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La Revolución Rusa

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1.

INTRODUCCIÓN

A principios del siglo XX, el Imperio Ruso seguía anclado en el Antiguo Régimen, su proceso de industrialización había sido muy
limitado, la sociedad estaba muy polarizada y era un imperio plurinacional, lo que aumentaba las tensiones políticas. Todo ello
explica que sufriera mucho las consecuencias de la I Guerra Mundial (1914-1918), que hicieron que el sistema se hundiera en la
revolución de febrero de 1917, que no se consolidara el régimen democrático establecido como consecuencia de ella y que,
finalmente, en octubre de ese año se hicieran con el poder los bolcheviques. Como consecuencia de ello, se establece el primer
régimen político basado en las teorías marxistas, la URSS, naciendo una alternativa a los regímenes democrático-liberales y a la
economía capitalista.

2. EL IMPERIO RUSO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

2.1. Inmovilismo político y dificultades de modernización

A principios del siglo XX el Imperio Ruso seguía siendo una monarquía absoluta, a lo que se añadía su carácter plurinacional.

En cuanto a la monarquía absoluta, el zar ostentaba todos los poderes del Estado y además era el máximo dirigente de la Iglesia
ortodoxa rusa. Su poder lo ejercía gracias a la colaboración de los estamentos privilegiados (nobleza y clero ortodoxo), a una
administración centralizada, al Ejército, a la policía secreta y a una fuerte censura.

Por lo que se refiere a su carácter plurinacional, sólo el 44’3 % de la población del imperio era rusa, habiendo múltiples etnias
como ucranianos, turcos, polacos, bielorrusos, judíos, lituanos, letones, alemanes, georgianos, armenios, etcétera. Sin embargo, la
etnia dirigente era la rusa y se aplicó una política de “rusificación” de las demás etnias, lo que generó un fuerte descontento
nacionalista.

Para mantenerse como gran potencia, el Imperio Ruso aplicó durante el siglo XIX reformas en el terreno socioeconómico. Así, en
1861 se abolió el sistema feudal y la servidumbre campesina y se impulsó por el Estado un proceso de industrialización, aunque
este fue muy limitado y dependiente en gran medida de capitales extranjeros, principalmente franceses. Todo ello, en vez de
solucionar los problemas los acentuó, ya que se mantuvo la pobreza y dependencia campesina y surgieron unas nuevas clases
medias y obreras favorables a cambios más radicales y que afectaran también al sistema político.

2.2. Los movimientos de oposición

Pese a la prohibición de formar partidos políticos, fueron surgiendo muchos grupos de oposición clandestinos. Los principales
fueron el populismo campesino (defensa de un socialismo agrario basado en la colectivización de la tierra), el anarquismo (muy
relacionado con el anterior), el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR, partido marxista, dividido en mencheviques
socialdemócratas y bolcheviques comunistas, estos últimos dirigidos por Lenin), el Partido Socialista Revolucionario (PSR,
“eseritas”, defensores de una régimen democrático y de la reforma agraria, tenía su base social en la clase media y campesinos) y
Partido Constitucional Demócrata (PKD, “cadetes”, defensa de un régimen democrático y capitalista, tenía su base social en las
clases medias y altas burguesas).

2.3. La revolución de 1905 y sus consecuencias

El creciente descontento social y político y la derrota frente a Japón en la guerra de 1904-1905 provocaron una oleada de huelgas
y manifestaciones. En enero de 1905 una manifestación pacífica frente al Palacio de Invierno en San Petersburgo fue duramente
reprimida por el Ejército (“Domingo Sangriento”), lo que provocó un amplio movimiento revolucionario, formándose “soviets” o
consejos populares revolucionarios en muchas ciudades rusas. Ante todo ello, el zar Nicolás II se vio obligado a publicar el
“Manifiesto de Octubre”, en el que prometía derechos individuales y el establecimiento de una “Duma” o parlamento con poder
legislativo.

Sin embargo, las reformas no fueron cumplidas, ya que la población campesina tenía esperanzas de una reforma agraria que no se
acometió y la Duma tuvo un poder legislativo muy limitado, ya que el zar tenía derecho de veto. Al descontento que todo ello
produjo se sumó el mantenimiento de la fuerte represión contra la oposición, el desprestigio de la monarquía por las camarillas
palaciegas (en las que destacaba Rasputín) y, a partir de 1914, el hundimiento económico, las elevadas víctimas mortales y las
continuas derrotas en la I Guerra Mundial. Todo ello explica el hundimiento del régimen en 1917.

3. LAS REVOLUCIONES RUSAS DE 1917

3.1. La revolución burguesa de febrero

En febrero de 1917 se inició una revolución en Petrogrado (nueva denominación de San Petersburgo desde 1914), que, como en
1905, dio lugar a la formación de sóviets, que exigían reformas democráticas y el fin de la guerra. La colaboración entre
mencheviques, bolcheviques, eseritas y cadetes provocó que, pese a la fuerte represión, la revolución acabara triunfando. Así, el 2
de marzo abdicó el zar Nicolás II y se formó un Gobierno Provisional, presidido por el príncipe Lvov, con la mayor parte de los
ministros cadetes y con el eserita Kerenski como ministro de Justicia.

El nuevo Gobierno Provisional inició de inmediato una serie de reformas: amnistía y promesa de reforma agraria y de elecciones
por sufragio universal para una Asamblea Constituyente. Sin embargo, el Soviet de Petrogrado no se disolvió, lo que provocó una
dualidad de poderes entre el Gobierno Provisional, dominado por cadetes y eseritas, y los soviets, en los que tenían mucha fuerza
los mencheviques y bolcheviques. Además, los sóviets fueron recabando cada vez mayor apoyo popular debido a la continuidad de
Rusia en la guerra, a la no realización de la reforma agraria y al retraso en las elecciones a Cortes Constituyentes.

Es en este contexto en el que los bolcheviques van creciendo. Lenin, que estaba exiliado en Suiza, regresa a Rusia en abril de 1917,
haciendo públicas las denominadas “Tesis de Abril”, en las que defendía el acceso al poder de los soviets, la realización de una
revolución comunista y la salida inmediata de la guerra.

Frente a la creciente pérdida de apoyos, en mayo de 1917 se formó un nuevo Gobierno Provisional de coalición entre cadetes y
eseritas presidido por Kerenski. En agosto se produjo el golpe de Estado del general zarista Kornílov, neutralizado gracias a la labor
de los sóviets, lo que reforzó su posición, y la de los bolcheviques, frente al Gobierno Provisional.

3.2. La revolución bolchevique de octubre

El deterioro de la situación socioeconómica y militar por la guerra y la defensa de la conquista del poder por los bolcheviques de
Lenin, explican la Revolución de Octubre de 1917. Esta consistió en el asalto al Palacio de Invierno (sede del Gobierno Provisional)
y la ocupación de los puntos clave de la ciudad, estableciéndose un nuevo gobierno dominado por los bolcheviques y presidido por
Lenin: el Consejo de Comisarios del Pueblo. El Congreso de los Sóviets comenzó de manera inmediata las reformas: solicitud de
una paz inmediata sin anexiones ni indemnizaciones, reforma agraria y convocatoria de elecciones democráticas para elegir una
Asamblea Constituyente. Además, el nuevo gobierno decretó el control de fábricas y minas por los sóviets, el establecimiento de la
jornada laboral de 8 horas diarias y el derecho de autodeterminación de las naciones del antiguo Imperio Ruso, aunque todo ello
acompañado por medidas que reforzaban el control bolchevique, como la censura de presa y el establecimiento de una policía
política, la Checa.

En cuanto a la guerra, en noviembre de 1917 se firmó el armisticio con Alemania y en marzo del año siguiente el Tratado de Brest-
Litovsk por el que se conseguía la paz pero a costa de grandes pérdidas territoriales (Polonia, Estonia, Letonia y Lituana quedaron
bajo control alemán y Georgia, Ucrania y Finlandia accedieron a la independencia).

En cuanto a las elecciones para Asamblea Constituyente, se llevaron a cabo en noviembre de 1917, consiguiendo muy mal
resultado los bolcheviques. Ante ello, la nueva Asamblea fue disuelta tras reunirse una única vez, proclamándose la República
Socialista Soviética Federativa de Rusia bajo el control de un partido único, el Partido Comunista Ruso, es decir, una dictadura del
proletariado.

4. ESTABLECIMIENTO DE LA URSS

4.1. Lenin: de la Guerra Civil a la NEP

La victoria bolchevique sólo se había consolidado en la zona central de la Rusia europea, en torno a las ciudades de Petrogrado y
Moscú. Sin embargo, la gran mayoría del Imperio Ruso seguía en manos de los opositores, ya fueran estos zaristas o partidarios del
régimen reformista de febrero. En 1918 estalló la Guerra Civil, en la que se enfrentó el Ejército Rojo bolchevique, organizado por
Trotsky, y el Ejército Blanco opositor. Pese a su ventaja territorial y a conseguir el apoyo, a veces muy tibio, de las potencias
vencedoras en la I Guerra Mundial (Reino Unido, Francia, Estados Unidos y Japón), el Ejército Blanco se vio impotente para
derrotar a los bolcheviques, que alcanzaron la victoria total en 1922.

La incidencia de la guerra fue muy importante, ya que provocó la ejecución de la familia real zarista en julio de 1918 y el
establecimiento del denominado “Comunismo de Guerra”. Este consistió en el control total de la economía por parte de Estado,
suprimiendo la propiedad privada, lo que provocó un descenso acusado de la productividad y de la producción. Junto con ello, la
dictadura se endureció, lo que dio lugar a la crisis de 1921, con la Gran Hambruna en el terreno económico y la sublevación de los
marineros de Kronstadt en el político.

Para frenar el descontento y aprovechando que la Guerra Civil estaba próxima a finalizar, en 1921 Lenin estableció un cambio en la
política económica, estableciendo la Nueva Política Económica (NEP). Esta supuso un retorno a la propiedad privada de la tierra y
de las pequeñas y medianas empresas, lo que posibilitó un crecimiento de la productividad y producción y el resurgimiento de la
clase media.

Sin embargo, en el terreno político se produjo un nuevo endurecimiento de la dictadura, que se consolidó definitivamente con la
creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como una república federal en 1922. Su primera Constitución,
aprobada en 1924, estableció un Estado subordinado a un partido único, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).
Aunque teóricamente los soviets locales, de distrito, provinciales, de cada república y el Soviet Supremo eran elegidos por sufragio
universal, en realidad los únicos candidatos eran los del PCUS. El Soviet Supremo elegía tanto al Consejo de Ministros como al
Presidente, coincidentes con el Buró Político y el Secretario General del PCUS.

En el ámbito internacional, Lenin creó en 1919 la Komintern o III Internacional, cuyo objetivo era extender la revolución comunista
al resto del mundo, contribuyendo, junto a la crisis de posguerra, a una oleada revolucionaria, especialmente en Europa, que, sin
embargo, no logró el triunfo en ningún país. En cualquier caso, contribuyó a consolidar de manera definitiva la división del
movimiento marxista en socialdemócratas reformistas, que seguían vinculados a la II Internacional, y comunistas revolucionarios,
integrantes de la III Internacional. Con el paso del tiempo, esta se convirtió en realidad en un instrumento al servicio de la política
exterior de la URSS.

4.2. La lucha entre Stalin y Trotsky

La enfermedad de Lenin entre 1923 y 1924 y su muerte ese último año provocaron una disputa por su sucesión en el poder entre
Trotsky y Stalin. El primero contaba con un gran prestigio popular por su participación en la revolución y por su organización del
Ejército Rojo y defendió la “Revolución Permanente”, es decir, la necesidad de extender la revolución al resto del mundo como
medio para ir eliminando la dictadura y establecer el socialismo sin propiedad ni Estado. Frente a ello, Stalin tenía menos prestigio
pero muchos apoyos entre los dirigentes del PCUS y defendió el “Socialismo en un solo país”, es decir, la necesidad de convertir a
la URSS en una gran potencia militar para asegurar su supervivencia dentro de un mundo capitalista.

Finalmente, la lucha entre ambos se saldó con la victoria de Stalin, siendo Trotsky expulsado del PCUS en 1927, de la URSS en 1929
y, finalmente, asesinado en México en 1940. El “Testamento Político” de Lenin, que advertía sobre la desconfianza que le inspiraba
Stalin por su ambición de poder y autoritarismo, fue ocultado.

4.3. La dictadura de Stalin

La dictadura de Stalin viene definida por su dominio absoluto del PCUS y del Estado en el ámbito político y por el abandono de la
NEP y el establecimiento de la total estatalización en la economía.

En cuanto a la dictadura estalinista, esta se basó en el culto a la personalidad de Stalin, en la represión de toda disidencia, en el
dominio de la nomenklatura (burocracia dirigente y privilegiada) y en una fortísima represión. Esta última se ejercía a través de la
policía política (NKVD) y supuso la purga del PCUS, del Ejército y de toda la sociedad a través de macro-procesos como los de
Moscú de 1936-1939, que supusieron el asesinato o la reclusión en campos de trabajo forzados (Gulag) de casi 1’5 millones de
personas.

En el terreno económico, la NEP fue abandonada en 1928 y sustituida por la planificación y control total por el Estado. Así, se
decretó la colectivización de la agricultura, eliminando la propiedad privada en favor de grandes granjas colectivas (koljoses) o
estatales (sovjoses), aunque a costa de un nuevo descenso de la productividad y de su supeditación al desarrollo industrial. Por
otra parte, se estableció la planificación estatal de la economía a través de planes quinquenales, que priorizaron el desarrollo de la
industria pesada y militar frente al desarrollo de la industria de bienes de consumo y de los servicios, lo que a la larga llevó a un
estancamiento de los niveles de vida.

5. CONCLUSIONES

La Revolución de Octubre de 1917 acabó consolidando un nuevo estado, la URSS. En el aspecto socioeconómico se caracterizaba
por la supresión de la propiedad privada y, con ello, de las clases sociales, siguiendo los principios marxistas. Sin embargo, la
propiedad no fue colectivizada, sino estatalizada lo que unido a sus características políticas, el establecimiento de una férrea
dictadura personal apoyada en el aparato del PCUS (la nomenklatura), hizo que en realidad podamos hablar de un capitalismo de
Estado y de una nueva división de clases entre dirigentes y dirigidos.

A nivel internacional, el triunfo de los bolcheviques, unido a los problemas socioeconómicos del periodo de Entreguerras (1918-
1939), sirvió de estímulo para el desarrollo de movimientos revolucionarios en Europa, surgiendo como reacción regímenes
dictatoriales de extrema derecha y una nueva ideología de esta orientación política, el fascismo, lo que supuso un aumento de la
conflictividad social y política y una crisis de los regímenes democráticos que acabó provocando, junto con los intereses de las
grandes potencias capitalistas, el estallido de una nueva guerra mundial.

La consolidación en el poder, tras la muerte de Lenin, de Stalin y de su política de “socialismo en un solo país” hizo que, por un
lado, la URSS se convirtiera en una potencia militar y estuviera en condiciones de enfrentarse, y derrotar, a la Alemania nazi en la II
Guerra Mundial, pero, por otro lado, consolidó un modelo de desarrollo que postergaba la calidad de vida de la población en favor
del desarrollo de la industria militar y pesada. Todo ello condujo, finalmente, a la Guerra Fría (1945- 1991) y al hundimiento, ese
último año, de la propia URSS.

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