Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Neurociencia de La Conducta

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

1.

LA CONDUCTA
1.1 LA CONDUCTA Y EL COMPORTAMIENTO
¿Qué es la conducta? Podemos definir la conducta a nivel general como las
respuestas adaptativas de los organismos al medio para la supervivencia.
En el ser humano estas respuestas son altamente complejas, constituyendo el
comportamiento. El psicólogo español José Luis Pinillos define el
comportamiento humano como «nuestro modo de existir en el mundo», es
decir, consiste en todo aquello que hacemos para cuidar, mantener y
desarrollar nuestra vida. Según Pinillos, en el comportamiento hay que
distinguir dos dimensiones:
La dimensión pública. El comportamiento exterior, toda actividad que puede
ser observada por otros.

La dimensión íntima. Es la actividad privada, interior, accesible solo a la


persona que piensa, siente y tiene la experiencia de su propia vida.

A esta primera dimensión es lo que designamos con el término de conducta


propiamente dicha y forma parte fundamental de la etología, la ciencia que
estudia el comportamiento animal en su ambiente natural. Los términos de
conciencia y mente se utilizan para designar aquella experiencia interior que
cada sujeto humano tiene de sí mismo y de sus actos. Ambas dimensiones,
conducta y mente, son aspectos fundamentales de nuestro comportamiento.
De la mente hablaremos en el último apartado de la unidad.

Todo comportamiento implica una conducta, pero eso no quiere decir que
toda conducta sea consciente. La conducta es una actividad adaptativa que
está regida en su mayor parte por el sistema nervioso, aunque gran parte de
esa actividad no sea consciente. La existencia de la mente permite que el ser
humano pueda darse cuenta de todo lo que le rodea y de sí mismo, y, por lo
tanto, el estudio del comportamiento humano se convierte en algo altamente
complejo.
1.2 ESQUEMA BÁSICO DE LA CONDUCTA
De manera simplificada podemos establecer la conducta como un esquema
en el que intervienen tres elementos:
El estímulo (E).

El organismo (O).

La respuesta (R).

El estímulo es captado por el organismo a través de los receptores


sensoriales, que provocan una respuesta en forma de conducta que puede
ser adaptativa o no, positiva o negativa. Es en el organismo (O) donde se
procesa la información que llega del exterior para producir nuestras
respuestas. El organismo es básicamente el cerebro con una mente y los
procesos físico-químicos del cuerpo. Entre el estímulo y la respuesta ocurren
muchas cosas en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo que provocan que las
respuestas ante estímulos parecidos sean muy distintas en los sujetos
humanos. Un factor clave es la existencia de la complejidad de la mente, que
ha sido calificada por muchos investigadores como una «caja negra» por la
dificultad de acceder a su contenido.

La ciencia psicológica trata precisamente de estudiar la complejidad de ese


paso intermedio entre los estímulos que padecemos en la vida diaria y el
comportamiento para poder establecer algún tipo de relación entre ellos. La
manera de acceder a esta «caja negra» constituye las diferentes
aproximaciones y enfoques de las escuelas psicológicas.

Konrad Lorenz
(1903-1989)

Fue un zoólogo, etólogo y ornitólogo austriaco. Se le considera el padre


de la etología. Gracias a sus investigaciones con gansos comunes,
Lorenz descubrió la existencia de la impronta de ciertas aves que adoptan
como madre a cualquier cosa que se mueva. Compartió el Premio Nobel de
Medicina en 1973 con Nikolaas Tinbergen y Karl von Frisch.

La tarea de la psicología es, por lo tanto, tratar la naturaleza de los estímulos


que dan lugar a comportamientos anómalos o no e investigar qué ocurre en
el organismo, especialmente en la mente humana, y qué influye en nuestras
respuestas, de forma que nos ayude a comprender los procesos psicológicos
que ocurren en ella con el objetivo de adaptar los comportamientos al
entorno y promover una mayor salud mental en los individuos.

La psicología trata de estudiar el paso entre los estímulos que recibimos y el


comportamiento que adoptamos.

2. EVOLUCIÓN Y CEREBRACIÓN
2.1 EL PROCESO DE HOMINIZACIÓN
El cerebro humano es una estructura sumamente compleja resultado de
muchos siglos de evolución. El proceso de evolución y formación del cerebro
humano es lo que se denomina cerebración, que forma parte de un proceso
más amplio que es el proceso de hominización, es decir, el proceso de
evolución biológica de unos antropoides que dio lugar a la aparición del ser
humano. La culminación de dicho proceso de hominización se dio cuando se
consolidaron las características propiamente humanas, entre las que
podemos destacar:
El bipedismo, que facilitó la postura erecta y convirtió al ser humano en un
gran andador.

La liberación de las manos con el pulgar oponible. Esto permitió la


manipulación de objetos y la fabricación de herramientas.

La telencefalización o expansión del cerebro. Aumento del volumen del cráneo


y de la masa encefálica, que permitió la aparición del lenguaje y la mente, así
como el surgimiento de una compleja organización social.
Nacimiento inmaduro. El ser humano viene al mundo de manera indefensa,
sin estar desarrollado por completo, por lo que necesita un largo período de
cuidados y aprendizaje dentro del grupo. A esto se le llama útero cultural.

Ecumenismo. La evolución culmina en una sola especie: el Homo sapiens.

Terminado el proceso biológico de hominización en el Paleolítico, a partir del


momento en el que surgen sociedades humanas complejas, el proceso de
hominización es sustituido por el de humanización, que consiste
esencialmente en el desarrollo de una actividad sin precedentes, la actividad
cultural. El proceso de humanización se basa en las distintas etapas y fases
por las que pasan las sociedades humanas en su evolución.
Vocabulario

Cerebración: proceso evolutivo mediante el cual el cerebro humano se


expande.

Hominización: proceso de constitución del Homo sapiens como entidad


biológica.

Neurológico: relativo a la neurona.

Cognitivo: perteneciente o relativo al conocimiento.

Bipedismo: posición erecta que permite la locomoción mediante dos


extremidades inferiores.

Ecumenismo: El ser humano es una sola especie. Humanización: proceso de


desarrollo cultural en las sociedades humanas.

El proceso de hominización da paso al de humanización, que consiste en las


distintas etapas por las que pasan las sociedades humanas en su evolución.
2.2 LA CEREBRACIÓN
La hominización es un proceso evolutivo muy largo que tiene su origen hace
aproximadamente cuarenta o cincuenta millones de años, cuando los
homínidos se separaron de los antropoides, el tronco común que
compartimos con los simios. La capacidad craneal de los simios, los
antropoides más semejantes a nosotros, es bastante inferior a la alcanzada
por los homínidos en su expansión cerebral ocurrida en el último millón de
años. El Homo sapiens tiene una capacidad craneal promedio de 1350 cc,
unos 1000 cc mayor que la del chimpancé, de unos 450 cc. Pero para alojar
este órgano tuvieron que darse ciertos cambios anatómicos:
Una mayor cavidad craneal con crecimiento frontal y occipital que permitiera
alojar un cerebro más grande. Los resultados son una frente amplia y lóbulo
frontal que situó los ojos en la parte delantera de la cara con visión
estereoscópica.

Una disminución del prognatismo característico de los simios, es decir, una


menor extensión o protrusión de la mandíbula, formando una cara plana.

Un desplazamiento hacia abajo de la laringe que recoloca las cuerdas


vocales, permitiendo la emisión de sonidos diferenciados y constituyendo la
voz.

El cerebro es el órgano principal de un sistema mayor que es el sistema


nervioso. Conocer la historia evolutiva del sistema nervioso humano puede
servirnos para entender algunas de sus características estructurales. Por
ejemplo, estamos habituados a hablar de un «cerebro», en singular, pero
enseguida veremos que tenemos dos cerebros, o al menos dos mitades o
hemisferios que son casi un duplicado exacto. Cada mitad tiene sus propios
centros de control de movimiento y almacenamiento de información que
funcionan de forma independiente, aunque ambos hemisferios se comunican
entre sí por medio de un conjunto de fibras nerviosas llamado cuerpo calloso.
Una división que se conserva desde las primeras fases evolutivas del cerebro
en los gusanos planos.
Vocabulario
Visión estereoscópica: la superposición de las imágenes captadas por ambos
ojos en el cerebro.

Cuerpo calloso: conjunto masivo de fibras nerviosas que conectan los dos
hemisferios cerebrales.

El cerebro triuno

Si nos fijamos en las divisiones del cerebro, lo primero que llama la atención
mirándolo en sentido ascendente es que está dividido en tres partes: cerebro
posterior o arquicórtex, cerebro medio o mesocórtex y cerebro anterior o
neocórtex. Este último, en los mamíferos superiores y sobre todo en el ser
humano, crece espectacularmente durante el proceso evolutivo, envolviendo
el cerebro posterior y el cerebro medio, que continúan realizando sus
funciones específicas en un nivel de organización que algunos han llamado
«cerebro reptiliano ». El córtex cerebral ocupa la mayor parte del cerebro con
un grosor de algunos milímetros y formado por unos 30 billones de neuronas
estructuradas en capas. Uno de los cambios que más llama la atención de los
que se dieron durante el proceso evolutivo del cerebro en los mamíferos es el
gran aumento de la superficie del neocórtex cerebral. Esto ha provocado que
la masa gris que lo forma tenga que replegarse sobre sí misma formando
pliegues o arrugas, llamadas circunvalaciones, para poder alojarse dentro del
cráneo. El neocórtex es la parte más evolucionada del cerebro que aloja las
capacidades cognitivas, más desarrolladas en los humanos que en otros
mamíferos. Se puede deducir fácilmente que una mayor capacidad intelectiva
depende del tamaño y número de circunvalaciones del córtex cerebral.

El neocórtex es la parte del cerebro que aloja las capacidades cognitivas,


mucho más desarrolladas en los seres humanos que en otros mamíferos.

Vocabulario

Circunvalaciones: arrugas o pliegues que se forman en la masa gris del


cerebro.

Vocabulario

Mielina: sustancia con la que se forma una vaina que recubre los axones de
las neuronas.
En cada uno de los hemisferios la corteza se divide en cuatro lóbulos: frontal,
occipital, parietal y temporal. Dos grandes surcos o cisuras sirven para
separar los lóbulos: la cisura de Rolando (vertical) y la cisura de Silvio
(horizontal). Cada uno de los cuatro lóbulos realiza funciones diferentes:
El lóbulo occipital, en la nuca, recibe la información visual.

El lóbulo temporal, situado aproximadamente a la altura de las sienes, se


asocia a funciones como el reconocimiento de rostros, la información auditiva,
la comprensión del lenguaje (área de Wernicke) y la memoria, además de
intervenir en la regulación de emociones como la ansiedad y la ira.

El lóbulo parietal, situado por encima del temporal y el occipital, recibe


información sensorial de todo el cuerpo (piel, músculos, vísceras y papilas
gustativas), además de intervenir en habilidades espaciales como seguir un
mapa o señalar una ubicación. Recibe también el nombre de corteza
somatosensorial.

El lóbulo frontal, situado detrás de la frente, controla las acciones voluntarias


(corteza motora) y se encarga de tareas complejas como la solución de
problemas, la toma de decisiones, el habla (área de Broca) y el control de las
emociones. Se llama corteza prefrontal a la zona que queda
aproximadamente detrás de las cejas.

El lóbulo parietal interviene en habilidades espaciales como la orientación.


Además de estos cuatro lóbulos, aproximadamente iguales en ambos
hemisferios, se ha estudiado también el tema de la especialización
hemisférica. Por un lado, cada hemisferio se ocupa de coordinar la actividad
de la mitad opuesta del cuerpo, es decir, el hemisferio izquierdo coordina la
actividad del lado derecho y el hemisferio derecho la del lado izquierdo. Pero
además, con el tiempo, cada uno de los hemisferios se especializa en un tipo
de funciones: el izquierdo se ocupa de las habilidades lingüísticas, numéricas
y lógicas, mientras que el derecho se relaciona con la habilidad artística, la
percepción espacial y la imaginación. Sin embargo, aun tratándose de un
dato cierto, conviene no exagerar el alcance de esta especialización
hemisférica: en condiciones normales, cada hemisferio actúa de forma
coordinada con el otro, y, en todo caso, las diferencias entre hemisferios no
son iguales en todos los seres humanos (por lo general, son mayores en los
varones que en las mujeres, y mayores también en las personas que
desempeñan casi exclusivamente tareas intelectuales); además, no hay que
olvidar que una propiedad como la plasticidad cerebral puede afectar
también a esta especialización.
Cada hemisferio cerebral recibe la información visual del lado contrario del
campo de visión.
El hemisferio izquierdo se ocupa de las habilidades numéricas, lingüísticas y
lógicas, mientras que el derecho se relaciona con las artísticas, la imaginación
y la percepción espacial. Aun así, varían en cada ser humano y la plasticidad
cerebral también afecta a esta especialización.

El sistema nervioso periférico

Está formado por todos los nervios y centros nerviosos situados fuera de las
cavidades craneal y espinal. Podemos distinguir dos sistemas:
1
El sistema nervioso somático, relacionado con las acciones voluntarias y
compuesto por nervios sensoriales (envían información al cerebro) y motores
(transmiten órdenes del cerebro a los músculos).

2
El sistema nervioso autónomo, que se encarga de los actos involuntarios
como latidos cardíacos, dilatación de las pupilas, etc. Se divide a su vez en
simpático (dos cadenas nerviosas a ambos lados de la columna vertebral, con
unos ensanchamientos o ganglios) y parasimpático (ramas nerviosas
procedentes del encéfalo). Sus funciones son complementarias: mientras el
sistema simpático prepara el organismo para acciones intensas, el
parasimpático se ocupa de la recuperación del organismo tras una situación
o actividad excepcional.

Sistema nervioso simpático (derecha) y parasimpático (izquierda).


3.3 EL SISTEMA ENDOCRINO
Como el sistema nervioso, aunque de diferente manera, el sistema endocrino
también influye en las reacciones psicológicas del organismo. Consiste en un
conjunto de glándulas, distribuidas por el organismo, que segregan
hormonas, es decir, sustancias químicas que se vierten en la sangre para
alterar la forma de las respuestas orgánicas. Las hormonas cumplen un papel
semejante al de los neurotransmisores, de hecho, algunas sustancias como la
epinefrina pueden ser ambas cosas. Se diferencian en la velocidad con la que
actúan: rápida en el caso de los neurotransmisores y más lenta en el de las
hormonas. Generalmente, el sistema nervioso y el sistema endocrino actúan
de forma coordinada para regular las respuestas del organismo. Por ejemplo,
ante una situación de emergencia el sistema nervioso autónomo moviliza los
recursos corporales: aumenta el ritmo cardiaco y hace más profunda la
respiración para aumentar la cantidad de oxígeno, a la vez que ordena a las
glándulas suprarrenales la liberación de adrenalina y noradrenalina para
prolongar el esfuerzo.

La hipófisis es la glándula que


ejerce un mayor papel en el
sistema endocrino.
De todas las glándulas (tiroides,
paratiroides, páncreas,
suprarrenales, gónadas…) que
forman el sistema endocrino, sin
duda la hipófisis es la que ejerce el
papel principal: regula el
funcionamiento de las demás
glándulas incrementando su
secreción cuando no liberan
suficiente cantidad de hormonas en
la sangre (mecanismo de
feedback). Sin embargo, la propia
hipófisis depende en su
funcionamiento del hipotálamo, lo
que pone de relieve la íntima
comunicación entre los sistemas
nervioso y endocrino. Las
principales glándulas del cuerpo
humano son las siguientes:
1
La hipófisis, como ya hemos visto, la glándula maestra del sistema endocrino,
a la vez regulada por el hipotálamo.

2
La tiroides, situada en el cuello, segrega tiroxina, que regula el estado general
de actividad del organismo (demasiada tiroxina provoca insomnio, agitación,
impulsividad…; poca tiroxina genera sueño y cansancio). En la misma glándula
tiroides se alojan las paratiroides, cuatro pequeñas glándulas que regulan el
metabolismo del calcio e influyen en la excitabilidad de la persona.

3
La glándula pineal o epífisis, en el centro del encéfalo, segrega melatonina,
que sirve para regular la actividad del organismo durante los ciclos de sueño
y vigilia.

La glándula pineal segrega melatonina y regula los ciclos del sueño y la vigilia.
4
El páncreas, junto al estómago, segrega dos hormonas, insulina y glucagón,
cuya acción conjunta mantiene un nivel equilibrado de azúcar en la sangre. El
exceso de insulina produce hipoglucemia, con síntomas como fatiga crónica y
pérdida de conciencia; por el contrario, su producción insuficiente es una de
las formas de diabetes.

5
Las gónadas (testículos en el varón y ovarios en la mujer) producen dos tipos
de hormonas, los andrógenos (básicamente la testosterona) y los estrógenos.
Los andrógenos son producidos en mayor proporción por los testículos, por lo
que se consideran hormonas masculinas, mientras que los estrógenos, de
igual forma pero a la inversa, se consideran hormonas femeninas. Además de
su influencia en el deseo sexual, se ha comprobado el efecto de estas
hormonas en la agresividad de los varones y la competitividad en las mujeres.

6
Las glándulas suprarrenales son responsables de la producción de
adrenalina y noradrenalina, hormonas que son también neurotransmisores y
que, como ya hemos visto, activan las funciones corporales relacionadas con
las respuestas del organismo a situaciones de estrés, además de producir
otras hormonas como la cortisona, reguladora del metabolismo general.

Una producción insuficiente de insulina por parte del páncreas es una forma
de diabetes.

También podría gustarte