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Lect. Mecanismos de Defensa

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CAPÍTULO III

EL MÉTODO PSICOANALÍTICO

Mecanismos de defensa
En su ensayo de 1894 Neuropsicosis de defensa, Freud introduce por vez
primera el concepto de defensa y lo sitúa en el origen de los fenómenos
histéricos, ya que, tras analizar varios casos de histeria adquirida, diversas
fobias y representaciones obsesivas y ciertas psicosis alucinatorias, llega a la
conclusión de que una experiencia, representación o sensación, cuando es
intolerable para el sujeto, puede generar un afecto tan penoso que, si no se
elabora mentalmente y/o se excluye de la conciencia, puede dar lugar a
diversas manifestaciones patológicas. Pues bien, las distintas operaciones
mentales que utiliza el sujeto para liberarse de estas representaciones
intolerables, que casi siempre se asientan en el terreno de la experiencia o la
sensibilidad sexual, es lo que comienza a considerarse <<defensas>> en estos
primeros momentos del psicoanálisis.

Hasta la aparición de La interpretación de los sueños (1900), el término


<<defensa>> sigue apareciendo en la obra de Freud como incontestable
referencia al conjunto de operaciones con las que el yo (región de la
personalidad encargada de protegernos de toda perturbación) se defiende de
las representaciones intolerables, aunque también hay que decir que, a partir
de 1900, Freud prefiere utilizar el término <<represión>> para referirse al
proceso defensivo tendente a la subyugación de la experiencia intolerable:
“represión como yo he empezado a decir en lugar de defensa” (O.C. p. 1241).

En cualquier caso, de esta arbitraria preferencia freudiana no debe inferirse


que represión equivale a defensa, al contrario, el mecanismo de la represión
constituye para la trama psicoanalítica el paradigma de las operaciones
defensivas, mientras que defensa es un concepto genérico que designa una
tendencia general a la reducción o supresión de toda excitación susceptible de
poner en peligro la integridad del individuo.
Posteriormente, en Inhibición, síntoma y angustia (1926), Freud retoma la
investigación de los mecanismos de defensa esforzándose por aclarar la
enrevesada cuestión de su equivalencia con el término <<represión>>, cuestión
que pretende dar por concluida con lo que él llama la “restauración del antiguo
concepto de defensa”, es decir, invocando la necesidad de contar con un
concepto global que incluya, además de la represión, otros métodos de defensa
como el desplazamiento, el aislamiento, la conversión o la sublimación. No
olvidemos que el propio Freud, cuando ya había incluido la represión entre los
mecanismos de defensa, al comentar en Análisis terminable e interminable
(1937) el libro de su hija Anna El yo y los mecanismos de defensa (1936),
escribe:

“Fue a partir de uno de estos mecanismos, el de represión,


como tuvo su principio el estudio de los procesos neuróticos.
Nunca se dudó de que no era el único procedimiento que el yo
podía emplear para sus propósitos. Pero la represión es algo muy
peculiar y ahora se encuentra más claramente diferenciada de los
otros mecanismos que éstos entre ellos” (O.C. p. 3353).

OBRA DEFINICIÓN

Neuropsicosis de defensa (1894) Los rechazos pulsionales que realiza el Yo

La interpretación de los sueños (1900) El proceso de Represión

Inhibición, síntoma y angustia (1926) Las diferentes técnicas que utiliza el yo en su


lucha contra las exigencias pulsionales

Puede decirse, entonces, que los mecanismos de defensa son los


“diferentes tipos de operaciones en las cuales puede especificarse la defensa”
(Laplanche y Pontalis, 1987), o, si se prefiere, aquellos procesos
psicodinámicos inconscientes a través de los cuales el sujeto trata de integrar
armónicamente las demandas de su mundo interno a las exigencias del mundo
externo. A saber:

Represión.- Es la operación por medio de la cual el sujeto intenta rechazar


o mantener en el inconsciente representaciones (pensamientos, imágenes,
recuerdos, etc.) ligadas a una pulsión por ser consideradas desagradables,
amenazantes o desestructurantes desde el punto de vista ético, estético, social
o cultural. La represión es particularmente manifiesta en la histeria, aunque
también desempeña un papel importante en las restantes afecciones mentales,
así como en la psicología normal. Puede considerarse como un proceso
psíquico universal, ya que se encuentra en el origen de la constitución del

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inconsciente como dominio autónomo, separado del resto del psiquismo.
Digamos de ella:

a) Que es el mecanismo de defensa de aparición más temprana.


b) Que trata de impedir la satisfacción directa de la pulsión.
c) Que en algún momento lo reprimido ha tenido que ser consciente.

Regresión.- Proceso psicodinámico inconsciente que supone el retorno a


formas de comportamiento y de satisfacción propios de etapas anteriores del
desarrollo que ya se creían superadas. En sentido formal, la regresión designa
el paso a modos de expresión y de comportamiento de un nivel inferior, desde
el punto de vista de la complejidad, de la estructuración y de la diferenciación.
Es una especie retorno, de vuelta atrás en el proceso evolutivo, hacia formas
de conducta y de relación más satisfactorias ante lo frustrante de las
condiciones de vida actuales. En cualquier caso, si hacemos caso a Freud en el
pasaje añadido en 1914 a La interpretación de los sueños, habremos de
distinguir tres clases de regresiones:

a) Tópica, en el sentido del esquema del aparato psíquico (cons – incons).


b) Temporal, ya que se reactivan las formaciones psíquicas más antiguas.
c) Formal, ya que se pasa de los modos de expresión y de representación
habituales a otros más primitivos.

Aislamiento.- Mecanismo de defensa, típico sobre todo en la neurosis


obsesiva, que consiste en aislar un pensamiento o un comportamiento de forma
que se rompan sus conexiones con otros pensamientos o con el resto de la
existencia del sujeto. Entre los procesos de aislamiento podemos citar las
pausas en el curso del pensamiento, fórmulas rituales y, en general, todas las
medidas que permiten establecer un hiato en la sucesión temporal de
pensamientos o de actos.

Vg.- Ideas de asesinato se neutralizan desarrollando una fobia a las armas.

Formación reactiva.- Actitud o hábito psicológico de sentido opuesto a un


deseo reprimido y que se ha constituido como reacción contra éste (por
ejemplo, el pudor que se opone a las tendencias exhibicionistas). Es un
mecanismo de defensa que conlleva el reforzamiento del dique de la represión
hasta tal punto, que el sujeto lleva a cabo la conducta opuesta a la que le hacía
tender su deseo pulsional.

Vg.- El pirómano que se alista como bombero voluntario.

Proyección.- Operación por medio de la cual el sujeto expulsa de sí y


localiza en el otro (persona o cosa) cualidades, sentimientos, deseos que la
censura moral repudia en uno mismo. Se trata de una defensa de origen muy
arcaico que se ve actuar particularmente en la paranoia, aunque también en
algunas formas de pensamiento normales, como la superstición. Supone, en
todo caso, el fracaso de la represión.

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Vg.- El paciente angustiado que dice al analista: le noto nervioso, agresivo.

Introyección.- Proceso psicológico inconsciente puesto en evidencia por la


investigación psicoanalítica mediante el cual el sujeto hace pasar de forma
fantaseada, del <<afuera>> al <<adentro>>, características, cualidades o
rasgos de otras personas u objetos, haciendo de esta forma que se
transformen en características propias.

Vg.- Ingerir las cenizas de los muertos para asimilar sus virtudes.

Fantasía.- Guión imaginario en el que se halla presente el sujeto y que


representa, en forma más o menos deformada por los procesos defensivos, la
realización de un deseo que de otra forma no podría ser satisfecho. Al parecer,
puede presentarse bajo distintas apariencias: fantasías conscientes -sueños
diurnos-, fantasías inconscientes -ensueño subliminal- y/o fantasías originarias
ligadas al deseo inconsciente-. Frecuente en la adolescencia, la fantasía puede
llegar a ser patológica si es usada por adultos con grandes frustraciones.

Sublimación.- Proceso psicológico inconsciente postulado por Freud para


explicar ciertas actividades humanas que aparentemente no guardan relación
con la sexualidad, pero que hallarían su energía en la fuerza de la pulsión
sexual. En general, se habla de sublimación como de un proceso mediante el
cual el sujeto deriva parte -toda- de la energía procedente de la pulsión sexual
hacia la consecución de fines socialmente reconocidos. Tiene valores ideales y
no entraña en absoluto patología.

Vg.- El deseo sexual muta en amor asexuado a todo el género humano.

Racionalización.- Procedimiento mediante el cual el sujeto intenta dar una


explicación coherente, desde el punto de vista lógico, o aceptable desde el
punto de vista moral, a una actitud, un acto, una idea, un sentimiento, etc.,
cuyos verdaderos motivos no percibe. Supone la búsqueda de razones lógicas
y/o éticas que justifiquen una actuación que, realmente, está motivada por
factores inconscientes.

Vg.- Argumentar molestias para no amamantar a un hijo cuando la


verdadera razón es que no se le quiere.

Conversión.- Mecanismo de defensa gracias al cual el sujeto transforma el


deseo repudiado en una manifestación de tipo somático. Consiste en la
transposición de un conflicto psíquico y una tentativa de resolución del mismo
en síntomas somáticos (trastornos de fonación, alergias, mareos), motores
(parálisis) o sensitivos (anestesias o dolores localizados).

Vg.- Ceguera y sordera histérica.

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Negación.- Proceso psicológico inconsciente en virtud del cual el sujeto, a
pesar de formular uno de sus deseos, pensamientos o sentimientos hasta
entonces reprimidos, sigue defendiéndose negando que le pertenezca. La
representación molesta se excluye rechazando la percepción vinculada a esa
representación. Se niega la realidad misma, es como si el suceso no hubiese
tenido lugar.

Vg.- Embarazada que pierde a su bebé y sigue comprando ropa infantil.

Punición.- Mecanismo de defensa mediante el cual el sujeto tiende a llevar


a cabo ciertas conductas tendentes a compensar los sentimientos de culpa
originados por la existencia de ciertos comportamientos, deseos, sentimientos
que la conciencia moral repudia.

Vg.- Alcohólico que vuelve a beber y para mitigar su sentimiento de culpa


cubre de regalos a su familia.

Anulación.- Mecanismo psicológico en virtud del cual el sujeto realiza un


acto o lleva a cabo una actividad determinada con el fin de anular el significado
de otra llevada a cabo con anterioridad.

Vg.- El obsesivo que tras rezar una plegaria por su madre enferma -a la que
no quiere demasiado-, se golpea y tapa la boca al finalizar la oración.

Desplazamiento.- Mecanismo de defensa que consiste en separar la carga


afectiva de la representación dolorosa, pasando ésta a catectizar (cargar de
energía psíquica) otro contenido mental más o menos relacionado
simbólicamente con la representación molesta. El acento, el interés y/o la
intensidad de la representación se desprende de ésta para pasar a impregnar
otras representaciones originalmente poco intensas, aunque ligadas a la
primera por una cadena asociativa.

Vg.- El miedo que se tiene al padre se traslada a los caballos (caso Hans).

Clasificación de las neurosis

Según afirma Enrique Freijo (1987), el término neurosis posee en


psicoanálisis dos significados que es conveniente diferenciar, el descriptivo y el
etiológico. Desde el punto de vista descriptivo, el vocablo <neurosis> hace
referencia a un determinado grupo de trastornos que se caracterizan por una
peculiar conjunción de signos y síntomas, tanto psíquicos como somáticos.

Desde el punto de vista etiológico, es un vocablo que nos habla de la


existencia de un conflicto psíquico de naturaleza inconsciente, de un
subrepticio conflicto entre uno o más impulsos que tienden a su descarga y las
fuerzas psíquicas que en el interior del sujeto se oponen a ella, en suma, de un

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conflicto clandestino que, en mayor o menor medida, se expresa
simbólicamente a través de distintas combinaciones de signos y síntomas.

Puede decirse, entonces, que las reacciones neuróticas son básicamente


una patología de las relaciones interpersonales, una patología que se
manifiesta en forma de disfunciones somáticas, trastornos psíquicos y/o
perturbaciones del comportamiento, una patología cuya causa principal es la
existencia de un conflicto psíquico que, dada su naturaleza inconsciente, hace
que los síntomas sean experimentados subjetivamente como inexplicables e
irracionales.

En resumen, el psicoanálisis ha venido a demostrar que la neurosis es el


resultado de la incapacidad del sujeto para resolver de forma adecuada los
conflictos inconscientes que existen en el psiquismo, conflictos que hunden sus
raíces en la historia infantil y se expresan simbólicamente en forma de
síntomas.

Queremos decir con esto que, se mire por donde se mire, el conflicto
neurótico no es sino la dramática consecuencia del fracaso del yo al tratar de
llevar a cabo su labor de síntesis e integración en los tres distintos frentes en
los que ésta debe realizarse: el de los impulsos instintivos, el de las exigencias
morales y el de la realidad externa, un lamentable fracaso que da paso
preferente a los síntomas neuróticos.

A continuación, reproducimos el cuadro con el que Enrique Freijo (1987)


trata de esquematizar la clasificación de los trastornos mentales realizada por
Freud para favorecer el diagnóstico diferencial de las neurosis, una clasificación
en la que el nivel dinámico fijación/regresión interpreta el papel de protagonista
como criterio diferenciador:

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Consideración Denominación del trastorno Grado de regresión
psicoanalítica mental

Neurastenia No existe.
Neurosis actuales (Situaciones actuales)

Neurosis de angustia

Angustia = Fobia
Neurosis histérica Fase fálica
Conversión
Psiconeurosis

Neurosis obsesivo/compulsiva Fase anal

Psicosis maniaco-depresiva Fase oral secundaria


Neurosis narcisistas
Psicosis esquizofrénica Fase oral primaria

Adaptado de E. Freijo (1987)

Neurosis Actuales.- El origen de este grupo de neurosis no debe buscarse en conflictos


infantiles sino en las vivencias presentes, normalmente relacionadas con desórdenes en la vida
sexual. Los síntomas no constituyen una expresión simbólica y sobredeterminada, sino que
resultan directamente de la falta o inadecuación de la satisfacción sexual.

Neurastenia.- Afección descrita por el médico americano George Beard (1839-1883), cuyo
cuadro clínico gira en torno a una fatiga física de origen nervioso. Comprende síntomas de los
más diversos registros: cefaleas, parestesias espinales, dolores vagos, hastío, falta de interés y
empobrecimiento de la actividad sexual. Su origen, al parecer, apunta a una satisfacción
inadecuada de la pulsión sexual en el adulto, concretamente a la masturbación.

Neurosis de Angustia.- Afección psicógena en la que la angustia (expectación ansiosa,


ataques de angustia o equivalentes somáticos de ésta) aparece como síntoma principal. Se
caracteriza específicamente por la acumulación de excitación sexual, excitación que se
transforma directamente en síntoma sin mediación psíquica. Se asocia con situaciones de
abstinencia forzada, de sobreesfuerzo sexual y/o de práctica continuada del coitus interruptus,
situaciones y experiencias, todas ellas, que conllevan una fuerte frustración en la satisfacción
sexual. De hecho, no existe sintonía entre la respuesta física y la psicológica en términos de
satisfacción: puede haber acto sexual y, sin embargo, no haber satisfacción.

Psiconeurosis.- Por contraposición a las neurosis actuales, se denomina así al grupo de


afecciones psicógenas cuyos síntomas constituyen la expresión simbólica de los conflictos
infantiles. Llamadas también neurosis de transferencia, se diferencian de las neurosis
narcisistas en que la libido, en general, está desplazada sobre los objetos en lugar de sobre el
yo. Son las únicas susceptibles de tratamiento psicoanalítico.

Neurosis histérica.- Afección psíquica de cuadros clínicos muy variados cuyas dos formas
sintomatológicas mejor aisladas son la histeria de conversión, en la cual el conflicto psíquico se
simboliza en los más diversos síntomas corporales (cianosis, urticarias, hemorragias, letargia,
etc.), paroxísticos (accesos de hipo, temblores, tics, crisis emocional con teatralidad, etc.) o
duraderos (anestesias, parálisis, sensación de <bolo> faríngeo, etc.), y la histeria de angustia,

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en la cual la angustia se halla fijada de forma más o menos estable a un determinado objeto
exterior (fobias). Desde la perspectiva de la regresión de la libido es una patología ligada a la
fase fálica de la evolución libidinal, ya que es correlativa del complejo de Castración e impone
el planteamiento y resolución del Complejo de Edipo.

Neurosis obsesivo-compulsiva.- Forma de neurosis aislada por Freud en los años 1894-1895
que constituye uno de los grandes cuadros de la clínica psicoanalítica. En su forma más típica,
el conflicto psíquico latente se expresa por los síntomas llamados compulsivos: a) ideas
parásitas de carácter obsesivo, que son reconocidas como propias a pesar de aceptarse su
absurdidad; b) compulsión a realizar actos indeseables; c) constante lucha para sustraerse a
estos pensamientos y tendencias; d) realización de ciertos ceremoniales tendentes a conjurar
las ideas obsesivas; y e) un tipo de pensamiento caracterizado por las dudas, los recelos y los
escrúpulos; síntomas que, inevitablemente, conducen a inhibiciones del pensamiento y de la
acción. En cuanto a la regresión de la libido, es una patología ligada a la fase sádico-anal (anal
secundaria) de la evolución libidinal, una fase en la que la triada orden, avaricia y obstinación
se nos presenta como paradigma del erotismo anal.

Neurosis narcisistas.- Por contraposición a las neurosis de transferencia (psiconeurosis),


Freud denomina así al grupo de enfermedades mentales caracterizadas por el retraimiento de
la libido al yo. Es un término que en la actualidad tiende a desaparecer del lenguaje psiquiátrico
y psicoanalítico, pero que se encuentra en los escritos de Freud como una expresión
equivalente a <psicosis>, afecciones a las que Freud, al menos en los primeros tiempos del
psicoanálisis, prefiere llamar “parafrenias” –término propuesto por Kraepelin para designar a las
psicosis delirantes crónicas que, como la paranoia, no se acompañan de debilidad intelectual ni
evolucionan hacia la demencia, pero se asemejan a la esquizofrenia por sus construcciones
delirantes a base de alucinaciones y fabulaciones-.

Psicosis maniaco-depresiva.- Término acuñado por Kraepelin para referirse a los trastornos
maníacos y depresivos recurrentes que, teniendo rasgos comunes -ambos son trastornos de la
afectividad-, se sucedían unos a otros -evolución cíclica- y tenían un pronóstico y evolución
muy similares -episodios periódicos-. En la fase maníaca -estado de alborozo y/o excitación
desproporcionado con las circunstancias que vive el sujeto-, los síntomas más frecuentes son:
la distraibilidad, la fuga de ideas, la alteración del juicio, la ira, la agresividad y las ideas de
grandeza. En la fase depresiva, el ánimo se muestra marcadamente deprimido por la tristeza e
infelicidad, con algún grado de ansiedad. La actividad está por lo general disminuida, pero
puede haber desasosiego y agitación. Asimismo, hay una marcada propensión a la recurrencia
que, en algunos casos, puede presentarse a intervalos regulares. En lo que a la regresión de la
libido se refiere, es una patología ligada a la etapa oral-sádica -segundo tiempo de la fase oral,
según una subdivisión introducida por K. Abraham en 1924, que coincide con la aparición de
los dientes y de la actividad de mordedura- de la evolución de la libido.

Psicosis esquizofrénica.- Término creado por E. Bleuler (1911) para designar un grupo de
psicosis, cuya afinidad ya había señalado Kraepelin agrupándolas bajo el epígrafe <<demencia
precoz>>, que en psiquiatría, con el paso del tiempo, se han vuelto clásicas: esquizofrenia
hebefrénica -el sujeto pierde progresivamente la capacidad de planificar y prever el futuro,
llevando una vida errante y sin finalidad alguna (se consideran grandes inventores y/o
benefactores de la humanidad)-; esquizofrenia catatónica -el sujeto cae en un alarmante estado
de estupor sin dar respuesta al entorno, estado que se entrelaza con brotes de excitación
insensata y de hiperactividad-; y esquizofrenia paranoide -el sujeto desarrolla un auténtico
sistema delirante en el que todo gira en torno a sí: primero, se siente observado, vigilado y
controlado por una o varias personas; después, llega al convencimiento de que le persiguen y
acosan para matarle o hacerle sufrir; por último, se repliega sobre sí y se aísla de la realidad
objetiva para vivir en un mundo de representaciones fantásticas-.

En general, podemos decir que la esquizofrenia es una enfermedad mental caracterizada


por la pérdida del sentido de la realidad, el predominio de la vida interior y la presencia de
alucinaciones, una enfermedad que nos remite a la fase oral de la evolución de la libido -fase

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en la que el placer sexual está ligado básicamente a la excitación de la cavidad bucal y de los
labios-.

Neurosis Psicosis

Resultado de un conflicto entre el yo y el Resultado de una perturbación seria y


ello, que nace de la negativa del yo a permanente en las relaciones entre el yo
acoger una tendencia del ello y y el mundo exterior.
descargarla.

El yo, obediente a la realidad, reprime El yo, dependiente del ello, se retrae de


una parte del ello. una parte de la realidad.

Se evita, huyendo de las situaciones Se elabora y transforma la realidad.


difíciles, el enfrentamiento con la
realidad.

A la obediencia inicial, sigue una A la fuga inicial sigue una fase activa de
tentativa de fuga. transformación.

Conservación del juicio de realidad. Pérdida de realidad.

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PSICOLOGÍA DINÁMICA

Luis Mª Iturbide Luquin luismaria.iturbide@ehu.eus

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