Capitulo 6 - Patrimonio
Capitulo 6 - Patrimonio
Capitulo 6 - Patrimonio
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FUNDAMENTOS DE DERECHO CIVIL Y COMERCIAL
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NOTAS DE CÁTEDRA
LA
CAPÍTULO 6
PATRIMONIO
FI
Año 2020
Argentina
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1.- BIENES Y COSAS. DEFINICIÓN LEGAL
El Código Civil y Comercial (en adelante CCC) define las cosas, como bienes materiales (art. 16
CCC). No define los bienes; solo se refiere a ellos como integrantes del patrimonio (art. 15 CCC),
al que tampoco define. De la lectura de ambos artículos, podemos inferir que el patrimonio está
integrado por bienes, y que cuando los bienes son materiales, se los denomina cosas, concepto
que abarca también a la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de ser puestas al servicio
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del hombre.
Los bienes y las cosas son componentes del patrimonio de las personas. El CCC se refiere a estos
en forma detallada, en el Título III del Libro Primero (arts. 225 a 256 inclusive). Como
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adelantáramos, no contiene una definición legal de bienes. A tenor del art. 16 CCC, resulta que
los bienes materiales son cosas; a contrario sensu, y conforme la doctrina, resulta que los bienes
inmateriales no son cosas; se los conoce como “bienes” propiamente dichos. La definición
contenida en el Código Civil de Vélez Sarsfield, que mantiene su vigencia, expresa que el
patrimonio es el conjunto de bienes de una persona (art. 2312, 2° parte).
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El concepto “bienes” engloba objetos materiales e inmateriales1. Las cosas corresponden a los
objetos materiales, mientras que los bienes abarcan también a los objetos inmateriales.
Adviértase que el vocablo “bienes” es utilizado en un doble sentido, tanto para designar al
conjunto como a uno de sus componentes.
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Tal aclaración es de vital trascendencia para evitar equívocos. Es tarea del lector desentrañar en
cada caso (cuando se habla de bienes) si se está hablando del conjunto (patrimonio) o del
componente (objeto inmaterial).
La distinción entre objetos materiales e inmateriales está dada por la composición del objeto
por materia, cualquiera sea su estado (sólido, líquido o gaseoso) y la posibilidad de aprehensión
que se tenga respecto del objeto2. Merecerá calificación de “material” toda vez que se trate de
un objeto susceptible de ser apropiado y almacenado por alguien, con prescindencia de que sea
o no corpóreo, como ocurre con la energía eléctrica, señales inalámbricas, el software de una
P.C., que son consideradas “cosas”.
1
Conf. BORDA Guillermo, Tratado de Derecho Civil Argentino, Parte General, T. II, Perrot, 1965, pág. 32; BORDA Gui-
llermo, Manual de Derecho Civil, 22ª ed., con actualización On Line, La Ley, 2009, pág. 390; BUERES Alberto, HIGHTON
Elena, Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial, tomo 5 A, 2ª ed. Hammurabi, 2004,
pág. 18.
2
“Por objetos corporales debe entenderse aquéllos que ocupan un lugar en el espacio, sean sólidos, líquidos o ga-
seosos”. BORDA, ob. cit., T.II., pág.31; BORDA, ob. cit., Manual, pág. 389.
A su vez resulta que sobre una misma cosa pueden recaer distintos tipos de derechos; por
ejemplo, no es igual el derecho del dueño de un inmueble urbano, al derecho que tiene el
inquilino (locatario) del mismo inmueble.
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1.2: CLASIFICACIÓN DE LAS COSAS
Las cosas, a lo largo de la historia, han sido objeto de múltiples clasificaciones de variada
importancia.
El CCC las clasificó dividiéndolas entre “muebles e inmuebles” (art. 225 a 227), “divisibles o
indivisibles” (art. 228), “principales y accesorias” (art. 229 a 230), “consumibles o no
consumibles” (art. 231), “fungibles y no fungibles” (art. 232), “frutos y productos” (art. 233) y
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según estén “dentro y fuera del comercio” (art. 234)4.
Existen otros criterios de clasificación elaborados por la doctrina que, aunque no están
contemplados en el Código, el distinto régimen que cabe reconocerles permite una más acabada
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comprensión de los bienes y las cosas. En este sentido, quizás la más útil sea la que los divide
en “bienes registrables y no registrables”.
Esta clasificación distingue –por un lado- las cosas que son susceptibles de ser trasladadas de un
lugar a otro por su fuerza propia o por una fuerza externa (muebles) y las cosas que no lo son,
sea porque forman parte del suelo o porque se hallan adheridos a él (inmuebles).
El CCC subclasifica a los inmuebles por su naturaleza y por accesión, en los siguientes términos:
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“Son inmuebles por su naturaleza el suelo, las cosas incorporadas a él de una manera orgánica
y las que se encuentran bajo el suelo sin el hecho del hombre” (art. 225) (por ejemplo, un
terreno, un río).
“Son inmuebles por accesión las cosas muebles que se encuentran inmovilizadas por su
adhesión física al suelo, con carácter perdurable. En este caso, los muebles forman un todo con
el inmueble y no pueden ser objeto de un derecho separado sin la voluntad del propietario. No
se considera inmuebles por accesión las cosas afectadas a la explotación del inmueble o a la
actividad del propietario” (art 226) (por ejemplo, los ladrillos de un edificio).
3
Conf. ROTONDI, citado por BORDA, ob. cit., Manual, pág. 389.
4
El CCC dedica las Secciones 2°, 3° y 4° del Título III, del Libro Primero, arts. 235 a 241, a los bienes en su vínculo con
los titulares del dominio o algunos terceros. Estas previsiones, no se refieren a distintos tipos de objetos en sí, sino a
los distintos vínculos que las personas pueden entablar con ellos. Estos artículos se refieren a los bienes del dominio
público del Estado (art. 235), bienes del dominio privado del Estado (art. 236), bienes de los particulares (art. 238 y
239); bienes con relación a los derechos de incidencia colectiva (arts. 240 y 241).
La importancia de esta clasificación tiene que ver con el valor económico de las cosas en un
determinado momento histórico. Desde la antigüedad y hasta finalizado el siglo XIX, estaba muy
arraigada la idea de que los bienes inmuebles eran económicamente más importantes que los
muebles. Esa idea fue cediendo preeminencia con el correr del siglo XX donde el desarrollo
tecnológico y científico dio lugar a la aparición de objetos muebles de gran valor5 o de valor
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superior al de muchos inmuebles (ej. aeronaves, embarcaciones y automóviles de lujo, etc.). No
obstante, la clasificación continúa siendo útil.
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En un grado de menor notoriedad, hallamos las construcciones hechas por el hombre, plantadas,
enclavadas o adheridas al suelo (edificios, autopistas, sembrados), son casos de “accesión
física”, en los que una o más cosas muebles (ej. materiales de construcción), son adheridos,
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clavados o implantados por el hombre en un inmueble de modo permanente o a perpetuidad,
por lo que se contagian de la naturaleza jurídica de estos últimos, y pasan a integrarlo. Sólo
recuperan su calidad de muebles si se las separa físicamente del inmueble al que están adheridas
(ej. desplanto un poste del alambrado perimetral)
El art. 226 CCC, dedica su último párrafo a excluir del concepto de inmueble, a “cosas afectadas
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La característica física que define a esta clase de cosas es la posibilidad de traslado de un lugar
a otro, lo que implica que no debe existir adhesión o inmovilización que impida esta acción. Las
cosas pueden pasar de ser muebles a inmuebles o viceversa, según medie o no adhesión física.
Por ejemplo, los materiales destinados a la construcción de un edificio, hasta tanto se incorporen
físicamente a este, mantienen su calidad de mueble; pero al ser usados e incorporados a la
construcción, automáticamente pasan a ser inmuebles (por ejemplo, una puerta). En sentido
inverso, los materiales obtenidos de una demolición recuperan su calidad de mueble ni bien se
los separa del inmueble del que formaban parte.
5
Conf. BORDA, ob. cit., T.II, pág. 41; BORDA, ob. cit., Manual, pág. 395.
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Las cosas no pueden ser divididas si su fraccionamiento convierte en antieconómico su uso y
aprovechamiento. En materia de inmuebles, la reglamentación del fraccionamiento parcelario
corresponde a las autoridades locales.”
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tidas a nuevos procesos de división, siempre y cuando conserve la totalidad de las cualidades
que tenía antes del fraccionamiento. Supongamos una carga de azúcar. Puede ser fraccionada
en toneladas, kilos, bolsas, paquetes, terrones, sobres, cucharadas, granos. En todo ese proceso
la fracción obtenida conserva las mismas características del todo.
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1.2.2.b: Cosas indivisibles
Las cosas indivisibles son aquellas que no pueden fraccionarse sin perder las cualidades del todo.
El concepto que da el CCC de las cosas indivisibles contiene dos pautas o requisitos que deben
observarse para calificarla de ese modo. Ambos requisitos deben concurrir para que una cosa
sea indivisible. No se trata de evaluar la posibilidad de partirlas o no, pues raramente nos
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encontraremos frente a alguna cosa que no pueda ser partida. El legislador va más allá e impone
dos limitaciones que, por estar en la norma, son de naturaleza legal (no son limitaciones propias
del ámbito físico o ni de la naturaleza, sino culturales, nacidas del intelecto del legislador):
b.1) Por un lado exige evaluar si las fracciones obtenidas conservan o no las cualidades
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previas de que gozaba el todo. Supongamos el caso de una jaula o lote de ganado vacuno. Este
conjunto es susceptible de división hasta llegar a la unidad (un animal), que es su mínima
expresión. Esta última (la unidad) es indivisible, pues si bien el animal vacuno puede ser
sometido a un proceso de faena, para posterior comercialización de productos y subproductos
que de él se obtengan, resulta que las porciones obtenidas no conservan todas las cualidades
b.2: En segundo lugar, exige que el fraccionamiento no arroje como resultado porciones
cuyo uso o aprovechamiento sean antieconómicos. Seguidamente, tras expresar este segundo
requisito, el legislador trató –a modo de ejemplo- el caso del fraccionamiento parcelario de
inmuebles, que constituye un caso donde el acto de partición (división) puede resultar
antieconómico o no provechoso, señalando que corresponde a la decisión de las autoridades
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Igual que ocurre con los inmuebles, el nuevo CCC no prevé los muebles por su carácter representativo, que corres-
pondía a los instrumentos donde constan derechos personales, o derechos reales sobre muebles. Conforme la nueva
redacción, estos instrumentos, califican como cosas muebles, no por lo que representan (es decir por su contenido)
sino por la simple razón de que pueden trasladarse de un lugar a otro, conforme exige el artículo 227. Ya no hará
falta indagar la naturaleza de los derechos contenidos en tales instrumentos, sino en su característica externa (nota
del autor).
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Según esta subclasificación, las cosas pueden ser principales o accesorias, según la relación o
interdependencia que exista entre dos o más cosas. Dicha relación determinará su régimen
legal, pudiendo determinar en algunos casos hasta su existencia.
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tura de autor, un crédito por cobrar, etc. Estas cosas (las principales) existen por sí mismas, sin
depender de la existencia de otra cosa para subsistir.
Si las cosas muebles se adhieren entre sí para formar un todo sin que sea posible distinguir la
accesoria de la principal, es principal la de mayor valor. Si son del mismo valor no hay cosa prin-
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cipal ni accesoria”.
La definición legal exige que la existencia de la cosa (que tiene carácter de accesoria) dependa
de otra (que es la principal). Un caso notorio es el de los intereses financieros que acceden a un
crédito. Si el crédito se extingue dejan de existir los intereses. Su naturaleza (accesoria) está
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determinada por su relación con la cosa principal (crédito), al cual se encuentran unidos o adhe-
ridos. El régimen legal de la cosa accesoria es el que rige a la principal (leyes o contrato por el
que se rija el crédito).
El segundo párrafo del artículo trata distintas reglas para casos de cosas muebles adheridas en-
tre sí, en grado tal que formen un todo que imposibilite determinar cuál es principal y cuál ac-
cesoria. Refiere a supuestos donde la pauta expuesta en el primer párrafo del artículo, que basa
el criterio de distinción en la evaluación de si la existencia de una de ellas depende o no de la
otra, resulta inútil; en tal caso, la norma define cuál es principal y cuál es accesoria, a partir de
la ponderación del valor económico de cada una. Es principal la más valiosa, y es accesoria la
menos valiosa. Un caso muy común es el de la pintura de autor y el lienzo en el que está conte-
nida; es claro que lo principal es la pintura del autor, por ser la que da valor significativo al todo
como obra de arte; el lienzo, es un objeto de valor comparativamente menor. Por último, ante
el fracaso de ambas reglas precedentes, si ambas cosas tienen valor equivalente se juzga que
son independientes, es decir que ninguna es principal ni accesoria de la otra.
El art. 231 del CCC las define en los siguientes términos: “Son cosas consumibles aquellas cuya
existencia termina con el primer uso. Son no consumibles las que no dejan de existir por el primer
uso que de ellas se hace, aunque sea susceptible de consumirse o deteriorarse después de algún
tiempo.”
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(como podría ser un litro de nafta arrojado al tanque de un vehículo que se usa periódicamente).
El dinero es una cosa mueble, divisible y consumible, que se agota para su dueño con el uso que
de ella hace, con independencia de que el fenómeno de la circulación permita que siga exis-
tiendo en manos del nuevo dueño7.
Las cosas consumibles se extinguen o consumen como consecuencia del uso, que se hace con-
forme el destino de la cosa, es decir que la cosa se extingue por ser usada en la forma o para el
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destino para el cual fue creada, o que da razón de ser a su existencia. No se trata de la extinción
de la cosa como consecuencia de un acto de destrucción cualquiera, sino de la extinción por su
uso. La distinción es importante, porque si sólo nos centráramos en la extinción de la cosa, po-
dríamos llegar a la errónea conclusión que cualquier cosa susceptible de ser extinta, es consu-
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mible. La mayoría de las cosas pueden ser destruidas; sin embargo, no es esa sola circunstancia
la que las torna consumibles, sino cuando la destrucción es consecuencia del uso normal de la
cosa. Eso no obsta a que, en algunos casos, el uso normal de ciertas cosas entraña la destrucción
propiamente dicha, como podría ser el caso de los elementos de pirotecnia, cuyo uso normal
entraña su destrucción.
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que no lo son. El legislador ha basado el criterio de distinción en que la cosa supere “el primer
uso”, o que esté pensada para hacerlo.
Insistimos con que el uso debe ser aquel para el cual la cosa fue pensada o aquel que se asigna
a la cosa en vistas a sacarle el mejor provecho o utilidad, pues la mutación del uso podría signi-
ficar que una cosa consumible pase a ser no consumible, y viceversa.8 En este sentido, pensemos
por ejemplo en granos de trigo hallados en ruinas precolombinas, cuya conservación es decidida
para ser exhibidos en un museo. Se advierte que los granos de trigo que, atendiendo a su destino
alimenticio son consumibles; pero pasaron a ser no consumibles porque se mutó su destino. En
sentido contrario, si recordamos en movimientos políticos totalitarios que decidieron y llevaron
a cabo la quema de libros cuyos contenidos contrariaban sus ideas, resulta que cosas pensadas
como no consumibles fueron convertidas en combustible ignifugo, calificando como consumi-
bles.
7
Conf. BORDA, ob. cit., T.II, pág. 48; BORDA, ob. cit., Manual, pág. 399.
8
“…sólo por excepción el destino que le dé su propietario puede alterar su carácter. Así, por ejemplo, un libro no es,
por su naturaleza, consumible; pero si lo es para el librero, que lo adquiere para venderlo; en eso consiste para él su
utilidad y, desde luego, con el primer uso (la venta) desaparece de su patrimonio”. BORDA, ob. cit., T.II, pág. 46;
BORDA, ob. cit., Manual, pág. 399.
El CCC las define en su art. 232, en los siguientes términos: “Son cosas fungibles aquellas en que
todo individuo de la especie equivale a otro individuo de la misma especie, y puede sustituirse
por otras de la misma calidad y en igual cantidad”.
Su importancia se explica a partir de las obligaciones de dar, pues si la cosa no es fungible, sólo
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puede ser extinguida (pagada) con la entrega de esa cosa, sin posibilidad de sustitución9.
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vaquillonas para consumo, de 600 kilogramos cada una, etcétera. En estos casos se establece la
unidad de medida en función de la cantidad y la calidad de la cosa, sin atender a la individualidad
propiamente dicha. En estos ejemplos, todos los automóviles de la serie son equivalentes entre
sí (cada uno conforma una unidad, sin importar la individualización puntual de cada una propia-
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mente dicha: lo mismo ocurre con las vaquillonas de peso aproximado). Lo único que se tiene
en cuenta es la cantidad y la calidad, porque las cosas que componen el conjunto son en prome-
dio, iguales entre sí. Sólo pueden ser fungibles, las cosas muebles.
Son aquellas en las que los individuos que componen el género no son equivalentes entre sí.
Valiéndonos del ejemplo de los automóviles, dado para cosas fungibles, le agregaremos una
variante, para entender este concepto. Pensemos en los automóviles de colección, que ya no
se fabrican, no están en la cadena ordinaria de producción y comercialización automotriz, pre-
sentan estados de conservación absolutamente variables, etc. Claramente, son cosas no fungi-
bles. La “no fungibilidad” de una cosa debe ser evaluada a partir de cualidades objetivas de la
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El hecho de que a un sujeto le resulte absolutamente irrelevante la diferencia entre una y otra
cosa así individualizada, no basta para calificarlas como fungibles. Por ejemplo, sería irrelevante
que, para algunos sujetos, un vehículo así designado fuera equivalente a cualquier otro. En
realidad, serían no fungibles, más allá de la apreciación del sujeto.
9
Conf. BORDA, ob. cit., T.II, pág. 46; BORDA, ob. cit., Manual, pág.398.
La expresión “bienes fuera del comercio” (res extra commercium) significa que están alcanzados
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por alguna norma que prohíbe o limita su libre disposición10. No se los puede vender, donar,
permutar. Tampoco se los puede usar u ofrecer como garantía de obligaciones11. Su uso o goce
por parte de terceros también puede ser objeto de limitaciones.
La norma señala que estas prohibiciones pueden emanar de dos fuentes: la ley (expresión que
puede ser entendida en sentido estricto [norma legal emanada del Congreso de la Nación o Le-
gislaturas Provinciales] o en sentido amplio [leyes, decretos, ordenanzas, etc.]); y ciertos actos
tratos].
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jurídicos, a los que el CCC le asigne aptitud para establecer dichas prohibiciones [como los con-
Por ejemplo, están fuera del comercio, por disposición de la ley, los bienes que pertenecen al
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dominio público del Estado, enumerados en los arts. 235 y 239 párrafo 2° del CCC, o los bienes
del dominio privado afectados a un servicio público (art. 243 CCC).
También el cuerpo humano o sus partes, en tanto carecen de valor comercial; en tal sentido, el
art. 17 del CCC aclara que su valor puede ser afectivo, terapéutico, científico, humanitario o
social, y que su titular solo puede disponer de ellos siempre que se respete alguno de estos
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Por su parte, es un bien fuera del comercio, en virtud de un acto jurídico, el inmueble destinado
a vivienda, registrado y protegido en los términos del art. 244 y siguientes del CCC (antes cono-
cido como “bien de familia” por ser la denominación que le había asignado la Ley 14394, dero-
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bienes del Estado. Los bienes que no son del Estado pertenecen a los particulares (art. 238 CCC),
sin distinción de la/s persona/s que tengan derechos sobre ellos.
10
Conf. BUERES – HIGHTON, ob. cit., pág. 86.
11
No pueden ser dados en garantía, en tanto la ejecución de una garantía importaría la posibilidad de que el domi-
nio de dicho bien sea transferido a otro, lo cual sería contrario a la norma (nota del autor).
12
Al cuerpo humano en su integridad, tanto de su concepción filosófica, física, o religiosa, se lo ha calificado como un
“bien” fuera de todo acto de disposición; desde lo jurídico los autores nacionales o extranjeros, así como la legislación
nacional y extranjera, prohíben o ven con disfavor que se pueda asimilar el cuerpo en su totalidad o en parte a la
cosa, y que pudiera ser objeto de los contratos. Los fundamentos del Código Civil y Comercial de la Nación —
C.C.C.N.—, han pretendido explicar que la regulación, promueve su exclusión de la esfera comercialista. ALBANO,
CARLOS ALBERTO, en El cuerpo humano, sus partes anatómicas y el cadáver como objeto de los actos jurídicos, pu-
blicado en Número Extraordinario de Revista Anales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. U.N.L.P. 2015.
Según la norma citada los bienes afectados al dominio público son inalienables, en tanto no
pueden ser objeto de ningún acto que lo torne ajeno respecto del Estado, es decir que su domi-
nio es intransferible. Además, son: inembargables (no pueden ser objeto de ejecución por parte
de terceros, ni de acción que pretenda gravar de algún modo su dominio); imprescriptibles, es
decir que no se puede invocar sobre ellos ningún acto posesorio, cualquiera sea el tiempo trans-
currido desde su ejercicio, ni el aparente abandono u olvido del Estado, como fundamento de
derechos sobre ellos; son de uso gratuito para los miembros del pueblo y por último, no obstante
el uso y goce que las personas tengan sobre ellos, siempre estarán sujeto a disposiciones (nor-
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mas) de carácter general o local, vale decir que siempre serán regulados.
La determinación del carácter público o privado de los bienes del Estado se rige por las disposi-
ciones de la Constitución Nacional, legislación federal y el derecho público local (provincial, mu-
nicipal o de C.A.B.A.), conforme establece el art 237 CCC.
Dominio público del Estado. Según el art. 235 del CCC, pertenecen al dominio público del Estado
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(excepto lo que se disponga en leyes especiales): a) El mar territorial hasta la distancia que de-
terminen los tratados internacionales y la legislación especial, sin perjuicio del poder jurisdiccio-
nal sobre la zona contigua, la zona económica exclusiva y la plataforma continental. Se entiende
por mar territorial el agua, el lecho y el subsuelo; b) Las aguas interiores, bahías, golfos, ensena-
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das, puertos, ancladeros y las playas marítimas; se entiende por playas marítimas la porción de
tierra que las mareas bañan y desocupan durante las más altas y más bajas mareas normales, y
su continuación hasta la distancia que corresponda de conformidad con la legislación especial
de orden nacional o local aplicable en cada caso; c) Los ríos, estuarios, arroyos y demás aguas
que corren por cauces naturales, los lagos y lagunas navegables, los glaciares y el ambiente pe-
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riglaciar y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés general,
comprendiéndose las aguas subterráneas, sin perjuicio del ejercicio regular del derecho del pro-
pietario del fundo de extraer las aguas subterráneas en la medida de su interés y con sujeción a
las disposiciones locales. Se entiende por río el agua, las playas y el lecho por donde corre, deli-
mitado por la línea de ribera que fija el promedio de las máximas crecidas ordinarias. Por lago o
laguna se entiende el agua, sus playas y su lecho, respectivamente, delimitado de la misma ma-
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nera que los ríos; d) Las islas formadas o que se formen en el mar territorial, la zona económica
exclusiva, la plataforma continental o en toda clase de ríos, estuarios, arroyos, o en los lagos o
lagunas navegables, excepto las que pertenecen a particulares; e) El espacio aéreo suprayacente
al territorio y a las aguas jurisdiccionales de la Nación Argentina, de conformidad con los trata-
dos internacionales y la legislación especial; f) Las calles, plazas, caminos, canales, puentes y
cualquier otra obra pública construida para utilidad o comodidad común; g) Los documentos
oficiales del Estado; h) Las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos.
Dominio privado del Estado. Conforme el art. 236 del CCC son bienes del dominio privado del
Estado, sea nacional, provincial o municipal y sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales:
a) los inmuebles que carecen de dueño; b) las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas, sus-
tancias fósiles y toda otra de interés similar, según lo normado por el Código de Minería; c) los
lagos no navegables que carecen de dueño; d) las cosas muebles de dueño desconocido que no
sean abandonadas, excepto los tesoros; e) los bienes adquiridos por el Estado nacional, provin-
cial o municipal por cualquier título.
13
BORDA, ob. cit., T.II, pág. 57; BORDA, ob. cit., Manual, pág. 408.
10
2.- EL PATRIMONIO
Existen varias formas de entender al patrimonio. Todas son útiles y aportan una mirada distinta
de un mismo objeto que es complejo. En ese sentido, se conceptualiza al patrimonio desde un
punto de vista jurídico y desde una perspectiva económica. Asimismo, se trata de explicar su
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naturaleza, entendiéndolo como atributo de la persona y como universalidad. Por su parte re-
sulta que “No hay en el actual CCC una definición del patrimonio, pero de diferentes normas se
infiere sin esfuerzo la adecuación del concepto a aquella tradicional descripción”14 que daba
Vélez Sarsfield en su Código Civil, conforme la cual el patrimonio es el conjunto de bienes de
titularidad de una persona.
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2.1: El patrimonio como atributo
Para una parte de la doctrina, el patrimonio constituye un atributo de las personas15. En esa
línea de pensamiento, Aubry y Rau sostenían que el patrimonio era una emanación de la perso-
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nalidad y la expresión jurídica de que está investida una persona16. Sería ingenuo pensar que tal
afirmación es pacífica o que no requiere mayores precisiones. Existe una distorsión bastante
generalizada respecto del concepto de patrimonio, que es la responsable de la confusión. Ella
consiste, en asimilar al patrimonio con los bienes que lo conforman y más precisamente, con los
bienes materiales (cosas)17.
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Ocurre que la premisa “patrimonio = bienes” es falsa, o al menos no es útil para este análisis. De
allí que apegarnos a esa idea cuando intentamos comprender al patrimonio como atributo de la
personalidad puede llevarnos a conclusiones erradas.
14
SANCHEZ HERRERO Andrés (coordinador), CONTE-GRAND Julio y SANCHEZ HERRERO Pedro (autores), Trat. De
Dcho. Civil y Comercial, T.I, Parte General, La Ley, 2016. pág. 309.
15
SANCHEZ HERRERO, ob. cit., pág. 309.
16
LLAMBIAS, Jorge Joaquín, Trat. Dcho.Civil, Parte General, T.II, Perrot, 7ª ed.1978, pág. 194; BORDA, ob. cit, T.II, pág.
12; BORDA, ob. cit., Manual, pág. 374.
17
“Es falso concebir al patrimonio como un atributo de la personalidad y sostener que toda persona debe necesaria-
mente poseer uno… la vida demuestra que existen numerosísimas personas que carecen de todo patrimonio. Algunos
ni siquiera son propietarios de la ropa que llevan puesta, como ocurre con ciertos menores, sacerdotes regulares,
reclusos, etc., que tienen la que sus padres, o la congregación, o el Estado les facilitan. COVIELLO, Doctrina General
del Derecho Civil, ed. México, pág. 273, citado por BORDA, ob. cit., T.II, Pág. 13; BORDA, ob. cit., Manual, pág. 375.
18
Es necesario tener presente que los atributos son necesarios, únicos, inalienables e imprescriptibles.
11
Una buena imagen es la que usa el profesor Guillermo Borda, para quien el patrimonio es como
una “bolsa”21, tomando ésta como un ente ideal. Pensemos, que cada persona (física o jurídica),
desde el comienzo de su existencia cuenta con esta “bolsa” que lo acompañará hasta su muerte
o extinción. Esa “bolsa” podrá estar llena o vacía de bienes, pero eso sólo constituirá un dato
circunstancial. Lo importante es que la persona siempre tendrá su “bolsa” porque constituye
una cualidad de sí misma.
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Esta cualidad es un atributo de la personalidad distinto de los bienes que a través de él se puedan
lograr y, en consecuencia, es inseparable de su titular, quien podrá incorporar o deshacerse de
los elementos que lo componen (bienes); sin embargo, jamás podrá desprenderse de ese “saco”
que lo acompañará durante toda su existencia.
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necesario, inalienable, imprescriptible22.
Es único, porque cada persona tiene sólo un patrimonio. Obviamente podrá alegarse la
existencia de situaciones donde una misma persona tiene más de un patrimonio23 por
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poseer una parte de él afectado a un determinado fin (heredero que limita su respon-
sabilidad a los bienes recibidos en herencia24; los cónyuges, que poseen bienes propios
y gananciales, en la sociedad conyugal con régimen diferenciado para responder por
deudas25; el fiduciario, titular de los bienes fideicomitidos, en el contrato de fideico-
miso26). Sin embargo, estos casos constituyen supuestos especiales27. El patrimonio
general, como ente ideal, sigue siendo único, y si bien el art. 242 CCC autoriza a que una
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persona pueda ser titular de más de un patrimonio, siempre debe ser titular del patri-
monio genérico asociado a su personalidad, el cual será la garantía común de los acree-
dores28.
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19
El concepto de propiedad privada es polisémico, en tanto puede entendérselo desde la perspectiva de los derechos
humanos, como una libertad básica que hace a la dignidad del hombre, o bien como el derecho general del propieta-
rio. Conf. LEVENZON Fernanda, en La función social de la propiedad en términos de derechos humanos: implicaciones
para la reforma del Código Civil, Revista Argentina de Teoría Jurídica, Volumen 12 (Agosto de 2012), Universidad
Torcuato Di Tella, Escuela de Derecho), www.utdt.edu. Desde ese análisis, aquí expuesto en modo simplificado, se
puede apreciar que el concepto de patrimonio como atributo de la persona, está más próximo a la perspectiva de los
derechos humanos, aunque manteniendo sus notas distintivas (nota del autor).
20
Potencia: capacidad para ejecutar algo o producir un efecto (conf. 1ª acepción del Diccionario de la Real Academia
Española, 23ª edición, versión on line www.rae.es).
21
BORDA, ob. cit., T.II, pág. 12; ver también BORDA Alejandro, BORDA Delfina M. y BORDA Guillermo, MANUAL DE
DERECHO PRIVADO, LA LEY, 2009, pág. 120.
22
Conf. BUERES – HIGHTON, ob. cit., pág. 25.
23
Conf. BORDA, ob. cit., T.II, pág. 14.
24
Art.2280 CCC.
25
Art.467 CCC.
26
Art. 1685 CCC.
27
“Así como es compatible la coexistencia del domicilio general, atributo de la persona, con ciertos domicilios espe-
ciales para fines determinados, debe serlo el patrimonio general que igualmente reviste aquel carácter, con ciertos
patrimonios segregados de aquel …” LLAMBIAS, ob. cit., pág. 195.
28
SANCHEZ HERRERO Andrés (coordinador), ALFERILLO Pascual Eduardo, AICEGA María Valentina, TAMBUSSI Carlos
Eduardo (autores), Trat. De Dcho. Civil y Comercial, T.II, Obligaciones y Títulos Valores y Defensa del Consumidor, La
Ley, 2016, pág. 35.
12
OM
• Es inalienable, en tanto su titular podrá deshacerse de elementos que integran el con-
junto “patrimonio”, pero jamás podrá deshacerse de éste como universalidad o como
atributo. Incluso podrá desprenderse de la totalidad de elementos que integran su ac-
tivo hasta cancelar todas sus deudas, pero seguirá teniendo patrimonio.
• Es imprescriptible, dado que no se pierde ni se adquiere por el simple transcurso del
tiempo o por la falta de uso. Nuevamente, corresponde la distinción entre el conjunto
patrimonio y los elementos que lo integran. Las reglas de la prescripción (adquisitiva o
.C
liberatoria) rigen para los elementos, pero no para el patrimonio como universalidad.
• Es idéntico a sí mismo, sin perjuicio de las variaciones en su composición.
DD
2.2: El patrimonio como universalidad jurídica
También puede entenderse al patrimonio como una universalidad jurídica (universitas iuris),
como una masa abstracta independiente de los elementos que la integran30.
Las universalidades pueden ser de derecho (jurídicas) o de hecho (fácticas)31. En ambos casos,
el término “universalidad” alude a un conjunto compuesto por elementos de homogeneidad
LA
Las universalidades de hecho son aquellas en que sus elementos están aglutinados por caracte-
rísticas externas que los diferencian del resto (ej. un rebaño, una jauría, una docena de huevos)
u otras características que son extrañas o intrascendentes para el análisis jurídico.
FI
En cambio, en las universalidades jurídicas lo que aglutina a los elementos del conjunto es una
característica que resulta trascendente para el derecho, con independencia de otros factores
que los tornen más o menos homogéneos entre sí. En el caso del patrimonio, la característica
común de la que participan todos los elementos que la componen, es la pertenencia a una
misma persona física o jurídica32.
29
Conf. BUERES – HIGHTON, ob. cit., pág. 25.
30
Conf. BUERES – HIGHTON, ob. cit., T.I, pág. 23; SANCHEZ HERRERO, ob. cit., T.I, pág. 309.
31
Cuando la universalidad depende de la voluntad del propietario que ha dispuesto los elementos particulares para
obtener el resultado del conjunto, la universalidad es de hecho, v.gr., una biblioteca, un rebaño, etcétera. Si la cone-
xión de los elementos particulares no depende de la voluntad del propietario, sino de la determinación de la ley, la
universalidad es de derecho: de esta índole es el patrimonio, cuya unidad proviene de la ley” LLAMBIAS, ob. cit., pág.
193.
32
“… la unidad no surge ya del hecho de ser una universitas iuris, idea falsa, sino esta circunstancia que da cohesión
al complejo de bienes: que el titular es una sola persona”. BORDA, ob. cit., T.II, pág. 14; BORDA, ob. cit., Manual, pág.
Pág. 376.
13
OM
/ beneficio / hacienda / caudal / lo que es apto para satisfacer necesidades / cosas36, etc.; es
decir que los bienes constituyen algo positivo (activo), por lo que pareciera que el patrimonio se
define estrictamente por los activos de las personas.
No ocurre lo mismo a la luz del concepto jurídico, donde el vocablo “bien” tiene, como dijimos
antes, una doble acepción: define a los objetos inmateriales y materiales (cosas) de una persona,
sobre los que ésta (persona) ejerce derechos subjetivos.
.C
No hay duda de qué objetos constituyen cosas en el sentido legal (art. 16 CCC). La cuestión se
dificulta cuando nos interrogamos acerca de cuáles son los mencionados objetos inmateriales
de una persona. Éstos no son otros que los derechos y obligaciones de contenido patrimonial.
DD
Por lo que, podemos concluir que el patrimonio de una persona está constituido por “bienes”
entendidos como un conjunto, integrado por cosas (objetos materiales) con más los bienes pro-
piamente dichos (objetos inmateriales, es decir derechos y obligaciones patrimoniales) de una
persona37.
LA
33
“El patrimonio resulta de un conjunto de derechos que reciben unidad por corresponder a un mismo sujeto; de
FI
esta unidad se deriva que los hechos jurídicos y las relaciones que atañe al titular producen sus efectos sobre todos
los derechos que en cada momento integran el patrimonio. El poder de disposición del titular comprende todos los
objetos del mismo…” VON TUHR, Teoría General del Derecho Civil Alemán, citado por LLAMBIAS ob. cit., pág. 196.
34
“… es una masa de bienes que se considera como una entidad abstracta, independiente de los elementos que la
componen… LLAMBIAS, ob cit., pág.193.
35
El profesor Guillermo Borda, hacía la siguiente observación: “En rigor, el patrimonio no está formado por las cosas
económicamente valiosas, sino por los derechos que se tienen sobre ellas… En el lenguaje común, sin embargo, como
la propiedad supone un señorío pleno sobre la cosa, ambas ideas suelen confundirse y se dice que tal cosa forma
parte del patrimonio…” BORDA, ob. cit., T.II, pág. 12.
36
Conf. Diccionario de la Real Academia Española, 23ª edición, versión on line www.rae.es.
37
“El patrimonio, considerado como conjunto de bienes o de valores pecuniarios, expresa la idea de un valor seme-
jante y para determinar su consistencia, es necesario deducir el pasivo del activo. Las obligaciones que pesan sobre
una persona deben naturalmente gravar su patrimonio, lo que se expresa con la máxima “quien se obliga, obliga lo
suyo” BUERES – HIGHTON, ob. cit., pág. 24. En sentido contrario, el profesor Guillermo Borda, sostenía: “Según una
opinión muy divulgada, el patrimonio no sólo estaría formado por derechos, sino también por las deudas. Por nuestra
parte, consideramos inadmisible este punto de vista. El patrimonio concebido como un conjunto de derechos y deu-
das es una noción oscura, falsa y, desde luego inútil. Supone contrariar el sentido idiomático y vulgar de aquella
palabra, que según el diccionario de la Real Academia, significa el conjunto de bienes, la hacienda de una persona. Es
verdad que el significado gramatical de una palabra puede diferir del jurídico; pero ello es una contingencia indesea-
ble, que conviene evitar para impedir equívocos y en la cual no debe caerse si, como en nuestro caso, no hay razón
alguna que lo justifique. Lo claro, lo que todo el mundo entiende, es lo siguiente: el patrimonio es el conjunto de
bienes de una persona; las deudas no forman parte de él: simplemente lo gravan”. BORDA, ob.cit., Manual, pág.374;
y BORDA, ob. cit., T.II, pág. 10.
14
OM
2.5.- Derechos Patrimoniales. Clasificación y conceptos
La clasificación tradicional de los derechos en general diferencia los derechos patrimoniales de
los que no lo son (extrapatrimoniales). Los primeros son susceptibles de valoración económica
y se dividen en: reales, personales (o de crédito) e intelectuales. Los segundos, que no hacen al
objeto de estudio que nos ocupa en este capítulo, son los derechos personalísimos y de familia40.
Los derechos patrimoniales son los bienes que constituyen el patrimonio41.
.C
2.5.1: Derechos reales:
DD
Estos derechos están definidos en el art. 1882 del CCC. Establecen un vínculo directo entre su
titular y una cosa (etimológicamente su denominación proviene del latín, res, que significa cosa;
de allí su nombre de reales). Se ejercen directamente en relación a una cosa, por contraposición
a los derechos personales, donde su titular no tiene un derecho relacionado a una cosa, sino a
otra persona (el deudor), a quien puede exigirle el cumplimiento de una prestación.
LA
Los derechos reales se encuentran enumerados en el art. 1887 del CCC (dominio, condominio,
propiedad horizontal, los conjuntos inmobiliarios, el tiempo compartido, el cementerio privado,
la superficie, el usufructo, el uso, la habitación, la servidumbre, la hipoteca, la anticresis, la
prenda).
1) Derechos reales sobre cosa propia y sobre cosa ajena (art. 1888 del CCC): Son derechos
sobre cosa propia: el dominio, el condominio, la propiedad horizontal, los conjuntos in-
mobiliarios, el tiempo compartido, el cementerio privado y la superficie, cuando existe
propiedad superficiaria. Son derechos sobre cosa ajena: el usufructo, el uso, la habita-
38
ERREPAR On line / Doctrina / Contabilidad y Auditoría / Patrimonio Neto.
39
FOWLER NEWTON Enrique, Contabilidad Superior, T.II, 6ª ed., La Ley, 2010, pág. 1359.
40
Dentro del conjunto vasto y heterogéneo de derechos de que las personas son titulares (derechos personalísimos,
políticos, de familia, propiedad, hipoteca, prenda, creditorios, intelectuales, etc.) hay algunos que sirven para la sa-
tisfacción de sus necesidades económicas y que, por ello, pueden apreciarse en dinero; el conjunto de estos derechos
constituye el patrimonio. BORDA, ob. cit., T.II, Pág. 9; BORDA; ob. cit., Manual, pág. 373. “Hay derechos y los más
importantes, que no son bienes, tales son ciertos derechos que tienen su origen en la existencia del individuo mismo
a que pertenecen, como la libertad, el honor, el cuerpo de la persona, la patria potestad, etcétera. Sin duda, la viola-
ción de estos derechos personales no puede dar lugar a una reparación que constituya un bien, jurídicamente ha-
blando; pero en la acción nada hay de personal: es un bien exterior que se resuelve en un crédito…”. BUERES – HIGH-
TON ob. cit., pág.16.
41
SANCHEZ HERRERO, ob.cit., T.I, pág. 311
15
3) Derechos reales sobre cosas registrables y no registrables (art. 1890 CCC): son derechos
reales sobre cosas registrables, aquellos que recaen sobre cosas respecto de las cuales
la ley requiere la inscripción de los títulos en los registros que correspondan. Son dere-
chos reales sobre cosas no registrables, aquellos que recaen sobre cosas que no se re-
gistran, o cuando los documentos en los que constan los derechos no requieren registro
a los fines de su inscripción.
OM
La valuación económica está dada por el valor (precio) de la cosa. Así, los derechos sobre cosa
propia o ajena, sea registrable o no registrable, son valorables económicamente por el valor de
la cosa que constituye su objeto.
Por su parte, los derechos reales de garantía son apreciables por el valor del crédito que garan-
tizan, aunque limitado por el valor de la cosa que le sirve de garantía.
.C
2.5.2: Derechos personales:
Están definidos en el art. 724 del CCC bajo la denominación de “obligación” (también se los co-
DD
noce como derechos de crédito). Son una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene
el derecho de exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el
incumplimiento, a obtener forzadamente la satisfacción de dicho interés42.
En dichas relaciones, se diferencia una faz subjetiva, subdividida por una parte activa y otra pa-
siva; y una faz objetiva, que se corresponde con la prestación adeudada.
LA
La parte activa, está compuesta por uno o más acreedores que están legitimados (tienen dere-
cho) a reclamar a la otra parte (pasiva), el cumplimiento de una prestación.
La parte pasiva, está compuesta por uno o más deudores, obligados a cumplir con la prestación
que adeudan a la otra parte (activa o acreedora).
FI
La faz objetiva es la prestación (acción u omisión comprometida por el deudor y es aquello sobre
lo que recae el interés del acreedor). Se encuentra definida en el art. 725 del CCC. Esta presta-
ción puede consistir en una obligación de llevar a cabo u omitir una conducta (hacer o no hacer
algo)43 o en la entrega de una cosa (dar)44. Se simplifica diciendo que el objeto adeudado puede
Este objeto o prestación, conforme lo normado por el art. 725 CCC, debe tener determinadas
características: ser posible (ej. no constituye una prestación válida, comprometerse a tocar el
cielo con las manos), lícito (no estar prohibida por la ley, ser ajustada a derecho), determinada
o determinable (por ser necesaria su definición para cumplirla o para saber qué esperar del deu-
dor o qué exigirle), susceptible de valoración económica (debe ser mensurable en dinero, de
modo tal que su incumplimiento puede ser suplido por una indemnización pecuniaria, conforme
regula el art. 730 CCC) y debe corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del
acreedor (refiere a la motivación del acreedor o causa motivo, no así de la causa fuente [siempre
42
Conf. BUERES – HIGHTON, ob. cit., pág.22.
43
Artículo 773 y siguientes del CCC.
44
Artículo 746 y siguientes del CCC.
16
Existen otras exigencias que, si bien no son específicas del objeto de las obligaciones lo son
cuando se trata de obligaciones que reconocen causa en actos jurídicos (ej. contratos). En tales
casos, también deben tenerse en cuenta los requisitos que debe contener el objeto de estos
(conforme art. 279 CCC).
Las diferencias fundamentales que se advierten entre los derechos personales y los derechos
reales pueden resumirse de la siguiente manera:
• El análisis interno de los derechos reales revela la existencia de dos (2) elementos (sujeto
OM
titular del derecho y la cosa sobre la cual éste se ejerce); mientras que el análisis interno
de los derechos personales revela la existencia de tres (3) elementos (sujeto activo o
acreedor, sujeto pasivo o deudor y la prestación adeudada).
• Los derechos reales son calificados como absolutos45, es decir que el titular puede invo-
carlo y defenderlo erga omnes, contra todos y cualquiera que pretenda desconocerlo;
en cambio, los derechos personales son relativos en tanto la parte acreedora, sólo
puede invocarlo y ejercerlo contra la parte deudora, no contra terceros ajenos a la rela-
.C
ción jurídica.
Los derechos reales sólo pueden ser creados por ley. Es nula la configuración de alguno
no creado por ley (art. 1884 CCC). Por tal razón, se encuentran legislados en el Código
Civil y Comercial, o en la legislación complementaria y existen en un número cerrado
DD
(numerus clausus). Nadie puede invocar un derecho real que no esté consagrado legis-
lativamente. En cambio, los derechos personales pueden resultar válidamente de la
inventiva de las partes, que pueden, eventualmente, crear una nueva figura jurídica,
para cubrir una necesidad que no se encuentre prevista en la ley, siempre que no violen
el orden público. Por ejemplo, cuando surgieron los estacionamientos para los automo-
tores, no estaba previsto en la ley ningún contrato específico, que contemplara ese su-
LA
Los derechos intelectuales están regulados por la Ley 11723 (y modificatorias, Leyes 17753,
20098, 20115, 22936, 23974, 24249, 24870, 25006, 25036, 25847, 26285, 26570, y Decretos
12063/57 y 8478/65).
45
“la condición distintiva de los derechos absolutos es que su correspondiente obligación afecta la masa entera de
las personalidades con las cuales el objeto del derecho puede estar en contacto”, conforme FREITAS, Augusto Texeira
de, Introducción a la Consolidación de la leyes civiles del Brasil, citado por BRUSA, Horacio H, en “Los derechos reales
en el Proyecto de Código Civil unificado con el Código de Comercio 2012”, cita MJ-DOC-6118-AR | MJD6118, Ed.Mi-
crojuris.com.
17
Estos derechos poseen dos aspectos: uno moral, que hace al derecho del autor en su faz extra-
patrimonial, y que siempre corresponde al autor (conf. art. 464, in fine, CCC)46; y otro patrimo-
nial, que consiste en reconocer a su titular el derecho a la explotación económica de su obra,
mediante el cobro de un canon dinerario, que cobrará toda vez que los terceros se sirvan de su
invento o descubrimiento o lo reproduzcan (pensemos en el caso del compositor de una can-
ción).
El valor de dicho canon se encuentra regulado por el Estado, quien evalúa y justiprecia el valor
OM
que debe pagarse por el uso, así como el tiempo por el cual ese derecho será ejercido en modo
exclusivo por su titular.
Como hemos adelantado, es un tipo de derechos que posee dos cualidades. Es patrimonial (en
tanto se traduce en una compensación económica a favor de su titular) y es absoluto, porque
puede ser ejercido contra cualquier persona (física o jurídica) que pretenda servirse de su in-
vento o creación. Obviamente, la faz patrimonial integra el patrimonio de la sucesión, en caso
.C
de fallecimiento del titular y puede seguir siendo explotado por los herederos.
DD
3.- EL PATRIMONIO Y EL DERECHO DE CRÉDITO
Según el artículo 242. CCC “Todos los bienes del deudor están afectados al cumplimiento de sus
obligaciones y constituyen la garantía común de sus acreedores, con excepción de aquellos que
este Código o leyes especiales declaran inembargables o inejecutables. Los patrimonios especia-
FI
les autorizados por la ley sólo tienen por garantía los bienes que los integran”.
A su vez, el artículo 743 CCC, establece que “Los bienes presentes y futuros del deudor constitu-
yen la garantía común de sus acreedores. El acreedor puede exigir la venta judicial de los bienes
del deudor, pero sólo en la medida necesaria para satisfacer su crédito. Todos los acreedores
pueden ejecutar estos bienes en posición igualitaria, excepto que exista una causa legal de pre-
ferencia”.
En nuestro país, no existe la prisión por deudas. En materia impositiva, sólo en la medida en que
la conducta del deudor configure un delito penal tipificado48, se persigue penalmente al contri-
buyente infractor.
46
“El derecho moral de autor, de naturaleza extrapatrimonial, se vincula con la personalidad misma del hombre y es,
por lo tanto, intransmisible e imprescriptible…”. Conf. BORDA; ob. cit., T.II, pág. 31.
47
Según Guillermo Borda: “Se dice comúnmente que es la prenda común de los acreedores. La palabra prenda no
está tomada, desde luego, en el sentido del derecho real, que exige una cosa concreta sobre la cual recaer, mientras
que el patrimonio es cambiante…” Conf. BORDA, ob. cit., T.II, pág. 16. En dicha expresión se dice “prenda” en el
sentido de “medio de garantía” y no en el concepto del “derecho real de prenda” contemplado en los art. 2219, 2220
y siguientes del CCC.
48
La ley 24769 establece el Régimen Penal Tributario, y tipifica conductas delictivas de los contribuyentes que cons-
tituyan delitos tributarios, delitos relativos a los recursos de la seguridad social y delitos fiscales comunes, previendo
la pena de prisión según la gravedad del ilícito.
18
Consecuentemente, la posibilidad real de hacer efectivo un crédito está limitada por la solvencia
económica del deudor y, en caso de incumplimiento, por la posibilidad de ejecutar sus bienes,
para cobrarse con el valor de su producido.
OM
Los bienes que integran dicha garantía corresponden al concepto amplio del término, es decir
objetos materiales e inmateriales (ej. un crédito que tenga el deudor a su favor).
.C
Si bien el patrimonio, como universalidad jurídica, es la garantía común de los acreedores, lo
que a su vez otorga a sus acreedores el derecho de agredir patrimonialmente a su deudor o
interferir en los actos que este realice (siempre a través de las acciones judiciales, que luego
trataremos), existen límites a dicha potestad.
DD
Estas limitaciones suponen que, sin desconocer el derecho del acreedor a cobrar lo que se le
debe, y la consecuente obligación del deudor de honrar sus deudas, no se trata de una potestad
irrestricta, sino que está, al igual que todos los derechos consagrados en el ordenamiento legal,
sujeta a las normas que reglamenten su ejercicio (art. 14 CN). Estas restricciones tienden a pre-
servar la dignidad de la persona humana, dejando en un segundo plano la ponderación de su
LA
La limitación aquí tratada es excepcional y sólo puede emanar de la ley, por lo que, si no surge
de ésta, en caso de duda en orden a qué tratamiento darle, se debe considerar que se trata de
FI
El embargo es una medida contenida en una orden judicial por la cual se afecta un bien del
deudor al cumplimiento de una obligación. Opera como una restricción a la libre disposición de
bienes en tanto es oponible, no sólo al deudor, sino a quienes resulten adquirentes del bien. Es
decir que, si bien no impide la transferencia de su dominio, los terceros adquirentes no pueden
49
“Es importante destacar la evolución experimentada por el derecho en este punto, evolución inspirada en un sen-
timiento de caridad cristiana. De la prisión por deudas se ha pasado al reconocimiento de que algunos bienes son
inembargables, siendo visible la tendencia en los últimos años a aumentarlos en número y proporción. El motivo que
inspira estas excepciones es siempre el mismo: que no debe privarse a los hombres de lo que es indispensable para
cubrir sus necesidades más imprescindibles. Pero lo que se ha modificado últimamente es el concepto de cuáles son
esas necesidades …” BORDA, ob. cit., T.II, pág. 17; “Sin lugar a hesitación, priman criterios humanistas cuando se
declaran inembargables bienes que son esenciales para proteger la dignidad del deudor. En este sentido, entre otras
normas, el art. XXIII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (Bogotá, Colombia, 1948)
estipula que toda persona tiene derecho a la propiedad privada correspondiente a las necesidades esenciales de una
vida decorosa, que contribuya a mantener la dignidad de la persona y del hogar”. SANCHEZ HERRERO, ob. cit., T.II.,
pág. 36.
50
SANCHEZ HERRERO, ob. cit., T.I, pág. 313.
19
OM
general conforme la cual todos los bienes del deudor son embargables, justamente por consti-
tuir la garantía común de sus acreedores.
La inembargabilidad es de fuente legal, es decir que se halla contenida en alguna norma ema-
nada del Congreso Nacional, conforme lo establecido en el art. 75, inc. 11 de la Constitución
Nacional. Dicha potestad legislativa, fue ejercida por la legislatura, a través del dictado del Có-
digo Civil y Comercial y del Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación, que prevé
.C
el supuesto de excepción y de algunas leyes especiales.
Sin embargo, puede provenir de fuente judicial. Esto ocurre cuando el magistrado, por vía de
interpretación subsume el tratamiento que debe darse a determinada cosa, en la norma legal
DD
que declara la inembargabilidad. La decisión contenida en la sentencia sólo es aplicable al caso
concreto, referido a un bien determinado de una persona en particular. Sin embargo, constituye
un precedente, que otros magistrados pueden apropiar para casos similares. Cuando un prece-
dente es aplicado por otros magistrados en otros casos, pasa a constituir un criterio jurispru-
dencial que, si bien no tiene la misma obligatoriedad que la ley, es normalmente seguido o re-
petido constituyendo fuente de derecho.
LA
En ese sentido, el artículo 744 del CCC, excluye ciertos bienes de dicha garantía común. La
norma contiene la siguiente enumeración de bienes:
b) los instrumentos necesarios para el ejercicio personal de la profesión, arte u oficio del
deudor;
c) los sepulcros afectados a su destino, excepto que se reclame su precio de venta, cons-
trucción o reparación;
51
Piénsese por ejemplo en las herramientas de trabajo del deudor que son inembargables por ser indispensables por
constituir un medio para su subsistencia. La inembargabilidad significa que no pueden ser alcanzadas por los acree-
dores, sin embargo, como no se trata de un bien fuera del comercio, nada impide que su dueño las transfiera a un
tercero (a título gratuito u oneroso). Contrariamente, si se tratara de un bien fuera del comercio (ej. el cuerpo hu-
mano), estaría vedado todo negocio a su respecto (nota del autor) y también sería inembargable.
20
OM
llas.
También pueden existir otros casos de inembargabilidad que se sustente en normas procesales,
emanadas de las legislaturas nacionales o provinciales, según corresponda.
Por último, la Jurisprudencia ha aportado una interesante casuística de bienes que considera
inembargables, en atención a las circunstancias particulares del deudor y su familia, (ej. la radio
o el televisor de una pareja de ancianos o de una familia con niños; un ventilador o una heladera
en zonas de temperaturas muy cálidas; etc.).
3.2.1: Vivienda
.C
DD
Otro de los límites con que choca el poder de agresión de los acreedores, es el “Derecho a la
Vivienda” o simplemente “Vivienda”, regulado en los artículos 244 a 256 del CCC. Por razones
humanitarias, se preserva la vivienda donde el deudor y/o los beneficiarios habiten
efectivamente.
LA
Aquí nos referiremos a los medios o mecanismos con que cuentan los acreedores del deudor,
FI
para hacer efectivo ese cobro (atacando el patrimonio del deudor), o para que el patrimonio
conserve sus aptitudes de garantía hasta que se les pague.
Cómo dijimos antes, la expectativa de cobro se limita a la solvencia económica del deudor lo que
supone el derecho de los acreedores de cobrar lo que voluntariamente le paguen y, en su de-
En los casos en que no existe voluntad de pago por parte del deudor, se advierte que el acreedor
cuenta con dos (2) formas de reclamar su acreencia: reclamo individual y reclamo colectivo.
Dado que el estado de Derecho supone, entre otras cosas, la renuncia del individuo a su posibi-
lidad de hacer justicia por mano propia, el incumplimiento del deudor obliga al acreedor a acudir
al auxilio del Estado. Dentro de la estructura del Estado, la potestad de atender estos reclamos
52
Ahora bien, tal como se encuentra legislado en el nuevo Código, la restricción va más allá de los bienes esenciales
para la prestación del servicio público. Abarca a la totalidad de los bienes de los particulares afectados a la prestación
del servicio público. PIROVANO Pablo (Pirovano & Bello Abogados), en “Los bienes de los particulares afectados a
servicios públicos en el nuevo Código Civil y Comercial”, publicado en http://www.abogados.com.ar.
21
OM
deudor.
.C
b) Otra alternativa de reclamo individual es la ejecución o juicio ejecutivo en el cual el derecho
que invoca el acreedor no está sujeto a demostración o prueba, sino que parte de su reconoci-
miento en un documento escrito, con carácter de título de crédito, que posee determinados
DD
requisitos que le dan el carácter de título ejecutivo (por ejemplo, cheque, pagaré, letra de cam-
bio).
El otro tipo de medios con que cuenta el acreedor, para efectuar sus requerimientos la consti-
tuyen los procesos colectivos. A diferencia de los reclamos individuales, éstos dan la posibilidad
de que concurran todos los acreedores de un mismo deudor, en un proceso único que se rige
por la Ley de Concursos y Quiebras (LCQ, N°24522). En este tipo de procesos, en que se com-
promete todo el patrimonio de una persona como universalidad, conforme explicamos antes,
FI
En el marco de estos procesos, salvo excepciones legales (cuyo tratamiento excede a este estu-
dio), el cobro de la acreencia está subordinado a lo que se resuelva en conjunto para todos los
acreedores. No quiere decir que todos sigan la misma suerte, dado que ésta dependerá de la
clase de crédito que cada uno tenga (privilegiado especial, general o quirografario), sino que la
solución deberá contemplar una respuesta colectiva, aplicable a la masa de acreedores.
22
OM
acreedor que, por dicha razón, la solicita.
Estas medidas son: a) accesorias de un juicio principal o de conocimiento (donde el juez se pro-
nunciará definitivamente mediante una sentencia que reconocerá o rechazará la pretensión del
acreedor); b) provisorias (pues el pronunciamiento del juez -sea concediéndolas o denegándo-
las- está sujeto a cambios, según subsistan o muten las circunstancias que determinen su dic-
tado). Por lo demás, no pueden importar prejuzgamiento, lo que significa que aun cuando guar-
.C
den estrecha vinculación con el derecho que se discute en el juicio principal, su dictado no puede
anticipar el criterio de resolución ni ser equivalente a la sentencia que el acreedor está recla-
mando en él.
DD
Entre estas medidas están: Embargo preventivo; Inhibición general de bienes del deudor; Ano-
tación de litis; Prohibición de innovar; Prohibición de contratar; Intervención judicial; Adminis-
tración judicial; Designación de veedor o Medidas cautelares genéricas.
LA
La procedencia de estas acciones supone que el patrimonio del deudor está en situación de pe-
FI
ligro, donde los actos de disposición53 que el deudor pretende realizar, o que realizó, hicieron o
harán perder su aptitud como garantía para sus propios acreedores, perjudicándolos. Supone
también, que el derecho del acreedor es cierto.
Estas acciones son: Acción subrogatoria u oblicua (art. 739 CCC54); Acción revocatoria o de inopo-
nibilidad de actos fraudulentos (art. 338 CCC55); Acción de simulación (Art. 336 CCC56).
53
Actos a través de los cuales se “dispone” de bienes, sea a título oneroso (ej. vendiéndolos o gravándolos con
hipoteca o prendas) o gratuito (ej. donándolos); eliminándolos del patrimonio.
54
Art. 739.- Acción subrogatoria. El acreedor de un crédito cierto, exigible o no, puede ejercer judicialmente los dere-
chos patrimoniales de su deudor, si éste es remiso en hacerlo y esa omisión afecta el cobro de su acreencia. El acreedor
no goza de preferencia alguna sobre los bienes obtenidos por ese medio.
55
Art. 338.- Declaración de inoponibilidad. Todo acreedor puede solicitar la declaración de inoponibilidad de los actos
celebrados por su deudor en fraude de sus derechos, y de las renuncias al ejercicio de derechos o facultades con los
que hubiese podido mejorar o evitado empeorar su estado de fortuna.
56
Art.336. Acción de terceros. Los terceros cuyos derechos o intereses legítimos son afectados por el acto simulado
pueden demandar su nulidad. Pueden acreditar la simulación por cualquier medio de prueba.
23
Cuando ambos o alguno de estos fenómenos se presentan, resulta de vital importancia para los
acreedores saber quiénes tienen prioridad de cobro sobre el patrimonio del deudor, porque es
altamente probable que se promueva un proceso colectivo (concurso preventivo o quiebra), en
el que deberán presentarse los acreedores, invocando cada uno su derecho57. Contrariamente,
OM
mientras el deudor no pasa una grave dificultad económica (por encontrarse in bonis - solvente),
cada acreedor mantendrá su expectativa de cobrar cuando le corresponda, sin preocuparle el
lugar que ocupa respecto de los demás58.
.C
Los privilegiados cobran antes que los comunes. Los comunes, sólo cobran con lo que sobra
luego de que cobren los privilegiados.
Los privilegiados son los acreedores a quienes la ley les concede una preferencia de cobro (pri-
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vilegio). Están definidos en el CCC y enumerados en la Ley 2452259 (Ley de Concursos y Quiebras
o LCQ). El CCC no derogó la LCQ sino que la reconoció como un microsistema normativo espe-
cífico, limitándose a introducirle algunas reformas.
Según el artículo 2573 del CCC “el privilegio es la calidad que corresponde a un crédito de ser
pagado con preferencia a otro. Puede ejercitarse mientras la cosa afectada al privilegio perma-
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nece en el patrimonio del deudor, excepto disposición legal en contrario y el supuesto de subro-
gación real en los casos que la ley admite. El privilegio no puede ser ejercido sobre cosas inem-
bargables declaradas tales por la ley”.
Conforme expresa el artículo 2574 del CCC, “los privilegios resultan exclusivamente de la ley. El
deudor no puede crear a favor de un acreedor un derecho para ser pagado con preferencia a
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otro, sino del modo como la ley lo establece”. Asimismo, resulta que los privilegios pueden pro-
venir de más de una fuente normativa, cual ocurre con los privilegios especiales enumerados
tanto en la LCQ como en el CCC, contemplando ambas normas, algunos casos que se repiten.
57
Según el art. 2579 del CCC, En los procesos universales los privilegios se rigen por la ley aplicable a los concursos,
exista o no cesación de pagos.
58
Conf. BORDA, ob. cit., T.II, pág. 16.
59
LEY DE CONCURSOS Y QUIEBRAS. La ley vigente es la Nº24.522. Antes de esta regía la ley 19551 que fue la primera
ley específica para concursados y quebrados.
24
Los acreedores con privilegios especiales perciben el 100% de sus créditos con la realización de
los bienes que corresponden a sus privilegios. Si subsistiera una parte impaga, su crédito se con-
vierte en privilegio general, por el saldo.
Los acreedores con privilegios generales sólo perciben el 50% de sus créditos con los fondos que
corresponden a sus privilegios63. Por el saldo, se los considera comunes o quirografarios. Estos
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últimos sólo cobran, si existen remanentes y lo hacen “a prorrata”64, es decir en forma propor-
cional al monto de sus créditos, atento que lo disponible no alcanza para cubrir la totalidad y
atentaría contra la equidad cualquier otra solución (como pagarle todo al que tenga la deuda
mayor, o al que tenga la menor, y que los demás acreedores no perciban nada). Además, los
privilegios generales solo pueden invocarse en los procesos universales (conforme artículo 2580
CCC), a diferencia de los especiales, que también pueden invocarse en los reclamos individuales.
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Art. 241 LCQ: “Créditos con privilegio especial. Tienen privilegio especial sobre el producido de los bienes que en
cada caso se indica: 1. Los gastos hechos para la construcción, mejora o conservación de una cosa, sobre ésta, mientras
exista en poder del concursado por cuya cuenta se hicieron los gastos. 2. Los créditos por remuneraciones debidas al
trabajador por seis meses y los provenientes por indemnizaciones por accidentes de trabajo, antigüedad o despido,
falta de preaviso y fondo de desempleo, sobre las mercaderías, materias privas y maquinarias que, siendo de propie-
dad del concursado, se encuentren en el establecimiento donde haya prestado sus servicios o que sirvan para su ex-
plotación;3. Los impuestos y tasas que se aplican particularmente a determinados bienes, sobre éstos; 4. Los créditos
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garantizados con hipoteca, prenda, warrant y los correspondientes a debentures y obligaciones negociables con ga-
rantía especial o flotante; 5. Lo adeudado al retenedor por razón de la cosa retenida a la fecha de la sentencia de
quiebra…”
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Artículo 2582 del CCC.- Enumeración. Tienen privilegio especial sobre los bienes que en cada caso se indica: a. los
gastos hechos para la construcción, mejora o conservación de una cosa, sobre ésta. Se incluye el crédito por expensas
comunes en la propiedad horizontal; b. los créditos por remuneraciones debidas al trabajador por seis meses y los
provenientes de indemnizaciones por accidentes de trabajo, antigüedad o despido, falta de preaviso y fondo de des-
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empleo, sobre las mercaderías, materias primas y maquinarias que, siendo de propiedad del deudor, se encuentren
en el establecimiento donde presta sus servicios o que sirven para su explotación. Cuando se trata de dependientes
ocupados por el propietario en la edificación, reconstrucción o reparación de inmuebles, el privilegio recae sobre éstos;
c. los impuestos, tasas y contribuciones de mejoras que se aplican particularmente a determinados bienes, sobre éstos;
d. lo adeudado al retenedor por razón de la cosa retenida, sobre ésta o sobre las sumas depositadas o seguridades
constituidas para liberarla; e. los créditos garantizados con hipoteca, anticresis, prenda con o sin desplazamiento,
warrant y los correspondientes a debentures y obligaciones negociables con garantía especial o flotante; f. los privile-
gios establecidos en la Ley de Navegación, el Código Aeronáutico, la Ley de Entidades Financieras, la Ley de Seguros y
el Código de Minería.
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Art. 246 LCQ: Créditos con privilegios generales. Son créditos con privilegio general: 1. Los créditos por remunera-
ciones y subsidios familiares debidos al trabajador por seis meses y los provenientes por indemnizaciones de accidente
de trabajo, por antigüedad o despido y por falta de preaviso, desempleo y cualquier otro derivado de la relación labo-
ral…2. El capital por prestaciones adeudadas a organismos de los sistemas nacional, provincial o municipal de seguri-
dad social, de subsidios familiares y fondos de desempleo. 3. Si el concursado es persona física: a) los gastos funerarios,
según el uso; b) los gastos de enfermedad durante los últimos seis meses de vida; c) los gastos de necesidad en aloja-
miento, alimentación y vestimenta del deudor y su familia durante los seis meses anteriores a la presentación en
concurso o declaración de quiebra. 4. El capital por impuestos y tasas adeudados al fisco nacional, provincial o muni-
cipal…”
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Ver texto del artículo 247 de la LCQ.
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Art. 249 LCQ: “No alcanzando los fondos correspondientes, a satisfacer íntegramente los créditos con privilegio
general, la distribución se hace a prorrata entre ellos, Igual norma se aplica a los quirografarios”; y Art. 2581 del CCC:
“Los acreedores sin privilegio concurren a prorrata entre sí, excepto disposición expresa en contrario de este Código”.
25
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Otro de los límites con que choca el poder de agresión de los acreedores es el “Derecho a la
Vivienda” o simplemente “Vivienda”, regulado en los artículos 244 a 256 del CCC. El precedente
de este instituto jurídico era el “bien de familia”, previsto por la Ley 14394.
Constituye una cobertura o protección legal para el inmueble donde reside la familia. Protege
al titular dominial (dueño) y a toda su familia, en sentido amplio, de modo tal que los acreedores
no pueden cifrar expectativas para el cobro compulsivo de sus créditos sobre la vivienda familiar.
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Incluso, como se verá, protege el hogar familiar de los actos de los mismos dueños del inmueble.
Dice el artículo 244 del CCC, que “Puede afectarse al régimen previsto en este Capítulo, un in-
mueble destinado a vivienda, por su totalidad o hasta una parte de su valor. Esta protección no
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excluye la concedida por otras disposiciones legales.
La afectación se inscribe en el registro de la propiedad inmueble según las formas previstas en
las reglas locales, y la prioridad temporal se rige por las normas contenidas en la ley nacional del
registro inmobiliario.
No puede afectarse más de un inmueble. Si alguien resulta ser propietario único de dos o más
inmuebles afectados, debe optar por la subsistencia de uno solo en ese carácter dentro del plazo
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Resulta entonces que el Derecho a la vivienda prioriza la protección de la familia por sobre cier-
tos derechos de crédito de terceros, y por sobre la facultad de disposición del titular del dominio.
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5.1.2: Afectación
Para que esta garantía se torne efectiva, es menester una anotación registral (registración) ante
el Registro de la Propiedad Inmueble, por el cual se sujeta el inmueble a la protección legal. Esa
anotación se llama “afectación” y otorga publicidad, lo que la torna oponible a terceros. Esta
cobertura no existe hasta tanto no se realice el trámite de afectación.
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No debe confundirse la afectación con el trámite de registración del dominio. La afectación se
hace a partir de la registración del dominio, en la misma oficina (Registro de la Propiedad In-
mueble). La anotación queda sujeta a los requisitos que sobre el particular dispongan las auto-
ridades locales quienes tienen la obligación legal de prestar asesoramiento y colaboración en
forma gratuita a todo interesado, para que pueda constituir, inscribir o cancelar la afectación
(conf. art. 253 CCC).
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La protección sólo puede alcanzar a un (1) inmueble de la familia, en modo total o parcial, de
modo tal que si una persona tuviere más de un (1) inmueble inscripto bajo el régimen de “Dere-
cho a la Vivienda”, deberá optar por uno de ellos para que la protección sea efectiva. La afec-
tación parcial es posible en casos de inmuebles de grandes dimensiones, o que conste de más
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de una unidad funcional, o en el caso de inmuebles rurales, conforme prevén los arts. 244 y 256
CCC.
Si el propietario vendiera el inmueble afectado, y luego compra otro, puede pedir que se tras-
lade la afectación al inmueble adquirido en último término (art. 248 CCC).
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Si el inmueble estuviera en condominio, puede ser afectado por cualquiera de los condóminos.
La afectación también puede ordenarse por acto de última voluntad, es decir por testamento
(art. 245 CCC); asimismo, puede decidirla el juez que concede la vivienda a determinada/s per-
sona/s en cuestiones de derecho de familia. En estos últimos casos, se requiere la intervención
del magistrado, que ordena al registro el trámite de afectación.
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5.1.3: Beneficiarios
Los beneficiarios de la protección son los integrantes de la familia del titular del dominio del
En los casos en que la afectación es decidida por el dueño del inmueble, es necesario para que
perdure la protección que al menos uno (1) de los beneficiarios integrantes del grupo familiar
denunciado por el dueño, habite el inmueble (art. 247 CCC). La protección perdura mientras al
menos uno (1) de los beneficiarios habite el inmueble (art. 247 CCC).
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• Que la afectación la realice el titular registral del dominio del inmueble, es decir el dueño
(constituyente); o el juez de la causa, cuando se trata de manda testamentaria o cues-
tiones de atribución de la vivienda en derecho de familia (divorcios y conclusión de unio-
nes convivenciales).
• Que al realizar la afectación, el constituyente denuncie quienes son los integrantes del
grupo familiar que habitarán el inmueble.
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5.1.5: Efectos de la Afectación
Se distinguen tres efectos de la afectación: 1) respecto de los acreedores del dueño; 2) respecto
de la prohibición de ciertos actos del dueño, condóminos del inmueble o herederos; y, 3) fisca-
les. A instancia de cualquier interesado o de oficio, si no subsisten los recaudos previstos en este
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Capítulo, o fallecen el constituyente y todos los beneficiarios, se puede desafectar o cancelar la
afectación, con lo que cesan todos estos efectos (conf. art. 255, inc. d, CCC).
los intereses de los acreedores que se vincularon con el deudor sobre la base de su situación
patrimonial. Es decir que, si se trataran de deudas previas a la inscripción, aunque se tornen
exigibles con posterioridad a la afectación (por cumplimiento de plazo o condición), no podría
invocarse válidamente dicha cobertura. Respecto de ese crédito de causa anterior, el inmueble
no estaría protegido. A su vez, ningún acreedor por deuda posterior a la inscripción podrá
invocar pretensión o expectativa sobre este bien, en tanto se presume que su registración
convierte al acto de la afectación en oponible respecto de terceros, teniendo presente que éstos
pudieron acceder a tal información mediante el pedido de un certificado de dominio, de donde
surgiría tal circunstancia, por lo que tuvieron posibilidad de conocer acerca que dicho bien no
integraba la garantía común por las deudas de su titular.
También existen algunas deudas de causa posterior a la afectación, que no se ven limitadas o
alcanzadas por la protección. En tal sentido, la norma en análisis expresa que “la vivienda afec-
tada no es susceptible de ejecución por deudas posteriores a su inscripción, excepto: a. obliga-
ciones por expensas comunes y por impuestos, tasas o contribuciones que gravan directamente
al inmueble; b. obligaciones con garantía real sobre el inmueble, constituida de conformidad a
lo previsto en el artículo 250; c. obligaciones que tienen origen en construcciones u otras mejoras
realizadas en la vivienda; d. obligaciones alimentarias a cargo del titular a favor de sus hijos
menores de edad, incapaces, o con capacidad restringida”.
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5.1.5.2: Respecto de la prohibición de ciertos actos del dueño del inmueble
El segundo efecto consiste en una limitación que recae sobre el titular del dominio del inmueble
afectado, que restringe sus posibilidades de disposición.
El artículo 250 del CCC, establece que “El inmueble afectado no puede ser objeto de legados o
mejoras testamentarias, excepto que favorezcan a los beneficiarios de la afectación prevista en
este Capítulo. Si el constituyente está casado o vive en unión convivencial inscripta, el inmueble
no puede ser transmitido ni gravado sin la conformidad del cónyuge o del conviviente; si éste se
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opone, falta, es incapaz o tiene capacidad restringida, la transmisión o gravamen deben ser au-
torizados judicialmente”.
Es decir que el inmueble afectado al Derecho de Vivienda queda sujeto -en cuanto a los actos
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entre vivos (trátese de transmisión de dominio o constitución de gravámenes [ej. hipoteca])- a
la conformidad del cónyuge o conviviente, y si este fuere incapaz, a la autorización judicial (conf.
art. 255 CCC, inc. a). Si no cuenta con dicha conformidad o autorización, el inmueble no puede
ser desafectado.
En casos que el dueño pretenda realizar actos de última voluntad referidos al inmueble afectado,
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si se trata de un legado respecto del inmueble (es decir, conceder un beneficio sobre el inmueble
en cuestión, a favor de una persona que no es heredera forzosa), o una mejora testamentaria
(es decir, mejorar la porción de un heredero forzoso, de modo tal que su mejor derecho le con-
ceda una mejor posición respecto del inmueble afectado), solo es posible si el legatario o el
heredero formaran parte de los beneficiarios afectados.
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A su vez, si alguno/s del/los heredero/s, pretende disponer de un inmueble que fue afectado
por acto de última voluntad, requieren para la desafectación y venta, la autorización judicial,
que seguirá la solución que más convenga a los intereses de los derechohabientes. Sin embargo,
dicha cancelación de afectación no será posible si media oposición del cónyuge supérstite, con-
viviente inscripto o beneficiarios incapaces (conf. art. 255, inc.b, CCC). Idéntica solución se sigue,
cuando se trata de inmuebles en condominio (art. 255, inc. c, CCC).
ABREVIATURAS UTILIZADAS
• Art./arts.: artículo o artículos de norma jurídica.
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• Trat.: Obra bibliográfica integral citada.
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