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Universidad de San Carlos de Guatemala

1
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
Derechos Humanos
Licenciado: Rony Eulalio López Contreras
Sección: C
GRUPO No.3

Guatemala 30 de agosto de 2022


2

LISTADO DE COMPAÑEROS (NOMBRE Y CARNET)

 Miguel Ángel Juninho Castellanos Hernández - 202109646

 Samy Sallic Guoz - 202105190

 Cesar Andrés Galindo Herrera – 202101976

 William Moisés Monroy Aguirre – 202105053

 Kenneth David Magarin López – 202000822

 Edgar Sebastián Montenegro Klee – 202106997

 Henry Josué Lorenzo López - 202101620

 Josué Daniel Hernández Morataya – 202109331

 Pablo Manuel Lara Gómez – 202109995

 Jairo Rodolfo Mejía Chanchavac - 200913910


3
PRIMERA PARTE. (EN QUE CONSISTE EL CASO)
4

El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por la detención y


posterior asesinato de Julio Caal Sandoval, Jovito Juárez Cifuentes, Anstraum
Villagrán, Henry Giovanni Contreras, Federico Figueroa Túnchez por parte de
agentes policiales, así como a la falta de investigación y sanción de los
responsables de los hechos.

HECHOS

- Los hechos del presente caso se contextualizan en una época caracterizada por
un patrón común de acciones al margen de la ley, perpetradas por agentes de
seguridad estatales, en contra de los “niños de la calle”. Esta práctica incluía
amenazas, detenciones, tratos crueles, inhumanos y degradantes y homicidios
como medio para contrarrestar la delincuencia y vagancia juvenil.

- El 15 de junio de 1990, en la zona conocida como “Las Casetas”, una camioneta


se acercó a Henry Giovanni Contreras, de 18 años de edad, Federico Clemente
Figueroa Túnchez, de 20 años, Julio Roberto Caal Sandoval, de 15 años y Jovito
Josué Juárez Cifuentes, de 17 años. De dicho vehículo descendieron hombres
armados miembros de la policía, quienes los obligaron a subir al mismo. Luego de
estar retenidos por unas horas, fueron asesinados. Asimismo, el 25 de junio de 1990
fue asesinado Anstraum Aman Villagrán Morales, mediante un disparo de arma de
fuego, en el sector de “Las Casetas”. No se realizaron mayores investigaciones ni
se sancionaron a los responsables de los hechos.
SEGUNDA PARTE (PRIMER ELEMENTO)
5

Fundamento de normas:

Derechos violados (Artículos)

- Artículo 1 (Obligación de respetar los derechos.)


- Artículo 19 (Derechos del niño),
- Artículo 25 (Protección Judicial),
Convención
- Artículo 4 (Derecho a la vida),
Americana:
- Artículo 5 (Derecho a la Integridad Personal),
- Artículo 7 (Derecho a la libertad personal),
- Artículo 8 (Garantías Judiciales)

Otro(s) tratado(s) - Artículos 1, 6 y 8 – (Convención Interamericana para


interamericano(s) Prevenir y Sancionar la Tortura.)

- Convención sobre los Derechos del Niño.


- Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados.
Otros - Convenio Europeo para la Protección de los Derechos.
Instrumentos:
Humanos y de las Libertades Fundamentales.
- Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
6
SEGUNDA PARTE (SEGUNDO ELEMENTO)
Elementos fundamentales:

Análisis de fondo

Sentencia de Fondo:

I. Violación del artículo 7 (Derecho a la libertad personal)

 Con referencia a las detenciones, la Corte ha dicho que [el artículo 7]


contiene como garantías específicas, descritas en sus incisos 2 y 3, la prohibición
de detenciones o arrestos ilegales o arbitrarios, respectivamente. Según
el primero de tales supuestos normativos, nadie puede verse privado de la
libertad sino por las causas, casos o circunstancias expresamente tipificadas en
la ley (aspecto material), pero, además, con estricta sujeción a los
procedimientos objetivamente definidos en la misma (aspecto formal). En el
segundo supuesto, se está en presencia de una condición según la cual nadie
puede ser sometido a detención o encarcelamiento por causas y métodos que -
aún calificados de legales- puedan reputarse como incompatibles con el respeto
a los derechos fundamentales del individuo por ser, entre otras cosas,
irrazonables, imprevisibles o faltos de proporcionalidad.

 Es evidente que, en contravención con lo dispuesto en el artículo 7.2 de


la Convención, los cuatro jóvenes fueron detenidos sin que se hubieran
configurado las causas y condiciones establecidas por la Constitución Política
de Guatemala, en vigor desde el 14 de enero de 1986. Dicha Ley Fundamental
preveía, en el artículo 6, que sólo se podía privar de la libertad a una persona “en
virtud de orden librada con apego a la ley por autoridad judicial competente” o
por haber sido sorprendida in fraganti en la comisión de un delito o falta. Ninguno
de los dos extremos se presentó en este caso. (…)

 En consecuencia, puede concluirse que en la detención de los cuatro jóvenes no


fue observado ni el aspecto material ni el aspecto formal de los
presupuestos legales de la detención. (…)

.
II. Violación del artículo 4 (Derecho a la vida) 7

 Como consecuencia de haber sido perpetrados por agentes estatales, la Corte


debe concluir, necesariamente, que los cinco homicidios son imputables al
Estado.

 El derecho a la vida es un derecho humano fundamental, cuyo goce es


un prerrequisito para el disfrute de todos los demás derechos humanos. De no
ser respetado, todos los derechos carecen de sentido. En razón del carácter
fundamental del derecho a la vida, no son admisibles enfoques restrictivos del
mismo. En esencia, el derecho fundamental a la vida comprende, no sólo el
derecho de todo ser humano de no ser privado de la vida arbitrariamente, sino
también el derecho a que no se le impida el acceso a las condiciones que le
garanticen una existencia digna. Los Estados tienen la obligación de garantizar
la creación de las condiciones que se requieran para que no se produzcan
violaciones de ese derecho básico y, en particular, el deber de impedir que sus
agentes atenten contra él.

 Como bien ha establecido el Comité de Derechos Humanos, creado por el Pacto


Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas, [l]a protección
contra la privación arbitraria de la vida, (…) es de suprema importancia. El
Comité considera que los Estados Partes deben tomar medidas no sólo para
prevenir y castigar la privación de la vida [causada por] actos criminales sino
también para prevenir los homicidios arbitrarios [cometidos por] sus propias
fuerzas de seguridad. (…)

 La Corte no puede dejar de señalar la especial gravedad que reviste el presente


caso por tratarse las víctimas de jóvenes, tres de ellos niños, y por el hecho de
que la conducta estatal no solamente viola la expresa disposición del artículo 4
de la Convención Americana, sino numerosos instrumentos internacionales,
ampliamente aceptados por la comunidad internacional, que hacen recaer en el
Estado el deber de adoptar medidas especiales de protección y asistencia en
favor de los niños bajo su jurisdicción (…)

III. Violación del artículo 5 (Derecho a la integridad personal)

 Existen en el presente caso evidencias numerosas y concurrentes de que la


integridad personal de los cuatro jóvenes mencionados fue vulnerada y de que
ellos fueron víctimas de graves maltratos y de torturas físicas y psicológicas por
parte de agentes del Estado y, más concretamente, por miembros de la Policía
Nacional, antes de sufrir la muerte.

 Los cuerpos de los jóvenes fueron encontrados sin vida con marcas graves
de violencia física que el Estado no ha podido explicar. (…) Sobre las heridas
en los cuerpos de los otros dos jóvenes no existe en las autopsias ningún tipo
de explicación. (…)
 Debe tenerse presente que los jóvenes fueron retenidos clandestinamente por 8
sus captores entre 10 y 21 horas. Este lapso medió entre dos circunstancias
de extrema violencia: la aprehensión forzada y la muerte por impactos de arma
de fuego en estado de indefensión, que el Tribunal ya ha declarado
probadas (…). Es razonable inferir, aunque no mediaran otras evidencias al
respecto, que el trato que recibieron durante esas horas fue agresivo en extremo.

 Durante el tiempo de su retención los cuatro jóvenes permanecieron aislados del


mundo exterior y seguramente estaban conscientes de que sus vidas corrían
grave peligro. Es razonable inferir que durante esas horas pasaron, por esa sola
circunstancia, por una situación de extremo sufrimiento psicológico y moral.

 Es pertinente poner de presente, al efecto, que la Corte ha dicho


anteriormente que el mero hecho de ser introducido en la maletera de un
vehículo constituye una infracción al artículo 5 de la Convención que tutela la
integridad personal, ya que, aun cuando no hubiesen existido otros maltratos
físicos o de otra índole, esa acción por sí sola debe considerarse claramente
contraria al respeto debido a la dignidad inherente al ser humano y que en los
eventos en los cuales la privación de la libertad es legítima [u]na de las razones
por las cuales la incomunicación es concebida como un instrumento excepcional
es por los graves efectos que tiene sobre el detenido. En efecto, el aislamiento
del mundo exterior produce en cualquier persona sufrimientos morales
y perturbaciones psíquicas, la coloca en una situación de
particular vulnerabilidad y acrecienta el riesgo de agresión y arbitrariedad en
las cárceles.

 En sentido similar, la Corte Europea ha sostenido que la mera amenaza de


una conducta prohibida por el precepto de la Convención Europea (artículo 3),
correspondiente al artículo 5 de la Convención Americana, cuando
sea suficientemente real e inminente, puede en sí misma estar en conflicto con
la norma de que se trata. En otras palabras: crear una situación amenazadora o
amenazar a un individuo con torturarlo puede constituir, en
algunas circunstancias, al menos, tratamiento inhumano.

 Merece advertirse asimismo que, como ya lo ha dicho este Tribunal, una


persona ilegalmente detenida (…) se encuentra en una situación agravada
de vulnerabilidad, de la cual surge un riesgo cierto de que se le vulneren
otros derechos, como el derecho a la integridad física y a ser tratada con
dignidad.

 Por último, de los documentos y testimonios que obran en el acervo probatorio


resulta evidente, como ya se ha afirmado, que los hechos de este caso se
produjeron en un contexto de mucha violencia contra los niños y jóvenes que
vivían en las calles (…), violencia que incluía, como un componente muy
frecuente, diversas formas de torturas y malos tratos.
 Sustentado el hecho de que la integridad física y psíquica de los 9
jóvenes Contreras, Figueroa Túnchez, Caal Sandoval y Juárez Cifuentes fue
vulnerada y de que éstos fueron víctimas de malos tratos y torturas, procede la
Corte a definir lo relativo a la imputación de responsabilidad.

 La Corte estima que los malos tratos y torturas fueron practicados por las
mismas personas que secuestraron y dieron muerte a los jóvenes. La Corte al
haber establecido que los responsables de estas últimas conductas eran
miembros de la Policía Nacional (…) es del caso concluir que los autores de los
malos tratos y torturas que se produjeron en el lapso que medió entre la captura
y la muerte, fueron agentes del Estado, ya se trate de los investigados y
acusados en los procesos internos, o de otros.

 Debe tenerse en cuenta, al respecto, la presunción establecida por la Corte


Europea al considerar responsable al Estado por los malos tratos que exhibe una
persona que ha estado bajo la custodia de agentes estatales, si las autoridades
son incapaces de demostrar que estos agentes no incurrieron en tales
conductas.

 Es evidente, asimismo, que las autoridades nacionales no tomaron providencias


para establecer la identidad de las víctimas, las cuales permanecieron
registradas como XX hasta que sus familiares se apersonaron a reconocerlos
(…).La negligencia por parte del Estado así puesta de manifiesto, debe sumarse
al hecho de que las autoridades no hicieron esfuerzos adecuados para localizar
a los parientes inmediatos de las víctimas, notificarles la muerte de
éstas, entregarles los cadáveres y proporcionarles información sobre el
desarrollo de las investigaciones. El conjunto de esas omisiones postergó y, en
algunos casos, negó a los familiares la oportunidad de dar a los jóvenes una
sepultura acorde con sus tradiciones, valores o creencias y, por lo tanto,
intensificó sus sufrimientos. A ello se agrega el sentimiento de inseguridad e
impotencia que le causó a esos parientes la abstención de las autoridades
públicas en investigar a cabalidad los correspondientes delitos y castigar a sus
responsables.

 La Corte debe destacar entre las conductas de los agentes estatales que
intervinieron en los hechos del caso y que produjeron un impacto sobre sus
familiares, la correspondiente al tratamiento que se dio a los cuerpos de los
jóvenes cuyos cadáveres aparecieron en los Bosques de San Nicolás, Henry
Giovanni Contreras, Federico Clemente Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal
Sandoval y Jovito Josué Juárez Cifuentes. Estas personas no sólo fueron
víctimas de la violencia extrema correspondiente a su eliminación física, sino
que, además, sus cuerpos fueron abandonados en un paraje deshabitado,
quedaron expuestos a las inclemencias del tiempo y a la acción de los animales
y hubieran podido permanecer así durante varios días, si no hubieran sido
encontrados fortuitamente. En el presente caso, es evidente que el tratamiento
que se dio a los restos de las víctimas, que eran sagrados para sus deudos y, en
particular, para sus madres, constituyó para éstas un trato cruel e inhumano.
IV. Violación del artículo 19 (Derechos del niño) 10

 El artículo 19 de la Convención Americana no define qué se entiende


como “niño”. Por su parte, la Convención sobre Derechos del Niño considera
como tal (artículo 1) a todo ser humano que no haya cumplido los 18 años, “salvo
que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de
edad”. De conformidad con la legislación guatemalteca vigente para la época en
que ocurrieron los hechos del presente caso, igualmente eran menores, quienes
no habían cumplido los 18 años de edad. Según esos criterios sólo tres de las
víctimas, Julio Roberto Caal Sandoval, Jovito Josué Juárez Cifuentes y Anstraum
Villagrán Morales, tenían la condición de niños. Sin embargo, la Corte emplea,
en esta sentencia, la expresión coloquial “niños de la calle”, para referirse a
las cinco víctimas en el presente caso, que vivían en las calles, en situación
de riesgo.

 La Corte también ha reconocido como hecho público y notorio, en esta


misma sentencia, que para la época de los sucesos que constituyen la materia
de este caso, existía en Guatemala una práctica sistemática de agresiones en
contra de los “niños de la calle”, ejercida por miembros de las fuerzas de
seguridad del Estado, que comprendía amenazas, persecuciones, torturas,
desapariciones forzadas y homicidios (…).

 La Corte, al considerar los diversos informes sobre la problemática de los


“niños de la calle” en Guatemala, y las características y circunstancias del
presente caso, estima que los hechos que culminaron con la muerte de los
menores Caal Sandoval, Juárez Cifuentes y Villagrán Morales se vinculan con el
patrón de violencia contra “niños de la calle” en Guatemala, vigente en el período
en que ocurrieron esos hechos.

 A la luz del artículo 19 de la Convención Americana la Corte debe constatar


la especial gravedad que reviste el que pueda atribuirse a un Estado Parte
en dicha Convención el cargo de haber aplicado o tolerado en su territorio
una práctica sistemática de violencia contra niños en situación de riesgo.
Cuando los Estados violan, en esos términos, los derechos de los niños en
situación de riesgo, como los “niños de la calle”, los hacen víctimas de una doble
agresión. En primer lugar, los Estados no evitan que sean lanzados a la miseria,
privándolos así de unas mínimas condiciones de vida digna e impidiéndoles el
“pleno y armonioso desarrollo de su personalidad”, a pesar de que todo niño
tiene derecho a alentar un proyecto de vida que debe ser cuidado y
fomentado por los poderes públicos para que se desarrolle en su beneficio y en
el de la sociedad a la que pertenece. En segundo lugar, atentan contra
su integridad física, psíquica y moral, y hasta contra su propia vida. (…)

 Tanto la Convención Americana como la Convención sobre los Derechos del


Niño forman parte de un muy comprensivo corpus juris internacional de
protección de los niños que debe servir a esta Corte para fijar el contenido y los
alcances de la disposición general definida en el artículo 19 de la Convención
Americana.
 La Convención sobre los Derechos del Niño contiene diversas disposiciones 11
que guardan relación con la situación de los “niños de la calle” que se examina
en este caso y pueden arrojar luz, en conexión con el artículo 19 de la
Convención Americana, sobre la conducta que el Estado debió haber observado
ante la misma. (…)

 Las normas transcritas permiten precisar, en variadas direcciones, los alcances


de las “medidas de protección” a que alude el artículo 19 de la
Convención Americana. Entre ellas merecen ser destacadas las referentes a la
no discriminación, a la asistencia especial a los niños privados de su medio
familiar, a la garantía de la supervivencia y el desarrollo del niño, al derecho a un
nivel de vida adecuado y a la reinserción social de todo niño víctima de abandono
o explotación. Es claro para esta Corte que los actos perpetrados contra las
víctimas en el presente caso, en los que se vieron involucrados agentes del
Estado, contravienen estas previsiones.

 Cuando el aparato estatal tenga que intervenir ante infracciones cometidas por
menores de edad, debe hacer los mayores esfuerzos para garantizar la
rehabilitación de los mismos, en orden a “permitirles que desempeñen un papel
constructivo y productivo en la sociedad”. Es evidente que, en el presente caso,
el Estado actuó en grave contravención de esas directrices.

V. Violación de los artículos 25, 8 y 1.1

 Es un principio básico del derecho de la responsabilidad internacional del Estado,


recogido por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que todo
Estado es internacionalmente responsable por todo y cualquier acto u omisión
de cualesquiera de sus poderes u órganos en violación de los
derechos internacionalmente consagrados. El artículo 1.1 de la Convención
Americana es de importancia fundamental en ese sentido. Los artículos 25 y 8
de la Convención concretan, con referencia a las actuaciones y omisiones de los
órganos judiciales internos, los alcances del mencionado principio de generación
de responsabilidad por los actos de todos los órganos del Estado.

 De lo expuesto se colige que Guatemala no puede excusarse de la


responsabilidad relacionada con los actos u omisiones de sus autoridades
judiciales, ya que tal actitud resultaría contraria a lo dispuesto por el artículo 1.1
en conexión con los artículos 25 y 8 de la Convención.

 El esclarecimiento de si el Estado ha violado o no sus


obligaciones internacionales por virtud de las actuaciones de sus órganos
judiciales, puede conducir a que el Tribunal deba ocuparse de examinar los
respectivos procesos internos (…).
 Al confrontar los hechos de este caso con lo expuesto anteriormente, se 12
puede constatar que Guatemala ha realizado diversas actuaciones judiciales
sobre aquéllos. Sin embargo, es evidente que los responsables de tales hechos
se encuentran en la impunidad, porque no han sido identificados ni
sancionados mediante actos judiciales que hayan sido ejecutados. Esta sola
consideración basta para concluir que el Estado ha violado el artículo 1.1 de la
Convención, pues no ha castigado a los autores de los correspondientes
delitos. Al respecto, no viene al caso discutir si las personas acusadas en
los procesos internos debieron o no ser absueltas. Lo importantes es que, con
independencia de si fueron o no ellas las responsables de los ilícitos, el Estado
ha debido identificar y castigar a quienes en realidad lo fueron, y no lo hizo. (…)

 En el expediente existen abundantes constancias que demuestran que las


autoridades judiciales que condujeron las actuaciones originadas en el
secuestro, tortura y homicidio de Henry Giovanni Contreras, Julio Roberto Caal
Sandoval, Jovito Josué Juárez Cifuentes, Federico Clemente Figueroa Túnchez
y en el homicidio de Anstraum Aman Villagrán Morales, faltaron al deber de
adelantar una investigación y un proceso judicial adecuados que llevaran al
castigo de los responsables, y afectaron el derecho de los familiares de las
víctimas a ser oídos y a tramitar sus acusaciones ante un tribunal independiente
e imparcial.

 Visto en su conjunto el proceder de aquellos jueces, se hace evidente


que fragmentaron el acervo probatorio y luego pretendieron enervar, caso por
caso, los alcances de todos y cada uno de los elementos probatorios de la
responsabilidad de los imputados. Esto contraviene los principios de valoración
de la prueba, de acuerdo con los cuales las evidencias deben ser apreciadas en
su integralidad, es decir, teniendo en cuenta sus relaciones mutuas, y la forma
como se prestan soporte unas a otras o dejan de hacerlo. De esa manera el
Estado dejó de cumplir con la obligación de investigar efectiva y adecuadamente
los hechos de que se trata, en violación del artículo 1.1 de la Convención
Americana, en conexión con el artículo 8 de la misma. (…)

 En cuanto a la violación del artículo 1.1, en concordancia con el artículo 25 de la


Convención Americana, este Tribunal ha señalado en diversas ocasiones
que toda persona tiene el derecho a un recurso sencillo y rápido o a
cualquier recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes que la
ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales, “lo cual constituye
uno de los pilares básicos, no sólo de la Convención Americana, sino del propio
Estado de Derecho en una sociedad democrática en el sentido de la
Convención.

 Este Tribunal ha establecido que “[e]l artículo 25 se encuentra íntimamente


ligado con la obligación general del artículo 1.1 de la Convención Americana,
al atribuir funciones de protección al derecho interno de los Estados Partes”, de lo
cual se desprende que el Estado tiene la responsabilidad de diseñar y consagrar
normativamente un recurso eficaz, pero también la de asegurar la debida
aplicación de dicho recurso por parte de sus autoridades judiciales.
VI. Violación de los artículos 1, 6 y 8 de la convención interamericana para 13
prevenir y sancionar la tortura

 Con una cláusula general se abrió la posibilidad de que ratifiquen o se adhieran


a la Convención contra la Tortura el mayor número de Estados. Lo que se
consideró importante fue atribuir la competencia para aplicar la Convención
contra la Tortura a un órgano internacional, ya se trate de una comisión, un
comité o un tribunal existente o de uno que se cree en el futuro. En el presente
caso, sometido a la Corte por la Comisión Interamericana, corresponde a este
Tribunal ejercer dicha competencia. Guatemala aceptó la competencia de esta
Corte el 9 de marzo de 1987 y ratificó la Convención contra la Tortura el 29 de
enero de 1987, Convención que entró en vigor el 28 de febrero de 1987.

 Según se desprende de los documentos, los testimonios y los informes periciales


que existen en el expediente, las autoridades administrativas y
judiciales guatemaltecas no adoptaron decisión formal alguna para iniciar
una investigación penal en torno a la presunta comisión del delito de tortura
y tampoco lo investigaron, en la práctica, a pesar de que, al indagar por
los homicidios, se recogieron varias y concurrentes evidencias sobre
tratamientos crueles y torturas a las víctimas.

 El artículo 8 de la Convención contra la Tortura consagra en forma expresa


la obligación del Estado de proceder de oficio y en forma inmediata en casos
como el presente, y la Corte ha sostenido que “en los procesos sobre violaciones
de los derechos humanos, la defensa del Estado no puede descansar sobre la
imposibilidad del demandante de allegar pruebas que, en muchos casos, no
pueden obtenerse sin la cooperación del Estado”. El Estado, sin embargo, no
actuó con arreglo a esas previsiones.
TERCERA PARTE (COMO SE RESOLVIÓ EL CASO)
14

Puntos Resolutivos

La Corte resuelve,

- Desechar por improcedente la excepción preliminar formulada por el Estado de Guatemala.

La Corte decide,

- Declarar que el Estado violó el artículo 7 de la Convención Americana sobre Derechos


Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Henry Giovanni
Contreras, Federico Clemente Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal Sandoval y Jovito Josué
Juárez Cifuentes;

- Declarar que el Estado violó el artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos


Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Henry Giovanni
Contreras, Federico Clemente Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal Sandoval, Jovito Josué
Juárez Cifuentes y Anstraum Aman Villagrán Morales;

- Declarar que el Estado violó el artículo 5.1 y 5.2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Henry Giovanni
Contreras, Federico Clemente Figueroa Túnchez, Jovito Josué Juárez Cifuentes y Julio Roberto
Caal Sandoval;

- Declarar que el Estado violó el artículo 5.2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de las ascendientes de
Henry Giovanni Contreras, Federico Clemente Figueroa Túnchez, Jovito Josué Juárez
Cifuentes y Julio Roberto Caal Sandoval, las señoras Ana María Contreras, Matilde Reyna
Morales García, Rosa Carlota Sandoval, Margarita Sandoval Urbina, Marta Isabel Túnchez
Palencia y Noemí Cifuentes;

- Declarar que el Estado violó el artículo 19 de la Convención Americana sobre Derechos


Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Julio Roberto Caal
Sandoval, Jovito Josué Juárez Cifuentes y Anstraum Aman Villagrán Morales;

- Declarar que el Estado violó los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en conexión con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Henry
Giovanni Contreras, Julio Roberto Caal Sandoval, Jovito Josué Juárez Cifuentes, Federico
Clemente Figueroa Túnchez y Anstraum Aman Villagrán Morales y de sus familiares
inmediatos;

- Declarar que el Estado violó los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para


Prevenir y Sancionar la Tortura en perjuicio de Henry Giovanni Contreras, Federico Clemente
Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal Sandoval y Jovito Josué Juárez Cifuentes; 8. declarar
que el Estado violó el artículo 1.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en lo
relativo al deber de investigar, que el Estado debe realizar una investigación real y efectiva para
determinar las personas responsables de las violaciones de los derechos humanos a que se
ha hecho referencia en esta Sentencia y, eventualmente, sancionarlas.

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