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El sentido común dominante nos indica que sin democracia no puede haber
ciudadanía, pero para entender mejor el concepto se revisara la definición de algunos
autores:
Por otro lado, ciudadanía como pertenencia en el sentido de nacionalidad nos habla
de las reglas que permiten a un país aceptar a alguien como un nacional, es decir,
como un ciudadano con plenos derechos.
Ser ciudadano significaba en primer lugar una sola cosa, no ser esclavo. Hace mucho
tiempo en la Antigua Grecia, los griegos clásicos consideraron que había que ser
varón y mayor de cierta edad para poder detentar la cualidad de la ciudadanía de
pleno derecho, con lo que excluyeron de la misma a las mujeres y los niños, que la
tendrían de hecho. Esto es, a tal colectivo de mujeres y niños se les consideraba en
cierto modo ciudadanos de hecho, aunque no de derecho: al niño en cuanto nacido
en la ciudad (y por tanto, futuro ciudadano con voz y voto) y a la mujer en cuanto que
madre, puesto que lo había engendrado (pero sin voz ni voto en la asamblea).
En esta época los ciudadanos pagaban impuestos, pero los extranjeros tampoco eran
considerados ciudadanos pero si debían pagar impuestos. No todos podían participar
en la política, ya que el gobierno en aquel tiempo se caracterizaba por la división de
dos sistemas políticos: Monarquía en la que las decisiones recaían en una sola
persona (Rey o Reina), y Tiranía en donde el gobierno tenía poder total o absoluto, no
limitado por unas leyes, especialmente cuando lo obtiene por medios ilicitos, y abusa
de él.
En el año 509 A.C en épocas de roma los ciudadanos ya empezaron a tener un poco
más de derechos, pero se daba aun la exclusión de estos en aquellas personas que
no pertenecían a una clase social alta, ya que en Roma la población se dividía en dos:
Patricios quienes eran los de la clase social alta y los plebeyos que pertenecían a la
clase social pobre.
Hasta hace algunas décadas la mujer se hizo presente en las urnas electorales, hoy
en día se reconoce no solo su derecho al voto sino su preparación para representar a
un pueblo. Cuando miro hacia las problemáticas de otras naciones me anima saber
que hemos avanzado sin embargo esto no es aliciente para decir que al menos no
estamos tal mal como algunos dicen, sino que me motiva a pensar que si hoy por hoy
se han logrado cambios significativos es posible soñar con un mundo mejor.