Estrategias Contra La Violencia de Género Desde La Administración de Justicia
Estrategias Contra La Violencia de Género Desde La Administración de Justicia
Estrategias Contra La Violencia de Género Desde La Administración de Justicia
Integrantes:
CHANAMÉ AYASTA, Brayan Manuel
CAMACHO IRURETA, Arilson Edu
OTOYA DIAZ, Sender Briggitte
TONGO HERRERA, Kiari Nicole
JIMENEZ VEGA, Jesús Alberto
ZEÑA SANCHEZ, Juan Carlos
ENEQUE LLONTOP, Kevi Thomas
LAMBAYEQUE- PERÚ
2024
Estrategias contra la violencia de género desde la Administración de
Justicia
Introducción
La violencia de género no es un fenómeno nuevo, pero su reconocimiento y su
visualización, así como el paso de ser considerada una cuestión privada a un
problema social y de salud es relativamente reciente. Este problema traspasa
países y fronteras afectando a todas las mujeres y considerándose un
problema de salud pública por su impacto en la salud. Son muchas las mujeres
asesinadas en estos últimos años, aun existiendo medidas legislativas de
protección y seguridad. La violencia de género constituye un problema de
dimensión mundial, reconociéndose ya desde la Asamblea de las Naciones
Unidas, (resolución 48/104 del 20 de diciembre de 1993) como una violación de
los derechos humanos y las libertades fundamentales contra las mujeres.
Representa un obstáculo para lograr los objetivos de igualdad, desarrollo y paz
como se señala en la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres. La 49ª
Asamblea Mundial de la Salud reconoció la violencia contra las mujeres
(violencia basada en el género) como un problema de salud pública creciente
en todo el mundo y lo identifica como factor crucial en el deterioro de la salud,
tanto por su magnitud como por sus consecuencias y se insta a los gobiernos a
tomar medidas conjuntas para prevenirla y eliminarla.
Para poder intervenir en estas situaciones es preciso ser consciente de que
existen cambios a nivel personal que exigen reflexión, cuestionamiento y
posicionamiento sobre lo que es ser hombre y mujer, tener presente que, en el
comportamiento, las actitudes y creencias existen sesgos sexistas en el día a
día. Estos mandatos de género afectan y condicionan la respuesta a
situaciones de violencia. Así el empoderamiento y la igualdad de género
resultan vitales para construir una sociedad libre de violencia, donde no se
vulneren los derechos de las mujeres y en donde los hombres compartan de
forma igualitaria la distribución del poder. “Las mujeres deben ser actoras y
autoras de su propia vida”.
En la Conferencia Mundial de las Mujeres de Beijing (1995) se acuñó el término
empoderamiento, hace referencia a la participación de las mujeres en los
procesos de toma de decisiones y acceso al poder. Emakunde, en su VI Plan
de Igualdad en la Comunidad Autónoma de Euskadi (CAE) concibe el
empoderamiento como una condición para la igualdad, diseñando programas
de apoyo tanto a nivel personal de las mujeres, como a nivel colectivo, social y
político. Empoderamiento que se define como proceso por el cual las mujeres
acceden al control de los recursos (materiales y simbólicos) y refuerzan sus
capacidades y protagonismo en todos los ámbitos. En este proceso cada mujer
se faculta, se habilita y se autoriza. Las propuestas de intervención en nuestro
sistema se basan este marco de empoderamiento.
ANTECEDENTES
La violencia en tanto fenómeno social ha estado presente desde los primeros
vestigios de la sociedad, transitando a través de las diferentes formaciones
económicas y sociales que han sucedido a lo largo de la historia evolutiva del
hombre. Hoy en día la violencia contra la mujer se ha reconocido como
problema a escala mundial y como un grave obstáculo para el desarrollo y la
paz. La puesta en marcha como tema de debate universal ha permitido,
apenas, visualizar la punta del iceberg de la victimización femenina en el hogar
que permanece oculta, invisibilizada tras la cortina de la vida privada, de la
intimidad familiar, bajo el supuesto de no admitir la intromisión de ajenos. En
efecto, la violencia contra las mujeres en la relación de pareja es una violencia
de género con todas las implicaciones que de ello se deriva. Violencia de
género sistemática que abrumadoramente es iniciada por el hombre e inflingida
sobre la mujer. No se trata de una violencia aleatoria, aislada o explicada por
características anormales del abusador o la víctima o por la disfunción en la
familia y aunque se han planteado muchas teorías para explicarlas, la
desigualdad genérica está en la clave de cualquiera de las formas que asume
el maltrato contra la mujer.
antecedentes de violencia;
discordia e insatisfacción marital
dificultades de comunicación entre los miembros de la pareja
conductas de control de la pareja por parte del hombre.
Factores de riesgo
Estereotipos de género
En el ámbito policial
Hay limitaciones presupuestarias para implementar herramientas y
mecanismos necesarios en la función policial. Los agentes carecen de
conciencia y capacitación adecuada, lo que contribuye a la perpetuación de
estereotipos sexistas. Además, se observa un deficiente llenado de la ficha de
valoración de riesgo y la elaboración de informes policiales incompletos. La
ejecución y monitoreo de medidas de protección para las víctimas también se
ve afectada por la falta de mecanismos adecuados. Finalmente, la coordinación
entre diferentes sectores es insuficiente para abordar eficazmente esta
problemática.
En el ámbito judicial
Se percibió escaso presupuesto, falta de especialización en la integración del
enfoque de género, tanto en el ámbito tutelar y penal, emisión de medidas de
protección generales no específicas de acuerdo a los casos en concreto,
insuficientes medios de pruebas. En algunos casos no se aplican los debidos
principios al prescindir de la realización de la audiencia única en casos
calificados como riesgo moderador y leve, insuficiente recurso humano en los
equipos multidisciplinarios; escasa articulación intersectorial con la Fiscalía
como con otros sectores involucrados.
Estrategias de actuación integrales desde la Administración de Justicia
La Convención de Belém do Pará y la Convención sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación contra la mujer, obligan a Estados partes a
aplicar el principio de la debida diligencia en los casos de violencia contra la
mujer. Toman en cuenta ciertos criterios, entre ellos se encuentran:
las mujeres deben recibir un trato preferencial cuando sean víctima de
violencia.
Deben de proceder con inmediatez en la recepción de la denuncia.
El personal debe actuar con celeridad para preservar la salud y vida de
la mujer.
Los operadores jurídicos deben brindar información sobre los derechos y
garantías que protegen a las mujeres como de los procedimientos a
seguir. La atención de los servicios públicos debe ser gratuita
Es relevante la integración en los ámbitos de investigación, sanción y
atención a la víctima y victimario la perspectiva de género.
Se debe realizar una tipificación adecuada del delito como impulsar
investigaciones prontas y oportunas. Se debe implementar mecanismos
efectivos para la cadena de custodia como sistema de seguridad para
preservar indicios o elementos de prueba.
Se debe brindar una justicia pronta simplificándose los procedimientos
de la justicia penal, tomando en cuenta la reparación del daño físico,
psicológico y material a favor de la víctima
En el ámbito preventivo
Se debe transversalizar el enfoque de género en todos los niveles
jerárquicos. Para esto es importante crear una oficina técnica
responsable de elaborar las políticas institucionales.
Se recomienda identificar los nudos críticos en todo el país, diseñar e
implementar estrategias atendiendo a la realidad pluriétnica y
pluricultural del Perú.
Se debe reforzar la coordinación interinstitucional con los sectores del
Estado como los Ministerios del Perú.
Resultados
En relación a la problemática expuesta, se llega a evidenciar que la violencia
contra la mujer se ha incrementado, pese a la promulgación de la Ley 30364.
Asimismo, La Oficina de Racionalización y Estadística del Ministerio Público
entre los años del 2016-2019, se registró 614 117 denuncias por violencia
contra la mujer o integrantes del grupo familiar. Latinoamérica no es ajeno a
este tema, puesto que también presenta incrementos. En los últimos 10 años la
forma más cruel de violencia contra la mujer es el Feminicidio. En
consecuencia, en la sociedad ha generado preocupación, alarma social e
inseguridad.
Ante este panorama, pese a la penalización de la violencia contra la mujer (Ley
30364), la Defensoría del Pueblo identificó brechas en la Administración de
justicia, a través de un estudio de investigación. Dicho organismo lo realizó en
comisarías, fiscalías, juzgados y víctimas en diferentes regiones e instancias.
Concluyendo que, no se cuenta con un ambiente adecuado para su atención,
no hay un presupuesto adecuado, hay mucha carga procesal. El personal
policial como jueces y juezas consideran que la medida de protección que se
emite frecuentemente es la obligación del cese de la violencia por parte del
agresor. Por su parte, las víctimas consideran que es una medida irrelevante, y
que el retiro del agresor es lo más seguro para ellas.
Hasta la fecha no hay un estudio global de barreras existentes en la
administración de justicia, por ende, hay que profundizar la investigación.
Aunado a ello, se proponen estrategias de actuación integral, lógicamente debe
hacerse respetando la competencia y función de los operadores jurídicos
(policía, fiscalía y juzgado).
Discusión
En el presente estudio, es evidente que la violencia contra la mujer es un
problema social, pues abordarlo es muy complejo, puesto que, no solo afecta a
la salud pública, sino también constituye una violación de derechos humanos.
Pese a la promulgación de la LEY 30364, la violencia contra la mujer se
incrementó. Si bien es cierto, la norma ha tratado de abordar en su totalidad
este fenómeno, pues no se ha logrado debido a que, aún persisten brechas en
la aplicación de ley, específicamente en la Administración de Justicia de
manera particular.
Sin duda alguna, en el ámbito policial, fiscal y judicial hay brechas identificadas
como el insuficiente presupuesto, falta de recursos humanos, logístico e
infraestructura, el mal manejo de estereotipos de género, la falta de
instrumentos y mecanismos propios de la función, la escasa articulación
interinstitucional, generando desconfianza en el sistema de justicia, inseguridad
ciudadana.
Dentro de este contexto, se propone una visión global de algunas acciones
generales y específicas atendiendo a las funciones de la Policía, Fiscalía y
Juzgado. Entre estas tenemos: priorizar el presupuesto institucional,
concientizar y capacitar; rechazar estereotipos de género, articular institucional
e interinstitucional con los sectores de Salud, Educación y Trabajo,
implementación de programas de reeducación, psicoterapias, todo ello con el
propósito de prevenir nuevos hechos de violencia y dar mejor respuesta del
sistema de justicia en beneficio de las víctimas.
Conclusión
Pese a la publicación de la Ley 30364 en el 2015, no se logró disminuir, ni
erradicar la violencia contra la mujer en los últimos 10 años en el Perú. En esta
investigación se ha podido visibilizar el fenómeno de la violencia contra la mujer
es un problema de salud pública, violación de derechos humanos y de
tratamiento complejo. Por otro lado, se ha podido identificar las brechas
existentes en la Administración de Justicia, desde la promulgación de la Ley
30364, en el ámbito policial, fiscal y judicial.
De manera concluyente, urge implementar estrategias integrales de actuación
del Sistema de Justicia, abordando los ámbitos de prevención, investigación,
sanción y atención de la violencia contra la mujer, tales como contar con
presupuesto, concientizar y capacitar a los operadores jurídicos, tanto en el
área penal como tutelar, implementando suficientes mecanismos de atención a
las víctimas (cámara Gesell, registro único, laboratorios biológicos, etc.), en
todo el país.
En el ámbito policial se debe implementar un mecanismo tecnológico
especializado que permita acompañar desde el inicio de la denuncia hasta el
final del proceso a favor de la víctima, con el propósito de verificar que se
cumpla las medidas de protección a la víctima. Las estrategias planteadas
requieren de un mecanismo de articulación interinstitucional para atender a las
víctimas, en los sectores de Salud, Educación, Trabajo, etc.