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Siervas Del Sagrado Corazon de Maria

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SIERVAS DEL SAGRADO CORAZON DE MARIA

La comunidad humana que en la segunda mitad del siglo pasado se esforzaba en


pulimentar el perfil chaqueño, necesitaba la valiosa contribución de organizaciones
religiosas que se sumaran a ese esfuerzo en la específica cuan importante misión de
agregarle a la corriente progresista, el preciado condimento moral y religioso.

Entre esas comunidades religiosas que, venidas de lejos, abordaron playas


argentinas, para luego penetrar tierras adentro y ubicarse en el Chaco, estaba las Siervas
del Sagrado Corazón de María.
Estas beneméritas Hermanas vinieron desde Toronto, Canadá, en el año 1960 pletóricas
de fe, con el firme propósito de concretar su apostolado en obras que beneficiaran a
sectores necesitados de una auténtica promoción espiritual y material.

Al cumplirse este año el medio siglo de su arribo a la Argentina, debemos


celebrar este acontecimiento, poniendo de resalto la valiosa obra que ellas están
llevando a cabo en nuestra provincia.
Nosotros como integrantes de la Asociación de Ayuda y Promoción de la Niñez, creada
en Resistencia en el año 1989, podemos dar fe de la invalorable colaboración que las
Siervas del Sagrado Corazón de María nos dieron para concretar y llevar adelante la
difícil tarea de enfocar sectores carenciados de nuestra ciudad, y dentro de ellos pulsar
las necesidades imperiosas de niños llamados “de la calle”, para brindarles un apoyo
que aminoraran sus padecimientos morales y físicos.

En este año 2011, que esta benemérita congregación cumple medio siglo de
fructífera permanencia en el Chaco, nos es grato y placentero memorar hechos
orientados por una visión cristiana y concretados con el entusiasmo personal de cada
una de sus integrantes que, animadas por la consigna de ayudar al prójimo, fueron y son
reales mensajeras del Sagrado Corazón de María que, en estas tierras chaqueñas,
contribuyen a conseguir un mejor desarrollo humano y espiritual de sectores necesitados
de apoyo y promoción.

En aquella circunstancia que recordamos, la colaboración sin medida de las


Hermanas Siervas fue un acicate para nosotros sin mayor experiencia en la tarea que
iniciábamos.
Su ayuda práctica como su consejo y presencia espiritual, nos permitió no decaer frente
a los obstáculos que encontrábamos en la ímproba tarea de organizar la “Casa de la
Misericordia” en la cual se atendía a más de setenta niños de ambos sexos provenientes
de hogares humildes, alejándolos de la calle y del peligro de su nefasta influencia.

Recordar el pasado que nos hace feliz, nos sirve para recrear lo pretérito y
extraer hechos edificantes que jalonaron lo realizado en bien de los otros. Esa venturosa
empresa iniciada y concretada por la Asociación citada y las Hermanas Siervas del
Sagrado Corazón de María, estaba orientada a favorecer a nuestros hermanos pequeños
que, marginados por la desigualdad social, eran victimas del flagelo de la pobreza y
marginalidad. A ellos les llevábamos, gracias a Dios, momentos de felicidad.

Verla funcionar a la recordada “Casa de la Misericordia”, con la alegría de los


niños que albergaba, a la distancia, no pecaremos de exagerados si decimos que fue un
emprendimiento que tenía ribetes de epopeya.
Al entusiasmos que motorizaba los hechos, se unía el esfuerzo y el espíritu cristiano que
era incrementado por la presencia y la colaboración sin pausa de las Hermanas Siervas,
quienes aparte de su acendrada fe religiosa, unían una simpatía que era incentivo para
superar inconvenientes y alcanzar las metas deseadas.

Es difícil resumir en un corto escrito la amplia labor comunitaria desplegada en


el Chaco por las Siervas del Sagrado Corazón de María.
Sí podemos afirmar con conocimiento de causa de la amplitud de la misma y que fue
orientada hacia los sectores que más requerían de su apoyo.
Los niños, adolescentes y ancianos recibieron los beneficios de su atención y
preocupación por mejorar las condiciones desfavorables que a ellos los aquejaba.
En la “Casa de la Misericordia”, los niños que concurrían diariamente supieron expandir
su alegría y gozo disfrutando de juegos infantiles (de madera), hechos e instalados
gracias a la contribución monetaria traída desde Canadá por las Hermanas Siervas.

Podemos afirmar que la Asociación de Apoyo y Promoción de la Niñez pudo


llevar a cabo un accionar fructífero a favor de los niños con la valiosa cooperación de
las Hermanas Siervas del Sagrado Corazón de María.

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