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Símbolo Del Sueño de Lehi

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Símbolo del sueño de Lehi) Interpretación dada a Nefi

El amor de Dios, el cual demostró al dar a Su Hijo para que fuese


El árbol de fruto) nuestro Salvador

El río de aguas sucias Las profundidades del infierno en las que caen los inicuos

La barra de hierro La palabra de Dios, que lleva al árbol de la vida

Las tentaciones del diablo, que ciegan a las personas de modo que no
El vapor de tinieblas pueden encontrar el árbol

El edificio grande y espacioso


erguido en el aire El orgullo y las vanas ilusiones del mundo

Las personas que emprenden la


marcha por el sendero hacia el Nefi vio los siguientes tipos de personas en el sueño:
árbol, pero que se pierden en el  Las multitudes que escucharon a Jesús pero “lo echaron de
vapor entre ellos”

 Las personas que crucificaron a Jesús después de que Él sanó


Las personas que llegan al árbol a los enfermos y echó fuera demonios
(y prueban el fruto) asiéndose a
 Las multitudes reunidas en un edificio vasto y espacioso para
la barra, pero que se apartan
combatir contra los Doce Apóstoles del Cordero
cuando son objeto de mofa
 Los nefitas y lamanitas congregados para la batalla y que
fueron muertos en la guerra)
Las personas que anhelan el
edificio grande y espacioso más  Los nefitas que, a causa del orgullo, fueron destruidos por los
que el árbol lamanitas y degeneraron en la incredulidad

Las personas que se asieron a la


barra y comieron del fruto; que
hicieron caso omiso de quienes Los que participan del más grande de todos los dones de Dios: la vida
se burlaban y no se apartaron eterna
1 Nefi 8:37. “El sentimiento de un tierno padre”

El élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó


que los padres pueden seguir el ejemplo de Lehi al tratar con hijos
descarriados: “También nosotros debemos tener la fe necesaria para
enseñar a nuestros hijos y pedirles que guarden los mandamientos,
pero no podemos permitir que sus decisiones debiliten nuestra fe.
Nuestra dignidad no se medirá por la rectitud de nuestros hijos. Lehi
no se vio privado de la bendición de deleitarse con el fruto del árbol de
la vida simplemente porque Lamán y Lemuel no quisieron participar de
él. [A veces], como padres, sentimos que hemos fallado si nuestros
hijos cometen errores o se desvían. Ningún padre que haga todo lo
posible por amar, enseñar, orar y velar por ellos habrá fracasado. Su fe,
sus oraciones y esfuerzos serán consagrados para el bien de sus hijos”
(Liahona, mayo de 2004, pág. 88).

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