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La Piel

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Leyenda

La Piel.
¿Que es la Piel?

La piel es el órgano más grande del cuerpo. Sirve muchas


funciones importantes, incluyendo
• Protección del cuerpo frente a los traumatismos.
• Regulación de la temperatura corporal.
• Mantenimiento del equilibrio hidroelectrolítico.
• Sensación de estímulos dolorosos y agradables.
• Interviene en la síntesis de vitamina D.

La piel conserva las sustancias químicas y los nutrientes del


cuerpo a la vez que evita la penetración de sustancias peligrosas
en el organismo y actúa como escudo que lo protege de los rayos
ultravioletas emitidos por el sol. Además, el color, la textura y
los pliegues de la piel (ver Descripción de marcas y
protuberancias cutáneas, y de cambios de color) contribuyen a
identificar las características individuales. Cualquier alteración
en el funcionamiento o en el aspecto de la piel (ver Efectos del
envejecimiento en la piel) pueden tener consecuencias
importantes en la salud física y mental.

Muchos de los problemas que se presentan en la piel se limitan a


la misma. Sin embargo, en algunos casos, la piel revela un
trastorno que afecta todo el cuerpo. En consecuencia, a menudo
se considera la posibilidad de diversas enfermedades al
examinar problemas cutáneos. Con frecuencia se realizan análisis
de sangre u otras pruebas de laboratorio para detectar una
enfermedad interna en casos de problemas cutáneos (ver
Diagnóstico de trastornos cutáneos).
La piel consta de tres capas:
• Epidermis
• Dermis
• Capa de grasa (también denominada capa subcutánea)

Cada capa cumple una tarea específica.


Las Capas de la Piel:

Epidermis
La epidermis es la capa, relativamente fina y resistente, que
constituye la parte externa de la piel. La mayor parte de las
células que forman la epidermis son queratinocitos. Estos se
originan en las células de la capa más profunda de la epidermis,
llamada capa basal. Lentamente, migran hacia la superficie de la
epidermis. Después de llegar a la superficie de la piel, los
queratinocitos se desprenden de forma gradual y son
reemplazados por las células jóvenes que son empujadas desde
abajo.

La parte externa de la epidermis, conocida como la capa córnea


(estrato córneo), es relativamente impermeable y, si no está
dañada, evita que las bacterias, los virus y otras sustancias
extrañas penetren en el organismo. La epidermis (junto con
otras capas de la piel) también protege los órganos internos, los
músculos, los nervios y los vasos sanguíneos ante cualquier
posible traumatismo. En ciertas áreas del cuerpo que requieren
mayor protección, como las palmas de las manos y las plantas de
los pies, la capa córnea es mucho más gruesa.
Los melanocitos son células que se encuentran repartidas por
toda la capa basal de la epidermis y producen un pigmento
llamado melanina, uno de los principales causantes del color de la
piel. Sin embargo, la función principal de la melanina es la de
filtrar la radiación ultravioleta del Sol (ver Introducción a la
radiación solar y las lesiones de la piel), que daña el ADN y puede
tener numerosos efectos nocivos, incluso el cáncer de piel.

La epidermis también contiene las células de Langerhans, que


forman parte del sistema inmunitario de la piel. Aunque estas
células ayudan a detectar sustancias extrañas y defienden al
cuerpo frente a las infecciones, también desempeñan un papel
importante en la aparición de alergias en la piel.

Dermis
La siguiente capa de la piel, la dermis, es delgada y de un tejido
fibroso y elástico (compuesto en su mayor parte por colágeno,
con un componente pequeño aunque importante de elastina) que
da a la piel su flexibilidad y consistencia. La dermis contiene
terminaciones nerviosas, glándulas sudoríparas y glándulas
sebáceas, folículos pilosos y vasos sanguíneos.

Las terminaciones nerviosas detectan el dolor, el tacto, la


presión y la temperatura. Algunas áreas de la piel contienen más
terminaciones nerviosas que otras. Por ejemplo, los dedos de los
pies y de las manos contienen muchos nervios, por lo que son
extremadamente sensibles al tacto.

Las glándulas sudoríparas producen sudor en respuesta al calor y


al estrés. El sudor está compuesto por agua, sal y otras
sustancias químicas. A medida que se evapora de la piel, el
cuerpo se refresca. Las glándulas sudoríparas especializadas de
las axilas y de la región genital (glándulas apocrinas sudoríparas)
segregan una sustancia espesa y aceitosa que produce un olor
corporal característico cuando las bacterias de la piel digieren
el sudor en esas zonas.

Las glándulas sebáceas producen sebo en los folículos pilosos. El


sebo es un aceite que mantiene la piel húmeda y suave y actúa
como una barrera contra las sustancias extrañas.
Los folículos pilosos producen los diferentes tipos de vello
corporal. El vello no solo contribuye al aspecto de una persona,
sino que tiene una serie de importantes funciones físicas, como
regular la temperatura corporal, proteger de posibles daños y
acentuar las sensaciones. Además, parte del folículo contiene
células madre capaces de renovar la epidermis dañada.

Los vasos sanguíneos de la dermis nutren la piel y ayudan a


regular la temperatura corporal. El calor provoca la dilatación de
los vasos sanguíneos, lo que permite que grandes cantidades de
sangre circulen cerca de la superficie de la piel y liberen el
calor. El frío causa que los vasos sanguíneos se estrechen
(contraigan) y conserven el calor del cuerpo.

El número de terminaciones nerviosas, glándulas sudoríparas,


glándulas sebáceas, folículos pilosos y vasos sanguíneos varía en
las distintas partes del cuerpo. La zona superior de la cabeza,
por ejemplo, tiene gran cantidad de folículos pilosos, mientras
que las palmas de las manos y las plantas de los pies carecen de
ellos.
Capa de grasa
Debajo de la dermis se encuentra una capa de grasa que ayuda a
aislar el cuerpo del calor y del frío, proporciona un relleno
protector y sirve para almacenar energía. La grasa se almacena
en células vivas, denominadas células grasas, unidas entre sí por
un tejido fibroso. El grosor de la capa de grasa puede variar
desde una fracción de centímetro en los párpados hasta varios
centímetros en el abdomen y en las nalgas.

Tipos de Pieles.

Conocer los tipos de piel que existen es un aspecto indispensable


no sólo para los profesionales que se dedican al mundo de la
estética y la cosmetología, sino para todas las personas en
general. Conocer nuestro tipo de piel nos permite elegir mejor
los cosméticos y brindar cuidados más adecuados.

Tipos de piel:
Piel Normal
La piel normal es suave al tacto y su tono es prácticamente
uniforme. La textura de la piel normal suele ser tersa y sus
poros son poco visibles. Este tipo de piel muestra un buen nivel
de hidratación con lo cual no presenta ninguna imperfección
aparente. Las pieles normales suelen responder bien a los
cambios de temperatura y humedad, soportando sin
inconvenientes las agresiones diarias tales como la contaminación
del ambiente o los rayos UV.

Piel Grasa
La piel grasa se define por la aparición constante de puntos
negros y granitos en la piel, tiene aspecto brillante, los poros
dilatados y su textura es
irregular. Las características
de este tipo de piel se deben
a que las glándulas sebáceas
de la piel son más grandes y
más numerosas de lo habitual
y segregan sebo en
cantidades excesivas.

Piel Seca
La piel seca presenta poca elasticidad y cierta tirantez, su tacto
es áspero, y le falta flexibilidad y suavidad Este tipo de piel
tiene estas
características porque
las glándulas producen
menos sebo que en la
piel normal. La piel
seca al ser tensa, fina
y frágil puede llegar a
producir algún tipo de
descamación e
irritaciones por eso requiere cuidados y productos específicos.

Piel Mixta
La piel mixta se define por ser una combinación de zonas
normales y secas con zonas grasas. Las zonas grasas se ubican en
la frente, la nariz y la barbilla, y las zonas normales o secas se
encuentran en las mejillas. Por lo general este tipo de piel es
suave y tiene un aspecto brillante.
Durante siglos, el color de la piel ha condicionado las relaciones
sociales y, en muchos casos, las expectativas vitales y
profesionales de cada persona. Aunque, por suerte, se está
trabajando desde muchos frentes para luchar contra cualquier
forma de discriminación por este motivo, este factor adquiere
una gran relevancia en el ámbito de la medicina estética.

Fototipo de Pieles.
Cuando hablamos de fototipo, nos referimos a la capacidad que
posee la piel para asimilar la radiación solar, y que varía
dependiendo de su tonalidad. A la hora de clasificarla, se han
establecido los siete fototipos, ordenados de 0 a VI. Esto es lo
que contempla la escala de Fitzpatrick, una clasificación
numérica para el color de piel creada en 1975 por Thomas B.
Fitzpatrick (1919-2003), un dermatólogo de la Universidad de
Harvard, y que sirve para describir la respuesta de los diversos
tipos de piel a los rayos ultravioletas (UV). Con posterioridad,
esta clasificación se ha modificado para incorporar los tipos de
piel distintos de la piel blanca.

Esta herramienta tiene en cuenta cuatro variables


fundamentales:.
• Color de cabello
• Color de la piel
• La frecuencia de las quemaduras solares
• El tipo de bronceado, es decir el oscurecimiento natural de la
piel estimulado por la exposición solar. Este proceso se debe la
producción de melanina en la unión dermoepidérmica “una
estructura de la piel de alta complejidad molecular” por los
llamados melanocitos, unas células especializadas que
representan el 5% de las células epidérmicas,
aproximadamente.

Seguimos ocupándonos de este último punto, ya que la melanina


es un elemento básico para definir los fototipos de piel y, al
mismo tiempo, llevar a cabo la depilación láser, ya que sirve de
conductor para la luz del láser. La melanina es un pigmento de
color negro o pardo negruzco que se da en forma de gránulos en
el citoplasma “la parte de una célula que rodea su núcleo” de
ciertas células, y al cual deben su coloración la piel, el cabello
y la coroides, que es el tejido que forma parte de la capa
intermedia de la pared ocular.
La melanina desempeña una función esencial, ya que absorbe los
rayos UV e infrarrojos (IR) y captura los radicales libres, que
explican gran parte de los efectos nocivos del sol. Hay dos tipos
de melanina:
• La femelanina, producida por personas de con la piel oscura y
que sirve para proteger la piel de las emisiones solares.
• La eumelanina, característica de los pelirrojos, es ineficaz e
incluso puede ser tóxica, ya que produce más radicales libres de
los que captura.
Hecha esta aclaración, pasaremos a ver los fototipos de piel.

La clasificación de Fitzpatrick incluye siete fototipos. Los


describimos a continuación.
• Fototipo 0. Es, de largo, el menos habitual. Corresponde a
personas albinas que, debido a un problema genético, no pueden
sintetizar melanina. Estas personas tienen el pelo blanco o de un
color amarillo pálido; el iris, de color blanco o rosado, y la piel,
muy blanca. Incluso una rápida exposición solar puede ocasionar
quemaduras solares. Las personas con albinismo nunca se
broncean.
• Fototipo I. Lo encontramos en las personas pelirrojas. El
cabello es rojo o anaranjado, y la dermis, muy clara o lechosa. La
exposición al sol, incluso si es muy breve, provoca quemaduras
solares fácilmente en la piel, que apenas se broncea.
• Fototipo II. El cabello es rubio y la piel, clara. Estas personas
casi siempre se queman con el sol, pero se broncean ligeramente,
sobre todo al final de las vacaciones de verano.
• Fototipo III. Este fototipo se da en personas que son rubias o
con el pelo castaño, y que pueden tener la piel clara u oscura. A
veces, se queman con el sol después de la primera exposición
solar de la temporada estival y pueden conseguir un bronceado
de tonos dorados. Es importante subrayar que las personas con
un fototipo III que son rubias o de ojos claros pueden sufrir, en
caso de exposición al sol, un envejecimiento cutáneo más rápido
que las personas con la piel morena y los ojos oscuros.
• Fototipo IV. Son personas de cabello oscuro y piel morena
oscura que rara vez se queman con el sol. Se broncean
rápidamente.
• Fototipo V. Este fototipo se llama de tipo mediterráneo. Lo
tienen personas de piel oscura que casi nunca se queman y que se
broncean muy rápidamente.
• Fototipo VI. Es el que presentan las personas negras.
Dicho esto, conviene hacer una aclaración: independiente del
tipo de piel, cualquier persona que vaya a estar expuesta debe
protegerse para evitar los efectos dañinos inmediatos y
posteriores del sol. Para ello, recuerda utilizar habitualmente
una crema con un alto factor de protección solar, adecuado a tu
tipo de piel. Consulta con tu dermatólogo para saber cuál es el
más conveniente para ti.
Condiciones de la piel.

Las pieles tienen propiedades que las hace ser de una forma u
otra (las cuales ya vimos) sin embargo, las pieles a parte de ser
de un tipo especifico presenta condiciones dada a
específicamente en algunos tipos de pieles.
Temas como el tamaño de los poros, el brillo (molestoso), la
textura de la piel al momento de ser evaluada, el grosor al
momento de sentirse, como reacciona al pinzamiento de una uña,
su reacción a jabones de diferentes presentaciones y sobre todo
su reacción al clima en general (ya sea frio o calor); son
condiciones que presentan las pieles al momento de ser
evaluadas y diagnosticadas, los cuales nos ayuda a determinar
con mayor precisión la necesidad de esta piel.

Características Piel Normal Piel Grasa Piel Mixta Piel Seca

Tamaño de los Normales Abiertos Abiertos y cerrados Cerrados


poros

Brillo Normal Abundante Variante Ausente

Textura Suave Suave Suave en algunas Aspera


zonas

Grosor Normal Gruesa Gruesa y na Fina

Reacción al Tolera Tolera Tolera en ciertas No tolera


pinzamiento zonas

Reacción a Noble Tolera Variante No tolera


jabones y clima

Cualquier tipo de piel está expuesto a problemas de


deshidratación por factores tanto externos como internos. Para
evitar que la falta de agua dé un aspecto envejecido a la piel, es
conveniente seguir una buena rutina de hidratación y evitar
algunos comportamientos negativos para la dermis.
fi
Piel Deshidratada
La piel deshidratada se manifiesta con una falta de brillo y una
sensación más o menos intensa de tirantez, sobre todo después
del aseo. La deshidratación también puede provocar que la piel
adquiera un aspecto blanquecino y que aparezcan escamas.
Si bien estos síntomas son similares a los de una piel seca, no
hay que confundir ambos estados. La deshidratación es una
alteración de la capa superficial de la piel provocada por la falta
de agua. Puede afectar a cualquier tipo de piel (incluso la grasa),
pero es un estado transitorio que se puede revertir si se toman
las medidas adecuadas. Por el contrario, la piel seca es un estado
constante y define a un tipo de dermis determinado, que sufre
de carencia de agua y de lípidos.

La deshidratación de la piel puede estar provocada por múltiples


causas. Entre ellas:
• No beber suficiente agua: si bien no es cierto que sea
necesario beber dos litros de agua al día (todo depende de
cada persona y su gasto), es importante tomar suficiente
cantidad para mantener la piel y el resto del cuerpo
hidratados.
• Abusar del alcohol y el tabaco.
• Falta de vitaminas por el consumo de dietas no equilibradas.
• El uso de productos cosméticos agresivos y jabones
convencionales. Estos últimos tienen altos niveles de pH y lo
único que hacen es eliminar los aceites naturales de la piel,
dejándola seca y deshidratada. Hay que saber elegir los
productos adecuados para realizar la limpieza diaria.
• Condiciones ambientales extremas: el exceso de frío o calor
reduce la humedad presente en el aire y la piel, dejando una
sensación de piel seca y tirante.
• Demasiada hidratación: aunque pueda parecer contradictorio,
la sobrehidratación puede resecar la piel, ya que debilita su
barrera natural y agudiza la pérdida de agua.
• Ducharse con agua caliente: el agua demasiado caliente puede
eliminar los aceites naturales presentes en la piel y
deshidratarla.
• Enfermedades que provocan una pérdida exagerada de agua,
como vómitos, hemorragias, dermatosis…
• Alto nivel de estrés o fatiga psicológica.
• Determinados tratamientos farmacológicos, como los
destinados a combatir el acné o el colesterol.

Para evitar que la piel del rostro y el resto del cuerpo se


deshidrate, es aconsejable:
• Beber diariamente en torno a dos litros de agua.
• Si se sufre de piel seca hay que usar la crema hidratante
apropiada para el tipo de dermis, evitando la sobrehidratación.
• Emplear agua tibia durante la ducha y usar una leche
enriquecida con agentes hidratantes para limpiar y suavizar la
piel.
• Usar un maquillaje muy liviano durante el día, dejando las
bases y las sombras para eventos nocturnos u ocasiones
especiales. Los cosméticos tienen químicos fuertes que
resecan la piel y pueden producir alergias.
• No acostarse con el maquillaje. Para eliminarlo, lo mejor es
utilizar un limpiador suave formulado con ingredientes
naturales. No hay que utilizar nunca papel higiénico o pañuelos
para quitar el maquillaje, ya que maltratan la piel y cierran los
poros.
• No abusar del sol, especialmente entre el mediodía y las
cuatro de la tarde, que es cuando más fuerte está. Los rayos
ultravioletas provocan manchas y arrugas prematuras. Por ello
es importante protegerse siempre con protector solar.
• Comer de forma saludable y evitar el alcohol y el tabaco.
• Descansar bien: mientras se duerme el cuerpo regenera
tejidos y células.

Piel Envejecida.
Los cambios en la piel están entre los signos más visibles de
envejecimiento. Los signos del aumento de la edad incluyen las
arrugas y la piel flácida. El encanecimiento del cabello es otro
signo obvio de envejecimiento.
Son un grupo de afecciones y cambios comunes que ocurren a
medida que las personas envejecen.

Con el envejecimiento, la capa externa de la piel (epidermis) se


adelgaza, aun cuando la cantidad de capas celulares permanece
sin cambio alguno.
La cantidad de células que contienen pigmento (melanocitos)
disminuye. Los melanocitos que quedan aumentan de tamaño. La
piel envejecida aparece más delgada, más pálida y transparente
(traslúcida). Las manchas pigmentadas, incluyendo las manchas
por la edad o "manchas hepáticas" pueden aparecer en zonas
expuestas al sol. El término médico para estas áreas es lentigos.
Los cambios en el tejido conectivo reducen la resistencia y la
elasticidad de la piel. Esto se conoce como elastosis. Es
especialmente notable en las zonas expuestas al sol (elastosis
solar). Esta afección produce la apariencia correosa, deteriorada
por la intemperie, que se suele ver en granjeros, marineros y
otras personas que pasan gran parte del tiempo al aire libre.
Los vasos sanguíneos de la dermis se vuelven más frágiles. Esto
lleva a que se presenten hematomas, sangrado debajo de la piel
(a menudo llamado púrpura senil), hemangiomas capilares y
afecciones similares.
Las glándulas sebáceas producen menos aceite a medida que
usted envejece. Los hombres experimentan una mínima
disminución, más frecuentemente, después de los 80 años de
edad. Las mujeres producen gradualmente menos aceite después
de la menopausia. Esto puede hacer que sea más difícil mantener
la piel humectada, lo que causa resequedad y picazón.
La capa de grasa subcutánea se adelgaza, por lo que tiene menos
aislamiento y amortiguación. Esto aumenta el riesgo de lesión de
la piel y reduce la capacidad de conservar la temperatura
corporal. Debido a que usted tiene menos aislamiento natural,
puede sufrir de hipotermia en clima frío.
Algunos medicamentos son absorbidos por la capa grasa. El
encogimiento de esta capa cambia la manera en la que actúan
dichos medicamentos.
Las glándulas sudoríparas producen menos sudor. Esto hace que
sea más difícil mantenerse fresco. Su riesgo de sobrecalentarse
o de sufrir insolación aumenta.
Las neoplasias como papilomas cutáneos, verrugas, parches
marrones ásperos (queratosis seborreica) y otras manchas son
más comunes en las personas mayores. También son comunes las
manchas ásperas de color rosado (queratosis actínica) que tienen
una pequeña posibilidad de convertirse en cáncer de piel.

A medida que usted envejece, se incrementa el riesgo de que se


produzcan lesiones en la piel. La piel es más delgada, más frágil y
usted pierde un poco de la capa protectora de grasa. También
puede ser menos capaz de sentir el tacto, la presión, la
vibración, el calor y el frío.
Frotar o jalar la piel pueden causar desgarros cutáneos. Los
vasos sanguíneos frágiles se pueden romper fácilmente. Se
pueden formar moretones y acumulaciones de sangre planas
(púrpura) y elevadas (hematomas), incluso después de una lesión
menor.
Las úlceras de decúbito pueden ser provocadas por cambios en la
piel, pérdida de la capa de grasa, una disminución de la actividad,
mala nutrición y enfermedades. Las llagas se observan
principalmente en la superficie externa de los antebrazos, pero
pueden ocurrir en cualquiera otra parte del cuerpo.
La piel envejecida se repara a sí misma más lentamente que la
piel joven. La curación de una herida puede ser hasta 4 veces
más lenta. Esto contribuye a la generación de úlceras de
decúbito e infecciones. La diabetes, los cambios en los vasos
sanguíneos, la disminución de la inmunidad y otros factores
también afectan la curación.

Piel Sensible.
La piel sensible es cada vez más habitual. Según los expertos, al
igual que se han incrementado las alergias alimentarias, también
ha habido un repunte de la hipersensibilidad en la piel. Algo que
nada tiene que ver con que tu piel sea grasa, con tendencia al
acné, o más seca.
Podemos encontrar pieles extremadamente sensibles,
denominadas alérgicas, que son aquéllas en las que cualquier cosa
ya provoca esta sensibilidad, o pieles que se sensibilizan de
manera puntual, por estrés, un cosmético que no toleramos e
incluso por la alimentación.
Si tu sensibilidad no es muy acusada, quizás ni siquiera sepas que
tienes la piel sensible. Entre los principales síntomas de la piel
sensible, se señala "la sensación de picazón, hormigueo, tirantez
o, incluso, dolor. A veces, estos síntomas se traducen en signos
clínicos leves y transitorios como enrojecimiento de la piel,
xerosis, habones (ronchas) o descamación, pero en la mayoría de
las ocasiones no se observa ningún signo de irritación cutánea”.

Una piel con rosácea también es una piel sensible. Y aunque la


sensiblidad también está relacionada con la piel atópica, no es lo
mismo. Nuestro consejo es que ante cualquier reacción de tu
piel, acudas a un dermatólogo para que haga un buen diagnóstico
de tu problema.

Las causas no son bien conocidas, y que resultan de una


combinación de alteraciones constitucionales con factores
extrínsecos que agravan los síntomas de la piel sensible.
Entre los factores externos que pueden desencadenar y agravar
una piel sensible, la dermatóloga cita la exposición a sustancias
irritantes de los cosméticos, algunos factores ambientales (el
frío, el viento y el calor extremos, por ejemplo, o los cambios de
estación), y también psíquicos (como el estrés). Dentro de las
alteraciones constitucionales, "la piel sensible presenta una
disminución de la capa córnea, disfunción de la barrera cutánea y
alteraciones de la transmisión neuronal, que condicionan una
disminución del umbral de tolerancia cutánea”.

Algunos puntos útiles como una guía con consejos y trucos para
que los tengas en cuenta si tu piel es sensible:
• Utilizar productos especialmente diseñados para pieles
sensibles, que no contengan alcohol ni perfumes. La doctora
Rita Rodrigues añade en este punto que lo ideal es "emplear
el menor número de cosméticos".
• Evitar los cosméticos que contengan alfa hidroxiácidos,
treitinoina o retinol, ingredientes que suelen irritar la piel,
y también los ácidos. Tampoco se aconseja el uso de
exfoliantes de grano grueso ni exfoliantes químicos.
• Optar por agua tibia (nunca agua caliente) e incluso cuando
la sensibilidad está acentuada, sustituir el agua del grifo
por agua termal para limpiar el rostro.
• Para la higiene capilar se deben usar productos que no
contengan tensoactivos irritantes.
• Evitar los productos que al ser aplicados produzcan
quemazón o incomodidad.
• A la hora de elegir el maquillaje, es más recomendable usar
bases tipo crema/polvo o bases líquidas sin siliconas o
derivados, y optar por cosméticos específicos para pieles
sensibles, que contengan activos calmantes.
• La hidratación es fundamental en las pieles sensibles, pero
aún es más importante cuando se está en ambientes con
aire acondicionado y temperaturas altas. En estos casos es
aconsejable hidratar varias veces al día la piel, para lo cual
pueden ser de ayuda las aguas termales y brumas
hidratantes.
• Evitar, en la medida de lo posible, los cambios bruscos de
temperaturas y la exposición solar, usando siempre
fotoprotectores para piel sensible.
• Evitar frotar la piel, hay que secarse, tanto la cara, como el
cuerpo, con pequeños toques.
• Y, ante todo, acudir a un dermatólogo para que realice un
correcto diagnóstico de la piel.
Piel comedogenica.
El vocablo comedogénia hace referencia a la accion que ejerce
un producto cuando provoca ciertas imperfecciones conocidas
como comedones (puntos negro y puntos blancos), a este
producto se le llama comedogénico. Por lo tanto todo aquel
producto denominado no-comedogénico, es aquel que no obstruye
o tapona los poros de la piel. Comedogeneicidad es la capacidad
de algunos, productos, fármacos, u otras sustancias como los
esteroides anabolizantes, para desarrollar los puntos negros del
acné, estos puntos negros son lesiones o heridas básicas del
acné vulgar, como resultado de la acumulación y aumento de sebo
y queratina en los orificios de salida de un folículo piloso. Estos
puntos son de color negro debido a la oxidación del sebo, mas no
por la presencia de suciedad en ellos. Los comedones pueden ser
abiertos, los cuales son conocidos, como puntos negro, o también
pueden ser cerrados en los cuales no se puede observar el poro y
provienen de lesiones inflamatorias de la piel.

Ahora bien, los productos o fármacos no-comdongénicos son los


cuales que debido a su composición no ayudan a la aparición de
estos comedones ya sean puntos negros o puntos blancos, ni la
complicación del acné. Un producto cosmético que posea
viscosidad, o sea untoso no necesariamente tiene que ser
comedogénico ya que muy bien un producto liquido podría ser
mas comedogénico que uno que sea mas denso.
Muchos productos cosméticos no incluyen entre sus ingredientes
ciertos ingredientes comedogénicos como aceite de germen de
trigo, Cetyl alcohol (emoliente), Myristyl Myristate
(acondicionador), Isopropyl Myristate,Oleth-3, entre otros. Un
producto cosmético se califica como no-comedogénico y obtiene
este titulo luego de pasar por una serie de pruebas y estudios.
Enfermedades y lesiones de la piel para
cosmiatras.

Otras condiciones que presenta las pieles es la presencia de


impurezas, los cuales pueden presentarse en todos los tipos de
pieles pero es mas frecuente en pieles mixtas y grasas, estos
son:

• Los comedones son protuberancias pequeñas, blancas, oscuras


o de color carne que dan a la piel una
textura áspera. Las protuberancias
son causadas por el acné. Se
encuentran en la apertura de los
poros de la piel. Un núcleo sólido
puede verse a menudo en el medio de
la pequeña protuberancia. Los
comedones abiertos son de color
obscuro y los cerrados son blancos o amarillentos.

• Los quistes de milium pueden confundirse en un primer


momento con espinillas
blancas, ya que su aspecto es
similar. Pero no se pueden
eliminar presionándolos.
Además, se diferencian de
las espinillas en que no duelen
al roce y tampoco muestran
inflamación; ”son unas bolitas blancas de pequeño tamaño
(1mm) que aparecen generalmente en la cara, por la zona de
las mejillas y la nariz. Son pequeños quistes de queratina, no
inflamatorios, ni contagiosos”.
• Una pápula es un sólido o quístico punto planteado en la piel
que es de menos de 1
centímetro (cm) de
ancho. Es un tipo
de lesión cutánea. Es
un punto rojo que no
contiene materia
adentro, es duro,
duele, suele estar caliente y con bordes rojizos, no suele
tocarse pues son una infección de la piel.

• Las pústulas son, llenas de pus, llagas pequeñas, inflamadas


similares a ampollas (lesiones) en la superficie de la piel. Las
pústulas son comunes cuando hay acné y foliculitis
(inflamación del folículo piloso). Pueden aparecer en cualquier
parte del cuerpo, pero son más frecuentes en estas áreas:
-La espalda
-La cara
-Sobre el esternón
-Los hombros
-L a s á r e a s q u e p r e s e n t a n
sudoración, como la ingle y las
axilas
Las pústulas pueden ser un signo
de una infección. En algunos casos, no son infecciosas y están
asociadas a la inflamación de la piel o a medicamentos. Deben ser
examinadas por un proveedor de atención médica y pueden
necesitar ser evaluadas (mediante cultivo) en busca de bacterias
y hongos.
• Un quiste sebáceo es una bolsa que se forma bajo la piel y
contiene una sustancia viscosa
y grasa (sebo) rica en
queratina, una proteína que
forma parte de la capa más
superficial de la piel, los pelos
o las uñas. Generalmente se
forma a partir de la
inflamación de un folículo
piloso o de un traumatismo
cutáneo.

Acne.
El acné es un trastorno de la piel que ocurre cuando los folículos
pilosos se tapan con grasa y células cutáneas muertas. Causa
puntos blancos, puntos negros o granos. El acné es más común
entre los adolescentes, aunque afecta a personas de todas las
edades.
Hay tratamientos eficaces para el acné, pero el acné puede ser
persistente. Los granos y erupciones cicatrizan lentamente, y
cuando uno empieza a desaparecer, otros parecen aflorar.

Según su gravedad, el acné puede causar sufrimiento emocional y


dejar cicatrices en la piel. Cuanto antes inicie el tratamiento,
menor será su riesgo de sufrir tales problemas.

Los signos del acné varían según la gravedad de la afección:


• Puntos blancos (poros tapados cerrados)
• Espinillas (poros abiertos tapados)
• Irregularidades sensibles rojas y pequeñas (pápulas)
• Granos (pústulas) que son pápulas con pus en la punta
• Bultos grandes, sólidos y dolorosos debajo de la piel (nódulos)
• Bultos dolorosos llenos de pus debajo de la piel (lesiones
quísticas)
El acné suele aparecer en la cara, la frente, el pecho, la parte
superior de la espalda y los hombros.

Hay cuatro factores principales que causan el acné:


• Exceso de producción de materia grasa (sebo)
• Folículos pilosos obstruidos por materia grasa y células
muertas de la piel
• Bacterias
• Inflamación
El acné suele aparecer en la cara, la frente, el pecho, la parte
superior de la espalda y los
hombros porque estas áreas
de la piel tienen la mayor
cantidad de glándulas
sebáceas. Los folículos pilosos
están conectados a las
glándulas sebáceas.
Es posible que la pared del
folículo sobresalga y se forme
un punto blanco. O puede que
el tapón se abra a la
superficie, se oscurezca y forme un punto negro. Un punto negro
puede parecer suciedad incrustada en los poros. Pero, en
realidad, el poro está lleno de bacterias y materia grasa, que se
oscurece cuando se expone al aire.
Los granos son puntos rojos que sobresalen, con un centro
blanco, que aparecen cuando los folículos pilosos bloqueados se
inflaman o se infectan con las bacterias. La inflamación y las
obstrucciones profundas dentro de los folículos pilosos producen
protuberancias similares a quistes debajo de la superficie de la
piel. Por lo general, no hay otros poros de la piel (que son las
aberturas de las glándulas sudoríparas) relacionados con el acné.
Algunos factores pueden desencadenar o empeorar el acné:
• Cambios hormonales. Los andrógenos son hormonas que
aumentan en los jóvenes durante la pubertad y que hacen que
las glándulas sebáceas se agranden y produzcan más sebo. Los
cambios hormonales durante la madurez, especialmente en las
mujeres, también pueden provocar brotes.
• Ciertos medicamentos. Los ejemplos incluyen medicamentos
que contienen corticosteroides, testosterona o litio.
• Alimentación. Los estudios indican que el consumo de
determinados alimentos, incluidos los alimentos ricos en
carbohidratos, como el pan, los bagels y las papas fritas,
puede empeorar el acné. Se necesitan más estudios para
evaluar si las personas con acné se beneficiarían con algunas
restricciones específicas de alimentación.
• Estrés. El estrés no causa acné, pero, si ya lo padeces, puede
emporarlo.

Estos factores casi no influyen en el acné:


• Chocolate y alimentos con alto contenido graso. Comer
chocolate o alimentos con alto contenido graso tiene muy poca
o ninguna incidencia sobre el acné.
• Higiene. La piel sucia no provoca acné. De hecho, frotar la piel
con demasiada fuerza o limpiarla con sustancias químicas o
jabones fuertes irrita la piel y puede empeorar el acné.
• Cosméticos. Los cosméticos no siempre empeoran el acné,
especialmente si usas maquillaje sin aceite que no tapa los
poros (no comedogénicos) y te quitas el maquillaje con
regularidad. Los cosméticos que no contienen aceite no
interfieren en la eficacia de los medicamentos contra el acné.

Las personas con piel más oscura tienen más probabilidades de


experimentar estas complicaciones del acné que las personas con
piel más clara:
• Cicatrices. La piel con hoyos (cicatrices del acné) y las
cicatrices gruesas (queloides) pueden perdurar mucho tiempo
después de que se haya curado el acné.
• Cambios en la piel. Una vez que el acné ha desaparecido, es
posible que la piel afectada quede más oscura
(hiperpigmentada) o más clara (hipopigmentada) que antes de
que ocurriera la afección.

Los factores de riesgo del acné son los siguientes:


• Edad. Si bien las personas pueden tener acné a cualquier
edad, se presenta con mayor frecuencia en los adolescentes.
• Cambios hormonales.
Estos cambios son
comunes durante la
pubertad o el embarazo.
• Antecedentes familiares.
La genética interviene en
el acné. Si tus padres
padecieron acné, es
probable que tú también lo
padezcas.
• Sustancias grasas o aceitosas. Es posible que desarrolles
acné cuando tu piel entre en contacto con aceite o lociones y
cremas aceitosas.
• Fricción o presión en la piel. La causa puede ser, por
ejemplo, elementos como teléfonos, teléfonos celulares,
cascos, cuellos ajustados y mochilas.

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