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El Mito Del Inkarri

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El mito [editar]

Primeras noticias de Inkarri [editar]

Ignorado por siglos, el mito de Inkarri fue recogido de la tradición oral andina por
primera vez en 1955 en la comunidad indígena de Q'ero Paucartambo, Cusco por una
expedición etnológica dirigida por Óscar Nuñez del Prado, y de la cual formaban parte,
entre otros, Josafat Roel Pineda y Efraín Morote Best. Posteriormente el distinguido
novelista y científico social José María Arguedas recogió en Puquio, Ayacucho otra
versión del mismo mito. Hacia 1972 se habían descubierto hasta 15 versiones del mismo
mito con distintos grados de variación entre ellas. Lo curioso es que el mito se había
extendido por vía oral por toda la zona andina peruana habiéndose encontrado versiones
de este mito incluso entre los pueblos asháninkas de la selva peruana. El historiador
Franklin Pease estimó que el mito venía difundiéndose en los Andes peruanos desde
aproximadamente el siglo XVIII. El mismo José María Arguedas le dedicó una
investigación al mito.

Descripción del mito [editar]

Como ya se ha dicho el mito se había venido difundiendo por vía oral por lo que tiene
diversas variantes. La versión que presentamos a continuación se basa en la descrita por
Mario Vargas Llosa en "La utopía arcaíca" y en la versión del propio José María
Arguedas.

"Inkarri" es el Dios del mundo andino o una de sus manifestaciones tardías, como tal
se le atribuyen las cualidades de suprema deidad; es creador de todo lo que existe y
fundador del Cusco, su nombre es una contracción de "Inka Rey".

Al llegar los españoles al Perú, Inkarri fue apresado con engaños por "Españarri" ( a
su vez contracción de "España Rey", es decir el Rey de España, pero no solo él sino que
simbólicamente con él, la civilización occidental cristiana).

Españarri martirizó y dio muerte a Inkarri, y dispersó sus miembros por los cuatro
lados que conformaron el Tawantinsuyo y enterró su cabeza en el Cusco. Sin embargo,
esta cabeza está viva y se está regenerando en secreto el cuerpo de Inkarri. Cuando se
reconstituya el cuerpo de Inkarri, éste volverá, derrotará a los españoles y restaurará el
Tawantinsuyo y el orden del mundo quebrado por la invasión española. Otras versiones
del mito, con matices cristianos evidentes, dicen que cuando regrese Inkarri será el fin
del mundo y el juicio final.

Simbología [editar]
Como se podrá ver Inkarri enciera una compleja simbología. Es más, las alusiones a
personajes históricos y míticos son numerosas. Entre las más resaltantes podemos ver en
el mito las siguientes:

 El apresamiento de Atahualpa por parte de Pizarro.


 El desmembramiento de Inkarri también alude al de Túpac Amaru II.
 Como producto de la aculturización cristiana, el regreso de Inkarri puede llegar a
tener matices mesiánicos.

Enlaces externos [editar]


 Cuentos de Inkarrí en quechua
 Radialistas: Inkarri 1
 Radialistas: Inkarri 2

Véase también [editar]


 Taki Unquy
 Paititi

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Inkarri"

EL MITO DE INKARRI
Por Alcides Manrique

Era el año de 1572, la plaza del Cusco se encontraba atestada de personas


entre indígenas y españoles.El Virrey Francisco de Toledo Conde de Oropeza
los había convocado para que presencien la ejecución del último Inca de
Vilcabamba Felipe Túpac Amaru.El pueblo al ver a su Inca, con una soga al
cuello y las manos atadas siendo escoltado por quinientos lanceros cañaris,
pidió su libertad a gritos. Ante este bullicio, el Inca hizo una señal para que
guarden silencio. En el tabladillo se encontraba el verdugo cañari que
procedió a prepararlo para la decapitación.El Virrey Francisco de Toledo
estaba dispuesto a organizar el Virreinato del Perú;y para lograrlo consideraba
que debía estar pacificado,es decir, no debía existir ninguna clase de
oposición.Túpac Amaru hasta el final se mantuvo orgulloso e inclusive
comunicó que no conversaría con el Virrey Toledo por ser un mayordomo de
otro Inca haciendo alusión al Rey de España. El Virrey dio la orden al verdugo
cañari y este lo decapitó.

El pueblo al presenciar la muerte de su Inca vio desmoronarse la esperanza de


la restauración del Tahuantinsuyo; porque su muerte significó el final de la
resistencia de los Incas de Vicabamba. Sin embargo, ante la imposibilidad de
cambiar los hechos, surgió en el pueblo andino otra resistencia; esta vez
ideológica con el mito del Inkarri que era la esperanza mesiánica del regreso
del Inca. Este mito señala que la cabeza decapitada del Inca generaría un
cuerpo el cual tomando vida instauraría un nuevo orden o cosmos.

En el mundo andino el Inkarri representa al mundo ordenado. Este mundo


ordenado se destruye con la derrota de Inkarrí ante Españarrí instaurándose el
caos que acontecía al finalizar una edad andina. Cuando la cabeza del Inkarrí
haya formado un nuevo cuerpo bajo la tierra y cuando Él esté completo, el
mundo dará vuelta y volverán a gobernar los Incas restaurándose el orden.El
mito del Inkarrí nos permite entender la concepción cíclica de la historia
andina; porque el Inkarrí sería un nuevo Pachacutec, es decir, un personaje
asociado a cambios trascendentales en el mundo andino que acontece cuando
se inicia una nueva edad.

Hay una discusión sobre el origen del mito del Inkarrí o es con la muerte del
Inca Atahualpa o con la ejecución de Túpac Amaru I. Si bien es cierto que el
Inca Atahualpa murió con la pena del garrote o estrangulado, sin embargo, el
pueblo andino creyó que murió decapitado porque así era la costumbre andina
con respecto a los vencidos.

El Mito Inkarrí
Movimiento Indio Peruano - Peru - (Posted on Apr-14-2006)

DECIMO PACHAKUTY
DE TÚPAC AMARU A INKARRÍ
O EL ANUNCIO DEL DÉCIMO PACHAKUTY

Al morir, Atawallpa aseveró que volvería en la forma de un amaru. Este último


Capac Apu Inca fue muerto en la plaza sagrada del Qosqo.

Así es que las añoranzas de un nuevo incario, moderno y renovado, se


mantuvieron en la población peruana hasta que el 4 de noviembre de 1780, el
kuraka de Pampamarca, Surimana y Tungasuca, José Gabriel Túpac Amaru
apresó al corregidor de Tinta, general Antonio de Arriaga, y luego de un público
juicio efectuado en la plaza de Tungasuca, el 10 de noviembre lo ajustició por
las múltiples arbitrariedades que había cometido.

El kuraka rebelde adujo ser descendiente del último inca y por eso es que
adoptó el nombre de José Gabriel Túpac Amaru. Su propósito era restaurar el
Tawantinsuyu, sobre la base de los principios que habían regido su
funcionamiento, aunque con la adopción de los logros modernos alcanzados
hasta entonces por la humanidad. El movimiento revolucionario desatado por
Túpac Amaru se extendió rápidamente por doquier, amenazando con aniquilar
al régimen colonial de toda Indoamérica. La guerra se propagó por todo el
altiplano, mientras por el norte se extendía hasta Colombia y por el sur hasta la
Argentina y Chile.

Desgraciadamente, por obra de la traición, Túpac Amaru fue apresado por una
columna armada adversaria, el 7 de abril de 1781. Cayeron con él su esposa e
hijos, así como la kuraka Tomasa Titu Condemayta y su escolta. Todos fueron
sentenciados a muerte.

Esta cruel sentencia se ejecutó en la misma Plaza Guaca Pata del Qosqo, en
que también había sido muerto el último Capac Apu Inca de Vilcabamba. Allí se
le llevó a rastras a José Gabriel Túpac Amaru y a sus acompañantes, y en el
patíbulo presenció la inconcebiblemente sangrienta muerte de su familia y
allegados, luego de lo cual fue llevado al centro de la plaza donde se le arrancó
la lengua y así con la boca sangrante fue amarrado por las manos y los pies a
cuatro caballos, que lo tironearon tratando de seccionarlo en cuatro partes.
Como los caballos no pudieron descuartizarlo, entonces se le puso en el suelo
y se le cortaron pies, manos y cabeza, para que cada uno de esos sus restos
fuera exhibido en distintas localidades de los cuatro suyus, mientras su cabeza
fue dejada en exhibición en la plaza cusqueña. Luego de un tiempo, estas
partes fueron retiradas, pero surgió en los pueblos indígenas del Perú la
versión de que las partes separadas de Túpac Amaru se reunirían, y cuando
ello ocurriera se reconstruiría INKARRÍ (o el rey Inka) y al producirse ese gran
acontecimiento, el Perú volverá al incario y a su grandeza. Así, de este modo,
ocurriría un nuevo DÉCIMO PACHAKUTY, con el que vendrá un renovado
Tawantinsuyu, posmoderno y pleno de prosperidad, y en que el pueblo
peruano volverá a su plenitud, a su grandeza y a su pleno florecimiento con
equidad.

Esta versión se difundió en todos los ámbitos del Perú, aunque se mantuvo
como un presagio secreto hasta que fue encontrada después de mediados del
siglo XX, por una expedición antropológica que fue a estudiar a la comunidad
de los Qero del Qosqo. Esa expedición fue dirigida por el Dr. Óscar Núñez del
Prado (docente que fue de la Universidad del Cusco) en la década de los años
50, y en ella participó también Josafat Roel.

Pero en 1951, el Dr. José María Arguedas condujo otra expedición que tuvo el
auxilio del profesor francés Dr. Francois Burricaud y en la que también estuvo
el etnomusicólogo Josafat Roel Pineda (Jefe, por entonces, de la Sección de
Etnomusicología del Conservatorio Nacional), la cual se encaminó a estudiar
los cambios culturales habidos en la provincia ayacuchana de Puquio.
En esa expedición antropológica encontraron nuevamente el que denominaron
“mito de Inkarrí”, primero, Josafat Roel Pineda, e inmediatamente después el
mismo José María Arguedas.

El “mito” aquel lo recogieron los especialistas que iban en la expedición y José


María lo publicó en la forma de un artículo informe, aparecido en un volumen
que la Universidad Nacional Mayor de San Marcos editó en mayo de 1964,
bajo el rubro de “Estudios sobre la cultura actual del Perú”. El título de ese
artículo informe de José María Arguedas es el que sigue: “Puquio, una cultura
en proceso de cambio”203.

En una parte de ese su artículo-informe, José María Arguedas explica la forma


en que se encontró el mencionado mito de “Inkarrí”, en estos términos:
“Nos sorprendió el hallazgo de este mito. Fue el Prof. Roel Pineda quien lo
descubrió, por haber participado en la misión al pueblo de Qero, de la Provincia
de Paucartambo, que se realizó bajo la dirección de Óscar Núñez del Prado y
con el apoyo económico de La Prensa de Lima. En Qero también fue
descubierto el mito de Inkarrí, con motivos semejantes al hallado en Puquio,
según Roel Pineda.”

Ahora bien, ¿cuál es el texto del “mito de Inkarrí”, hallado por primera vez por
Josafat Roel Pineda, tanto en la comunidad de Qero (del departamento del
Qosqo) como en Puquio? Tal texto lo transcribe José María Arguedas en su
artículo-informe, tanto en su versión en quechua como en su traducción al
castellano. La traducción castellana de la versión de Josafat Roel Pineda
(según lo explicita Arguedas) es la siguiente:

“(Versión de Don Viviano Wamancha, recogida por Josafat Roel Pineda)


(Traducción)

“Los Wamanis existen, propiamente (como ser y como cosa original, nuestra).
Ellos fueron puestos (creados) por el antiguo Señor, por Inkarrí.

“El Wamani es, pues, nuestro segundo Dios.

“Todas las montañas tienen Wamani. En todas las montañas está el Wamani.

“El Wamani da los pastos para nuestros animales y para nosotros su vena, el
Agua. Nuestros Dios puso (Creó) la nube, la lluvia; nosotros lo recibimos como
una bendición suya. Y de nuestros padres, los Wamanis, recibimos el Aaguay
unu, porque así Dios lo ha convenido y mandado. Pero, todo (lo que existe) fue
puesto (creado) por nuestro antiguo Inkarrí. El creó todo lo que existe.

“Entonces, cuando él trabajaba, le dijo a su padre el Sol: ‘Espérame’. Y con


unos cinchos de hierro amarró al sol, en Osqonta, en la montaña, junto a
Wanakupampa.

“Y el padre de Inkarrí fue el Sol. Inkarrí tiene abundante oro.

“Dicen que ahora está en el Cuzco.

“Ignoramos quien lo habría llevado al Cuzco. Dicen que llevaron su cabeza,


sólo su cabeza. Y así, dicen, que su cabellera está creciendo; su cuerpecito
está creciendo hacia abajo. Cuando se haya reconstituido, habrá de realizarse,
quizá, el Juicio.

“Cuando iba a morir Inkarrí, ‘¡Oy plata y oro!’ diciendo en toda la tierra
desapareció la plata. ‘Ocultaos, en los siete estados, oro y plata’, dicen que
ordenó Inkarrí.

“No sabemos quién lo mató, quizá el español lo mató. Y su cabeza la llevó al


Cuzco.

“Y por eso, los pájaros, en la costa, cantan: ‘En el Cuzco el rey’ ‘al Cuzco id’,
están cantando.”
En el llamado “mito de Inkarrí”, pues, la cabeza cercenada de éste se halla en
el Qosqo. Allí su cabellera está creciendo, “su cuerpecito está creciendo hacia
abajo. Cuando se haya reconstituido, habrá de realizarse, quizá, el Juicio”.

José Gabriel Túpac Amaru fue descuartizado en la Plaza Guaca Pata del
Qosqo, siendo su cabeza cercenada y clavada allí mismo. A partir de esos
hechos, en la versión de las gentes humildes del Perú empezó a difundirse la
esperanza, cada vez más fuerte y consistente, de que a partir de aquella
cabeza cercenada, el cuerpo del Capac Apu Inca despedazado se está
rehaciendo y cuando el mismo esté reconstituido ocurrirá el “juicio” de todo el
sistema y, entonces, las cosas volverán a su lugar, a través de la
reconstrucción posmodernizada del Tawantinsuyu. Cuando eso ocurra
estaremos ante el DÉCIMO GRAN PACHAKUTY, en cuyo curso las cosas
volverán a su estado natural, o sea que dejarán de estar al revés, como hasta
ahora, la prosperidad volverá y con ella tendremos un nuevo incario de alegría,
prosperidad, riqueza y plenitud. Tomado de: "Cultura peruana e historia de los
Incas" de Virgilio Roel.

INTRODUCCION

Luego de la reforma agraria (1969-1975), resulta cada vez más difícil en el caso
peruano delimitar precisamente una juventud rural e incluso una sociedad rural con
estructura y dinámica específicas y distinguibles de la sociedad urbana y/o de la
sociedad nacional /. No obstante la regresión de los últimos quince años, las fronteras
entre el mundo rural y el urbano no han dejado de volverse cada vez más borrosas.

Desde la propia sociedad rural, los procesos de organización y movilización social, las
grandes migraciones y las estrategias desarrolladas por los migrantes rurales,
principalmente aquellos de origen andino, han contribuido a diluir esos límites (véase
Golte y Adams, 1987). Además, a partir de la década de 1980 la crisis económica ha
favorecido la expansión de estrategias de reproducción que abarcan ciudad y campo.
Comunidades andinas, zonas de colonización —en especial allí donde se explota la coca
o el oro— centros urbanos intermedios y la ciudad de Lima, se convierten en nudos de
una red que permite la reproducción de conjuntos de parientes y/o paisanos que
desarrollan actividades económicas coordinadas y complementarias. El nudo
estrictamente rural de esta red tiende a ser utilizado como despensa y área de repliegue,
plataforma y paraguas para una mejor inserción en el mercado (véase Steinhauf, 1991).

Este resquebrajamiento de las fronteras rural/urbanas se advertirá también en el presente


trabajo, aún cuando él se restringe en líneas generales a los jóvenes de las áreas que los
censos definen como rurales, es decir, de centros poblados de menos de 2 mil
habitantes. El trabajo se basa en testimonios recogidos en el departamento de Ayacucho
(donde esos centros son en su mayoría comunidades campesinas) y analiza el impacto
que en los últimos trece años tuvo sobre la nueva generación la insurgencia de Sendero
Luminoso, teniendo como telón de fondo la vinculación cada vez mayor de esos jóvenes
con el mercado, las ciudades, la escuela y los medios de comunicación.

Del mito de Inkarrí al mito del progreso


Según el mito de Inkarrí, surgido en tiempos coloniales y recogido por antropólogos en
la década de 1950 /, el inca fue decapitado por los conquistadores, pero a partir de su
cabeza enterrada su cuerpo se está reconstituyendo. Cuando esté completo, el antiguo
rey emergerá a la superficie y volverán los tiempos, idealizados por cierto, del Incario.

Hasta la primera mitad del presente siglo, la esperanza en el regreso del inca fue uno de
los motores principales de la resistencia y los levantamientos indios. Pero desde la
década de 1920 y sobre todo a partir de mediados de siglo, entre la mayoría del
campesinado andino el mito de Inkarrí comenzó a ser reemplazado por el que
podríamos denominar "mito del progreso" /. Esta es la palabra clave, que comenzó a
avanzar conforme se expandían el Estado, el mercado y los medios de comunicación /.

El tránsito del mito de Inkarrí al mito del progreso reorienta en ciento ochenta grados a
sectores crecientes de las poblaciones andinas, que dejan cada vez más de mirar hacia el
pasado. Ya no esperan el regreso del inca, son el nuevo inca en movimiento. A
mediados de siglo, los jóvenes de entonces plasman esta reorientación en organización.
Entre 1958 y 1964 los andes peruanos presencian el más importante movimiento por la
tierra, que quiebra las estructuras señoriales terratenientes. La reforma agraria decretada
por el gobierno del General Velasco en 1969, aparece como una sanción estatal de este
hecho social, abriendo al mismo tiempo nuevas compuertas al "progreso". La expansión
de la escuela, la organización y los movimientos de migrantes en las ciudades, las
movilizaciones sindicales, así como los movimientos de mujeres y jóvenes urbanos son
otros hitos en esta larga marcha que se ve bloqueada por el fracaso del gobierno
reformista de Velasco. En la década de 1980, el bloqueo se agudiza por la crisis
económica y política, así como por la creciente violencia subversiva.

Desde fines de los años setenta, el repliegue del Estado en el campo fue dejando a las
grandes empresas asociativas surgidas de la Reforma Agraria / como islotes aislados y
semiabandonados de modernización, crecientemente asediados por campesinos pobres
pero en muchos casos más modernos que los viejos terratenientes o que las nuevas
empresas. En la década de 1980, en diferentes partes del país diversos actores trataron
de llenar ese creciente vacío de poder en el campo: burguesías agrarias y/o comerciales
en algunos valles de costa y sierra; organizaciones campesinas como las rondas de
autodefensa en las sierras de Cajamarca y Piura, al extremo norte del país /; bloques
sociales donde convergían organizaciones campesinas, iglesia progresista y partidos de
izquierda, como en el altiplano de Puno /; narcotraficantes en la ceja de selva,
especialmente en el valle del Huallaga; Sendero Luminoso inicialmente en la sierra sur-
central.

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