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Anexos Sem 8 - Arte 4

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EL ARTE POPULAR PERUANO

Construyendo un retablo ayacuchano


La evolución de un arte

El retablo tiene sus inicios en los antiguos cajones de madera llamados "Cajas de
San Marcos" que contenían figuras de santos y que eran utilizados por los
sacerdotes españoles en su proceso de evangelización de los pueblos andinos.
Asimismo, también se usaban para cuidar las viviendas y a los viajeros que las
llevaban consigo.

Con el tiempo, este mundo mágico-religioso dio paso a la reproducción de escenas


de la vida cotidiana. Tal es así que, en la década de los años 40 del siglo pasado,
artesanos ayacuchanos iniciaron una transformación artística en la elaboración de
retablos incluyendo nuevas temáticas como las fiestas patronales, danzas
tradicionales, peleas de gallos, corridas de toro, eventos patrióticos, entre otras,
que, poco a poco, adquirieron mayor protagonismo. Estas nuevas formas de
manifestación se caracterizaron más por su valor estético que por su carácter
ritual.

Uno de los mayores impulsores


de esta corriente fue el artista
ayacuchano Joaquín López
Antay (1897-1981), quien desde
muy joven asumió el desafío de
confeccionar nuevas piezas, lo que terminó resultando en verdaderas obras de arte. A
partir de su trabajo, las escenas costumbristas formaron parte del eje temático de los
cajones y, de esta manera, los originales diseños se convirtieron en un sello de
identidad nacional.

La tierra del retablo

Cada año, miles de turistas nacionales y extranjeros visitan la región de Ayacucho para
apreciar las técnicas y conocer los secretos del arte del retablo. La localidad de Quinua es
considerada la "Capital de los retablistas" por el gran número de reconocidos artesanos que
viven en este lugar.

Actualmente, la demanda internacional del retablo ayacuchano es un importante motor


turístico, así como una valiosa oportunidad de progreso para los retablistas. Artesanos de
todas partes del Perú exhiben sus piezas tanto en ferias nacionales como extranjeras con el
fin de difundir esta importante expresión artística por todos los rincones del mundo.

El dato

Los retablos tienen forma rectangular y se fabrican con madera de cedro. Si bien
no hay medidas oficiales, los clásicos diseños miden aproximadamente 32 cm de
alto y 26 cm de ancho con las puertas extendidas. En el interior se colocan las
figuras que son trabajadas con una pasta hecha a base de una mezcla de papa
cocida, yeso cerámico y polvo colado. La parte posterior se cubre generalmente
con madera delgada y las puertas se unen a la caja con tiras de cuero.

Abrir las puertas de un retablo ayacuchano nos lleva a descubrir las tradiciones y
costumbres del mundo andino. Al contemplar de cerca las pequeñas piezas
fabricadas a mano y al detalle, uno se conecta con cada fiesta popular, manifestación religiosa o evento histórico y se siente parte de
ellas. Cada retablo es trabajado con gran excelencia estética, lo que hace que cada uno sea tan especial como auténtico.

Declarado Patrimonio Cultural de la Nación, se trata de una de las mayores expresiones del arte peruano y una antigua tradición andina
que se mantiene vigente hasta la actualidad. Si bien su origen se remonta a la época de la Colonia con la llegada de los españoles que
trajeron consigo capillas portátiles y nacimientos –o "belenes"–, fueron los artesanos ayacuchanos quienes acogieron las técnicas de
modelado y escultura, y adaptaron esta herencia cultural a sus propias costumbres.

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