Antologia Lineas de Cambio Numero 1 663186
Antologia Lineas de Cambio Numero 1 663186
Antologia Lineas de Cambio Numero 1 663186
Líneas de Cambio
Edición Prestige.
Editorial Solaris
2018
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Índice:
3
Poema 2 - Leonardo Grippoli 115
Creador - Leonardo Grippoli 118
Cavernario - Jesús Guerra Medina 130
TSP número 4 - Adrián García Cholbi 134
La columna de Valeria Rodríguez 152
Biodatas de escritores 160
Contenido adicional de la versión premium: 168
4
LA COLUMNA DEL EDITOR — LÍNEAS DE
CAMBIO
5
último intento de supervivencia. Visualizamos de ese
mismo planeta especies que nos quisieron conquistar y
hasta una de ellas pereció por un aliado de último
momento como sucede en La guerra de los mundos.
Pero no sólo vinieron de Marte y Venus violentos
atacantes. Burroughs, creador de Tarzán, fue capaz de
darnos una conjunción de pueblos salvajes y mágicos
que fueron las delicias de muchos, con bellas
damiselas y guerreros musculosos al mejor estilo de
Conan. Nota aparte para las portadas de esas novelas
que eran igual de sugerentes que las historias mismas.
Pero eso no es todo, tenemos por una parte esa visión
mundana y física de esos mundos desconocidos pero
en otros casos toman otra dimensión casi mística o
religiosa. En la novela Solaris, nos encontramos con un
mundo acuoso capaz de generar estructuras en su
superficie, un mundo vivo y de una inteligencia diferente
y misteriosa. Las novelas difieren mucho de sus
versiones fílmicas, ambas de maravillosa calidad.
¿Acaso en algún momento encontraremos en el
universo mundos vivos? ¿Una versión de inteligencia
planetaria más parecida a la nuestra tal vez? ¿O acaso
hallaremos en las arenas de un mundo desértico al
nuevo mesías? Frank Herbert revolucionó al mundo
6
literario de la ciencia ficción con su primera novela de la
saga Dune. Nos encontramos en un mundo inhóspito,
donde el agua es un bien preciado y más preciada es
una sustancia que mueve al universo mismo y su
economía… la Melange, la Especia que otorga el poder
de la visión y de esas tierras resecas surge Paul
Atreides, el que llevará la Yihad al universo entero…
claro que Herbert juega con los mitos hebreos e
islámicos, claro que luego sería copiado hasta el
hartazgo y no es igual leer la novela ahora que hace
cuarenta años. Hasta Lucas para crear Star Wars toma
a Dune y lo transforma en Tatoonie, ese lugar arenoso
y remoto donde se levantará el último Jedi. El
Redentor… como Jesús… Tres figuras, tres mesías
que salen de las arenas y enfrentan brutales destinos.
7
De los mundos extraterrenos donde habitan
personajes que bordean la literatura de fantasía heroica
y los planetas inteligentes o de mesías pasaremos en
este breve recorrido a otro de los pilares fundamentales
como lo fueron las colecciones “Pulp”. Grandes autores
hicieron sus primeros pasos en estas revistas
norteamericanas o publicaciones de novelas de poca
monta según muchos críticos pero su influencia en la
cultura del siglo veinte fue tal que prácticamente
sentaron las bases de todo el sistema moderno de
entretenimiento. El alzamiento del comic como lo
entendemos ahora creo que no sería posible sin la
novela especulativa arquetipal. Ya nombré a Luke
Skywalker como un ejemplo por todos conocidos,
donde no hay espacio para la maldad y siempre hará lo
correcto, por sus amigos o por la galaxia. Donde matar
a su padre no es una opción, como sin duda sería la de
cualquiera al enterarse que es el mayor villano del
universo conocido… no… él hará hasta lo imposible
para redimirlo con su amor. Ese es el camino del
arquetipo. Un héroe que a todas luces es
unidimensional pero es lo que necesitamos para
reafirmarnos que con las herramientas correctas y la
voluntad firme la luz siempre vencerá a la oscuridad.
8
En la era actual donde todo se deconstruye una y
otra vez, vemos el fin de los arquetipos, tanto en la
literatura especulativa como el cine, claro que
observamos otras facetas de los héroes, más oscuras o
más terrenales pero a veces en un mundo que se torna
oscuro la necesidad de figuras arquetípicas sea más
necesaria que en los cincuenta, donde sepamos que el
héroe del relato es puro y el mal no es tan terrible
porque es identificable y personificado. A esto lo
encontrábamos mucho en la novela pulp o las clásicas
publicaciones de relatos estadounidenses, donde esos
héroes visitaban planetas desconocidos que, oh
casualidad, siempre tenían la misma gravedad que la
Tierra y casi siempre féminas hermosas de armas
tomar.
9
poeta y su pluma. Los invito a disfrutar de los escritores
y artistas plásticos que hemos tenido el honor de tener
en estas páginas.
Víctor Grippoli.
10
Líneas de cambio — Víctor Grippoli
11
que la cápsula era bastante antigua, por no decir una
antigualla y el contacto con la Tierra fue bastante
brusco.
12
que llevaba en el antebrazo. Si aquel anciano del bar
decía la verdad lo que buscaba no estaba tan lejos.
Había calculado bien el punto de descenso. ¿Pero se
podía confiar en las historias de un viejo borrachín de
los bares de una base asteroidal? Claro, nadie con
juicio lo haría, pero Arón no podía permitirse ahora tal
lujo. Esta era su única esperanza.
13
Prosiguió su marcha entre las casas y no encontró
ni un solo utensilio, ni vasija, ni resto de tecnología. Era
como si hubieran dejado las ruinas para una exhibición
macabra de grandeza pasada. No se detuvo, él no era
arqueólogo como ella… no le importaba tanto el
mensaje de unas piedras. En ese instante escuchó algo
al fin. Un ruido a pasos que provenía desde detrás de
un grupo de algo que parecían bananos. Retiró la
pistola gris de formas largas de su funda y con su mano
libre corrió aquellas masas verdosas. Del otro lado se
encontraba una mujer alta enfundada en un pantalón de
cuero negro y una chaqueta de iguales características.
El cuello blanco y velludo de la misma era una firma
única de aquella bella investigadora de bruna y larga
cabellera.
14
Se abrazaron con bastante ternura y luego ella se
arrodilló para retirar un icono de piedra de su bolso.
Parecía una escultura precolombina de alguna clase de
dios antiguo.
15
plagada de hongos gigantescos de blancas formas y
rematados en sombreros negros. Era un lugar opresivo,
también carente de sonido en su mayor parte.
16
Algo de forma simiesca se dejó ver fugazmente, sus
brazos casi llegaban hasta el suelo y su cabeza
mostraba afilados dientes de grandes proporciones.
Aquella cosa peluda salió corriendo hacia el pequeño
claro donde se encontraba la pareja y su agudo chillido
quebró en mil pedazos el sepulcral silencio de ese orbe
maldito. Arón tenía mucha experiencia en
escaramuzas, la vida le había llevado por derroteros
difíciles y alejados de las rutas comerciales, aquel
espantoso espectáculo no logró que su pulso dudara e
introdujo tres descargas en pleno pecho de la bestia. La
sangre oscura salió de su espalda pero ni eso pudo
detenerla y con ferocidad mortal tomó al hombre de
traje naranja y gris con sus huesudas manos y quiso
hincarle los dientes. Arón acercó la pistola a la cabeza
deforme y le traspasó el cerebro con un nuevo disparo.
Acto seguido aquella cosa cayó con golpe seco en la
tierra.
17
Sofía lucía aterrorizada. Trataba de taparse el rostro
con las manos pero era obvio que lloraba.
18
y se encontraron con simple y llana tierra muerta. Se
podían observar las rajaduras por la falta de humedad.
19
cortaba el paso a la otra parte de la ciudad. En su
expansión de siglos se había tragado a varios templos
en el proceso.
20
una altiva especie de hombres ofrendando granos a
antiguos dioses solares.
21
Tomó la pistola de su funda y le disparó a las
extremidades. Pudo sentir el grito de dolor de la criatura
pero no la soltaba. Y si usaba un arma más pesada
corría el riesgo de ser él quien matara a la mujer.
Cambió su mirada hacia el techo, tal vez con un certero
disparo en las rocas podía hacer que cayeran un par…
22
trabó en combate con la criatura palmípeda. Esta trató
de morder al pulpo pero este lo esquivó con gran
habilidad y le arrojó un rayo de plasma por donde una
criatura terrestre hubiera expelido tinta. Ante la herida la
bestia atacante chilló asustada y se perdió en la
oscuridad.
23
que no eran afectados por ningún elemento extraño, ni
los rayos cósmicos ni las gravedades diversas.
24
estaba el tesoro de las Líneas. Una pequeña luz violeta
se hizo presente serpenteando de aquí a allá. Un
extraño cristal violeta con puntas triangulares se detuvo
en el aire frente a ellos y envuelto en luces de colores
los escaneó a ambos. Aquel artefacto parecía alguna
clase de dron de reconocimiento avanzado compuesto
por cristales de alto poder.
25
detuvieron a explorar y siguieron hasta la luz que
manaba de la cámara central.
26
De nuevo apareció aquel cristal volador violeta pero
esta vez acompañado del hombre del manto y capucha
roja.
27
rocas, en su espalda estaba el símbolo de los púlpidos
elevados, ocho varas de metal en forma de semicírculo,
de las dos inferiores colgaban dos trozos de tela
lechosa.
28
amigos angustiados por los fracasos acaecidos en este
planeta. Recorreremos el tiempo y el espacio con la
nave estelar en la que están ahora y de la cual la
cúspide es este templo. Ámala, Arón del pasado. Yo tal
vez en algún lugar del universo encuentre la dicha. Tú
aprovecha esto.
29
Líneas de Cambio brillaron de felicidad moviéndose
inquietas. El resplandor los envolvió y se abrieron las
puertas del tiempo…
30
31
El mundo de los microsoles — Carlos Enrique
Saldivar
32
Podían ser detectadas desde muy lejos y de inmediato
podía adivinarse, por su tamaño y esplendor, que eran
parte de la Sagrada Familia del Núcleo, los líderes del
planeta.
33
—Una noche iluminada únicamente por nosotros,
los microsoles, de los cuales yo soy el líder absoluto y
tú, mi heredero. No somos muchos en el planeta, solo
unos veinte millones.
34
—Es superior... o lo era, hasta ahora. Nosotros
moriremos algún día, desde luego, pero cada uno de
nosotros puede vivir más de mil años, nacemos con un
hermoso resplandor y, con el paso del tiempo, nos
vamos apagando poco a poco.
35
romper esta regla provocaría la muerte inmediata de
uno de los microsoles progenitores. La parte buena es
que somos indestructibles, además mantenemos un
balance en la población y cuando un microsol cumple
su ciclo de vida, queda un hijo (por cada padre) que
heredará su sabiduría y sus labores de mantenimiento
de este maltratado planeta que ha sido nuestro único
refugio... hasta hoy.
36
—Y vivieron varios miles de años en paz. Habían
aprendido.
37
transformaron en seres inteligentes capaces de
derramar en el mundo tanto amor como odio es posible
imaginar.
38
—Después del gran desastre el dios-sol tenía aún
combustible para cinco mil millones de años más.
Cuando el tiempo se cumplió, comenzó a hacerse más
y más grande, se convirtió en una gigante roja, luego se
hundió por su propio peso hasta transformarse en una
enana blanca. Todo esto tuvo lugar hace unos mil
millones de años. La gran esfera, que alguna vez fuera
llamada Sol, todavía contiene un poco de combustible,
se apagará totalmente en un trillón de años.
39
tributo al núcleo de este mundo, potencia calorífica que
se ha mantenido activa artificialmente, que es la fuente
de nuestra vida y que ha pasado a ser nuestro nuevo
dios: El Gran Núcleo.
—Si las cosas son así, ¿por qué te tienes que ir,
Padre Naranja?
—No me iré yo solo, estaré acompañado. Todos
nos iremos, hemos decidido emprender juntos este
viaje. Por eso han venido todos a la Gran Ciudad
Núcleo.
40
Una hermosa esfera rojo grana, intensa e
incandescente, se acercó a ambos soles. Era la Madre
Sol Carmesí.
41
guiar a nuestro pueblo en aquel enorme y fastuoso viaje
por las estrellas.
42
hace diez mil años por nuestra raza y fue perfeccionada
por cada generación que formó parte de la Gran Familia
Núcleo. Para que la gran maquina libere su energía y
nos transforme durante la llamada fase dios, se
necesita la energía finita de dos microsoles. Nos
sacrificaremos tu madre y yo.
43
El Padre Sol y la Madre Sol descendieron
lentamente al centro del palacio, donde se ubicaba la
máquina, y la encendieron con la mente. Serían
recordados siempre, los gestores del sublime Plan
Divino.
44
donde absorbería materia, la cual daría lugar a
planetas. Cuando cada ser se convirtiese en un enorme
y grandioso sol, su luz lograría crear vida en los
mundos que girasen alrededor de él. Esta vida en el
universo se mantendría por siempre.
45
Acuarela de Víctor Grippoli.
46
CIUDADANO (CaSO4·½H2O) PARA VOLVER A
குமரிக்கண்டம் — Ángel Moisés Rojas
47
por favor,
dígame,
infórmeme.
¿Dejé gránulos sobre sus mesas?
aljez
¿El grafito polvo pudo ser la llama de la nave?
anhidrita
Yo sé que soy un surtidor de cromio.
Mis orígenes están entre pelasgos y lemurios.
குமரிக்கண்டம்
Estoy consciente de los centímetros de alejamiento del
satélite;
por ello mis articulaciones empiezan a fallar.
Los mares lunares son testigos de mi descendencia
códridas, arcontes, medantes, acastos nacimos en
agua
seremos tragados por ella,
27 veces,
pero no todos flotaremos en critum.
360 grados,
27 días, 7 horas y 43 minutos
siderales.
Llegará de nuevo quien gobernará la tierra
48
5.9 grados
Cada nodo cumplirá 18,
6 años de espera.
(CaSO4·½H2O) -- குமரிக்கண்டம்
49
(CaSO4·½H2O)
Ya aquí el desprendimiento,
hundimiento de la
linde…
குமரிக்கண்டம் குமரிக்கண்டம்
குமரிக்கண்டம் குமரிக்கண்டம்
குமரிக்கண்டம் குமரிக்கண்டம்
குமரிக்கண்டகுமரிக்கண்டம்
குமரிக்கண்டம் குமரிக்கண்டம்
குமரிக்கண்டம் குமரிக்கண்டம்
குமரிக்கண்டம் குமரிக்கண்டம்
குமரிக்கண்டம்
குமரிக்கண்டம்
குமரி
க்கண்
டம்
Tierra plana.
50
51
El cadáver del rey está en Regtialum — Cinthya
Díaz Nuñez
52
Fui conocido como Valeius el grande; décimo
octavo rey del planeta Regtialum. Mi único legado es la
extinción.
53
candente. El dolor es insoportable, pero debemos
resistirlo sin hacer un solo sonido; se supone que la
meditación ya bloqueó nuestra percepción del dolor.
Ante el más mínimo quejido, el viejo rey tiene la
obligación de cortarnos la cabeza con la misma daga
con lo que corta “lo impuro”. El día de hoy perdemos a
uno, solo quedamos nueve.
54
permanecer en silencio mientras nos saca el ojo
izquierdo con la daga de plata y luego nos clava las
siete agujas en el derecho. Ahora solo distinguimos
formas oscuras. Cuatro perecen.
55
última falange de los dedos en manos y pies. Primero
me purifican a mí y paso la prueba. Si mi contrincante lo
lograra también, tendríamos que luchar a muerte. Sin
embargo, en el octavo dedo grita. Finalmente soy el
vencedor. Como rito final, mi deber es asesinar al viejo
rey con mi espada de hueso.
56
períodos de tiempo ya que le tomaba años reclutar
nuevos soldados. Él podrá ser inmortal, pero sus
cambiantes ejércitos no.
57
—Salve Valeius, décimo octavo soberano de
Regtialum, elegido de Zeitate. Te duró poco el reinado
¿no crees? Lamento llegar en tan mal momento,
lamento todas las muertes y también lamento lo
siguiente.
58
extremadamente valioso, extraído de nuestros
numerosos volcanes.
59
ayudó a no gritar. Sólo era otra purga más… cuando la
corona se hubo enfriado, fui desatado. Cantio estrecho
mi mutilada mano.
60
No les di tiempo a decir nada, los envestí y la cresta
se clavó en sus estómagos. Murieron casi al instante.
Solo podía pensar en lo hambriento que estaba…
61
Inteligencia Artificial observa despegue. — Xilografía y
grabado en metal.
62
Nómadas — Dani Roig
63
La abuelita nos quiere mucho y siempre nos ha
cuidado; nos cuenta cuentos muy antiguos y nos da
galletas con leche para desayunar y un bol de borsh por
la noche. Desde que nacimos se ha ocupado de
nosotros, ella nos cortó las primeras uñas y nos ha
enseñado todo sobre nuestros padres; que también
viajaban en naves, como nosotros, pero las suyas se
llamaban caravanas. Nos dijo que vivieron hace miles
de años, en la Tierra; y dice que la Tierra no es como
nuestra nave, porque tenía ríos y mares y cielo azul. No
sé lo que son los ríos, pero estoy segura de que son
algo muy bonito, porque dice que hay peces que nadan
en él y ranas que chapotean en el agua que corre por
su vientre. Yo tengo una manta muy vieja con una rana
bordada, por eso me llaman “ranita” los otros niños. Me
gustan mucho las ranas y la abuelita me ha dicho que
cuando lleguemos a nuestro destino podré tener una.
La voy a cuidar mucho y la llamaré Jenica como yo, así
yo seré la ranita y ella la niña. ¡Será muy divertido!
Hoy, cuando todos los demás estaban dormidos, la
abuelita nos ha llevado a mí y a Anca a una gran
habitación llena de lucecitas, en la que nunca antes
habíamos estado. Nos ha dicho que, cuando ella no
esté, nosotras tendremos que cuidar de nuestros
64
hermanitos. Nos ha dicho que se dormirá para ahorrar
energía y poder completar nuestro viaje, pero que
seguirá vigilándonos, aunque no la veamos. Me he
puesto muy contenta al saber que no se irá del todo.
Dice que nos quedan ocho años de viaje y que ella
pilotará la nave hasta nuestra nueva Tierra, donde
habrá ríos y cielo azul; y que cuando lleguemos
tendremos que vivir fuera de la nave como lo hacían
nuestros padres. Y dice que, algún día, también
seremos abuelitas y cuidaremos de niños que serán
nuestros hijos. Pero yo le he dicho que no quiero tener
ruedas, me gustan mis pies y mis zapatos rojos.
¿Dónde me los pondría si tuviera ruedas como la
abuelita? La abuelita se ha reído y me ha pellizcado el
brazo; y me ha dicho que no me preocupe que yo soy
de carne y hueso y no me saldrán ruedas.
Anca ha bostezado, porque tenía mucho sueño y
quería irse a la cama, pero la abuelita ha dicho que no
podíamos todavía y que teníamos que escucharla muy
atentamente. Yo también tenía mucho sueño, pero he
abierto mucho los ojos y le he dicho a la abuelita que no
se preocupara, que yo prestaría mucha atención. Nos
ha enseñado una pantalla, parecida a la de nuestros
libros, pero mucho más grande, en la que se veían
65
imágenes de toda la nave y números y letras que no
entendíamos. Yo he hecho cómo que sabía lo que era
para no parecer una tonta, pero la abuelita nos ha dicho
que no nos preocupáramos si no sabíamos que
significaban todas esas palabras, que con el tiempo lo
aprenderíamos, igual que cuando nos enseñó a leer.
Nos ha explicado cómo preguntarle cosas a la pantalla
para que nos explique cómo tenemos que hacerlas y ha
dicho que será como si hablásemos con ella. Dice que
podemos venir siempre que queramos a esta
habitación, pero que solo podemos entrar nosotras dos
porque somos las mayores.
Entonces, nos ha dicho que ya nos podíamos ir a
dormir y que por la mañana le diéramos leche con
galletas a los otros.
66
EL NUEVO MUNDO — Poldark Mego
67
interespacial más costosa y avanzada jamás construida
y un sólo impacto nos regresó a la edad de piedra.
68
Bitácora del capitán, entrada 003, día: 04, año:
desconocido.
69
¿Fue porque la Voyager era demasiado grande? ¿Los
cálculos no aplicaban a enviar cien humanos? Lo único
cierto es que en algún momento del traspaso por el
portal, éste sufrió un cambio a niveles incomprensibles
y fuimos arrojados a la nada. Corrimos con la suerte de
caer cerca de otro mundo con iguales condiciones a K-
70029 ¿Cuánto nos desviamos de nuestro destino?
¿Realmente hemos corrido suerte? Nuestros
suministros y alimentos de reserva nos mantendrán
vivos por años ahora que somos tan pocos. El último
recuento de personal arrojó una triste cifra de treinta y
siete sobrevivientes, entre los que se cuentan a cinco
soldados liderados por el teniente Shaffer. El gobierno
mundial insistió en enviar a una veintena de agentes
para protegernos, sin embargo creo que las
circunstancias actuales proveen un enorme estrés
sobre los militares. Sus actitudes erráticas y que
siempre anden armados comienzan a preocupar al
resto de la tripulación.
70
Bitácora del capitán, entrada 007, día: 09, año:
desconocido.
71
Bitácora del capitán, entrada 011, día: 11, año:
desconocido.
72
artificiales y grises, comiendo productos deshidratados
y duplicados de animales que ya no existen. Entonces,
el viaje a otros planetas se convierte en una
herramienta, más que simbólica, representativa de
aquella necesidad por dejar atrás una realidad
asfixiante y mecánica en la que la sociedad ha
sobrevivido a coste de reducir todo a soluciones
superficiales en lugar de tratar de recuperar el sentido
de la vida. Aquí, donde quiera que sea, ese sentido
cobra una fuerza abrumadora, la vida devora a la vida,
la vida genera vida. Si, admito que es un ambiente
peligroso, somos agentes ajenos al ecosistema y este
prosigue su ciclo febrilmente. Se nota la clara intención
del sistema por devorarnos antes de que seamos una
amenaza ¿Habrá sido así con los primeros hombres?
¿Cuándo estos descubrieron el fuego la naturaleza
trató de matarlos antes de que destruyan todo? Cada
día que pasa me convenzo más en que no debimos
llegar nunca a este planeta, ni osar pisar K-70029, ni
ningún otro…
73
Bitácora del capitán, entrada 012, día:
desconocido, año: desconocido.
74
nosotros. La mayoría de muertes fueron producidas por
las órdenes del teniente Shaffer y sus subalternos.
75
envenenamiento. La autopsia posterior concluyó que la
ingesta de diversas frutas y animales provocó una
intoxicación masiva por neurotoxinas. Es posible que
todo lo que habite en esta jungla tenga como principal
arma el veneno. Con el paso del tiempo la evolución dio
inmunidad a muchas especies, pero el hombre no es
una de ellas.
76
Bitácora del capitán, entrada 017, día:
desconocido, año: desconocido.
77
descendientes de coleópteros (escarabajos) es
incontable ¿Cuánto tiempo le ha tomado a la evolución
para provocar estos cambios? ¿Cuánto tiempo ha
pasado?
78
Bitácora del capitán, entrada 023, día:
desconocido, año: desconocido.
79
Los otros cinco colegas se suicidaron al ver la
horrenda muerte de Anthon. En lugar de enterrar sus
cuerpos, optamos por dejarlos en mitad del bosque,
lejos del refugio, las especies locales cuentan con
especializados carroñeros.
80
especies, todo de nuevo, nuevo catálogo, nueva
biosfera. Sólo las especies más generalistas pudieron
emprender la carrera.
81
Lo cierto es que la Tierra agonizaba cuando nuestra
generación quiso conquistar el espacio. Siendo
prácticos y realistas, sin la sobreexplotación de la Tierra
las colonias menguarían pronto (y al planeta no le
quedaba mucho que escarbar) K-70029 era la
esperanza de la especie humana, que en lugar de
recobrar la vida de su tierra natal optó por el deseo de
conquistar un nuevo mundo que le sirviese de fuente de
la juventud. Quizá, ya nos tocaba desaparecer…
82
provocó su extinción masiva dando paso a los
mamíferos, que tomaron la posta. El homo sapiens
estuvo poco más de trescientos mil años en el planeta
hasta que otro suceso los aniquiló. El Voyager fue el
motivo de la extinción de nuestra especie. Nosotros
éramos la esperanza. La humanidad decidió dirigir
todos los recursos restantes a la conquista de K-70029
en lugar de recuperar el planeta natal pero hubo otra
fatal casualidad, quizás el portal colapsó fracturando la
luna. La Voyager desapareció, la empresa falló y la
humanidad ya no tuvo lo suficiente para recuperarse.
No sé cuántas guerras y muertes fueron desatadas por
nuestro fracaso, sólo sé que doscientos millones de
años después quedamos tres seres humanos,
asustados, con frio y ampollas en manos y pies,
descompuestos y a merced de animales salvajes y
fantásticos.
83
refugio. La primera vez lo vimos mientras rondábamos
el perímetro y parecía contrariado por nuestra
presencia, sin embargo hoy lo tenemos investigando,
sin aspavientos, nuestras pertenencias. Y es que no
podemos hacer mucho, la bestia mide tres metros y
medio; es un calamar gigante que ha evolucionado para
salir del mar, la despoblación de la tierra requería ser
llenada y los cefalópodos han reclamado el turno que
los reptiles y mamíferos perdieron. Se desplaza sobre
sus ocho patas con una sincronía imposible para los
animales anteriores y usa sus tentáculos extra para
devorar nuestra comida procesada, es un coloso
impresionante pero existen otros seres de mucha
mayor relevancia, motivo por el cual estas son mis
últimas líneas.
84
la posta del nuevo organismo inteligente ya se nos fue
caprichosamente arrebatada por el Calabón.
85
matar por lo que nuestro deceso será rápido y —si hay
suerte— indoloro. Ha sido un placer contemplar la
eclosión de la futura sociedad ¡Larga vida a los
cefalópodos! ¡La vida siempre encuentra la manera!
86
87
PARAISO — Poldark Mego
88
—¿Llegamos? —preguntó del primer oficial,
Kenneth Nash aún con la lengua algo entumecida.
89
motivo se retiren las mascarillas. Quiero a los biólogos
despiertos, necesito saber qué está pasando.
90
Pero no hubo respuesta. Cuando llegaron a las
cabinas del equipo médico estas se encontraban en el
mismo estado. Florecientes ramificaciones verdes con
hermosas y extrañas flores nacían desde las cajas
torácicas de los tripulantes para esparcirse por
controles, techo y paredes.
91
Al ingresar a la cabina de mando un esperpento
vestido de harapos, sucio y con una cabellera hirsuta
los esperaba.
***
92
usar, por lo que estabilizarla no requirió mucho
esfuerzo, a partir de ahí sólo era tiempo de esperar. El
primer oficial Nash, tomó el mando de la nave mientras
Danvers hacia guardia en la habitación.
93
—Fue horrible… —susurró antes de regresar el
rostro bajo el mentón de su capitana.
94
Lenna suspiró profundo, su mirada perdida daba
cuenta de recuerdos desagradables.
95
fue que los astro biólogos podíamos resolver la
emergencia… —regresó su mirada a la taza de té.
96
—Sí, capitán.
97
Grace vio que el resto de oficiales prestaba
incomoda atención a la discusión. Carraspeó la
garganta.
98
Al cabo de unas horas Grace Danvers despertó.
—¿Dónde? ¿Cómo?
99
—¿No es fascinante esto de la inteligencia artificial?
El sistema detectó que el polen alienígeno era peligroso
por lo que nos mantuvo en éxtasis permanente hasta
que el resto de la flota llegara en nuestra ayuda… pero
despertó al equipo de biólogos para enfrentar la
situación.
100
Lenna se levantó la camiseta y enseñó un mapa
cartográfico de venas verdes que surcaban su
abdomen hasta la base de sus pequeños senos.
101
interconectadas y todo aquel que se convierte en un
ser-planta vivirá para siempre. ¡En la súper consciencia!
102
individualismo. ¡Pero mira este sitio! Todo está en
armonía, todos podemos ser parte de una súper
consciencia y existir para siempre ajenos a nuestros
deseos febriles. Esta era la verdadera solución, si
llegábamos a otro planeta lo destruiríamos con el
tiempo, pero aquí… esta es la materialización del
paraíso. Lamentablemente los medicamentos sólo
ralentizaron el avance del polen y cuando parte de ellos
llegaron a mi cerebro… no sé, quizá eso le bastó a la
computadora para considerarme: no humana. Tuve que
improvisar, ya toda la flota estaba infectada, sólo
quedaban tus oficiales y tú. Ellos no me importaban.
103
—Ese infeliz no te merecía. Por eso fue mejor un
tiro en la cabeza, aunque nos encontraremos con
Hartnett ya que lo convencí de quitarse la mascarilla. Lo
que importa es que ese animal de García no estará en
nuestro paraíso.
104
decidida, obsesa, llevada por una determinación
psicópata. Hancock llegó hasta su amada y con
suavidad retiró la mascarilla de aquel rostro tembloroso.
Danvers se negó a respirar y cerró la boca hacia
dentro, pero tarde o temprano buscaría la bocanada de
aire y entonces…
105
// T e r r e s t r e// — Jeremy Torres – Montero
por la literatura.
106
mercado. Yo nunca me tomé en serio el cuento
nacionalista, la persistencia al hablar español como
protesta. Todo lo hice por impresionar a Laura: ya que
ella era una de las dirigentes de la facción universitaria
y una de las más guapas de la universidad.
Eventualmente tuve convicción política, pero duró poco.
¿De qué valió? No lo sé. Han pasado treinta años, y
sonrío al recordar, nos sentíamos salmones; tan idiotas,
éramos peces de río nadando en un océano,
creyéndonos contramarea. Debí aceptar el nuevo orden
mundial, después de todo cayeron los imperios y, era
lógico, había llegado el fin de la era republicana.
107
Laura, o la alegría al ver a aquellos que llamé amigos,
camaradas, y con los que entoné canciones que nadie
más recuerda.
108
Irremediable — Miriam Mancini
Despertarse
Escudriñarse
Caerse de la mejilla
Para adentro
Del iris
Para adentro
De la córnea
Para adentro
Los pies
cada dedo
La pantorrilla
empujar
las nalgas
109
Para adentro
Volver a dormirse
Así envuelto
Vagar
De aquí pa´llá
Viajar en gato,
O en sombrero
Caer el sueño
Otra vez
110
Frente a tu boca
Despertarse
Engullido
Doliendo
El cuerpo entero.
111
Poema 1 — Leonardo Grippoli
El viento de la luna
dispersa en grácil vuelo,
sobre el adusto rostro del agua,
las doradas alas de sus pétalos
y son pájaros de luz
que reflejan en sus cuerpos
una dulce melodía de espectros.
Serpientes negras
se recogen en espirales de piedra,
protegiendo con su vida,
el cavernoso origen de los ríos,
el alma eterna del tiempo.
112
Los hombres Halcón
erigen esbeltos pilares de piedra,
donde colocan
las joyas caídas del cielo
y horadan con sagrada aflicción
la carne palpitante del universo.
El principio es lo impronunciable
comienzo y final uno solo,
amor y pasión
muerte y sufrimiento,
son las dos caras de lo eterno.
Hermetismo y libertad
se cuecen en la redoma,
donde el alquimista busca
la razón de la existencia,
ignorante que los árboles ocultan
en el extraño lenguaje de sus corteza
las principales respuestas.
113
La perfección se encarna
en el cuerpo hermoso de la mujer
y destila su esencia
en el encendido diamante
de una estrella fugitiva.
114
Poema 2
115
Adultos en su liberación
se han echado a la espalda,
la grisácea capa del recuerdo,
levantado estandartes
con la efigie de un chacal,
116
me han dado un hogar,
sanado las llagas de mi fe,
estrechado mis manos
y en los montes de caliza,
cuando el invierno trae
el gélido viento del espacio,
rescatado del rígido sarcófago
del ornado mausoleo de la razón,
mi verdadero ser.
117
Creador — Leonardo Grippoli
118
en el hemisferio norte, bordeando un pequeño mar
interior. Algunos barcos navegaban siguiendo la línea
de la costa.
119
Caminó por los largos pasillos de la astronave, se
cruzó con los robots de mantenimiento, entró en una de
las pequeñas navecillas auxiliares y programó la
computadora de a bordo para el descenso.
120
—Padre, Padre —gritaban con todas sus fuerzas,
formando una masa multicolor que se agitaba entre los
edificios.
121
Empuñaba una alabarda de color negro con
adornos de nácar.
122
Los Anshans lo imitaron y se pusieron de pie.
123
que no sabía identificar. Una oscuridad agobiante,
opresiva, se escondía acechando en cada rincón, en
cada rostro que lo miraba.
124
enseñado. Sería mejor escuchar su relato antes de
tomar una decisión.
125
cabello dorado leonado, estaba tensada sobre un
bastidor de largas estacas afiladas.
127
La tierra se estremeció como golpeada por un
enorme mazo, se hundió en un terremoto, solo para
explotar a continuación.
128
—¿Qué podría salir mal en ese planeta? —se
preguntó Oannes, al que llamaría Tierra y la esperanza
renació en su corazón.
129
Cavernario — Jesús Guerra Medina
130
de manivela hacia la derecha, tres hacia la izquierda,
cuatro pulsaciones de sentido a la inversa y un
pequeño tirón al centro.
Y ahora sonríes, amargamente oyendo ramas
partirse bajo el gigantesco peso de criaturas que
gobiernan en aquel antiquísimo pasado adonde ahora
habitas; y suspiras recordando que los muertos ya no
pueden volver, que tú mismo ya no puedes volver a tu
mundo que ha sido tragado por la máquina que ahora
yace muerta frente a ti, como un sucio y gigantesco
insecto; por esa máquina que tú mismo creaste con la
esperanza de volver a verla, con la esperanza crear un
portal que te permitiera construir un puente entre el
mundo del más allá, el mundo de los muertos, y el
mundo de los vivos, que ahora mismo ya no es ahora,
porque un error de cálculo te mando a otra era, una era
antigua, tan pretérita como el mundo mismo.
131
pesar de tanto investigar, a pesar de tanto viajar por
mundos tan oscuros, tan ocultos como el infierno
mismo, no lograste nada; se burla porque al final, ella
siguió tan muerta, como tu tan vivo.
Y ahora gritas, la risa ha quedado borrada por el
gesto furioso que se dibuja en tu rostro demacrado por
este largo viaje que emprendiste apenas tres granos de
tierra cayeron sobre su ataúd y tomaste la decisión de
traerla de vuelta; aprietas los puños y lágrimas pálidas
escurren por tus mejillas de retirado y viudo científico.
Y rabias y pataleas porque ahora comprendes lo
que viene, comprendes cuál fue tu error, comprendes
que la conexión de mundos no era posible sin la
autorización del ministro de la era de 2304, sin la
autorización de aquel viejo que ahora mismo no existe,
pero que, a millones y millones de años de distancia en
el futuro (si acaso el efecto mariposa no ha destruido al
mundo entero) enciende un puro con su mechero
eléctrico que funciona a base de pensamientos,
mientras disfruta del canal de espectáculos que se
proyecta sobre la superficie lunar de un lejano año
2304; comprendes ahora que tu soledad ha acaecido
sobre tu futuro, ahora convertido pasado; comprendes,
comprendes, pero tú no quieres comprender, ahora ya
132
es demasiado tarde para hacerlo porque el
titánico Tyranosaurius rex, ha aparecido en escena…
133
TSP Nº4 — Adrián García Cholbi
134
inventado hacía siglos, por lo que los allí congregados
sentían una curiosidad aún mayor. Puede que
estuvieran ante la mayor creación de todos los tiempos,
o simplemente ante el desvarío de un hombre cuyas
aportaciones a la sociedad habían sido inmensas pero
que, indudablemente, ya era un inventor venido a
menos.
El silencio expectante fue roto por la voz del doctor,
cuya sonrisa relucía tanto como las paredes metálicas
de su recién nacido.
—¿A quién no le gusta viajar? A todos ustedes les
gusta, ¿a que sí? —aguardó un par de segundos para
aumentar la expectación y prosiguió—. Lo que tengo
detrás de mí, a simple vista puede parecer un tren. Y lo
es. Pero no es un tren convencional, y les explicaré por
qué. Imagino que todo el mundo posee recuerdos
agradables sobre momentos que añora. ¿Cuántas
veces nos hemos sorprendido a nosotros mismos
pensando aquello de: “cómo me gustaría volver atrás,
poder volver a vivir eso que hace años perdí”? El ser
humano es melancólico por naturaleza, ¿a que sí? Nos
pasamos horas viendo fotos y vídeos de nuestra
infancia, rememorando momentos fantásticos de
nuestra juventud, pensando en nuestro primer amor…
135
¿Qué pensarían si les dijera que a partir de ahora no
solo podrán ver en forma de imagen estos recuerdos,
sino que, además, podrán revivirlos? Les ofrezco la
oportunidad de experimentar aquellas sensaciones que
tanto echan de menos, de recuperar con sus mentes
los momentos que creían irrecuperables. Pues bien:
con el Tren de los Sueños Perdidos, también pueden
llamarlo TSP, podrán hacer todo esto —la gente
prorrumpió en un aplauso atronador y el doctor Nixon
sonrió aún más ampliamente al escuchar los vítores.
Los flashes de las cámaras le cegaron—. ¿Qué les
parece si les hago una demostración?
136
que veían era el lugar que anhelaban encontrar, así
como también experimentaban las sensaciones que
tanto recordaban, y los acontecimientos se sucedían de
la manera en que ocurrieran la primera vez, la de
verdad. Cuando la escena concluía, el tren reaparecía.
Lo mejor era que, duraran lo que durasen esas
vivencias, todo estaba programado para que todos
reapareciesen de la nada y subieran al mismo tiempo.
Era cuestión de jugar con las leyes de la física
relacionadas con el transcurso del tiempo y las
dimensiones.
La valoración mundial fue no solo excelente, sino
descomunal. Todos los medios de comunicación
pusieron por las nubes el nuevo invento de Freddie
Nixon. Pronto se inauguró la Estación De los Sueños,
única en el mundo, (al menos de momento). Hubo que
construir dos réplicas del tren porque la gente llenaba
los vagones cada día. Además los precios eran
bastante asequibles a pesar de lo innovador del
servicio, por lo que los trabajadores no daban abasto.
Fue un rotundo éxito desde el primer día. Por eso
tuvieron que fabricar el cuarto tren, en una estación
distinta situada en otra ciudad del otro extremo del país,
para que más gente tuviera la posibilidad de disfrutar de
137
los servicios que ofrecía esta maravillosa empresa.
Así es como nació el TSP nº4. Habían pasado solo
diez meses de la inauguración del primer tren y en
breve este nuevo ejemplar se pondría en
funcionamiento. Pero antes, Freddie Nixon tenía que
probarlo para asegurarse de que todo estaba correcto;
no quería que ningún cliente le demandase a causa de
un fallo de la máquina por saltarse una simple
inspección fácil y rutinaria.
El doctor Nixon estaba de un excelente humor esa
mañana. Entró en el primer vagón de tren después de
recibir el ánimo de sus colaboradores. Acto seguido
tomó asiento cerca de una de las ventanas y se relajó.
No tardó en escuchar el leve zumbido que indicaba que
el tren se había puesto en marcha. Era un sonido casi
inaudible, como una brisa lejana, pero después de todo
agradable: sonaba como debía sonar un TSP. Pensó
que todo estaba bien, así que sonrió y cerró los ojos,
dispuesto a disfrutar de aquel viaje excepcional.
Imaginó un recuerdo que le asaltaba la mente todas las
noches, un recuerdo por el que (y esto no lo había
confesado todavía, ni lo haría jamás) había ideado
aquel invento magnífico. Se trataba de la primera vez
que besó a su difunta esposa, muerta hacía ya cinco
138
años. Gracias al TSP lo había revivido innumerables
veces en los últimos meses, una escena que
antiguamente le hacía llorar de melancolía, pero que
ahora tenía la posibilidad de disfrutar cuando la
estación cerraba las puertas y se quedaba vacía. Era el
último viaje que realizaba el TSP nº1 cada noche.
La voz femenina procedente de una grabación le
anunció a través de los altavoces instalados en el
interior del vagón que estaban a punto de iniciar el
viaje, y le recomendó que, por favor, mantuviese los
ojos cerrados durante el trayecto de cuatro minutos
evitando dormirse; finalmente le deseó una placentera
experiencia a cargo del Tren de los Sueños Perdidos.
Nixon se acomodó todavía más en el sillón, estirando
las piernas, y el tren empezó a moverse.
El enorme aparato se deslizó por las vías a una
gran velocidad, pero casi parecía que no se hubiera
movido del sitio, y si Nixon hubiese abierto los ojos no
habría podido ver el paisaje que le rodeaba porque
aquellos vagones carecían de ventanas.
Cuando quiso darse cuenta la voz de la grabación
se escuchó de nuevo, solo que esta vez lo hizo para
hacerle saber que el viaje había terminado y que podía
abrir los ojos; por último le aconsejó que al salir del tren
139
lo hiciera con calma, para evitar accidentes con el resto
de viajeros (obviamente la voz no sabía que Nixon
viajaba solo). El doctor siguió las indicaciones y se
acercó a la puerta. Ésta se abrió con un sonido sordo,
despidiendo un vapor que se introdujo en el vagón, y se
deslizó hacia la derecha, revelando el paisaje que
esperaba: un hermoso parque del centro de la ciudad,
tranquilo a pesar de ser fin de semana, el sol dando
color a los árboles, el césped, los bancos y las flores. Al
fondo estaba la fuente que tan bien recordaba por el
sonido de su agua fluyendo mientras él y su mujer se
besaban torpemente en aquel banco de madera, como
la melodía de una banda sonora que era imposible
reflejar en una partitura. Vio dos niños jugando sobre la
hierba, a unos diez metros de donde él estaba. No muy
lejos de ellos había un perro corriendo tras la pelota
que su dueño, un hombre de mediana edad y con unos
pocos kilos de más acababa de lanzarle. A su derecha,
a unos cincuenta metros, estaba una de las entradas
del parque. Bajó del tren, y al darse la vuelta vio que
éste había desaparecido. En su lugar estaba la otra
entrada del parque, aquella por la que había cruzado
cuando era joven para acudir a la cita con la que a
partir de ese día sería su novia. Incluso podía ver los
140
edificios y los coches recorriendo la calle. Se miró las
manos y cuanto pudo de su propia anatomía. También
su cuerpo había cambiado. En lugar de un hombre
mayor de sesenta y tres años, se había convertido en
un joven de veintiuno. Satisfecho, volvió a girarse en
dirección al banco más cercano. Se sentó. En menos
de dos minutos, su chica haría su aparición estelar.
Estaba exultante. Las cosas parecían marchar
correctamente. Sin embargo, no tardó en sentir un
escalofrío recorriéndole la nuca. Tenía un
presentimiento desagradable, aunque no podía
discernir de qué se trataba. Miró a su alrededor. La
chica aún no había aparecido. Echó un vistazo a su
reloj de pulsera. Hacía casi cuatro minutos que se
había sentado. ¿Sería que había llegado demasiado
pronto? Hasta ahora los hechos nunca habían tardado
tanto en suceder. Volvió a mirar el reloj. Seis minutos. A
su alrededor los cambios empezaron a resultarle
inquietantes. Los dos niños que jugaban sobre la hierba
ya se estaban poniendo en pie, a punto de marcharse;
normalmente, cuando esto sucedía la cita ya había
dado comienzo. El perro que corría tras la pelota se
alejaba con su dueño. Mismo indicador: tampoco esto
debería estar pasando todavía. Al igual que estos dos
141
detalles, había otras escenas ocurriendo al mismo
tiempo que estaban fuera de lugar. No cabía duda. Algo
estaba mal en todo aquello.
Pensó en buscar a la chica. Sabía dónde vivía. Pero
eso era una locura. Podía alterar gravemente el mundo
del que provenía si llevaba a cabo algún acto que no
concordase con su recuerdo. No obstante los minutos
seguían pasando y no parecía que nada fuera a
cambiar, así que, muy a su pesar, se puso en pie para
dirigirse al tren, que tendría que aparecer en caso de
que el recuerdo no se materializase correctamente,
como ese era el caso.
Nada más levantarse todo se detuvo. Los pocos
viandantes que caminaban por los senderos del parque
se quedaron inmóviles como en un espectáculo de
mimo. El agua de la fuente se quedó paralizada, los
chorros cayendo sin llegar a caer realmente. Un niño
que había estado corriendo hacia su madre se quedó a
mitad de camino, con una expresión en la cara propia
de quien había estado riendo hacía unas décimas de
segundo. Los árboles y el césped quedaron estáticos;
parecían estar pintados en un cuadro. Decididamente
las cosas no marchaban bien. Nunca antes había visto
nada parecido. Los componentes del recuerdo siempre
142
seguían moviéndose hasta que se subía al tren y la
puerta se cerraba. Así pues, cada vez más nervioso, se
dirigió con paso rápido hacia la entrada del parque por
la que había venido.
Sin embargo, una vez allí el TSP nº4 no se
materializó. “Ya tendría que estar aquí”, pensó, a punto
de perder la compostura. Dio una vuelta sobre sí
mismo, mirando en derredor, y al hacerlo sintió un
sudor gélido en la espalda. El parque había
desaparecido. También los edificios que él conocía tan
bien, y por supuesto las personas y los coches. No
quedaba nada que el doctor Freddie Nixon pudiese
catalogar como normal. En su lugar, un paisaje que
creyó estar a punto de hacerle enloquecer.
La vegetación campaba a sus anchas sin importar
dónde se posaran sus ojos. Árboles ciclópeos cubrían
el cielo e impedían la llegada de la luz del sol, salvo en
forma de tímidos rayos que dibujaban pequeños puntos
blanquecinos y frágiles en la tierra y en las plantas. Le
llegaba el sonido de graznidos como de cacatúas,
aunque no estuvo seguro de poder relacionar ese ruido
con el del pájaro que estaba pensando. A lo lejos se
escuchaba el rumor de las ramas quebrándose, sin
duda por el peso de algún animal salvaje que estuviera
143
saltando de árbol en árbol, o de algo mucho peor y más
grande que se estuviera acercando por el suelo.
También escuchó el murmullo de una cascada, puede
que a cien metros, o puede que más, ya que allí el
tupido y verdoso manto que le rodeaba amortiguaba los
sonidos y hacía difícil calcular el lugar de su
procedencia.
De repente, y presa del terror que le inspiraban los
ruidos que cada vez se volvían más fuertes y diversos,
echó a correr. Pronto se perdió en la espesura. Los
mosquitos y otros insectos dieron cuenta de él mientras
escapaba de no sabía qué ni hacía dónde le llevaban
sus piernas. Tropezó en más de una ocasión con
alguna piedra y ramas que se interpusieron en su
camino, pero no pensó ni por un momento en prestar
atención a estos absurdos pormenores y continuó su
espantada huida a través de la selva.
Cuando pensó que ya no podía más y empezaba a
arrepentirse de la falta de ejercicio físico en los últimos
años, descubrió, para su asombro, que los árboles iban
estando cada vez más separados entre sí, y que
también iban encogiendo conforme iba dejando metros
atrás. Esperanzado, pensó que se estaba acercando al
límite selvático. Y así era.
144
Un poco más adelante la luz del sol se coló en el
terreno como si alguien acabara de desatascar una
presa donde estuviese recluida la luz. Tuvo que parar
de correr y taparse la cara, entre jadeos y una tos
violenta, porque se sintió cegado. Pero esto fue solo al
principio. En cuanto se acostumbró, fue abriendo los
ojos poco a poco. Esta vez se encontró ante un
espectáculo visual que lo dejó maravillado; quiso decirle
a su boca que hiciera el favor de cerrarse, pero aunque
se hubiese encontrado en facultades de hacerlo, ella no
le hubiera hecho caso.
Ante él se extendía una enorme planicie pintada de
verde. A uno de los lados se erigía una montaña cuyo
pico se perdía entre las nubes, y al otro lado se
divisaba la línea turquesa de un océano
resplandeciente y lejano que se unía con el firmamento.
Delante, a una distancia que no debía superar el medio
kilómetro, se elevaba en el aire una isla por cuyos
bordes se desprendían majestuosas cascadas y
frondosas plantas enredaderas, como cabelleras color
esmeralda que se trenzaban entre sí a modo de un
majestuoso vestido hasta casi tocar el valle; las
cascadas formaban un lago bajo la isla, una inmensa
extensión de agua que lucía como un diamante en la
145
lujosa indumentaria de una dama. La isla, que sin duda
era artificial, lucía unos engranajes gigantes en las
partes en las que las enredaderas permitían dejar pasar
la vista; estos engranajes giraban a velocidades
inusitadas, como las ruedas dentadas de un reloj. En lo
alto de aquel trozo de tierra de tamaño colosal, había
una ciudad. El doctor Nixon vio los edificios. Crecían
como las malas hierbas en un elegante jardín. Sus
proporciones bíblicas escapaban a la imaginación, de
aspecto gris, triste, y sus formas zigzagueantes e
irregulares no se asemejaban a ninguna figura
geométrica conocida, ni la manera en que estaban
construidos, formando ángulos extraños, parecía
responder a ninguna ley física que él conociera; él, que
era capaz de burlarse de esas leyes con una facilidad
espantosa. También había aparatos voladores
pululando como moscas alrededor de los edificios. A
causa de la distancia no pudo distinguirlos
correctamente, pero podría haber asegurado que eran
una especie de zepelines o globos dirigibles con forma
de pez pero que surcaban el cielo a grandes
velocidades, tal vez impulsados por el vapor o algún
medio semejante.
De repente dejó de sentir miedo y una nueva
146
posibilidad de negocio hizo aparición en su mente. Si
podía convertir aquel lugar esplendoroso en una
atracción turística se haría inmensamente rico. Más
aún. Seguramente sus colegas científicos, los que le
esperaban en la estación del TSP nº4 irían a buscarle
en cuanto vieran que algo no andaba bien, y entonces
todos los problemas se solucionarían. ¡De qué manera
tan histérica se había comportado! Se secó el sudor de
la frente y suspiró, aliviado, y el terror dio paso a la
euforia.
Se preguntó si sería prudente intentar hacer una
visita a aquella ciudad extraña. A simple vista no
parecía que hubiera ninguna forma de subir, pero tenía
que haber alguna, sino, ¿cómo vivía allí aquella gente?
A menos que hiciese falta algún medio de transporte
aéreo para elevarse hasta aquella urbe celestial.
Empezó a caminar de nuevo. Quizás conforme
fuese avanzando vería una escalera o un ascensor que,
a causa de la distancia, sus ojos no habían podido
distinguir por ahora. Y sino gritaría hasta llamar la
atención de alguien de allá arriba.
Conforme se aproximaba experimentó una nueva
sensación: incomodidad. No parecía que hubiese forma
de subir. A lo mejor le tocaría dar la vuelta, o, lo que
147
resultaba realmente desalentador, tal vez había que
trepar por aquellas enredaderas monstruosas.
De pronto escuchó un motor y se quedó clavado en
el sitio. Apenas le quedaban ciento cincuenta metros
para alcanzar la orilla del lago, incluso veía el reflejo de
la isla en su superficie. Levantó la cabeza. Una de
aquellas naves dirigibles con forma de pez estaba
posada encima de él. Tenía unas hélices en su cola y
en los costados. Una puerta con forma de círculo se
abrió en la base y de ella bajaron media docena de
burbujas transparentes en cuyo interior viajaban…
¿hombres? Freddie Nixon no supo qué eran, aunque,
desde luego, eran antropomórficos. Dio un par de
pasos atrás y se puso una mano a modo de visera.
Pensó en huir, pero algo le hizo pensar que por más
que corriera no llegaría a ningún lado.
Las burbujas aterrizaron y, al hacerlo, estallaron.
Aquellos seres eran hombres, sí, pero había algo que
los hacía diferentes a la especie de la que él procedía.
Sus ojos eran saltones y sin cejas, sus manos
palmeadas y sus cabelleras apelmazadas, como si en
vez de estar hechas de pelos sueltos estuvieran
conformadas de una sola pieza de alguna sustancia
viscosa que no sabía determinar. Por lo demás
148
parecían normales. Vestían unos trajes rocambolescos,
ropa que le hizo pensar en el siglo dieciocho, con
sombreros de copa, chalecos de cuero y botas hasta
más allá de las rodillas, pero con detalles extraños,
como infinidad de relojes decorando sus brazos o sus
sombreros, complementos de cobre de complicada
manufactura y unas pistolas enfundadas en sus
cinturones que parecían sacadas de una película de
piratas. Al verlas pensó que su vida corría serio peligro,
y escuchar la voz pastosa del que debía ser su líder,
situado al frente de la comitiva, no le tranquilizó.
—¿Quién es usted? —preguntó mientras le miraba
de manera inquisitiva. Sin duda analizaba la vestimenta
del doctor, a todas luces extraña en aquel paraje
singular: unos pantalones vaqueros, una camisa a
rayas y unos mocasines.
—Soy Freddie Nixon, señor, un afamado científico y
doctor, aunque es evidente que no ha oído hablar de mí
—de pronto recordó su aspecto actual. “¡Claro que no
te ha reconocido! ¿Acaso alguien sabe cómo eras
cuando tenías veintiún años?”, pensó, alarmado,
aunque luego supo que aunque hubiese conservado su
aspecto de anciano el resultado hubiese sido el
mismo—. ¿Y ustedes son…?
149
—Soy el capitán Mextuan Heckaer. No necesita
saber el nombre de mis hombres. A partir de ahora seré
yo quien haga las preguntas. Me temo que habrá de
acompañarnos.
Al principio Freddie Nixon sintió una mezcla de
temor y entusiasmo. No sabía quiénes eran aquellos
tipos ni lo que tenían pensado hacerle, pero iban a
llevarle a aquel mundo fantástico que con tanta ansia
deseaba conocer. No supo cuán equivocado estaba.
Es cierto que le subieron a la isla, pero una vez allí
nunca pudo ver la ciudad. Lo trasladaron directamente
a una especie de cuartel, donde le hicieron una
infinidad de preguntas sobre su origen, su identidad y el
motivo de su aparición. Él les explicó lo mejor que pudo
cuanto sabía, pero no creyeron de él ninguna palabra.
¿Un tren que permitía revivir los recuerdos? ¿Un
mundo llamado Tierra? ¿Unos científicos queriendo
hacer feliz a la gente? Todas esas cosas no existían,
sin duda aquel hombre había escapado de la institución
mental de la isla y había que devolverle allí.
Se lo llevaron del cuartel al día siguiente y le
encerraron en un hospital de sanidad mental. Allí
estaban los hombres y mujeres más locos que uno
pudiera imaginar, y pronto él estaría tan loco como
150
ellos. Con el transcurso de los días no dejó de repetirles
a los enfermeros (aquellos individuos toscos de ojos
saltones y manos palmeadas) que pronto sus colegas
científicos acudirían a rescatarle, pero ninguno parecía
escucharle. Uno de sus compañeros de psiquiátrico le
dijo al cabo de unos días que aquel planeta se llamaba
Ru, pero no estuvo seguro de si le decía la verdad. ¿O
puede que sí lo hiciera? Nunca lo sabría. De lo que sí
estuvo seguro pronto es que jamás debió recuperar sus
recuerdos. Tendría que haber seguido adelante,
pensando en el futuro, pero no fue capaz de hacerlo y
ahora estaba en aquel mundo terrorífico. Dos meses
más tarde ya ni siquiera recordaba su nombre,
solamente aquel primer beso, y no dejaba de
balbucear, entre temblores y sudores fríos, las siglas
del nombre de aquel tren diabólico que le había llevado
hasta allí:
—TSP nº4... TSP nº4... TSP nº4... TSP nº4...
151
La columna de Valeria Rodríguez
152
historias de fantasmas, ficción extraña, cuentos de
superhéroes, historia alternativa, steampunk,
slipstream, realismo mágico, y etcétera.
Es lo que Pierre Bourdieu ha llamado un campo
cultural: un dominio de actividad definido por sus
propias reglas de funcionamiento, agentes e
instituciones específicas del campo. La distinción entre
formas de arte mimético y no mimético, por ambiguos
que sean estos términos, es fundamental para
comprender la ficción especulativa, tanto como un
grupo de género como un campo. En su sentido más
amplio, mímesis significa el deseo de imitar la realidad
con tal verosimilitud que la audiencia puede compartir la
experiencia del artista. Esta ha sido la aspiración de
gran parte del arte occidental desde Platón y
Aristóteles, cuyos pronunciamientos consideraban
valiosa la literatura cuando buscaba una
correspondencia directa con la vida. Erich Auerbach en
Mimesis (1946) demostró que las interpretaciones
literarias de la realidad siempre han estado sujetas a la
estilización y las convenciones. Sin embargo, fue el
estándar mimético que se convirtió en la norma
occidental. En el siglo XX el pensamiento crítico dejó al
descubierto la falacia realista: el hecho de que toda
153
literatura construye modelos de realidad en lugar de
transcripciones de actualidad. El mimético y el no
mimético han sido redefinidos como respuestas
gemelas a la realidad. La ficción especulativa extrae su
savia creativa del impulso no mimético.
Existen ricas tradiciones de ficción especulativa no
occidental, pero el uso actual del término surgió dentro
del discurso literario crítico occidental, a partir de una
convergencia de tendencias que incluyen el
pensamiento feminista, post estructuralista y
postcolonial. La comprensión de la ficción especulativa
como una etiqueta para un gran campo cultural
comenzó a tomar forma en el momento del primer giro
multicultural de la década de 1970 y en la resistencia a
la mentalidad específicamente occidental, post-
Ilustración, androcéntrica y colonialista que durante
mucho tiempo había excluido de Historias de "literatura"
que no imitaron la realidad o abrazaron una versión
diferente de lo real. De hecho, ninguna otra formación
cultural había otorgado tanta importancia a la distinción
entre lo real y lo irreal, o había definido de manera
reductiva lo real como el Occidente posterior a la
Ilustración. Esta percepción distorsionada generó una
contra-reacción, una faceta de la cual fue el ascenso
154
meteórico de géneros no miméticos, comenzando con
el gótico, el terror, la fantasía y la ciencia ficción en el
siglo XIX, seguido de una rápida diversificación e
hibridación de estos y otras formas no miméticas a lo
largo del siglo XX.
Las trayectorias de estos géneros se pueden
rastrear como individualidades en el mismo proceso
más amplio que se combinó para crear el campo de la
ficción especulativa. Es entonces, la ficción
especulativa una herramienta para desmantelar el
sesgo tradicional de la cultura occidental en favor de la
literatura que imita la realidad. También una búsqueda
de la recuperación del sentido de maravilla a través de
su espectro semántico, de la celebración del poder
creativo humano y la libertad absoluta, que según
Arqueologías del Futuro (2005) de Fredric Jameson es
la función de la fantasía a través de dramatizar nuestra
incapacidad para imaginar el futuro y así contemplar
nuestros propios límites absolutos, que Jameson ve
como la función de la ciencia ficción; y al inextinguible
sentimiento de mezcla de asombro y opresión ante el
vasto y provocativo abismo de lo desconocido, que
según H. P. Lovecraft es el objeto del horror.
155
Hay al menos tres formas de definir "ficción
especulativa". La formulación original, cuestionada
desde hace mucho tiempo y no totalmente
abandonada, la toma como un subconjunto de la
ciencia ficción. Este enfoque se puede remontar a
Robert A. Heinlein, quien acuñó el término "ficción
especulativa" en 1941 y lo popularizó a través de su
ensayo de 1947 Sobre la escritura de la ficción
especulativa.
La ficción especulativa, propuso Heinlein, captura la
máxima aspiración de la ciencia ficción e incluye sus
obras de gran calidad. Definidas como narrativas
relacionadas no tanto con la ciencia o la tecnología
como con las acciones humanas en respuesta a una
nueva situación creada por la ciencia o la tecnología, la
ficción especulativa resalta un problema humano más
que tecnológico. Este enfoque lo diferencia claramente
de la ciencia ficción popular y formulada. En el extremo
de la crítica de Heinlein estaba el tipo de ciencia ficción,
o ciencia, popularizada por la primera revista
estadounidense de ciencia ficción pulp, Historias
increíbles de Hugo Gernsback (1926). Como el interés
de Gernsback radicaba en artilugios increíbles, la
maravilla del progreso y las maravillas de la tecnología
156
del futuro, generalmente a expensas de la viabilidad
científica y el desarrollo humano, Heinlein intentó
cambiar el discurso en torno a la ciencia ficción
defendiendo un nuevo término y luego reclamando para
él el estado de Literatura.
Uno de sus críticos más elocuentes fue Samuel R.
Delany argumentando que excluía no solo la ciencia
ficción sino lo que más tarde se conocería como la
ciencia ficción dura, y también la fantasía, el terror y
otros géneros no miméticos. De hecho, fue
efectivamente un intento de reemplazar el término
"ciencia ficción" en el mapa taxonómico. No pudo
hacerlo. Esto se debió, en parte, a que los marcadores
de calidad que Heinlein atribuyó a la ficción
especulativa se pueden encontrar en mucha ciencia
ficción y otros géneros no miméticos que quedaron
fuera del alcance de Heinlein.
Aunque la definición de Heinlein cayó en desuso a
fines de la década de 1960, el término en sí fue
adoptado por varias tradiciones de protesta dentro del
campo de la ciencia ficción. Ayudó a crear ficción
feminista especulativa de la década de 1970 y ha
seguido siendo una influencia duradera en varias
escritoras, incluidas Ursula K. Le Guin, Doris Lessing y
157
Margaret Atwood. El segundo enfoque ha sido teorizar
la ficción especulativa como una categoría no sinónima
sino opuesta a la ciencia ficción. La principal defensora
de este enfoque ha sido Margaret Atwood, quien
expandiendo las formulaciones anteriores, comenzó a
usar "ficción especulativa" a fines de la década de 1980
como un término que describe mejor sus novelas
distópicas a partir de The Handmaid's Tale (1986), a
través de Oryx y Crake (2003) y El año de la inundación
(2009). La ciencia ficción, afirma, incluye historias sobre
eventos que posiblemente no puedan suceder, como la
invasión marciana y escenarios similares en la tradición
de H. G. Wells. La ficción especulativa, en cambio, se
refiere a narraciones sobre cosas que potencialmente
pueden tener lugar, a pesar de que aún no han
sucedido en el momento de la escritura
Una visión opuesta proyecta la "ficción
especulativa" como un término indispensable para las
obras contemporáneas dentro del campo fantástico, la
mayoría de las cuales combina géneros en tal grado
que no pueden ya ser descriptas adecuadamente con
herramientas y categorizaciones antiguas.
Según Williams, cualquier período histórico se
define por sus patrones dominantes e informado por
158
una "estructura de sentimiento" específica -una noción
que Williams aplicó, en su ensayo "Science Fiction"
(1988), para distinguir lo que él veía como tres tipos
principales de ciencia ficción moderna: purtopia,
apocalipsis y antropología espacial. La cultura
dominante siempre se ve desafiada por la cultura
emergente, con su propia estructura de sentimientos
basada en un conjunto diferente de experiencias
vividas. La cultura dominante de fantasía y ciencia
ficción no ha mostrado necesidad o interés en el
término ficción especulativa. La cultura emergente, por
el contrario, ha poseído incondicionalmente la etiqueta
de ficción especulativa como una forma de
conceptualizar su experiencia de nuevos tipos de
escritura no mimética y para colocarlos en una relación
contigua con formas cargadas ideológicamente más
antiguas. Compuesta por lectores más jóvenes,
autores, académicos, fanzines y más, esta cultura
emergente se basa en una estructura de sentimientos
diferente. Para este grupo, la "ficción especulativa" se
ha convertido en un término aceptado para referirse a
todas aquellas formas que desafían el discurso
dominante.
159
Biodatas
publicada).
espacios.
160
Poldark Mego (Lima – Perú, 1985) Licenciado en
Psicología. Relatos en las siguientes antologías:
“Literal” (2017) “Maleza” (2017) “Lima en Letras” (2018)
“Es-cupido” (2018) “Un Mundo Bestial” (2018) “Cuentos
peruanos sobre objetos malditos” (2018) “Terror en la
mar” (2018) “Un San Valentín oscuro” (2018) “Cuenta
Artes” (2018) “El Narratorio” (2018) “Cerdofilia” (2018)
Miembro del Taller de Escritura Creativa Lima.
161
mentales mediante Realidad Virtual. Aún no ha
publicado ninguna novela, aunque ha colaborado con
numerosos blogs y revistas y tiene algunos relatos
publicados como “Ous ferrats i altres contes” de
Cossetània Edicions.
162
Valeria Rodríguez. (Uruguay) Licenciada en Letras,
cursando la Maestría en Ciencias Humanas,
especialización en Literatura Latinoamericana.
Publicaciones de poesía en la revista Stone Telling,
Star Line (en inglés), en la Antología LAIA (Nueva
York), Antología Metalenguaje (Chile), Zonapoema
(Uruguay). En narrativa La maldición Waite, Cuentos de
la Montaña Errante (Fin de Siglo), Transamérica (2018)
Editorial Solaris. Obsolescencia programada de los
prodigios y otros poemas. (2018) Editorial Solaris.
163
Demonios”. Número 2, 4, 5 (2017), (2018) “Nictofilia”
Número 2 (2017), “Nictofilia” número 3 (2018)
“Antología Horror Bizarro” (2017) Editorial Cthulhu.
"Antología Horror Queer" (2018) Editorial Cthulhu
"Antología poética" (2018) Editorial Solaris. "Entre las
lágrimas de acero" (2018) Editorial Solaris. “Laberinto
de Posibilidades” (2018) Editorial Solaris. “Puertas del
Infinito” Volumen 1 y 2 (2018) Editorial Solaris. “Los
conectores de dios” (2016) Editorial autores de
Argentina y Editorial Solaris.
164
plaquette La premura de las rosas, presentada en
diferentes eventos literarios, su otra plaquette De
desmorirse hasta nacer, fue publicada con la misma
editorial. Fue además seleccionada por la editorial
mexicana Versonautas para participar en una Antología
de poetas latinoamericanos en ese país. Y la revista
internacional española de literatura Alhucema público
en Granada, una selección de textos suyos. Así como
la red internacional de poesía Némesis de Arte y
poesía, con sede en Lima, Perú. Su poemario Los
bueyes de la esperanza, ha sido publicado con la
editorial mexicana Ojo de Golondrina. Colabora
además, con las revistas literarias mexicanas
Operación Marte y La piraña. Fue publicada en
diferentes blogs y sites de poesía.
165
Jeremy Torres-Montero (Lima, Perú, 1987) es
escritor y gastrónomo con estudios en administración
de empresas. Ha publicado dos novelas —El camino de
los Aegeti (Casatomada, 2010), Wild Child: El camino
de los Aegeti /1 (Manupax, 2012)—, un libro de cuentos
—Kintsukuroi: Los relatos sobre el Disco Negro (
Editorial Apogeo 2017)—, ha colaborado con algunos
cuentos para las revistas El Horla (Perú), Molok (Perú),
Barricada Cómics (Argentina), Fantastique (México) y
Al Abordaje Magazine (Argentina). Es también uno de
los autores seleccionados de las antologías —Se vende
Marcianos: Muestrario de Ciencia Ficción (Altazor,
2015), Erídano Suplemento N°26: Ciencia Ficción
Peruana 2 (Alfa Eridiani, 2016), Tenebra (Torre de
Papel, 2017) y Pesadillas (Editorial Apogeo, 2017).
Escribió el guión para el cómic —Bye, bye, Mr.
American Blaze— que fuese ilustrado por el maestro
Norberto Rodríguez Van Rousselt. Además colaboró
con algunos artículos y una entrevista en la revista
DedoMedio (Perú).
166
Staff de Líneas de cambio:
167
Estación Araminta – Víctor Grippoli
168
Medusa voladora alienígena – Víctor Grippoli
(Grabado en madera)
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