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DCSC II. Actividad 3

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Diseño en la cultura en la Sociedad

Contemporánea II

Actividad 3
DESPERTANDO CONCIENCIAS: TEJIENDO UN FUTURO MÁS JUSTO EN LA MODA

Clara Fernández Souto


DISEÑO DE MODA
DESPERTANDO CONCIENCIAS: TEJIENDO UN FUTURO MÁS JUSTO EN LA MODA

En la encrucijada entre la expresión artística y la industria comercial, la moda ha sido testigo de un


cambio radical en las últimas décadas, especialmente en la era post COVID-19. Sin embargo, este cambio
no solo se ha manifestado en las pasarelas y escaparates, sino también en la conciencia colectiva
respecto a los impactos éticos y medioambientales de nuestra forma de vestir. En un mundo donde la
producción masiva y el consumo desmedido han caracterizado a la industria de la moda, surge un
llamado urgente a la reflexión y la acción.

No obstante, antes de iniciar un cambio e implicarnos en solventar una problemática, hay que
conocerla, por lo que a continuación, conoceremos los entresijos de una industria que lejos de brillar
solo por sus creaciones, ha generado una sombra oscura de explotación laboral, contaminación
ambiental y prácticas poco éticas. Es importante mirar más allá de las etiquetas y los precios rebajados,
hacia una comprensión más profunda de la verdadera factura detrás de cada prenda.

En primer lugar, podemos hablar sobre la moda rápida, mayoritariamente conocida como “fast
fashion”. Se trata de un modelo de negocio dentro de la industria de la moda caracterizado por la
producción masiva de prendas de vestir a bajo costo y la rápida rotación de colecciones para satisfacer
las demandas de las tendencias cambiantes. Este modelo cuenta con tiempos de producción y entrega
extremadamente cortos favoreciendo esto a la explotación laboral. Por otro lado, oferta prendas a
precios muy bajos en comparación con la moda convencional, lo cual se logra a través de la optimización
de la cadena de suministro, la externalización de la producción a países con costos laborales más bajos
y la reducción de costos en materiales y mano de obra. Además, este sistema fomenta el consumismo
masivo basándose en la noción de que las tendencias de moda son temporales y efímeras. Este afán por
consumir realmente no nace en la actualidad ya que el sociólogo y filósofo francés Jean Baudrillard ya
lo criticaba duramente en su libro “La sociedad del consumo” de 1970, donde argumenta que la
obsesión por el consumo perpetúa una búsqueda interminable de satisfacción a través de la posesión
de bienes materiales, en lugar de cultivar relaciones significativas y valores más profundos. Por otro
lado, en cuanto al impacto ambiental y social que crea el “fast fashion” hablamos de un consumo
excesivo de recursos naturales, la generación de grandes cantidades de desechos textiles y la
contaminación del agua y del aire. Bajo este término podemos encontrar empresas como INDITEX, aun
que traten de esconderlo bajo términos engañosos u otras como SHEIN a la cual se suma la problemática
de la masiva venta online. En definitiva, una suma de prácticas que conforman un modelo de negocio
enormemente dañino para la industria de la moda y la búsqueda de la sostenibilidad dentro de esta.

Por otra parte, hay que tener en cuenta la importancia de las palabras. En primer lugar, sabiendo
reconocer la terminología engañosa que emplean las marcas, para promocionar productos de manera
que parezcan más atractivos o sostenibles de lo que realmente son, esta práctica se reconoce como
“greenwashing”. Podemos encontrar términos como “Eco-friendly”, “Hecho a mano”, “Orgánico”,
“Comercio justo”, “Reciclado” … Todo este vocabulario sirve para atraer a los clientes sin ofrecer una
verdadera transparencia y contando solo la mitad del verdadero proceso de producción o transporte
que hay detrás de una prenda. Por otro lado, es de gran importancia la selección de palabras con las
que se etiqueta algo, ya que depende de ello su destino. Según el término con el que denominemos un
producto sigue ciertas leyes de tratamiento las cuales pueden hacer que se trate de un artículo de
primera o de segunda clase.

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Otra de las grandes problemáticas que atañe a la industria de la moda involucra tres factores
fundamentales como son los trabajadores, los animales y la tierra. En lo que a los trabajadores respecta,
hablamos de explotación laboral, ya que, en muchos casos, los trabajadores en la cadena de suministro
de la moda, especialmente en países en vías de desarrollo, enfrentan condiciones laborales precarias,
salarios bajos y largas jornadas laborales, por no hablar de que en muchas ocasiones se trata de mano
de obra esclava e infantil. Falta de derechos laborales por la falta de sindicatos y la ausencia de
legislación laboral efectiva, en algunas regiones permiten que las empresas de moda exploten a sus
trabajadores sin consecuencias significativas. Y, además, inseguridad en el trabajo, ya que las
condiciones de trabajo inseguras pueden resultar en accidentes laborales y lesiones para los
trabajadores, especialmente en fábricas textiles y talleres de confección. En cuanto a los problemas
éticos relacionados con los animales, destaca por un lado el uso de pieles y cuero en la fabricación de
prendas y accesorios, un uso que plantea preocupaciones éticas en relación con el tratamiento de los
animales y el impacto ambiental de la producción de pieles y cuero, no hay freno moral. Y, por otra
parte, las pruebas en animales para probar la seguridad de los productos químicos utilizados en la
fabricación de ropa y accesorios, lo que genera sufrimiento innecesario para estos. Por último, los
problemas ambientales como, la contaminación del agua y del aire con productos químicos tóxicos, la
deforestación que se produce como resultado de la producción de fibras naturales como el algodón y
la celulosa para la fabricación de textiles, o la generación de residuos textiles que a menudo terminan
en vertederos o incineradoras, causando daños ambientales.

En otro orden de cosas, entran en juego las materias primas, el producto con el que se fabrica una
prenda y del cual puede depender mucho si es sostenible o no. Pero una vez más, las marcas o empresas
pueden respaldarse bajo el “greenwashing” que conocíamos anteriormente para vender a su público
algo irreal. Gracias a dicha práctica y una creencia general los consumidores pensamos que lo natural
es sinónimo de sostenible, sin embargo, también tiene su lado oscuro. Por ello es de suma importancia
aprender a elegir y conocer el origen de lo que compramos basándonos en nuestros valores en
concordancia con los de la marca y las certificaciones oficiales.

Por último, entre otros muchos problemas que podríamos mencionar, cabe destacar una práctica de
todo menos ética, como es, la apropiación cultural. Esta refiere al uso y la comercialización de elementos
culturales específicos, como patrones, diseños, símbolos o tradiciones, sin respetar su significado
original o sin reconocer su origen cultural. Esto puede ocurrir cuando una marca o diseñador toma
prestados elementos de una cultura ajena y los incorpora en sus diseños sin atribuirlos adecuadamente
o sin considerar el contexto cultural más amplio. Hablamos de un robo en toda regla, pero en este caso
sin consecuencias, ya que, si no es por la honestidad de la marca, los consumidores nunca conoceremos
esa minoría intelectual y creadora que hay detrás, como pueden ser por ejemplo un artesano al cual
han robado su trabajo vendiéndolo bajo el término “boho-chic” y “hand-made” para atraer las miradas
de todos los compradores que quieren esconder su consumismo bajo un falso lujo y ecologismo.

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A continuación, una vez son conocidos a grandes rasgos algunos de los principales problemas que
afectan a la industria de la moda en términos de sostenibilidad y ética, es el momento de aludir a las
soluciones y alternativas que proponen la moda como herramienta de cambio dentro de prácticas más
ecológicas y honestas.

En primer lugar, en contraposición al anteriormente mencionado “fast fashion”, encontramos el “slow


fashion”, un llamamiento a bajar el ritmo de producción y consumo y focalizarnos en la calidad sobre la
cantidad, el consumo consciente, la transparencia y la ética, y la valoración de la artesanía y la tradición.
Podemos hablar de un ejemplo concreto como es la marca “ACROMATYX” creada por un conjunto
formado por Xavi García y Franx de Cristal, quienes cuentan que uno es el corazón de la marca y quien
lleva lo más profundo de su interior a los diseños y el otro la mente que le para los pies para poder llegar
a cumplir esos valores éticos y sostenibles que quieren representar como firma. Comentan que a
diferencia del gran desperdicio que hacen los gigantes textiles de producto, ellos realizan antes de cada
colección un estudio de mercado para poder aprovechar al máximo todo el material que obtienen para
sus colecciones. Además, uno de ellos es el encargado de llevar a cabo la difícil tarea de buscar talleres
de costurera/os y artesana/os que produzcan en España y sean sostenibles. Remarca la dificultad de
esta ya que en los últimos años esta industria está desapareciendo y la poca que queda emigrando a
otros países debido a la precariedad laboral.

Desgraciadamente, esta falta de industria de costurera/os dificulta también otra de las alternativas
sostenibles a las que podemos acceder, como es el restaurar nuestras prendas, darles una segunda
oportunidad para poder seguir vistiéndolas en vez de desecharlas o incluso donarlas, ya que tras nuestra
buena acción se esconde un gran y desconocido agujero negro. Si bien es cierto, del total de ropa que
desechamos si existe un porcentaje que realmente obtiene una segunda vida digna, ¿Un 80%?, ¿Un
50%?, la realidad es que tan solo un 1%... La mayoría de estos productos acaban en países en vías de
desarrollo, llegando a causar catástrofes naturales como el conocido “basurero del mundo” situado en
el desierto de Atacama, en Chile.

Como otra solución, se presenta la venta de segunda mano, no obstante, a continuación, veremos que
no es oro todo lo que reluce, ya que a pesar de tratarse de una iniciativa que aporta su granito de arena
en construir una industria de la moda más responsable, también tiene sus contras. Existen diferentes
modelos de negocio que llevan a cabo esta práctica como pueden ser las tiendas, por ejemplo, Humana,
o la venta online, como la aplicación Vinted. Ambas sirven para dar una segunda vida a prendas que de
otro modo podrían terminar en vertederos, ayudan a reducir la cantidad de desechos textiles y a
disminuir la demanda de producción de nuevas prendas, que a menudo implica recursos naturales y
energía. Sin embargo, como contras de los que hablábamos anteriormente encontramos que los bajos
precios que solemos encontrar en estos establecimientos pueden llegar a fomentar una vez más el
consumismo ya que podemos adquirir más productos por un precio mucho menor a un comercio
común. Y, en el caso de la venta online es importante ser consciente de la contaminación que produce
el transporte que traslada los productos, por no hablar del incremento que se produce cuando
realizamos devoluciones. Además, páginas de venta de segunda mano como Vinted o Wallapop se
presentan como una vía de acceso al lujo para aquellos que se esconden bajo el “quiero y no puedo”, y
les permite obtener una pieza de lujo a un precio menor al de su venta inicial, no obstante, como bien

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defendía el diseñador y teórico Bruno Munari, esto solo les servirá para tratar de aparentar o sentirse
superiores, ya que, si algo está claro, es su carencia de utilidad.

A pesar de haber hablado de una “media solución”, si existen alternativas comprometidas al 100% con
mejorar la industria como puede ser la ropa a medida. “Carmen 17” es un estudio de diseño y realización
de vestuario además de taller de confección de ropa local. Se trata de una alternativa completamente
sostenible no solo por el modelo de negocio si no porque como bien mencionan en su página web
“Hacemos ropa artesanal en condiciones laborales justas empleando materiales de cercanía de alta
calidad, de origen natural y escogiendo fibras como el tencel, de impacto medioambiental reducido.”

Uno de los factores más importantes para poder cambiar nuestros hábitos como compradores y seguir
un seguir un rumbo más sostenible es aprender a comprar y aquí es donde entra nuestra
responsabilidad como consumidores. Es fundamental tener claros nuestros valores e investigar sobre
los de las marcas que nos interesan para saber si son compatibles o no. Si queremos introducirnos en el
consumo de ropa sostenible y respetuosa debemos informarnos sobre donde producen, en qué
condiciones, que materiales emplean, cuál es su filosofía, en que se inspiran… Y, sobre todo, aprender
a ser críticos y desconfiar de primeras de todo lo que nos intentan vender las marcas con su imagen, ya
que en este ámbito y como bien hemos podido observar, el “greenwashing” está a la orden del día y es
nuestra responsabilidad identificarlo.

Como mencionaba al principio, este cambio radical en la moda, de consumismo masivo y practicas poco
morales, viene dándose en las últimas décadas y especialmente una vez pasado el confinamiento debido
al COVID-19. Por lo que se presenta como una solución lógica una vuelta al pasado. Si bien es cierto,
esto es complicado debido a numerosos factores que rodean la industria en la actualidad, no obstante,
debemos reinventarnos y buscar aquello que nos diferencia y por lo cual podamos ser reconocidos en
el sector. Tenemos como ejemplo a Francia con la alta costura, la cual podemos destacar como practica
artesanal. En España en las últimas décadas podemos hablar de moda de autor, cuyas colecciones se
distinguen por su originalidad, creatividad y enfoque artístico y se caracterizan en muchas ocasiones
por la artesanía y sostenibilidad.

En conclusión, adoptar un enfoque de moda más justo, sostenible y ético implica reconocer el impacto
de nuestras elecciones de vestimenta en el medio ambiente, en las comunidades de todo el mundo y
en los derechos de los trabajadores. Al considerar cuidadosamente nuestras decisiones de compra y
adoptar prácticas más conscientes, podemos contribuir a construir una industria de la moda más
responsable y equitativa. Desde elegir prendas de materiales sostenibles y producidas éticamente hasta
apoyar marcas que priorizan la transparencia y el respeto a los derechos humanos, cada pequeña acción
cuenta en el camino hacia un futuro de la moda más justo y sostenible.

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BIBLIOGRAFIA:

Riezu, M. D. (2021). La moda justa: Una invitación a vestir con ética. Editorial Anagrama. (Consultado el
14 de abril de 2024)

Bartlett, J. (s.f.). Atacama, el lugar donde van a morir las prendas de ropa 'lowcost'. National
Geographic. https://www.nationalgeographic.es/2023/04/desierto-atacama-vertedero-prendas-de-
ropa-lowcost (Consultado el 14 de abril de 2024)

Chan, E. (2021, 28 de abril). La guía definitiva para no perderte en el mundo de la moda sostenible.
Vogue España. https://www.vogue.es/moda/articulos/moda-sostenible-que-significa-guia-consejos-
marcas (Consultado el 14 de abril de 2024)

Pico, R. (s.f.). «Lo barato no es un derecho si se consigue a costa del sufrimiento de alguien».
Ethic. https://ethic.es/2022/05/entrevista-marta-d-
riezu/?_gl=1*9gbk2*_up*MQ..*_ga*MjAwMDMwNDQ1NC4xNzEzMTkzMDkw*_ga_0LL6WCT924*MT
cxMzE5MzA4OS4xLjAuMTcxMzE5MzA4OS4wLjAuNTc0ODgzOTg3 (Consultado el 14 de abril de 2024)

Zeas, S. (s.f.). Vista de HACIA UNA MODA SOSTENIBLE Y ECOLÓGICA. DISEÑO ARTE Y
ARQUITECTURA. https://dayajournal.uazuay.edu.ec/index.php/daya/article/view/31/27 (Consultado el
14 de abril de 2024)

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