Fichas + PP
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Definimos la intervención profesional en Trabajo Social como una acción social particular,
institucionalizada y profesionalizada, con intencionalidad de cambio o transformación de situaciones
que inhiben el ejercicio de derechos o el desarrollo de capacidades humanas y sociales
Esas premisas serán las que ordenen el desarrollo que sigue, tanto en esta clase como en las subsiguientes.
No se pretende agotar su explicación ni tratamiento, sino presentar un mapa de lectura y reflexión, a la vez
que establecer códigos comunes respecto de los temas a trabajar en cada clase.
PROFU
NDICEM La intervención del TS es un tipo particular de acción social
OS
SOBRE
INTERV
ENCIÓN
PROFESI
ONAL
Uno de los conceptos más utilizados y trabajados en las ciencias sociales es el de acción social.
Generalmente se refiere a la acción o actividad que tenga un sentido para quienes la realizan, vinculada con
la conducta de otros -afectándola o no-, con un significado comprendido en un marco contextual particular.
Se vincula con los debates acerca de los modos de comprender y explicar las sociedades y con las tensiones
agencia-estructura que vertebran distintos paradigmas, enfoques y teorías.
No todo contacto entre personas es de carácter social y no toda acción social es orientada por las acciones de
otros, pero tienen sentidos que se reconocen por las expectativas recíprocas vinculadas en las relaciones
sociales en las que se encarnan, como consecuencia o generación de situaciones y significados social e
históricamente construidos.
De los numerosos autores que han teorizado sobre la acción social vamos a presentar -en esta y sucesivas
clases- algunos pocos, no sólo por la relevancia que los mismos han tenido en las ciencias sociales, sino
también porque sus definiciones sobre la temática ayudan a comprender y conceptualizar la intervención
profesional. Fundamentalmente nos referiremos a: Marx Weber, Thomas Luckmann, Pierre Bourdieu.
Weber define: “La acción social (incluyendo tolerancia u omisión) se orienta por las acciones de
otros, las cuales pueden ser pasadas, presentes o esperadas como futuras (…). Los “otros” pueden
ser individualizados y conocidos o una pluralidad de individuos indeterminados y completamente
desconocidos (el “dinero”, por ejemplo, significa un bien -de cambio- que el agente admite en el
tráfico porque su acción está orientada por la expectativa de que otros muchos, ahora
indeterminados y desconocidos, estarán dispuestos a aceptarlo también, por su parte, en un cambio
futuro).
“No toda clase de acción -incluso de acción externa- es “social” en el sentido aquí admitido. (…)
“La acción social no es idéntica a) ni a una acción homogénea de muchos, b) ni a la acción de
alguien incluido por conductas de otros” (Weber, FCE 1996: 18 y ss.)
La teoría weberiana de la acción social, en el sentido expuesto, permite comprender la intervención
social, en varios aspectos: no sólo se da cuando hay actividad, sino que también se puede intervenir
por omisión o permitiendo que ciertos cursos de acción sucedan, siempre que se pretenda
intencionalmente lograr algo en relación con otro (individual o colectivo), con significado y sentido
comprendido en un contexto específico y en el marco de una relación social históricamente situada.
- Es definida por la intención, es una acción intencional.
- Es una acción racional, ya que busca un fin.
- Tiene un sentido social dado por la comunidad, que es lo esperado del T.S., en el imaginario
simbólico social hay algo impuesto para la profesión.
- Lo que el/la trabajador/a social realiza de un modo o manera propia siguiendo sus criterios y su
impronta personal, esto está relacionado con lo disponible de cada persona.
- Es una acción que persigue fines a través de ciertos medios, por ello incluye metodología,
proceso, dirección, sentido, finalidad.
Weber define a la acción social como una actividad de permiso u omisión dirigida a otro, significada
en un contexto particular que tiene la intención de transformar. La intervención profesional puede ser
comprendida mediante esa definición.
La lectura del fragmento del texto de Weber (FCE 1996; original 1921, se puede ver en: ……..)
propuesto en bibliografía obligatoria permite reflexionar, desde el concepto de acción social que
brinda dicho autor, algunos aspectos referidos a la intencionalidad de los agentes (actores) que se
encuentran involucrados/as en una intervención social. [Esto luego será complejizado por las teorías
que priorizan la comprensión en las estructuras sociales del comportamiento de los sujetos
(individuales o colectivos), para poder estructurar el planteo de la cátedra, que se sostiene en la
tensión y no elimina ninguno de los extremos a los que refieren las teorías de la acción social, sino
que los asume como realidad en puja permanente]
PROFU
NDICEM La intervención del TS como práctica social
OS
SOBRE
INTERV
ENCIÓN
PROFESI
ONAL
Para comprender la intervención profesional como práctica social es ineludible apelar a Pierre Bourdieu,
como mencionamos más arriba. Dicho autor contribuye con dos conceptos claves para comprender una
práctica social: “los campos (las instituciones) que conforman estructuras sociales externas, y los habitus
(disposiciones) que constituyen la organización interna de los agentes” (Tellez Iregui, 2002; en Fowlery
Zavaleta Lemus, 2013).
Los campos sociales que propone el autor están estructurados por posiciones ordenadas jerárquicamente,
ámbitos en lucha permanente, y son los escenarios en los que se mueven los agentes o actores sociales, pero
también desde los cuales establecen relaciones de dominación y/o resistencia. Son campos de dominio en el
espacio social, como el científico, académico, económico, financiero, etc, y cada campo tiene su propia
lógica y su propia jerarquía, en donde el agente debe disputarse su lugar.
La estructura social se concibe como redes de intercambios e interacciones que mantienen lazos de
continuidad y permanencia, no serían, en esta perspectiva absolutamente determinadas, sino que hay un
margen de flexibilidad que se concentra en el habitus.
Habitus, estructura y campos son conceptos claramente vinculables con las intervenciones profesionales de
TS, las cuales se realizan de modos particulares, subjetivamente incorporados, aunque con matices
requeridos por las situaciones, los sujetos, las condiciones y los contextos de intervención, tanto como las
particularidades, experiencias y bagajes de los/as profesionales que intervienen
La intervención profesional es una práctica estructurada en cierto campo disciplinar y profesional, que
conlleva elementos de la estructura del campo (conocimientos técnicos, teóricos, procedimentales,
metodológicos que conforman la currícula y habilitación profesional), que conforma habitus, pero también
necesidades de cambio o transformación, pudiendo ser estructurante de nuevas relaciones disputando la
hegemonía dentro del campo disciplinar.
Para integrar ambas nociones y profundizar algunos aspectos de la intervención en Trabajo Social que se
vinculan al concepto de cambio que sigue en el próximo punto, les sugerimos leer los capítulos del texto de
Carballeda que se propone como bibliografía obligatoria y escuchar su breve disertación en:
https://www.youtube.com/watch?v=Ng4SvXm_rkA
PROFU
NDICEM La intervención orientada al cambio
OS
SOBRE
INTERV
ENCIÓN
PROFESI
ONAL
Desde la definición que hemos dado, intervenir en Trabajo Social se asocia a una acción social (entendida -
en términos weberianos- como actividad, omisión o permiso) que busca intencionalmente un cambio de
algo. Ese “algo” se encuentra en una situación más amplia y se identifica con un factor o conjunto de
factores que obstaculiza o inhibe la efectivización de un derecho o el desarrollo de una capacidad o
potencialidad de una persona, o de un grupo, un barrio, una comunidad, una organización…
Ese cambio puede ser observable en muy diversos niveles y aspectos de la vida individual o social, por
ejemplo: en la posesión de un bien material que antes no se tenía; en el conocimiento acerca de cómo
tramitar una pensión o donde y como inscribirse a un programa social; en la conformación y sostenimiento
de una cooperativa de trabajo por un grupo de personas que estaban desocupadas; que una persona en
conflicto con la ley penal no vuelva a cometer delito; la constitución de un sistema comunitario de alertas y
apoyos institucionales entre mujeres que sufren violencia en el ámbito doméstico; la puesta en
funcionamiento de un programa con acceso masivo para la prevención del embarazo no deseado; la creación
de un dispositivo de intervención que reduzca en forma importante las inequidades de género en las
instituciones de una provincia; la institucionalización de un derecho para que todas las niñas, niños y
adolescentes sean tratados como sujetos de derecho; que las parejas que conforman familias tengan todas
derecho a utilizar la obra social y compartir la propiedad de los bienes de sus compañeros/as/es de vida; etc.,
etc., etc.
Habrán visto en estos pocos ejemplos que nos referimos a cambios o modificaciones de muy distinta
envergadura y alcance (alguno referido a la conducta de un sujeto, otro a la situación de un barrio en
relación con cierto grupo de personas, otro a las instituciones de una provincia). También refieren a
diferencias notables en su capacidad de reproducción y sostenibilidad (no es igual la transformación o
cambio que lograron un grupo de personas desocupadas que conformaron y mantienen en funcionamiento
una cooperativa de trabajo, que haber entendido como tramitar un subsidio o pensión, pues el cambio que
provocó ese conocimiento se agota con el trámite realizado)
Si bien, podemos, rápidamente y a grandes rasgos, decir que todos esos son cambios, ese término en las
ciencias sociales tiene muchas implicancias, y en cada intervención también, aunque pueda pasar
desapercibido, pues se asocia a la teoría o supuestos de cambio social que se tenga.
La Real Academia Española presenta varias acepciones para “cambio”, por ejemplo: “Convertir o mudar
algo en otra cosa, frecuentemente su contraria. Cambiar la pena en gozo, el odio en amor, la risa en
llanto.”; o “Mudar o alterar su condición o apariencia física o moral”, o “Modificarse la apariencia,
condición o comportamiento”. Pero para las ciencias sociales, “cambio”, y específicamente “cambio social”
implica discusiones profundas. Las concepciones que tienen diferentes autores y autoras sobre el cambio
social están vinculadas con sus ideas y posicionamientos sobre el funcionamiento de la sociedad [Para
ampliar o profundizar ver el texto de De Sousa Minayo -que se propone en la bibliografía obligatoria y su
reseña -que se encuentra en el aula virtual-; también pueden complementar con: Irma Serrano-García y
Gerarlo López-Sánchez, 1991: file:///C:/Users/gabim/Desktop/SEMINARIO%20II%20TS%20UNLA/TS%20II
%20_%20UNLAM/sobrecabio%20social.pdf; o Gladys Canaval, 2000:
https://www.redalyc.org/pdf/283/28331108.pdf)
“El cambio social es un concepto multidimensional, que es visto como un proceso. (…) Es también un
concepto dinámico y puede ser considerado un concepto dialéctico debido a que se presentan posiciones
diferentes y contradictorias, que emergen durante el proceso de cambio social. Parte de la dificultad para
definir el cambio social es que toma diferentes formas en diferentes teorías y en diferentes contextos. Entre
las definiciones de cambio social el énfasis es sobre las diferentes clases de cambio; la definición crucial
involucra el cambio estructural en las relaciones, organización y nexos entre los componentes sociales. (…)
Otra definición implica que los cambios en las relaciones es una condición necesaria; el cambio social
resulta de un “cambio en las relaciones de los elementos de un sistema” (Canaval, 2000:38)
Por lo antedicho, el cambio social, se comprenderá, desde ciertos posicionamientos, como una alteración
significativa de las estructuras sociales, sus normas, valores, relaciones sociales, políticas, económicas,
culturales, mientras que desde otras posiciones se vinculará con modificaciones de conductas de los
individuos, sus comportamientos e interacciones; desde algunas visiones será progresivo y “natural”,
mientras que desde otras deberá ser inducido o promovido de modo efectivo y con tiempos acelerables por
actores sociales; y sus consecuencias se identificarán con adaptaciones o énfasis en la reproducción, o como
reformas dentro de la misma estructura social, o como cambios profundos o en el tipo de sociedad.
En ese marco, los cambios sociales se asociarán a los modos de entender los factores y causas que provocan
los problemas o necesidades a modificar. Dichos factores pueden ser demográficos, tecnológicos,
económicos, sociales, políticos, culturales, climáticos, conductuales, entre otros.
La perspectiva teórica en la que fundamente el/la Trabajador/a Social su visión de la sociedad, se vinculará
con la idea de cambio que ponga en juego en la instancia de intervención, pues dependiendo de cómo se
analicen los factores que provocan los problemas, se producirán diversos caminos de resolución. Por
ejemplo, si se concibe que una mujer, por su condición de género debe tener comida preparada para su
familia a cierto horario y que satisfaga el gusto de aquella, y una noche, llegado el horario pautado para la
cena, la comida no está lista o no es del gusto de los comensales, se puede entender como una legítima
reacción que su familia la insulte y maltrate; en ese caso, si buscáramos que la mujer no sea agredida,
entenderíamos que el cambio a propiciarse orientaría a que aprenda a organizarse para cumplir los deseos de
su familia en el horario previsto. Mientras que, si se tiene una concepción acerca de que las mujeres, por su
condición de género, no puede ser sometida a agresiones y maltratos por los modos en que realiza las tareas
domésticas ni por ninguna otra razón, en cumplimiento a sus derechos, el cambio de la situación requeriría
que los miembros de su familia y ella misma reconozcan sus derechos, se distribuyan las tareas domésticas,
se organicen de modo colectivo para cumplir con las necesidades del grupo o se dé lugar a las instituciones
locales que protegen los derechos ciudadanos para que intervengan en la situación.
“El cambio social es un proceso dinámico, orientado hacia el futuro, determinado contextualmente, que
requiere de la actividad humana; es movido por fuerzas internas y externas para lograr la equidad, justicia,
libertad y amor y se caracteriza por un pasaje de la concientización a la problematización y de ésta a la
acción colectiva.” (Canaval, 2000:40)
CLASE 2
CONTENIDOS:
Para el abordaje de esa definición, fundamentalmente de su identificación como acción social, referimos a
autores clásicos de las ciencias sociales como Max Weber, Thomas Luckmann y Pierre Bourdieu.
Por ello hemos asociado el concepto con:
La dimensión teórica
La dimensión política
La dimensión ética
La dimensión metodológica
La dimensión técnico-instrumental
PROFU
NDICE La multidimensionalidad de la intervención
MOS
SOBRE
INTERV
ENCIÓN
PROFES
IONAL
La definición de intervención profesional que venimos trabajando afirma que la misma es una acción social
intencional, racional, ya que busca un fin conscientemente. El modo de construir o alcanzar dicho fin
constituye un proceso, una secuencia que se organiza metodológicamente. A su vez, utiliza diversas
técnicas, instrumentos y tareas para efectivizar ese proceso.
Por otra parte, la intención y la racionalidad, ambas están mediatizadas por ideología y por teoría. Implica
conciencia de la existentica de un problema, conflicto o inhibición de un derecho o de una capacidad
existente pero en una situación que no permite su desarrollo. Esa definición se vincula con un modo de
comprender (conceptos) esos problemas o conflictos, en relación con el reconocimiento del “deber ser”, de
los derechos, de las capacidades, de las condiciones de vida en que “debieran encontrarse” las personas,
grupos, organizaciones, conforme el marco socio-institucional e histórico-político. La interpretación de esa
brecha o distancia entre “lo que se vive” y “lo que debiera vivirse” es la que mueve la voluntad de acción
transformadora o de modificación de aquellas circunstancias que provocan esas situaciones problemáticas o
que deben ser resueltas.
La intencionalidad busca el cambio, la modificación o transformación de una situación que se presenta o en
la que se reconoce una problemática, es decir, modificar la situación inicial, en la que se identifica un
problema, conflicto, inhibición de derecho o de desarrollo (SI) para lograr otra que se oriente hacia una
situación deseada, querida, mejorada, cambiada (SC).
En esa lógica, LA INTERVENCIÓN PROFESIONAL ES MULTIDIMENSIONAL.
Reconocemos como dimensiones fundamentales del concepto, y que están presentes en cada intervención:
DIMENSION TEÓRICA
DIMENSIÓN POLÍTICA
DIMENSIÓN ÉTICA
DIMENSIÓN METODOLÓGICA
DIMENSIÓN TÉCNICO-OPERATIVA
PROFU
NDICE
La dimensión teórica de la intervención profesional
MOS
SOBRE
LAS
DIMEN
SIONES
1
“Concepto” viene del término en latín conceptus: «acción de concebir» o «pensamiento».
importante, ante esta aseveración ratificar la idea de que se puede comprender aquello que se puede
interpretar.
Así, las categorías teóricas a través de las cuales procuramos la comprensión de lo social emergen en
contextos particulares y pueden ser aplicadas a otros, pero también pueden sufrir modificaciones dadas las
interpelaciones que la realidad provoca cuando esas categorías resultan insuficientes para interpretar lo que
sucede o lo que se puede observar si se aplica tal como fue concebida inicialmente, incluso puede caer en
desuso por no representar la realidad histórica. Esa capacidad de interpelación refiere al análisis crítico de
los conceptos en vinculación con los fenómenos y relaciones a comprender en cada situación, y viceversa.
Es decir, desde nuestro posicionamiento epistemológico, realidad situada-concepto son mutuamente
interdependientes y recíprocamente constitutivos. Los conceptos que se utilizan en la intervención
profesional de Trabajo Social no pueden pensarse aislados del contexto general de producción de las
ciencias sociales, las que no están desprendidas de las condiciones y las formas institucionales de
producción de esos conocimientos y las influencias del contexto general, histórico, socio-cultural e
intelectual. Pero también es importante reconocer que los interrogantes que genera un problema particular,
situado, al momento de su abordaje, por más localizado que esté (en una familia, en un barrio, en una
institución específica), no están desconectados del modo de producción de los problemas en general en esa
realidad socio-histórica, y del modo es que se interpretan en ese ámbito local. La existencia de un problema
social puede reconocerse por las personas o grupos que lo padecen y por los/as profesionales, sólo en el
marco de diversos universos de interpretación posibles (ya sean del sentido común, o del desarrollo de las
ciencias, pero siempre acotados) y por ello, para no caer en dogmatismos, siempre serán pasibles de
“desnaturalización” a través del análisis crítico.
Es importante, entonces, considerar que el sistema de construcciones conceptuales que permiten la
comprensión de la realidad debe guardar una característica fundamental: la permeabilidad para ser
interpelada por la realidad estudiada, como afirma Velez Restrepo (2007). Pensar que, toda elaboración
teórica científica es impenetrable a una posible interpelación o un aporte proveniente de la misma realidad
dinámica y social, es un error, ya que la convertiría en una verdad impuesta convirtiéndose en un dogma .
La intervención profesional no es la mera aplicación de procedimientos para resolver un problema o
conflicto -como vimos-, sino que la actuación profesional se fundamenta en el análisis crítico y la
interpretación de la situación en la cual se manifiestan los fenómenos que requieren modificación y en el
posicionamiento teórico sobre el cambio necesario, lo que hace a las opciones teóricas también políticas
(como trataremos de profundizar más adelante).
En ese sentido, se enfatiza la inescindibilidad entre teoría y práctica.
Velez Restrepo (2007) nos invita a reflexionar en lo infructuoso que sería discutir si trabajo social se
concibe como una disciplina científica que emerge del constructo teórico exclusivamente o como una
actividad científica que emerge de la práctica de la profesión. Ofrece el concepto de “procesos mediadores”
entre teoría y práctica, reconociendo sistemas de mediaciones que involucran, experiencias, representaciones
y concepciones del mundo y de la sociedad. En este sentido solamente la teoría o solamente la practica en si
misma no aportan a la construcción de conocimiento, pero ambas conjuntamente si en torno a la
transformación social.
El proceso de construcción de sentido de la vida cotidiana, para superar la mera reproducción de la
normatividad y el orden formal, necesita la reinvención de las categorías de análisis que permiten la
comprensión de lo social más amplio, y la relación de Trabajo Social con esa cotidianidad de cada sujeto,
cada grupo, cada localidad, es un material impresionantemente denso y provocador para nutrir el lienzo de la
construcción de conocimiento de lo social, más allá de la propia disciplina.
Respecto de la relación teoría-práctica, también Estela Grassi en 2007, luego de hacer un brevísimo
recorrido por la historia del Trabajo Social en Argentina, señalaba que: “(…) dos supuestos acerca del
mundo social, aparentemente opuestos entre sí, coexisten en el campo del trabajo social, los que no son de
su cosecha, pero se suelen manifestar con mayor radicalidad: una lleva a suponer que la intervención
profesional es directa ‘en la realidad de los problemas’, para lo que son suficientes las herramientas
técnicas y el conocimiento ‘de cómo son las cosas...’ (los problemas concretos; aún más, las personas
concretas que sufren el problema). Conocimiento que estaría dado por la inmersión en tal realidad y/o
reflejada por algunas categorías, índices, etc., (con) fundidas con lo real. El otro supuesto conduce a
suponer que es posible saber cómo son las cosas porque están dichas ya en la teoría verdadera o modelo
teórico (por lo que es cuestión de conocer muy bien ésta, cuanto menos contaminada por otras corrientes,
mejor). Sumado a cierto perfil ‘practicista’, asentado en una genuina vocación de sus agentes, pero que
determina que lo primero es la acción (o ‘intervenir en la realidad’), estas perspectivas obturan la
inquietud por averiguar cómo son las cosas allí donde toca intervenir y cómo es que los problemas llegan a
merecer algún tipo de intervención. Si el primer supuesto estructuró la formación del campo profesional,
cuya razón de ser era ‘hacer’ acciones directas e inmediatas de asistencia o educación con la orientación
de la moral, el higienismo médico, el derecho, etc. (y sus ‘guías para la acción’), o según un saber emanado
de la ‘inmersión en la realidad’ (siguiendo el orden de aparición en la historia de la formación del campo),
el ´teoricismo´ es propio de una mayor articulación a las ciencias sociales y de la adopción de algunas
corrientes teóricas, particularmente del marxismo. En algún sentido, se trata de una teorización
insuficiente, buena parte de ella autocentrada en el propio campo. No obstante, uno y otro constituyen
modos de pensar la realidad social que trascienden al trabajo social y, como sostendré al final, constituyen
un problema por sus implicancias y consecuencias no únicamente profesionales o teóricas, sino también
políticas.” (Rev. Katál. Florianópolis, volumen 10, 2007:27- file:///C:/Users/gabim/Desktop/SEMINARIO
%20II%20TS%20UNLA/TS%20II%20_%20UNLAM/Dialnet-
ProblemasDeRealismoYTeoricismoEnLaInvestigacionSoc-3645579.pdf)
(Completar la reflexión teórica respecto de este punto mediante la lectura del texto de Velez Restrepo Cap.1
y la ficha-reseña del profesor Roberto Acuña)
PROFU
NDICE
La dimensión política de la intervención profesional
MOS
SOBRE
LAS
DIMEN
SIONES
Toda intervención en lo social, desde la que hace el Estado a través de sus políticas públicas, las ONG a
través de su accionar cotidiano, los diversos grupos o movimientos que persiguen fines específicos -como
los ecologistas, feministas, de respeto a la diversidad, hasta los religiosos, entre otros-, incluso los técnico-
profesional, es política. Esta afirmación no refiere al accionar de los partidos políticos ni meramente a lo
institucional. Decir que toda intervención de Trabajo Social es política implica, al menos dos supuestos:
- Toda intervención es decidida. Comprende ejercicio de poder, voluntad (hacer o no hacer, omitir
o dejar pasar son decisiones, en este sentido), y se vincula con la voluntad y el ejercicio de poder
de otros/as/es involucrados en la misma situación.
- Toda intervención implica interacciones con diversos actores que favorecen, de manera más
directa o indirecta, la producción o transformación, y/o la reproducción o validación de
determinados comportamientos y relaciones sociales, ratificando esquemas de igualdad,
desigualdad, inequidad, naturalización de injusticias o efectivización de condiciones de justicia
social. Por lo cual, toda intervención permite acumulaciones que fortalecen o problematizan las
relaciones sociales existentes.
Afirmamos que toda intervención en lo social es política. Distinguimos esa idea de la mera identificación de
política con “eso que hacen los políticos profesionales” o los partidos. Sino que, conforme toda intervención
es decidida, tiene un sentido de cambio e implica la interacción con actores en un campo determinado -en el
sentido de Bourdieu-, se sitúa en el juego del poder o de la disputa de poderes.
Esta dimensión, como comentamos arriba, se asocia estrechamente con las concepciones de la sociedad y,
por ende, de la intervención social que se tenga. Como dice Malacalza: “(…) La comprensión de la
dimensión estructural –esto es, aquella que trasciende a los sujetos que la soportan– es un ejercicio teórico
fundamental que sirve para entender el marco de la lucha política. Pero no puede eliminar la existencia de
sujetos con percepciones, valoraciones, intereses, deseos y demandas que son los que efectivamente operan
sobre la realidad, la construyen y la reconstruyen en función de los enfrentamientos a los que se ven
sometidos y a los intercambios que efectúan en redes solidarias o de confrontación. Inversamente, la
articulación de subjetividades capaces de confrontar con el sistema dominante supone un arduo trabajo de
lucha ideológica de construcción de perspectivas alternativas en cuanto a las formas de relación social, que
resulten capaces de dar una disputa hegemónica sustantiva”. (Malacalza, Susana: “Construcción del
conocimiento en Trabajo Social”; Revista Cuaderno de Trabajo Social, 13 (1), Universidad Tecnológica
Metropolitana, Chile, 2019: 69)
Citando a Laclau completa la idea de que lo político no sólo es inescindible de los conceptos acerca d elo
social, sino que tampoco es separable de la dinámica social misma: “existe una distinción ontológica
constitutiva entre lo social y lo político pero la frontera entre lo que en una sociedad es social y lo que es
político se desplaza constantemente. Desde este punto de vista, es que una dimensión de opacidad será
siempre inherente a las relaciones sociales y, por lo mismo la posibilidad de una sociedad reconciliada es
un mito. La sociedad reconciliada es imposible porque el poder es condición de posibilidad de lo social.
Transformar lo social significa por ello construir un nuevo poder -no la eliminación del poder. Desde esta
perspectiva, transformar lo social, incluso en el más radical y democrático de los proyectos, significa, por
lo tanto, construir otro poder” (Laclau, 1993; en Malacalza, 2019:70).
Para comprender a ésta como una dimensión de la intervención profesional, en consonancia con la
presentación que hemos hecho en la primera clase acerca de la intervención como práctica social, volvemos
a referenciarnos con Pierre Bourdieu, quien aporta a la comprensión del poder como “recurso” o “esquema”
y no solamente como propiedad de los agentes, el cual se desenvuelve “en relaciones de fuerza, intereses y
posiciones” y organiza la sociedad en una jerarquía que los propios agentes legitiman. Bajo este enfoque,
el poder ya no se posee: se construye de forma colectiva (…) La estructura social ya no es concebida de
forma sustantiva, como entramados de sistemas materiales constreñidores desde los que se establece una
relación de combinación entre esa estructura y el individuo social; sino como redes de intercambios e
interacciones que mantienen lazos de continuidad y permanencia.” (Fowler, W. y Zavaleta, E.: “El
pensamiento de Pierre Bourdieu: apuntes para una mirada arqueológica”, en Revista de Museología Koot,
N° 4, 2013: 120; remitiendo a Jaramillo, 2011). Lo asocia a la cultura, entendiendo que la estructura social
trasciende la figura de un mero aparato coercitivo externo, y que las prácticas culturales no son tampoco
meros productos de la subjetividad; sino que en ese juego dialéctico de dan las relaciones de poder.
Juan Agüero, 2013 (ver en la carpeta Bibliografía) retoma las palabras de Foucault definiendo que el poder
no es una cosa que se puede tener o dar, sino que está presenta en toda relación social y, de hecho el poder
es en sí mimo es una relación social. Distinguen diversos modos de entender los procesos de construcción
de poder: recompensa, coerción, castigo, símbolos, tradiciones culturales, capacidad de referencia,
carisma, mesianismo, conocimiento, información, capacidad de liderazgo, control de los recursos, posición
que se ocupa, situaciones Iímites y exclusividad (Ver pág. 88 a 103). Es importante analizar esos recursos,
estrategias y dispositivos que presenta el autor para analizar las interacciones que se dan en cada
intervención y como “juega” cada actor en el “campo de juego” que implica toda acción social.
Pero también es altamente relevante la síntesis que dicho autor realiza (págs. 107 a 111) acerca de la
dimensión política de la intervención en la relación particular de Trabajo con el sentido de la actuación
profesional. En un análisis que puede ser histórico, pero de posicionamientos que también coexisten en
distintos períodos de la historia de la profesión, identifica y propone para la deliberación política de la
acción:
1) construir espacios de Iibertad y resistencia,
2) construir valor y autoestima,
3) construir proyectos de vida e identidades
4) construir subjetividades y autonomías
5) construir intersubjetividades.
Toda intervención, así, es política en tanto se enmarca en relaciones de poder. Mueve y se mueve por
voluntades, disputa el espacio social, desde la misma definición de un problema, su existencia y sentido de
cambio, hasta la elección de las evidencias, los métodos y recursos adecuados, los actores involucrados y las
experiencias que genera. Pero, más allá de la relación estrecha que se ha planteado entre conocimiento y
poder, también es política por su capacidad de impacto en la experiencia subjetiva, en tanto que los modos
en que los sujetos aprendemos a relacionarnos, a sentir y a pensar sobre nosotros mismos y el mundo que
nos rodea está vinculado con las experiencias que vamos teniendo a lo largo de nuestras vidas. Si en un
proceso de intervención profesional (con las asimetrías de poder que la determinación profesional-sujeto ya
conlleva) se refuerzan ideas de pasividad o incapacidad, los sujetos de esa experiencia reforzarán,
posiblemente, ese como “su lugar” en las relaciones sociales; y dicho aprendizaje, por reproducción o
acumulación, permitirá reforzar una idea de desigualdad social que fortalecerá la reproducción de las
relaciones sociales existentes. Mientras que, al decir de Agüero o de Carballeda, si se generan, por ejemplo,
experiencias de autovaloración, de organización colectiva, de reconocimiento de derechos, de
fortalecimiento de autonomía e identidad…, su orientación será hacia horizontes de emancipación.
(Completar la reflexión teórica respecto de este punto mediante la lectura del texto de Agüero que nos
permite revisar distintas concepciones para analizar el poder, junto a otros autores que hayan trabajado en
otras asignaturas)
PROFU
NDICE La dimensión ética de la intervención profesional
MOS
SOBRE
LAS
DIMEN
SIONES
La dimensión ética está asociada, aunque es diferente, a la dimensión anterior. Se vincula con las nociones
producidas por la disciplina filosófica que estudia el bien y el mal, lo justo y lo injusto, lo correcto y lo
incorrecto, o sea, las relaciones con la moral y el comportamiento humano, pero vinculadas a las prácticas de
intervención profesional del Trabajo Social. Los supuestos más importantes para abordar esta dimensión (a
ser ampliada por la bibliografía sugerida, tanto Bermejo como la producida por la cátedra) son:
Ética profesional no se refiere a las meras preferencias o posiciones personales. Tampoco los
valores o principios morales reemplazan los desarrollos de las ciencias sociales que
fundamentan una intervención en Trabajo Social. Destacando así la incorrección conceptual
de un proceder profesional que sostenga aseveraciones -que pueden escucharse en la calle-
tales como: “lo hago según mi ética”; “el fundamento de mi práctica son sólo mis
principios”; “no necesito teorías porque tengo mis valores”, etc, etc.
La ética no refiere sólo a principios y regulaciones, sino que se asocia también a las
consecuencias de la acción.
Implica, al menos dos “movimientos deliberativos”, esto es, interrogantes críticos para
deliberar sobre la moralidad o no de la intervención que se planifica o que se ha llevado a
cabo:
- Perspectiva deontológica: centrada en las normas morales (no confundir con la
mera legalidad) y principios de justicia. Refiere a los códigos morales, principios
que podemos encontrar, por ejemplo, en la ley profesional, como respeto a la
autonomía del sujeto
- Perspectiva teleológica: centrada en el análisis acerca del bien/bienestar o calidad
de vida que se genera, promueve o favorece a través de la intervención; asociada a
los valores que fomenta o potencia
- Y Bermejo agrega uno pragmático en casos de dilemas morales en Trabajo Social
Podemos agregar, además de la diferenciación entre moral/moralidad y ética (ver págs. 42-45 texto Molina,
1998; en la carpeta Bibliografía) para analizar la dimensión ética, según la definición que venimos
trabajando de intervención profesional del Trabajo Social, no puede restringirse a meras reglas formales, por
ejemplo si se cumple o no con guardar e secreto profesional, sino que implica un contenido sustantivo
vinculado con la idea de “bienestar” en las condiciones o calidad de vida que se promueve y al sentido de
justicia social que orienta la acción, así como los valores que efectivamente se desarrollan o fomentan.
Sarah Banks, 1997, hace algunas distinciones de términos que pueden ser valiosas para completar estas
conceptualizaciones:
Cuestiones morales: impregnan la labor del Trabajo Social (tanto los aspectos conceptuales,
como metodológicos, técnicos y legales incluso) conllevan nociones de justicia, bienestar, calidad
de vida, corrección, incorrección, transparencia, etc.
Problemas éticos: cuando una situación implica una decisión moral que conlleva deliberación
Dilemas éticos: surgen cuando el/la trabajador/a social afronta una decisión en la cual debe elegir
entre dos alternativas igualmente inadecuadas, porque violan principios y/o generan algún tipo de
malestar en la situación o no logran el bien o calidad de resultado perseguida, y no es claro si hay
una decisión correcta.
Para completar el abordaje de esta dimensión es importante, revisar los códigos de ética vigentes en AMBA,
aunque responda a una sola subdimensión de la ética, la deontológica, deben ser revisados y comprendidos:
https://www.trabajo-social.org.ar/codigo-de-etica/ (Código de ética Consejo profesional CABA)
https://catspba.org.ar/wp-content/uploads/2019/07/Codigo-de-Etica.pdf (Código de ética Consejo profesional
provincia de Buenos Aires)
(Completar la reflexión teórica respecto de este punto mediante la lectura del texto de Bermejo Cap.1 y
Molina Cap 3)
PROFU
NDICE La dimensión metodológica de la intervención profesional
MOS
SOBRE
LAS
DIMEN
SIONES
[Sobre esta dimensión no vamos a ahondar en esta instancia porque vamos a dedicar la segunda parte de
todo el cuatrimestre para tratarla. Aquí solo mencionaremos a qué refiere y algunas consideraciones
básicas]
La dimensión metodológica de la intervención refiere al proceso que orienta la intervención desde el
reconocimiento de una demanda hacia la evaluación de su resolución o no y reformulación de nuevas
acciones. Se comprende como la secuencia que ordena la búsqueda de conocimiento acerca de la situación,
las decisiones para pensar y plantear su modificación, las acciones concretas que en términos de actividades
y tareas se realizan para construir esas modificaciones en el marco de la situación y el contexto en que se
presentan, su revisión y propuestas de mejora.
Toda intervención se operacionaliza o concretiza a través de diversas técnicas e instrumentos. Las primeras
se asocian al relevamiento y análisis de información, tanto como las que se utilizan para generar
modificaciones concretas hacia la mejora de la situación que se presenta como demanda, problemática, o
inhibición de derecho o de desarrollo. Las técnicas más utilizadas son: observación, grupo focal, entrevista,
charla, taller, asamblea. Mientras que por instrumentos referimos a las herramientas básicas de registro
como cuaderno de campo, planillas, crónicas, cuestionarios, guías, pautas, matrices de análisis, etc.
Esta dimensión, aunque está relacionada con lo instrumental y operativo, forma parte de un proceso más
amplio donde se juegan objetivos, decisiones, conceptos, ideología... Es decir, no hay neutralidad valorativa
ni conceptual en las técnicas y las herramientas que concretizan la intervención.
(Completar la reflexión teórica respecto de este punto mediante la lectura del texto de Velez Restrepo
Cap.3, a trabajar en la clase correspondiente)
[Esta dimensión no la vamos a profundizar aquí, dado que la asignatura Taller -que muches hacen
simultáneamente- se centra en su desarrollo teórico y práctico, por lo cual acordamos con les docentes de
esa materia no superponer contenidos]
Las dimensiones no son partes, ni momentos, ni etapas, ni clases, ni tipos de intervención. SON ASPECTOS
INESCINDIBLES ENTRE SÍ que CONSTITUYEN CADA INTERVENCIÓN. Como si fueran caras de un
mismo cuerpo geométrico, ninguna existe por sí misma y sin alguna de ellas, no se forma el mismo cuerpo.
Esto quiere decir que, cuando decidimos intervenir tenemos que deliberar los aspectos: teóricos,
metodológicos, técnicos, políticos y éticos, pues TODOS ellos conforman la intervención.
Intervenir no es un mero hacer -y mucho menos aplicar recetas o sólo seguir procedimientos-, sino que es
una acción social -con la complejidad que ello implica-, una práctica socio-política, la construcción de
escenarios que se insertan y conforman condiciones de efectivización de derechos y desarrollos personales y
de relaciones sociales e institucionales hacia sentidos de justicia social más incluyentes.
CLASE 3
CONTENIDOS BÁSICOS:
Recordemos:
partir de esa definición, y entendiendo que la intencionalidad implica un uso racional de la conciencia en el
proceso de intervención, identificamos diversas dimensiones que la constituyen:
D IM E N S IO N T EÓ R IC A
D IM E N S IÓ N P O LÍT IC A
D IM E N S IÓ N É T IC A
D IM E N S IÓ N M E TO D O LÓ G IC A
D IM E N S IÓ N T ÉC N IC O -O P E R AT IVA
.
Avancemos:
“Todo campo profesional se estructura en relación con ciertos imperativos sociales que plantean como necesario un
tipo de práctica determinada” (Susana G. Salord, 1991).
Partir de la consideración del Trabajo Social como un campo profesional es “considerar un saber y un hacer
especializado, que no se reduce simplemente a sus elementos y métodos” (Tonón, G., 1995).
La noción de campo que ofrece Pierre Bourdieu como espacios estructurados de posiciones o de puestos que media
entre lo social y lo individual demuestra una mayor complejidad que la mera sumatoria de pasos procedimentales,
técnicas y elementos conceptuales. Nos pone frente a la dinámica intrínseca del concepto de construcción social (y su
mediación individuo-sociedad, biografía-historia, realidad subjetiva-realidad objetiva).
El proceso de desarrollo del campo disciplinar se orienta hacia el alcance de la autonomía científico-profesional -como
veíamos con el texto de Velez Restrepo y de García Salord- en el marco de las tensiones entre lo instituido y lo
instituyente, de la dinámica social y el desarrollo de la profesión (por eso concebimos a la intervención como
consolidación de un proceso de institucionalización de un tipo particular de acción social), Esa dialéctica define la
capacidad técnica y el “poder social” de la intervención del Trabajo Social como expresión del campo disciplinar,
pues la competencia científica y profesional es socialmente reconocida a cada agente que se desarrolla en ese campo y
lo apropia en el marco de esas tensiones (Bourdieu, P., “Le champ scientifique”).
Así, no sólo en las instancias formales de formación preprofesional hay apropiación de ese campo, sino que éste es un
ejercicio permanente: cada trabajador social, en su cotidiano laboral, se apropia y constituye, reproduce y transforma
el campo profesional. Esta es también una responsabilidad profesional.
Nuevamente nos ayuda a comprender esa dinámica el concepto que P. Bordieu define como habitus: “conjunto de
disposiciones socialmente construidas que como estructuras, estructuradas y estructurantes son el principio generador
y unificador del conjunto de prácticas e ideologías de un grupo de agentes” (Bourdieu, P., “ Campo de poder y campo
intelectual”).
Dicho habitus constituye esquemas de percepción, pensamiento y acción, en cada individuo, pero, sustentados en los
procesos sociales mediante los cuales éstos internalizan la sociedad, de modo tal que lo objetivo y lo subjetivo se
convierten en una distinción aparente.
Esto nos introduce en la dialéctica que se puede identificar entre las potencialidades sociales (individuales) y
posibilidades sociales (situación o sistema social), conformándose diversidad y diferenciación, lo que también entrará
en juego en la constitución y apropiación de los campos (no todos/as se acercan y apropian de la misma manera,
aunque compartan contexto histórico y formativo, por ejemplo).
En el mismo sentido, pero centrado en la profesión, Malcom Payne define al Trabajo Social como “una actividad
socialmente construida” (Malcom Payne, Teorías contemporáneas del trabajo social, 1991). Afirma que sólo puede
comprenderse al mismo en relación con quienes participan en él, su organización, sus esquemas conceptuales y
actitudinales, los que solamente pueden ser entendidos desde la sociedad que los constituye, los rodea y de la que
forman parte: “(…) hemos tenido ocasión de ver que el trabajo social es complejo y que varía según las culturas.
Forma parte de un complejo y teorético entramado de actividades profesionales y de servicio. Por ello, sólo se puede
comprender en el contexto socio-cultural de los elementos participantes. Las teorías que sobre la acción social
existen son productos del entorno en el que se desarrollan; teorías estas que a su vez influyen también en dicho
entorno por cuanto afectan a lo que la gente dice y hace dentro de la actividad social, lo que también a su vez afecta
a las actitudes sociales hacia la gente que está adentro de esa actividad social, a sus ideas y a sus valores.” (Payne,
1992: 25)
Retoma el concepto de construcción social de las ideas de Berger y Luckmann (1971), quienes sostienen que la
<realidad> es un conocimiento que guía nuestra conducta y de la que todos tenemos una noción diferente, pero que
llegamos a puntos de vista comunes en procesos en los cuales se comparten conocimientos organizando y objetivando
esa <realidad>. Ello implica impresiones acerca de las cosas y prácticas específicas que también se conforman en los
“modos en que son y/o se hacen las cosas”, y nos comportemos socialmente con ello, institucionalizando esos
convencionalismos, generando expectativas en las relaciones entre las personas y/o las instituciones, con la naturaleza,
etc. En ese marco de relaciones incluso se constituyen los roles y las expectativas recíprocas en relación con los
mismos.
La profesión se encuentra en “diálogo” permanente con el contexto que la origina, recrea y se constituye en su razón
de ser. Y, dado que, la intervención profesional es el núcleo vertebrador de la constitución histórica de la disciplina,
entendemos que ella misma concentra dicha afirmación.
Vimos en la clase anterior, como práctica y teoría del Trabajo Social se hallan influenciadas por muchas fuerzas
ajenas al desarrollo académico y al ejercicio profesional. Se pueden identificar cambios históricos vinculados, por
ejemplo, a las necesidades humanas, la conflictiva y las capacidades sociales, tanto como a sus percepciones, y ello
conlleva modificaciones en el modo en que socialmente se estructuran las respuestas (esquemas políticos, jurídicos,
económicos y culturales). Ello exige reacondicionamientos constantes del campo profesional que se manifiestan en la
intervención. Además, estos cambios afectan las instituciones y los servicios donde se desempeñan las/os
profesionales y en los/as mismos/as trabajadores sociales en tanto parte de esas sociedades, encontrándose atravesados
por el impacto de esas circunstancias en los ámbitos de trabajo, al tiempo que también los protagonizan como
integrantes de un pueblo que construye su historia.
Susana García Salord explica en Especificidad y rol en Trabajo Social (1991) que los elementos constitutivos de la
especificidad profesional son: los sujetos sociales, el objeto de intervención y el marco de referencia. No obstante, en
relación con todo lo hasta aquí expuesto, hemos podido identificar, por lo menos cuatro conjuntos de fuerzas o
componentes que interactúan en cada intervención y conforman su identidad:
El contexto (en sus dimensiones globales, particulares e institucionales)
El marco de referencia (teórico, ético, ideológico, político, metodológico, técnico desde el que se aborda la
intervención)
El objeto (problema social, necesidad humana, conflicto, capacidad inhibida que origina la motivación de
intervenir)
Los sujetos participantes (tanto las particularidades de los/as profesionales como de aquellos que presentan o
están involucrados de diversa manera con la intervención.
Esos fuerzas o componentes son los que identificamos como elementos constitutivos de la intervención profesional.
Para el desarrollo de los distintos elementos, les invitamos a ver los ppt adjuntos, accediendo
ordenadamente: CLASE 3 A, CLASE 3 B, CLASE 3 C, CLASE 3, D, CLASE 3, E.
-LA INTERV PROF COMO CONTRUCCION SOCIAL:
pensar intervención profesional, es pensar en construcción social, por qué es imposible pensar que se da la
intervención del trabajo social en el vacío, en el vacío situacional, o en el vacío teórico, o en el vacío de problemáticas
sociales que reclaman que se transforme se modifique en realidades, en el vacío de personas, de instituciones, de
grupos, de participantes en los procesos de modificación de la realidad, con lo cual pensar intervención es pensar
construcción social. Es decir qué elementos identificamos en esa construcción.
decíamos en el apartado anterior de la clase que identificamos fuerzas, distintos conjuntos de fuerzas que presionan en
esa construcción de escenario de intervención y en la construcción de la actuación de la intervención particular, el
cómo se combine los elementos: como contexto, marco de referencia, objeto y participantes (en esa intersección
central es donde se constituye la identidad y la especificidad de cada intervención)
Identificar distintos elementos que const cada intervención, es poder diseccionar un proceso de intervención y ver que
nos encontramos adentro. Lo que vamos a encontrar son estos 4 elementos:
-un marco, historio, institucional en el cual se desarrolla la intervención.
Un momento y lugar, una localidad, una prov, un país, pero también un ámbito institucional (una escuela, una unidad
sanitaria, etc) desde la cual se va a intervenir. Sobre esto marcara un modo diferente de intervención, es decir
condicionara pero también posibilitara la interv.
Los contextos son los marcos desde los cuales históricamente se prod las posibilidades de modificar situaciones y a su
vez las limitaciones. – luckmann: lo disponible de la intervención
NO ALCANZA CON EL ENTORNO, porque hay distintos problemas que emergen, conflictos, capacidades inhbidas,
dist derechos inhbidos y eso determina que es lo que se quiere modificar. A su vez, lo que se quiere modificar esta
relacionado al objeto de intervención, lo que se quiere modificar. Ese aquello que se quiere modificar es imposible de
pensar sin un sujeto o sujetos que lo vivan, presenten como demandan en tanto el derecho que debe efectivizarse y la
realidad que viven esos sujetos o las posibilidades que tendrian esas personas para su desarrollo y lo que están
viviendo en términos de inhibición de capacidades, ya sean estas personas individuales o mov sociales o instituciones
(cooperativa de trabajo ejemp).
Por otro lado que se pueda hacer algo con esa demanda, implica hacia donde vamos a ir, y dirigir la modificación de la
situación, tendrá q ver con el marco referencia (como entendemos el problema, como entendemos a los sujetos, como
comprendemos las realidades de su enterno, que manejos metodológicos tenemos, posibilidades en términos técnicos.)
es lo que me permitirá construir la int.
ENTONCES, marco de refencia, contexto, objeto y sujetos son los constituyebn en su combinación la identidad y
particularidad que asume cada interv prof.
CONTEXTO (s): El momento sociohistórico en el que se desarrolla una intervención implica la combinación de
factores que algunos están instalados en un contexto global, otros que tienen que ver con cuestiones que se viven a
nivel de las provincias de las rgiones, de ámbitos mas acotados en lo espacial, pero que implican distintos modos de
definir algunos aspectos de lo disponible en la intervención.
EL CONTEXTO GLOBAL puede marcar posibilidades y limitación respecto a leyes, normativas, políticas publicas,
ejemplo una intervención en nuestro país, en nuestro municipio de la matanza en la tablada, cuando analizamos lo
disponible podemos ver posibilidas y limitaciones tenemos para generar procesos de transformación, debemos analizar
lo que esta sucediendo, que posibilidades y que limitaciones en términos de leyes, poiliticas publicas, de recursos, etc,
hay en el país, a nivel nacional, pero si estmoa ubicados en el mun de la matanza, tengamos que analizar que es lo que
pasa en el nivel prov de bs as—respecto a ello, la prov de bs as tiene la misma normativa que el estado nacional? Las
polit pub, los programas, los recursos son los mismos? Tienen requisitos diferentes? Todo lo que es nivel prov es
ENTORNO MESO, es amplio pero no a niv municipio o a nivel nacional, es un intermedio (prov).
CONTEXTO INSTITCIONAL, no va a ser lo mismo trabajar la misma temativa desde una intit o otra de la tablada.
Supongamos q trabajamos en una problemática de niñez, niños q no concurren a la escuela, teniendo el derecho a
recurrir a la esc, a completr la escolaridad y desarrollar sus capacidades en ese ámbito, si somos de ts de la escuela
tendremos determinadas herramientas para trabajar la problemática y modf la situaciones que inhiben lios derechos y
los desarrollos de las capacidades, y supongamos que no concurren por problemas de salud y si nosotros ts q opera
con esos mismos niños desde la unidad sanitaria en la tablada q artic la escuela, tendremos otras limitaciones y
posibilidades de modif la situación, porque tmb tienen derecho a estar sanos. Entonces depende desde el contexto
institucional del cual se desarrolle la interv va a ser diferente la identidad del proceso de modificación.
Pero además el entorno micro social es el entorno mas inmediato, aquello que rodea a el sujeto/s que posee la
problemática. Familia, barrio, por ejemplo fijarnos si hay en la tablada grupos que trabajen apoyo escolar que por
razones sanitarias no puedan concurrir a la escuela.
SUJETOS PARTICIPANTES:
Nos referimos a indiv, griupos, organizaciones, comunidades, puede ser una persona física pero tmb jurídica.
La segunda clasif para tener en cuenta es el rol, que lugar cumple ese sujeto o sujetos dento de la interv, puede sr un
indv un grupo, comunidad, organización, que este presentando la ihibicion de derecho o capacidades. Pero además,
hay otros sujetos que es el sujeto profesional, puede haber una ts o un equipo de trabajo, en el cual se vincula en esta
relacion reciproca con estos otros sujetos. Ademaqs hay otros involucrados de la intervención,ejemplo la maestra de
una escuela, compañeros de la escuela, que no son parte del proceso de intervención, pero que sin ellos es imposible
que sea efectivo la modificación de la situación. Pueden favorecer o limitar los procesos de intervención.
Otracuestión importante, es que liugar tiene cada uno de esos sujetos en el proceso de intervención, que protagonismo
teendra.
LA RELACION ENTRE SUJETO Y OBJETO: La relación entre sujeto y objeto en la intervención profesional del
trabajo social es fundamental para comprender y abordar las necesidades de las personas y comunidades a las que se
presta servicio. Aquí hay algunas formas en que se vinculan:
1. **Sujeto como cliente o usuario**: En trabajo social, el sujeto se refiere a la persona o grupo que busca ayuda o
intervención. Esta persona es el centro de atención y su bienestar es el objetivo principal del trabajo social. El sujeto
puede ser un individuo, una familia o una comunidad.
2. **Objeto como problema o situación**: El objeto de la intervención suele ser el problema, la situación o la
necesidad que enfrenta el sujeto. Puede ser pobreza, violencia doméstica, falta de vivienda, problemas de salud
mental, entre otros. El trabajo social busca comprender y abordar estos problemas de manera holística, teniendo en
cuenta el contexto social, económico, cultural y político en el que se desarrollan.
3. **Vínculo entre sujeto y objeto**: La relación entre el sujeto y el objeto es bidireccional y dinámica. El trabajo
social implica comprender la forma en que los problemas afectan al sujeto y cómo el sujeto interactúa con su entorno
y aborda estos problemas. Al mismo tiempo, implica trabajar con el sujeto para identificar soluciones, fortalezas y
recursos que puedan ayudar a enfrentar el objeto de intervención.
4. **Empoderamiento y autonomía del sujeto**: El trabajo social busca promover el empoderamiento y la autonomía
del sujeto, permitiéndole participar activamente en el proceso de intervención, identificar sus propias necesidades y
metas, y tomar decisiones informadas sobre su vida.
En resumen, la vinculación entre sujeto y objeto en el trabajo social implica comprender y abordar los problemas y
necesidades de las personas y comunidades de manera integral, reconociendo la importancia de la participación activa
del sujeto en su propia transformación y desarrollo.
EL OBJETO DE INTERVENCION DEL TS:
Cuando se dice que el objeto de intervención es tanto un fenómeno real como una construcción intelectual, se está
haciendo referencia a dos aspectos fundamentales:
1. **Fenómeno real**: Se refiere a las condiciones, situaciones o problemas concretos que existen en la realidad y que
son objeto de atención por parte del trabajo social. Estos fenómenos pueden ser tangibles, como la pobreza, la
exclusión social, la violencia doméstica, entre otros, y tienen impacto directo en la vida de las personas y
comunidades.
2. **Construcción intelectual**: Este término se refiere a la forma en que los seres humanos interpretan y dan sentido
a la realidad. En el contexto del trabajo social, la construcción intelectual implica cómo los trabajadores sociales y
otros profesionales en este campo conceptualizan y comprenden los problemas sociales y las necesidades de las
personas. Esto incluye la forma en que se definen, se investigan, se teorizan y se abordan los problemas sociales.
La combinación de estos dos aspectos implica que el objeto de intervención en trabajo social es una intersección entre
la realidad objetiva y la interpretación subjetiva de esa realidad. Por ejemplo, la pobreza es un fenómeno real que tiene
impactos tangibles en la vida de las personas, pero la forma en que se define y se aborda la pobreza puede variar según
las perspectivas teóricas, los valores y las políticas sociales de quienes están involucrados en la intervención.
Reconocer esta dualidad ayuda a los trabajadores sociales a comprender la complejidad de los problemas sociales y a
desarrollar intervenciones que aborden tanto los aspectos materiales como los aspectos subjetivos y simbólicos de los
problemas que enfrentan las personas y comunidades.
Mas allá del efonque y perspectiva que se tenga, hay que destacar dos cuestiones:
Siempre el objeto de intervención es una delimitación, por eso es analítico, es un recorte analítico de la situación.
Recortar una porción de la realidad que va a constituir el objeto de intervención, y cual es? Aquella que sea
susceptible a ser modificada – aquellos aspectos inhiben sus capacidades o derechos para modificarlo.
El objeto de interv, además de hacerlo fenómeno real y construcción intelectual, se constituye en un recorte analítico,
en una delimitación de la realidad con una unifa finalidad que es la modificación
MARCO REFERENCIAL Y OPERATIVO
El marco referencial y operativo en trabajo social proporciona la estructura conceptual y práctica para guiar la
intervención de los trabajadores sociales. Aquí está una explicación de cada uno:
1. **Marco referencial**: Este componente del marco proporciona la base teórica y conceptual sobre la cual se
fundamenta la intervención. Incluye las teorías, modelos, enfoques y perspectivas que informan y dan sentido a la
práctica del trabajo social. El marco referencial abarca diversas áreas, como la teoría de sistemas, la teoría del
desarrollo humano, la teoría del cambio, la teoría feminista, entre otros. Estas teorías proporcionan lentes a través de
los cuales los trabajadores sociales pueden comprender mejor los problemas sociales, las dinámicas familiares,
comunitarias e institucionales, así como los procesos de cambio y empoderamiento.
2. **Marco operativo**: Este aspecto del marco se centra en la aplicación práctica de los principios y conceptos
teóricos en la intervención directa con individuos, familias, grupos o comunidades. El marco operativo establece los
procedimientos, técnicas, herramientas y estrategias específicas que los trabajadores sociales pueden utilizar para
abordar los problemas sociales y promover el bienestar de las personas y comunidades a las que sirven. Esto puede
incluir métodos de evaluación y diagnóstico, planificación de intervenciones, técnicas de comunicación y facilitación
de grupos, habilidades de trabajo en red, entre otros.
En conjunto, el marco referencial y operativo proporciona a los trabajadores sociales una guía integral para
comprender, analizar y abordar las necesidades y desafíos de los individuos y comunidades a las que prestan servicio.
Este enfoque integrado combina la comprensión teórica con la aplicación práctica, permitiendo a los trabajadores
sociales desarrollar intervenciones efectivas y culturalmente competentes.
CLASE 4
VER PP