un año antes, en 2003, fueron lanzadas Hi5 y MySpace, y ambas
ganaron gran popularidad por las novedosas opciones multimedia que ofrecían a los
usuarios; MySpace, que brindaba la posibilidad de compartir contenidos como imágenes,
audios y videos, se expandió durante varios años hasta convertirse en una verdadera
revolución social. Por su parte, la red Facebook comenzó su andadura en 2004, destinada
en un primer momento solo para los estudiantes de la Universidad de Harvard, pero
posteriormente masificada al resto del planeta.
En 2008 Facebook superó en número de usuarios a MySpace, que poco a poco fue
cayendo en desuso, al igual que Hi5. Otras redes que ganaron popularidad fueron
Instagram, Twitter, YouTube, Pinterest, y más recientemente WhatsApp, Snapchat y Tik
Tok. Existen muchas redes temáticas, especializadas en determinados tipos de contenido,
formato y público.
En 2021, el número de usuarios de internet al rededor del mundo creció un 5,7%
respecto al año anterior en esas mismas fechas, hasta alcanzar los 4.800 millones de
usuarios, que supone el 60,9% de la población mundial (We are social / Hootsuite 2021,
12-13). Este crecimiento pone de relieve la masificación paulatina de un nuevo paradigma
de interacciones digitales, que no tiene tanto que ver con la cercanía física, sino con la
conectividad.
Por su parte, Facebook registró 2.853 millones de usuarios en julio de 2021,
siendo la red más usada a nivel global, seguida por YouTube, WhatsApp e Instagram (75).
Según José Van Dijck (2016, 55), esta red se caracteriza por la facilidad que ofrece a los
usuarios para generar su autorrepresentación, y compartir sus propios contenidos:
A diferencia de otros medios masivos de comunicación, los sitios de red social en general
–y Facebook en particular– ofrecen a los usuarios individuales un escenario donde forjar
una imagen de sí y luego popularizarla fuera de sus círculos más íntimos. La popularidad
29
10
Son páginas dedicadas a algún producto, servicio o persona, orientadas a un público multitudinario.
30
Dado que no se trata de un escenario físico frente a una platea con espectadores
aglutinados en forma notoria, es fácil perder la noción de la enorme cantidad de gente que
puede llegar a acceder a un contenido marcado como público, e incluso como restringido.
Esto supone una diferencia importante respecto a los espacios privados tradicionales, que
en principio son mucho más fáciles de controlar, y pone de relieve la evolución que ha
experimentado el concepto de público y privado. Es relativamente fácil impedir el acceso
a una dependencia privada y a lo que se haya contenida en ella, en contraste con evitar
que se filtre y comparta un contenido digital:
En tiempos más respetuosos de las fronteras, el espacio público era todo aquello que
quedaba del lado de afuera cuando la puerta de casa se cerraba y que, sin duda, merecía
ser dejado afuera. A su vez, el espacio privado era aquel vasto universo que permanecía
de lado de adentro, donde estaba permitido ser vivo y patético a gusto, pues solamente
entre esas acogedoras paredes era posible dejar fluir libremente los propios miedos,
angustias y otros patetismos considerados estrictamente íntimos (Sibilia 2008, 75).
32
33
Capítulo segundo
La autorrepresentación
coincidiendo con las determinaciones humanistas de la época (Cid Priego 1985, 181).
Durante la Edad Media los artistas se limitaban, en el mejor de los casos, a representarse
de forma discreta en algún rincón de la escena, ya fuera al lado o detrás de los
protagonistas, como elementos secundarios que forman parte de la composición. En
aquella época, cuando el individuo no era importante y primaba la comunidad por encima
de la persona, no había espacio para el autor como tema central.
El autorretrato es la representación de una persona realizada por sí misma,
plasmada en un soporte físico, en la cual se reflejan rasgos, gestos, mirada, pose y
situación, de tal modo que se exprese un determinado carácter. Se genera una
correspondencia entre el autor y la obra, entendida como una reflexividad (Bourdieu
2003, 155-156) del artista hacia sí mismo, en la que se aproxima a sus causas y razones,
expresadas de forma plástica en su obra:
[E]l retrato es la imagen de una persona, hecha por cualquier procedimiento, que de
alguna manera establece relación de reconocimiento entre modelo y obra, […] siempre
que persista al menos la intención de mantener esa mutua dependencia. El autorretrato
hay que considerarlo dentro de este concepto, con la diferencia de que en el retrato la
acción es transitiva: hay un sujeto (artista), alguien que la recibe (modelo) y un
complemento directo (obra), mientras que en el autorretrato equivale a una oración
reflexiva porque la recibe el mismo sujeto que actúa y se identifica artista y modelo (Cid
Priego 1985, 117).
en él se desarrollan y se asumen los propios mundos imaginarios, de tal manera que “la
reflexión sobre nosotros mismos da paso a la autorrepresentación” (Turkle 2015, 79) de
forma satisfactoria y coherente con las propias determinaciones, y también con el
contexto social. Esto responde a la predisposición que tienen las personas a mostrarse de
una determinada manera ante una audiencia externa (los demás) y hacia ellas mismas.
El autor del autorretrato plasma sus subjetividades y reclama su visión personal
frente al mundo, a menudo con carácter meliorativo: “Las tendencias a las atribuciones
al servicio propio, a las comparaciones con los demás en las que uno sale favorecido y al
optimismo ilusorio no son los únicos signos de autopercepciones sesgadas de manera
favorable” (Myers 2003, 41-42).
El artista, que es a la vez el retratado, se muestra ante una audiencia a la que
transmite una construcción ideal, buscando su aprobación, su admiración o su deseo:
“Los seres humanos parecen motivados no solo para percibirse a sí mismos de formas
mejores, sino también para presentarse de manera favorable ante los demás” (77).
En las culturas “individualistas”, las personas se preocupan más por la imagen que
dan como individuos, que por la imagen que producen las relaciones que mantienen,
mientras que en las culturas “colectivistas” sucede al contrario (Myers 2003, 49). Si
tomamos a los nipones como paradigma de cultura colectivista, más concretamente
China, Goffman (1959, 260) expresa que son “[…] un pueblo que, según dicen, tiene
cuidado de salvar las apariencias”, pero al mismo tiempo explica:
[N]o tienen e1 mismo criterio que nosotros acerca de la reserva e intimidad en el hogar.
No les importa que todos los detalles de su vida privada sean observados por todo aquel
que quiera mirar. Cómo viven, qué comen, e incluso las riñas familiares que nosotros
tratamos de ocultar al público, son cosas que parecen pertenecer a la comunidad y no
detalles que incumben exclusivamente a las familias en cuestión.
Más allá de los límites culturales a la vida íntima, la percepción vista “desde
fuera” del sujeto es importante para generar un sentido del yo, lo que es, y también lo
que no es; porque las personas adquieren identidad en función de los demás, del mundo
que les rodea:
La tradición psicoanalítica nos hace ser conscientes de nuestra tendencia humana a ver
el mundo a través del prisma de la información sobre nosotros mismos que nos aportan
nuestras relaciones más significativas. Nos enseña que la introspección puede ayudarnos
abrirnos camino entre la cacofonía de voces que hemos interiorizado hasta llegar a un
lugar que nos parezca que es más auténticamente “nuestro”. En ese lugar podemos
contemplar cómo nuestras historias nos han dado forma, pero también distanciarnos
hasta cierto punto (Turkle 2015, 100).
Nuestras visiones del mundo son traducciones del mundo. Traducimos la realidad en
representaciones, nociones, ideas, después en teorías. Desde ahora está
experimentalmente demostrado que no existe diferencia intrínseca alguna entre la
alucinación y la percepción.
El cuadro muestra una pareja como motivo central, un perro en primer plano, y
otras figuras en un espejo en el fondo de la habitación, una de las cuales representaba al
propio autor. Encima del espejo, una leyenda: “Johannes de Eykc fuit hic”, es decir: “Jan
van Eyck estuvo aquí”. Esta obra probablemente inspiró a Diego Velázquez, en el año
1656, para representarse a sí mismo en Las Meninas, donde aparece como parte de la
composición, de forma grandilocuente, en un soporte de gran tamaño, y con marcado
protagonismo y cercanía al grupo de la Casa Real, que eran el motivo principal de la
pintura.
Al término de la Edad media llega el Renacimiento, y con él la corriente
humanista, que se caracteriza por recuperar el protagonismo del ser humano en lo
cotidiano; el antropocentrismo se constituye como nuevo paradigma filosófico, frente al
teocentrismo de siglos anteriores.
Este nuevo lugar del hombre como medida de todas las cosas conduce en última
instancia a la Ilustración, un movimiento filosófico, científico, social y artístico que toma
a la razón humana como la herramienta para alcanzar la verdad. Uno de los filósofos
39
ilustrados que dejó una huella para la posteridad fue René Descartes, con cuya frase
“Pienso, luego existo” inauguró el racionalismo occidental, vigente aún hoy en día.
El cambio en la concepción del individuo se refleja (como no puede ser de otra
forma) también en el arte: la representación de los personajes como meros “objetos” en
un escenario habitual hasta aquel entonces, empieza a cambiar para dotarles de la
categoría de personajes “sujeto” protagonistas. Se produce una vuelta al clasicismo
grecorromano, incluyendo la revalorización del retrato, y (entre otras cosas) el estudio
de la fisonomía humana, bajo la idea de descifrar cómo el lenguaje del cuerpo y del rostro
se conecta con los aspectos psicológicos de la persona.
La importancia que toma el ser humano en el Renacimiento como motivo de
representación habitual provoca que afloren muchos artistas dedicados al género del
retrato, bajo una libertad creativa hasta entonces desconocida.
Cabe destacar a Durero, no solo como importante retratista, sino como como uno
de los pintores que más se ha autorretratado, además de ser uno de los primeros en
pintarse a sí mismo como figurante absoluto: su autorretrato de 1497 es considerado uno
de los primeros autorretratos formales.
3. La mujer en el autorretrato
la antigua Grecia. Se sabe que, durante la Edad Media, muchas mujeres trabajaron
realizando diseños para bordados, tapices, y frescos desde los Conventos (Valdivieso
1994, 97) o bien en estudios de artistas pertenecientes al padre, hermano u esposo. Esto
cambió parcialmente a partir del Renacimiento, cuando las artistas, al igual que sus pares
masculinos, empezaron a revindicar su oficio.
En el caso de las pintoras del Renacimiento y del Barroco, en su mayor parte
fueron jóvenes educadas en familias acomodadas. Su formación dependió de la
inclinación o buena disposición de su familia hacia el arte, y sobre todo de la posición
económica y social del padre. La mayoría se limitaron al género del retrato ya que, de
los géneros existentes hasta el siglo XX (pinturas históricas, escenas de género, retratos,
paisajes y bodegones), el retrato estaba relativamente libre de controversia, y en aquel
entonces la mujer tenía como imperativo social mantener la apariencia de virtud.
Esta preferencia por el retrato incluye el autorretrato, tanto es así que las mujeres
artistas se han autorretratado (comparativamente) en muchas más ocasiones que los
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artistas hombres, tal como puede constatarse revisando la obra de sus pares masculinos,
que han diversificado su obra por más géneros. Para el siglo XIX muchas academias
comenzaron a aceptar a mujeres como alumnas, la mayoría de ellas pertenecientes a la
burguesía, al mismo tiempo que muchas otras se incorporaron a las incipientes
vanguardias artísticas, que se desarrollaron ajenas a la academia clásica (Valdivieso
1994, 101).
Es a principios del siglo XX cuando empezó a cobrar protagonismo la figura de
la mujer como artista de lo cotidiano, de la mano del auge de la fotografía; este formato
se presentó como una nueva forma de expresión de carácter mucho más social y
documental, que fue usado por muchas autoras para retratar una realidad interna y
externa, del mundo y de su cuerpo, y así “el auto retrato femenino va abandonando la
iconografía tradicional de representación con los instrumentos de trabajo” (101), para
constituirse como herramienta de construcción de identidad.
4. La representación fotográfica
[E]sta norma artística arranca del olvido milenario al concepto –evidente primero en la
Antigüedad, exterminado después por el neoplatonismo, y no mejor acogido por el
pensamiento medieval- de que la obra de arte había de ser una fiel copia de la realidad;
y no solo lo arranca del olvido, sino que con plena conciencia lo eleva a programa
artístico (Panofsky 1995, 46).
Se asiste ahora a otro fenómeno: los jóvenes maestros contemporáneos tras romper
firmemente con las tendencias naturalistas, simbolistas, eclécticas, etcétera, para
dedicarse prioritariamente al aspecto técnico-profesional de la pintura, eliminan de sus
telas los elementos ilusionistas tales como la luz, la perspectiva, el movimiento, el
espacio, etcétera, o empiezan a tratarlos de una manera completamente distinta
(Tarabukin 1977, 37).
Diríase que la fotografía lleva siempre su referente consigo, estando marcados ambos
por la misma inmovilidad amorosa o fúnebre, en el seno mismo del mundo movimiento:
están pegados el uno al otro, miembro a miembro, como el condenado encadenado a un
cadáver en ciertos suplicios (Barthes 1989, 31).
espejo. Fue muy difícil, ya que mis manos estaban temblando” (Eckel, Ruchatz y Wirth
2018, 89).
Más adelante este paradigma llega a su cumbre con los teléfonos inteligentes, que
cuentan con cámara digital, y un universo de aplicaciones que permiten el acceso a
internet y las redes sociales (Bañuelos, Pérez-Novelo y Vega 2012, 22). La
48
El selfie, más allá de una tipología fotográfica o técnica retratista, supone un tipo
de comportamiento social de exhibición de la propia imagen, íntimamente ligado a la
cultura contemporánea de la hiperconectividad11 y las nuevas tecnologías. Este
comportamiento se ha vuelto una práctica cotidiana que, según Fontcuberta (2016, 88)
responde al narcisismo y la vanidad latentes a lo largo de la historia del ser humano,
potenciadas ahora por el nuevo escenario digital:
Los selfies apelan a precedentes históricos, pero […] siguen alimentando la necesidad
psicológica de extender la explicación de uno mismo. La gran diferencia es que esta
11
La hiperconectividad se refiere al acceso de permanente conexión del ser humano actual a los distintos
medios de comunicación y recursos digitales en la cual vive conectado permanentemente, que incluye
medios tradicionales como radio y televisión, y también medios digitales como internet, a través de
dispositivos smartphones o computadoras personales.
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A través del selfie, el autor realiza un proceso comunicativo mediante una serie
de códigos y simbolismos, a través de elementos como el encuadre, la pose, el gesto, el
entorno, la edición, la iluminación, lo que se muestra y lo que no, etc, que según Lasén
(2012, 243-262) “comprende tres aspectos: presentación (del cuerpo y del yo),
representación (para uno mismo y para los demás) y corporealización o encarnación
(embodiment), esto es configuración e inscripción de los cuerpos”.
50
En cierto sentido, y en la medida en que esta máscara representa el concepto que nos
hemos formado de nosotros mismos -el rol de acuerdo con el cual nos esforzamos por
vivir-, esta máscara es nuestro «sí mismo» más verdadero, el yo que quisiéramos ser. Al
fin, nuestra concepción del rol llega a ser una segunda naturaleza y parte integrante de
nuestra personalidad. Venimos al mundo como individuos, logramos un carácter y
llegamos a ser personas.
Esta adopción pública del rol tiene su máximo exponente en la figura del
influencer, un anglicismo que se refiere a los usuarios de internet que se dedican
profesionalmente y de forma masiva a marcar tendencias en otros usuarios, que les siguen
a través de sus perfiles sociales. La clave del éxito es este cometido se cimenta en su
imagen y credibilidad, orientada hacia los gustos y preferencias de su público objetivo.
El influencer es el equivalente, en el entorno de la publicidad tradicional, a la figura del
personaje famoso prestando su imagen en un afiche de una marca comercial. La
representación de ese rol va más allá de una mera intención comunicativa, y abarca una
función difusora entre los receptores, bajo la idea de extender un uso, generando una
inquietud o deseo.
Para los adolescentes y jóvenes cobra especial relieve la apariencia física y el
reconocimiento de su propio cuerpo, que exploran y al mismo tiempo idealizan, en la
búsqueda de una imagen prototipo a la que pretenden llegar:
Si la imagen obtenida del selfie no cumple con las expectativas, los autores
(especialmente si son jóvenes) pueden experimentar frustración y ver mermada su
autoestima, y pueden llegar a hacer varios intentos hasta dar con la toma definitiva, o
51
Lo más relevante aquí es que muestra de una forma lúdica cómo el documento
fotográfico es necesariamente el resultado de un proceso de construcción intelectual en
el que se transluce una densa carga ideológica. Nos indica también que el descrédito del
documento como supuesto reflejo espontáneo de la naturaleza no procede tanto de la
aparición de las nuevas tecnologías, del ordenador y de Photoshop, como de la
consolidación de una nueva conciencia crítica respecto a la imagen […] (Fontcuberta
2010, 87).
Capítulo tercero
Metodología de investigación
Edad (años)
Sexo Hombre Mujer
Primaria Secundaria Superior 4º grado
Cursando estudios de:
(escuela) (colegio) (universidad) (magister / PHD)
Dirección del perfil en
Facebook (URL)
Fuente y elaboración: Javier Alonso González.
Las preguntas de esta encuesta estaban orientadas a obtener un perfil básico, para
ser usado como filtro inicial en la recopilación de datos. Los datos recabados fueron edad,
sexo, nivel de estudios cursando en la actualidad, y enlace al perfil personal de Facebook,
54
ya que se invitaba con la encuesta a formar parte de una observación participante de sus
perfiles. Se incluyó al final del formulario la siguiente leyenda, para dejar constancia de
las condiciones de la investigación, y obtener así el consentimiento: “El investigador
visitará tu perfil como un usuario normal de Facebook. No te enviará ninguna solicitud
de amistad, ni interactuará contigo en ninguna forma. La información que observe de tu
perfil se usará para obtener datos para la investigación”.
- En los días subsiguientes, y hasta el día 18 de diciembre de 2020, fecha en que
se cerró la recepción de formularios, se obtuvieron 324 respuestas, que pasaron por los
siguientes filtros para incluirse en el análisis:
- Rango etario: entre los 18 y los 25 años.
- Nivel educativo: superior (universitarios).
- Perfil verificable: URL de Facebook correcta.
- Pertinencia de la foto: referente real12.
De la aplicación de este filtro, y una vez eliminados los perfiles que no cumplían
estos requisitos, o cuyos datos estaban incompletos/incorrectos, quedando 282 perfiles
aptos para el análisis, que son los que constituyen la muestra de la investigación.
- A partir de la dirección de usuario en Facebook obtenida en la encuesta, se visitó
cada perfil de participante para guardar registro de su foto principal, junto con sus
respuestas individuales a la encuesta virtual. Se tomó como unidad de análisis la foto de
perfil, para identificar en ella diferentes elementos compositivos y sintácticos (que se
describen más adelante como variables) y recoger los valores de cada uno de ellos en una
matriz, en forma de indicadores, para así establecer patrones y tendencias de tipo
cuantitativo, cruzando esos indicadores con los factores de edad y sexo.
Dada la configuración estándar de Facebook, la foto y el apodo del usuario son
los únicos datos que siempre se muestran en abierto en los perfiles públicos, de modo que
se prescindió de cualquier otra información, por el riesgo de no poder obtener información
completa en todos los casos. El registro de estos perfiles se hizo en el periodo que va
desde el 18 hasta el 26 de noviembre de 2020, sin mediar ningún otro tipo de aviso previo
12
El referente real se refiere a que la imagen de perfil es, en todos los casos, una foto real de una o varias
personas (incluyendo animales domésticos) y que tienen relación directa con el usuario. Se han dejado fuera
de la observación los perfiles que consisten en imágenes de bandas musicales, fotos de actores, fotogramas
de películas o series, imágenes prediseñadas, y cualquier otro motivo que represente al usuario o su realidad
material de forma exclusivamente simbólica, y no de forma real.
55
al usuario, para evitar en lo posible provocar un cambio en su foto principal que pudiera
alterar el resultado de la investigación.
La interpretación de los resultados se expone en forma de tablas y gráficos para
las variables cuantitativas analizadas en las fotos de usuarios, ofreciendo una explicación
de dichos valores segmentados por sexo y edad.
Selfie Sí No
Reflectograma Sí No
Presentac
Dinamismo Frontal Picado Contrapicado ión
(Ángulo/Equilibri Dinámic
o) Estático
o
Edición Sí No
56
2.1 Interacción.
En el primer capítulo se explicó el concepto de “Interacción” con base en la teoría
de Goffman. Para el análisis de las fotos se usa este concepto como una categoría general,
bajo la cual se van a observar cuatro variables distintas:
- Compañía: se refiere a las personas o animales que acompañan al sujeto
principal, y con los que se evidencia algún tipo de relación personal. Se
encontraron las siguientes opciones: Individual, Grupo, Familia, Pareja,
Mascotas. Este dato se ha averiguado interpretando elementos en las fotos
que revelan vínculos de forma implícita.
- Emoción: es la sensación que se identifica en el sujeto por medio de su
rostro, o expresión corporal. Las emociones básicas que se han detectado
son: Serio, Sonriente, Media sonrisa, Exaltado. El estado Exaltado incluye
otras expresiones de ánimo fuera de las anteriores.
- Mirada: se refiere a la presencia y dirección de la mirada del sujeto
retratado. Los indicadores que se han detectado son: Al foco, Al entorno,
Fuera del encuadre, Ojos cerrados, Ojos tapados.
- Encuadre: la inclinación aproximada del cuerpo o del rostro del sujeto
representado, respecto al espectador. El usuario se coloca bajo tres
posiciones: Frontal (0º), Lateral (45º), Perfil (90º). Se han escogido estos
indicadores como una simplificación de los posibles ángulos del usuario,
ya que registrar mayor número de cifras dificultaba la recogida de datos.
- Pose: se refiere a la espontaneidad o preparación que presenta el retratado
en el momento de la foto. La foto puede ser Posada o Sin posar.
57
Estas variables denotan una presencia física de agentes, o expresan una intención
comunicativa del actor, ya sea con otras personas en la escena, o con el propio espectador,
de forma implícita o explícita. Tal como están definidas, son variables observables de
forma directa, y resultan mensurables bajo indicadores objetivos.
2.2 Presentación
2.3 Escenario
Esta categoría se refiere a la porción del entorno del sujeto retratado, la zona
posterior que se muestra en la imagen, y las características que presenta. Está relacionada
con los conceptos de público y privado ya que, tal como se explicó en la parte teórica, los
elementos que se muestran en el entorno ofrecen información sobre la persona y sobre las
interacciones relativas a la misma.
Los conceptos aplicados en esta categoría están tomados de la técnica fotográfica
básica.
- Plano: es la proporción del retratado que se encuentra dentro del encuadre
de la cámara. El plano se refiere a la parte de la realidad que se muestra,
es una unidad del lenguaje audiovisual comúnmente usado en el cine y la
fotografía, con fines expresivos y compositivos. Los indicadores son
Plano general, Plano medio, Primer plano, Plano detalle.
- Ambiente: se refiere a si el lugar donde está tomada la foto es abierto o
cerrado. Las opciones son Ambiente interior, Ambiente exterior, Ambiente
neutro. El ambiente neutro se refiere al ambiente indefinido que no puede
ser identificado como interior o exterior.
- Profundidad de campo: es el grado de definición o difusión que tiene el
fondo del objeto retratado. Cuando el fondo está borroso, se tiene la
sensación de una mayor profundidad; y al revés, esta sensación se pierde
cuando el fondo está más definido.
El análisis cuantitativo de una imagen siempre está limitado a los elementos que
pueden mensurarse de forma objetiva. Cuando se trata de medir valores como lo privado
y lo público, o la construcción de identidades a través de la autorrepresentación, los
elementos sintácticos y morfológicos de la imagen, o el análisis de los recursos técnicos
empleados, impiden el acercamiento a ciertos elementos subjetivos que igualmente
existen detrás de la imagen; por tanto, es justo acotar que estos valores son difíciles de
59
Para mostrar los hallazgos sobre los temas, se van a mostrar distintas fotos de
perfil agrupadas con base en fachadas comunes, y en relación con otras obras pictóricas,
realizando un análisis de los elementos compositivos y sintácticos más relevantes.
También es importante señalar que el contenido de las fotos de perfil de los
usuarios siempre está sujeto a interpretaciones, incluso para la toma de datos
cuantitativos. Un ambiente que parece exterior puede ser interior, una relación de
parentesco puede no ser tal, un selfie puede ser en realidad una foto tomada por una
segunda persona, o incluso la imagen no tiene por qué ser necesariamente la del usuario.
Se ha tratado de afinar en la interpretación lo máximo posible, pero dada la metodología
de investigación, existe un posible margen de ambigüedad. Sin embargo, este es,
posiblemente, un problema común a cualquier investigación analítica de la realidad, y los
sesgos de interpretación siempre están presentes.
Tal vez en el futuro se puedan realizar nuevas investigaciones ampliadas,
incorporando nuevos métodos de recogida y análisis de datos, que arrojen más luz e
indicadores. Esta investigación constituye un acercamiento a la autorrepresentación en el
entorno digital con un enfoque muy poco explorado hasta el momento.
61
Capítulo cuarto
Descripción cuantitativa
45
40
40
35
30 26
24 23
25 21 20 21
20 18
16 15 15
15 13
9 10
10 6
5
5
0
18 años 19 años 20 años 21 años 22 años 23 años 24 años 25 años
Hombre Mujer
El grupo se compone de un total de 163 mujeres por 119 hombres, siendo el grupo
más grande el de los 23 años con 66 participantes (26 hombres y 40 mujeres), después el
grupo de 21 y 22 años, con 41 integrantes cada uno, con 18 hombres y 23 mujeres en el
grupo de los 21, y 20 hombres y 21 mujeres en el grupo de los 22.
Los siguientes en número de integrantes fueron el grupo de 20 años, en el que
contestaron 16 hombres y 21 mujeres, y luego el de 18 años, con 5 hombres y 24 mujeres
(este ha sido el grupo con mayor diferencia entre número de participantes de ambos
sexos). Después está el grupo de los 24 años, con 13 hombres y 15 mujeres (28 en total),
y luego el de los 24 años, con 15 hombres y 10 mujeres (25 en total) que ha sido el único
grupo con mayor presencia de hombres. Por último, el grupo de los 19 años con 15
participantes, integrado por 6 hombres y 9 mujeres.
Compañía:
En la categoría “compañía” encontramos que en la franja que va desde los 18 a
los 21 años no existen fotos grupales, la mayoría de las fotos de perfil son en solitario;
tampoco se detectan apenas fotos familiares, o con mascotas.
19 años 13 1 1 0 0 15
20 años 36 1 0 0 0 37
21 años 32 5 2 0 2 41
22 años 33 1 2 3 2 41
23 años 52 5 5 4 0 66
63
24 años 20 2 2 1 0 25
25 años 21 2 3 1 1 28
50 97.30% 100.00%
93.10% 86.70%
30 60.00%
20 40.00%
10 20.00%
0 0.00%
18 años 19 años 20 años 21 años 22 años 23 años 24 años 25 años
Sin embargo, las diferencias más marcadas para esta categoría son por sexo: si
bien los porcentajes están bastante igualados en indicadores de auto representación como
64
solo, pareja o familia (con un ligero puntaje superior de las mujeres), donde despuntan
los hombres es en el uso de las fotos grupales, que utilizan como foto de perfil un 4,2%
de las veces, frente a las mujeres que solo aparecen en fotos grupales en 1,2% de los
casos. También los hombres se representan más con mascotas, pero la diferencia en este
caso es mucho más leve: 2,5% de los hombres frente a 1,8% de las mujeres.
100%
1.20%
80% 1.8%
84.70% 7.40% 4.90%
60%
40% 4.20%
80.70% 2.50%
20% 5% 4.20%
0%
Solo Pareja Familiar Grupo Mascota(s)
Hombre Mujer
Por su parte, las mujeres protagonizan más fotos en las que aparecen solas
(84,7%), con su pareja (7,4%) o su familia (4,9%), los hombres están ligeramente por
debajo en estos 3 indicadores: aparecen solos un 80,7%, con su pareja un 5%, y con su
familia un 4,2%.
Pose:
Respecto a la pose, no se encuentran diferencias significativas por sexo: en el caso
de los hombres, el porcentaje de fotos posadas es de 93.3%, mientras que las mujeres
posan en un 95.1% de las fotos. Eso significa que el 6.7% en el caso de los hombres, y el
4.9% en el caso de las mujeres, han elegido como foto para auto representarse una toma
espontánea y no posada.
La abrumadora mayoría de fotos posadas para el perfil de usuario, indica que la
auto representación tanto de hombres como mujeres parten de un planteamiento
impostado, en el que se controlan los aspectos visuales de la imagen, como mirada,
65
postura, gesto, etc., en detrimento de las fotos tomadas en situaciones en que el retratado
adopta una actitud indistinguible de la naturalidad.
4.90%
Sin posar
6.70%
95.10%
Posando
93.30%
Edición:
Respecto a la edición de fotos, existen diferencias leves por sexo: en el caso de
las mujeres, el 23,3% de las fotos son editadas, y el 76,6% no editadas; para los
hombres, el porcentaje de fotos editadas es ligeramente inferior, de un 19,3% (un 4%
por debajo de sus pares femeninos), y un 80,7% de fotos no editadas.
EDAD 18 años 8 21 29
19 años 4 11 15
20 años 7 30 37
21 años 11 30 41
22 años 10 31 41
23 años 16 50 66
24 años 2 23 25
25 años 3 25 28
Total 61 221 282
Fuente y elaboración: Análisis de los perfiles de usuarios. Javier Alonso González.
60 35
32%
50 30
25
40 22%
20% 20
30 16%
14% 15
20
10
8% 6%
10 5
4%
0 0
18 años 19 años 20 años 21 años 22 años 23 años 24 años 25 años
Mirada:
En la mayoría de las fotos, los jóvenes usan para su perfil una foto en las que
muestran sus ojos (cerca del 82%), y en 3/4 partes de las fotos, su mirada es hacia el foco.
67
Ningún hombre aparece con los ojos cerrados, mientras que hay un 3% de mujeres
que sí se muestran con sus ojos cerrados.
También las fotos en las que los ojos aparecen tapados por algún objeto o parte
del cuerpo, son mayores en las fotos de mujeres, un 5,5%, frente a los hombres que
constituyen un 3,4% en este tipo de representación.
68
90.00%
77%
80.00% 71.40%
70.00%
60.00%
50.00%
40.00%
30.00%
17.60%
20.00%
7.60%7.40% 7.40%
10.00% 3% 3.40%5.50%
0
0.00%
Al foco Al entorno Ojos Cerrados Ojos Tapados Fuera de Encuadre
Hombre Mujer
La diferencia más pronunciada está en las fotos en que la mirada está fuera del
encuadre, es decir no tapada, sino que queda fuera de los límites del marco de la foto. En
este caso, los hombres están sobre representados con 17,6%, más de 10 puntos por encima
de las mujeres que representan un 7,4%
No hay diferencias significativas respecto a franja de edad: la mirada al foco sigue
siendo la principal opción en todas las edades, en un rango que va del 61% al 80,5%.
Ambiente:
Se encuentra una mayor preferencia de fotos en ambiente interior entre mujeres,
con un 43,6%, frente a los hombres cuyas fotos en interior representan un 31,9%.
Los hombres muestran una mayoría de fotos en ambientes exteriores, un 49,6%,
fente a un 30.1% de las mujeres. Las fotos en ambiente neutro (es decir indefinido) están
levemente más pronunciadas en el caso de las mujeres, con un 26,4% de mujeres frente a
un 18,5% de hombres.
60.00%
49.60%
50.00% 43.60%
40.00% 31.90% 30.10%
30.00% 26.40%
18.50%
20.00%
10.00%
0.00%
Interior Exterior Neutro
Hombre Mujer
Emoción:
En esta categoría encontramos diferencias significativas en función del sexo del
usuario: las mujeres demuestran una tendencia mucho más pronunciada a aparecer en sus
fotos sonriendo (33,1%), con media sonrisa (39,9%), o exaltadas (6,10%), mientras que
los hombres puntúan mucho más bajo en estos indicadores, con un 20,2% de fotos
sonriendo, un 26,9% con media sonrisa, y un 3,4% en que aparecen exaltados.
Las fotos en las que salen serios son de un 49,6% para los hombres, frente a solo
un 20,9% para las mujeres. Si se cruza esta categoría por edad del usuario, no se observan
tendencias marcadas en ninguno de los indicadores.
Tabla 10. Sexo y edad de los usuarios cruzado por la categoría Emoción
24 años 5 5 13 2 25
25 años 8 9 9 2 28
Total 78 97 93 14 282
Fuente y elaboración: Análisis de los perfiles de usuarios. Javier Alonso González.
60.00%
49.60%
50.00%
39.90%
40.00%
33,10%
30.00% 26.90%
20.20% 20.90%
20.00%
10.00% 6.10%
3.40%
0.00%
Sonriente Media Sonrisa Serio Exaltado
Hombre Mujer
Selfie:
Si se cruzan los retratos en formato selfie por la variable de sexo, se encuentra una
mayor existencia de selfies en los perfiles de mujeres, un 57,1%, mientras que los
hombres usan selfies en sus perfiles en un 40,3% de los casos:
Tabla 11. Sexo y edad de los usuarios cruzado por la categoría Selfie
Mujer 93 70 163
20 años 17 20 37
21 años 19 22 41
22 años 20 21 41
23 años 33 33 66
24 años 15 10 25
25 años 17 11 28
Total 141 141 282
Fuente y elaboración: Análisis de los perfiles de usuarios. Javier Alonso González.
57.10%
Selfie
40.30%
Mujer Hombre
Por franja de edad, se observa un ligero crecimiento progresivo en el uso del selfie
desde los 19 años hasta los 25. Partiendo de una posición aproximadamente igualada a
los 18 años, en la franja que va desde los 19 hasta los 22 su uso es ligeramente inferior,
con un 43,6% de presencia.
A los 23 años el porcentaje de uso es idéntico (50%), y entre los 24 y 25 el uso de
selfie en la foto de perfil sube por encima del uso de foto no-selfie, con una presencia de
60,35%.
72
35 33
30
25 22 21
20 19 20
20 17 17
15
14 15
15 10 10 11
10 5
5
0
18 años 19 años 20 años 21 años 22 años 23 años 24 años 25 años
Selfie No selfie
Reflectograma:
No existe una progresión clara en el uso de reflectograma por edad en la franja
que va desde los 18 a los 22, ya que hay distintos altos y bajos que van desde el 20% en
el grupo de los 19 años al 2,70% de los 20 años.
Tabla 12. Sexo y edad de los usuarios cruzado por la categoría Reflectograma
Indicador: Si No Total
Hombre 7,60% 92,40% 119
SEXO
Mujer 7,36% 92,60% 163
Total 21 261 282
Indicador: Si No Total
EDAD 18 años 5 24 29
19 años 3 12 15
20 años 1 36 37
21 años 3 38 41
22 años 7 34 41
23 años 2 64 66
24 años 0 25 25
25 años 0 28 28
Total 21 261 282
Fuente y elaboración: Análisis de los perfiles de usuarios. Javier Alonso González.
73
25.00% 120.00%
60.00%
10.00%
7.30% 40.00%
5.00%
2.70% 3% 20.00%
0 0
0.00% 0.00%
18 años 19 años 20 años 21 años 22 años 23 años 24 años 25 años
Reflectograma No reflectograma
92.60%
Mujer
7,40%
92.40%
Hombre
7.60%
0.00% 10.00% 20.00% 30.00% 40.00% 50.00% 60.00% 70.00% 80.00% 90.00% 100.00%
No Si
Profundidad de campo:
Existe una tendencia más marcada por parte de los hombres de mostrar la
profundidad de campo en las fotos de perfil, hasta un 40,3%, lo supone casi el doble de
las mujeres, cuyas fotos muestran profundidad de campo solo en un 20,9%.
Tabla 13. Sexo y edad de los usuarios cruzado por la categoría Profundidad de campo
Indicador: Si No Total
SEXO Hombre 40,30% 59,70% 119
Mujer 20,90% 79,10% 163
Total 282
Indicador: Si No Total
EDAD 18 años 8 21 29
19 años 2 13 15
20 años 12 25 37
21 años 14 27 41
22 años 9 32 41
23 años 18 48 66
24 años 10 15 25
25 años 9 19 28
Total 82 200 282
Fuente y elaboración: Análisis de los perfiles de usuarios. Javier Alonso González.
79.10%
Mujer
20.90%
59.70%
Hombre
40.30%
0.00% 10.00% 20.00% 30.00% 40.00% 50.00% 60.00% 70.00% 80.00% 90.00%
No Si
Ilustración 18. Edad de los usuarios cruzado por la categoría Profundidad de campo.
Fuente y elaboración: Análisis de los perfiles de usuarios. Javier Alonso González.
Plano:
Las mujeres prefieren los primeros planos en sus fotos en un 55,8% de los casos,
y los hombres en un 47,5%. Los planos medios son más usados por los hombres, un 31%,
frente a un 27,6% de uso por las mujeres. Los planos generales también tienen un mayor
75
uso por parte de los hombres, con un 21,2%, frente a las mujeres que usan planos
generales en un 15,9%. El plano detalle es menos usado comparativamente que cualquiera
de las otras opciones: 1,7% en los hombres, y 1% en las mujeres.
Tabla 14. Sexo y edad de los usuarios cruzado por la categoría Plano
Primer
Indicador: Plano detalle plano Plano medio Plano general Total
SEXO Hombre
2 56 36 25 119
Mujer
1 91 45 26 163
Total 3 81
147 51 282
Primer Plano
Indicador: Total
Plano detalle plano Plano medio general
18 años 0 15 4 10 29
19 años 0 7 3 5 15
20 años 0 21 8 8 37
21 años 0 21 14 6 41
EDAD
22 años 1 19 15 6 41
23 años 1 36 16 13 66
24 años 1 13 7 4 25
25 años 0 15 6 7 28
Total 141 147 73 59 282
Fuente y elaboración: Análisis de los perfiles de usuarios. Javier Alonso González.
60.00% 55.80%
47.50%
50.00%
40.00% 31% 27.60%
30.00% 21.20%
20.00% 15.90%
10.00% 1.70% 1%
0.00%
Primer plano Plano medio Plano general Plano detalle
Hombres Mujer
Ángulo:
Los hombres mantienen un porcentaje similar de fotos laterales y frontales, entre
el 46% y 50% de los casos respectivamente, y optan solo por fotos de perfil en apenas un
76
4,20% de los casos. Las mujeres sin embargo muestran una clara predilección por las
fotos laterales, que se expresa en un 57% de los casos, quedando las fotos frontales para
un 33,7% de los perfiles observados, y un nada despreciable 9,2% de fotos en las que
aparecen mostrándose de perfil.
Tabla 15. Sexo y edad de los usuarios cruzado por la categoría Ángulo
160 148
140
120 114
100 93
80
59 55 55
60
40
15 20
20 5
0
Hombre Mujer
SEXO Total
Equilibrio:
Existe una mayor tendencia por parte de las mujeres a que sus fotos sean
dinámicas, con un 41,7% de los casos, frente a los hombres que muestran algún tipo de
dinamismo en el 28,5% de sus fotos. Por su parte, las fotos estáticas representan en el
caso de las mujeres el 58,3%, y en los hombres el 71,5%.
100 95
90 85
80
68
70
60
50
40 34
30
20
10
0
Hombre Mujer
SEXO
Dinámica Estática
Capítulo quinto
Hallazgos y análisis en fotos de perfil de usuarios
Ilustración 22. Foto de Danna Mejía Lema. Ilustración 23. Obra “La señora de John
Fuente: perfil de la usuaria. Noviembre de Lawrence” de Edmund Charles Tarbell (1912).
2020. Fuente: https://es.wahooart.com/
80
Este es un ejemplo de las muchas fotos de usuarias que muestran gestos de jugar
con el pelo, o tocarse la mejilla, que pueden indicar, desde el lenguaje corporal, una
actitud de coqueteo y feminidad. Estos son otros ejemplos en los que puede apreciarse
cómo las protagonistas juegan con su pelo, o tocan su rostro:
Ilustración 24. Milena García. Ilustración 25. Adriana Ilustración 26. Alisson
Herrera. Rivadeneira.
Ilustración 27. Stefanie Ávila. Ilustración 28. Vale Zurita. Ilustración 29. Kiara Sánchez.
Ilustración 33. Lizdayana Ilustración 34. Lupe Andrea. Ilustración 35. Estefanía
Solis. Garces.
Ilustración 36. Scarleth Viteri. Ilustración 37. Fer Bustamante. Ilustración 38. Katherine
López.
En otros casos, las fotos de las usuarias muestran un aspecto más sensual, dejando
al descubierto zonas del cuerpo, o pronunciando sus formas. Este recurso se remonta a la
época de las Venus prehistóricas, diseñadas bajo una idea de voluptuosidad que evocaba
82
Ilustración 39. Sara Teran. Ilustración 40. Evelyn Ilustración 41. Denisse Salazar.
Zapata.
Ilustración 42. Foto de Matías Herdoiza. Ilustración 43. Retrato de Travis Schlacht
Fuente: perfil del usuario. Noviembre de (1975).
2020. Fuente: https://www.pinterest.com/
83
Ilustración 44. Foto de Johan Angulo. Ilustración 45. Obra de John Downman:
Fuente: perfil del usuario. Noviembre de “Retrato de John Mortlock” (1779).
2020. Fuente: https://www.topofart.com/
Ilustración 46. Foto de Jonathan Robles. Ilustración 47. Obra de Thomas Gainsborough:
Fuente: perfil del usuario. Noviembre de “Lord John Augustus Hervey” (1779-1783).
2020. Fuente:
http://www.nationaltrustcollections.org.uk/
84
Hay muchos otros ejemplos de esta actitud y pose entre las fotos de los usuarios
masculinos del grupo observado:
Ilustración 48. Stalin Mera. Ilustración 49. Steven Roca. Ilustración 50. Dashiel
Casierra.
Ilustración 51. Isaac Morocho. Ilustración 52. Karlos Ilustración 53. Luigi Darlin.
Vásquez.
Ilustración 54. Foto de Fabricio Valero. Ilustración 55. Retrato de un joven realizado por
Annibale Carracci (1592).
Fuente: perfil del usuario. Noviembre de
Fuente: https://www.epdlp.com/
2020.
La imagen de Fabricio Valero, de 18 años, es la de un chico serio, pero expresa
inocencia y está muy alejada de la rudeza de otros ejemplos anteriores. Esta foto se pone
en diálogo con un retrato renacentista realizado por Annibale Carracci, de un hombre
joven cuya expresión, rasgos y actitud se asemejan.
En otras ocasiones, los usuarios hombres se muestran en actitudes poco cercanas
a un modelo de fortaleza o acción, y prefieren mostrar una imagen más sensible, pasiva
o vulnerable:
Ilustración 56. Erick Cobos. Ilustración 57. Julián Chenche Ilustración 58. José Bermeo
Ilustración 59. Jesús Rosales. Ilustración 60. Roberto Ilustración 61. Jean Pierre
Aguilar. Auria.
Ilustración 62. Foto de Joss Guerrero. Ilustración 63. “Autorretrato como tañedora
Fuente: perfil de la usuaria. Noviembre de de laúd”. Artemisia Gentileschi, 1617.
2020. Fuente: https://arthistoryproject.com/
Ilustración 64. Joelys Bravo. Ilustración 65. Juan Alfredo. Ilustración 66. Patrick
Cárdenas.
Sin embargo, otros usuarios que eligen adoptar una fachada más alegre/amable:
Ilustración 70. Carlos Larreta. Ilustración 71. Kelvin Ortiz. Ilustración 72. Leonardo
Aristega.
89
Ilustración 76. Manuel Flores. Ilustración 77. Kevin Ilustración 78. Jorge Safadi.
Bermúdez.
90
Ilustración 79. David Lozano. Ilustración 80. Darley Ilustración 81. Steven
Aguirre. Cevallos.
Conclusiones
público de la persona, la predilección de los hombres por las fotos grupales tiene
coherencia con el hecho de que también aparecen más profusamente en ambientes
exteriores y públicos, representación que se produce aproximadamente en la mitad de
sus fotos.
También en coherencia con lo anterior, las mujeres usan los primeros planos con
más frecuencia que los hombres (los planos medios y sobre todo los generales son más
propios de los ambientes abiertos) y que, por su parte, los hombres empleen mucho más
el recurso de la profundidad de campo, que es un efecto propio igualmente de los
ambientes abiertos y exteriores.
Si se establece una relación por una parte entre interior, individual y privado, y
por otra parte entre exterior, grupal y público, tenemos que los hombres se representan
en lugares o situaciones cercanas a lo público (ambientes exteriores o públicos y
acompañados de gente) con mayor frecuencia de la que lo hacen las mujeres, que
prefieren representarse a sí mismas en el ámbito de lo privado: ambientes interiores y
en solitario.
A todo lo anterior se suma que también hay una mayor abundancia del formato
selfie en los perfiles de mujeres, con cerca de un 57% de representación, frente a los
hombres que recurren al selfie en cerca del 40% de las ocasiones. Es más común que en
los ambientes privados como la propia casa o el cuarto, la foto sea tomada por la misma
persona, mientras que en los ambientes públicos abiertos en que existe la posibilidad de
solicitar la toma a alguien del entorno.
Respecto a la emoción y actitud, existe una gran diferencia entre sexos, ya que las
mujeres tienden a expresar en muchas más ocasiones las emociones, ya sea sonriendo, o
mostrando una actitud de emoción, exaltación o felicidad, hasta en casi un 80% de sus
fotos; mientras que los hombres se muestran con actitud y expresión seria en casi el 50%
de las ocasiones.
No se encuentran, sin embargo, preferencias significativas en la adopción de una
pose al momento de la toma, ya que la gran mayoría de las fotos de perfil para ambos
sexos (una media del 95%) muestran al retratado de forma posada, y son raras las
ocasiones en que la toma es espontánea Así mismo, el porcentaje de usuarios que miran
hacia la cámara es similar y mayoritario en los dos grupos.
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También hay otra tendencia relativa a la edad: a partir de los 23 años, las
representaciones tipo reflectograma, así como la edición de fotos de perfil (filtros,
retoques, stickers, etc) se reducen drásticamente.
En lo relativo a la diacronía de la autorrepresentación a lo largo del tiempo, la
técnica y la estética de la composición hoy en día han pasado a un segundo plano, y el
autorretrato fotográfico para redes sociales se ha transformado en un vehículo para la
transmisión de unas ideas sobre la propia persona, alejado del concepto de una obra de
arte.
La estética que prima en las representaciones en las redes sociales es la que dota al
sujeto de una determinada carga de ideas, o de una apariencia atrayente, en términos de
belleza, fuerza, feminidad, masculinidad, destreza, sociabilidad, emoción, o cualquier
característica que imprima al protagonista de la impronta que se pretenda transmitir.
Una característica observada en las fotos en los perfiles sociales es la
predominancia del ángulo lateral y perfil; una posible explicación al uso de este tipo de
encuadre es que produce visualmente un efecto de delgadez, que favorece la
autopercepción de los usuarios en lo relativo a mostrar un físico deseable, en consonancia
con la belleza normativa actual. En ese sentido hay que tener en cuenta que quienes más
optan por este tipo de planos son de sexo femenino, ya que además, los planos laterales
permiten pronunciar más fácilmente las formas curvas, frente a los planos frontales.
Este tipo de tomas laterales también son habituales en muchos retratos pictóricos
clásicos, que muestran a los protagonistas de medio lado, o bien de perfil. Igualmente, no
son raros los autorretratos frontales. Esto puede responder a una cuestión de comodidad,
ya que el uso de espejos que se empezó a extender en el Renacimiento, ofrecía al autor la
posibilidad de mirar su imagen reflejada en un lateral, y con un movimiento de rostro
enfocarse de nuevo en el lienzo para retratar lo observado, y por tal motivo retratarse en
postura de perfil sería el resultado de buscar una pose cómoda.
Otra característica destacable y en este caso diferencial de las
autorrepresentaciones en las redes sociales, es el dinamismo de las imágenes, que se
expresa mediante el uso de planos y ángulos inclinados. Se observa una cierta anarquía
en la alineación del encuadre en muchas de las fotos. Este rasgo puede deberse a la falta
de atención a la técnica al momento de realizar la toma, aunque se haría necesario un
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análisis más completo, mediante más métodos de investigación, para tener más datos e
información sobre todas las posibles causas.
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Obras citadas