Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Los Dinosaurios Nunca Se Extinguieron

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 9

1

Los dinosaurios nunca se extinguieron:


Entrevista a Daína Chaviano
Por Emilio Gallardo (Ph.D.)

Publicado en Revista Confluencia, Spring 2013, Vol. 28, #2 University of Northern Colorado

En el tórrido agosto miamense la autora habanera Daína Chaviano y el


entrevistador acuerdan que la famosa pastelería del restaurante Versailles, situada
en la no menos renombrada Calle 8, le sirvan de oasis; y entre dulces y cafés
cubanos se disponen a recordar algunos de los momentos más significativos de la
literatura fantástica y de ciencia ficción en la Isla.
Daína Chaviano (residente en Miami desde 1991) despertó para las letras
cubanas asombrando. Fue en 1979, año en el que se hizo con la primera
convocatoria de la categoría de ciencia ficción del Premio David. Este certamen,
destinado a autores noveles, fue el encargado de dar a conocer una serie de relatos
que Chaviano había escrito durante su primera juventud y que llevaban por título
Los mundos que amo (Unión, 1980). A este volumen le seguirían otros libros como
Amoroso planeta (Letras Cubanas, 1983), Historias de hadas para adultos (Letras
Cubanas, 1986), o Fábulas de una abuela extraterrestre (Letras Cubanas, 1988).
Con ellos Chaviano fue construyéndose una voz propia, caracterizada, entre otros
rasgos, por la habilidad y la falta de complejos para aglutinar aportes procedentes
del mundo de la ciencia ficción y otros más cercanos a la literatura fantástica
(magia, mitologías, elementos sobrenaturales, etc.).
Asimismo, el interés de Chaviano por la ciencia ficción cubana y foránea se
ha proyectado más allá de su labor como creadora. En este sentido, no se ha de
pasar por alto que ya en 1982 fundó el taller literario de ciencia ficción “Oscar
Hurtado”. Igualmente, cabe resaltar su papel de antologadora, reflejado en sendos
volúmenes: Los papeles de Valencia el Mudo (Letras Cubanas, 1983), recopilación
de la obra narrativa y poética de Oscar Hurtado; y Joyas de la Ciencia Ficción
(Gente Nueva, 1989), tomo en el que Chaviano fungía además como traductora
para ofrecer una compilación de la producción de una serie de creadores
internacionales. Del mismo modo, su empeño por dar a conocer este tipo de
literatura se tradujo en participaciones en el cine, la televisión y la radio. En estos
dos últimos medios llegó a tener un rol clave en programas como “Cine de Ciencia
Ficción” (1985) o “El universo de la música” (1983-1985).

DAINACHAVIANO.COM /DAINACHAVIANOAUTHOR @DAINACHAVIANO


2

En cuanto a sus publicaciones fuera de Cuba, se ha de destacar la serie de


novelas “La Habana Oculta”, compuesta por las siguientes entregas: El hombre, la
hembra y el hambre (Premio Azorín de Novela, Planeta, 1998), Casa de juegos
(Planeta, 1999), Gata encerrada (Planeta, 2001), La isla de los amores infinitos
(Grijalbo, 2006).
Por último, ni la poesía ni la literatura infantil son géneros extraños para
Chaviano, quien antes de su salida de Cuba había sido galardonada con el Premio
Nacional de Literatura Infantil y Juvenil “La Edad de Oro” de 1990 con País de
dragones. Este libro sería finalmente publicado en Caracas en 1994, y reeditado
por Espasa Juvenil en España en 2001. En cuanto a la poesía, además de sus
colaboraciones en numerosas revistas y antologías, en 1994 Betania sacó a la luz su
volumen Confesiones eróticas y otros hechizos.
Para quienes deseen obtener más información sobre la autora, recomiendo
su completo sitio web www.dainachaviano.com.

Emilio Gallardo: ¿Cuál crees que fue la postura de la política cultural


cubana hacia la literatura fantástica y la de ciencia ficción durante las
décadas de 1970 y 1980?
Daína Chaviano: En 1959, tras la toma del poder político por los guerrilleros, se
produjo una eclosión literaria en el país, aunque su origen provenía de escritores
establecidos antes de esa fecha. Me refiero a autores como Alejo Carpentier,
Virgilio Piñera, y otros ya reconocidos. De ese modo empezaron a aparecer obras e
incluso géneros que no se habían publicado antes, como la fantasía y la ciencia
ficción. En la segunda mitad de la década de 1960, se publicaron los primeros
libros de ciencia ficción cubana en la isla, entre ellos, La ciudad muerta de Korad
(Cuadernos R, La Habana, 1964), de Oscar Hurtado, ¿Adónde van los cefalomos?
(Cuadernos R, La Habana, 1964), de Ángel Arango, y El libro fantástico de Oaj
(Unión, La Habana, 1966), de Miguel Collazo.
Durante la denominada “ofensiva revolucionaria” que se inició en 1968,
aunque el foco de acción básico se situó en torno a la economía, dicha ofensiva se
extendió también a la cultura. Las restricciones ideológicas que impuso tal ofensiva
aumentaron el ostracismo de escritores que tenían voces críticas y, a veces, ni
siquiera tan críticas, sino que miraban la sociedad de un modo mucho más libre,
desenfadado y atrevido.
El gobierno consideró que toda manifestación cultural o artística que
proviniera del capitalismo era perniciosa y la calificó de “diversionismo ideológico”,
pues desviaba a la Revolución y la mente del “hombre nuevo” de su objetivo.
Productos tan inocuos como las películas de Walt Disney cayeron en el saco de lo
prohibido. Y junto con eso, todo arte que tuviera que ver con la imaginación, con la
fantasía, y con ideas consideradas metafísicas como la magia y la religión… Todo

DAINACHAVIANO.COM /DAINACHAVIANOAUTHOR @DAINACHAVIANO


3

eso fue condenado como ideología perniciosa, a la que se acusaba de burguesa o


dañina para la formación atea y marxista del “hombre nuevo”.
A finales de los años 70 empieza, imperceptiblemente, una ola de cambio
que proviene de la Unión Soviética; un cambio que años después desembocaría en
la glásnost y la perestroika, pero que se dejó sentir desde finales de los 70 a
principios de los 80. Debido a que Cuba asimilaba miméticamente la ideología
proveniente del campo socialista, en la isla empezaron a recibirse publicaciones
soviéticas, como Sputnik, que era una versión socialista del Reader’s Digest,
traducida al español. En esa revista aparecieron muchos artículos científicos y
técnicos donde a veces se rompían las barreras entre ciencia y metafísica, y donde
también se publicaban cuentos de ciencia ficción. Gracias a esa revista, los cubanos
de mi generación pudimos leer, por primera vez, artículos sobre temas
parapsicológicos… Se trataba de asuntos que ningún cubano se hubiera atrevido a
mencionar, pero los soviéticos estaban publicándolos en su propia prensa y, por
tanto, pudieron entrar en nuestros estantes. Así empezó la “penetración ideológica”
en la isla, esta vez proveniente de la URSS.
En aquel momento existía el concurso de literatura David que premiaba
obras de escritores noveles en las categorías de teatro, cuento y poesía. Desde
concursos anteriores, los jurados ya habían notado la presencia de cuentos de
ciencia ficción. Entonces se decidió incluir ese género dentro del concurso, quizás
pensando que no debía de ser tan terrible si los soviéticos lo publicaban. A esa
primera convocatoria envié mi libro Los mundos que amo (Unión, La Habana,
1980), una colección de relatos que obtuvo el premio.

EG: ¿Crees que tu triunfo en este certamen evidenció un cambio en la


postura político-cultural oficial sobre la literatura fantástica y de
ciencia ficción?
DC: Creo que el cambio de la postura oficial hacia los géneros fantásticos fue
consecuencia del mimetismo con que se seguía el discurso soviético, y no una
iniciativa generada por los propios canales ideológicos de la isla. Sin embargo, el
hecho de que se premiara un libro de ciencia ficción cubana significó una apertura
para la literatura de la isla, entre otras cosas porque ―quisiéranlo o no― ese
premio rompió el velo de la prohibición. Los cuentos de ese libro versaban sobre
encuentros entre seres de diversos mundos, sucesos enigmáticos en otros
planetas… ese tipo de cosas. Estimulada por ―y escudada tras― lo que aparecía en
Sputnik, también empecé a publicar artículos sobre temas que rompían con el
discurso histórico marxista, como el descubrimiento de objetos arqueológicos que
podrían indicar un origen alienígena no-terrestre de la especie humana. Fui la
primera persona de mi generación en hablar de paleocontactos, tanto en la prensa
como en la radio y la televisión, inspirada por la labor anterior del fallecido escritor
Oscar Hurtado. También hice programas radiales donde hablé sobre ovnis,

DAINACHAVIANO.COM /DAINACHAVIANOAUTHOR @DAINACHAVIANO


4

percepción extrasensorial, y otros temas bastante herejes para los ideólogos del
momento… Todo esto, que podría parecernos la cosa más inocente del mundo, era
una cuestión bastante osada para quienes vivíamos en la isla debido a sus posibles
consecuencias políticas. Pero yo misma había iniciado un cambio filosófico interior
que me llevó a interesarme por esas y otras cuestiones “prohibidas”.
Por supuesto, no podía hablar de espiritualidad y magia así como así. Era
algo demasiado peligroso; pero como siempre me interesó la física cuántica, la
ciencia me ayudó a encontrar las justificaciones teóricas necesarias para abordar
esos temas. Comencé a atar cabos entre las leyes de la física cuántica y los
fenómenos parapsicológicos de un modo que hoy puede parecernos familiar (al
menos, para quienes nos mantenemos al día en estos asuntos), pero que en aquella
época y en una isla como Cuba resultaban impensables. Así es que, de un modo u
otro, me las arreglé para violar las reglas de lo “ideológicamente correcto”. Quien
lea mi novela Fábulas de una abuela extraterrestre (Letras Cubanas, La Habana,
1988) se dará cuenta de este juego. Allí se explica la magia como un intercambio de
energías e interrelaciones entre diversos universos o dimensiones. Hoy puede ser
fácil verlo así, pues desde esa fecha se han publicado centenares de libros sobre
estas cuestiones; pero en aquel momento, en Cuba y a finales de los años 80, yo
actuaba y argumentaba por mi cuenta.
Ese fue el camino que escogí. Otros escritores se dedicaron a hacer una
ciencia ficción más tecnológica. Algunos autores, como Agustín de Rojas,
insistieron en escribir sobre sociedades comunistas en el futuro. Otro grupo optó
por una ciencia ficción sin conexión social perceptible con la isla. Y hubo quienes
prefirieron regresar a la literatura puramente fantástica.
Toda esa evolución ocurrió a pesar de los tabúes ideológicos. Las
circunstancias estaban cambiando. Una nueva generación de escritores, que no
había vivido las persecuciones de los años 60, estaba emergiendo. Por otra parte,
aunque nadie se hubiera dado cuenta de ello, ya estaba en marcha la génesis de la
perestroika. Así es que, dado que los países del campo socialista aceptaban ciertos
temas, creo que los encargados de velar por la pureza ideológica de la isla se
sintieron un poco confundidos. Para cuando se dieron cuenta, ya era demasiado
tarde.

EG: Así como los escritores policíacos consiguieron agruparse en una


subsección de la UNEAC, ¿los “fantásticos” estabais articulados de
alguna manera en los años 70 y 80?
DC: El caso de los “policíacos” fue diferente, porque la mayoría hizo una literatura
que se acercaba a la ideología oficial, es decir, los detectives de las novelas
policiacas en Cuba siempre eran agentes de la Seguridad del Estado. No existía el
clásico detective solitario o el investigador privado de la novela tradicional. Era
imposible concebir semejante cosa dentro de la sociedad cubana. Salvo alguna

DAINACHAVIANO.COM /DAINACHAVIANOAUTHOR @DAINACHAVIANO


5

excepción (por ejemplo, si la trama se situaba antes de 1959), la mayoría de estas


novelas transcurrían acorde con la ideología del Estado. Y como se convirtieron en
un apoyo ideológico para este, se creó la subsección de literatura policiaca dentro
de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba).
No fue así en el caso de la ciencia ficción, que a veces solía ser más bien
“problemática”. Sin embargo, pude crear un taller literario de ciencia ficción en La
Habana, el primero que existió en la isla. Allí se agruparon jóvenes interesados en
cultivar el género, muchos de los cuales siguen en activo. En el taller organicé
conferencias tanto literarias como de temas científicos… e incluso de temas
considerados heréticos o metafísicos, como la cábala. Obviamente, se discutían
también los textos de los aspirantes a escritores, pero nunca llegó a crearse una
subsección de escritores de ciencia ficción en la UNEAC.

EG: ¿Pero estabais integrados como un grupo, teníais reuniones más


allá del taller?
DC: No, nunca teníamos reuniones acerca del género que no ocurrieran dentro del
taller. A nivel personal, yo me reunía con tres escritores (Chely Lima, Alberto Serret
y Antonio Orlando Rodríguez) de manera regular, pero ninguno de ellos pertenecía
a ese taller. Eran amigos a los que me unía una afinidad especial, tanto literaria
como espiritual. Organizábamos nuestras tertulias literarias fuera del taller y
siguiendo otros parámetros creativos. Pero no hay duda de la importancia que tuvo
el taller “Oscar Hurtado”. Incluso hoy ―treinta años después― se sigue hablando
de ese taller, fundado en 1982. En todos los artículos y entrevistas dentro de Cuba,
los escritores hablan de la importancia que tuvo para el desarrollo de la ciencia
ficción en la isla. Atraía a tantos jóvenes que llegó un momento en el que fue
imposible aceptar a los nuevos que llegaban. Entonces se creó el taller “Julio
Verne” para acoger a quienes, por razones de capacidad, era imposible recibir en el
“Oscar Hurtado”.

EG: ¿En qué sentido ha influido la obra de Oscar Hurtado (1919-1977)


en tu creación, en particular, y en los interesados en este tipo de
literatura, en general?
DC: Oscar Hurtado fundó y dirigió la Serie del Dragón, dedicada a divulgar la
literatura policiaca, de fantasía y de ciencia ficción en Cuba ―algo que nunca antes
se había hecho. Gran parte de mi generación conoció estos géneros a través de esa
colección. Además, Hurtado publicó muchos artículos sobre ovnis y posibles visitas
extraterrestres… Tales temas son un lugar común en la cultura global
contemporánea, pero no lo eran en los años 60 y 70 dentro de Cuba… Todo eso
alimentó la imaginación de los futuros escritores de ciencia ficción, que
descubrimos y leímos esos artículos incluso diez o veinte años después de

DAINACHAVIANO.COM /DAINACHAVIANOAUTHOR @DAINACHAVIANO


6

publicados. En ese sentido, Hurtado alimentó la curiosidad y el afán por romper


con la ortodoxia científica impuesta por el materialismo-dialéctico. Nos enseñó a
desafiar el orden oficial establecido dentro de una ciencia cerrada y excluyente de
ciertas ideas. Y eso es parte de los parámetros que estimulan e impulsan a todo
escritor de ciencia ficción. Por ello Hurtado fue vital para el desarrollo del género
en Cuba.

EG: Al hablar de los policiacos, mencionabas que algunos autores


situaban la acción antes del periodo revolucionario como un recurso
escapista. ¿Crees que en la literatura fantástica o de ciencia-ficción
hubo medidas adaptativas, herramientas para adoptar posturas que se
pudieran considerar peliagudas?
DC: Bueno, no puedo hablar por todos. Pero en mi caso, cuando publiqué Historias
de hadas para adultos (1986), aquello terminó siendo una defensa a ultranza de la
importancia del papel de la fantasía y de la imaginación para el ser humano: algo
que había sido tabú desde que tenía uso de razón. Lo que hice fue crear situaciones
―a veces ajenas a la realidad cubana― en las cuales la supervivencia de los
personajes dependía de proteger la existencia de esa fantasía. Sin el poder de la
fantasía no podían sobrevivir. Eso era parte del subterfugio.
Otro ejemplo está en El abrevadero de los dinosaurios (Letras Cubanas, La
Habana, 1990) i, un libro de relatos que se desarrolla en una realidad donde los
dinosaurios no desaparecen, sino que habitan en una dimensión paralela a la
humana y son una civilización inteligente. Este encuentro entre dos especies
distintas me dio pie para una serie de relatos en los cuales los tabúes, las
prohibiciones sociales y los prejuicios humanos chocan con la mentalidad libre de
los dinosaurios. En uno de los cuentos (“Romanza ambigua”) realicé una defensa
de la libertad del ser humano para escoger su orientación sexual. Probablemente
sea el primer cuento cubano, del género fantástico, donde se aborda abiertamente
este tema. Su personaje principal, un dinosaurio de orientación sexual ambigua,
llamado Verde Verde, se convirtió en un ícono gay ―probablemente el primero―
de la literatura cubana, según me consta por artículos, cartas de lectores y mensajes
más recientes dejados en mi página de Facebook, de lectores gays que se sintieron
tan identificados con él que adoptaron ese nombre como seudónimo literario o
personal.
En ese libro también enfaticé la importancia de la individualidad. Ten en
cuenta que en Cuba, desde la infancia, se nos inculcaba que el concepto de
individualidad era un estigma. Desde que éramos niños debíamos repetir el
estribillo de que todos éramos iguales, lo cual estaba muy bien en teoría. Sin
embargo, sabíamos que no era así como se aplicaba este concepto en la isla, donde
ocurría como en la novela de Orwell: “Todos somos iguales, pero algunos son más
iguales que otros”, es decir, la miseria se repartía por igual para el pueblo, pero la

DAINACHAVIANO.COM /DAINACHAVIANOAUTHOR @DAINACHAVIANO


7

cúpula gobernante vivía como los burgueses a los que supuestamente debíamos
odiar. Esa “igualdad” se llevaba a extremos ridículos: si un varón llevaba melena a
lo “Beatle” o si una chica quería llevar minifalda a la escuela, se le pelaba allí mismo
o se le recortaba el dobladillo de la falda. Nadie podía ser diferente a lo establecido
por los parámetros ideológicos oficiales. Los dinosaurios de mi libro defendían su
individualidad, su derecho a ser distintos, a tener su propia personalidad. Eso en
Cuba era tabú. Lo que hice, pues, fue utilizar los mecanismos que me brindaban la
fantasía y la ciencia ficción para ir en contra del discurso oficial.

EG: En la década de 1980 te llegarían éxitos como el de Fábulas de una


abuela extraterrestre (1988). A esas alturas, ¿qué había cambiado en
Cuba para la literatura fantástica y de ciencia ficción?
DC: El público. Ese libro ocupó el número uno entre los más vendidos del año en
todo el país, por encima de los libros oficiales, políticos, policiacos… La propia
prensa oficial tuvo que reconocerlo. Conservo la página de la revista Bohemia
donde se publicó la noticia. Creo que este suceso estuvo relacionado con que el
público, sobre todo el más joven, necesitaba oír lo que se decía en una novela como
Fábulas… Más allá de la fantasía, más allá de la aventura y la anécdota de la obra,
estaba el comportamiento de los personajes. Esa novela tiene mucho que ver con
rupturas ideológicas y espirituales porque defendía la posibilidad de que hubiera
algo más allá de lo puramente material. Rompía con la visión marxista y dialéctica
del universo. Es una novela donde la magia, la percepción extrasensorial, las
relaciones entre los individuos y sus modos de comunicarse o interactuar eran por
completo diferentes a los aceptados por los cánones gubernamentales. Creo que
todas estas cosas no sólo eran atractivas, sino que transgredían el discurso oficial
del que toda mi generación estaba harta, incluyendo el hecho de que sus
principales protagonistas eran femeninas, quienes usando su astucia, su memoria
genética, su inteligencia y su potencia mental, en lugar de la fuerza física o la
violencia, lograban franquear todas las prohibiciones y barreras autoritarias que se
les habían impuesto.

EG: ¿Cómo ves el panorama actual de este tipo de literatura en la Isla?


He leído obras muy imaginativas y exquisitamente escritas, junto a otras tan mal
redactadas e incoherentes que parecen pésimos bosquejos. No parece existir un
consenso editorial riguroso a la hora de publicar antologías o libros individuales.
Hay mucho desnivel en la calidad, sin contar con la gran escasez de publicaciones.
Amén de estos inconvenientes, en la isla existen problemas extraliterarios
que también están atentando contra el género. Han surgido escritoras con estilos y
temáticas que, al parecer, incomodan a algunos de sus homólogos masculinos del
género, quienes han intentado marginar o minimizar sus obras. He leído reseñas y

DAINACHAVIANO.COM /DAINACHAVIANOAUTHOR @DAINACHAVIANO


8

críticas de estos escritores que adoptan un estilo paternalista, condescendiente o


burlón, cuando se refieren a temas o criterios elegidos por esas autoras cubanas. En
algunos artículos se refieren a sus colegas femeninas con epítetos que serían
insultos si fuesen usados en otros medios académicos…
Claro, no todos los escritores de ciencia ficción adoptan esa postura. Y
últimamente he notado cierta disminución de esta tendencia. Incluso algunos
escritores han reconocido públicamente su equivocación por haber hecho
clasificaciones peyorativas anteriores hacia la literatura de corte humanista, con
elementos fantásticos, o escrita por mujeres ―un cambio que demuestra su
capacidad para evolucionar como individuos, pese al entorno de violencia machista
que existe en la isla y del cual los propios cubanos no son conscientes. Pero en
términos generales, algunos elementos del gremio cubano tienen que aprender de
otros colectivos internacionales, como los anglosajones, que son sumamente
profesionales en su acercamiento al análisis de los géneros fantásticos.
Otra característica que he notado en la ciencia ficción cubana es la existencia
de un grupo de escritores que persiste en la línea cyberpunk, la cual apareció en la
isla hacia la década de 1990. Se trata de un estilo que han tomado como arma,
porque de alguna manera les sirve para hablar de la realidad cotidiana. En el caso
cubano, refleja el entorno depauperado y casi catastrófico de una sociedad que se
cae a pedazos. Aunque se trata de un género casi obsoleto en el mundo, creo que
esa literatura ha permanecido tanto tiempo (¡casi veinte años!) en la isla porque el
catastrofismo, la caída social y la amoralidad propias de él son un espejo de lo que
están viviendo ellos mismos.

EG: Desde 1991 te asentaste en Miami. ¿Qué destacarías de la


comunidad intelectual cubana residente en esta ciudad?
DC: Sin duda, Miami es una de las ciudades del exilio donde hay más escritores y
artistas cubanos en activo, de todas las tendencias y géneros. Hay presentaciones
teatrales, espectáculos musicales, exposiciones y peñas literarias que se realizan
todos los meses, aunque los medios masivos como la televisión casi nunca los
difunden porque prefieren destacar noticias políticas o sensacionalistas antes que
eventos culturales. De todos modos, es reconfortante saber que hay artistas
cubanos en Miami que continúan creando, pese a las dificultades propias de su
profesión, sin subvenciones estatales.
Pero creo que si Miami está destinada a un legado importante no es el de su
intelectualidad, sino el de su cultura, entendiéndose por eso todos los aspectos que
conforman la vida y las costumbres de un pueblo. En una de mis novelas (La isla de
los amores infinitos), su protagonista reconoce que en esa ciudad febril y
contradictoria, los cubanos han conservado y cuidado de su cultura como si se
tratara de las joyas de la corona británica. Es posible que, algún día, lo que Cuba ha
perdido en el último medio siglo regrese a la isla proveniente de Miami, no igual

DAINACHAVIANO.COM /DAINACHAVIANOAUTHOR @DAINACHAVIANO


9

que antes, sino pasado por el tamiz del tiempo transcurrido en el resto del mundo;
un tiempo que nunca pasó por la isla, donde la sociedad no sólo se estancó, sino
que ha retrocedido en muchos aspectos tecnológicos, sociales y económicos. Espero
que cuando eso ocurra, todo aquello que el gobierno trató de extirpar porque se
oponía a sus designios de control, regrese para renovar el espíritu del país.
Entonces los cubanos de las nuevas generaciones comprobarán que su tragedia
mayor no ha sido su aislamiento y su falta de contacto con el mundo exterior, sino
la pérdida de su propio pasado y de sus tradiciones culturales y cívicas. El derecho
a pensar, hablar y actuar con libertad, el derecho a decidir qué harán con su vida,
no será solo parte de una historia fantástica. Los cubanos comprobarán que, por
suerte, los dinosaurios nunca se extinguieron. Siguen vivos, y algún día volverán a
la isla para devolverles la memoria de lo que han perdido.

i
El título de esta entrevista es un extracto de las líneas que Chaviano dedica a El abrevadero de los
dinosaurios en su ponencia “La fantasía y la ciencia ficción como espacios de libertad”. Este texto fue leído
por la autora en el 25th International Conference for the Fantastic in the Arts, 2004, Fort Lauderdale. En
inglés (“Science Fiction and Fantastic Literature as Realms of Freedom”) apareció en el Journal of the
Fantastic in the Arts, Vol. 15, Issue 1, Spring 2004, Florida Atlantic University, pp. 4-11. Allí se precisa la
noción que la autora tiene de esas criaturas imaginarias: “A dinosaur will never renounce his feelings, his
spirituality or sense of justice, even if pressure to do so. A dinosaur loves liberty in all its forms, but such
liberty must be conquered without violence. Violence is a repulsive concept completely against his nature.
That is why I totally invested my creatures with a pacifist philosophy and behaviour”.

Entrevista realizada en Miami, (Miami, 15 de agosto de 2010)

Emilio Gallardo. Doctor en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de


Sevilla y MA Sociology por la University of Birmingham. Autor de la monografías
El martillo y el espejo: directrices de la política cultural cubana (1959-1976)
(2009), Gitana tenías que ser: las Andalucías imaginadas por las coproducciones
fílmicas iberoamericanas (2010) y Diseccionar los laureles: los premios
dramáticos de la Revolución Cubana (1959-1976) (en prensa). Sus líneas
prioritarias de investigación son: literatura y sociología de la cultura en la Cuba
contemporánea; y construcción cultural de la identidad andaluza. Este entrevista
fue realizada en Miami, el 15 de agosto de 2010.

DAINACHAVIANO.COM /DAINACHAVIANOAUTHOR @DAINACHAVIANO

También podría gustarte