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Misterios Gozosos

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MISTERIOS GOZOSOS (lunes y sábado)

1) La Anunciación del ángel a la Virgen María. El Si de María. La Encarnación del Verbo en sus
purísimas entrañas. Pidamos a la santísima Virgen la gracia de decir siempre "SÍ" a la voluntad de
Dios como Ella siempre lo hizo.
2) La Visitación de María a su prima santa Isabel. El Señor "miró la humildad de su esclava".
Pidamos a la santísima Virgen la gracia de la humildad que nos pone siempre al servicio del
prójimo, porque el humilde sirve y el soberbio se hace servir.
3) El nacimiento del Niño Jesús en la pobre gruta de Belén. Pidamos a Nuestra Señora la
pureza de mente, de corazón y de alma, para que recibamos a Jesús con el mismo amor con que
la Virgen lo acogió en el nacimiento y en el pesebre. El alma está impura cuando está oscurecida
por el pecado. Cuando estamos en pecado mortal, la confesión sacramental es necesaria para
recibir la comunión Eucarística. Imploremos a la Virgen la gracia de recibir dignamente a Jesús en
la Santa Comunión y de amarlo y adorarlo con todo nuestro corazón.
4) La Presentación del Niño Jesús en el Templo. Pidámosle a la Virgen santísima la gracia de
hacemos pequeñitos, que nos tenga siempre entre sus brazos maternales y nos alcance la
infancia espiritual. Jesús decía al Padre Celestial. "Te bendigo Padre, porque has ocultado los
misterios de tu reino a los sabios y grandes y se los has revelado a los pequeños". Jesús, en el
Evangelio, nos dice: "Si no se convierten y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los
Ciclos".
5) El encuentro de Jesús en el Templo a los doce años de edad. El regresa a Nazaret con
María y José permanece por treinta años en la casa de Nazaret, inmerso en la oración, en el
amor y en el trabajo. Recemos por todas las familias para que vivan también en la oración, en el
amor y en el trabajo, al igual que la Sagrada Familia, que en ellas esté siempre presente el Señor,
y para que se difundan, cada vez más, los Cenáculos familiares.

MISTERIOS LUMINOSOS (jueves)


1) El Bautismo del Señor. Aparece el Espíritu Santo en forma de paloma y se oye la voz del
Padre celestial que dice: "Éste es mi Hijo amado, en quien he puesto toda mi predilección".
Pidamos a Nuestra Señora la gracia de amar siempre a Jesús.
2) La Boda de Caná. Cuando la Virgen Madre pide a Jesús el milagro de transformar el agua en
vino Ella dice: "Hagan todo lo que Él les diga" (Jn 2, 5). La Virgen María siempre nos repite:
"Hagan lo que Él les diga". Nosotros no sólo debemos escuchar a Jesús como nos lo manda el
Padre; además debemos hacer lo que Él nos dice. Le pedimos a la Santísima Virgen que nos
ayude a hacer siempre todo lo que Jesús nos pide, especialmente en Su Evangelio.
3) La proclamación del Reino de Dios. Jesús nos invita a todos a la conversión: "¡Conviértanse
y crean en el Evangelio porque el Reino de Dios está cerca!". El Reino de Dios está cerca de
cada uno de nosotros. ¿Cómo podemos hacerlo nuestro? ¿Cómo podemos entrar en él? Sólo a
través de nuestra conversión, renunciando a nosotros mismos, a nuestro modo de ver las cosas,
a nuestras pasiones, al mal, al pecado, para creer plenamente en el Evangelio y confiar en la
Palabra de Dios y dejarnos transformar por la vida de Dios, haciendo así nuestro el Reino de Dios
que está dentro de nosotros.
4) La Transfiguración de nuestro Señor en el monte Tabor. Jesús prepara a sus apóstoles
para el escándalo de su pasión y muerte en la Cruz; se transfigura mostrándose en el esplendor
de Su divinidad. Así como se encuentra hoy en el Paraíso, del mismo modo sigue presente entre
nosotros en la Eucaristía con Su Cuerpo glorioso, Su alma y Su divinidad. Pidamos a la santísima
Virgen la gracia de creer y de experimentar cada vez más la divinidad de nuestro Señor Jesús;
sintiendo su presencia en nuestros corazones que nos mueve, cambia y transforma nuestras
vidas cada vez más.
5) La institución de la Eucaristía. Con la institución de la Eucaristía, Jesús nos regala un gran
DON; porque al instituirla, permite que se perpetúe Su Sacrificio de la Cruz, que se renueva en la
celebración de la santa Misa y porque, a través de la Eucaristía, Jesús está realmente presente
en medio de nosotros aunque escondido, en forma de pan; de este modo, puede comunicarse a
cada uno de nosotros y hacerse uno con nosotros. Por lo tanto, agradezcamos a Jesús este gran
DON, adorándolo en la Santa Eucaristía.
MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes)
1) Jesús en el monte de los Olivos. Sufre hasta sudar sangre. Jesús es abandonado por los
apóstoles y traicionado por Judas. Recemos para consolar a Jesús, porque todavía hoy en día es
abandonado y traicionado por muchos de los suyos. Pidamos a la Virgen santísima la gracia de
ser siempre fieles a Jesús.
2) La Flagelación del Señor. Pidamos poder consolar a Jesús y reparar todos los pecados de
impureza que se cometen hoy. Oremos a la Virgen santísima por todos nosotros, especialmente
los jóvenes, para que vivp.n la virtud de la pureza.
3) Jesús es coronado de espinas. Oremos para consolar a Jesús y reparar todos los pecados
de orgullo y soberbia humanos; por la difusión de tantas falsas ideologías y sectas y por los
muchos errores en el interior de la Iglesia que apartan a los fieles de la verdadera fe. Pidamos a
la santísima Virgen María la gracia de permanecer siempre en la verdadera fe, unidos al Papa.
4) Jesús sube al Calvario cargando con la Cruz y se encuentra con su afligida Madre.
Recemos por la conversión de los pecadores y por todos los enfermos; especialmente aquellos
que tienen enfermedades incurables y están en estado terminal para que la Virgen María, como
Madre, los acompañe así como acompañó a Jesús cuando cargaba su Cruz. ¡Que Ella siempre
esté a nuestro lado, ayudándonos a llevar nuestra cruz con amor y alegría!
5) La Crucifixión, Agonía y Muerte de Jesús en la Cruz. Meditemos el dolor de la Madre
presente al pie de la Cruz. Recemos por todos los moribundos, para que el Corazón Inmaculado
les conceda el don de morir en gracia de Dios, salvándose eternamente. También, oremos por el
momento de nuestra muerte para que María esté a nuestro lado como nuestra Madre y que tome
nuestras almas entre sus brazos maternales y nos lleve a Jesús.

MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingo)


1) La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Pidamos a la Virgen santísima que seamos
testigos de la Resurrección de Jesús. Meditemos sobre esta verdad de fe que es la más
consoladora para nosotros, ya que, al final, también nosotros resucitaremos para el juicio
universal: "Creo en la resurrección de la carne y la vida eterna".
2) La Ascensión de nuestro Señor al Cielo. Jesús le dice a sus apóstoles: "Subo a Mi Padre
que es su Padre", "Voy a prepararles un lugar". Nuestro Señor, en el Paraíso, nos ha preparado
un lugar para cada uno de nosotros. Pidamos a la santísima Virgen la gracia de que todos
nosotros, reunidos en este Cenáculo, podamos alcanzar y ocupar el puesto que nuestro Señor
nos ha preparado en el Paraíso, que ninguno de nosotros se pierda en el camino; que La Virgen
Santísima nos conduzca de la mano hasta llevarnos al Paraíso.
3) El Pentecostés. El Espíritu Santo desciende sobre los apóstoles reunidos con María en
oración en el Cenáculo de Jerusalén. Ésta es la razón por la que nuestra Madre santísima nos
pide difundir los Cenáculos; ya que, en estos Cenáculos, la oración la hacemos con María y tiene
el poder de adelantar la llegada del segundo Pentecostés. Digamos una vez más: "VEN
ESPÍRITU SANTO, VEN POR MEDIO DE LA PODEROSA INTERCESIÓN DEL INMACULADO
CORAZÓN DE MARÍA, TU AMADÍSIMA ESPOSA".
4) La Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo. Mirando el cuerpo glorioso de nuestra
Madre celestial debemos reconocer cuán grande es la dignidad de nuestro cuerpo que es templo
de Dios, templo del Espíritu Santo; por esto, no debemos profanar jamás nuestros cuerpos con el
pecado, especialmente con el pecado de impureza que hoy está tan difundido, tan exaltado a
través de todos los medios de comunicación social: la prensa y especialmente la televisión y las
redes sociales. Debemos estar atentos al ver la televisión y al uso de las redes sociales, para no
perder esta virtud. Pidamos a la Virgen María por nosotros, especialmente por los jóvenes, para
alcanzar la virtud de la pureza.
5) La Coronación de María como Reina de Cielo y Tierra. María, como Madre, está
íntimamente unida al Hijo. Lo estuvo en esta tierra: pensemos en su gran dolor al pie de la Cruz.
Ella está ahora en el Paraíso y participa en la Gloria del Hijo. Así como Jesús es Rey, también
María es Reina. Su reinado es un reinado maternal de amor que se establece en los corazones y
en las almas de sus hijos. Abramos la puerta de nuestros corazones a María para acogerla como
nuestra Madre y nuestra Reina. Que sea Ella verdaderamente la Reina de nuestros corazones.
Bendito sea Dios
Bendito sea su Santo Nombre
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el nombre de Jesus.
Bendito sea su Sacratisimo Corazon
Bendita sea su Preciosisima Sangre
Bendito sea Jesus en el Santisimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espiritu Santo, Paraclito
Bendita sea la excelsa Madre de Dios Maria Santisima .
Bendita sea su santa e inmaculada Concepcion
Bendita sea su gloriosa Asuncion
Bendito sea el Inmaculado Corazon de Maria
Bendito sea el nombre de Maria, Virgen y Madre
Bendito sea San Jose su Castisimo Esposo
Bendito sea Dios en sus Angeles y en sus Santos.

Bendito sea Dios


Bendito sea su Santo Nombre
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el nombre de Jesus.
Bendito sea su Sacratisimo Corazon
Bendita sea su Preciosisima Sangre
Bendito sea Jesus en el Santisimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espiritu Santo, Paraclito
Bendita sea la excelsa Madre de Dios Maria Santisima .
Bendita sea su santa e inmaculada Concepcion
Bendita sea su gloriosa Asuncion
Bendito sea el Inmaculado Corazon de Maria
Bendito sea el nombre de Maria, Virgen y Madre
Bendito sea San Jose su Castisimo Esposo
Bendito sea Dios en sus Angeles y en sus Santos.

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