EdEOS 23LA Minificcionistas Pandémicos Def
EdEOS 23LA Minificcionistas Pandémicos Def
EdEOS 23LA Minificcionistas Pandémicos Def
Colectivo Internacional
Minificcionistas Pandémicos
Antologadores
Sara Coca
Carmen Tocay
Mustapha Handar
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Colección:
LITERATURA DE LAS AMÉRICAS
Curador de la Colección: Piero De Vicari
Página | 2
Presentación
Patricia Rivas Morales
Página | 3
transmiten hasta el último rincón del
universo.―Somos solo una energía―.
Somos Microscopios.
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Según el escritor mexicano Marti Lelis, quien
propuso el título, «en la práctica cada
minificcionista actúa visualizando lo muy grande o
lo muy pequeño», la Rae lo define como un
«instrumento que permite observar objetos
demasiado pequeños para ser percibidos a simple
vista», y Lauro Zavala lo expone por medio de su
investigación: La minificción bajo el microscopio.
Página | 5
Martínez Reyes y Ricardo Calderón Inca, de Perú,
Geraudí González Olivares, de Venezuela en
Colombia, Lilian Aguilar de Andreutti, de
Venezuela, Patricia Martín Rivas, de España en
Nueva York, Mustapha Handar, de Marruecos y
Alberto Sánchez Argüello, de Nicaragua.
Página | 6
Sean todas y todos bienvenidos a nuestro universo
μικρός micrós σκοπέω scopéo.
Página | 7
Lilian Aguilar de Andreutti
(La Guaira, Venezuela)
Página | 8
Desconcierto
Página | 9
Simiente
Página | 10
Presencia femenina
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El emperador
Página | 12
Roberto Almendáriz Rueda
(Quito, Ecuador)
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La casa de las hormigas
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Pluviometría
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Las aguas se lo llevaron todo, toda la maldad del
mundo, y toda la bondad, también.
Hacia el final de los tiempos, el río se levantó muy
por encima de nuestra casona.
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Canto de cisne
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Toponimia
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comprometidas en la guerra contra el
narcotráfico―, pues aquel pueblito a orillas del Río
Coca era conocido por todos como San Antonio de
la Coca, o El Coca, a secas. Nadie conoce a ciencia
cierta el origen del nombre ni la fecha de
nacimiento de la ciudad: si vio la luz el 13 de junio,
en la fiesta de San Antonio de Padua, si la llamaron
así considerando al río, si la hoja de coca crecía
libremente en sus linderos o si alguno de sus
fundadores pertenecía al linaje de don Rodrigo de
la Coca, son misterios que la selva se ha llevado a
las entrañas... Lo único seguro es que ningún
paisano se atreverá a usar la denominación oficial
para referirse a su terruño, El Coca, a secas.
Gracias a Sara Coca.
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Karla Barajas
(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México)
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Geometría
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Jiaorén
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Hilo de dragón
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Natalidad
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Jorge Jesús Barriga Sapiencia
(Potosí, Bolivia)
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Terror en el ocaso
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¿Tal vez vendrían en paz? Deseando ser parte de la
comunidad, pero hay un precio que pagar y se
cobra cada día por el resto de sus vidas. Es el de
olvidar todo credo e ideología y abrazar a la tierra
como la madre que es.
Un día los temores se hacen realidad y toman la
forma de una larga procesión precedida por una
enorme cruz que se dirige hacia el refugio.
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Regimiento 588
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Música de costillas
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amigos hicieron un descubrimiento asombroso, la
placa radiográfica sirvió para grabar los surcos de
las canciones de los Stones.
Sin perder tiempo, se dirigieron a buscar en los
basureros de los hospitales las radiografías que
estos desechaban. Así iniciaron la reproducción de
los grandes éxitos de la época: Los Beatles, los
Stones, los Doors, Iron Butterfly, Creedence y
Uraiah Heep así como otros grandes del jazz y
canciones rusas prohibidas.
Los marineros proporcionaban los discos originales
y los enfermeros la materia prima. La música de
huesos, como se le conocía, se disfrutaba en cafés
clandestinos. Así el rock rompía una vez más una
frontera y la censura. Esta vez en la traslúcida
forma de radiografías circulares de huesos.
Sin embargo, los largos brazos de la KGB, dieron
con el autor y lo sentenciaron a veinte años en una
prisión de Siberia.
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Tiempo más tarde Vladímir coreó «Easy living»
junto a Uriah Heep en vivo en Moscú y se la dedicó
a su amigo encerrado.
En 1991, con varios años encima, los socios se
reencontraron en esa misma capital, y disfrutaron
de algo que años atrás solo habrían soñado: el
festival Monsters of Rock.
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Pipocas para el alma
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Camilo F. Cacho
(La Consulta, Mendoza, Argentina)
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La obra del mundo
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Amor eterno
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La ovación se prolonga y los artistas continúan
inmóviles como parte del espectáculo.
La gente comienza a retirarse.
Afuera, la multitud ve llegar una ambulancia. Un
paramédico expresa que no hay nada por hacer, el
efecto fue infalible.
Mientras tanto, en el camarín, el personal de
limpieza ordena las cosas de la ventrílocua y limpia
los restos de cianuro que quedaron sobre el tocador.
A pocos metros, una boca de trapo abierta y
amarga, confirma un silencioso amor eterno.
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Caja de muñecas
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metido en la oreja. A veces lloraba y a mí me
ponían paños fríos en días de fiebre, curitas en las
rodillas cuando me caía de los patines o me
tironeaban con un peine fino para sacarme los
piojos.
La otra muñeca cantaba el Andon Pirulero y
jugábamos a la mancha, al gallito ciego, a la
guarapa sapa, al luche y a la payana. Veíamos el
Chavo, Carozo y Narizota o las películas de Los
Parchís. Otras veces metía la muñeca en una
canasta de mimbre y la llevaba a la casa de mi
abuela, donde comíamos pastelitos con membrillo,
turrón alemán y galletitas con forma de animales y
veíamos Topacio y Cristal, mientras ella tejía
bufandas, aunque en esa casa siempre fue verano.
Hasta que una mañana me desperté y descubrí
sangre en mi bombacha. Me senté en la cama.
Levanté la vista y las vi adentro de la caja, quietas,
una al lado de la otra, con los ojos muy abiertos,
como asustadas.
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Desde aquel día, las muñecas que hablaban,
lloraban y cantaban, se quedaron mudas para
siempre.
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Responso de un buitre a un hombre solitario
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habrá hecho aquel hombre con su vida para
merecer que nunca nadie vino a buscarlo.
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Ricardo Calderón Inca
(Trujillo, Perú)
Página | 42
Decisión
Página | 43
El que ríe al último
Página | 44
El último deseo
Página | 45
Ecuador
Página | 46
Sara Coca
(Sevilla, España)
Página | 47
Cambio climático
Página | 48
Deshonra
Página | 49
Los raros
Página | 50
Paréntesis
Página | 51
Patricia Dagatti
(Villa María, Córdoba, Argentina)
Página | 52
El llanto de la Pachamama
Página | 53
Herejías
Página | 54
La embajadora
A Zulay Pinto
Página | 55
Resistencia
Página | 56
José Manuel Dorrego Sáenz
(Madrid, España)
Página | 57
Caza de brujas
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supuesto, con la máxima discreción: palabra de
bruja.
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El amante fiel
Página | 60
Nada
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Volver la vista atrás
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Lorena Escudero
(Soria, España)
Página | 63
Ruidos II
Página | 64
Otra vez
A Karla Barajas
―Otra vez.
―Bueno, no es para tanto.
― ¿Qué no? Recuerda cómo volvió a casa la
última vez.
―Uf, es verdad. ¿No puedes pedir que lo traigan a
domicilio?
―No, imposible. No tienen hueco en toda la
semana.
―Pues tendrás que salir.
―No creo que pueda.
―A ver, no es tan difícil: sales, supermercado, diez
minutos, a casa.
―Claro, mientras mantiene la vista clavada en el
suelo, para no mirar a nadie.
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―Es normal tener aprensión.
― ¿Aprensión? Terror es lo que tiene.
― ¡Basta!
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Ruidos III
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El día en que nos enamoramos
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Jonathan Alexander España Eraso
(Pasto, Nariño, Colombia)
Página | 69
Del libro Paisajes de Luz2
En el cuenco
la cabeza de un gato
bebe su sombra.
2
(Taller Blanco Ediciones / Editorial Avatares, 2021)
Página | 70
Noche desierta.
El cuello del cordero
aguarda el puñal.
Página | 71
Ruido feroz:
se posa la luz
en el filo rojo.
Página | 72
Libro de niebla.
Entre palabras y agua
emerge el poema.
Página | 73
Geraudí González Olivares
(Valencia, Venezuela)
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Certeza
Va y viene...
Recibe y ofrece...
La ceremonia no tiene horario.
En el vaivén arrastra especies, desperdicios. Hace
lo mismo con lo que cada habitante suyo lleva
dentro. Ulises no es la excepción.
Página | 75
Encrucijada
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Fotografía en blanco y negro
Página | 77
naturaleza ni con su función reproductiva ni con la
vida misma.
Página | 78
Nota de prensa en tiempos de independencia
Página | 79
Dina Grijalva
(Culiacán, México)
Página | 80
Manjar de México
Página | 81
Mi nuevo amor
Página | 82
poco he ido recuperando mi vida y mi cuerpo. Ahora
lo cuido y lo mimo para mí. Y he aprendido que el
placer vive en mi cuerpo y que soy yo, y solo yo,
quien puede decidir hacerlo vibrar hasta el éxtasis.
Descubrí que no son los pelos ni los rollitos de grasa lo
importante, sino el clítoris. Y solo si quiero y cuando
quiero gozo junto a otro cuerpo.
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Instrucciones para escribir una minificción
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Mi eterno retorno
Página | 85
Mustapha Handar
(Agadir, Marruecos)
Página | 86
Oasis
Página | 87
descubrimos que el desierto se tragó los huertos y
se adueñó de las casas y de la mezquita. Las
poderosas dunas trajeron consigo calaveras
humanas e increíblemente la cabeza de la Gran
Esfinge de Giza desde el otro lado de la Tierra.
Incluso corría hacia nosotros una gigantesca ola de
color ocre oscuro, muy oscuro.
Finalmente, entendimos que el desierto devastador
completaría su vuelta al planeta desplomándose en
nuestro oasis.
Página | 88
Compañía
Página | 89
El cazador
Página | 90
brindara cuidado y amor; y fui en busca de mi
escopeta.
Página | 91
El gran pez
Página | 92
Marti Lelis
(Ciudad de México, México)
Página | 93
Aviso
Página | 94
Boceto de mujer con flores
Página | 95
útiles en algún otro momento, más allá del fin; lo
hacía inmóvil, como observándose a sí misma en lo
contemplado, como una empirista recalcitrante
anclada en la ortodoxia. Tenía treinta años, una
belleza perturbadora y prefería los gatos.
Página | 96
Indigestión
Página | 97
vivir, pienso mientras el pelo de la rata me
cosquillea la garganta. Cuando regreso a la cama
donde él ronca acaricio su espalda, su cabello.
Quizás es amor. Me quedo quieta: la rata en mi
estómago se movió, casi nada, debe estar por morir.
Página | 98
Vida íntima de los libros
Página | 99
pesada carga, en tanto el viejo ya dormía con una
sonrisa. El niño salió del tiradero con un puñado de
monedas: ojalá pagaran un poco mejor el papel por
kilo, pensó. Y entró de nuevo al laberinto.
Página | 100
Patricia Martín Rivas
(Madrid, España)
Página | 101
Shhh
Página | 102
Hibisco, del latín hibiscus, del reino plantae, de
la clase magnoliopsida, de la familia malvaceae
Página | 103
arrancar las flores, preciosas, preciosas flores, pero
mueren mañana. O quizás las cenizas de los
incendios cercanos las aniquilen para siempre. O
quién sabe, ¿los gatos comen hibisco? Gabriela
siempre tiene hambre, igual hoy se le antojan flores
para la merienda.
O bueno, no sé, aún no he leído demasiado sobre el
tema, la verdad.
Cuando contemplo mi hibisco, su presente florido
me mitiga la ansiedad por unos instantes bellos y
naranjas de sosegado corazón fucsia y
aterciopelados estigmas dorados… Preciosas,
preciosas flores, preciosísimas. Qué pena que
mañana amenace con amaneceres marchitos.
Página | 104
Fuegos póstumos
Página | 105
en la misión de San Gabriel ni las acusaciones a
grito de «¡bruja!», sino más bien ese inmundo
bautizo forzado con el que le arrancaron la
identidad y le plantaron el indecoroso, pero
cristianísimo, nombre de Regina Josefa.
En las brevísimas crónicas que narran su período
vital de catolicismo impuesto, pareciera que ella
hubiera elegido algo durante los doce años entre
esas dos muertes, cuando la casaron con un soldado
español que la preñó con tres vástagos, Cesario,
Juana de Dios y María Clementina.
***
Según los bomberos de San Gabriel, Los Ángeles,
el incendio ha comenzado a las 4:24 de la
madrugada del sábado 11 de julio de 2020. Se
piensa que ha sido intencionado, pero no han
encontrado culpables. Nadie se atreve a contar que
se ha oído durante toda la noche el eco del alborozo
de Toypurina arremolinado entre las llamas.
Página | 106
Invisibilidad post mortem
Página | 107
regalos y de las reuniones familiares y de las flores
para nuestros muertos. Felicidades de parte de
todos, de todos, decía, proyectando desde su
superinvisibilidad las voces calladas ajenas.
Ella hacía todo lo invisible. Ella era invisible.
Superinvisible, vamos, con esa piel tan, tan, tan
invisible.
Murió y aprovechó sus superpoderes para colocarse
en un huequito, pequeña, pequeña, diminuta en su
huequito. Y su tumba ahora reza «Familia
Francisco García Sánchez».
¿Cómo se llama, dices? Bah, da igual. Si ella es
invisible.
Página | 108
Juan Martínez Reyes
(Chimbote, Perú)
Página | 109
Milagro inconcluso
Página | 110
Justicia
Página | 111
Conquistadores
Página | 112
Renacimiento
Página | 113
Edward Antonio Martínez Celis
(Sogamoso, Boyacá, Colombia)
Página | 114
Ausente
Página | 115
Desconfianza
Página | 116
Libertad
Página | 117
Fruto perfecto
Página | 118
Camilo Montecinos Guerra
(Arica, Chile)
Página | 119
Amor altiplánico3
3
Texto inédito.
Página | 120
quebradas y arroyos andinos, como un eco que
repite tu voz que no volverá.
Página | 121
Biografía inconclusa4
4
Publicado en Golpes sobre la mesa, Ediciones Sherezade, 2017.
Página | 122
Cargo de conciencia5
5
Publicado en Golpes sobre la mesa, Ediciones Sherezade, 2017.
Página | 123
Cuarentena extendida6
6
Publicado en Confinamiento: antología de terror y ciencia ficción,
Cathartes Ediciones, 2020.
Página | 124
Patricia Nasello
(Córdoba, Argentina)
Página | 125
Calor
Página | 126
La bruja
Página | 127
aldea habrán perdido a su única médica. La única
luz que, velando por ellos, los alumbraba.
Página | 128
Música en mi boca
Página | 129
Concierto perdido en verde mayor
Página | 130
Norma Yurié Ordóñez
(Ciudad de Guatemala, Guatemala)
Página | 131
Simulación
Página | 132
Naufragio
Página | 133
Creación
Página | 134
Legado
Página | 135
Zulay Pinto
(Bogotá, Colombia)
Página | 136
El choque
Página | 137
La voz
Página | 138
Transgenia
Página | 139
Caso resuelto
Página | 140
Estela Porta
(Tafí Viejo, Tucumán, Argentina)
Página | 141
El periplo del héroe
Página | 142
Nadie7
7
De Del lado de los tarcos, microficciones, I.N.S.I.L. - F. de F. y L.,
U.N.T., San Miguel de Tucumán, 2014.
Página | 143
Tantas veces, en lo íntimo invisible hay un aire
demasiado raro, un olor violento, nauseabundo y no
es a muerte en el brocal.
El propio hogar es el aljibe, el laberinto de
Asterión. Deshojación infame. La niñez sin boca,
amenazada.
El propio hogar, sin salida, va gestando el
espejo, el Otro, Minotauro del mañana.
El propio hogar el pozo, la sepultura de los
sueños; los secretos de entrecasa son pena de la
palabra muerte.
Y no poder hacer nada o hacer todo.
La flecha sucediendo en el arco de la Palabra.
Ellas, las de la pluma en la mano, las que
encienden las palabras para salvar a tantas otras,
mujeres rotas, mujeres sombras, fantasmas sin ojos
y sin voz. Las de la pluma en la mano, mujeres
Página | 144
escritoras, tejedoras que van hilando las alas, el
vuelo hacia el ―nunca más―. Ellas, las escritoras,
artesanas del verbo rebelarse, del sustantivo coraje
―escribe la abuela con su pluma en la mano―
fueron y somos, somos y seremos capaces de
reescribir el mundo a la manera del pájaro, leer el
mundo a la manera del agua, nombrar el mundo a
la manera de la luz, recrearlo sobre la tierra negra y
recrearnos, que no es poco.8
8
De Cuando los ojos, microficciones, Editorial Trascendernoa, San
Miguel de Tucumán, 2019.
Página | 145
Patricia Rivas
(Santiago de Chile, Chile)
Página | 146
Agua
Página | 147
Sonido Sagrado
Página | 148
Mater humanitas
Página | 149
Consuelo. Munakuywanmi willasaq
Página | 150
llanto desgarrado del consorte. Aprovechamos para
encubrir el propio.
Página | 151
Alberto Sánchez Argüello
(Managua, Nicaragua)
Página | 152
Inventario de la novela que no escribiré
Página | 153
Desencuentro
Página | 154
Idólatras
Página | 155
Otra Alicia
Página | 156
Angélica Santa Olaya
(Ciudad de México, México)
Página | 157
Depredador
Página | 158
Stradivarius
Página | 159
Fuego
Página | 160
Epifanía
Página | 161
Eliana Soza Martínez
(Potosí, Bolivia)
Página | 162
Armonía nocturna
Página | 163
forma, la noche no se hizo tan larga. Desde
entonces escucho música en todas partes.
Página | 164
Epifanía
Página | 165
interior, que se comía las sombras de su celda,
cerró los ojos por unos segundos y los rayos del sol
se colaron por los agujeros del techo.
Después de la lectura de su sentencia y las razones
por las que la quemaban viva, el tiempo se
suspendió en el aire. Al momento de encender las
llamas, la gente que veía el espectáculo se asombró
al percatarse de una extraña luz que rodeaba a la
mujer. La sorpresa fue mayor, porque el fuego no
le hacía daño y el color de las flamas cambió a un
rojo intenso. De pronto, ella levitó frente a las caras
asombradas de todos. La profecía se había
cumplido, era la elegida y, por tanto, inmortal.
Página | 166
Artesana de palabras
Página | 167
Humintas con ají
Página | 168
Entonces, dividíamos los triangulares al horno y los
rectángulos amarrados a en agua hervida. Cada una
con gusto y textura diferente. De niña prefería las
horneadas, se asemejaban a cartas del futuro que
recibían los mayores. Hoy, me gustan más las de
olla, las imagino como regalos que me entregan, en
su sabor, recuerdos de las manos de mi abuela y me
demuestran lo parecida que soy a mi madre.
Página | 169
Carmen Tocay
(San Pedro, Chuarrancho, Guatemala)
Página | 170
Árboles milenarios
Página | 171
Un encuentro inesperado
Página | 172
―No hay de qué, está en su casa ―contestó,
mientras se fue por un pasillo, diciendo―:
«Muchos siglos van corridos
desde que hay suicidados
amantes menospreciados
y jugadores perdidos».9
9
Fragmento del poema Suicidados, de José Batres Montufar
Página | 173
Resistir por el agua
Página | 174
Los dueños de la empresa dicen que nosotros
somos unos revoltosos, que somos gente que no
entiende de progreso. —Lo que ellos no saben es
que el agua es vida y que hay que respetarla para
que podamos vivir—.
A varios vecinos los han asesinado, yo he sufrido
algunas agresiones, también me han querido matar,
pero yo nunca dejaré de luchar, aunque muera.
—Hoy estoy acá, entre las rejas, mi delito es
defender el agua—.
Mi deseo es que las futuras generaciones de mi
pueblo no sufran por la falta de agua, que tengan
una vida digna. Que los invasores no les arrebaten
ese derecho.
—Por ello resistir, es ante todo un acto para
defender el agua—.
Página | 175
Índice
Presentación ......................................................... 3
(Patricia Rivas Morales)
Página | 176
Toponimia........................................................... 19
Página | 177
(La Consulta, Mendoza, Argentina)
La obra del mundo .............................................. 37
Amor eterno ........................................................ 38
Caja de muñecas ................................................. 40
Responso de un buitre a un hombre solitario ..... 43
Página | 178
Los raros ............................................................. 55
Paréntesis ............................................................ 56
Página | 179
Lorena Escudero ................................................. 69
(Soria, España)
Ruidos II ............................................................. 71
Otra vez .............................................................. 72
Ruidos III ............................................................ 74
El día en que nos enamoramos ........................... 75
Página | 180
Encrucijada ......................................................... 85
Fotografía en blanco y negro .............................. 86
Nota de prensa en tiempos de independencia .... 88
Página | 181
Marti Lelis ........................................................ 104
(Ciudad de México, México)
Aviso................................................................. 106
Boceto de mujer con flores............................... 107
Indigestión ....................................................... 109
Vida íntima de los libros .................................. 111
Página | 182
(Chimbote, Perú)
Milagro inconcluso ........................................... 124
Justicia .............................................................. 125
Conquistadores ................................................. 126
Renacimiento .................................................... 127
Página | 183
Cargo de conciencia ......................................... 138
Cuarentena extendida ....................................... 139
Página | 184
Zulay Pinto ...................................................... 153
(Bogotá, Colombia)
El choque .......................................................... 155
La voz ............................................................... 156
Transgenia ........................................................ 157
Caso resuelto .................................................... 158
Página | 185
Consuelo. Munakuywanmi willasaq ................ 170
Página | 186
(Potosí, Bolivia)
Armonía nocturna ............................................. 186
Epifanía............................................................. 188
Artesana de palabras ......................................... 190
Humintas con ají ............................................... 191
Página | 187
Colección:
LITERATURA DE LAS AMÉRICAS
Curador de la Colección: Piero De Vicari
Página | 188