El Nuevo Orden Mundial y América Latina y El Caribe Modelo Por Armar
El Nuevo Orden Mundial y América Latina y El Caribe Modelo Por Armar
El Nuevo Orden Mundial y América Latina y El Caribe Modelo Por Armar
Andrés Serbin
Presidente ejecutivo, Coordinadora Regional
de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES)
aserbin@cries.org
Resumen:
América Latina y el Caribe enfrentan un complejo proceso geoeconómico y geopolítico de
transición internacional que se conjuga con la reconfiguración del mapa político regional
y el agotamiento de los intentos de regionalización de la década precedente. Este artículo
aborda las diferentes facetas de la transformación global en curso y su impacto en América
Latina y el Caribe para plantear algunas claves para la comprensión del futuro de la región.
Abstract:
Latin America and the Caribbean face a complex geoeconomic and geopolitical transition
process revolving around the changes in the international context, the reconfiguration of the
regional political map, and the exhaustion of the regional integration efforts of the preceding
decade. This article addresses the different aspects of the ongoing global transformation, as
well as its impact in Latin America and the Caribbean, in order to suggest some key points
for comprehending the future of the region.
Palabras clave:
Regionalismo, Latinoamérica, gobernanza, orden mundial.
Key Words:
Regionalism, Latin America, governance, global order.
Revista Mexicana de Política Exterior, núm. 114, septiembre-diciembre de 2018, pp. 131-156, ISSN 0185-6022
Andrés Serbin
Introducción
1
Este artículo está basado en Andrés Serbin, “América Latina y el Caribe frente a un nuevo
orden mundial: crisis de la globalización, reconfiguración global del poder y respuestas
regionales”, en A. Serbin (ed.), América Latina y el Caribe frente al nuevo orden mun-
dial: poder, globalización y respuestas regionales, Barcelona/Buenos Aires, Icaria/Coor-
dinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), 2018, pp. 13-33.
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2
En el mundo actual las “dinámicas geoeconómicas y geopolíticas coexisten, más o menos
intensas, delineando un escenario mundial imprevisible y fluctuante”. Elsa Llenderro
zas, “Una nueva lógica de poder para un mundo inestable”, La Nación, 8 de mayo
de 2018, disponible en https://www.lanacion.com.ar/2132397-una-nueva-logica-de-
poder-para-un-mundo-inestable (fecha de consulta: 4 de junio de 2018).
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y de las modalidades de gobernanza global y, en particular, del mode-
lo hegemónico que los sustentó,3 tal como se ha conocido hasta ahora.
Precisamente, la principal razón para la perdurabilidad de la gobernanza
global hasta su crisis actual ha sido el contexto económico en el que se
desarrolló. De manera más específica, al intensificarse el proceso de glo-
balización, que originó un proceso de desnacionalización y transnacionali-
zación que se inicia en la década de los setenta con la aceleración de los
flujos de comercio, inversión y financiamiento, y con una revolución tec-
nológica, se generó una significativa interdependencia económica mar-
cada por asimetrías y desigualdades. La globalización implicó riesgos y
oportunidades para los actores del sistema internacional.4 En este marco,
la interdependencia asimétrica y la inequitativa distribución de sus bene-
ficios contribuyeron a generar ganadores y perdedores de este proceso5
—de manera particular en aquellas naciones en donde creció la clase me-
dia—, pero a la vez se aumentaron y profundizaron los niveles de pobre-
za.6 Sin embargo, como lo señala un informe de 2004, los problemas no
residieron en la globalización, sino en las deficiencias de su gobernanza.7
Con el fin de la Guerra Fría, la gobernanza global emergió como una
posibilidad de ordenar y manejar los asuntos globales de forma multila-
teral tanto en la esfera económica —en particular con la Organización
Mundial del Comercio (OMC) como una instancia referencial, pero tam-
bién con las instituciones de Bretton Woods (Fondo Monetario Interna-
cional [FMI] y Banco Mundial)—, como en la esfera de la seguridad con la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y en la esfera polí-
3
José Antonio Sanahuja, “Crisis de globalización y hegemonía: un escenario de cambio
estructural para Cuba y Latinoamérica y el Caribe”, en Pensamiento Propio, núm. 45,
enero-junio de 2017, pp. 165-203.
4
Jorge Heine y Ramesh Thakur, “Introduction: Globalization and Transnational Uncivil
Society”, en J. Heine y R. Thakur (eds.), The Dark Side of Globalization, Tokio, The
United Nations University Press, 2011, pp. 1-15.
5
Ian Bremmer, Us vs. Them. The Failure of Globalism, Nueva York, Portfolio/Penguin, 2018.
6
J. A. Sanahuja, op. cit.
7
World Commission on the Social Dimension of Globalization, A Fair Globalization: Crea-
ting Opportunities for All, Ginebra, Organización Internacional del Trabajo, 2004, p. xi.
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8
Arie M. Kacowicz, “Regional Governance and Global Governance: Links and Explana-
tions”, en Global Governance, vol. 24, núm. 1, enero-marzo de 2018, p. 62.
9
Véanse Leon Gordenker y Thomas G. Weiss, “Pluralizing Global Governance: Analytical
Approaches and Dimensions”, en T. G. Weiss y L. Gordenker (eds.), NGOs, the UN, and
Global Governance, Boulder, Lynne Rienner, 1996, p. 17; y Thomas Legler, “La gobernan-
za global”, en T. Legler, Arturo Santa Cruz y Laura Zamudio (eds.) Introducción a las re-
laciones internacionales: América Latina y la política global, México, Oxford University
Press, 2013, pp. 254. T. Legler define la gobernanza global como “la resolución de proble-
mas globales específicos por medio de la creación de distintas esferas transnacionales de
autoridad, cada una de las cuales comprende un grupo diferente de actores y una arqui-
tectura institucional particular”. Al respecto cabe señalar el escaso interés que ha desper-
tado su análisis entre los investigadores y académicos latinoamericanos y resaltar que el
G20, en el que participan Argentina, Brasil y México —y cuya próxima reunión se realiza-
rá en 2018 en Buenos Aires—, puede reactivar este interés. Véase T. Legler, op. cit. p. 266.
10
Henry Kissinger, Orden mundial, Buenos Aires, Debate, 2016, p. 13; A. Serbin, “Actores
no estatales y política transnacional”, en T. Legler, A. Santa Cruz y L. Zamudio (eds.), op.
cit., pp. 172-183.
11
Para un análisis más detallado de la globalización remito al texto referencial de David
Held, Anthony McGrew, David Goldblatt y Jonathan Perraton, Global Transformations:
Politics, Economics, and Culture, Stanford, Stanford University Press, 1999; véanse tam-
bién Ian Clark, “Globalization and the Post-Cold War Order”, en John Baylis y Steve
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impulsar la liberalización económica y la transnacionalización, en oca-
siones en contraposición o por encima de los intereses de Estado y de la
soberanía nacional.12 El crecimiento y el desarrollo sostenido de econo-
mías emergentes —en particular de China con la ventaja comparativa de
su mano de obra—, de nuevas vías de desarrollo capitalista no liberal y
de nuevas relaciones de poder debilitaron las instituciones multilaterales
surgidas en la década de los noventa. Este debilitamiento dio lugar a que
algunos analistas comenzaran a plantear, en especial luego de la crisis
financiera mundial de 2008, el retorno a las rivalidades entre las grandes
potencias y de la competencia geopolítica,13 en tanto que en la actualidad
“este sistema ‘basado en reglas’ se enfrenta a cuestionamientos y desa-
fíos”.14 En este marco, la globalización impulsada por Estados Unidos
comenzó a beneficiar de manera primordial a China, que en forma pro-
gresiva comenzó a disputar los beneficios de este proceso.15
La nueva dinámica mundial, más allá del surgimiento del grupo de los
BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y de la persistencia (hasta
la más reciente crisis en torno a la administración Trump que canceló la
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16
Matthew D. Stephen, “Emerging Powers and Emerging Trends in Global Governance”,
en Global Governance, vol. 23, núm. 3, julio-septiembre de 2017, pp. 483-502.
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tendencias asociadas a la emergencia de nuevos poderes dio lugar a una
lucha por el liderazgo en la configuración de una gobernanza global, lo
que afectó las concepciones sociales liberales, paralizando las instituciones
multilaterales existentes y aumentando su fragmentación e informalidad.18
Las instituciones tradicionalmente establecidas y dominadas por Oc-
cidente entraron en competencia con los nuevos centros de poder, sin
que éstos, sin embargo, se desprendiesen o buscaran derrocar el orden
existente. Más bien, lo que tiende a emerger es un orden con proyectos
multilaterales en competencia, con objetivos diferentes y liderazgos esta-
tales distintivos que generan nuevas formas de competencia geoeconó-
mica, en un marco en que el orden liberal internacional entra en crisis.19
De esta forma el sistema internacional se vuelve más diversificado y po-
licéntrico a nivel institucional, con mayores potenciales de conflicto,20
orientándose a la vez y de manera constante hacia una modalidad más
regionalizada en el marco de la emergencia de un sistema multipolar
—en especial en lo económico, pero también en términos de relaciones
de poder. En este contexto se despliega un desarrollo económico, políti-
co y social fragmentado en regiones, que afecta la integración e interde
pendencia mundial generada originalmente por la globalización. En
este sentido, la revigorización de diversas modalidades de cooperación
regional —intensa en forma particular en el Sur Global desde finales del
siglo pasado— dio lugar a una actividad regional, en cuyo marco fueron
emergiendo diferentes formas bilaterales, subregionales y regionales en
lo económico y en temas de seguridad, lo que a su vez generó diferentes
formas de gobernanza regional.21
17
A. Serbin y Andrei Serbin Pont, “Latin America and the Responsability to Protect: Di-
vergent Views from the South?”, en Pensamiento Propio, núm. 41, enero-junio de 2015,
pp. 11-33.
18
M. D. Stephen, op. cit.
19
Council on Foreign Relations, What Was the Liberal Order? The World We May Be Los-
ing, Nueva York, Foreign Affairs, 2017 (Foreign Affairs Anthology Series), 2017; Edward
Luce, The Retreat of Western Liberalism, Nueva York, Atlantic Monthly Press. 2017.
20
M. D. Stephen, op. cit.
21
Arie M. Kacowicz, op. cit., pp. 61-62.
Revista Mexicana de Política Exterior, núm. 114, septiembre-diciembre de 2018, pp. 131-156, ISSN 0185-6022 139
22
Véase al respecto los capítulos de la Sección I Globalización y nuevo orden mundial de
A. Serbin (ed.), América Latina y el Caribe…, pp. 37-120.
23
Oliver Stuenkel, Post-Western World: How Emerging Powers Are Remaking Global Or-
der, Cambridge, Polity Press, 2016.
24
Arturo Oropeza García, Del Atlántico al Pacífico. Reconstruyendo el orden global, México,
Cámara de Diputados, 2017.
25
A. Serbin (ed.), América Latina y el Caribe…
26
M. D. Stephen, op. cit.
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de 2017,27 y en el volumen que esta red de centros de investigación publi-
có en 2018.28 La mayoría de los analistas coinciden en que este proceso,
si bien pone en cuestión instituciones, reglas y normas de la gobernanza
global, no implica la reversibilidad de la globalización tal como se ha
desarrollado en las últimas décadas, sino su transformación, con mayor
énfasis en las dinámicas regionales y con un desplazamiento de los ejes
tradicionales de formulación e implementación de normas internacio-
nales que pueden afectar la gobernanza global. La tensión consecuente,
a su vez, se ha visto cabalmente evidenciada en la reunión de la OMC que
tuvo lugar en Buenos Aires en diciembre de 2017, con avances limitados
en los temas de acuerdos propuestos, pero con un claro deslinde entre las
visiones más proteccionistas impulsadas por la administración Trump y
la defensa de la globalización encarnada por el gobierno chino.29 De ma-
nera paradójica, el revisionismo (y el proteccionismo de las medidas que
adopta) de la administración del presidente Trump abre oportunidades
para que China y otros actores impulsen un orden internacional menos
liberal, basado en modelos normativos iliberales. Sin embargo, persisten
las interrogantes de si la sostenida expansión del comercio, el flujo trans-
fronterizo de capitales y la difusión de nuevas tecnologías, junto con la
emergencia de nuevos actores internacionales, han transformado la eco-
nomía global a un punto tal como para demandar una reforma del orden
global existente —más que su derrumbe y desaparición—,30 con base en
parámetros y visiones contrastantes a los que han sido impuestos hasta
27
CRIES “América Latina frente a la crisis de la globalización y el nuevo orden mundial.
Resumen del Panel Internacional de Alto Nivel. 19 y 20 de septiembre de 2017, Buenos
Aires, Argentina”, en A. Serbin, Laneydi Martínez Alfonso; Haroldo Ramanzini Júnior
y A. Serbin Pont (coords.), América Latina y el Caribe: una transición difícil, Buenos
Aires, CRIES (Anuario de la Integración Regional de América Latina y el Caribe, 14),
2017, pp.157-175.
28
A. Serbin (ed.), América Latina y el Caribe…
29
Kevin Rudd, “How Xi Jinping Views the World”, en Snapshot Foreign Affairs, 10 de mayo
de 2018, disponible en http://kevinrudd.com/blog/2018/05/10/kevin-rudd-writes-in
-foreign-affairs-how-xi-jinping-views-the-world/ (fecha de consulta: 12 de junio de 2018).
30
Fred Hu y Michael Spence, “Why Globalization Stalled and How to Restart It”, en Foreign
Affairs, vol. 96, núm. 4, julio-agosto de 2017, pp. 54-63.
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31
A. Oropeza García, op. cit.
32
Como señalan Hamilton y Pelkmans: “For more than two centuries, either Europeans or
Americans, or both together, have been accustomed to setting global rules. In the post-
World War II era, the US and the evolving EU, each in its own way, has been a steward of
the international rules-based order. Yet, with the rise of new powers, the resurgence
of older powers and the emergence of serious challenges at home, Europeans and Amer-
icans now face the prospect of becoming rule-takers rather than rule-makers, unless they
act more effectively together to ensure that high standards prevail”. Daniel S. Hamilton
y Jacques Pelkmans, “Rule-Makers or Rule-Takers? An Introduction to TTIP”, en D. S. Ha-
milton y J. Pelkmans (eds.) Rule-Makers or Rule-Takers? Exploring the Transatlantic Trade
and Investment Partnership, Londres, Rowman & Littlefield International, 2015, p. 3.
33
Robert Keohane, “Between Vision and Reality: Variables in Latin American Foreign Pol-
icy”, en Joseph S. Tulchin y Ralph H. Espach (eds.), Latin America in the New Interna-
tional System, Boulder, Lynn Rienner, 2001, p. 211.
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despliega, en especial en esta fase, es propensa a errores de política, ri-
validades y tensiones geopolíticas, y al desarrollo de nuevas y múltiples
narrativas geopolíticas para interpretar la transición, caracterizada por la
persistencia de formas unipolares, multipolares y caóticas o heteropola-
res en un mundo en el que se configura un nuevo orden mundial o, se-
gún Turzi, una modalidad de des-orden mundial.34
Este nuevo orden mundial responde a un mundo multiplex,35 en el
cual múltiples actores que reflejan una diversidad cultural y una distri-
bución desigual de poder relativo compiten en diversos niveles simul-
táneos. Entre estos actores se encuentran no sólo Estados nacionales de
relativo poder en el sistema internacional que buscan reestructurar los
balances de poder mundial, configurar zonas de influencia regional y
promover sus propios intereses, sino también organizaciones interna-
cionales, corporaciones transnacionales, actores no estatales de diverso
orden y regiones geográficas con un cierto nivel de institucionalización.36
Este complejo entramado de actores da lugar a la emergencia de un nue-
vo mundo que no refleja los intereses de un poder hegemónico superior
ni siquiera de un grupo de poderes con la capacidad suficiente de impo-
ner su voluntad de manera sostenida, lo cual hace difícil identificar quién
determinará las nuevas reglas del juego imperantes en el sistema,37 en
particular si avanza el debilitamiento del poder hegemónico de Estados
Unidos a nivel mundial frente a la emergencia de China o a la reemergen-
34
Mariano Turzi, Todo lo que necesitas saber sobre el (des)orden mundial, Buenos Aires,
Paidós, 2017. De hecho, Kissinger plantea que “jamás ha existido un verdadero orden
mundial. Lo que entendemos por orden en nuestra época fue concebido en Europa Oc-
cidental hace casi cuatro siglos, en una conferencia de paz que tuvo lugar en la región
alemana de Westfalia, realizada sin la participación y ni siquiera el conocimiento de la
mayoría de los otros continentes y civilizaciones”. H. Kissinger, op. cit., p. 14.
35
Amitav Acharya, The End of American World Order, Cambridge, Polity Press, 2018.
36
Andrew Hurrell, On Global Order: Power, Values and the Constitution of International
Society, Oxford, Oxford University Press, 2009.
37
Félix Peña, “Latinoamérica y el desafío de navegar un mundo ‘multiplex’. Amitav Acharya
ayuda a reflexionar sobre la región en el escenario global”, en Félix Peña. Newsletter sobre
relaciones comerciales internacionales, agosto de 2017, en http://www.felixpena.com.ar/
index.php?contenido=negociaciones&neagno=informes/2017-08-amitav-acharya-ayu
da-reflexionar-sobre-region-escenario-global (fecha de consulta: 12 de junio de 2018).
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38
Zbignew Brzezinski, The Grand Chessboard: American Primacy and Its Geostrategic
Imperatives, Nueva York, Basic Books, 1997.
39
Samuel P. Huntington, The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order,
Nueva York, Simon and Schuster, 1996.
40
Naná de Graaff y Bastian van Apeldoorn, “US-China Relations and the Liberal World
Order: Contending Elites, Colliding Visions?”, en International Affairs, vol. 94, núm.1,
enero de 2018, pp. 113-132.
41
Steven Lee Myers, El nuevo zar. Ascenso y dominio de Vladimir Putin, Buenos Aires,
Ariel, 2017.
42
Michael Kochin, “Transformations of World Order: Lessons from Kissinger and the En-
glish School”, 25 de agosto de 2017, en https://www.academia.edu/34217184/Transfor
mations_of_World_Orders_Lessons_from_Kissinger_and_the_English_School (fecha de
consulta: 12 de junio de 2018).
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estos cambios ponen en juego la estabilidad del orden mundial y la legiti-
midad de las normas establecidas.43
Sin embargo, en esencia, si el mundo está cambiando es porque no
sólo los Estados, sino una multiplicidad de actores —incluyendo las
corporaciones transnacionales— se encuentran ante la oportunidad de
conceptualizar o reconceptualizar su visión del mismo, dotar esta visión
de una estrategia y de una narrativa consecuente y desarrollarla en fun-
ción de un mapa cognitivo basado en sus intereses, por lo general arrai-
gado en su región,44 de una manera similar a cómo surgió una narrativa
etnocéntrica atlantista en su momento, que fundamentó el orden liberal
internacional con base en los valores liberales occidentales.
43
H. Kissinger, op. cit., p. 20.
44
A. Hurrell, op. cit.
45
Basado en A. Serbin, “Contending Geopolitical Narratives and Global Tectonic Schifts”,
en The Fletcher Forum of World Affairs, vol. 42, núm. 2, verano de 2018, pp. 193-207; y
A. Serbin, “La configuración de la Gran Eurasia y su impacto en la gobernanza global”,
en Manuela Mesa (coord.), Derechos humanos y seguridad internacional: amenazas e
involución. Anuario 2017-2018, Madrid, Centro de Educación e Investigación para la
Paz (Ceipaz), 2018, pp. 121-139.
Revista Mexicana de Política Exterior, núm. 114, septiembre-diciembre de 2018, pp. 131-156, ISSN 0185-6022 145
46
“China se define como ‘modelo alternativo’ para el mundo”, en RT, 8 de noviembre de
2017, en https://actualidad.rt.com/actualidad/254474-china-modelo-alternativo-desa
rrollo-mundo (fecha de consulta: 12 de junio de 2018).
47
H. J. Mackinder, “The Geopolitical Pivot of History”, en The Geographical Journal,
vol. 23, núm. 4, abril de 1904, pp. 421-437.
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occidentales y no occidentales. De hecho, hay un proceso de transición
hacia un mundo genuinamente multipolar —no sólo en términos econó-
micos sino también geopolíticos— en el marco de la configuración de
una agenda global que aún no se refleja con claridad en los organismos
multilaterales48 y que, por otra parte, va configurando un sistema mixto
en el cual coexisten economías centralmente planificadas con economías
más abiertas, lo que genera un orden social más diversificado que opera
de diversas maneras en distintas regiones y países y en torno a priorida-
des y temas diferentes de la agenda global.49 En todo caso, en un orden
mundial no tan liberal, en tanto los valores occidentales se mantienen
parcialmente a nivel global, el orden liberal institucional establecido se
acomoda y coexiste con diversos sistemas políticos nacionales y con es-
trategias regionales y globales diferenciadas,50 en el marco de narrativas
que se articulan con visiones geoeconómicas y geopolíticas distintivas.
Pese al cuestionamiento al proceso de globalización —promovido en
sus inicios por movimientos sociales antisistémicos y paradójicamente
impulsados en la actualidad por movimientos proteccionistas, naciona-
listas y, por último, aislacionistas del mundo atlántico en particular—, en
el ámbito de los poderes emergentes la globalización sigue siendo perci-
bida en forma positiva, en particular a través del impulso dado a nuevos
acuerdos de libre comercio y a la creación de nuevas instituciones y nor-
mas. En este marco, la globalización (y sus diversas narrativas) no parece
agotarse, por el contrario, adquiere nuevos perfiles con la aparición de
actores emergentes de diversos tipos que redefinen las reglas y las normas
del sistema internacional, en función de valores nuevos o diferenciados.
En suma, la crisis institucional y política del atlantismo y sus aspira-
ciones a establecer las reglas que rigen la gobernanza global y un orden
internacional liberal —más allá de las dificultades por las que atraviesa
48
O. Stuenkel, op. cit.
49
Michael J. Mazzar, “The Once and Future Order: What Comes After Hegemony?”, en
Foreign Affairs, vol. 96, núm. 1, enero-febrero de 2017, pp. 25-32.
50
Robin Niblett, “Liberalism in Retreat: The Demise of a Dream”, en Foreign Affairs, vol. 96,
núm. 1, enero-febrero de 2017, pp. 17-24.
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51
J. A. Sanahuja, “Regionalismo postliberal y multilateralismo en Sudamérica”, en A. Ser-
bin, L. Martínez y H. Ramanzini Júnior (eds.), El regionalismo postliberal en América
Latina y el Caribe: nuevos actores, nuevos temas, nuevos desafíos, Buenos Aires, CRIES
(Anuario de la integración regional de América Latina y el Caribe, 9), 2012, pp. 19-72;
A. Serbin, “Déficit democrático y participación ciudadana en el marco del regionalismo
postliberal”, en A. Serbin, L. Martínez y H. Ramanzini Junior (eds.), op. cit., pp. 73-129.
52
Pía Riggirozzi y Diana Tussie (eds.), The Rise of Post-Hegemonic Regionalism: The Case
of Latin America, Nueva York, Springer, 2012; José Briceño-Ruiz e Isidoro Morales (eds.),
Post-Hegemonic Regionalism in the Americas, Londres, Routledge, 2017.
53
Federico Merke, “Lo que sabemos, lo que creemos saber y lo que no sabemos de Amé-
rica Latina”, en Pensamiento Propio, núm. 45, enero-junio de 2017, pp. 143-163. Véase
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económico y militar a nivel global, en especial, en torno a la emergencia
de nuevos polos regionales, con frecuencia legitimados por sus propias
narrativas, como en los casos de Rusia, Turquía o Irán. En tanto el orden
liberal global se cuestiona o revisa, la reconfiguración de los poderes glo-
bales y regionales tendrá un efecto de crucial importancia para América
Latina y el Caribe en su intento de inserción en el mundo como región,
en una etapa de bajo crecimiento, baja integración, liderazgos débiles,
menores niveles de concertación y mayores niveles de pragmatismo, en
una región más atomizada y de limitadas convergencias, 54 que pone
en duda las modalidades del regionalismo sui géneris antes desarrolladas.55
De manera paradójica, mientras la narrativa del regionalismo posthege-
mónico o postliberal privilegió la concertación política intergubernamen-
tal, el papel del Estado sobre el mercado y la búsqueda de nuevos modelos
de desarrollo, la nueva coyuntura regional, junto con las debilidades antes
mencionadas y en el marco de la persistencia de las relaciones asimétri-
cas de la región con la mayoría de los actores más poderosos del orden
global emergente, tiende a privilegiar la restauración de políticas neoli-
berales y la importancia del mercado y un debilitamiento del estatismo,
retomando los valores de la gobernanza global impuesta por Occidente.
al respecto Tullo Vigevani y Fernanda Magnotta, “Os atores externos: Agendas e es-
tratégias dos Estados Unidos para a América Latina”, en Pensamiento Propio, núm. 44,
julio-diciembre de 2016, pp. 179-215; Xulio Ríos, “China-América Latina y Caribe: otra
relación para otros futuro”, en Pensamiento Propio, núm. 44, julio-diciembre de 2016,
pp. 217-247; y Anna Ayuso y Susanne Gratius, “América Latina y Europa: ¿repetir o rein-
ventar un ciclo?”, en Pensamiento Propio, núm. 44, julio-diciembre de 2016, pp. 249-292.
54
F. Merke, op. cit., p. 161. Nicolás Comini y Alejandro Frenkel contraponen en la región
dos polos antagónicos: el de una visión que plantea la necesidad de profundizar el
orden liberal global vigente, favoreciendo y profundizando diversos aspectos del pro-
ceso de globalización, enfrentada a una visión “antiglobalista” que identifica la globali-
zación como un sistema “hecho a la medida de las grandes corporaciones”. N. Comini y
A. Frenkel, “La política internacional de América Latina: más atomización que conver-
gencia”, en Nueva Sociedad, núm. 271, septiembre-octubre de 2017, p. 117. I. Bremmer
recrea a los ganadores y a los perdedores del proceso de globalización y las repercusio-
nes políticas de esta contraposición. I. Bremmer, op. cit.
55
A. Serbin, “Los desafíos del multilateralismo”, en L. Martínez Alfonso, H. Ramanzini Jú-
nior y Mariana Vázquez (coords.), Anuario de la integración regional de América Lati-
na y el Gran Caribe 2010, Buenos Aires, CRIES, 2010, pp. 7-39.
Revista Mexicana de Política Exterior, núm. 114, septiembre-diciembre de 2018, pp. 131-156, ISSN 0185-6022 149
56
Carlos Malamud (coord.), ¿Por qué importa América Latina?, Madrid, Real Instituto El-
cano (Informes, 22), diciembre de 2017, p. 55.
57
Ibid., p. 59.
58
Jaime Antonio Preciado Coronado, “Paradigma social en debate; aportaciones del enfo-
que geopolítico crítico. La Celac en la integración autónoma de América Latina”, en Martha
Nélida Ruiz Uribe (coord.), América Latina en la crisis global. Problemas y desafíos,
México, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales/Asociación Latinoamericana de
Sociología/Universidad de Tijuana/Instituto Universitario Internacional de Toluca, 2013,
pp. 25-49.
59
Maristella Svampa, “Cuatro claves para leer América Latina”, en Nueva Sociedad, núm. 268,
marzo-abril de 2017, p. 64.
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ciones que sufre el proceso de globalización en la actual coyuntura, en
especial en relación con la desaceleración del comercio internacional y el
incremento del proteccionismo, según Pierre Salama, podrían abrir nue-
vas oportunidades para la región.61 En este sentido, Jorge Heine no duda
en ofrecer una visión más optimista de la situación de la misma, al seña-
lar que “el multilateralismo latinoamericano, lejos de encontrarse alicaído
[…] muestra un vigor y una entereza insospechadas e incluso se proyecta
fuera de la región con una capacidad de convocatoria y de aunar volun-
tades que pocos observadores le habrían vaticinado”.62
No obstante, en su intento de “volver al mundo” o de insertarse de ma-
nera más favorable en el sistema internacional, es indudable que desde
2013 América Latina se enfrenta a un escenario global más difícil e incierto,
habida cuenta de su vulnerabilidad estructural en un marco multipolar.
La paulatina reorientación de la economía china hacia un modelo de cre-
cimiento más focalizado en el desarrollo del mercado interno, unido a la
lenta recuperación y débil crecimiento de las economías avanzadas mar-
can los límites potenciales de un modelo de inserción internacional basa-
do en las exportaciones a Asia. El estancamiento de las negociaciones de
la OMC y las posteriores negociaciones “megarregionales” del Tratado
de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) y del Acuerdo de
Comercio e Inversión Transatlántico (TTIP, por sus siglas en inglés) plan-
tearon riesgos críticos al conjunto de la región en cuanto a normas más
exigentes y a la desviación de comercio y de inversión, al margen de su
alineamiento “pacífico” o “atlántico”. El descarrilamiento parcial de estos
acuerdos a partir de 2016, con el ascenso de fuerzas reticentes o de franco
rechazo al libre comercio en Estados Unidos y en la Unión Europea, y el
potenciamiento de corporaciones estatales no suponen sin embargo un
escenario más favorable, pues plantean riesgos de mayor proteccionismo
60
A. M. Kacowicz, “América Latina en el mundo: globalización, regionalización y fragmen-
tación”, en Nueva Sociedad, núm. 214, marzo-abril de 2008, p. 117.
61
Pierre Salama, “Menos globalización: ¿marginación u oportunidad para América Latina?,
en Nueva Sociedad, núm. 271, septiembre-octubre de 2017, p. 140.
62
J. Heine, “Multilateralismo latinoamericano: ¿de menos a más?, en Foreign Affairs Lati-
noamérica, vol. 18, núm. 2, abril-junio de 2018, p. 8.
Revista Mexicana de Política Exterior, núm. 114, septiembre-diciembre de 2018, pp. 131-156, ISSN 0185-6022 151
63
J. A. Sanahuja, “América Latina en un cambio de escenario: de la bonanza de los com-
modities a la crisis de la globalización”, en Pensamiento Propio, núm. 44, julio-diciembre
de 2016, pp. 13-27; J. A. Sanahuja, “Crisis de globalización y hegemonía…”.
64
Ludmila Quirós, “Reconfiguración política y gobernanza regional en América Latina ¿Ha-
cia dónde va el regionalismo postliberal?”, en Revista Andina de Estudios Políticos, vol. 7,
núm. 2, 2017, p. 126.
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lateralismo sui géneris.65 Sin embargo, más allá de sus visiones críticas,
la mayoría de estas narrativas, más allá de promover en el corto o largo
plazo una mayor autonomía y diversificación de las políticas exteriores
de los países de la región, paradójicamente no han puesto en duda el
orden internacional liberal, como lo evidencia el sistemático alineamien-
to mayoritario de los países latinoamericanos y caribeños con los países
occidentales en las votaciones en el marco de la ONU (con excepciones
eventuales en algunos casos como Cuba y Venezuela), confirmando, al
margen de los cambios de la última década, una tendencia a persistir en
su papel de “extremo Occidente” como con oportunidad lo señaló Rou-
quié.66 En esencia, la mayoría de los gobiernos de la región no ponen en
duda los valores occidentales del orden internacional existente —en lo
que se refiere en particular a democracia, derechos humanos, normativi-
dad internacional y liberalización económica—, y participan en los orga-
nismos de gobernanza global surgidos del orden liberal.
Además, la región —pese a su atomización y heterogeneidad— cuen-
ta con una serie de activos importantes para esta participación que —más
allá de su inserción económica en el sistema internacional— pueden fa-
cilitar el desempeño de un papel más activo en el mismo. Uno de estos
activos refiere a la región como “zona de paz”, con una reducción sus-
tancial de conflictos intra e interestatales, una adhesión consistente a la
no proliferación nuclear y a la conformación de mecanismos regionales
—básicamente “grupos de países amigos” de Contadora y el Grupo Río a
la Unasur—, que a pesar de un desempeño con altibajos han contribuido
a desarrollar mecanismos de mantenimiento de la paz y de resolución de
conflictos67 y de gobernanza regional.68
65
A. Serbin, “Los desafíos del multilateralismo”, en L. Martínez Alfonso, H. Ramanzini Jú-
nior y M. Vázquez (coords.), op. cit.
66
Alain Rouquié, América Latina. Introducción al extremo Occidente, Buenos Aires: Siglo
XXI, 1989.
67
A. M. Kacowicz, “Learning about the World (Order) from Latin American Experience
(and Vice Versa)”, en A. Serbin (ed.), América Latina y el Caribe…, pp. 299-318.
68
Wolf Grabendorff, “La gobernanza regional en América Latina: condicionamientos y li-
mitaciones”, en Pensamiento Propio, núm. 42, julio-diciembre de 2015, pp. 9-29.
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69
Es posible que la próxima cumbre del G20 en Buenos Aires constituya un desafío crucial
para la articulación de posiciones conjuntas entre los tres miembros latinoamericanos
—México, Brasil y Argentina— que, a la vez, constituyen referentes fundamentales para
avanzar en la construcción de una nueva arquitectura de gobernanza regional.
70
A. M. Kacowicz, “Learning about the World (Order)…”.
71
Par Engstrom, “The Inter-American Human Rights System and US-Latin American Re-
lations”, en Juan Pablo Scarfi y Andrew Tillman (eds.), Cooperation and Hegemony in
US-Latin American Relations, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2016, p. 234.
72
Como lo ilustra el actual caso de Venezuela.
73
Jorge Argüello, ¿Quién gobierna el mundo? El rol del G-20 en el nuevo orden mundial,
Buenos Aires, Capital Intelectual, 2018.
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temente occidental, pero desde una perspectiva que no limite ni reduzca
la autonomía que haya logrado hasta el momento.
En este sentido, los movimientos tectónicos por los que atraviesa el
sistema internacional pueden constituir una magnífica oportunidad para
construir —tanto desde lo bilateral como desde lo multilateral (como
ejemplo sirve la reactivación del Mercosur y su convergencia con la Alian-
za del Pacífico, a la par de un avance del acuerdo con la Unión Euro-
pea)— potenciales consensos para un nuevo entramado atlántico y para
una inserción colectiva más activa a nivel global y, a la vez, para la cons-
trucción de espacios comunes que puedan convertirse en plataformas
a partir de una agenda de temas transversales que sobrepasan los con-
vencionales —innovación tecnológica, conectividad e infraestructura—,
aprovechando la diversificación de patrones de relacionamiento con
los diversos actores del sistema internacional, más allá del marco atlán-
tico. De hecho, el BID acaba de proponer en un documento la creación
de un área de libre comercio para toda América Latina y el Caribe, con
México, Brasil y Argentina actuando como una “fuerza gravitatoria” que
atrae a los demás países, aprovechando la convergencia en el Mercosur y
la Alianza del Pacífico,74 sin descartar la diversificación de vínculos exter-
nos de la región.
En tanto la narrativa del regionalismo postliberal o posthegemónico
surgida a principios de este siglo ha mostrado claras señales de agota-
miento, América Latina y el Caribe atraviesan por una coyuntura com-
pleja de recomposición de sus capacidades de una búsqueda colectiva
—bajo nuevos parámetros— de una inserción internacional y de una
narrativa conjunta que la legitime. En esencia, una inserción estratégica
de la región confronta tanto la necesidad de gestionar la globalización
en curso,75 como una actitud colectiva proactiva en la gobernanza y en la
agenda global, y con una narrativa unificadora. Esta aspiración, de por sí
74
Francisco Jueguen, “El BID propone un área de libre comercio en toda América Latina”,
La Nación, 29 de mayo de 2018, p. 15; e Ignacio Fariza y Federico Rivas Molina, “Amé-
rica Latina pierde cada año 11.300 millones al no tener un único acuerdo comercial”, El
País, 30 de mayo de 2018, p. 37.
75
E. Actis y A. Busso, op. cit., p. 62.
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76
W. Grabendorff, op. cit., p. 25.
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