Desarrollo Institucional-Equipo 8
Desarrollo Institucional-Equipo 8
Desarrollo Institucional-Equipo 8
DESARROLLO INSTITUCIONAL
EQUIPO 8.
INTEGRANTES
El desarrollo institucional es un proceso continuo que busca mejorar la calidad y eficacia de las
instituciones, y que promueve una mayor transparencia y rendición de cuentas. Para lograr este
objetivo, se requiere de una amplia colaboración entre los distintos actores involucrados, desde
el sector público hasta el privado.
En este contexto, resulta fundamental analizar los mecanismos y políticas necesarias para
promover el desarrollo institucional y cómo éste puede contribuir al crecimiento económico y al
bienestar social. Además, es importante considerar la relación entre el desarrollo institucional y
otros factores económicos, como la globalización, las políticas fiscales y monetarias, y la
educación.
Las instituciones formales son aquellas que están escritas y debidamente establecidas bajo un
marco constitucional; son leyes y reglamentos que establecen los márgenes de acción dentro
de la legalidad y guían la conducta de los agentes económicos. Las informales, aunque tienen
la misma finalidad que las formales, son producto de la tradición y la costumbre, y no están
necesariamente escritas dentro del marco constitucional, por lo que pueden coincidir o no con
las instituciones formales. Por tanto, desde esta perspectiva institucional, hay motivos para
considerar dentro de una misma explicación la teoría de la ley y las finanzas y los determinantes
culturales y políticos del desarrollo financiero, ya que la primera esencialmente es una
institución formal y los otros encajan en la definición de institución informal. Así pues, en lugar
de que estos factores explicativos del desarrollo financiero sean abordados bajo dos líneas de
investigación, sería más indicado generar un solo elemento explicativo del desarrollo financiero;
el desarrollo institucional.
• Promoción del crecimiento económico y bienestar.
• Promoción del desarrollo económico de los países.
• Elaboración de informes y trabajos para el seguimiento de la evolución económica.
• Estudio de las distintas economías que integran el planeta.
Tipos de instituciones relevantes para el desarrollo económico.
La literatura sobre las políticas e instituciones económicas que fomentan el desarrollo se suele
encuadrar en la economía del desarrollo. En este campo, quizás el tema más controvertido sea
el papel que deben cumplir los mercados y el Estado en la asignación de recursos. La economía
neoclásica sostiene que el mercado es el mecanismo de asignación más eficiente, aunque
reconoce que en muchos mercados se producen fallas –exceso de poder de algunos agentes,
externalidades negativas y problemas de información asimétrica– que justifican la intervención
del Estado. Ésta consiste básicamente en una "correcta" regulación de los mercados y en la
fijación de impuestos que eviten los monopolios, reduzcan las externalidades negativas –el
ejemplo clásico es la contaminación ambiental– y aumenten la información disponible, por
ejemplo mediante normas sobre el etiquetado de productos y la información que se debe incluir
en los contratos de servicios. Según esta escuela, que aún tiene mucha fuerza, el papel
económico del Estado consiste casi exclusivamente en definir y proteger los derechos y deberes
relacionados con la propiedad privada, es decir, en redactar y hacer cumplir las leyes para el
correcto funcionamiento de los mercados.
Entre los economistas hay un consenso casi total sobre la necesidad de definir y proteger los
derechos de propiedad (individual y colectiva), pues es esencial para que las empresas tengan
incentivos para invertir e innovar, y así reducir los costos de transacción en la mayor medida
posible. No obstante, las nuevas teorías del desarrollo que cobraron fuerza en los noventa dan
más peso a las fallas del mercado con base en dos líneas de investigación: La primera analiza
los efectos de la distribución de recursos sobre el crecimiento. Aunque existen distintas teorías
en esta línea, la que goza de mayor aceptación argumenta que, debido a las imperfecciones de
los mercados financieros, los pobres tienen un acceso menor y más caro al capital financiero,
lo que les impide invertir en el capital físico y humano necesario para aumentar su productividad
(son muy citados los artículos de Banerjee y Newman, 1993, y Galor y Zeira, 1993). Los países
con una alta proporción de ciudadanos pobres tienen entonces menor capacidad para explotar
su potencial económico y crecer.
La primera línea concluye que es necesario que el Estado subsidie a los pobres para que
puedan tener educación, salud, seguridad social y crédito, mientras que la segunda concluye
que es necesario subsidiar (a ricos y a pobres) la inversión en infraestructura, investigación y
desarrollo de nuevos mercados.
La evidencia empírica e histórica corrobora estas nuevas teorías del desarrollo, que favorecen
la intervención del Estado mediante políticas distributivas y de inversión. En lo que respecta a
la distribución de recursos, Alesina y Rodrik (1994), Persson y Tabellini (1994) y Deininger y
Squire (1998) encuentran que, con independientemente del nivel económico inicial y del sistema
político –democracia o dictadura–, los países con mayor igualdad inicial crecieron más en la
segunda mitad del siglo XX. En cuanto a las políticas de apoyo a la inversión, Chang (2004)
muestra que la mayoría de los países pobres tuvo mayor crecimiento económico en los años
sesenta y setenta, cuando aplicaron políticas económicas activas, que en los veinte años
siguientes, cuando abandonaron esas políticas a favor de las reformas institucionales de ajuste
estructural.
A la evidencia que aportan estos estudios se suma el hecho de que en los países ricos y los
países pobres que lograron un crecimiento económico sostenido en el siglo XX –los Tigres
Asiáticos, China, Chile, India, Botswana– la definición y protección de los derechos de
propiedad privada fue paralela a la aplicación de políticas públicas sociales, de inversión en
infraestructura y de apoyo a la innovación tecnológica y a la inversión productiva (ver, p. ej., The
World Bank, 1993; Rodrik, Grossman y Norman, 1995).
Los economistas neoclásicos replican que así sea verdad que existen todas estas fallas del
mercado que justificaría las políticas públicas, no es menos cierto que también existen "fallas
del gobierno". Y que estas últimas pueden ser más perjudiciales, sobre todo en los países
pobres. En otros términos, hay que tener mucho cuidado con la justificación de las políticas
públicas redistributivas porque el remedio puede ser peor que la enfermedad, y que la
posibilidad de que sea peor aumenta en los países con Estados subdesarrollados.
Los indicadores de desarrollo institucional son herramientas que permiten medir el desempeño
de las instituciones en un país o región. Estos indicadores pueden ser utilizados para evaluar la
calidad de las instituciones, identificar áreas de mejora y comparar el desempeño institucional
entre diferentes países o regiones.
Existen diversos tipos de indicadores de desarrollo institucional, que pueden ser clasificados
según el ámbito institucional que se desea evaluar. Por ejemplo, existen indicadores que miden
la eficacia y eficiencia del sector público, como el Índice de Desarrollo Institucional del Banco
Mundial (WGI, por sus siglas en inglés), que mide la calidad de las políticas y la capacidad del
Estado para implementarlas. Otros indicadores se enfocan en el ámbito judicial, como el Índice
de Estado de Derecho del World Justice Project, que mide el grado de independencia y eficacia
del sistema judicial.
Es importante destacar que los indicadores de desarrollo institucional no son una medida
absoluta del desempeño institucional, y deben ser interpretados con precaución. Por ejemplo,
algunos indicadores pueden ser afectados por factores externos, como la coyuntura económica
o política, y no necesariamente reflejar el desempeño real de las instituciones.
A pesar de estas limitaciones, los indicadores de desarrollo institucional son una herramienta
útil para evaluar el desempeño institucional y para orientar políticas y reformas que promuevan
el desarrollo institucional. Además, su uso es cada vez más extendido en el ámbito
internacional, lo que permite comparar el desempeño institucional entre diferentes países y
regiones y promover el intercambio de buenas prácticas.
Indicadores de calidad institucional
Los indicadores de calidad institucional son aquellos que permiten evaluar la eficacia y eficiencia
de las instituciones gubernamentales, así como su capacidad para garantizar el bienestar de la
sociedad. Estos indicadores son fundamentales para medir el desempeño de las instituciones
y para promover la transparencia y la rendición de cuentas.
A continuación, se describen algunos de los principales indicadores de calidad institucional:
• Índice de percepción de la corrupción: Este indicador mide la percepción de la
corrupción en las instituciones gubernamentales por parte de la sociedad y los actores
empresariales. Un menor índice indica una menor corrupción y una mayor transparencia
en la gestión pública.
• Índice de gobernanza: Este indicador mide la eficacia y eficiencia del gobierno en la
toma de decisiones y en la gestión de los recursos públicos. Un mayor índice indica una
mejor gobernanza y una mayor capacidad para garantizar el bienestar de la sociedad.
• Índice de democracia: Este indicador mide el nivel de democracia en el país, incluyendo
el grado de libertad política, la transparencia y la participación ciudadana en la toma de
decisiones. Un mayor índice indica una mayor democracia y una mayor participación
ciudadana en la gestión pública.
• Índice de libertad económica: Este indicador mide el grado de libertad económica en
el país, incluyendo la protección de la propiedad privada, la libertad de comercio y la
eficiencia del mercado. Un mayor índice indica una mayor libertad económica y una
mayor capacidad para atraer inversiones y generar riqueza.
• Índice de desarrollo humano: Este indicador mide el nivel de desarrollo humano en el
país, incluyendo la calidad de vida, la educación y la salud. Un mayor índice indica una
mayor calidad de vida y una mayor capacidad de las instituciones para garantizar el
bienestar de la sociedad.
Los indicadores de fortaleza institucional son aquellos que miden la capacidad de las
instituciones gubernamentales para cumplir con sus objetivos y responsabilidades, incluyendo
la capacidad de proporcionar servicios públicos de alta calidad, mantener la estabilidad política
y económica, y proteger los derechos de los ciudadanos.
A continuación, se describen algunos de los principales indicadores de fortaleza institucional:
• Índice de calidad de los servicios públicos: Este indicador mide la calidad de los
servicios públicos prestados por las instituciones gubernamentales, como la educación,
la salud, la seguridad y la justicia. Un mayor índice indica una mayor calidad de los
servicios públicos y una mayor satisfacción de los ciudadanos.
• Índice de estabilidad política: Este indicador mide la estabilidad política del país,
incluyendo la capacidad del gobierno para mantener el orden público y prevenir conflictos
internos. Un mayor índice indica una mayor estabilidad política y una mayor seguridad
para los ciudadanos y las empresas.
• Índice de estabilidad económica: Este indicador mide la estabilidad económica del
país, incluyendo la capacidad del gobierno para mantener una tasa de inflación baja, un
déficit fiscal equilibrado y una balanza comercial positiva. Un mayor índice indica una
mayor estabilidad económica y una mayor confianza de los inversores.
• Índice de respeto a los derechos humanos: Este indicador mide el grado de respeto
a los derechos humanos en el país, incluyendo el respeto a la libertad de expresión, la
igualdad ante la ley y el acceso a la justicia. Un mayor índice indica un mayor respeto a
los derechos humanos y una mayor protección de los ciudadanos.
• Índice de capacidad para la innovación: Este indicador mide la capacidad del país
para innovar y adaptarse a los cambios tecnológicos y económicos. Un mayor índice
indica una mayor capacidad para generar riqueza y para atraer inversiones y talentos.
En las últimas décadas, con las reformas estructurales realizadas en América Latina, fueron
limitadas las posibilidades de implementación de políticas sectoriales en el ámbito nacional. De
esta manera se abrió un espacio para la definición de políticas industriales cuyo foco central
son las aglomeraciones localizadas en determinados territorios. Así cobran relevancia la
aplicación de políticas públicas que fomentan nuevas inversiones, crecimiento económico,
aumento del empleo, exportaciones y desarrollo tecnológico. Las restricciones a las políticas
destinadas al sector productivo vienen de la mano con el manejo macroeconómico, ya que la
necesidad de mantener una inflación baja, muchas veces, requiere adoptar tasas de interés
muy elevadas. Súmese a lo anterior la necesidad de restringir todos los incentivos a la industria
que se asemejen a subsidio directo por motivo de los acuerdos internacionales. Por otro lado,
el proceso de globalización de las economías, unido al de descentralización de las funciones
públicas, introduce nuevas responsabilidades al gobierno y al sector privado para afrontar el
reto de la mejora de la productividad y la generación de rentas locales que hagan sostenible el
desarrollo en cada territorio subnacional.
El impacto de la reforma laboral en el pib potencial es algo que podrá observarse de una manera
más adecuada en el mediano plazo. De acuerdo a estimaciones del Banco de México la reforma
laboral permitirá la generación de un promedio anual de 370 mil puestos de trabajo adicionales
a los que se crearían en ausencia de dicha reforma durante los siguientes cinco años, es decir
de 2013 a 2017, lo que daría un total acumulado adicional de 1.850 millones de empleos en
dicho periodo. No obstante lo anterior, se debe señalar que durante el primer año de la reforma
laboral, o sea 2013, el pib creció 1.3 por ciento y la generación de empleos formales reportada
por el imss ascendió a 463,018 personas, si bien es necesario mencionar que faltaría considerar
los empleos formales generados por el issste y los esquema de seguridad de algunos gobiernos
de las distintas entidades federativas. La reforma laboral, además del objetivo de la generación
de empleos formales, también busca el tránsito de la informalidad a la formalidad pues se estima
que un trabajador en el sector formal es en promedio 14% más productivo que si trabajara en
el sector informal. Además, el tema de impulsar la productividad es uno de los más importantes
en la agenda de México con los organismos financieros internacionales pues se piensa que es
una forma de reducir la desigualdad y abatir rezagos sociales. Aunque debe señalarse que la
productividad puede contribuir a la reducción de la pobreza si se establece que los aumentos
en la productividad estén estrechamente vinculados con el incremento de los pagos a los
factores, en particular al salario. Las estadísticas de productividad laboral de la economía
mexicana, si bien de difusión relativamente reciente y con datos iniciales a partir de 2005,
pueden contribuir a medir, analizar y evaluar la contribución de trabajo al crecimiento del
producto.
Los países con mejor calidad institucional son también los más abiertos al comercio
internacional.
El comercio es una actividad económica que procede del sector terciario y se centra en
intercambiar bienes y servicios entre personas o varias naciones, que junto con las
transacciones financieras relacionadas con el, se llevan a cabo generalmente con el propósito
de proporcionar a una nación bienes de los que carece a cambio de los que produce en
abundancia; dichas transacciones, funcionando junto con otras políticas económicas, tienden a
elevar el nivel de vida de una nación. Gran parte de la historia moderna de las relaciones
internacionales ha tenido que ver con los esfuerzos por promover un comercio más libre entre
los países.
Como resultado del comercio internacional, el mercado se vuelve más competitivo. En última
instancia, esto conduce a precios más competitivos y proporciona un producto más barato para
el consumidor. Ofrece a los consumidores y a los países la posibilidad de adquirir bienes y
servicios que no están disponibles en sus territorios o que son más caros a nivel nacional.
Los acuerdos comerciales modifican las condiciones en las cuales se desarrolla la actividad
económica de los países, expandiendo o contrayendo las actividades existentes antes de los
acuerdos y creando o modificando las condiciones de abastecimiento de bienes y servicios de
uso intermedio y final. Aunque puede haber motivaciones de diversa índole para mejorar las
condiciones recíprocas de acceso a mercados, en general el fin último es la mejora en el
bienestar de la población del país que se involucra en un acuerdo de integración comercial.
Las metodologías para la evaluación de los impactos de los acuerdos están en constante
transformación, acompañando los cambios tanto en el cuerpo teórico como en la práctica
empírica de la disciplina. Por un lado, en los últimos años se han desarrollado nuevos modelos
de comercio internacional que permiten arrojar nuevas perspectivas y abren nuevos métodos
de evaluación de los impactos. Por otro lado, la disponibilidad de datos con un nivel de detalle
mayor también permite hacer evaluaciones que antes no estaban disponibles. Finalmente, la
dinámica de la globalización ha determinado que la organización mundial de la producción haya
mutado, generado la proliferación de nuevos sectores exportadores (fundamentalmente de
servicios) y el auge del comercio de intermedios, que tiene otros requerimientos de políticas
más allá de la política comercial tradicional.
Conclusión.