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García - Rodríguez Daniel 4

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DANIEL GARCÍA RODRÍGUEZ

GRÁFICO 1.1.- PORCENTAJE DE ANTIGÜEDAD DE LAS EMPRESAS SEGÚN ESTRATO DE


ASALARIADOS EN ESPAÑA
FUENTE: INE - DIRCE (2020).

En relación con esto, debemos tener claro que es importante distinguir entre eficacia y
eficiencia en el ciclo de vida de una empresa:
1. Al comienzo, las organizaciones son pequeñas y eficientes. Esta eficiencia les
permite maximizar el valor de los recursos escasos, pero a su vez, también
sacrifican una eficiencia en forma de mermas de la productividad. Los errores de
los principiantes y las limitaciones de la capacidad hacen que la producción de
bienes o servicios sea limitada y que, por lo tanto, el coste unitario y la eficacia
en la maximización del beneficio y la tesorería sea un reto constante.
2. En el punto de inflexión, cuando se consolida la empresa, deben darse las
condiciones correctas que eviten desestabilizar el funcionamiento de la misma y
llevarla a su fin.

En cualquier caso, si se lleva una correcta gestión de la empresa y el entorno es


favorable, la decisión de abarcar una mayor porción de mercado y la incorporación de
más personal, en definitiva, crecer, puede ser adecuada.

La gran mayoría de las empresas comienzan su actividad con una clara división de
tareas que facilita el reparto de responsabilidades y ámbito de acción de cada empleado.
En cada área de la empresa se utilizan, por lo tanto, sistemas de gestión distintos con
funciones destinadas a tareas concretas. Esta “gestión informal” requiere una
interacción personal constante y precisa de comunicación continua entre los
trabajadores.

Cuando una empresa crece, la gestión informal presenta limitaciones en la gestión


administrativa y de procesamiento de la información: al aumentar el número de
empleados, las interacciones necesarias para transferir información aumentan
exponencialmente y la comunicación se vuelve demasiado compleja y costosa (Dávila
y Foster, 2007).

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IMPLANTACIÓN DE UN SISTEMA ERP EN LA PYME

Independientemente de la situación de la empresa, hay varios motivos por los que es


interesante incorporar un sistema de control de gestión. Dávila et al. (2009) recogen una
serie de roles que aportan estos sistemas identificados por la literatura:
1. Hacer que las metas sean explícitas y estables.
2. Aprendizaje de códigos del pasado. Facilita la difusión de lo aprendido en
experiencias pasadas.
3. Coordinación de ayuda. Permite que toda la organización coopere de forma
ordenada para conseguir los objetivos.
4. Planificar la secuencia de pasos a seguir para la implementación de la estrategia.
5. Promover la rendición de cuentas y facilitar el control. Al tener claros los
objetivos, resulta sencillo identificar posibles errores.
6. Contratación con terceros. Facilitan la interacción con otras empresas.
7. La simbología, útil en la legitimación de la dirección. Al ser tecnología
innovadora, aporta una apariencia de competencia.

A pesar de las ventajas que pueda aportar un sistema de gestión de control a una
entidad, si se consideran como una innovación para la empresa, existen dos cuestiones
importantes que afectan a su incorporación. Primero, existen factores externos
determinantes sobre la capacidad de la empresa para incorporar nuevas tecnologías: la
tecnología disponible (mercado), el contexto organizacional (características internas) y
el factor ambiental (entorno) (Alsharari et al., 2020). Segundo, y en relación con esto,
deben quedar claras las ventajas relativas de su incorporación, la compatibilidad (o no)
con los sistemas actuales, el nivel de complejidad que se incorpora, la probabilidad de
que la implantación sea exitosa, y finalmente, que los problemas en la implantación sean
observables (Rogers, 1995).
En la actualidad la tecnología disponible es mucho más avanzada que hace unas
décadas. Por ello, las empresas más jóvenes parten de un nivel de digitalización mayor
que empresas más antiguas (FAEDPYME, 2018). Delgado (2016) determina que la
situación actual, donde la transformación digital ha revolucionado, además de las
tecnologías, la sociedad y la economía a nivel global, las empresas deben tener una
estrategia de digitalización que les permita adaptarse y ser competitivas. Según su
definición (Delgado, 2016, pág.94):
“Una empresa digital es la que usa intensamente las TIC para competir. […] ha
realizado un esfuerzo consciente y sistemático para, gracias a las tecnologías de la
información, ser más ágil, conocer y tener una mejor relación con sus clientes, reducir
sus costes mediante la automatización extrema de sus procesos, incorporar tecnología
a sus productos o servicios o facilitar la colaboración digital de sus empleados.”

Distintos estudios concluyen que las pymes, si bien conocen la importancia de la


correcta gestión de la información y la necesidad de digitalizar, no destinan los recursos
y esfuerzos necesarios para tener un control de gestión adecuado.
Según Hernando Vivar (2014, pág.138) el origen de este problema puede deberse a: la
falta de especialización en materia de control de gestión de los responsables; y no tener
configurado un sistema de control de gestión adaptado a sus necesidades.
Según FAEDPYME (2018, p.45) las pymes son reticentes a la transformación digital
debido a que conlleva un riesgo que puede amenazar la supervivencia de la empresa.
Por ello prefieren esperar a conocer el resultado de incorporar nuevas tecnologías que
obtengan empresas grandes. El estudio concluye que solo el 35% de las empresas
(estudio para pymes de más de 5 empleados) posee una aplicación de ERP, siendo más

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