DOCUMENTO 9 Sociologia
DOCUMENTO 9 Sociologia
DOCUMENTO 9 Sociologia
Este artículo aborda los usos que jóvenes de sectores medios de Buenos Aires
despliegan en aplicaciones de citas, “levante” o ligue. A nivel metodológico, se realizó
una investigación exploratoria, que consistió en el análisis temático de mil perfiles y 20
entrevistas estructuradas a jóvenes usuarios de Tinder, Happn y OkCupid. Entre los
resultados, se destacan tres tendencias emergentes. En primer lugar, la “gamificación”,
que alude a la experiencia lúdica y competitiva, similar a la del videojuego, la cual
implica la búsqueda sexoafectiva online en el sentido de desentrañar estrategias y
desplegar habilidades para obtener mayor puntaje (“me gusta”, matches). En segundo
lugar, el “consumo de superficie”, que refiere a un modo de relacionarse con los
perfiles como objetos de consumo, lo cual implica no solo el voyeurismo sino una
constante selección de candidatos. Por último, la “gestión cotidiana de redes y
aplicaciones”, que implica una performance exigente sobre la identidad propia en pos
de sobresalir en el ecosistema digital.
INTRODUCCIÓN
En tanto que Amazon es el supermercado virtual más grande del mundo y Youtube
compite con Netflix por ser la mayor plataforma de streaming, Tinder lidera el
mercado de dating apps. Estas aplicaciones como Tinder, Happn y OkCupid poseen
como función principal (pero no excluyente) la búsqueda de contactos sexoafectivos.
No obstante, existen otras aplicaciones similares que los usuarios prueban, combinan y
alternan entre sí. Todas son de uso accesible e intuitivo: basta con crear un perfil a
partir de Facebook o del número de teléfono móvil, especificar la edad y el rango
etario buscado (a partir de 18 años).
OkCupid, creada en 2004 como sitio web, posee la especificidad de utilizar las
respuestas de los usuarios a una extensa serie de preguntas predeterminadas, con
el fin de encontrar coincidencias (matches) que se ajusten a las preferencias
establecidas en las respuestas. Algunas de las preguntas que realiza son: ¿qué tipo
de relación buscás? ¿Quieres tener hijos? ¿Fumas? ¿Tienes mascota?¿Cómo te
defines políticamente? De este modo, OkCupid construye un algoritmo, similar
visualmente al de Netflix, que calcula el porcentaje de afinidad entre perfiles. Con
base en la información de las respuestas, también recomienda perfiles con un
(supuestamente) porcentaje de afinidad alto.
Todas estas redes son utilizadas por varones, mujeres, trans y personas no binarias
mayores de edad. Si bien son mayoría los heterosexuales, en todas se puede buscar
varones, mujeres o ambos, indistintamente del género declarado. Más allá de que
Grindr es la principal app destinada a gays y bisexuales, en Tinder, Happn y OkCupid
son recurrentes los perfiles de bisexuales y gays. Por último, Grindr se caracteriza por
que cualquiera puede chatear y enviar imágenes a otra persona, sin necesidad de
matches previos.
METODOLOGÍA
Van Dijck (2016) señala que una característica central de las culturas juveniles es la
conectividad como forma principal de socialidad. También observa que la conectividad
se estructura alrededor de íconos como “me gusta”, que traducen a algoritmos una
gran cantidad de información acerca de gustos, preferencias e ideologías. Esto implica
la continua estetización del self en redes sociales.
Respecto a los discursos críticos frente a estas tecnologías, Turkle argumenta que
aumentan la soledad y disminuyen la vida emocional de las personas. Bauman advierte
que exacerban el narcisismo y dificultan generar parejas duraderas y proyectos
familiares. No obstante, reconoce que otorgan diversas herramientas para conocer a
personas con algún grado de afinidad, aunque sin profundizar en una misma relación.
Por su parte, Illouz sostiene que el capitalismo emocional incorpora a su capacidad
productiva el discurso romántico. Al mismo tiempo, el mercado sexoafectivo ya no se
estructura sobre la intuición y el misterio romántico, características asociadas al
imaginario del siglo XX, sino sobre la confianza en los algoritmos que filtran los
perfiles. En este sentido, plataformas sociales y redes de levante como Tinder, Happn y
OkCupid son las que diseñan parte del lenguaje que articula los intercambios
sexoafectivos.
Resultados
CONSUMO DE SUPERFICIE
Como señala Bilinkis, las personas revisan sus teléfonos en promedio 120 veces por
día, a veces sin darse cuenta. Si descontamos el tiempo de sueño y aseo personal, esto
promedia una revisión del teléfono cada seis minutos. De estas, la mayoría se reduce a
WhatsApp y redes sociales. En los casos de quienes buscan contactos sexoafectivos,
incluyen una red de ligue.
La ansiedad que genera estar sin ninguna pantalla se vincula con su carácter hipnótico
y seductor. Este fenómeno, caracterizado por la compulsión a estar continuamente
conectado, se denomina “miedo de quedarse afuera” (FOMO: fear of missing out).
¿Quedarse afuera de qué? En particular en las generaciones jóvenes, que portan su
deseo por ser early adopters (usuarios tecnológicamente adelantados), temor a
quedarse out de la sociabilidad contemporánea, la visibilidad y “popularidad” que
permiten las redes sociales, las tendencias sociotecnológicas y los consumos culturales
de moda.
El éxito de las redes de ligar también se explica por este temor: nadie sabe si
efectivamente sirven, pero nadie quiere quedarse al margen. En dicho contexto, el uso
de redes de ligar y redes sociales se asocia al voyeurismo digital: esa similar curiosidad
por vislumbrar la intimidad de otros.
Como señala Palumbo, algunos usuarios esconden estigmas físicos en sus perfiles,
que generan tensiones al encontrarse presencialmente con otros. Esta estrategia se
debe a que la mayoría tiende a elegir los perfiles más “perfectos”, descartando los que
muestran defectos. Por ende, para muchos resulta una cuestión de supervivencia
“mentir” o más bien enfatizar lo positivo y seductor en pos de obtener likes y matches,
lo cual estimula la autoestima, motiva a seguir utilizando la aplicación y permite
interactuar con otros.
En este sentido, una tendencia consiste en desplegar vínculos amorosos de tipo fast
food: que no requieran demasiado esfuerzo, compromiso ni inversión, pero efectivos y
placenteros.
Mi prioridad es lo sexual pero no estoy cerrado a eso. Todos buscan sexo, pero las
mujeres creen que los varones sólo queremos usarlas un rato y descartarlas. Si no hay
un beso en la primera cita lo siento como un fracaso. La última cuando propuse
besarnos me dijo “qué vulgar”. Ellas están más interesadas en una relación, en muchos
casos buscan pareja, no suelen querer sólo coger. Igual si me interesa mucho tengo
toda la paciencia del mundo (varón, 38).
Los entrevistados coinciden en que abonar una cuenta premium promueve mayor
visibilidad, la posibilidad de dar likes ilimitados y la visibilización de likes recibidos:
“Desde que pago, tengo más matches y visibilidad. Es duro pero para que funcione hay que
pagar... salvo que seas súper atractivo, que no es mi caso” (varón, 39). Más allá de quienes
tienen cuentas pagas, los perfiles más “populares” son aquellos que generan
sensaciones físicas estimulantes, que conectan con fantasías eróticas, viajeras, de
estatus o vinculadas a compartir momentos satisfactorios quienes acumulan más
“créditos positivos” en forma de likes, matches y chats son los que logran transmitir
mayor confianza y deseabilidad, al proyectar una gama de fantasías sexoafectivas de
modo más nítido:
Lo que más funciona es generar morbo, sea a través de las fotos, el texto, el chat o los
encuentros. Puede ser paradójico pero las que muestran mucho el cuerpo no suelen
dar mucha bola, al menos en mi experiencia. Aparte tampoco me interesan mucho.
Pero hay personas muy interesantes, es como la vida misma. Claro que le doy
importancia al cuerpo, pero me atrae también que saquen lindas fotos (varón, 38).
Amorlibrense. No busco ser objeto de nadie y que nadie sea mi objeto. Estoy en una
relación abierta, deconstruyendo el amor romántico. Responsablemente afectivo
(varón, 28); en una pareja abierta, no por eso soy material de descarte. Amo la vida y
sus mil matices, los desafíos y el movimiento constante. Cuestionadora de cada
respirar. Hablemos de lo que nos atraviesa (mujer, 32).
Resulta frecuente la aclaración de que no les interesa mantener relaciones casuales sin
“responsabilidad afectiva”. Esto puede ser visto como reacción ante la tendencia al
consumo de superficie, basada en coleccionar likes, matches y experiencias breves
pero intensas. En definitiva, la proliferación de críticas a quienes solo buscan
relaciones sexuales señala la creciente población deseosa de entablar relaciones con
mayor grado de compromiso e involucramiento afectivo.
GAMIFICACIÓN
Estas prácticas sugieren cierta “gamificación” del deseo juvenil, al depositar en las
aplicaciones de ligar gran parte de sus búsquedas sexoafectivas y de sus expectativas
romántico-amorosas. De este modo, no solo se “info- entretienen” con videojuegos, se
distienden y emocionan con playlists, sino que estimulan su imaginación sexoafectiva y
su autoestima, subliman su ethos romántico y sus pulsiones sexuales.
AUTOGESTION COTIDIANA
Estrategias predominantes
Cuando hay algo de química en el chat, se pasa rápido a WhatsApp. Y ahí se reitera el
esquema tradicional de que si el varón no avanza, no las invita, no les habla, ellas no te
suelen hablar ni insistir ni invitar a salir. Cuando te cancelan una cita, uno espera que sea
ella si le interesa quien proponga un futuro encuentro. Por eso es raro ofenderse con
alguien que uno no conoce, pero pasa (varón, 39).
Peronista, feminista y muy simpática (26); si sos machista, homofóbico, vueltero, con
rollos con tu ex o te interesa sólo tener sexo, seguí de largo (34); de Independiente,
sagitariana, amante de actividades al aire libre, no tomo alcohol (29)…
Homofilia y afinidad: los usuarios tienden a buscar personas con uno habitos
de clase similar, compartiendo creencias, educación y nivel socioeconómico.
EFECTOS PARADOJICOS
En torno a las aplicaciones de ligar proliferan los efectos paradójicos y, por ende, los
períodos de fascinación y rechazo en cientos de miles de usuarios.
Como señala una joven (29) en su presentación de perfil: “Necesito conocer a alguien
que me ayude a borrar esta app.”. Numerosos usuarios sugieren que les resulta difícil
sostener en el tiempo el multitasking que demandan estas app, dado que es un trabajo
exigente que se adiciona al resto de las tareas co- tidianas (laborales, académicas,
domésticas y de cuidado).
Estas aplicaciones no me frustran, tampoco les pido mucho. Pero sí que a veces me
queman porque generan mucho trabajo. He tenido épocas de una cita por día, o hasta
dos citas por día. En un momento no te da más la cabeza (mujer, 40).
Un entrevistado (39) menciona:
En este como en otros testimonios se denota cierta paradoja entre dos tendencias
que conviven en tensión. Por un lado, un individualismo exacerbado y un consumo de
superficie, manifiestos tanto en los frenéticos dedos índices que no cesan de indicar
corazones/likes o X rojas de rechazo de perfiles, así como en los miles de matches que
mueren sin llegar al chat y en el proliferante y frío ghosting.
Por otro lado, cierto espíritu de camaradería entre pares que comparten códigos de
etiqueta digital y se ayudan mutuamente dándose consejos de edición de perfiles, o de
disparadores para chatear o iniciar citas. Esta solidaridad entre usuarios se observa
tanto entre amistades como entre amantes, ex parejas o desconocidos. A su vez, quien
aconseja se construye como portador de un saber, legitimándose a sí mismo.
Respecto a las diferencias por género, lo revelado en el campo coincide con lo que
observa Palumbo (2019a) a nivel local, siguiendo a Illouz (2016): las mujeres tienden a
buscar relaciones con mayor grado de compromiso y afecto, mientras que los varones
tienden a centrarse más en la búsqueda de experiencias sexuales. Las investigadoras
adjudican estas características a la crianza y a la socialización patriarcal, así como al
denominado “reloj biológico”.
Por supuesto que existen numerosas mujeres que también centran su búsqueda en
experiencia sexuales. Esto suele desestabilizar a los varones, no habituados a que ellas
expliciten primero su deseo sexual o simplemente sus ganas de encontrarse.
Es díficil saber qué quieren muchas veces. Si que uno sea más clásico, más “macho”, o
más varón sensible. Que la mina me avance me encanta, pero me pone nervioso. No lo
digo de machirulo, no estoy acostumbrado (varón, 28).
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Por un lado, la expansión del uso de aplicaciones de ligar, streaming, redes sociales y
mensajería, así como el tiempo dedicado a la “gestión de sí mismo”; por otro, un
aumento de la “micromilitancia”, tendencia social asociada a la defensa de causas que
combinan dimensiones políticas y socioculturales.
Por esto numerosos usuarios utilizan estas tecnologías de modo inter- mitente:
durante algunos meses de modo intensivo, hasta que se agotan y deciden desactivarlas
u olvidarlas por unos meses, para reponer la energía físico-cognitiva que requiere la
gestión cotidiana de estas aplicaciones, que se adiciona al multitasking de
compromisos laborales, familiares, académicos y de movilidad urbana que la mayoría
debe cumplir.